No pienses en un elefante

El lingüista norteamericano George Lakoff, de enorme influencia en el Partido Demócrata tiene un opúsculo que relaciona lenguaje, política y semiótica titulado “No pienses en un elefante”. Lakoff habla de forma muy especial de la forma de acuñar conceptos en la política y del concepto de ‘frame’, de “marco” como forma de establecer el ‘terreno de juego’ en el que se desenvuelve la dialéctica pública como confrontación. Lakoff , cuando encargaba a sus alumnos la realización de una redacción libre, con una sola limitación: que no pensaran en un elefante (símbolo del partido republicano), daba como resultado que todos hablaban del elefante o de cuestiones relacionadas con el propio elefante (la trompa, sus dimensiones, el circo). Lo ejemplifica muy bien cuando habla de Nixon, que fue acusado de “chorizo” y en su alocución defensiva utilizó la expresión “No soy un chorizo”, confirmándolo para todo el país, en directo y en televisión.

El pasado miércoles la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Maite Costa estuvo presente en la jornada que organizó de forma excelente la Fundación Alternativas (de la que el director de su laboratorio afirmó ser ‘autónoma’ pero perfectamente identificable como un foro progresista y punto de encuentro de ideas y propuestas). Acudió a un panel titulado “Por una regulación estable”. Llegó después del Consejo de Administración del propio organismo (hoy completamente a su libre albedrío, o mejor, a su propio arbitrio) que había tratado esa mañana las tarifas y en el que se volvía a incorporar contenidos de la segunda parte del Informe sobre Costes y Precios que habían perpetrado contra el mercado en una versión entre falangista, comunista y requeté. Así lo atestigua la nota de prensa con su latiguillo de revisión del mercado eléctrico. Maite Costa llegó entonces al lugar, como Aznar irrumpió en la mesa del Congreso del PP, con el “marco” a cuestas en un doble sentido: un informe irresponsable que nunca debió aparecer (y que había sido completamente triturado hasta que llegó ella) y su consecuencia la vuelta al “Marco” legal estable.

Otra norma de la comunicación de guerra es esa que afirma que una verdad es una mentira que se ha repetido un número suficiente de veces. Así cada vez que se conoce que el Informe, santificado como informe, no es un informe, que no tiene datos, sólo supuestos académicos, que es un informe hecha desde el entorno académico-ideológico y que fue ‘colado’ en el Consejo de Administración de la CNE ‘in extremis’ impulsado por un consejero. De hecho, ya se ha demostrado plenamente, que desprecia información económica contable de las empresas (entre otras cosas porque no hay nadie en su sano juicio que aportase esta información para esta salvajada). En realidad, sólo perseguía crearse un marco demagógico: el del antimercado, la distorsión de las rentas y de los efectos del mercado, la mezcla de datos de rentabilidad en nuestro país y fuera, la justificación de la intervención, la regulación por tecnologías, la vuelta al pasado a la astracanada y a las películas de la pareja Esteso y Pajares.

En eso, Maite Costa, el pasado martes cayó nuevamente, en lo trascrito en la entrevista que le realizaba el diario Público, precisamente en el marco de ese supuesto informe: “No cuestionamos el beneficio de la nuclear y la hidráulica”, contestaba al periodista. “Son datos (sic) que el Ministerio de Industria tiene porque así lo consideró el Consejo, pero no les acompaña propuesta alguna». ¿Entonces cuál es la pretensión del informe?. El maldito “marco”. Que le traiciona.

Maite Costa, es especialista en situarse fuera de ‘marco’. Por eso, lo de salirse del marco del mercado en el que se había movido toda la jornada de la Fundación Alternativas, por parte de todos los participantes no es el plan de Maite Costa, que como el electrón perdido, llegó a defender (en plural), la necesidad de que la seguridad jurídica, la estabilidad regulatoria y la confianza legítima no hagan que se ‘petrifique’ la regulación. Esa fue su tesis con la que consumió su tiempo y se alargó. Y lo hizo, armada de una sentencia del Tribunal Supremo y ¡con el ejemplo de la reforma del decreto de renovables R.D. 434/2004!. Hay que recordar como desde la Comisión, uno de los pocos informes que el Consejo devolvió sin paliativos al anterior Secretario General de Energía, Ignasi Nieto fue la reforma del R.D. 434/2004, con lo que es difícil entender esa defensa. Porque el miércoles el proceso para el cambio del R.D. 661/2007, que fue defendido incluso con ardor y modulaciones en la voz por Maite Costa, fue salvado de ser ‘retroactivo’ gracias a la propia presión de los informes jurídicos (incluso de las recomendaciones del Consejo de Estado) y del escándalo mayúsculo que había generado su anterior pupilo.

Como sería la cosa que, curiosamente Miguel Ángel Noceda, responsable de economía del diario El País, terminó su resumen de la jornada, en la que había buscado un titular y un argumento a todos y cada uno de los intervinientes en la misma, diciéndole a la presidenta del organismo: “Mira Maite, de eso que nos has hablado sobre la estabilidad regulatoria, no he entendido nada.”. Nos tranquilizó a todos los presentes. Por que, evidentemente, Maite Costa se había salido del “marco” de los demás participantes de su mesa (y de la jornada). Y, los demás, lo asistentes, tampoco le habíamos entendido nada.

Pedro Marín, por la mañana había dicho que la temática que más le gustaba era la de “por una regulación estable”. Lakoff fue uno de los sabios que atrajo Zapatero para estas elecciones. Para Maite Costa, el elefante y el “Marco”.

Un regulador anda suelto

El Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía (junto con Directores y sus acompañantes) coincidiendo con la inauguración de la Expo Zaragoza 2008 ha organizado una expedición a la ciudad maña dónde ha celebrado un Consejo de Administración del organismo. Con posterioridad, hemos conocido una nota de prensa de la Comisión Nacional de Energía del día de ayer hacia hincapié en la apertura de un expediente sancionador a cinco gasolineras de la autovía Madrid-Zaragoza. No se sabe si la actuación ‘fulminante’ del organismo coincidiendo con su visita es causa o efecto, pero seguramente los ‘administrados’ de la zona no están nada satisfechos con la hora en la que apareció por allí Maite Costa y su séquito por la capital aragonesa.

El programa que desarrolló el Consejo de Administración y directores de la Comisión Nacional de Energía, incluía desde una visita al Presidente del Gobierno Autónomo Marcelino Iglesias y encuentros con otros responsables del gobierno aragonés como el Consejero de Hacienda y también la Directora General de Energía y Minas, encuentros con los medios de comunicación y, en el plano más lúdico, visitas al Pabellón de España de la EXPO y la asistencia a un concierto del grupo Mayumana y del dúo Spiral, con su obra “Cabaré líquido”.

El viaje a Zaragoza de esta semana es ya el tercer desplazamiento que en lo que llevamos de año en los que el regulador energético independiente (más que independiente, erránte a la vista de su tendencia viajera y de lo pendular de sus actuaciones en materia regulatoria y supervisora). De hecho, recientemente se celebró otro Consejo de Administración en Girona (con asistencia del Consejo y también de los Directores) y por otra parte, también al ultimo Congreso Iberoamericano de Ariae, tuvo en jaque a una delegación muy numerosa desplazada a México.

Dentro y fuera del organismo esta ‘alegría’ viajera ya está siendo objeto de cierta chanza y también de envidia: cuánto desearían viajar en otros reguladores más sobrios y austeros (con independencia de que estas alegrías viajeras se sufraguen con la tarifa eléctrica en el modelo de financiación que tiene el propio regulador y que no haya hasta el momento críticas desde las instancias fiscalizadoras). Fíjense ustedes si se ha comentado que el Ministro de Industria, Miguel Sebastián es mucho más austero en cómo acude a su despacho en el Ministerio. Pero este es un paso más, dado que si el Consejo de Administración del regulador independiente cuando se acerca por un lugar (cosa que cada vez es más frecuente, y por tanto, posible), procede a ‘casualmente’ abrir un expediente informativo (que puede acabar o no en un expediente sancionador) a las empresas de la zona y a difundir en ese punto tan preliminar, nombres de empresas, lugares, etc… con todo lujo de detalles, es que puede ser una hecatombe estar en el punto de mira del cuaderno de viajes de la CNE, además de provocar un malestar considerable y un desprestigio al propio organismo.

Y todo ello, sin entrar en el señalamiento de los comportamientos paradójicos. Es decir, como la Comisión Nacional de Energía pasa de censurar todo el mercado eléctrico por ser marginalista y a la industria hidráulica y la nuclear, con un contenido y procedimiento de elaboración y aprobación delirante de su particular ‘Informe sobre Costes y Precios del mercado eléctrico’ a precipitarse a anticipar su acción supervisora sobre cinco gasolineras de la A2. Y todo ello, en el marco de una situación de crecimiento generalizado de precios de la energía en los que se requiere mayor visión por parte de los reguladores y una perspectiva mucho más global, responsable, discreta y rigurosa.

Por el momento, y por si las moscas, pidamos bolsas para el mareo. Un regulador anda suelto.

El informe complementario de la CNE y la filosofía Chikilicuatre

La publicación del informe complementario de la Comisión Nacional de Energía guarda una serie de paralelismos con la selección del artista hispanoargentino Rodolfo Chikilicuatre para representar (o algo así) a nuestro país en el último Festival de Eurovisión. Una decisión, rodeada del populismo del SMS, pero de la que del mismo modo, a nivel social se ha percibido el suficiente grado de escepticismo para percibir la propia desconfianza social de la elección tomada. Paralelismos, con el informe aprobado por el organismo, que van desde su objetivo, su origen político o punto de partida, sus métodos, su proyección mediática y sus resultados.

Al parecer, Rodolfo Chiquilikuatre es un ‘producto surgido’ y promovido del entorno mediático de ese nuevo grupo de comunicación emergente que es “La Sexta”. Este es un grupo próximo al nuevo socialismo español que busca un funcionamiento a la medida del Estado, de sus mercados y de sus instituciones (produciendo un fuerte sarpullido entre los sectores más ortodoxos del PSOE). El tono guasón (del que habla Tomás Delclós en El País al referirse a este cantante) era el objetivo de nuestro ‘representante’ para introducir una crítica al propio Festival de Eurovisión. De hecho, Chikilicuatre declaró en TVE que, si ganaba, tenía previsto romper y quemar la guitarra en el propio escenario.

En ese sentido, la capacidad para ‘forzar el funcionamiento natural del mercado y las instituciones’ también lo comparte el Informe complementario de Precios y Costes de la CNE, ya que la propuesta de tarifas integrales no incorpora referencia alguna a la situación de déficit tarifario y recoge un párrafo inconexo, adicional y extemporáneo. También se fuerza considerablemente la realidad de los datos y el funcionamiento institucional del organismo, de forma que se promulga esta batería antimercado en el sector eléctrico, dejando al margen al área eléctrica de la CNE y suplantando al teórico ponente interno de la Comisión. Finalmente, también es reseñable esa crítica al europeísmo, presente en la filosofía Chikilicuatre, al ir en contra de las Directivas Europeas.

Aún hay más parecidos: el punto de pura astracanada y kiscth de “El baile del chiki chiki” también es propio de un informe que nos retrotrae a los tiempos del Marco Legal Estable: precios regulados por tecnologías, control de rentas, ausencia de mercados organizados y poder arbitrista de las autoridades. Y eso es posible porque también existen en el sector energético ‘alter egos’ de José Luis Uribarri. Y más allá, tanto Rodolfo Chiklicuatre como el informe han sido recibidos con silbidos, abucheos y críticas, trayéndose para casa resultados muy dudosos.

De hecho, el informe aprobado por el Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía introduce un grave cuestionamiento del mercado eléctrico, como han denunciado las eléctricas. Hay que tener en cuenta que la organización de una actividad a través de un mercado es más eficiente y se corresponde con un modelo de organización, más avanzado y eficiente, acorde con liberalización que supuso el paso del Antiguo Régimen a una economía de mercado para nuestro país.

‘Frikismo’ regulatorio

Una posición tan extravagante (también hay extravagancia regulatoria o televisiva), para lo que sería una sociedad avanzada, occidental, europea, democrática y de mercado, se presenta sin pudor y entraña consecuencias futuras sobre la seriedad de nuestro país. En cualquier lugar, con mayor tradición de funcionamiento de la sociedad de mercado, una propuesta de este tipo habría ido directamente a una papelera, o se habría quedado en un ejercicio minoritario de alguna corriente académica. Es evidente que una demagogia populista, consistente en determinar un precio regulado ocasiona fuertes déficit de inversión futuros y consecuencias de credibilidad para el mercado español.

Por otra parte, todo ello se adereza con una campaña intencional que convence a los españoles y a nuestros países vecinos de las posibilidades de nuestro particular y estrambótico representante, el Chikilicuatre, de ganar aquello. Algo que también tiene su reflejo, en lo que se refiere al informe complementario sobre precios y costes, con los titulares que han recogido los periódicos cuando hablan de 4.000 millones de regalo o que las eléctricas ingresan un 58 % de lo que son los costes de generación (y el resto de costes, ¿qué?).

Pero quizá lo más paradójico, y quizá más ejemplificador, es la correlación entre la CNE y Televisión Española en este caso. TVE es un Ente Público y la CNE es el regulador español independiente. Por ello, en el primero de los casos, se puede ver esa ligazón entre la factoría de ‘La Sexta’ (proveedora habitual del Ente) y la legitimación del absurdo. De forma que un ente público, que tiene el adjetivo ‘español’, que tiene una responsabilidad ante nuestro entorno, da pábulo a construir un puente hacia el mal gusto. En sentido paralelo, la Comisión Nacional de Energía, con este informe, surgido de las conexiones de los sectores más intervencionistas incrustados en el sector eléctrico, parodia el mercado eléctrico lo que conduce al ‘frikismo’ regulatorio y al hazmerreír de nuestro entorno europeo (y de los mercados financieros).

El resultado también. Vean como puede cambiar la letra de la canción. El brikidans. La nuclear. La hidráulica. Los ‘windfallprofits’. Los precios. Los costes. El crusaito. Perrea, perrea.

Kioto se despiporra

Los resultados presentados esta semana por Comisiones Obreras en relación con los resultados en materia de emisiones de carbono, vuelven a abrir más la brecha entre los objetivos que tiene España en materia de reducción de emisiones de este gas efecto invernadero y la realidad. Nuestro país supera ya el 50 % del tope de emisiones fijado para España acordado en el seno de la Unión Europea y mantenemos un comportamiento crecientemente creciente.

Pero es más, además de abrirse la brecha entre los objetivos de la política medioambiental, se amplía la diferencia entre lo que ha sido la conocida retórica electoral medio ambientalista (y especialmente en las intervenciones del Presidente del Gobierno en los debates televisados Zapatero-Rajoy al hilo de la providencial moderación de 2006 gracias a la generación hidraulica). Retórica que sirve tanto para reunirse con Al Gore, como para que la planificación de la Presidencia de la Unión Europea tenga como argumento principal el cambio climático, como ya se ha anunciado desde el gobierno. Duro balance el que tiene que presentar el presidente en este ámbito para que no se nos vean las costuras de una política medioambiental condicionada por la falta de buenos gestores públicos de la cosa, por las señales regulatorias contradictorias y por la ocupación de determinados grupos como la minoría creativa intervencionista (los ‘retroprogresivos’) del sector eléctrico, en su ejercicio de influencia en esta Administración. Todo ello cortocircuita, cualquier tipo de posibilidad de mejora y que se pueda conocer, sin los filtros previos, una situación que dista mucho de ser presentable.

En paralelo, la política del ejecutivo no hace sino confirmar lo contrario de lo dice, con mensajes contradictorios e impropios en cualquier administración que se precie a nivel occidental. Por ejemplo, la detracción de derechos de emisión aprobada en el ultimo suspiro de la legislatura anterior, confirma a los españoles que contaminar no sólo es gratuito, sino que se paga por cuenta de quien recibe las órdenes de fabricar la electricidad, subvirtiendo además la normativa europea y el modelo de la directiva de asignación de derechos gratuitos de emisión (para meter mano en la caja de la tarifa y evitar nuevamente explicarle a los ciudadanos la realidad de los costes de la energía).

O, del mismo modo, el castigo en el Plan Nacional de Asignaciones para las instalaciones menos emisoras de contaminación como las de ciclo combinado (gas), cuestión por la que además de ser señalados con el dedo de los estudios internacionales hemos sido reconminados por la Comisión Europea. Y, también, cómo no, la distribución de la detracción de derechos de emisión con criterios de sindicación para que el que contamina se vea subvencionado por el que no contamina. Todo ello, para evitar un cambio en el modelo tecnológico de generación eléctrica en serio.

Incluso podemos comprobar el ultimo akelarre celebrado con la aquiescencia de la Comisión Nacional de Energía, de sus Dirección de Regulación y de su Consejo de Administración, con ocasión oportunista de la modificación tarifaria del tercer trimestre (¿a cuento de qué?). Una actuación especialmente preocupante para lo que debería ser un regulador neutral, garante y supervisor del sistema y no su herramienta de escarnio. Se trata del ataque organizado por la maquinaria intervencionista hacia las tecnologías no emisoras, como son la energía nuclear e hidráulica, cada una con características muy concretas en términos de participación y papel en el sistema eléctrico, articulado a través de argumentos demagógicos, falaces y parciales, para legitimar otra vía de amedrentar a las empresas eléctricas y, de paso, intervenir de forma arbitraria y meter mano en la tarifa.

Curiosa forma esta la de entender el problema de la contaminación y de la reducción de emisiones. El hecho es que Kioto, demuestra que en reducción de emisiones el Presidente está desnudo y la política medioambiental de declaraciones, sin actos, nos lleva al ‘despiporre’.

Un intento de patada en la puerta al mercado eléctrico

La Comisión Nacional de Energía en su informe sobre propuesta de tarifas que envía al gobierno, incluye un inquietante párrafo en el que según reza la nota de prensa, como conclusiones añadidas al debate sobre las tarifas eléctricas celebrado en el seno del organismo:

“Tercera. Esta Comisión considera que podría ser necesaria una revisión del marco regulatorio actual de los mercados mayoristas eléctricos. Los cambios producidos en el modelo regulatorio, que han afectado a partes fundamentales de su diseño (cancelación de la regulación de los CTCs, modificación del mecanismo de garantía de potencia y sustitución por el sistema de pagos por capacidad, introducción de los derechos de emisión de CO2, etc.), pudieran haber afectado negativamente a su eficiencia. Esta revisión podría afectar no tanto al nivel marginal de precio en el mercado, como a la brecha cada vez mayor que el nuevo escenario de precios de los combustibles fósiles ha abierto entre los márgenes de las tecnologías marginales e infra-marginales (fundamentalmente hidráulica y nuclear). En esta línea, esta Comisión, en la próxima reunión de su Consejo, tomará en consideración una aproximación a una cuantificación de la brecha existente entre los precios del mercado, que determinan actualmente la retribución de toda la generación, y el coste del mix energético que abastece los mercados. El correspondiente informe completará la presente propuesta con objeto de que pueda ser adecuadamente ponderada por el Ministerio

Cuarta. Dada la evolución de los niveles de precio de la electricidad, esta Comisión considera necesaria la actualización del concepto de tarifa social. En este sentido, ésta debería considerar parámetros de ingresos y no parámetros eléctricos, como contempla actualmente la tarifa 1.0. No obstante, para evitar posibles situaciones complicadas a ciertos segmentos de clientes, se propone el mantenimiento del esquema actual hasta que el nuevo esquema esté operativo”

En primer lugar, de facto, esto supone una transubstanciación de funciones de la Comisión Nacional de Energía, cuyos fines deben ser aplicar la legislación vigente, velar por el mercado y supervisar (por cierto, una cuestión de la que se tiene escasa noticia, salvo los avisos incendiarios de su presidenta).

Pongamos un ejemplo, esto es, como si la Dirección General de Tráfico, al hilo de una modificación sobre la cuantía anual de las multas (de existir un hipotético modelo de actualización semejante), decidiera proponer a todo el país que se conduzca por el carril izquierdo como en el Reino Unido, porque así se aprovechan mejor las cunetas. ¿Cómo puede ser que haya llegado una fórmula de este corte recosida en los bajos de la propuesta de tarifas que enviará el regulador independiente al Ministerio de Industria?. Máxime, cuando la propuesta excluye tratar el ‘déficit tarifario’ como problema (“pasa” como se dice en el argot) y esta propuesta de intervención selectiva que se recoge en los acuerdos derivados del informe para la tarifa del tercer trimestre no va a abaratar el precio de la energía. Porque ya, ni siquiera existe preocupación porque bajen los precios de las energía o con respecto a elaborar un programa medio coherente para resolver el problema del déficit tarifario. Se trata de hacer supuestos parciales sobre los beneficios de determinadas tecnologías, lo que abre la puerta, de que en otras condiciones de mercado se pueda atacar a otras tecnologías.

En segundo lugar, parece apuntar a la existencia de una denominada tarifa social, una perversión de la denominada “Tarifa de ultimo recurso”, en su uso demagógico y prestidigitador de la función de esta tarifa cuyos fines, legalmente establecidos, son otros: garantizar la existencia de una tarifa para aquellos consumidores que no han elegido un suministrador. Y, cuya formulación, debe permitir la flotación de ofertas de comercializadores. Es decir ajena a este esquema de subsidios cruzados. Lo que es perturbador es que la Comisión Nacional de Energía se confunda con el Consejo Económico Social en esta función, pero en plan rentas empresariales, utilizando de manera confusa estos dos concretos.

En realidad, por un procedimiento tan espurio y extemporáneo, se pretende pegar una patada en la puerta del funcionamiento del mercado eléctrico. La primera cuestión es una ambición oculta (cada vez menos, eso sí) de la ‘minoría creativa’ formada por los ‘retroprogresivos’ (que diría Salvador Pániker) que propone la vuelta al Marco Legal Estable del franquismo: función de la regulación como control de rentas sobre las empresas, retribución por costes medios declarados según tecnologías (con independencia de su uso y su papel en el sistema eléctrico), la explotación centralizada (¿verdad que suena a Plan Quinquenal?) y la utilización arbitraria de los mismos. Y, sin embargo, en esto, no hay nada más igualitario e incentivador, que el mercado para las decisiones de los agente económicos. Un párrafo así, ya ha corrido como la pólvora entre los analistas financieros y los bancos de negocios a nivel internacional, de forma que en veinticuatro horas ya se había recogido como un nuevo riesgo regulatorio. Es de esperar que al final triunfe la cordura en la CNE y, si no, que al menos la procedencia de Miguel Sebastián de Intermoney le hará sensible a este tipo de aventuras, tan perturbadoras en estos momentos en el ámbito financiero.

Al parecer, según se apunta en la propia nota de prensa el debate sobre como sustanciar esta propuesta, tendrá lugar en el próximo Consejo de Administración que se celebra mañana. La reforma del sector eléctrico, realizada en el año 1998, es una de las cuestiones de las que puede estar orgulloso nuestro país, pese a algunas intentonas de retroceso, como ésta. En términos de homologación internacional, y a la vista de sus resultados en el mercado eléctrico, sólo nos supera el Reino Unido (caracterizado por su grado de liberalización) en su selección nacional de rugby.

Por ello, también es de esperar que medie la sensatez. Por un lado, que desde las filas del Partido Popular, para que sepan defender un modelo de mercado, artífice del importante proceso inversor seguido en el sector energético, que fue una de las principales reformas de sus primeros años de gobierno y no se vean tentados por un ejercicio demagógico de la función de la política de intervención y control rentas (algo que se circunscribe a la política fiscal). Y, por ello, que no caigan en esas fauces que hicieron que en la legislatura pasada, participaran en consolidar a Red Eléctrica como transportista único en la reforma de la Ley del Sector Eléctrico o que se produjera la inexplicable abstención en la tramitación parlamentaria del Real Decreto Ley de detracción de derechos de emisión. Todo ello, descontando cierta racionalidad en el juego político, de que el desgaste en la subida de tarifas eléctricas se lo lleve el PSOE (entre otras cosas, por no tomar decisiones a tiempo y desligar la tarifa eléctrica de la controversia partidista). Lo que parece menos razonable es auspiciar un ataque al funcionamiento del mercado eléctrico y, si no, que se lo digan al actual responsable económico del PP y ex Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

Por otro, en los propios responsable de la CNE, del Ministerio de Industira y las autoridades económicas, se reconduzca la situación, en un momento en que se requiere más sosiego y, a la vez, más gestión.

Las familias ideológicas de la energía esperan a Miguel Sebastián

La llegada de Miguel Sebastián al organismo ha sido recibida por el sector por un llamamiento a la ‘valentía’ para afrontar la extenuación regulatoria y tarifaria actual y el papel de árbitro en la sombra del funcionamiento del sector eléctrico que ha cobrado Red Eléctrica de España, ante la carencia de ‘institucionalismo eficiente’ en el sector. Un verdadero abrazo del oso.

Sebastián se encuentra también con una confrontación ideológica en torno al sector eléctrico. Confrontación que en otros sectores como el del gas y el petróleo han sido superadas ya hace tiempo. En términos maniqueos esta confrontación se puede clasificar en partidarios del mercado y detractores. Esos serían sus dos frentes principales. En cualquier país occidental avanzado y con el grado de liberalización que llevamos ya recorrido, esto sería una clasificación pintoresca, pero hay que reconocer que haberla ‘hayla’.

Confrontación en la que podemos definir tres familias por sus propias afinidades intelectuales. Una primera, con un perfil fuertemente intervencionista y de gran resonancia a través de Red Eléctrica de España. Se trata de una minoría creativa, partidaria del ‘intervencionismo hard-core’, que aún mide la cuota de mercado como en el año 1997 y que alienta una posición antagónica frente a las empresas de las actividades de regulación. Intervencionismo que se ha venido plasmando en los propios cambios que se introdujeron en la Ley 17/2007 que reformaba el sector eléctrico o en pretensiones de volver a un marco de precios basado en costes de generación autodeclarados y crecientes (una reverberación del antiguo Marco Legal Estable).

La segunda, a la que se le podría calificar de la línea planificadora, cuyas metodologías se basan en la utilización de métodos matemáticos y de optimización, para determinar dónde se desarrollan las nuevas centrales de generación, cuáles son los métodos más eficientes para el trazado de las redes y ubicación de los activos, etc… Sus mayores detractores, señalan que estos mecanismos tienen difícil su adaptación a la realidad, evolución de la oferta y la demanda, y más en el caso de un país como el nuestro con crecimiento económico muy elevado con respecto a la Unión Europea, lo que trastorna los principios de estabilidad y de predicción que precisan estos métodos. Adicionalmente, la necesidad de gestionar las posiciones contrarias ciudadanas al desarrollo de las infraestructuras energéticas y, tercera, su carencia de visión de mercado y de funcionamiento se traduce en la fijación de cuotas de mercado, más que en el análisis de los comportamientos competitivos.

La tercera, son los partidarios de avanzar en el desarrollo del mercado, que además han denunciado la involución de la primera liberalización realizada, con sus primeras y vigorosas acciones de zapa. Si no fuera por la ocupación que han realizado los sectores más intervencionistas y el programa de liberalización que establece la Unión Europea, parecería que sería razonable que este fuera “el modelo”, pero la actuación regulatoria de la última legislatura ha estado fuertemente contestada en este ámbito, por lo que algunos denominan fuertes veleidades y otros, directamente involución..

En todo caso, los datos confrontan que el desarrollo del mercado eléctrico en nuestro país ha conseguido unas capacidad de inversión mucho mayor a las actividades liberalizadas que a las actividades sujetas al yugo de la planificación, que han tenido tres problemas principales: la primera una planificación insuficiente. La segunda es tratar de ser una planificación unilateral. Y, la tercera, por conformación de los hechos es que una planificación que no se cumple, para eso es planificación.

Luego hay variaciones y mixturas que integran planificadores e intervencionistas y también liberales de mercado e intervencionistas (los que creen en el mercado pero procuran participar activamente en el control de las empresas o en las operaciones corporativas). Un día jugaremos a rellenar la lista de nombres de cada familia ideológica y sus especies. Lo importante es como Miguel Sebastián y Pedro Marín navegan entre ellas, cuál es su modelo y si volvemos a la ortodoxia de mercado, a la estabilidad regulatoria y a creer en la inversión de los agentes privados en un contexto de avance hacia la liberalización. Por el bien de todos.

Previo Gobierno en energía

Del mismo modo que se ha puesto de moda en las retrasmisiones futbolísticas hacer un balance de cómo llegan los contendientes al día en que se produce el encuentro, podríamos utilizar el símil y decir que nos encontramos en “Previo Gobierno”. Parece que no más allá de mañana esta situación caracterizada por la interinidad relativa quedará resuelta. El comienzo de esta legislatura está siendo diferente, incluso para los mecanismos de renovación del gobierno. Acostumbrados a la estrategia de filtración dosificada, casi destilación, de los componentes en los gabinetes anteriores de Zapatero (y de sus sustituciones), la ultima semana ha estado presidida por el hermetismo.

La expectación es grande. ¿De qué color será el cuaderno del Presidente? Y la espera ha convertido, las filtraciones y posibilidades conocidas en este período, casi en especulaciones. Las principales quinielas y diatribas, han dejado en el ámbito de la energía dos candidatos, David Vegara y con menos intensidad el ex Ministro Luis Atienza. Lo que si parece descartado es la continuidad de Joan Clos, según todas las fuentes consultadas. La segunda cuestión estriba en si la energía, dentro de un modelo necesario de coordinación de la política económica, dados los tiempos que han comenzado y se avecinan, se deja campar a sus anchas (como en esta legislatura pasada), se coordina desde dentro del Ministerio de Economía integrada en su estructura, o al menos, el Ministerio de Industria, se sincroniza y tiene una plena sintonía con la política económica evitando la zozobra en que acaban estos cuatro años.

Se impone control y que se ate en corto, sin escándalos y sin personalismos tan acentuados como los que hemos vivido, con una acción mucho más gestora: tarifas, prospectiva energética, reordenación empresarial del sector, déficit, recuperación de la seguridad jurídica e impulso inversor de las empresas… son retos de futuro para el nuevo gobierno. También entra en juego el ministrable Miguel Sebastián que recogería en una cartera de nueva creación, una escisión de la parte más empresarial de Industria, la innovación, el desarrollo y la tecnología.

Una cuestión muy importante son las personas. Quién y cómo seguirá al frente de la acción de la política energética del Gobierno. Lo primero porque tendría la misión de arreglar los platos rotos de estos últimos cuatro años (con mascletá de cierre en el ultimo año y medio). Lo segundo porque debería ajustar su actividad a un nuevo escenario en el que se dedique a aspectos más estratégicos y globales, frente a la tendencia a influir en la retribución, y en aspectos más ordenancistas, verdadera cruz que acaba cegando al que se pone por delante (“mandar”, claro). Por eso, la resistencia a entregar las tarifas al regulador independiente (junto con su carácter de sustitutivo del pollo y del butano en el presunto control de precios), al que se mantiene en su jardín de infancia de fruslerías regulatorias (por eso y por la propia coartada del estado del regulador independiente, señalado desde muchos frentes que ahora no vienen al caso).

Bien es cierto que el actual Secretario General de Energía se sigue postulando, con fuerte convicción, en su continuidad, sobre la base del salvoconducto de los apoyos políticos del PSC. Pero, bien es cierto que el reparto de pesos políticos del PSC en el Gobierno, puede que se resuelva en otras posiciones según las informaciones aparecidas. Y, al mismo tiempo, el nuevo Ministro entrante pueda encontrar, si lo considera, alternativas bien en el propio PSC o en otros ámbitos territoriales del Partido Socialista (que tampoco ven con buenos ojos esa autodesignación o predestinación calvinista, incluso dentro de la propias familias socialistas catalanas a la vista de los resultados). O, incluso, como ha ocurrido en algunos Ejecutivos, se pueda acabar buscando técnicos solventes afines, pero sin carné. Que el Ministro entrante se deje constreñir en sus cien días primeros en su toma de decisiones, está por ver, sobre todo si se mantiene el grado de controversia y de conflicto en el que acabó el ultimo partido. Otra alternativa posible es postergar este cambio a dentro de un año. En todo caso, parece ser tiempo de prudencia y no de malas noticias: ni los incidentes en Barcelona, ni la presentación del incremento de emisiones en sector eléctrico recién publicadas, han dejado entrever estos posicionamientos en términos públicos, lo que también se entiende en clave política.

De lo que salga de ese cuaderno del Presidente también influirá en las prioridades de la denominada acción de gobierno, que no sólo se quedan en la conformación de su gabinete y de los Ministerios. Tiene que resolverse varias interinidades. La renovación de la Comisión Nacional de Energía (¿sólo cambio de consejeros salientes, solución quirúrgica de cara a lo que se avecina, cambio de funciones para adecuarla a lo exigido por la Comisión Europea, lo que requiere reforzar al organismo y darle mayor independencia, capacidad y perfiles en su composición, modificación de la modificación de la función 14?). Y, todo ello en el marco de la crisis en otros órganos colegiados del Estado, como ya han apuntado otros analistas, Tribunal Constitucional y Consejo General de Poder Judicial.

Parece que volvemos a las viejas máximas de la información. Todos en sus posiciones. Escenario abierto con restricciones. Algunos nervios. Vuelven a tener valor las exclusivas. ¿Habrá ‘sorpasso’?

Deseo, peligro

El director taiwanés Ang Lee (Brokeback Mountain, Sentido y Sensibilidad, Hulk…) presentó el año pasado una película magnífica “Deseo, peligro”. La película narraba una relación fronteriza entre una espía china y un colaboracionista, al que tiene que seducir y matar. La película, sofocante y densa, expresaba la dualidad entre el deseo, la pasión y el riesgo de la misión con el peligro para la espía, que además acaba viéndose atraída fatalmente por su objetivo potencial.

La Comisión Nacional de Energía la semana pasada publicaba en su nota de prensa tras el consejo, un texto tan inquietante como el siguiente “(El Consejo de la CNE en su reunión de hoy) ha acordado, a petición de la Secretaría General de Energía, la iniciación de un expediente sobre posibles irregularidades en la facturación del ATR de Ferrocarril Metropolità de Barcelona, S.A.; así como remitir solicitud de información a FECSA-Endesa”.

La expresión posibles irregularidades, obligó a que la propia compañía se precipitara a afirmar en un comunicado que el expediente que le ha abierto la Comisión Nacional de la Energía (CNE) «no obedece a ninguna presunta mala práctica de la empresa operadora de Metro». Del mismo modo, la empresa sostiene que la apertura de dicho expediente «tampoco tiene ninguna relación con el concurso para el suministro energético que se llevó a cabo el año pasado con la máxima transparencia y respeto al procedimiento establecido». En realidad, ahondando más en el proceso, según estas mismas fuentes, se trata de la apertura de un expediente informativo, para esclarecer las bases y parámetros de potencia y consumo sobre las que se establece esta facturación y por ello se pide información a la empresa distribuidora anterior (eso, sin efectuar lectura alguna de la falta de tacto con una empresa pública catalana y la procedencia del equipo rector actual de la CNE).

Por otra parte, hace poco, la propia Maite Costa (actual presidenta de la CNE), anunció en TV3 un expediente contra una empresa importante del sector de la distribución de hidrocarburos, lo que precipitó un importante trasiego en el sector, sin que posteriormente los hechos confirmasen la alarma de su anuncio. Del mismo modo, empiezan a ser frecuente por parte de este organismo, la existencia de amagos de investigación relacionados con investigaciones a determinadas instalaciones por la existencia de altos precios en el mercado mayorista, en determinados momentos de muy alta demanda. O, por ejemplo, con respecto al apagón de interrumpibles que tuvo lugar a principios del mes de noviembre, y en el que se iban a investigar centrales en situación de indisponibilidad. Y, también se pidió, la forma en que había gestionado la indisponibilidad Red Eléctrica de España. Hoy todavía no sabemos nada, ni de una cosa ni de otra.

De hecho, hoy mismo el diario Cinco Días publica una información con información procedente de este órgano regulador, referida a la negativa a la conexión de plantas renovables por parte de las empresas eléctricas, sin que haya más noticia que expedientes informativos (previos, o no, al expediente sancionador) y acuerdos para estudios internos en el seno del organismo. Así se ventilan dos expedientes a Iberdrola y Unión Fenosa (y no se tratan las “facilidades” que viene prestando Red Eléctrica a la energía eólica, por ejemplo).

Es paradójico que esta información (interna y necesaria para la construcción de los expedientes y las investigaciones) tenga mayor relevancia que las conclusiones finales. Veáse, por ejemplo, el caso del apagón de Barcelona, la situación de nuevos apagones recientes en la ciudad condal, la gestión de la garantía de potencia en las empresas que están acogidas a estas modalidades de tarifa, etc…

La Comisión Nacional de Competencia, por su parte, ha comenzado a demostrar una actividad inusual, que se ha manifestado especialmente, en referencia a la evolución de los precios de los productos alimenticios. También se ha apuntado a la “guerra de medios”. Dentro de esta actividad, y con razonable voluntarismo se ha iniciado un expediente para determinar la elevación de los precios en estos productos, y en se marco, se ha conocido que “el expediente a la patronal de los huevos tenía sólo dos notas de prensa”. El propio Solbes ha pedido mesura antes de que se publiquen informaciones previas.

Esto nos obliga a dos reflexiones: la primera, como la difusión de la información subyudíce, a falta de un proceso de investigación completo y de audiencia a las partes interesadas, se utiliza como ariete y está orientada a condicionar a la opinión pública (y, en mayor medida, cuando se establecen posiciones maniqueas irreconciliables por los sectores más intervencionistas: sector empresarial vs. reguladores). Esto implica la construcción de un juicio paralelo.

La segunda, la capacidad de combinar deseo (anhelo de notoriedad en los medios de comunicación, pretensión de ganar relevancia en alguna esfera de su actividad, impresión de actividad que evidenciar en las otras instancias aunque esté poco contrastada o las ganas de que una parte sea la recipendiaria directa del castigo, según el caso) con peligro (riesgo para las empresas, para su secto y de la credibilidad en el mercado y sus los procedimientos, consiguiente deterioro institucional del papel de los organismos o riesgo de ausencia de neutralidad en la toma de decisiones, aumento de la visibilidad de las carencias en el papel de cada institución).

Cuidado con el deseo y el peligro: es un boomerang.

Hay motivos

El artículopublicado ayer en el suplemento Negocios por el diario El País, y firmado por Jesús Mota (hombre muy conocedor del sector energético y del organismo) mete el dedo en la herida de la Comisión Nacional de Energía. Pide su demolición actual (lo que en lenguaje culinario se denominaría su deconstrucción). Introduce el dedo, la remueve y ahonda en toda su profundidad. Herida que permanece abierta casi desde el principio de la legislatura y que nunca llegó a cerrar, ni siquiera en falso. Desde que finalizó lo de Endesa, la Comisión Nacional de Energía, esta en una extraña fase de espera, en un ‘impasse’ con algún que otro sobresalto de baja intensidad. Quedó malograda completamente e inhabilitada para el futuro, esperando el tiro de gracia y con dinamita en los soportales a falta de su voladura controlada.

Tampoco se trata de hacer leña del árbol caído, o de uncirse a un lo que es un clamor prolongado en todo el sector y contra el que sus actuales responsables no han hecho otra cosa que intentar ocultar el problema debajo de las alfombras y endulzar el pastel. En la mayor parte de las entrevistas que hemos tenido en esta publicación, se ha puesto de manifiesto la necesidad de cambio, más o menos patente y urgente según el interlocutor, sobre el funcionamiento de la Comisión Nacional de Energía y su papel. Mota señala dos elementos, independencia política y capacidad técnica. Y, añadiríamos otro más, la capacidad decisoria, de ejecución y de supervisión, sin tutelas gubernamentales, lo que es una consecuencia de la independencia, aunque también una prolongación.

En este artículo, no nos vamos a centrar en lo que ha sido el mandato de Maite Costa en el despeñe de la Comisión Nacional de Energía por el precipicio de su comportamiento (algo que se califica solo). Pero es evidente que se han sentado las bases para que la liquidación de la Comisión Nacional de Energía se ejecute, se renueve completamente el organismo y su composición (esto evidentemente es una forma eufemística de decirlo). Esto implica certificar el fracaso de la recomposición operada con los dos ultimos Ministros, prolongación del modelo cementerio de elefantes, cámara de compensación de favores o de control de las decisiones con comisaría política incluida. Lo que si hay que tener claro es en la medida que lo que ha pasado en este organismo, ha sido una mezcla de decisiones políticas gubernamentales (de los distintos gobiernos, tanto de Partido Popular como del Partido Socialista Obrero Español, desde que Piqué desmontó la Comisión Nacional del Sistema Eléctrico para cargarse a MAFO, como Rato influyó para acabar con determinadas operaciones presentadas durante su mandato, o ahora, su papel en la OPA de Endesa, con modificación de la función 14 ‘in extremis’, etc, etc. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.), junto con la profesión de autodisciplina de sus sucesivos responsables, en especial Maite Costa. Nada edificante. El esquema político de referencia impreso en la mente de sus protagonistas, les impide ver cuál sería su papel o reclamarlo para no incordiar y permanecer, e incluso repetir.

En este sentido, desde el verano parece que han existido dos movimientos centrífugos y centrípetos: el primero, plantear el fondo de la cuestión, es decir el papel del organismo y de los órganos reguladores en general, su composición, la elección de sus componentes, la verificación de su capacidad, el contenido de lo que quiere decir independencia frente al Ministerio de Industria y el Gobierno. Cada vez que este movimiento cogía actualidad y vigencia, venía otro de calma, sucedido de otro adicional, en el que presentaba la versión más superficial del organismo: artículos sobre los gustos de su presidenta, organización de conferencias y saraos varios, celebración de aniversarios y reuniones de su Consejo y en ese plan.

En nuestro país, tenemos un déficit serio de instituciones económicas y ello revierte en que en los momentos en que éstas deben tener un papel capital, por motivos de actualidad, de coyuntura o de estructura, esta carencia trágica se aprecie más. Motivos que estriban en la importancia del sector energético, la reordenación corporativa que inevitablemente se prepara en el sector (con unos u otros actores) o la situación económica y como abordar el tremendo incendio en el que ha acabado el sector energético.

En términos institucionales, un sólo ejemplo. Hoy no se debería cuestionar la realidad del mercado eléctrico como mecanismo de organización y ordenación del sector eléctrico y, sin embargo, en paralelo, las minorías creativas atorrantes al sector lo hacen periódicamente y se sitúan en las inmediaciones de los círculos de influencia para hacerlo efectivo. Pero es que casualmente, hoy existen consejeros que no están de acuerdo con la existencia del mercado eléctrico, prefiriendo otros mecanismos más intervencionistas, herencia del franquismo. En eso nos recuerda a la paradoja histórica de tener Ministro de Justicia anarquista. Es decir, están en contra de lo que tienen que defender por el propio estatuto actual del organismo y sus funciones. Un verdadero ataque al institucionalismo.

La agenda política va más lenta que la económica y por ello, se consiente que el estado de deterioro del organismo haya alcanzado un tobogán de bajada imparable, cuyo resultado será catárquico. Lo que si parece es que es el momento en que la cosa va en serio, y probablemente se deba actuar con celeridad, sobre todo de cara a la inminente renovación del organismo. No vale solamente con el cambio de consejeros cuando toque: reducir el número de miembros, sistema de selección abierto, solvente y basado en méritos y duración improrrogable de mandatos, deberían ser cuestiones de mínimos sobre los que basar esta reforma. Puede ser una medida higiénica y ejemplar para lo que será necesario realizar en la próxima legislatura. Ya es hora. Hay motivos.

Como un pavo en Navidad

La verdad es que la política de comunicación de Maite Costa al frente de la Comisión Nacional de Energía no deja de sorprender. El martes publicaba el diario ‘El Mundo’ (y que no ha sido rectificada en ningún momento) que la señora presidenta, para mejorar la imagen del organismo que preside quería que los principales Presidentes y Consejeros Delegados de las empresas energéticas españolas asistiesen a las conferencias que, con tanta frecuencia, organiza.

Que se filtre o se llegue a publicar una idea de estas características a un periódico de difusión nacional, quiere decir muchas cosas. En primer lugar, si de quien parte la filtración es de la propia CNE, su significado directo es preocupante: quiere decir que no existe el debido pudor que tiene que tener un responsable de un órgano regulador o que está en situación de deriva, fruto de una cierta ansiedad (en la misma medida que empiezan a haber insinuaciones, incluso en el mismo medio en días anteriores, sobre cambios en el organismo a cuenta de la inminente renovación del mismo).

En segundo lugar, y como segunda posible hipótesis, si la filtración parte de alguno de los recipendiarios del requerimiento o sus cercanos, quiere decir lo contrario de lo que expresa en su semántica. Es decir, que tras la entrevista metafísica que mantuvo con el diario Expansión, la pendiente del tobogán de pérdida de toma de consideración dentro del sector de Costa es alarmante. Si, además, esta información proviniera de cercanos al propio Partido Socialista, querría decir que la cabeza de Maite Costa al frente del organismo huele a pólvora una vez más (de hecho, en ámbitos parlamentarios y de partido ya se ha pedido en más de una ocasión su salida).

Se dice que alguien está ‘como un pavo en Navidad’, cuando se teme que su fin esté cerca y, su actuación lo evidencia. Sobre todo en un momento como este en que empieza la recolocación de fichas y es difícil mantener la verticalidad. Es por ello, por lo que estos comportamientos estrafalarios en el ámbito comunicacional del organismo y de la propia Maite Costa empiezan a resultar sospechosos. Del mismo modo, cabe trazar ante tal situación dos posibles visiones: que ella esté encantada de haberse conocido y de aparecer con ‘su entrevista’ en Expansión y, también incluso de lanzar este toque de arrebato en El Mundo. O, lo contrario, que piense que está siendo, sometida al cenizo, saboteada por todo el mundo y taladrada por las filtraciones. En todo caso, seguro que no es ajena a las especulaciones sobre los posibles cambios en el organismo que puedan afectar a la propia persona de Maite Costa.

En todo caso, hay que valorar también como figura literaria en que medida el todo se representa por una parte. Es decir, cuánto de la imagen pública de la Comisión Nacional de Energía, se debe al comportamiento de su Presidenta y de cada uno de sus consejeros, por separado. En esto, su protagonista, quien dirige las riendas, quien tiene en sus manos la política de comunicación por tener a su disposición la estructura operativa del organismo, tiene una responsabilidad mayor, como es obvio. Ello puede hacer confundir también: la respetabilidad y reputación del organismo con la de sus regentes, pudiendo haber combinaciones en función de sus comportamientos y trayectorias respectivas: mala y mala, global y personal/profesional.

No sé cuantos de ustedes pueden pensar que Ignacio Sánchez Galán, José Manuel Entrecanales, Carlos Pérez Bricio, Antonio Brufau pueden estar en disposición de la presidenta de la CNE para acudir, disciplinadamente, a las convocatorias que con tanta frecuencia realiza y en las que por cierto, brillan por su ausencia las empresas, estando presente sobre todo la minoría creativa de la que procede Costa: los sectores académicos, que sin duda son de interés pero no pueden ser los únicos o los predominantes en este sector.

Otra reflexión: la respetabilidad de un órgano regulador independiente no está en todo lo que es accesorio y oropeles, por más que se hayan relajado criterios fruto del superávit presupuestario: en los viajes, en las comidas, en las publicaciones, en los ágapes, en la representación, en la pompa y la circunstancia. Realmente, está en su forma de proceder, en su rigor, ganando respetabilidad cuando lo es en realidad, superando las presiones políticas y el abrazo del oso del regulador principal. En cambio, ahora toca aumentar la respetabilidad del organismo regulador independiente a base de llenar las conferencias de señores que dirigen empresas, que se coloquen en primera fila, en sus asientos reservados y con su perfil mejor, se sometan a los fotógrafos. Una forma de pedir la legitimación pasiva de los regulados. Para eso, si que está bien llamar a los Presidentes de las empresas: para hacer bulto. Aquí hay tomate.