Las familias ideológicas de la energía esperan a Miguel Sebastián

La llegada de Miguel Sebastián al organismo ha sido recibida por el sector por un llamamiento a la ‘valentía’ para afrontar la extenuación regulatoria y tarifaria actual y el papel de árbitro en la sombra del funcionamiento del sector eléctrico que ha cobrado Red Eléctrica de España, ante la carencia de ‘institucionalismo eficiente’ en el sector. Un verdadero abrazo del oso.

Sebastián se encuentra también con una confrontación ideológica en torno al sector eléctrico. Confrontación que en otros sectores como el del gas y el petróleo han sido superadas ya hace tiempo. En términos maniqueos esta confrontación se puede clasificar en partidarios del mercado y detractores. Esos serían sus dos frentes principales. En cualquier país occidental avanzado y con el grado de liberalización que llevamos ya recorrido, esto sería una clasificación pintoresca, pero hay que reconocer que haberla ‘hayla’.

Confrontación en la que podemos definir tres familias por sus propias afinidades intelectuales. Una primera, con un perfil fuertemente intervencionista y de gran resonancia a través de Red Eléctrica de España. Se trata de una minoría creativa, partidaria del ‘intervencionismo hard-core’, que aún mide la cuota de mercado como en el año 1997 y que alienta una posición antagónica frente a las empresas de las actividades de regulación. Intervencionismo que se ha venido plasmando en los propios cambios que se introdujeron en la Ley 17/2007 que reformaba el sector eléctrico o en pretensiones de volver a un marco de precios basado en costes de generación autodeclarados y crecientes (una reverberación del antiguo Marco Legal Estable).

La segunda, a la que se le podría calificar de la línea planificadora, cuyas metodologías se basan en la utilización de métodos matemáticos y de optimización, para determinar dónde se desarrollan las nuevas centrales de generación, cuáles son los métodos más eficientes para el trazado de las redes y ubicación de los activos, etc… Sus mayores detractores, señalan que estos mecanismos tienen difícil su adaptación a la realidad, evolución de la oferta y la demanda, y más en el caso de un país como el nuestro con crecimiento económico muy elevado con respecto a la Unión Europea, lo que trastorna los principios de estabilidad y de predicción que precisan estos métodos. Adicionalmente, la necesidad de gestionar las posiciones contrarias ciudadanas al desarrollo de las infraestructuras energéticas y, tercera, su carencia de visión de mercado y de funcionamiento se traduce en la fijación de cuotas de mercado, más que en el análisis de los comportamientos competitivos.

La tercera, son los partidarios de avanzar en el desarrollo del mercado, que además han denunciado la involución de la primera liberalización realizada, con sus primeras y vigorosas acciones de zapa. Si no fuera por la ocupación que han realizado los sectores más intervencionistas y el programa de liberalización que establece la Unión Europea, parecería que sería razonable que este fuera “el modelo”, pero la actuación regulatoria de la última legislatura ha estado fuertemente contestada en este ámbito, por lo que algunos denominan fuertes veleidades y otros, directamente involución..

En todo caso, los datos confrontan que el desarrollo del mercado eléctrico en nuestro país ha conseguido unas capacidad de inversión mucho mayor a las actividades liberalizadas que a las actividades sujetas al yugo de la planificación, que han tenido tres problemas principales: la primera una planificación insuficiente. La segunda es tratar de ser una planificación unilateral. Y, la tercera, por conformación de los hechos es que una planificación que no se cumple, para eso es planificación.

Luego hay variaciones y mixturas que integran planificadores e intervencionistas y también liberales de mercado e intervencionistas (los que creen en el mercado pero procuran participar activamente en el control de las empresas o en las operaciones corporativas). Un día jugaremos a rellenar la lista de nombres de cada familia ideológica y sus especies. Lo importante es como Miguel Sebastián y Pedro Marín navegan entre ellas, cuál es su modelo y si volvemos a la ortodoxia de mercado, a la estabilidad regulatoria y a creer en la inversión de los agentes privados en un contexto de avance hacia la liberalización. Por el bien de todos.

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