No pienses en un elefante

El lingüista norteamericano George Lakoff, de enorme influencia en el Partido Demócrata tiene un opúsculo que relaciona lenguaje, política y semiótica titulado “No pienses en un elefante”. Lakoff habla de forma muy especial de la forma de acuñar conceptos en la política y del concepto de ‘frame’, de “marco” como forma de establecer el ‘terreno de juego’ en el que se desenvuelve la dialéctica pública como confrontación. Lakoff , cuando encargaba a sus alumnos la realización de una redacción libre, con una sola limitación: que no pensaran en un elefante (símbolo del partido republicano), daba como resultado que todos hablaban del elefante o de cuestiones relacionadas con el propio elefante (la trompa, sus dimensiones, el circo). Lo ejemplifica muy bien cuando habla de Nixon, que fue acusado de “chorizo” y en su alocución defensiva utilizó la expresión “No soy un chorizo”, confirmándolo para todo el país, en directo y en televisión.

El pasado miércoles la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Maite Costa estuvo presente en la jornada que organizó de forma excelente la Fundación Alternativas (de la que el director de su laboratorio afirmó ser ‘autónoma’ pero perfectamente identificable como un foro progresista y punto de encuentro de ideas y propuestas). Acudió a un panel titulado “Por una regulación estable”. Llegó después del Consejo de Administración del propio organismo (hoy completamente a su libre albedrío, o mejor, a su propio arbitrio) que había tratado esa mañana las tarifas y en el que se volvía a incorporar contenidos de la segunda parte del Informe sobre Costes y Precios que habían perpetrado contra el mercado en una versión entre falangista, comunista y requeté. Así lo atestigua la nota de prensa con su latiguillo de revisión del mercado eléctrico. Maite Costa llegó entonces al lugar, como Aznar irrumpió en la mesa del Congreso del PP, con el “marco” a cuestas en un doble sentido: un informe irresponsable que nunca debió aparecer (y que había sido completamente triturado hasta que llegó ella) y su consecuencia la vuelta al “Marco” legal estable.

Otra norma de la comunicación de guerra es esa que afirma que una verdad es una mentira que se ha repetido un número suficiente de veces. Así cada vez que se conoce que el Informe, santificado como informe, no es un informe, que no tiene datos, sólo supuestos académicos, que es un informe hecha desde el entorno académico-ideológico y que fue ‘colado’ en el Consejo de Administración de la CNE ‘in extremis’ impulsado por un consejero. De hecho, ya se ha demostrado plenamente, que desprecia información económica contable de las empresas (entre otras cosas porque no hay nadie en su sano juicio que aportase esta información para esta salvajada). En realidad, sólo perseguía crearse un marco demagógico: el del antimercado, la distorsión de las rentas y de los efectos del mercado, la mezcla de datos de rentabilidad en nuestro país y fuera, la justificación de la intervención, la regulación por tecnologías, la vuelta al pasado a la astracanada y a las películas de la pareja Esteso y Pajares.

En eso, Maite Costa, el pasado martes cayó nuevamente, en lo trascrito en la entrevista que le realizaba el diario Público, precisamente en el marco de ese supuesto informe: “No cuestionamos el beneficio de la nuclear y la hidráulica”, contestaba al periodista. “Son datos (sic) que el Ministerio de Industria tiene porque así lo consideró el Consejo, pero no les acompaña propuesta alguna». ¿Entonces cuál es la pretensión del informe?. El maldito “marco”. Que le traiciona.

Maite Costa, es especialista en situarse fuera de ‘marco’. Por eso, lo de salirse del marco del mercado en el que se había movido toda la jornada de la Fundación Alternativas, por parte de todos los participantes no es el plan de Maite Costa, que como el electrón perdido, llegó a defender (en plural), la necesidad de que la seguridad jurídica, la estabilidad regulatoria y la confianza legítima no hagan que se ‘petrifique’ la regulación. Esa fue su tesis con la que consumió su tiempo y se alargó. Y lo hizo, armada de una sentencia del Tribunal Supremo y ¡con el ejemplo de la reforma del decreto de renovables R.D. 434/2004!. Hay que recordar como desde la Comisión, uno de los pocos informes que el Consejo devolvió sin paliativos al anterior Secretario General de Energía, Ignasi Nieto fue la reforma del R.D. 434/2004, con lo que es difícil entender esa defensa. Porque el miércoles el proceso para el cambio del R.D. 661/2007, que fue defendido incluso con ardor y modulaciones en la voz por Maite Costa, fue salvado de ser ‘retroactivo’ gracias a la propia presión de los informes jurídicos (incluso de las recomendaciones del Consejo de Estado) y del escándalo mayúsculo que había generado su anterior pupilo.

Como sería la cosa que, curiosamente Miguel Ángel Noceda, responsable de economía del diario El País, terminó su resumen de la jornada, en la que había buscado un titular y un argumento a todos y cada uno de los intervinientes en la misma, diciéndole a la presidenta del organismo: “Mira Maite, de eso que nos has hablado sobre la estabilidad regulatoria, no he entendido nada.”. Nos tranquilizó a todos los presentes. Por que, evidentemente, Maite Costa se había salido del “marco” de los demás participantes de su mesa (y de la jornada). Y, los demás, lo asistentes, tampoco le habíamos entendido nada.

Pedro Marín, por la mañana había dicho que la temática que más le gustaba era la de “por una regulación estable”. Lakoff fue uno de los sabios que atrajo Zapatero para estas elecciones. Para Maite Costa, el elefante y el “Marco”.

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