Como un pavo en Navidad

La verdad es que la política de comunicación de Maite Costa al frente de la Comisión Nacional de Energía no deja de sorprender. El martes publicaba el diario ‘El Mundo’ (y que no ha sido rectificada en ningún momento) que la señora presidenta, para mejorar la imagen del organismo que preside quería que los principales Presidentes y Consejeros Delegados de las empresas energéticas españolas asistiesen a las conferencias que, con tanta frecuencia, organiza.

Que se filtre o se llegue a publicar una idea de estas características a un periódico de difusión nacional, quiere decir muchas cosas. En primer lugar, si de quien parte la filtración es de la propia CNE, su significado directo es preocupante: quiere decir que no existe el debido pudor que tiene que tener un responsable de un órgano regulador o que está en situación de deriva, fruto de una cierta ansiedad (en la misma medida que empiezan a haber insinuaciones, incluso en el mismo medio en días anteriores, sobre cambios en el organismo a cuenta de la inminente renovación del mismo).

En segundo lugar, y como segunda posible hipótesis, si la filtración parte de alguno de los recipendiarios del requerimiento o sus cercanos, quiere decir lo contrario de lo que expresa en su semántica. Es decir, que tras la entrevista metafísica que mantuvo con el diario Expansión, la pendiente del tobogán de pérdida de toma de consideración dentro del sector de Costa es alarmante. Si, además, esta información proviniera de cercanos al propio Partido Socialista, querría decir que la cabeza de Maite Costa al frente del organismo huele a pólvora una vez más (de hecho, en ámbitos parlamentarios y de partido ya se ha pedido en más de una ocasión su salida).

Se dice que alguien está ‘como un pavo en Navidad’, cuando se teme que su fin esté cerca y, su actuación lo evidencia. Sobre todo en un momento como este en que empieza la recolocación de fichas y es difícil mantener la verticalidad. Es por ello, por lo que estos comportamientos estrafalarios en el ámbito comunicacional del organismo y de la propia Maite Costa empiezan a resultar sospechosos. Del mismo modo, cabe trazar ante tal situación dos posibles visiones: que ella esté encantada de haberse conocido y de aparecer con ‘su entrevista’ en Expansión y, también incluso de lanzar este toque de arrebato en El Mundo. O, lo contrario, que piense que está siendo, sometida al cenizo, saboteada por todo el mundo y taladrada por las filtraciones. En todo caso, seguro que no es ajena a las especulaciones sobre los posibles cambios en el organismo que puedan afectar a la propia persona de Maite Costa.

En todo caso, hay que valorar también como figura literaria en que medida el todo se representa por una parte. Es decir, cuánto de la imagen pública de la Comisión Nacional de Energía, se debe al comportamiento de su Presidenta y de cada uno de sus consejeros, por separado. En esto, su protagonista, quien dirige las riendas, quien tiene en sus manos la política de comunicación por tener a su disposición la estructura operativa del organismo, tiene una responsabilidad mayor, como es obvio. Ello puede hacer confundir también: la respetabilidad y reputación del organismo con la de sus regentes, pudiendo haber combinaciones en función de sus comportamientos y trayectorias respectivas: mala y mala, global y personal/profesional.

No sé cuantos de ustedes pueden pensar que Ignacio Sánchez Galán, José Manuel Entrecanales, Carlos Pérez Bricio, Antonio Brufau pueden estar en disposición de la presidenta de la CNE para acudir, disciplinadamente, a las convocatorias que con tanta frecuencia realiza y en las que por cierto, brillan por su ausencia las empresas, estando presente sobre todo la minoría creativa de la que procede Costa: los sectores académicos, que sin duda son de interés pero no pueden ser los únicos o los predominantes en este sector.

Otra reflexión: la respetabilidad de un órgano regulador independiente no está en todo lo que es accesorio y oropeles, por más que se hayan relajado criterios fruto del superávit presupuestario: en los viajes, en las comidas, en las publicaciones, en los ágapes, en la representación, en la pompa y la circunstancia. Realmente, está en su forma de proceder, en su rigor, ganando respetabilidad cuando lo es en realidad, superando las presiones políticas y el abrazo del oso del regulador principal. En cambio, ahora toca aumentar la respetabilidad del organismo regulador independiente a base de llenar las conferencias de señores que dirigen empresas, que se coloquen en primera fila, en sus asientos reservados y con su perfil mejor, se sometan a los fotógrafos. Una forma de pedir la legitimación pasiva de los regulados. Para eso, si que está bien llamar a los Presidentes de las empresas: para hacer bulto. Aquí hay tomate.

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