Una legislatura clave para la cogeneración, por Julio Artiñano

Es frecuente que, cuando va a arrancar un nuevo ciclo político, los distintos ámbitos compitan para atribuirse los calificativos más trascendentes en aras de captar la atención de los futuros responsables del país. Esto sucede por ejemplo con los sectores y tecnologías energéticas, que trabajan para afianzar su entorno de desarrollo para los siguientes 4 años. Entonces, ¿por qué considerar que la cogeneración merece ocupar un papel clave durante el período que arrancará cuando se forme Gobierno? Hay que tener en cuenta que hablar de cogeneración es hablar de industria, además de hablar de energía; es hablar de empleo, competitividad y eficiencia. Son términos genéricos, algunos quizás un poco manidos, por lo que será necesario un esfuerzo de concreción.

En primer término, conviene explicar que la cogeneración es una instalación asociada a un proceso productivo (industria química, alimentación, papelera…) que precisa de una importante cantidad de energía térmica (generalmente en forma de calor, pero también de frío) que se obtiene principalmente usando gas natural. La instalación de cogeneración aprovecha esta demanda energética y produce electricidad de forma simultánea. Así se genera aproximadamente un 10% de la energía eléctrica de España. Es muy importante destacar este rasgo distintivo: la cogeneración es principalmente una tecnología de abastecimiento térmico (frío, calor) y por tanto no puede considerarse solamente parte del sector eléctrico.

En los últimos años, esta pertenencia parcial al sector eléctrico ha conllevado para la cogeneración una batería de recortes y modificaciones como parte de las medidas puestas en marcha por el Gobierno para atajar la generación de déficit de tarifa. El ajuste retributivo ha sido tal que la falta de rentabilidad ha llevado a parar a más de 2.000 megavatios (MW) de los 6.000 MW que había en funcionamiento en 2012. Un perjuicio injustificado para las industrias que, como parte de un mercado global, apostaron por la cogeneración como fórmula para mejorar su competitividad.

Pero aunque aún estemos a tiempo de recuperar una pequeña parte de las más de 450 instalaciones paradas (algunas de estas instalaciones no se han dado definitivamente de baja, subsistiendo a la espera de un marco legislativo de nuevo favorable), cada mes que pasa es más complicado, dado que el paso del tiempo acarrea un problema añadido. La cogeneración apenas ha aumentado en potencia en España desde el año 2002.

Eso significa que la mayor parte de las instalaciones son anteriores a esta fecha: actualmente hay 4.400 MW con 15 o más años de antigüedad. Con todo lo que esto implica a nivel de mejoras tecnológicas disponibles y de momento no ejecutadas: mayor eficiencia y menor impacto sobre el medio ambiente, mayor actividad de los sectores industriales tipo ingenierías, prestadores de servicios energéticos y suministradores de equipos, etc. Además existen aproximadamente 1.000 MW de plantas que utilizan fuel en lugar de gas natural, con un potencial de mejora ambiental y de eficiencia evidente.

Con estos precedentes, la cogeneración en el año 2016 no puede ser otra cosa que sinónimo de oportunidad. España afronta el horizonte 2020 compromisos a nivel internacional en materia de emisiones y eficiencia. El 2020 es solo una legislatura más, en concreto la próxima. Pero hay que ir más allá: en los foros de discusión ya se debaten los objetivos al 2030 e incluso hasta 2050. Y la Unión Europea ha restringido, hasta en 10 veces menos, las emisiones de las grandes plantas de combustión a partir de 2018, por lo que muchas instalaciones necesitan tomar medidas urgentes para adaptarse. Es hora, por tanto, de mirar a largo plazo y hacer efectiva la apuesta por la industria.

Como cualquier otro sector, la cogeneración necesita inversión; y la inversión necesita de unas condiciones propicias para llegar a ejecutarse. La Ley 24 del Sector Eléctrico de diciembre de 2013 recogió que se desarrollarían programas de renovación de instalaciones de cogeneración. Hasta la fecha actual, el sector ha trabajado en propuestas para promover que este Plan Renove se desarrolle. Es preciso acabar con la incertidumbre regulatoria y ofrecer seguridad a las inversiones para que se ejecuten. Y después de casi 3 años, hay que subrayar que es urgente.

Un Plan Renove de los 2.500 MW afectados a 2020 serviría para utilizar la mejor tecnología disponible y alcanzar los estándares de eficiencia de la regulación comunitaria, en un momento en el que la obsolescencia de los equipos hace más recomendable su sustitución que afrontar su mantenimiento. Este Plan Renove, con una inversión de 1.500 millones de euros, supondría además una vía para avanzar en la reducción de emisiones de gases invernadero, generaría 3.000 empleos por toda la geografía nacional al tiempo que reforzaría la apuesta por la industria en un doble sentido: la que invierte en cogeneración para mejorar su competitividad pero también la que suministra los equipos energéticos u ofrece servicios de ingeniería y construcción.

Por ello el XII Congreso Anual de Cogen España debe servir como un punto de inflexión en el desarrollo de la cogeneración en España y favorecer que se propicien las condiciones necesarias para que estas inversiones privadas se produzcan en un entorno regulatorio seguro. Todo ello sin perder de vista cuestiones como la participación de la cogeneración en los servicios de ajuste o la reactivación de sectores parados por la reforma energética, como el del tratamiento de los  purines de cerdo mediante cogeneración.

Finalmente, para enriquecer el mensaje y tener una visión más amplia, en el Congreso se contará con la participación de la propia Dirección General de Energía de la Comisión Europea y de Cogen Europa para aportar una visión general comunitaria, así como de los homólogos de la Asociación Alemana que expondrán su situación nacional en materia de cogeneración.

 

Julio Artiñano es presidente de Cogen España.

Miguel Sebastián repasa el panorama energético y propone luz gratis para los primeros kilovatios hora consumidos

El exministro socialista de Industria, Miguel Sebastián, realiza en una entrevista a Europa Press un amplio repaso al panorama energético actual: Castor, renovables, déficit de tarifa… y propone que los hogares tengan electricidad gratis hasta un número concreto de kilovatios hora y que, a partir de ese umbral, el precio vaya aumentando en función del consumo, de modo que los colectivos vulnerables con menos demanda verán rebajada su factura y el conjunto de los consumidores tendrá incentivos al ahorro.

El también exdirector de la Oficina Económica de La Moncloa plantea esta propuesta con motivo de la publicación de su libro La falsa bonanza, en la que también en materia energética compara el nuevo decreto de autoconsumo con «obligar a sacarse una licencia de taxi para llevar a los niños al colegio» y se muestra convencido de que el Estado ganará los litigios con los inversores internacionales de renovables al menos en lo referido a los recortes que él aplicó en su etapa como ministro.

La idea de Sebastián sobre el recibo eléctrico consiste en «un mínimo exento» en consumo. «Fuera término de potencia. Que haya un mínimo, habrá que ver cuánto, de electricidad gratis. Para todos. Una vez superado el mínimo exento, el porcentaje de lo que vas pagando va subiendo con tu consumo», propone. Para Sebastián, esta idea es parecida al tipo único del IRPF, que también defiende y en la que se exime de pagar por la primera parte de la renta. Si se aplica la medida al recibo eléctrico, «ya no sería necesario el bono social mientras se incentivaría el ahorro energético porque, a medida que se consuma, se pagaría más«.

Por otro lado, Sebastián asegura que, en el caso del almacén subterráneo Castor, las decisiones «sustanciales» como la ubicación no las tomó él y que la cláusula que reconoce la responsabilidad patrimonial del Estado «era habitual en España y en otros países». Esta cláusula «hablaba de indemnización siempre que la planta estuviera operativa, cosa que nunca llegó a producirse, por lo que no entiendo por qué se ha aplicado«, sostiene, antes de considerar que los almacenes subterráneo son necesarios para enfriar el precio en caso de subidas. «Eso es muy bueno para el consumidor, pero malo para alguien. ¿Qué enemigos tiene Castor? Me temo que no solo los medioambientalistas», señala.

Al pronunciarse sobre los recortes a las renovables aplicados por el Gobierno a partir de 2008 para pinchar la burbuja en torno a estas tecnologías, Sebastián considera que «se tendría que haber sido más rápido y contundente», si bien duda de que legalmente fuese posible. «La forma de frenarlo habría sido con otro decreto o un real decreto ley. La pregunta es si hubiéramos podido aprobar un real decreto ley urgente. Estoy seguro de que no. Es más, seguro que no nos hubieran dejado ni los nuestros», señala. «Al principio dijeron que habíamos sido muy duros con la fotovoltaica, pero a la larga acabarán diciendo que fuimos demasiado blandos», sostiene.

Critica el decreto de autoconsumo

En lo referido al decreto de autoconsumo aprobado recientemente, el exministro de Industria se muestra «completamente» partidario de derogarlo. «Comparto el argumento de que no puede ser que todos los consumidores paguen los beneficios que van a recibir los que hagan el autoconsumo. Sin embargo, no puede ser que para tener unos paneles en casa te obliguen a tener permiso como si fueras una empresa productora. Es como si te obligan a tener una licencia de taxi para llevar a los niños al colegio», afirma.

Sebastián también califica de «buena idea» la nueva factura por horas de la luz, aunque considera que es «un poco pronto» para aplicarla porque «primero hay que hacer la sustitución de contadores». «Cuando era ministro estaba desesperado con lo lenta que iba la sustitución y propuse a mis colaboradores pasar una norma para que a partir de ahora los contadores analógicos no se cobrasen. Pero los servicios jurídicos me dijeron que no podría hacerlo», explica.

Pese a ver con buenos ojos la factura por horas, Sebastián prefiere el sistema de subastas trimestrales que él puso en marcha para fijar el precio de la luz. «Yo no me hubiera cargado las subastas porque me parecía un mecanismo mucho más transparente y predecible que el de ahora», afirma. En todo caso, Sebastián reconoce su «mosqueo» ante las subidas de precios antes de la celebración de las subastas.

«Cuando pedíamos informes sobre las subastas, nos decían que no había ningún problema, pero siempre me mosqueaba que, cuando llegaba el momento, siempre subía el precio. A nosotros nos pasó un par de veces, pero todos los informes que pedíamos nos daban negativo y decían que no pasaba nada raro», señala. Este encarecimiento, indica, se debía a la toma de posiciones por parte de agentes financiero. «Cuando se mete el sistema financiero, realmente no sale nada bueno. En la fotovoltaica se metió el sistema financiero y la convirtió en un producto financiero: llevó a la gente a endeudarse para entrar en los huertos solares«, señala.

Sobre los arbitrajes internacionales por los recortes a las renovables, Sebastián se muestra confiado en que el Estado «ganará» los correspondientes a las medidas adoptadas en su etapa como ministro. «La gran crítica es la retroactividad y lo que hicimos nosotros no es retroactivco porque la prima a las renovables no la tocamos«, sino que recortamos el número de horas, indica. «Lo hemos ganado en el Supremo y lo ganaremos en la corte internacional. Las medidas que vinieron después, ya veremos», afirma Sebastián, quien atribuye las subidas de la luz y la generación de déficit de tarifa en su etapa a la fotovoltaica y a la caída de la demanda.

«Metimos 3.000 MW de potencia instalada cuando estaban previstos 400. Eso eran 3.000 millones al año de primas, y eso fue lo que desequilibró todo. Sin eso, lo demás habría sido manejable. Es verdad que si la demanda de electricidad hubiera crecido más, ese coste se habría repartido entre más y hubiera sido menor, pero en vez de subir en tres años un 5% anual como estaba previsto, lo que es un 15%, cayó un 10%. Eso hizo que el coste para los que seguían consumiendo fuera muy alto», añade.

Para un gas industrial competitivo, por Juan Vila

El pasado 20 de mayo, medio centenar de empresas industriales de todos los tamaños y todos los sectores manufactureros constituimos GasIndustrial, una asociación surgida bajo el lema “para un gas industrial competitivo” y que nace con el propósito de ser en adelante la voz en España de los consumidores industriales de gas.

Para nuestras empresas, el gas natural es un componente determinante en los costes y, como tal, un factor decisivo en su competitividad. Nuestra asociación surge en un momento clave en el que en España concurren una serie de circunstancias que incidirán significativamente en los precios del gas a la industria. Las reformas en curso afectan a los costes regulados, al mercado, a las infraestructuras y a la planificación, y es ahora cuando se está definiendo el nuevo mercado organizado o hub de gas. Nuestra asociación viene para representar, ante estas nuevas realidades, la postura y los intereses de los consumidores industriales con el fin de asegurar un suministro fiable y al precio más competitivo posible.

Queremos lograr la mejor posición común para acceder a la información y contribuir al desarrollo de los mercados y a que se logren regulaciones eficaces. Seremos el interlocutor de referencia que luchará por la competitividad del precio, la fiabilidad y seguridad de suministro y la libre competencia en el mercado.

Esta asociación es la consecuencia de una iniciativa surgida a finales del año pasado de la mano de un grupo de asociaciones industriales, que reflejaban la preocupación de sus empresas por los elevados costes energéticos y que vivían en su actividad diaria la importancia de precio del gas como factor de competitividad.

GasIndustrial tiene un objetivo central: alcanzar y mantener un precio de gas competitivo para la industria, a través de peajes eficientes y un término de energía de precio análogo al de sus homólogos europeos.

El coste del gas es una parte clave de los costes de numerosos sectores industriales, desde el cerámico, químico, papel, vidrio, automóvil, alimentario y un largo etcétera. En España, el consumo de gas de la industria supone más del 60% del consumo total nacional, unos dos tercios aproximadamente de la demanda total. El precio del gas está formado por los peajes -costes regulados- y el término energía –liberalizado-. En los últimos diez años, la demanda industrial, base de la estabilidad y eficiencia del sistema gasista, ha permanecido estable en unos 200 TWh/año; en el futuro esa demanda será esencial para alcanzar peajes eficientes y ajustados.

En España existe un mercado interior liberalizado, pero hay muy pocos industriales que pueden comprar con referencia a mercados europeos, siendo mayoritaria la contratación bilateral entre comercializador y consumidor con contratos indexados a Brent/productos, que adolecen de ser precios publicados. Los mercados europeos de referencia  permiten otro tipo de indexaciones, efectuar coberturas y, en los últimos años, han ofrecido un coste menor. Contar con un mercado organizado dotado de liquidez, solucionaría la situación. El mercado organizado está cerca de ser una realidad en nuestro país y para los consumidores industriales de gas resulta fundamental contribuir y vigilar su desarrollo y funcionamiento y lograr regulaciones eficaces.

España necesita precios competitivos que redunden en la competitividad de nuestras empresas industriales. Los hubs  son mercados organizados donde se casa la oferta y la demanda de gas natural y todos los países de nuestro entorno tienen mercados organizados operativos. Para que la competitividad alcance al consumidor es necesaria la existencia de un mercado organizado y un sistema bien conectado con los gaseoductos europeos. España, tras casi seis años de preparación, acaba de aprobar la Ley que abre las puertas al Mercado Organizado de Gas, que estará en funcionamiento en otoño y que progresivamente, si se desarrolla de manera adecuada, permitirá al consumidor industrial adquirir el gas en condiciones más competitivas. GasIndustrial viene para ayudar y apoyar a que todo ello sea posible.

 

Juan Vila es presidente de GasIndustrial