La Diada del año del apagón

Se celebró ayer en Catalunya la Diada, primera bajo el gobierno de José Montilla. Se trata de la Fiesta Nacional de Catalunya, que reúne a las instituciones catalanas. Una Diada que se celebró con el telón de fondo de lo ocurrido este verano en las infraestructuras catalanas, y cuyo mayor paroxismo fue el apagón de Barcelona, que afectó a más de 350.000 usuarios en la ciudad condal. Mar de fondo en el PSC que percibe por un lado, el estado de las infraestructuras, con una solución no fácil a largo plazo, y sus consecuencias, en el posible efecto sobre el electorado socialista catalán en las elecciones de marzo, un riesgo que es necesario conjurar. Catalunya es otro de los ‘graneros’ de votos para el PSOE y, un mal resultado en Catalunya puede ser decisivo para el partido en el gobierno.

Un magnífico cronista y analista político, Enric Juliana (corresponsal de La Vanguardia en Madrid), recoge en sus crónicas esa sensación de impotencia, cuando habla del ‘emprenyat’, reflejando el enfado del pueblo catalán. Y, el enfado, requiere la resolución de una situación acumulada, ejerciendo liderazgo, ascendencia y coordinación sobre las administraciones y empresas relacionadas. Con rigor, con transparencia, con energía y con soluciones.

En esta Diada, las recepciones publicas y la ofrenda floral al monumento de Rafael Casanova se han realizado metafóricamente sobre las brasas de la estación incendiada de Maragall y con el recuerdo del paisaje urbano poblado de electrogeneradores por toda la ciudad. Una Diada amarga, entre el independentismo militante, espoleado argumentalmente por todo lo ocurrido este verano, y la realidad cotidiana de los servicios públicos, la gestión de la crisis y la renovación de las infraestructuras.

También el Fútbol Club Barcelona, con sus ‘cuatro magníficos’ (así denominan los periodistas deportivos a Messi, Ronaldinho, Henry) estuvo presente en los actos de la Diada, con el objetivo de ganar la Liga y superar el pérdida de la última. Cuatro son también los catalanes, que por su posición en la regulación y ordenación del sector energético, tienen la responsabilidad de resolver las responsabilidades del apagón y de obtener las conclusiones que se derivan para evitar que se vuelva a producir: Joan Clos, Ministro de Industria (y ex Alcalde de Barcelona), Ignasi Nieto (Secretario General de Energía), Maite Costa (Presidenta de la Comisión Nacional de Energía) y Sebastiá Ruscalleda (Consejero de la Comisión Nacional de Energía y ponente de las investigaciones del apagón).

Por su parte, el presidente Montilla tiene el reto por delante de abordar esta situación, su Carmel particular, conociendo los mecanismos de la política madrileña y su capacidad de presión política en el PSC y por su papel institucional. Los primeros pasos para reforzar las redes de transporte eléctrico parece que se están dando. El siguiente paso, es una máxima transparencia en las investigaciones y en las consecuencias de la misma para los agentes y responsables gestores del sistema eléctrico.

A ver si la Diada del año que viene es más tranquila.

Ejercicio de gimnasia sueca

¿Ha probado Vd. a intentar engañar el espejo? Es decir, querer ser más rápido con sus movimientos que el proceso de la propia superficie del espejo mediante el cual refleja y devuelve su imagen especular. La conclusión es que no existe escapatoria al espejo, casi por la propia definición de imposible metafísico, al querer estar y no estar a la vez. Se trata de un ejercicio particular de ‘gimnasia sueca’, algo pasivo y dinámico pero en definitiva estático.

Algo parecido sucede con las reacciones que suscita la construcción de la línea de muy alta tensión, con una nueva interconexión eléctrica con Francia. Hace poco dábamos cuenta de la posición del presidente de la Cámara de Comercio de Girona, a favor de esta línea, con argumentos basados en la competitividad de la zona y en las necesidades para el fortalecimiento de la industria turística.

En cambio, esta reacción no es la más habitual y a la que venimos asistiendo con asiduidad desde las organizaciones, grupos de presión y municipios de la zona. Han existido hasta homenajes recientes a la resistencia a la construcción de la línea de muy alta tensión. Todo ello aderezado por una posición tibia desde los ejecutivos de la Generalitat, que no han impreso el carácter de necesidad estratégica a esta conexión, y por ende, poniendo a cocción la reacción de los intereses zonales.

Si cabe, incluso la intervención del actual Secretario General de Energía, Ignasi Nieto, natural de Girona y ex Subdirector de Promoción y Operación del Institut Catalá de L´Energia (ICAEN), no ha hecho sino complicar las cosas, con la propuesta de abrir otro frente, la construcción de otra conexión con Francia, esta vez por Navarra, como manifestó en público antes del verano. Habría que valorar la realidad de materializar esta doble vía o las consecuencias de dejar abierto un debate estéril sobre si son galgos o son podencos, como si pudieran llegar a ser ejercicios de opción, para conseguir una opción pacífica.

Sin ocultar el propio comportamiento del gobierno francés durante estos años, caracterizado por no facilitar (más bien lo contrario, obstaculizar), la construcción de esta infraestructura tan necesaria, de la que depende la garantía de suministro, el desarrollo económico de la zona y las necesidades energéticas que requiere el AVE. Tampoco hay que eludir las responsabilidades gestoras, tanto de Red Eléctrica, como de la Generalitat (sumida en el fuego cruzado de las necesidades energéticas y los cálculos electorales). Esta es una cuestión que debería haberse resuelto mucho antes, y el hecho de que se haya tenido que nombrar a Mario Monti, mediador, evidencia el fracaso sucesivo en este proyecto de las distintas administraciones. Todo ello ha favorecido un camino de más de diez años, presidido por la indefinición, la falta de objetivos firmes y estratégicos, la división interna y el apoyo tibio al proyecto, hasta que se ha convertido en urgente.

Tras lo que ha pasado en Barcelona este verano con las redes eléctricas, no se puede seguir practicando ejercicios de gimnasia sueca, con las infraestructuras de generación y de transporte eléctrico. Por ejemplo, el plan Corona (que reforzaba las infraestructuras de transporte en Barcelona), empezó a definirse en 2001, se concreto en 2002, se firmó en 2003 y desde entonces, la mayor parte de las infraestructuras de transporte están sin empezar. Administraciones centrales y autonómicas, gestores de Red Eléctricas sucesivos, deberían explicar la razón de este pantano.

En este contexto, tendríamos que plantearnos cómo compatibilizar las demandas de consumo de energía para familias y empresas, y las exigencias de estas infraestructuras, evitando el bloqueo de las necesidades sociales por grupos de interés o por incapacidad gestora, o por los mecanismos de retroalimentación y justificación que promueven dentro de la propia Administración. Y, en concreto, cabe una reflexión especial y continuada (sorprenderá conocer en cuantas cuestiones han existido fuertes aplazamientos) sobre las razones de las graves demoras alrededor de las redes de transporte en Catalunya. Aunque, seguramente Montilla, ha tomado buena nota y ya sabe lo que tiene que hacer: gestionar.

Prisioneros de Argel

Como en la biografía de Cervantes «El prisionero de Argel» en que se apuntaban los conflictos con este país, el conflicto abierto entre Gas Natural y Repsol YPF y Sonantrach (Argelia) con motivo del proyecto de inversión del Gassi Touil, está empezando a reflejar, además del durísimo contrincante que es la empresa norteafricana y la dura estrategia de juego que desarrolla, la falta de reflejos y de capacidad de la Administración Española para afrontar un proceso de este volumen y de esta envergadura.

El hecho es que en los momentos en los que nos situamos hoy, podemos hablar de una situación impensable en las relaciones internacionales de un país y del vapuleo público infligido a las posiciones españoles, tan injusto a la vez que tan posiblemente esperable en los cálculos de negociación estratégica, tal y como cabría esperar del despliegue de posiciones argelinas en todo este tablero de operaciones. El hecho que hoy se aluda al propio Rey Don Juan Carlos por parte del Ministro de Asuntos Exteriores argelino, para salvar la situación, no hace sino acrecentar los estruendos de la caja de resonancia de esta situación.

No se puede olvidar que Sonantrach es la primera empresa pública de Argelia y, a la vez, la primera empresa de Africa, la fuerte imbricación entre las autoridades políticas argelinas y la propia empresa (hasta producirse una notable confusión) y el papel que Chakib Jelil mantuvo como presidente de la OPEP. Por tanto, hay que reconocer la altura de los protagonistas y la potencia estratégico-negociadora que han puesto encima de la mesa por parte de Sonantrach en esta negociación con las dos empresas, Gas Natural y Repsol y la Administración.

Es paralelo, en círculos reducidos, y en la medida que se van conociendo más detalles de las propias negociaciones, se hace cada vez más patente la disconformidad con la actuación del gobierno en todo el proceso. En primer lugar, por la propia forma de conducir las ‘negociaciones’ (ayer decíamos que hoy se denomina estrategia a cualquier cosa). Como punto de partida, la pluralidad de representantes públicos con los que se ha tenido que ver las caras el Ministro Argelino: Ministro de Industria, Energía, Comercio Exterior, Asuntos Exteriores y ¡la Oficina! (la Oficina Económica del Presidente), frente a la rocosa, metódica, precisa y estratégica forma de actuar del argelino. Demasiadas instancias e intereses espurios.

La política exterior (errática y con excentricidades como la posición en el conflicto del Sáhara en estos momentos), la política energética y el manejo de la ‘presunta diplomacía económica exterior española’, que en conjunto, reflejan visiones de puro corto plazo y únicamente gestión de intereses en la ventanilla, no están siendo nuestro fuerte.

Por otra parte, este mismo verano, los medios recomunicación trasladaban el ‘éxito’ del Ministro Clos, cuando ‘negoció’ la participación de Gas Natural en el Medgaz, una vez que desde Energía se habían entregado varias piezas ya a Sonanctrach. En resumen, Gas Natural queda debilitada y abandonada a su suerte y se aprecia que tras la OPA fallida sobre Endesa, no levanta cabeza. Lo que nos conduce al beneficiado indirecto de toda esta situación, Francia, con quien no hemos tenido menos malosentendidos diplomáticos (las alabanzas de su Presidente llevan muchas veces implícitas el ‘boomerang’ de las críticas y el reciente conflicto con su Primer Ministro, evidencian disensiones sordas en las relaciones entre los dos países). El hecho, es que la debilidad de Gas Natural podría acercarles más si cabe a la nueva Gaz de France-Suez.

Todo ello, nos devuelve al elemento clave en las necesidades del actual equipo de gobierno: gestión, capacidad, coordinación, estrategia, visión, conocimiento de los mercados internacionales y financieros, frente a la gestión de los intereses en ventanilla de Moncloa (la coordinación desde un Ministerio de Economía fuerte se hace imprescindible) y la necesidad de una diplomacia económica de muy alto nivel.

Es que los demás van en serio.

El gobierno petrifica las tarifas

Ayer se conoció la decisión del Gobierno de solicitar a la Comisión Nacional de Energía de congelar las tarifas en el ultimo trimestre de año 2007. La primera reflexión que cabe extraerse de esta decisión de no modificar las tarifas, es que estamos en tiempo de descuento político de cara a las elecciones generales del mes de marzo, por lo que no podemos esperar avances en esta cuestión, aunque sí retrocesos como éste. Esta acción se puede unir a los anuncios electorales del Gobierno: 2.500 euros por hijo, subida de las pensiones de 1.450 euros para viudos/as y pensiones mínimas. Con la diferencia es que esta cuestión no es una prestación o una subvención, en teoría.

En el mismo sentido, y desde el punto de vista político, parece que el Ministerio de Industria, ya ha tirado la toalla, debilitado ante los dos intentos previos fallidos de subida de tarifas, con ‘campaña de creación de clima’ asociados y que fueron abortados abruptamente desde la Presidencia del Gobierno, una vez por la Vicepresidenta del Gobierno y la segunda, al parecer por el propio Presidente.

Industria justifica esta ‘no decisión’, en el futuro. Según las informaciones conocidas ayer, esta la “estrategia” de no subir las tarifas es coherente con los crecientes recursos destinados a financiar medidas de ahorro energético y con la política de instalar contadores electrónicos, que discriminan la electricidad consumida por periodos’ (¿?). ¿Qué hacemos con los costes de generación de todo lo que hayamos consumido hasta el momento en que estén implantados masivamente los contadores? ¿Alguien ha medido el ahorro real de esta medida y cuando se producirá?.

Para ser un Ministerio con todo su aparato político, económico y estadístico no hay rastro en la justificación de lo que en realidad económicamente determina el precio de la misma: el coste de la generación, el transporte y la distribución. Y, en la parte hoy liberalizada, los costes de generación, se reflejan a través de los precios que se obtienen en el mercado eléctrico. Obviar esa realidad es un ejercicio poco útil que alimenta el déficit tarifario, ‘ex ante’ o ‘ex post’, para trasladarlo a los ciudadanos (votantes) futuros. Eso si es estrategia.

Otra conclusión que puede sacarse de lo que se ha conocido por los medios es, que el gobierno petrifique la tarifa para los usuarios no quiere decir que no modifique parámetros de retribución para las empresas, como los de garantía de potencia o de capacidad. Por tanto, hasta no conocer más detalles del contenido de la propuesta no se podrá conocer el alcance de las modificaciones tarifarias, que seguramente si las hay. El manierismo regulatorio es infinito como los granos de arena del desierto y, ante eso, solo queda que todos se tienten la ropa. Se trata de que todo cambie y de que todo permanezca igual a la vez, en un ejercicio de malabarismo político intervencionista.

Finalmente, hagan apuestas. ¿Que va a pasar a principios del año que viene con las tarifas del 2008? Con las elecciones más cerca, puede ser que los sondeos y las encuestas, determinen la acción del gobierno o que simplemente se aplacen al trimestre posterior a las elecciones las posibles subidas (con contadores y todo). Algún día habrá que reflexionar de que los calendarios electorales modifiquen los comportamientos institucionales de los agentes, porque confunden cálculos tarifarios con cálculos electorales.

Lo que está claro es que estrategias hay muchas. La de no importunar las voluntades políticas de Moncloa y no meterse en problemas. La de convencer a los ciudadanos que la no subida de tarifas se asienta en los contadores que se implantarán en el futuro. La estrategia de convencer a los consumidores que no sean eficientes en su uso de la energía, porque no sube su precio y, por tanto, la pueden malgastar. La de la demagogia electoral y los juegos de espejos a los ciudadanos y consumidores. La estrategia de trasladar los precios presentes a precios futuros para que lo paguen otros. La del ‘tardofranquismo energético’: no subir los costes de la energía por el encarecimiento del petróleo para no provocar más tensiones políticas. Si esto que está pasando, no es ortodoxo, no es sano económicamente como ya se demostró en su momento, pero no es nuevo.

Ahora se le llama estrategia a cualquier cosa. Lo que nos quedará por ver.

La vida sigue igual

A finales de la semana pasada, pudimos conocer como el Ministerio de Industria levantaba el ‘veto’ de la Comisión Nacional de Energía a las condiciones que había dispuesto a la operación de adquisición de un 24,9 % de Endesa por parte de Enel. Una forma comunicacional para vender ‘liberalismo’, asociando la nefanda palabra ‘veto’ a lo positivo por contraposición “levantar las condiciones”. Buen trabajo y coordinado: en vísperas de la operación retorno. Eso sí liberalismo discrecional o intervencionismo selectivo (por eso es intervencionismo), porque se realiza entre ‘potencias amigas’ y con toda la intuición de que es capaz un Ministro. Podemos, por tanto, presumir de liberales y de europeos.

Se puede ser intervencionista y liberal a la vez, si se hace de forma discrecional y selectiva. Discrecional porque en este caso ha pasado todo lo contrario a lo que ocurrió con las condiciones a E.ON. Un decreto preventivo (como lo de Bush), una vez que se conocen las intenciones de los germanos de entrar en la puja por Endesa, para que la misma Comisión Nacional de Energía pudiese entrar en juego a valorar la operación, para que pudiesen actuar como cancerberos de la operación.

Hay que recordar el origen de las condiciones que impuso la CNE. Enel es una empresa participada en un 30 % por el gobierno italiano. Y, al mismo tiempo, existen unas importantes restricciones a la propiedad y a los derechos de votos de los agentes privados que merece la pena analizar con detenimiento. En este sentido, la Comisión Nacional de Energía, proponía establecer una serie de restricciones y controles (unos a posteriori y otros ‘ex post’) a determinadas cuestiones de carácter estratégico que pudiesen afectar a la garantía de suministro (y siempre que persistieran esas asimetrías en la forma de ejercer la propiedad de la italiana).

Las condiciones tampoco eran nada del otro jueves. Desde muchos foros se han considerado insuficientes para el poder de control que tiene el gobierno italiano sobre la eléctrica transalpina. Casi se configuraban en su expresión como un difícil equilibrio político que permitía ‘guardar las formas’, frente al pasillo abierto hasta la cocina desde instancias superiores al Ministerio de Industria para dirimir la controversia de la adquisición de Endesa, mediante una ‘solución latina’, en el largo y episódico asunto que surgió con la OPA de Gas Natural. (Punto de partida: es positivo que, con un comportamiento imparcial de los ejecutivos y con unas reglas de mercado uniformes, equilibradas, transparentes y que favorezcan los intereses de los accionistas, puedan participar empresas exteriores en nuestro país).

Por otra parte, se produce este ‘levantamiento de condiciones’, cuando desde la propia Unión Europea, se empieza a valorar la posibilidad de utilizar criterios de reciprocidad internamente y hacia terceros países. Se produce, también cuando la empresa ya había ‘descontado’ el efecto de estas condiciones. Lo que si parece predecible es cómo se a resolver el recurso conjunto de Enel y Acciona, sobre las condiciones de la CNE para autorizar la operación sobre Endesa, a raíz de esta decisión.

Asimismo, esta decisión también se inscribe en el proceso de ‘ninguneo’ a la Comisión Nacional de Energía, oficiado desde el Ministerio de Industria, con una cada vez más sufrida Maite Costa al frente. Todo se torció hace unos meses con la recia polémica por la reforma de la regulación de las renovables, y ha ido ganando en número de discrepancias a partir de ese momento, la revisión de las tarifas y activos regulados de junio y de diciembre, la nueva regulación de los grandes consumidores (gestión de la demanda) y las declaraciones públicas del Secretario General de Energía en referencia al papel del Consejo de la CNE.

Lo dicho, la vida sigue igual después del verano.

Teoría del enjuiciamiento

El magnifico e inagotable libro “Uso de razón. Diccionario de Falacias” de Ricardo García Damborenea, trata en uno de sus apartados del enjuiciamiento. Es un hermoso texto que habla sobre el debate, el uso de la lógica y las formas de utilizar y evitar los argumentos falaces.

Uno de los apartados que desarrolla de forma muy inteligente, es el enjuiciamiento, como forma de discusión en la que se delimitan responsabilidades. Lo que denomina cuestión conjetural, ¿Quién?, cuestiones nominales (muy importante también) ¿Cómo se les denomina a los hechos?, cuestiones valorativas ¿qué es lo que se hizo bien o lo que se hizo mal?. Para concluir en una deliberación o en otra cuestión: cuáles son las consecuencias, como se deben ejercer las responsabilidades, en función de lo que se merecen a la luz de los hechos o para evitar que se vuelvan a repetir.

El debate en este caso es importante porque del esclarecimiento en la participación en los hechos se pueden derivar responsabilidades. Decimos que alguien es responsable (obligada a responder) cuando se le pueden pedir cuentas de los actos que realiza en nombre propio o de otros. Se trata de determinar tras ese proceso de enjuiciamiento, si el presunto responsable intervino voluntariamente en los actos bajo un determinado carácter y que su intervención fue significativa para el resultado, si transgredió voluntariamente normas, criterios o procedimientos establecidos o si su actuación es injustificable y que no se deben admitir sus excusas (transferencia de culpas, pretextar condiciones irresistibles, atribuir los hechos al azar, apelar a la ignorancia,…) en función de que puedan estar justificadas o no (justificados por ventajas alternativas, en virtud del orden, de la moral o alegando ‘el mal menor’). Finalmente, cuando no hay ninguna alternativa y no hay excusa, ni justificación, caben dos posibilidades: pedir perdón o rechazar al acusador.

Cada uno de estos estadios nos ubica en un momento diferente del debate sobre la responsabilidad y, consecuentemente, debe repercutir en respuestas o conclusiones alternativas. Si aplicamos toda esta teoría sobre el enjuiciamiento, el peor resultado que nos podría devenir en la situación del apagón de Barcelona que hoy empieza su trámite por el Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía, es que no se produjera esta disección de hechos y de responsabilidades con toda la seriedad y rigor que se merecen.

Que se reprodujeran rifirafes anteriores, el debate político con partidarios y detractores de unos y de otros (una vez aclarados los hechos y las responsabilidades, seguramente habría que desarrollar ese debate en sede parlamentaria). Que las explicaciones sean tan ‘naif’ como circunscribirse al ‘hecho causante’ o cualquier otra forma de no aclarar la realidad completa del grave incidente, sin simplificaciones (incluyendo los problemas denunciados en días previos e incluso las primeras versiones de los hechos). Que no se traten las causas cercanas y profundas de los hechos (y sus responsables). Que se determine porqué tuvo un impacto y una propagación tan masiva. Que no se aborden las responsabilidades de las distintas Administraciones y sucesivos gobiernos en la gestión de las inversiones en las redes de transporte y distribución. Que no se trate la repercusión de la configuración de Red Eléctrica de España como transportista monopolista único. Que se identifique el papel de cada una de las empresas, de Red Eléctrica como transportista y de la distribuidora Fecsa Endesa, en este caso. Qué se aclare si había responsabilidad en el mantenimiento de la red y de quién (además de las inversiones). Que se tomen las medidas regulatorias activas para que los distintos agentes, se dediquen y concentren a lo que debe ser su actividad, sin interferir en el funcionamiento de los mercados o de la regulación. Que se incida en sojuzgar a las empresas por la cercanía política más o menos próxima, más o menos explícita y más o menos presunta, y eso sirva para crear una película que difumine la realidad y sus formas.

La ciudadanía y la credibilidad de nuestro sistema exige respuestas transparentes y coherentes con la importancia del incidente. Todos las esperamos con la mayor agilidad.

De Plan Nacional de Asignaciones a Plan Nacional de Otorgamientos

Existen distintas formas de concebir la acción política en una determinada materia, sea la política económica, industrial, social, de derechos civiles o la política fiscal. Una de ellas consiste en fijar un conjunto de reglas claras, coherentes, conocidas por todos, trasladarlas a la opinión pública, fomentar su cumplimiento y su inserción en la actuación de los agentes económicos y sociales. A veces esas reglas claras, coherentes implican una labor de gestión importante: transformar la realidad, crear mercados, configurar operadores dispuestos y con incentivos para ponerse ‘manos a la obra’, cambiar el comportamiento de los existentes, gestionar las resistencias y presiones, negociar para llegar a un objetivo indiscutible, redistribuir recursos, en suma aplicarse a fondo en incorporar una política a la realidad. La clave está en la capacidad (y la voluntad), los medios humanos y el capital político de que se dispone de la que se dispone para realizar esa transformación.

Cuando las reglas no están claras, o son contradictorias y resultan fruto de los equilibrios y de la pura gestión de las presiones o los intereses, sin mediar objetivos políticos sólidos, públicos, definidos, nos encontramos en que las normas regulatorias, que son volubles, interpretativas, inseguras y, por ello, erosionan la confianza de los agentes. En ese momento, la acción política se sustituye por el pactismo, las acciones se tornan en imprevisibles e, incluso, contradictorias, y los distintos agentes sólo pueden intentar influir para ponerse a cubierto de las diversas invectivas regulatorias y proteger sus intereses en virtud de una ‘gestión conjunta de sus derechos’ frente a la Administración. Se crea una justicia parcial (una injusticia) de la que nadie sale beneficiado en el largo plazo.

Esa cuestión subyace detrás del segundo Plan Nacional de Asignaciones español (y también del primero y sus derivaciones). En primer lugar, es incoherente con las ‘grandes-líneas- políticas-del-Gobierno’: la presentación de una política que ‘garantiza más que ninguna hasta el momento la protección del medio ambiente’, en la que seríamos tan avanzados como en la regulación de los matrimonios homosexuales o las leyes para luchar contra la violencia de género. La envidia de Europa, vamos. Pero la realidad es bien diferente.

En segundo lugar, y en un plano de mayor detalle, porque discrimina en el ámbito de la electricidad a unos sectores sobre otros (la generación mediante centrales térmicas de carbón frente a los ciclos combinados, en beneficio de los primeros). Y, ¿cómo lo hace?: modificando las metodologías de cálculo de asignaciones. En el primer caso, utiliza la emisión media de las actuales instalaciones y en el segundo, la ‘mejor tecnología disponible”, primando, además, a las instalaciones que tienen determinadas características (uso de carbón nacional, instalación de sistemas de desulfuración) y provocando un efecto expulsión de derechos asignables para el resto de tecnologías Además, para del denominado factor de utilziación, se utiliza para ello un balance intensivo en carbón, con utilización de las instalaciones de más de 5.000 horas, frente a los ciclos combinados que se aplican entre 2.500 y 3000 horas anuales.

Todo ello consigue que a través del Plan Nacional de Asignaciones se prime (se asignen más derechos) a las tecnologías que más CO2 emiten. En conjunto, se otorgan tres veces y media más derechos a las instalaciones térmicas de carbón que a los ciclos combinados, la proporción más alta de Europa y mayor diferencia que en el anterior Plan Nacional de Asignaciones (es un indicador de la acción gestora para transformar la generación eléctrica en nuestro país).

De esta forma el Plan Nacional de Asignaciones se convierte en un instrumento de política energética, incoherente también con la propia Planificación Energética 2002-2011, aprobada por el Consejo de Ministros, junto con la definición del PNA, y pervirtiendo su papel como mecanismo de política medioambiental para generar subvenciones entre sectores energéticos. Todo lo contrario a lo que debe se su objetivo, como elemento de regulación: la reducción del CO2 (más allá de las ganancias coyunturales debido a la climatología favorable y mayor hidraulicidad). Por eso debería cambiar su denominación a lo que en ‘clasico lenguaje administrativo’ es el procedimiento para otorgar o conceder una subvención, con el añadido de la promoción (plenamente descubierta por la Comisión Europea) de unos sectores frente a otros. Así podría pasar a llamarse Plan Nacional de Otorgamientos.

El próximo día 25 se cierra el plazo de alegaciones y la segunda versión del Plan Nacional de Asignaciones, la aprobada por el macro Consejo de Ministros sobre cambio climático, tras la ‘pillada de la Comisión Europea’ no ha enmendado las objeciones en este sentido. Sería razonable que antes de volver a enviarlo a Europa, se revisen suficientemente su contenido para evitar una sorpresa, incluso jurídica desde cualquier instancia. Y, en paralelo, no hacer incoherencias o envío de mensajes falaces, ni a los agentes, ni a los ciudadanos.

(Por cierto, si luego además, cuando llega la liquidación de la tarifa -y del déficit tarifario consecuentemente-, se reparte su ‘a pachas’ en función de la generación total o de las casaciones de oferta, tampoco hemos hecho nada).

Cambio climático, apagones y dobles mensajes

La comunicación tiene unos componentes perversos muy particulares. En realidad, es una actividad humana que tendría que servir para mejorar y consensuar el nivel de conocimiento sobre la realidad. Lo que pasa es que en determinadas ocasiones su utilización puede servir para trasladar públicamente lo contrario de lo que se está pensando o haciendo. Un ejemplo claro es cuando un entrenador pierde un partido de fútbol un domingo y el lunes, el presidente del equipo dice a los medios de comunicación que le ratifica en el cargo y que tiene toda su confianza. Esa acción pública quiere decir (transparenta) que le queda una semana más en el banquillo del equipo, antes de recibir su cese. Si esa semana gana, en el siguiente partido que pierda el equipo se pruducirá el cese fulminante.

Algo parecido pasa en determinadas cuestiones con respecto a la política energética (y su relación con el medio ambiente, especialmente). Ayer tuvo lugar una rueda de prensa del Secretario General de Energía, Ignasi Nieto y del Secretario General para la Prevención de la Contaminación y el Cambio Climático, Arturo Gonzalo Aizpiri con motivo de las medidas (urgentes) del gobierno en materia de cambio climático, en lo que se ha venido a denominar plan medioambiental del gobierno.

Esa diferencia entre lo que se hace público y lo que se actúa es la que media en el hecho de que la distribución de derechos de emisión multiplique por tres (en la proporción más alta de la Unión Europea) en las centrales de generación por carbón, de las centrales de ciclo combinado. O que se censure por parte de la Unión Europea esta situación y que se utilicen en exceso en determinados sectores los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL). O que la detracción de derechos de emisión en el sector eléctrico se homogeneice y se distribuya ‘a pachas’, no como un instrumento de política medioambiental, sino como un instrumento de negociación sectorial. O que hayamos vuelto a los momentos de la inseguridad jurídica a cuenta de las ultimas ‘correcciones de errores en el decreto de energías renovables’, cuyas negociaciones, textos y coeficientes, fueron objetos de declaradas divergencias entre lo que se negociaba y lo que se trasladaba a los papeles. Entre los objetivos políticos del gobierno y sus acciones.

La rueda de prensa también sirvió para conocer, ocho días más tarde, la visión del Secretario General de Energía en torno al apagón de Barcelona. En esta ocasión, fue mucho más prudente en sus afirmaciones, frente a otros momentos en que su posición respecto de la Comisión Nacional de Energía y su Consejo de Administración era mucho más beligerante. Por otra parte, hay que recordar la responsabilidad del propio Nieto al frente del Instituto Catalán de Energía (ICAEN), antes de incorporarse como Director de Regulación de la CNE y como Secretario General de Energía, después. Seguramente, tantos incidentes en las correcciones de errores de estos últimos días (que según los medios sorprendieron al propio Secretario General de Energía ¿?), han impedido su necesaria posición activa en este incidente, ocurrido en las redes de Barcelona y que era de todo punto previsible de acuerdo a sus responsabilidades presentes y pasadas.

¿Quién estará mañana en la visita al lado del presidente del Gobierno?. En suma, que el pensamiento va por un lado y la acción va por otro.

¿Quién tiene las manos azules?

Una de las tácticas que tienen los progenitores para señalar los causantes de las travesuras infantiles es asegurarles que el culpable de la fechoría tiene las manos azules. Y, a posteriori, preguntarles ¿quién tiene las manos azules?. La consecuencia es inmediata, el convencido culpable se mira en un gesto automático, con las palmas de las manos levantadas hacia sus ojos delatándose ante los demás.

Por eso la comparecencia de ayer en el Parlamento español del Ministro de Industria en torno al incidente de Barcelona, las reacciones del tripartito y la propia entrevista que publicaba el diario “El País” a Luis Atienza, ofrecían actos reflejos, tics, para preparar el futuro del resultado de las investigaciones sobre las causas y responsables de lo acaecido en Barcelona. Así, Clos defendió que Red Eléctrica con el PSOE había duplicado su inversión (recordemos que Red Eléctrica es una empresa ‘privada’, aunque con presidente decidido por el gobierno correspondiente). Atienza, por su parte, afirmó que ‘las eléctricas habían dado un espectáculo lamentable’ en este incidente. Finalmente, la reacción del tripartito atribuyó a la falta de inversiones de Fecsa-Endesa a la estrategia para eludir la OPA de Gas Natural. Con independencia de la perversidad política que hay detrás de una afirmación así, transparenta una lógica política pseudoprogresista, basada en que lo público aunque ‘pluscuamprivatizado’ siempre es mejor que las empresas privadas. Por tanto, la estrategia defensiva de la política y las administraciones catalana y central colocó a cada uno en su sitio político, en sus posiciones y alineaciones.

Hay que partir de tres hechos de lógica económica. En primer lugar, las distribuidoras tienen un interés (legítimo y económico dada su actividad) en garantizar la calidad del consumo de los usuarios (facturable por tanto). En segundo lugar, las propias distribuidoras venían realizando inversiones muy importantes en las interconexiones entre la red de transporte y la red de distribución, con tendidos de 220 kV, que han sido eliminados en la reciente reforma de la Ley del Sector Eléctrico, por las presiones de REE. En tercer lugar, porque los problemas de la red de transporte de electricidad en Cataluña, datan de hace mucho más tiempo que dos años, como es público y conocido. Y, finalmente, por la propia inversión que han hecho las empresas privadas a partir de los mecanismos de mercado en capacidad de generación las eléctricas (que han duplicado la capacidad instalada de nuestro país, no la inversión anual, dos conceptos muy diferentes si se explican bien).

En este contexto hay que analizar como Red Eléctrica de España es una empresa privatizada, con reminiscencias de su pasado público, pero que actúa en un modelo ‘sin clientes’, bajo la óptica de la planificación y no del mercado. Sus ingresos provienen de la retribución regulada por la autoridad de sus activos, lo cual condiciona incluso las formas de respuesta ante estas situaciones y sus focos de preocupación, sobre todo en lo que se entiende por responsabilidad en términos jurídicos. De ahí, las pretensiones más o menos explícitas de convertirse en transportista monopolista único o sus pretensiones más o menos soterradas de promover una integración con Enagás. Recentrar a Red Eléctrica en su cometido es una tarea que compete al Ministerio de Industria. Su capacidad de condicionamiento de la regulación y de los agentes (y del funcionamiento eficiente del mercado, por tanto) y del acceso de determinadas tecnologías ha sido evidenciada y cuestionada públicamente, tanto por empresas del sector, como por un número importante de expertos.

Tampoco compete a Red Eléctrica hacer campañas para hacer un uso racional de la energía, de forma que no se sobrecarguen las redes (muy justas e incluso insuficientes en varias zonas de la península), incluyendo los versos atribuidos a su Presidente. Así, Red Eléctrica en este año ha impulsado una campaña para la sensibilización ciudadana sobre el uso del aire acondicionado de forma que se pudiera moderar el consumo energético de verano. La actividad de Red Eléctrica se debe circunscribir al hecho de invertir en tender redes para el transporte de electricidad y ser muy eficiente en ello.

Por ejemplo, imagínense que son ustedes el restaurante en el que se celebra un banquete de bodas y hacen una campaña entre los invitados para concienciarles de que el marisco es malo para el colesterol o que los dulces producen diabetes. Por tanto, la voracidad de los consumidores no exonera a Red Eléctrica de la misión de construcción de nuevas redes de transporte de electricidad, que según todos los expertos no alcanza las necesidades derivadas del crecimiento en la capacidad de generación y de consumo, en nuevos kilómetros de red.

Por eso, y por encima de lo beatífico de intentar involucrar con un ‘mea culpa’ a todos en estos problemas, es preciso, recentrar el papel de Red Eléctrica, situar en sus justos términos de equilibrio su capacidad de influir en la regulación, en el acceso de las tecnologías de acuerdo a la política energética y requerir la capacidad gestora y de inversión para responder a las necesidades de la evolución del mercado, de la generación y el consumo.

Y, en el caso de Barcelona, investigar y dar transparencia al máximo y hasta el final, para identificar las causas cercanas y profundas del incidente, que se explique el por qué no intervino ningún mecanismo para evitar la propagación a la red de alta tensión y que el apagón se extendiera con unas consecuencias devastadoras para la ciudad. Los ciudadanos merecen explicaciones claras y respuestas.

Con las indemnizaciones y las multas no termina el incidente de Barcelona

Barcelona sigue sumida en las consecuencias del apagón del lunes de la semana pasada, derivado del grave incidente en su red de transporte de electricidad. Hay barrios y zonas que pierden el suministro en algunas ocasiones y mantienen una situación de provisionalidad en la ciudad condal, impropia de una gran urbe industrial y empresarial, la segunda del país. Un apagón que va a mantener los generadores por la ciudad durante varios meses, incorporándose al paisaje urbano casi hasta las próximas elecciones generales (el peor de los escenarios posibles). En privado, miembros del Partido Socialista, confiesan que la situación en los servicios públicos en Catalunya, y en concreto, en Barcelona, puede ser muy contraproducentes ante la próxima cita electoral. Preocupación que invade al equipo del Ministerio de Industria y al de la Generalitat, sobre todo por sus consecuencias políticas. Evidentemente, al parecer, todo gobierno tiene su ‘Carmel’ a cuestas.

Se anuncia que los usuarios van a comenzar a percibir las indemnizaciones (entre 60 y 300 euros) y el ex Ministro de Industria y actual Presidente de la Generalitat José Montilla, anuncia multas de 30 millones de euros para las empresas responsables. Un aviso que ha puesto con las espadas en alto a las dos empresas involucradas en el incidente, pero una y otra cosa (indemnizaciones y multas) no deben terminar con este incidente en el seno de la opinión pública, como si fuese una ‘serpiente de verano’ en el argot de los medios de comunicación. Unidos al apagón, persisten problemas de fondo en las redes de transporte eléctrico en Catalunya (que junto al transporte ferroviario y en otros servicios públicos, conforman un panorama pavoroso) que deben ser afrontados y gestionados en serio, y seguramente, Montilla deberá actuar con la mayor ejecutividad para que esto que ha pasado no se vuelva a producir.

La CNE investiga el incidente

Lo que sí parece claro es el enfrentamiento abierto entre la empresa distribuidora Fecsa-Endesa y Red Eléctrica de España. En una situación como esta con fuertes indemnizaciones y multas en juego, la resolución de esta cuestión promete que no será pacífica. En la resolución también jugará, la Comisión Nacional de Energía, presidida por Maite Costa, que se reunirá el próximo 23 de agosto para valorar el estado de las investigaciones y la posible determinación de responsables al respecto, en el marco del expediente abierto por el organismo. Por otra parte, el hecho de que hasta la esposa del presidente argentino Cristina Fernández de Kirchner haya ironizado sobre el asunto, no debería dejar tranquilos a las autoridades españolas, más bien debe ser signo de preocupación.

En el caso que nos ocupa del incidente en la red de transporte de Barcelona, hay que analizar el origen de los problemas y como puede propagarse con esa facilidad y voracidad, sin que existan o actúen mecanismos que frenen o mitiguen el impacto y el alcance de estos ‘incidentes’. Con la mayor transparencia, se deben identificar la relación entre las causas cercanas y profundas del incidente, las responsabilidades del mismo y amortiguar sus consecuencias para los consumidores y usuarios con la mayor celeridad. Y, al mismo tiempo, se deben poner todas las medidas para que no vuelva a suceder, haciendo un diagnóstico claro y certero de la situación. Y de sus soluciones.