¿Quién tiene las manos azules?

Una de las tácticas que tienen los progenitores para señalar los causantes de las travesuras infantiles es asegurarles que el culpable de la fechoría tiene las manos azules. Y, a posteriori, preguntarles ¿quién tiene las manos azules?. La consecuencia es inmediata, el convencido culpable se mira en un gesto automático, con las palmas de las manos levantadas hacia sus ojos delatándose ante los demás.

Por eso la comparecencia de ayer en el Parlamento español del Ministro de Industria en torno al incidente de Barcelona, las reacciones del tripartito y la propia entrevista que publicaba el diario “El País” a Luis Atienza, ofrecían actos reflejos, tics, para preparar el futuro del resultado de las investigaciones sobre las causas y responsables de lo acaecido en Barcelona. Así, Clos defendió que Red Eléctrica con el PSOE había duplicado su inversión (recordemos que Red Eléctrica es una empresa ‘privada’, aunque con presidente decidido por el gobierno correspondiente). Atienza, por su parte, afirmó que ‘las eléctricas habían dado un espectáculo lamentable’ en este incidente. Finalmente, la reacción del tripartito atribuyó a la falta de inversiones de Fecsa-Endesa a la estrategia para eludir la OPA de Gas Natural. Con independencia de la perversidad política que hay detrás de una afirmación así, transparenta una lógica política pseudoprogresista, basada en que lo público aunque ‘pluscuamprivatizado’ siempre es mejor que las empresas privadas. Por tanto, la estrategia defensiva de la política y las administraciones catalana y central colocó a cada uno en su sitio político, en sus posiciones y alineaciones.

Hay que partir de tres hechos de lógica económica. En primer lugar, las distribuidoras tienen un interés (legítimo y económico dada su actividad) en garantizar la calidad del consumo de los usuarios (facturable por tanto). En segundo lugar, las propias distribuidoras venían realizando inversiones muy importantes en las interconexiones entre la red de transporte y la red de distribución, con tendidos de 220 kV, que han sido eliminados en la reciente reforma de la Ley del Sector Eléctrico, por las presiones de REE. En tercer lugar, porque los problemas de la red de transporte de electricidad en Cataluña, datan de hace mucho más tiempo que dos años, como es público y conocido. Y, finalmente, por la propia inversión que han hecho las empresas privadas a partir de los mecanismos de mercado en capacidad de generación las eléctricas (que han duplicado la capacidad instalada de nuestro país, no la inversión anual, dos conceptos muy diferentes si se explican bien).

En este contexto hay que analizar como Red Eléctrica de España es una empresa privatizada, con reminiscencias de su pasado público, pero que actúa en un modelo ‘sin clientes’, bajo la óptica de la planificación y no del mercado. Sus ingresos provienen de la retribución regulada por la autoridad de sus activos, lo cual condiciona incluso las formas de respuesta ante estas situaciones y sus focos de preocupación, sobre todo en lo que se entiende por responsabilidad en términos jurídicos. De ahí, las pretensiones más o menos explícitas de convertirse en transportista monopolista único o sus pretensiones más o menos soterradas de promover una integración con Enagás. Recentrar a Red Eléctrica en su cometido es una tarea que compete al Ministerio de Industria. Su capacidad de condicionamiento de la regulación y de los agentes (y del funcionamiento eficiente del mercado, por tanto) y del acceso de determinadas tecnologías ha sido evidenciada y cuestionada públicamente, tanto por empresas del sector, como por un número importante de expertos.

Tampoco compete a Red Eléctrica hacer campañas para hacer un uso racional de la energía, de forma que no se sobrecarguen las redes (muy justas e incluso insuficientes en varias zonas de la península), incluyendo los versos atribuidos a su Presidente. Así, Red Eléctrica en este año ha impulsado una campaña para la sensibilización ciudadana sobre el uso del aire acondicionado de forma que se pudiera moderar el consumo energético de verano. La actividad de Red Eléctrica se debe circunscribir al hecho de invertir en tender redes para el transporte de electricidad y ser muy eficiente en ello.

Por ejemplo, imagínense que son ustedes el restaurante en el que se celebra un banquete de bodas y hacen una campaña entre los invitados para concienciarles de que el marisco es malo para el colesterol o que los dulces producen diabetes. Por tanto, la voracidad de los consumidores no exonera a Red Eléctrica de la misión de construcción de nuevas redes de transporte de electricidad, que según todos los expertos no alcanza las necesidades derivadas del crecimiento en la capacidad de generación y de consumo, en nuevos kilómetros de red.

Por eso, y por encima de lo beatífico de intentar involucrar con un ‘mea culpa’ a todos en estos problemas, es preciso, recentrar el papel de Red Eléctrica, situar en sus justos términos de equilibrio su capacidad de influir en la regulación, en el acceso de las tecnologías de acuerdo a la política energética y requerir la capacidad gestora y de inversión para responder a las necesidades de la evolución del mercado, de la generación y el consumo.

Y, en el caso de Barcelona, investigar y dar transparencia al máximo y hasta el final, para identificar las causas cercanas y profundas del incidente, que se explique el por qué no intervino ningún mecanismo para evitar la propagación a la red de alta tensión y que el apagón se extendiera con unas consecuencias devastadoras para la ciudad. Los ciudadanos merecen explicaciones claras y respuestas.

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