El gobierno petrifica las tarifas

Ayer se conoció la decisión del Gobierno de solicitar a la Comisión Nacional de Energía de congelar las tarifas en el ultimo trimestre de año 2007. La primera reflexión que cabe extraerse de esta decisión de no modificar las tarifas, es que estamos en tiempo de descuento político de cara a las elecciones generales del mes de marzo, por lo que no podemos esperar avances en esta cuestión, aunque sí retrocesos como éste. Esta acción se puede unir a los anuncios electorales del Gobierno: 2.500 euros por hijo, subida de las pensiones de 1.450 euros para viudos/as y pensiones mínimas. Con la diferencia es que esta cuestión no es una prestación o una subvención, en teoría.

En el mismo sentido, y desde el punto de vista político, parece que el Ministerio de Industria, ya ha tirado la toalla, debilitado ante los dos intentos previos fallidos de subida de tarifas, con ‘campaña de creación de clima’ asociados y que fueron abortados abruptamente desde la Presidencia del Gobierno, una vez por la Vicepresidenta del Gobierno y la segunda, al parecer por el propio Presidente.

Industria justifica esta ‘no decisión’, en el futuro. Según las informaciones conocidas ayer, esta la “estrategia” de no subir las tarifas es coherente con los crecientes recursos destinados a financiar medidas de ahorro energético y con la política de instalar contadores electrónicos, que discriminan la electricidad consumida por periodos’ (¿?). ¿Qué hacemos con los costes de generación de todo lo que hayamos consumido hasta el momento en que estén implantados masivamente los contadores? ¿Alguien ha medido el ahorro real de esta medida y cuando se producirá?.

Para ser un Ministerio con todo su aparato político, económico y estadístico no hay rastro en la justificación de lo que en realidad económicamente determina el precio de la misma: el coste de la generación, el transporte y la distribución. Y, en la parte hoy liberalizada, los costes de generación, se reflejan a través de los precios que se obtienen en el mercado eléctrico. Obviar esa realidad es un ejercicio poco útil que alimenta el déficit tarifario, ‘ex ante’ o ‘ex post’, para trasladarlo a los ciudadanos (votantes) futuros. Eso si es estrategia.

Otra conclusión que puede sacarse de lo que se ha conocido por los medios es, que el gobierno petrifique la tarifa para los usuarios no quiere decir que no modifique parámetros de retribución para las empresas, como los de garantía de potencia o de capacidad. Por tanto, hasta no conocer más detalles del contenido de la propuesta no se podrá conocer el alcance de las modificaciones tarifarias, que seguramente si las hay. El manierismo regulatorio es infinito como los granos de arena del desierto y, ante eso, solo queda que todos se tienten la ropa. Se trata de que todo cambie y de que todo permanezca igual a la vez, en un ejercicio de malabarismo político intervencionista.

Finalmente, hagan apuestas. ¿Que va a pasar a principios del año que viene con las tarifas del 2008? Con las elecciones más cerca, puede ser que los sondeos y las encuestas, determinen la acción del gobierno o que simplemente se aplacen al trimestre posterior a las elecciones las posibles subidas (con contadores y todo). Algún día habrá que reflexionar de que los calendarios electorales modifiquen los comportamientos institucionales de los agentes, porque confunden cálculos tarifarios con cálculos electorales.

Lo que está claro es que estrategias hay muchas. La de no importunar las voluntades políticas de Moncloa y no meterse en problemas. La de convencer a los ciudadanos que la no subida de tarifas se asienta en los contadores que se implantarán en el futuro. La estrategia de convencer a los consumidores que no sean eficientes en su uso de la energía, porque no sube su precio y, por tanto, la pueden malgastar. La de la demagogia electoral y los juegos de espejos a los ciudadanos y consumidores. La estrategia de trasladar los precios presentes a precios futuros para que lo paguen otros. La del ‘tardofranquismo energético’: no subir los costes de la energía por el encarecimiento del petróleo para no provocar más tensiones políticas. Si esto que está pasando, no es ortodoxo, no es sano económicamente como ya se demostró en su momento, pero no es nuevo.

Ahora se le llama estrategia a cualquier cosa. Lo que nos quedará por ver.

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