Fin de curso en energía –2

De fuerte cuestionamiento podríamos calificar la política energética española desde distintas instancias empresariales e internacionales, incluida la Unión Europea. Una situación sin precedentes dados los beneficios de la economía española de su incorporación al mercado europeo. Por otra parte, las relaciones internacionales en el ámbito de la energía a nivel corporativo con E.On, Enel, Sonatrach, etc… también han recibido fuertes críticas en este período. La inseguridad y provisionalidad regulatoria están empezando a hacer mella en un sector cuyas actuaciones y actividades requieren reglas claras, transparentes y de largo plazo, dado el volumen y duración de sus inversiones. Continuamos con el repaso de temas de estos nueve meses en materia de política de la nueva Administración energética surgida tras la salida de Montilla.

-La Comisión Europea mete el dedo en el ojo en el estado del mercado y de la regulación en España.

La Comisión Europea emitió un informe en el que daba cuenta de las importantes diferencias y críticas que se formulan desde las autoridades europeas al comportamiento de las autoridades y marco regulatorio energético español. El texto tiene un tono muy directo y hasta ahora desconocido en las afirmaciones que se realizan sobre el sector y las autoridades españolas y repasa de manera minuciosa todos los aspectos destacables en el plano regulatorio y del mercado energético en España, desde las tarifas por debajo de costes, la configuración del mercado, los Costes de Transición a la Competencia, el comportamiento de la CNE y el Ministerio de Industria, hasta la propia OPA de E.ON a Endesa, entre otros. El informe concluía como “En España, las decisiones de política energética son determinadas por consideraciones estrictamente políticas más que por una política energética a largo plazo.”

Además, la Comisión Europea decidió iniciar un procedimiento de infracción por las condiciones a la OPA de E.ON sobre Endesa, al considerar que España atentó contra el mercado único y la libertad de establecimiento.

– Crece la incertidumbre regulatoria

El conflicto con las empresas eólicas a cuenta de la modificación del régimen retributivo buscando la retroactividad en el R.D. 436/2004, la modificación de la retribución de los activos regulados gasistas (con un impacto fuerte en las cotizaciones de Enagás y Red Eléctrica), son dos ejemplos de un modus operandi regulatorio: dejar los coeficientes a negociación y modificación, sin utilizar mecanismos de cálculo que los respalden. Luego si aparecen ‘sorpresas’, se corrigen.

Fuentes del sector comentan el fuerte deterioro en la calidad regulatoria procedente del Ministerio de Industria. De hecho, el R.D. 661/2007 tendrá corrección de errores y corrección a la corrección de errores, a cuenta de una previsible modificación de los plazos que operan desde que la Comisión Nacional de Energía indica que se ha cumplido el 85 % de los objetivos previstos en materia de instalación de energía fotovoltaica, para evitar la elevación de sus costes en la factura de las primas a este tipo de energía. Desde distintas instancias se señala la ausencia de Memorias Económicas en los proyectos normativos, la utilización excesiva del decreto ley con cuestiones que no llegan a entrar en vigor incluidos y como se regulan cuestiones como la participación de la CNE en las tarifas y no en la reforma de la ley del sector eléctrico que ha tenido lugar con motivo de la transposición selectivas de las Directivas Europeas.

Además, el Ministerio de Industria demora la elaboración de las órdenes ministeriales para la titulización del déficit tarifario, con interpretaciones en términos de tipos de interés de referencia y contenidos contradictorios, provocando una situación sin precedentes entre las entidades financieras y las empresas eléctricas.

– La independencia de la CNE consiste en más trabajo y funciones de gestión y supervisión

Ignasi Nieto anticipó que la CNE elaborará a partir del año que viene la propuesta de modificación periódica de las tarifas eléctricas, una cuestión que no se incluyó en la propia reforma de la Ley del Sector Eléctrico y que se reguló en la modificación de tarifas operada en el mes de julio. Consideró que la elaboración de estas propuestas refuerza la independencia del organismo. El papel de la CNE en las subastas de energía eléctrica y emisiones, en los controles en materia de biocarburantes y en los nuevos requerimientos de seguimiento y supervisión del régimen especial aumentan las actividades de control y gestión del organismo.

Por su parte, la relación entre el Ministerio de Industria y la CNE se ha visto salpicada por varios incidentes con motivos de la devolución de los informes de tarifas y de renovables muy críticos con las propuestas de Industria. Y, también por la desautorización del organismo regulador con motivo de los recursos planteados por las empresas a las decisiones del organismo. La CNE no ha conseguido en la reforma del sector eléctrico mayores niveles de independencia, en lo que se refiere a elección de sus miembros y su presidencia, capacidad de ser ultima instancia en sus dictámenes (sigue subdordinada al Ministerio de Industria) o en sus cometidos.

– El déficit tarifario y las emisiones de CO2 disminuyen gracias a la climatología

Un invierno más cálido y un verano con temperaturas menos extremas, hacen que disminuya la demanda de energía y aumente la generación hidráulica. Un balón de oxígeno para la evolución de las emisiones de CO2, para el precio del kilowatio y para la factura eléctrica, gracias a una mayor hidraulicidad y la menor demanda.

– Un ministro intuitivo en las operaciones corporativas de Endesa

Clos anunció en la Cadena Ser que habría una solución feliz en medio de la OPA que la empresa alemana E.On había lanzado sobre Endesa. Esa misma tarde se conoció que Acciona y Enel lanzarían una OPA por la energética española, en la que la sombra de la sospecha de la intervención del Gobierno en muñir esta alianza no acaba de despejarse. Por su parte, la Comisión Nacional de Energía cuestionó en dos de sus decisiones la titularidad del gobierno italiano y las limitaciones al gobierno corporativo de la empresa. En el caso de las condiciones fijadas cuando Enel solicitó participar en Endesa, a fin de valorar la participación del estado italiano en la compañía y sus posibles limitaciones por este motivo de acuerdo con el denominado Decreto Rato, el gobierno retiró las condiciones de este organismo regulador.

– Industria cede ante Sonatrach con facilidad

La Comisión Nacional de Energía fijó siete condiciones al proceso de solicitud de Sonatrach para elevar del 20 al 36 % de su participación en el consorcio Medgaz, que promueve un gasoducto submarino entre Argelia y España. El Ministerio de Industria, por su parte, eliminó cinco de esas siete condiciones. Tras una reunión entre el Ministro Clos y el representante de la empresa, Chakib Jelil, Industria redujo a dos las condiciones y con matizaciones sobre el dictamen del organismo que dirige Maite Costa. La presidenta se apresuró a defender en los medios que la configuración final de las condiciones establecidas por el Ministerio mantenía la esencia de la decisión del consejo de Administración del organismo, mientras Gas Natural y políticos catalanes expresaban su fuerte contrariedad por estas decisiones.

– Plan Nacional de Asignaciones y Derechos de Emisión

El segundo Plan de Asignaciones (ésta no es una cuestión que depende del Ministerio de Industria, sino del Ministerio de Medio Ambiente) multiplica por tres los derechos que concede a las instalaciones de generación de carbón frente a las de ciclo combinado. Una cuestión, la asignación gratuita de derechos, que a posteriori, se ve afectada también por el procedimiento de detracción de los mismos (esto sí es de Industria). El Plan Nacional de Asignaciones fue criticado por la Unión Europea por su falta de equilibrio y por su utilización excesiva de los Mecanismos de Desarrollo Limpio en determinados sectores.

Así, en el año 2006, la ultima propuesta se basaba en la disminución del importe de estos derechos a las empresas, de forma generalizada. En conjunto, se denuncia la contradicción entre las expresiones de la política medioambiental y el comportamiento en el sector energético, de forma que se prima a las tecnologías más contaminantes, bajo el principio «el que contamina, cobra».

Fin de curso en energía -1

La salida del Ministro Montilla se saldó con la incorporación del ex alcalde de Barcelona Joan Clos como Ministro de Industria. Simultáneamente, la dimisión del anterior Secretario General de Energía, Antonio Fernández Segura, supuso la incorporación del hasta ese momento Director de Regulación de la Comisión Nacional de Energía, Ignasi Nieto a ese puesto. Una gestión muy controvertida y criticada desde distintos puntos de vista, tanto que desde los ámbientes financieros y empresariales se califica de muy mala. Hacemos un repaso balance final de curso de la misma, pero la inseguridad regulatoria, lo único constante paradójicamente en la actuación Ministerio de Industria, arroja unas calificaciones muy bajas para el equipo de energía.

– El incidente en las redes eléctricas más grave de los últimos años se produce en Barcelona

Empezando por el final de este período, Barcelona, segunda ciudad del país, quedó sumida en un caos por una avería que se propagó de las redes de baja tensión a las redes de alta tensión. Se trata del apagón de mayor duración y con mayor afectación de usuarios finales en mucho tiempo de nuestro país. El ritmo lento en la construcción de redes de transporte de electricidad tanto para atender los incrementos en la generación como para llegar a los puntos de consumo, la situación de las redes eléctricas en Cataluña y el proceso de traspaso de las redes de 220 kW de las distribuidoras, son el contexto de esta gravísima situación que ha provocado una indignación social considerable en la ciudad condal y una convulsión política considerable en los círculos catalanes.

– Red Eléctrica ya es monopolio único en la red de transporte

La aprobación de la Ley de Reforma del Sector Eléctrico consagró a Red Eléctrica de España como transportista único en todo el territorio nacional. Por otra parte, de forma unánime el sector reconoce la cada vez mayor influencia del transportista en la regulación energética, condicionando el acceso a la red, la incorporación de determinadas tecnologías a la red. La relación entre Luis Atienza y el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (que ya ha visitado en dos ocasiones Red Eléctrica) según fuentes del sector, es un elemento para comprender esta anómala situación.

– El Gobierno resuelve la tarifa por la vía política

Dos veces, dos, las que el Gobierno ha determinado la evolución de la tarifa eléctrica bajo criterios políticos, orillando las propuestas del Ministerio de Industria, de la Comisión Nacional de Energía y del Ministerio de Economía. En diciembre y en julio, en su primera revisión del 2007, que a partir de este momento tendrá carácter trimestral. Ya se ha anticipado por parte de las autoridades políticas que no habrá nuevas subidas de tarifa hasta diciembre, lo que teniendo en cuenta el período preelectoral abierto hace suponer que esta cuestión pasará de puntillas en la agenda de los reguladores. Por su parte, la no subida de las tarifas domésticas ha tenido su contrario en la elevación de las tarifas industriales, quienes han visto una forma de compensar la nueva regulación de gestión de la demanda, que mantiene una diferencia sustancial entre el precio del MW para los consumidores y las grandes industrias, a partir de la definición de los servicios de interrumpibilidad. Los más perjudicados las empresas e industrias que no pueden acogerse a las tarifas de grandes consumidores.

– El déficit tarifario ya es ex ante

La peculiaridad del sistema eléctrico español, el déficit tarifario (una formula para que los usuarios paguen a largo plazo, catorce años, los costes de generación que la tarifa no absorbe anualmente) será a partir del año 2007, ex ante. Es decir, se reconoce su montante antes de que se produzca. La creatividad en materia de productos financieros, incluso en el consumo eléctrico, crece sin cesar, bajo la fórmula ‘consume ahora, paga después’.

– El conflicto con las renovables desgasta al Ministerio de Industria y sigue generando incertidumbre regulatoria

El conflicto con el sector eólico a cuenta de la modificación del R.D. 436/2004, tuvo como fondo un duro enfrentamiento entre la Secretaria General de Energía, muy prolongado en el tiempo, cuya base era la pretensión de Industria de conseguir la retroactividad del anterior decreto. El resultado final el R.D. 661/2007, que establece un período transitorio muy largo, parece haber satisfecho en un primer momento los intereses del sector que, en todo caso, denuncian la falta de estabilidad regulatoria: cada cuatro años podrá modificarse desde cero su régimen retributivo. El cambio en el Decreto de las renovables que ahora podría afectar a la industria fotovoltaica amenaza nuevamente una situación de inseguridad jurídica y regulatoria, recortando el período para elegir régimen tarifario.

– Un decreto para forzar el carácter presidencial de la Comisión Nacional de Energía

El Ministerio de Industria promulgó el R.D. 1204/2006 que buscaba ‘presidencializar el organismo’ otorgando más poderes a la presidencia, que en estos momentos es ostentada por Maite Costa. El Real Decreto configuraba una tríada ejecutiva y erosionaba las funciones y ámbitos de decisión de los miembros del Consejo de Administración. El decreto ha sido recurrido por tres consejeros de la Comisión Nacional de Energía y prosigue su trámite ante el Tribunal Supremo. El Ministro de Industria, Joan Clos, prometió a dos consejeros José Sierra y Carmen Fernández Rozado que esta situación se resolvería en breve, mientras ordenó interponer recurso para buscar su inadmisibilidad a través de los Abogados del Estado. Por su parte el Tribunal Supremo desestimó el pasado 18 de junio el recurso del Abogado del Estado, por lo que probablemente, antes de que finalice el año tendrá lugar su resolución judicial.

Continua…

Convulsión política por el apagón de Barcelona

Las crisis siempre tienen la virtualidad de poder servir de elemento catalizador de problemas de fondo. Por eso, el problema del gravísimo incidente en Barcelona que sigue manteniendo a ciudadanos sin suministro y a la ciudad casi en un estado de excepción (camiones generadores por toda la ciudad, tendido de cables de forma urgente, turnos rotatorios de suministro de electricidad en determinados barrios, fuerte indignación pública, caceroladas, serías revueltas cívicas y ciudadanas, etc…) amenaza directamente a los responsables del ámbito de la energía en nuestro país, todos ellos catalanes, casualmente, y alguno como el ex Alcalde de Barcelona, Joan Clos, especialmente ligados a la ciudad, con el agravante de que el presidente de la Generalitat José Montilla, también fue Ministro de Industria.

El enfado sonoro es el de los ciudadanos. El primer enfado sordo es el del sector empresarial catalán, que ven como el coste en tiempo y en imagen pública que ha supuesto tener a tres catalanes al frente de la energía (Joan Clos, Ministro de Industria, Ignasi Nieto, Secretario General de Energía y Maite Costa, Presidenta de la Comisión Nacional de Energía), no consigue resolver los problemas energéticos y de redes de Cataluña. Por otra parte, tampoco se aprecia una defensa de los intereses de las empresas catalanas de energía, sino más bien al contrario como se aprecia en la actuación del Ministerio en sus últimas decisiones, referidas a Sonatrach y al Plan Nacional de Asignaciones referidas a Gas Natural, cuestiones que hoy mismo aparecen recogidas en nuestras páginas. El segundo enfado procede del propio gobierno de la Generalitat, que ve cómo la situación empeora por momentos y también puede afectar a los gobiernos autónomo y municipal, lo cual no estaba en ninguna cábala.

En este sentido, ayer en la presentación de la memoria de la Comisión Nacional de Energía, cundió el rumor de la posible dimisión de Maite Costa, presidenta del organismo (petición que cada cierto tiempo se hace más insistente en los círculos especializados). Algo que además se alimentó con la forma en la que la propia Costa evitó responder a las preguntas de varios medios de comunicación.

Por otra parte, en días pasados han cobrado fuerza en el sector como se han transparentado desde distancias instancias de Industria las fuertes disensiones entre el Secretario General de Energía, Ignasi Nieto y Jorge Sanz, Director General de Energía y Minas (segundo de Nieto, procedente de la etapa anterior y de Intermoney), especulándose también con una remodelación de la CNE y del Ministerio de Industria, que podría pasar por un intercambio de puestos entre el Director General de Energía y Minas en Industria y el actual Director de Regulación de la CNE (José Manuel Revuelta) al que se le conoce buena sintonía y fuerte una relación directa con Nieto. Otra alternativa a la sustitución de Sanz podría ser la de Francisco Maciá, actual Subdirector General de Planificación Energética, lo que buscaría intentar contentar nuevamente a Cataluña y a los sectores cercanos a Red Eléctrica.

En todo ello, las ‘familias socialistas’ cercanas a la energía también están atentos a lo que podría pasar y tomando posiciones al respecto. Desde el grupo más cercano al ex Ministro, Juan Manuel Eguiagaray, hasta Intermoney con Miguel Ángel Lasheras o el propio Ministerio de Economía, con David Vegara.

Es evidente que, en el ámbito de la energía, el Gobierno está empezando a recoger frutos de una erosión gestora importante y, probablemente, dado el dinamismo de este sector, debería tomar cartas en el asunto con rapidez, pese a que no se haya visto afectada este área por la ultima remodelación del Ejecutivo. Máxime cuando el comportamiento de Red Eléctrica, consiguiendo de los actuales responsables de Energía en el Ministerio de Industria, convertirse en transportista y monopolista único, condicionando la regulación y el acceso a la red de determinadas tecnologías y con una capacidad de creación de nuevas autopistas de transporte insuficiente para responder a la demanda que procede de la generación y el consumo, tal y como denuncian los expertos.

Y, todo ello, agradeciendo la ‘bondad climática’ de este verano ‘fresquito’ que salva el precio de la energía, el déficit tarifario y posibles apagones en los lugares más críticos que ya había identificado Red Eléctrica. Por eso, la descoordinación y mala imagen que ha reflejado la respuesta de la Administración central en este problema, incluso en las intervenciones públicas de Clos y Atienza (focalización e ingenieria respectivamente), el conocimiento del origen y la responsabilidad de este accidente y también de su propagación masiva, el análisis profundo de la dinámica sectorial y el comportamiento del transportista en materia de inversión en nuevas redes y el propio estado de las redes de transporte en Cataluña particularmente hacen que se exija a corto plazo respuestas para dar transparencia ante un hecho de estas características y tal gravedad.

A propósito, en todo el gran escándalo de lo que está pasando en el apagón de Barcelona ¿dónde está Ignasi Nieto?

Permanezcan atentos a la pantalla. ¿Será un otoño caliente?

Barcelona: la primera en la frente del monopolista único

Además de los graves problemas que se han producido para los ciudadanos de la ciudad Condal, el apagón acaecido ayer en Barcelona debe servir de reflexión sobre las redes de transporte eléctrico, la actuación del hoy transportista único en este ámbito (que debería ser el principal de su actividad) y la política seguida por el Ministerio de Industria.

Como hemos venido publicando en Energía Diario, la ley de Reforma del Sector Eléctrico ha consagrado el transportista único en las redes eléctricas (estableciendo una definición técnica de las redes) a favor de Red Eléctrica de España (REE). Esta ha sido una cuestión en que la influencia de Luis Atienza, actual presidente de Red Eléctrica, y su equipo técnico, han intervenido decisivamente en la formulación jurídica de esta normativa, de forma que hasta las últimas fases de la tramitación parlamentaria no se había conocido la prebenda para esta empresa privada que cotiza en Bolsa, pero que aspira y promueve una posición monopolística ‘de facto’.

Así, ni corta, ni perezosa, Red Eléctrica, una vez aprobada la ley por el Congreso de los Diputados, ordenó que las empresas distribuidoras abandonen aquellos tendidos de redes de 220 kW que tuviesen en construcción. De hecho, en el grave incidente de Barcelona, este es uno de los casos en que la empresa distribuidora había abandonado una línea de 220 kW en construcción, para el momento en que tuviese que entrar a formar parte de los activos de REE.

En nuestro país, como han puesto de manifiesto un número ya amplio de expertos, el crecimiento de la capacidad de generación eléctrica de los últimos años y los crecimientos de la demanda, no se han venido acompasando al crecimiento de las redes de transporte. Son muy pocos los kilómetros de nuevos tendidos que se realizan en la construcción de nuevas ‘carreteras’ de cables de alta tensión (la inversión que se está realizando afecta fundamentalmente a la ampliación de cableados en redes existentes). Red Eléctrica, en todo caso, sin ofrecer resultados que sean comparables con los crecimientos en capacidad de generación, ofrece la suma de los dos, para evitar el conocimiento de la realidad.

En Catalunya persisten fuertes y graves problemas de redes de transporte de energía y obsolescencia de la red, que exigen gestión e inversión y que los mecanismos de mercado operen para fomentar que se resuelva este estado de cosas. Una situación que además puede evidenciar los primeros síntomas de putrefacción, si no se toman medidas al respecto. En esta publicación hemos dado cuenta de los graves problemas existentes en Girona (cada año en verano es preciso generar energía desde embarcaciones a base de fuel, elevando considerablemente el precio de producción de electricidad) y en determinadas comarcas del norte de esta provincia. O, como la situación de la interconexión con Francia evidencia una falta de capacidad gestora prolongada durante más de doce años (que veremos si la intercesión de Mario Monti, tan demorada, la resuelve) y afecta, incluso, al calendario del AVE. Por tanto, los ciudadanos catalanes pueden estar verdaderamente enfadados por el estado de las redes de transporte y por su escasa respuesta, y deben exigir gestión a los responsables públicos en este ámbito.

Por ello, resulta paradójico que una situación de deterioro así (y todos los problemas existentes en las redes de transporte en Catalunya, conocidos y reconocidos) se produzca en un momento en que las cabezas visibles del Ministerio de Industria en materia de energía son catalanes: Joan Clos (hoy ejerciendo de ex alcalde en gabinete de crísis), Ignasi Nieto y Maite Costa, y confirman las fuertes reservas que, en privado, formulan desde el sector empresarial catalán (y los responsables políticos de la Generalitat respecto de sus enviados) hacia la gestión de los tres al frente en sus distintas posiciones. Son evidentemente, responsables de la gestión realizada en el ámbito de las redes de transporte y de haber caído en la tela de araña de los intereses técnicos del transportista único (cuya influencia en el ámbito regulatorio está denunciada ampliamente también por muchos expertos, por algunas empresas y por algún consejero de la CNE).

Como contraposición, cabe hacer el análisis de cómo los mecanismos de mercado han operado perfectamente en el ámbito de la generación eléctrica, frente a los mecanismos de planificación, que definen la acción del transportista, ahora acentuados mucho más con la nueva ley que ha configurado un monopolio único en las redes de transporte. En nuestro país, la acción de las empresas generadoras ha duplicado la capacidad de generación eléctrica, en muy pocos años, en la medida que las empresas han encontrado mecanismos e incentivos dentro de la propia dinámica del mercado y eso se ha producido respondiendo a la necesidad del aparato productivo y en respuesta a la demanda de consumo que venimos registrando. A cambio, podemos analizar qué tenemos en materia de redes, una situación contradictoria e insuficiente en todos los sentidos.

Luis Atienza y su equipo deberían emplearse a fondo en resolver estos problemas, invertir en redes y dar respuesta adecuada a la necesidad de redes de transporte que eviten los problemas de evacuación de energía desde las plantas de generación y los problemas de transporte y suministro por este motivo en varias zonas del país. En sentido contrario, deberían evitar varios comportamientos: no convencer a la realidad de que no crezca tanto (no es su papel), dejarse de aspiraciones de ampliar sus ambiciones y comportamientos monopolísticos, dificultar la conexión de determinadas tecnologías, intervenir activamente en la regulación para limitar el funcionamiento de mercado o promover esa ¡nacionalización! (sic, tal y como aparece en Cinco Días) de Enagás, ¿un posible paso previo a su fusión?.

Pero esto no lo van a hacer, obviamente, Atienza y Red Eléctrica por su propia voluntad. Deberán ser probablemente las autoridades catalanas y de otras Comunidades Autonómas las que tendrán que obligar y presionar al Gobierno, el Ministerio de Industria y la Secretaria General de Energía a que regule, gestione y dirija sin sucumbir a las presiones del transportista único y trino (que es una parte del sistema eléctrico, que tiene una misión concreta y definida, pero que no puede influir y condicionar la actuación de los demás agentes y, menos, del mercado y del funcionamiento del sector eléctrico).

Bisutería legal contra el cambio climático en España

El pasado viernes el Gobierno tuvo un Consejo de Ministros monográfico para abordar la política española en torno al cambio climático. En conjunto, el Gobierno aprobó un conjunto de más de 190 medidas, del las cuales casi la mitad, noventa, se consideran urgentes a juicio del Ejecutivo. En la comparecencia, Cristina Narbona y la Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, quien en la Comisión de Subsecretarios del día anterior increpó a sus integrantes por la ausencia de proyectos y el bajo perfil de la actividad ministerial.

El Gobierno, y más concretamente su Presidente, ha querido forjar una imagen de compromiso con el medio ambiente y con la lucha contra el cambio climático. Fruto de ello son estos enunciados políticos, y al mismo tiempo su posicionamiento contra la energía nuclear y su voluntad de impulsar las energías renovables y el compromiso en el programa para el año 2020 (20% de generación por renovables, 20% de reducción de emisiones y 20% de ganancia en eficiencia energética).

Además, al Gobierno español le ha salido un aliado de altos vuelos. El ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, con todas sus iniciativas ha conseguido concienciar a la población mundial, del que posiblemente sea el problema más global al que se enfrenta la humanidad, y al mismo tiempo, que parece que podría azotar a nuestro país con especial virulencia en un plazo de pocos años.

Quiere decirse que toda esa fase previa de convencer a lo que hoy se denomina ‘ciudadanía’ de la importancia del cambio climático y de la necesidad de establecer medidas, parece que se ha cumplido con efectividad. Podemos concluir que hay una conciencia social previa y necesaria para cualquier iniciativa pública. Lo cual no está nada mal.

¿Qué tenemos a cambio, qué le ofrece el gobierno a los ciudadanos en esta materia crucial? Bisutería política y legal. Un plan aireado a bombo y platillo, que parece “segundo plato de los 2.500 euros por infante”, en esa secuencia de cuatro o cinco medidas que el gobierno tiene previsto aprobar. Un conjunto de medidas de las que se dice que muchas son urgentes (¿qué ha pasado durante estos tres años de gobierno?).

Pero todo eso se queda entre los intersticios de los Ministerios, en los intereses creados alrededor de determinadas industrias muy influyentes hoy que han logrado una, llamémosle así, una política energético-medioambiental a su medida, reconvirtiendo la voluntad y buenas intenciones de su presidente en algo más acomodaticio.

Con ello, nos encontramos una relación meramente cosmética entre Industria y Medio Ambiente, con una fuerte asimetría e incoherencia en materia de tarifa eléctrica (¿no será más lógico que las tarifas se correspondan con la realidad y todos tomen conciencia de los costes del cambio climático?) y Plan Nacional de Asignaciones (PNA) para favorecer a las industrias contaminadoras en el sector eléctrico y evitar la necesaria transformación de la generación eléctrica de nuestro país. Las sucesivas zancadillas regulatorias a las energías limpias que van desde la suspicacia con que actúa el transportista único respecto a las mismas, el PNA al decreto de energías renovables que vuelve a la casilla cero del juego de la oca cada cuatro años y el descuento de derechos de emisión recientemente aprobada por Industria (con este Plan de cuerpo presente), que consagra el principio de que ‘en energía, el que contamina cobra de los demás’ y en el que acaba pagando más quien más energía limpia genera. Cuestiones que son mollares de cara a abordar con seriedad y rigor el problema del cambio climático (el 50% de las emisiones de CO2 proceden del sector eléctrico), en las que este gobierno envía mensajes peligrosos y contradictorios, con una mano al electorado y con otra mano a los relacionados con su gestión de intereses.

El momento en que se presenta este Plan contra el cambio climático en nuestro país, tampoco es inocente. Hace pocas semanas, se celebraba un concierto multinacional ‘Live Earth’ que tiene la virtualidad de que su estela genera opinión en torno a todas estas cuestiones, lo cual siempre es positivo para un gobierno que ha decido hacer de la comunicación y del factor sorpresa un activo y del partido principal de la oposición en su laberinto. Este plan es la prueba de cómo desperdiciar un posicionamiento social favorable a esta cuestión, sobre la base de una acción política basada en lo mediático (lo cual no es intrínsecamente malo, pero sí es intrínsicamente perverso si no hay algo detrás).

Los ciudadanos merecen un gobierno (y sus Ministerios) que no les defraude en materia de cambio climático. Probablemente tiene razón María Teresa Fernández de la Vega, cuando denuncia la baja actividad de los ministerios. En iniciativas, en ideas, en capacidad de gestión, en gobierno, en programas para efectuar las transformaciones que necesita nuestro sector energético. Y buena prueba de ello es este programa monográfico del Gobierno contra el cambio climático.

La responsable de sistemas informáticos de la CNE se va al Banco de España

Segundo abandono de la Comisión Nacional de Energía, María Luisa de la Cruz sale del organismo que preside Maite Costa, para desembocar en el Banco de España. María Luisa García de la Cruz hará el mismo camino que Pilar Trueba anterior directora gerente (responsable de organización, sistemas, contabilidad y recursos humanos del organismo). María Luisa de la Cruz y Pilar Trueba pertenecían al equipo que el propio Fernández Ordóñez fue configurando cuando fue nombrado presidente de la Comisión Nacional del Sistema Eléctrico, germen de la actual CNE.

Fuentes bien informadas destacan el considerable enfado de la presidenta al conocer esta decisión, quien llamó directamente al actual gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. La salida de María Luisa de la Cruz se produce en un momento crítico para el organismo para el desarrollo de sus sistemas, en la medida que tendrá que integrar nuevas funciones en materia de subastas y control, lo que puede contribuir a desestabilizar en mayor medida su funcionamiento interno.

No sólo los abandonos del organismo configuran los problemas de personal del mismo, que fuentes bien informadas califican de ‘olla a presión’. Desde el conflicto con los subdirectores del organismo, la irrupción de personal procedente de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones, sobre la base de un acuerdo inexistente lo que ha taponado los canales en la escala organizativa, la catalanización de sus puestos de confianza, hasta las denuncias de la inspección de trabajo y los procesos abiertos con motivo de la cobertura de los puestos derivados de la constitución de la Dirección de Mercados Derivados de Energía, dónde los sindicatos del organismo han denunciado la utilización de criterios muy restrictivos e imposibles a nivel interno, con el fin de poder acudir a la cobertura externa de los puestos.

En definitiva, un panorama poco edificante para Maite Costa en el plano interno.

Un poema de Luis Atienza para concienciar del uso del aire acondicionado y del cambio climático

Fuentes del transportista único han remitido este poema a Energía Diario que, por su especial interés para su difusión previa a las medidas que el gobierno quiere impulsar en materia de cambio climático, reproducimos a continuación:

«Poesía de Luis Atienza

Baja el aire de una vez,
es un consejo de Red

Sube que sube que sube,
trepa que trepa que trepa,
La demanda de energía
nos ha llegado a la chepa.

Mes a mes y poco a poco
Subimos todos los picos
que en esto de la energía
somos unos nuevos ricos.

Y aunque se está moderando
la intensidad del consumo
gastamos con alegría
gas, carbón y otros insumos.

Llegamos este mes
al dos como dos por ciento
y en lo que le llevamos de año
cuatro con siete de aumento.

Es buena cosa que crezca
la demanda de energía
porque nos quiere decir
que va bien la economía,

pero, caramba, señores,
un poquito de atención
que este incremento tan alto
no es de cantar alirón.

Y ahora que vienen
estos meses de calor,
este estío tan sabroso
ese tiempo agotador.

Nunca hizo falta en España
calentamiento global
para asarse en el verano
y al sol pasarlo muy mal.

Pero el calor hoy en día
parece, no sé por qué,
más caliente que hace años
y abriga más que el muaré.

El caso es que el calor
llega puntual y precisa
y combatirla es tarea
que mejor no se improvisa.

Resulta fácil, entonces,
poner el aire a lo bestia
sin pensar que las anginas
causan alguna molestia.

Para ir al cine de noche
es mejor ser esquimal
y en los centros comerciales
el biruji es anormal.

Este planeta que estalla
con tanto y tanto calor,
venga a gastar energía
con vigor atronador,

Y aunque Vd. pueda pagarla,
como decía el anuncio,
España consume en humo
el dislate que aquí enuncio.

¿Es que no hay un termostato
en nuestro patrio solar?
¿Es que hay que morir de frío?
¿No se puede regular?

Vive bien, vive más sano
pon el aire con cabeza
y pide en el restaurante
“baja el aire con presteza”
Escucha mi humilde ripio
no se trata de un arcano:
usa el aire con mesura,
mucho frío es inhumano.

Madrid, 29 de junio de 2007»

Como acabar de una vez por todas con el protocolo de Kioto en España

El escritor y director norteamericano Woody Allen escribió hace años una colección de deliciosos cuentos titulados ‘Como acabar de una vez por todas con la cultura’, (Cuentos sin plumas, Ed. Tustquets) en los que a través del humor trataba los mitos y referentes sociales, desde el psicoanálisis a la mafia. Algo parecido sucede (pero sin humor, evidentemente) con el tratamiento de la aplicación del Protocolo de Kioto en España, en manos de las autoridades del Ministerio de Industria y Medio Ambiente en España.

Es preciso recordar que uno de los instrumentos tendentes a la reducción de emisiones de gases efecto invernadero que establece la Directiva Europea en los distintos países es la aprobación de los respectivos Planes Nacionales de Asignación, en los que se materializa (y pormenoriza los compromisos de cada país). Si se realiza bien, es un instrumento básico dónde se realiza política industrial y medioambiental (por su alcance), en la medida que se promueve la eficiencia energética y las transformaciones necesarias en una economía para que verdaderamente se produzca un esfuerzo en la reducción de gases de efecto invernadero.

En nuestro caso, el Plan presentado se basa en un criterio de asignación por emisiones históricas (en el fondo cuanto más contamina una central más subvención recibe en términos de derechos de emisión), de forma que España es el país en que la proporción entre derechos asignados a las centrales de carbón es el más alto de toda Europa con respecto a otras tecnologías menos emisoras como las centrales de ciclo combinado (gas).

Para ello, se incorporan en su definición mecanismos discriminatorios tanto en los mecanismos de cálculo de los factores de emisión (dando al carbón el valor máximo) como en la posibilidad de esta tecnología de utilización de los MDL (capacidad de utilización de Mecanismos de Desarrollo Limpio, alternativas de inversión en proyectos de reducción de emisiones) frente a los ciclos combinados. Es preciso tener en cuenta que la asignación de derechos funciona como una subvención, de forma que se constituye en un ingreso fijo para las instalaciones, de forma que no ‘internalizan o integran’ los costes de los derechos de emisión. Así, se da en este caso otra contradicción: nuestro país es el que más emisiones ha de reducir, pero discrimina (subvenciona) favorablemente a las tecnologías que más emisiones producen.

En suma, el plan de asignaciones elaborado por una Administración Pública de un gobierno ‘políticamente y públicamente comprometido con el medio ambiente, favorece en su conjunto a las tecnologías más emisoras de gases efecto invernadero y desbarata su coherencia con una supuesta política medioambiental. El obscurantismo en el conocimiento de estos mecanismos por parte de la sociedad y la falta de difusión social de esta situación opera favoreciendo esa contradicción entre discursos políticos y realidades que operan en los mercados y que ya enunciábamos ayer (que en definitiva condiciona la acción de los agentes). Tanto es así que la Comisión Europea detectó graves problemas como la posible consideración de ayudas de estado a las asignaciones gratuitas y la existencia de posibles tratos discriminatorios hacia el carbón incompatibles con el mercado único, así como el uso excesivo de los Mecanismos de Desarrollo Limpio.

En paralelo, y no satisfechos con esta política, se pone en marcha la ‘máquina de regular retribuciones empresariales en el sector eléctrico’ dentro del Ministerio de Industria y así, según el artículo 2 del Real Decreto Ley 3/2006, se plantea la detracción de los derechos de emisión del importe de la factura eléctrica, buscándose un mecanismo que homogeneiza el descuento, con independencia de los derechos que consuma –emita- cada instalación, incluso de los derechos de que disponga, porque previamente los haya asignado el Ministerio de Medio Ambiente. Primero se reparten para que puedan emitir y luego se cobran ‘a pachas’ para que no salga excesivamente costoso al que se le ha dado, que lo tenga que pagar.

Consecuencia de esta normativa y de la forma alambicada de articulación de la misma entre los Ministerios de Industria y Medio Ambiente: que la mejor manera de acabar con algo es desnaturalizarlo, desposeerlo de su sentido, eliminar su intencionalidad teórica sobre lo que debe ser la política medioambiental y de eficiencia energética. Todo el andamiaje y arquitectura regulatoria que se debería orientar a promover la reducción de emisiones (en un sector en que hay tecnologías sustitutivas, no nos olvidemos), se transforma en una maquinaria para evitar que se reforme, que se modifiquen y que entren en funcionamiento las inversiones y transformaciones necesarias en el sector de la generación hacia tecnologías más limpias.

Si cualquiera que conoce los mecanismos de regulación medioambiental en el ámbito de la hacienda pública, coincide en el principio de que ‘el que contamina paga’, aquí, hemos llegado al ‘más difícil todavía’: El que contamina cobra y es subvencionado por los no contaminantes.

El que contamina, cobra y de los demás. Como ven, de Woody Allen.

Ecologistas pero menos

El Gobierno prepara el Consejo de Ministros dedicado al cambio climático, con la sorpresa de un ‘chapapote’ en Ibiza, lo que nos ha devuelto a perfil más público de la Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. Mujer capaz de abordar la crisis de la Federación Socialista Madrileña a la vez que sigue los incendios en helicóptero. Todo ello en el marco de un modelo de acción gubernamental de este ejecutivo basada en las sorpresas (dicen que hasta las elecciones el gobierno prepara cuatro o cinco más noticias para su electorado) y un cierto ‘entertainment’ mediático alrededor de todo lo que toca. Hay que reconocer que la visión pública y mediática del medio ambiente es un arma de doble filo, incluso para sus grupos de opinión interesados: por un lado, sirve para promover los conciertos de Live Earth, las iniciativas de Al Gore para concienciar mundialmente en materia de cambio climático, pero también sirve para hacer una utilización desaprensiva e interesada de la comunicación y de la acción política a su paso, dentro de los factores que conforman la opinión pública.

Así, en este Consejo de Ministros, según las fuentes consultadas, seguramente se aprobarán distintas iniciativas y programas de medio y largo plazo en este sentido, junto a decenas (más de 70) medidas urgentes en materia de cambio climático (¿Cómo pueden ser urgentes 70 medidas? ¿Qué ha pasado hasta el día de hoy?).

Será por ello, por lo que la enorme política medio ambiental de este gobierno se lleva en pareja una foto del Presidente del Gobierno en Europa y un revolcón en lo que se refiere a la actuación en el ámbito energético y de asignaciones en materia de CO2. El tono populista que adquiere un gobierno, que estima que su acción se debe presidir por el ‘espíritu de Vista Alegre’, se ve acrecentado por la enorme repercusión mediática en la que se envuelve todo lo que tiene que ver con el medio ambiente. Excipiente idóneo para políticas de comunicación en la que todos los gatos son pardos.

Ese es también la cuestión de fondo que hace presentar la reducción de las emisiones del año pasado, producida gracias a las condiciones climatológicas (que tanto han influido en eso y en que se reduzca el déficit tarifario, sin que hayan existido reformas en este sentido dignas de mención). Por tanto, para el año que viene, será necesario volver a incorporar las rogativas al catálogo de acción política.

Porque cuando se trata de analizar las acciones en materia de política energética, nos encontramos ante dos escenarios bien diferenciados. Por uno, el dirigido al colectivo ecologista, urbanita, naif, antinuclear y confiado, basado en promesas de futuro que se ciñen al territorio de la investigación a muy largo plazo: la captura del carbono, el desarrollo de las pilas de hidrógeno, avances tecnológicos y cosas de ese estilo. A cambio de ello, no se aborda la cuestión nuclear en serio, teniendo en cuenta el ‘aquí y ahora’ de nuestra situación en materia de generación energética, huyendo de un debate que se torna ‘ideologizado’ a la hora de enfocar las acciones que deben presidir el nuevo ciclo inversor en materia de generación y que debe resolverse con brevedad.

Por otro lado, el segundo escenario es la articulación de mecanismos regulatorios en torno a la energía contradictorios con las declaraciones políticas: un plan nacional de asignaciones (fuertemente criticado por la Unión Europea y por expertos internacionales) que otorga más derechos a las energías más contaminantes, la detracción de los derechos de emisión ‘a pachas’ para evitar efectos sobre las centrales que emiten más contaminación a la atmósfera o los esfuerzos voluntaristas en materia de eficiencia energética, sin afectar a la tarifa eléctrica para no molestar a nadie.

Por no hablar del comportamiento errático y voluble en materia de energías renovables. Por un lado, la puesta en almoneda cada cuatro años de la retribución de las energías renovables en el R.D. 661/2007 (en el que al final parece que se han salvado los muebles en parte, pero que sigue sometido a la buena voluntad del gobernante de turno) y el importante conjunto de proyectos pendientes de revisión medioambiental, trámite que dilata en exceso la puesta en funcionamiento de estas instalaciones.

Es ahí, en todas estas cuestiones, dónde se hace política y gestión medioambiental y, lamentablemente, dónde también se ahogan las buenas intenciones políticas. Se trata, probablemente, de confundir el gobierno con las encuestas, la necesidad de gestión con la opinión pública y la democracia con la popularidad. Por ello, durante esta semana trataremos en Energía Diario, estas iniciativas en profundidad, incluida la orden ministerial para la detracción de derechos de emisión, para procurar hacer la prueba del nueve en torno a su ‘congruencia’ con las políticas y la buena voluntad medioambiental.

ACS estaría en contacto con otros operadores europeos para realizar una operación por Iberdrola ‘a lo Enel-Acciona’

Las adquisiciones en el sector energético español parece que van a estar promovidas por ‘parejas de hecho’. Así, dos informes de analistas del Deutsche Bank recientemente publicados, sitúan el precio objetivo en 50 euros y señalan que ACS podría estar en contacto con otros operadores europeos e instituciones financieras para lanzar una operación conjunta con otros socios por Iberdrola. En uno de los informes, se recoge que la operación podría tener un formato semejante a la que se ha protagonizado en el sector financiero sobre ABN, en la que se produjo un desmembramiento de esta entidad.

En el caso de que ACS se busque socios para una posible operación de este tipo, el resultado podría asemejarse a la actual situación que Enel y Acciona están protagonizando en su puja por Endesa.

En estos informes, se recoge que la mejor defensa para Iberdrola sería un precio alto de la acción, lo que encarecería y dificultaría la operación por parte del grupo de construcción y servicios español y otros posibles aliados. Entre los posibles socios para una operación de estas características los analistas apuntan a Suez, Gas Natural, EDF y RWE.

Las rápidas adquisiciones de Scottish Power y Energy East realizadas por Iberdrola, y sus ampliaciones de capital subsiguientes, reflejan a su juicio un escenario de crecimiento muy rápido, valorando estas adquisiciones como movimientos defensivos y valoran muy positivamente la estrategia y el mix de generación de la energética vasca. Además, otros analistas consultados destacan el escaso efecto dilutivo que han tenido estas operaciones.

Por otra parte, los analistas valoran positivamente que prácticamente se haya resuelto desde el punto de vista regulatorio la OPA lanzada por Enel y Acciona sobre Endesa, lo que se traduce en que sea un momento oportuno para el desarrollo de nueva operación de estas características en el sector energético y de ‘utilities’ español.

La rapidez de movimientos de Iberdrola parece que puede provocar que se precipiten los acontecimientos, aparentemente no relacionados, desde la llegada de nuevos inversores como Albert Frére o movimientos en torno a Gas Natural. Parece que podemos estar ante otro ‘otoño caliente’.