Diesel Energy invertirá 45 millones en una nueva planta de biodiésel en el Puerto de Sevilla

Diesel Energy, filial del Grupo Capital Energy, invertirá 45 millones de euros en la construcción de una nueva planta de producción de biodiésel en el Puerto de Sevilla, cuyas obras empezarán el próximo marzo y que estará operativa en noviembre de 2009, con una capacidad de 150.000 toneladas al año.

Este proyecto, que generará treinta empleos directos y doscientos indirectos y prevé 160 millones de euros de facturación anual, ha sido presentado por los directivos de este grupo industrial de energías renovables Joaquín Sanz y Francisco Ortiz, el presidente de la Autoridad Portuaria sevillana, Manuel Fernández, y el concejal de Urbanismo, Emilio Carrillo.

Esta planta de biocombustibles ocupará 27.000 metros cuadrados en la Dársena del Cuarto, colindante con el pantalán de Repsol-Butano y junto a las instalaciones de CLH, factores que sus promotores han considerado claves para ubicarla en Sevilla, unidos a la situación estratégica y la «apuesta por las energías renovables» de su puerto.

Producirá 150.000 toneladas de biodiésel de calidad «EN 14214» a partir de aceites vegetales de primer uso como palma, soja y colza, que están fuera de la cadena alimentaria humana -ha dicho Fernández– y llegarán vía marítima desde Argentina, Colombia y Brasil, con el consiguiente negocio para el Puerto sevillano, según sus promotores.

El presidente de la Autoridad Portuaria y Carrillo han coincidido con ellos en la importancia de esta «apuesta «industrial, socioeconómica y medioambiental», además de que se une a una planta similar que ya funciona en el puerto y a otra más en proyecto.

El director general de Grupo Capital Energy ha subrayado que, por sus características al permitir la recepción de la materia prima y la salida del producto por vía terrestre y por la red de tuberías de CLH, el Puerto de Sevilla es «un excelente enclave estratégico». Según Sanz, «cuando la planta esté funcionando, Sevilla será el primer puerto nacional» en este sector «con un tonelaje de 300.000 toneladas al año», pues él solo «cumplirá un 25 por ciento del compromiso que tiene el Gobierno para 2010″ respecto a la incorporación de biocombustibles fijada por la UE para toda España.

En esto ha incidido Manuel Fernández, que ha asegurado además que el posible traslado de CLH a otra zona del puerto, ante el proyecto de la Junta de ubicar la Ciudad de la Justicia junto a su actual parcela, «no afectaría para nada al proyecto, pues la conexión con la Compañía Logística de Hidrocarburos es por una red de tuberías».

Diesel Energy construirá otras tres plantas en Bilbao, Cartagena y Cádiz, y en su proyecto en Sevilla participa como socio temporal y minoritario la sociedad estatal SEPI, ha explicado su director, Francisco Ortiz, que ha resaltado las ventajas de un producto no contaminante como el biodiésel.
Ha añadido que la planta sevillana utilizará las instalaciones de CLH para almacenar y mezclar la materia prima, que llegará como aceite licuado del que se producirá el biocombustible, mientras que los residuos generados se reutilizarán: las lecitinas para piensos animales y las glicerinas para uso farmacéutica.

Por su parte, Fernández ha enmarcado este proyecto dentro de la «apuesta verde del Puerto de Sevilla«, que incluye además acciones de regeneración, reurbanización y plantación de arbolado, y ha dicho que, además de generar riqueza y empleo, este «simbolismo verde» lo convertirá en el líder en el sector de los biocombustibles.

Sniace recibe 7,1 millones en subvenciones públicas para una planta de bioetanol

Sniace ha recibido este año subvenciones públicas a fondo perdido por valor de 7,1 millones de euros para poner en marcha la planta de producción de bioetanol que proyecta construir en Torrelavega (Cantabria), según ha comunicado la empresa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Sniace ha notificado en concreto al regulador de los mercados que el Gobierno de Cantabria le ha confirmado la concesión de una subvención de 1.425.078 euros con cargo al programa de ayudas de los incentivos a la renovación de la industria y los servicios (IRIS).

Esa subvención es complementaria a la ayuda de 5,7 millones de euros para la misma planta de bioetanol de Torrelavega que Sniace comunicó a la CNMV el pasado 30 de enero, añade la propia empresa.

Sniace tiene previsto invertir en la construcción de esa planta de biocombustibles 65 millones de euros, según las cifras que recoge el proyecto que presentó hace un año al Ayuntamiento de Torrelavega.

La compañía promueve esa planta a través de sus filiales Green Source y Sniace Biofuels, con la sociedad de inversiones Cantabria Capital SGECR como socio minoritario. Esa sociedad de capital riesgo está formada, a su vez, por el Banco Santander (50%), el Gobierno cántabro (20%), Caja Cantabria (20%) y la CEOE-CEPYME (10%).

La empresa está reformando en la actualidad el proyecto de la planta para adaptarlo a las exigencias de la Consejería de Medio Ambiente de Cantabria, que ya le ha advertido de que no lo autorizará si no elige un emplazamiento más alejado de las viviendas existentes junto a los terrenos de Sniace en Torrelavega. Tras conocer las condiciones de Medio Ambiente, Sniace presentó la semana pasada una modificación del proyecto que aleja 150 metros del lugar elegido inicialmente las instalaciones de la plata y reubica los depósitos donde se almacenará el etanol producido.

La planta de bioetanol que Sniace quiere construir en Torrelavega tendría capacidad para producir unos 126 millones litros anuales de combustible y otras 114.000 toneladas de DDG, un subproducto de la destilación del cereal utilizado en la elaboración de piensos.

Dominique de Riberolles afirma que establecer objetivos independientes para la obligación de biocarburantes no responde al objetivo de reducir la dependencia energética

La Asociación de Operadores Petrolíferos presentó ayer el informe que ha elaborado con la colaboración técnica de la consultora Deloitte sobre la introducción de biocarburantes y los requerimientos necesarios en materia de eficiencia, seguridad y sostenibilidad.

Existen dos variantes de biocarburantes. La alternativa «ecológica» a la gasolina -el bioetanol-, y la alternativa, también «ecológica», al diésel -el biodiésel (entrecomillamos el término ecológica porque, aunque tienen ventajas reconocidas frente a los combustibles fósiles, también existen inconvenientes y problemas por resolver)-. En España se producen ambos biocarburantes, pero debido, por un lado, al volumen de producción de cada tipo, y por otro, a la tipología del parque automovilístico español, se exporta un volumen importante de bioetanol, mientras que se importa aún mayor cantidad de biodiésel.

La fiscalidad favorece, desde hace años, al diésel frente a la gasolina, y eso ha desequilibrado la balanza fuertemente en favor de los vehículos diésel. Por tanto, el combustible más demandado en España en la actualidad es el diésel, y su sustituto natural, el biodiésel, no se produce en suficiente cantidad como para satisfacer el volumen de demanda que equivaldría a un porcentaje menor al 5%. Con el bioetanol ocurre lo contrario: se produce mucho más bioetanol en España del que se consume, por lo que la mayor parte de la producción se exporta.

El presidente de la AOP, Dominique de Riberolles, apuntó con el dedo a esta situación y, por ello, se mostró en contra de que la Administración fije unos objetivos idénticos para el biodiésel y el bioetanol. De Riberolles expuso que debe existir flexibilidad para que, mientras se cumpla el porcentaje del 5,83% de biocarburantes en conjunto, los operadores tengan plena libertad para elegir qué biocarburante desean producir en función de su rentabilidad. Así, el presidente de la Asociación de Operadores Petrolíferos defendió un sistema flexible y de mercado, que permita producir cada uno de los biocarburantes por criterios únicos de mercado y no por obligación regulatoria, que lo único que haría, en su opinión, es distorsionar el mercado.

El presidente de la AOP recordó en este sentido que uno de los objetivos de la política de biocarburantes es reducir la dependencia del exterior en hidrocarburos líquidos en transporte, y señaló que, con porcentajes idénticos para bioetanol y biodiésel, esta dependencia no se reduciría. Además señaló que esta forma de establecer objetivos es ineficiente, al no tener en cuenta las características del mercado.

Además, Dominique De Riberolles defendió el uso del biodiésel por sus ventajas frente al bioetanol. Por una parte, por su poder calorífico, que es mayor que el del bioetanol. Por otra, por las emisiones de CO2, que se reducen más en el caso del biodiésel frente al equivalente fósil que en el caso de la gasolina (en emisiones de gases de efecto invernadero -GEI- por kilómetro, la gasolina emite 183 g/km frente a 125 del bioetanol; en el caso del biodiésel, la reducción es prácticamente del 50%, 84g/km en el biodiésel frente a 164 g/km del diésel). La otra razón que esgrimió Riberolles para defender la producción libre es que el consumo de energía es mayor para producir una unidad de etanol que una de biodiésel.

Tras su intervención, De Riberolles contestó a las preguntas de los periodistas.

Sobre la posible relación entre el cultivo de biocarburantes y la subida de los precios de los alimentos, De Riberolles señaló que el porcentaje de cultivo dedicado a su producción es mínimo, y que ese porcentaje, en sí, no justifica una subida de precios. No obstante, señaló, hay factores, como la especulación que provocan las previsiones sobre biocarburantes, que sí terminan por repercutir en los precios de la alimentación. Por otro lado, apuntó al papel de países como China, o India, donde la economía, y por tanto los hábitos alimentarios, están cambiando, y eso hace que la demanda aumente, elevando por tanto los precios finales.

Lula pide a Alemania asociarse en los negocios de los biocombustibles

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió a empresarios y autoridades de Alemania unir esfuerzos para aumentar la producción de combustibles de origen vegetal como una alternativa mundial a los hidrocarburos.

«Podemos transformar el siglo 21 en el del cambio de la matriz energética del mundo», dijo Lula en la apertura de un encuentro de empresarios y funcionarios oficiales de los dos países en la ciudad brasileña de Blumenau, estado de Santa Caterina (sur).

Lula propuso emprender asociaciones para producir biocombustibles no sólo a partir de la caña de azúcar y de semillas oleaginosas, sino también de celulosa, una nueva frontera para la industria de los carburantes en un mundo de petróleo a casi 100 dólares el barril. «Alemania y Brasil tienen tecnología y ambos podemos unir nuestros conocimientos y junto a terceros países cambiar la matriz energética del mundo», recalcó el gobernante.

Destacó que la Unión Europea, por iniciativa de Alemania, aprobó la meta de usar para el 2020 un 10 por ciento de biocombustibles en su matriz energética.

En Brasil, donde toda la gasolina lleva un 25 por ciento de etanol de caña y el alcohol puro también es utilizado, a partir de enero se usará de manera obligatoria un 2 por ciento de diesel vegetal mezclado con el derivado del petróleo. «Podemos llegar al 15 ó el 20 por ciento cuando queramos. Solo se trata de estructurar el sector productivo, porque (el combustible alternativo) no puede faltar en el mercado», señaló.

Lula animó a los funcionarios y empresarios a discutir asociaciones en la producción de biocombustibles, durante este encuentro con la presencia de un millar de empresarios de ambos países.

Brasil «no va abdicar» de su política de renovación de la matriz energética, a pesar de que ha localizado una gran reserva de petróleo en el Atlántico, recalcó. «El etanol y el biodiesel continuarán como una prioridad, igual que el intento de producir energía térmica de biomasa y energía solar. El mundo necesita de dirigentes más responsables que dejen un mundo todavía mejor que el que recibimos», apostilló.

El presidente negó que la expansión de la industria de la agricultura energética amenace los ecosistemas de la Amazonía, una posibilidad que preocupa mucho a los europeos y organizaciones ecologistas internacionales.

Afirmó que la tecnología ha permitido a Brasil ocupar menos espacio y producir 4,5 veces más por hectárea de lo que conseguía en 1975. «Existe un discusión comercial que no es leal y se está dispersando por el mundo. Pero quiero decirle a los empresarios alemanes que nadie tiene más preocupación en preservar la Amazonía que nosotros los brasileños», afirmó.

Lula dijo que su gobierno va a presentar este mismo año un nuevo mapa «agroecológico» de distribución de cultivos «para garantizar que no vamos a permitir la introducción de biocombustibles en la Amazonía«.

La Asociación de Productores de Energías Renovables dice que no es rentable producir biocarburantes en España

Con los precios actuales de determinadas materias primas agrícolas no es rentable producir biocarburantes en España, dijo, el director de la sección de biocarburantes de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), Manuel Bustos.

Bustos se desmarcó de esta forma de la acusaciones que achacan a la producción de biocarburantes las prácticas especulativas con determinadas materias primas que han supuesto importantes subidas de precios, sobre todo en el sector alimentario, en los últimos meses.

El directivo de la APPA recalcó que «en estos momentos muchas de las plantas que hay en España están atravesando una grave situación, pues en ningún escenario de negocios hace unos años se pudo prever que los precios de las materias primas alcanzarían estos niveles». Sobre esta misma cuestión ahondó en un dato y es que «en la estructura de costes de la producción de biocarburantes, las materias primas representan aproximadamente el 70% de la producción, por lo que la situación se nos antoja gravísima».

Manuel Bustos reconoció que se están dando prácticas de acaparamiento de algunos de estos productos, pero rechazó de plano que los productores de energías renovables sigan esas prácticas, que están en otros niveles de la cadena comercial. Como argumento esgrimió que «somos un sector que sólo consume un 2% de una materia prima y creo que es obvio que no puede ser el responsable de estas subidas tan importantes».

A la hora del análisis de las causas, Bustos alude a las políticas comunitarias con las organizaciones comunes de mercado (OCM) como una de las razones, «pues teníamos una política que generaba excedentes y ahora se ha pasado al extremo contrario».

A esta causa se unen los cambios climáticos en zonas productoras del planeta que han roto el ritmo de las cosechas y no podía faltar tampoco la alusión a los crecimientos económicos de dos gigantes como China e India que han provocado drásticos cambios en los hábitos alimenticios de sus poblaciones, de modo que se ha producido una transición de la base vegetal a la cárnica y láctea.

Como ejemplo señaló que «el 75% de los cereales que se cultivan en España se destinan a la alimentación animal; eso, trasladado a la escala china, ha producido una demanda de un elemento nuevo en el mercado mundial de materias primas y, por tanto, unas tensiones en los precios».

Bustos, pese a todo, se mostró optimista con la capacidad de esta industria para cumplir con los objetivos administrativos del 5,83% de cuota de consumo de los biocarburantes en 2010 y se estará en condiciones de superar el 10% en 2020.

Estos objetivos no deben implicar triunfalismo alguno, pues Bustos fue muy explícito cuando indicó que «los biocarburantes no pueden ser la panacea que va a resolver todos los problemas ecológicos y agrarios del planeta, aunque pueden contribuir a mejorar y repuntar economías, ya que serán una nueva fuente de riqueza; representan para el mundo rural una oportunidad de tener una alternativa a los cultivos tradicionales».

Respecto a los biocarburantes de segunda generación, menos sujetos a la dependencia de las materias primas alimentarias, Bustos subrayó que hay perspectivas muy optimistas con la paja, los residuos forestales, semillas oleaginosas de uso no alimentario, como la jatrofa, un árbol perenne de países tropicales que apunta a una fuente importante de aceite. Sin embargo, apeló al realismo cuando declaró que «es un camino que estamos empezando y el problema es que tienen unos costes elevados, pero en un plazo de diez años estas tecnologías pueden ser comercialmente viables».

La implicación de la industria petrolera tradicional en estos carburantes alternativos, para Bustos, ha sido en una primera valoración de rechazo, pero cree que con el tiempo se implicarán como actores principales.

Intermón Oxfam denuncia que el plan de la Unión Europea para incrementar el uso de los biocombustibles puede elevar pobreza

Oxfam Internacional denunció que los planes de la UE para incrementar el uso de biocombustibles pueden tener consecuencias «muy negativas» para algunos de los países más pobres del planeta.

En un comunicado, la ONG recordó que la propuesta de la UE obligará a que el 10 por ciento de los carburantes para el transporte de vehículos de los países de la Unión provengan de biocombustibles en 2020. Para cumplir con este sustancial incremento de la demanda, que multiplicaría por diez el consumo actual, la UE tendrá que importar biocombustibles elaborados con cultivos como la caña de azúcar y el aceite de palma de países en vías de desarrollo.

Sin embargo, «las prisas» de grandes compañías y gobiernos como el de Indonesia, Colombia, Brasil, Tanzania y Malasia por hacerse con «un trozo de la tarta comunitaria de biocombustibles» amenaza con desplazar a poblaciones pobres de sus tierras, destruir sus modos de vida y aumentar el riesgo de explotación de trabajadores. Además pone en duda la capacidad de estas poblaciones de producir o tener acceso a alimentos.

El responsable de Oxfam Internacional, Robert Bailey, aseguró que, en la carrera por ser el suministrador de biocombustibles, la gente pobre es «pisoteada» y que propuestas como las de la UE, agravarán el problema. «Es inaceptable que la gente pobre en los países en desarrollo deba pagar el coste de los intentos dudosos para reducir las emisiones en Europa», subrayó.

A su juicio, aunque los biocombustibles deben contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, «no son la panacea» y sólo servirán para recortar un pequeño porcentaje de las emisiones de carbono actuales. Además, su uso debería ayudar a reducir la pobreza, a crear puestos de trabajo y mercados para los pequeños productores, y a suministrar energía renovable barata para uso local.

Sin embargo, las enormes plantaciones que están apareciendo «suponen más amenazas que oportunidades para los países pobres» que, a medida que la pelea por el suministro se intensifique, empeorarán «a no ser que la UE introduzca salvaguardas para proteger los derechos sobre la tierra, los modos de vida, los derechos laborales y la seguridad alimentaria».

Algunos informes publicados muestran que 5,6 millones de kilómetros cuadrados de tierra -diez veces la superficie de Francia– podría utilizarse para la producción de biocombustibles dentro de 20 años en la India, Brasil, Sudáfrica e Indonesia.

Según la ONU, 60 millones de personas en todo el mundo se enfrentan a la posibilidad de ser expulsados de su tierra para convertirla en plantaciones de biocombustibles.

«Es inevitable que los biocombustibles influyan en los precios de los alimentos»

«No estoy diciendo que los biocarburantes no tengan futuro. Pero hay que trabajar mucho en ello». Así se expresó ayer José Luis Díaz Fernández, ex presidente de compañías como Campsa o Repsol Petróleo y Consejero de Petronor y de CLH, cuando habló de los biocombustibles como una opción de futuro.

En el seminario sobre la Energía y el Cambio Climático, unas jornadas que durante la mañana de ayer jueves, y hoy, viernes, se celebran en el Congreso de los Diputados para analizar la situación y los retos energéticos en España, la UE y el Mundo, Díaz Fernández explicó que «los biocombustibles tienen muchas ventajas, que todos conocemos, pero también tienen una serie de inconvenientes, que no son mínimos, y que es importante conocer.

En concreto, se refirió a los costes de producción. Señaló que para obtener una tonelada de bioetanol es preciso el uso de 5,4 toneladas de cereales, y para obtener una tonelada de biodiésel hacen falta 3 toneladas de productos como la colza, el girasol, o la soja. «El coste de la materia prima es superior al de la propia gasolina o el gasóleo».

El consejero de CLH señaló, por otra parte, que el ciclo de vida de los biocarburantes también produce emisiones contaminantes, aunque en el caso del bioetanol la reducción es de un 31% menos que la gasolina, y en el caso del biodiésel, de un 53% menos con respecto al combustible fósil.

Sobre uno de los argumentos más repetidos recientemente, el encarecimiento de los alimentos como consecuencia de la competencia en el mercado del biodiésel, Fernández explicó que, «aunque la producción agrícola dedicada a biocombustible sea marginal, las cantidades marginales influyen en la formación de precios y sí termina influyendo».

Por otra parte, señaló, «la producción de biocarburantes no puede evitar la tentación de deforestar para cultivar; sabemos que eso se está produciendo, y además, se ha comprobado que el impacto de las deforestaciones -como eliminación de un elemento absorbente de CO2- es mayor que el impacto que tiene la emisión de CO2 del transporte».

Fernández hizo alusión al informe elaborado por la OCDE, titulado «Biocarburantes: ¿es peor el remedio que la enfermedad?», y recordó la conclusión del informe: «el potencial de las actuales» -y resaltó actuales- «tecnologías de producción de bioetanol y biodiésel para hacer una contribución de importancia a las demandas energéticas del transporte sin comprometer los precios de los alimentos, es muy limitada».

En este sentido, Fernández defendió la necesidad de hacer fuertes inversiones en materia de I+D en el sector de los biocombustibles porque, en su opinión, la segunda generación es una gran oportunidad de buscar materias primas que no interfieran en los mercados alimentarios. Así, recordó que, en el año 2006, las inversiones en I+D en energía en todo el mundo fueron la mitad que las que se registraron en 1981.

La Junta de Castilla y León subraya que los biocarburantes no son culpables del precio del cereal

La creciente producción de combustibles menos contaminantes no justifica el incremento del precio del cereal, que se debe a otros factores, según ha señalado el vicepresidente segundo de la Junta de Castilla y León, Tomás Villanueva.

El vicepresidente ha participado en Valladolid en la apertura del II Congreso Internacional de Bioenergía, organizado por la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), con sede en la capital vallisoletana.

Tomás Villanueva, en su discurso, se ha referido a «los precios anormalmente altos de los cereales», que en Castilla y León, la principal Comunidad productora, han llegado a los 24 céntimos de euro por kilo en el caso de la cebada, el doble que hace un año.

«Algunos achacan a la moda de los biocarburantes» este aumento del precio del cereal, pero según Villanueva «nada más lejos de la realidad», ya que este tipo de combustibles «representan en el consumo global de cereales un volumen inferior al 5 por ciento».

Esta cifra es «insuficiente para justificar alzas de precios como las que se han observado, que más bien son de carácter coyuntural», por la escasez de cereal en el mercado internacional en los últimos meses.

Unos cuatrocientos participantes asisten, hasta el próximo viernes día 26, a este Congreso, en cuya organización colabora el Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor).

La UE reduce un 30% las ayudas al cultivo de materia prima para biocarburantes

Los agricultores que cultiven materia prima para biocarburantes recibirán una ayuda de 30 euros por hectárea, en lugar de los 45 euros previstos inicialmente, tras una decisión aprobada ayer por los países de la UE, porque los productores han superado la superficie con derecho a ese apoyo.

El Comité para la Gestión de Pagos Directos -formado por expertos de los Veintisiete- acordó dar ayudas a los cultivos para fabricación de biocombustibles, solamente para el 70% de las hectáreas que han solicitado los agricultores de la UE, porque han rebasado el área máxima a la que se permite dicha prima.

«Los agricultores percibirán 45 euros por hectárea por el 70% de la tierra para la que solicitaron la ayuda y en la práctica, esto significa que cobrarán en torno a 30 euros por cada hectárea» destinada a plantar materia prima para biocarburante, según fuentes comunitarias.

La Política Agrícola Común (PAC) establece esos 45 euros para una superficie máxima de dos millones de hectáreas en toda la UE, pero en 2007 los agricultores han sembrado ese tipo de cultivos en una extensión de 2,84 millones de hectáreas.

Existe en la UE un presupuesto de 90 millones de euros para esa clase de subvención y la decisión de ayer tiene como objetivo no superar esa partida.

Aunque el exceso de superficie es diferente, según el país el recorte se aplica por igual a todos los productores que han pedido la prima por sembrar lo que se conoce como cultivos energéticos o para la fabricación de biocombustible.

En España, los agricultores han solicitado esa prima para 183.720 hectáreas, mientras que la superficie determinada en la legislación de la UE es de 182.070 hectáreas.

La prima a la obtención de los llamados «cultivos energéticos» está ligada a un contrato entre el agricultor y la compañía fabricante.

La comisaria europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel, manifestó que este apoyo ha sido «muy útil para estimular el sector de biocarburantes en Europa» y refleja su éxito en los países de la UE, según un comunicado.

Fischer Boel afirmó que cuando proponga la revisión de la PAC, el mes que viene, tendrá que cuestionar si es aún necesaria la ayuda a tales cultivos:»tenemos un objetivo vinculante de uso de biocarburantes en el transporte (un 10% del carburante en el transporte en 2020) y un mercado floreciente».

Colombia dará plantas de biocombustibles a Honduras, El Salvador y Guatemala

El Gobierno colombiano ofreció el viernes en la capital mexicana instalar tres plantas piloto para generación de biocombustible en Honduras, Salvador y Guatemala como parte de un plan de cooperación con la región Mesoamericana.

El programa tendrá una inversión de alrededor de un millón de dólares, dijeron a Efe fuentes diplomáticas colombianas.

La decisión se anunció en el marco de una reunión de la Comisión Ejecutiva y el Grupo Técnico Interinstitucional del Plan Puebla Panamá (PPP) en la capital mexicana, en la que participan representantes de todos los países miembros, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), informó la embajada de Colombia en México en un comunicado.

La iniciativa estará financiada en su totalidad por el Gobierno colombiano y «busca fortalecer las capacidades regionales para la producción de combustibles con proyectos ambientalmente sostenibles», destacó la nota.

Al respecto, el delegado de la Presidencia colombiana para el PPP, Fabio Valencia, afirmó que Colombia abre sus puertas a todos los miembros de esa organización de países para que conozcan la experiencia de su país en biocombustibles.

Según el viceministro de Agricultura de Colombia, Fernando Arbeláez, también presente en la reunión, el interés de su país es fortalecer la producción de biocombustibles en la región «como una estrategia que garantizará el bienestar de nuestros pueblos».

La embajada precisó que México y Belice manifestaron su interés de instalar en sus territorios plantas de biocombustibles con tecnología colombiana «en el menor plazo posible».

De otra parte, los asistentes a la reunión propusieron la creación de una red de conocimiento alrededor de la producción de biocombustibles liderada por Colombia, en la que participarán universidades y centros de estudios de todos los miembros del PPP.

En este sentido, la delegación colombiana señaló que organizará un foro técnico sobre la producción de este tipo de combustibles en febrero del año próximo, en el que representantes de los países mesoamericanos puedan visitar cultivos y plantas utilizadas para producir estos energéticos.

Por su parte, un grupo de congresistas mexicanos viajarán en los primeros días de noviembre a Colombia para analizar la experiencia de ese país en materia de biocombustibles.

El PPP es un programa que impulsa la integración desde los estados del sur de México hasta Colombia mediante proyectos de infraestructura, telecomunicaciones, comercio, turismo, medio ambiente y otras áreas del desarrollo.