La CNE anda suelta

Groucho Marx afirmaba que “de la nada, hemos logrado alcanzar las más altas cotas de miseria que podíamos imaginar”. Por eso este curso que acaba de finalizar deja nuevamente al regulador energético, teóricamente independiente, en uno de sus comportamientos paradójicos e imposibles, ligado a una campaña de guerra de guerrillas contra el modelo de liberalización energética, la tarifa de último recurso y el modelo de comercialización. Tampoco es algo que deba sorprendernos en exceso, aunque sí es llamativo que perdure, de una forma tan prolongada en el tiempo, la deriva de este organismo, cuyos fines regulatorios y supervisores consistían en desarrollar y defender un modelo de mercado y de liberalización coherente con la legislación que dio lugar a su creación.

En cambio, la realidad es bien distinta, habiéndose producido una involución en el propio organismo que, desde el punto de vista del mercado, es contradictoria (busca alejarse de él, justificándose en razones peregrinas y extemporáneas) y, desde el punto de vista de la historia del sector energético, nos devuelve a tiempos previos al Marco Legal Estable, es decir, al falangismo ideológico, al control de rentas individualizadas frente a la búsqueda de la eficiencia conjunta de los mercados y su supervisión profesionalizada. En todo ello, además, persiste un enfrentamiento soterrado con el Ministerio de Industria, a cuenta del fracaso del sector retroprogresivo en su empeño por dinamitar la fase final de la liberalización, así como el modelo de tarifas y comercializadores de último recurso, que incluyó una primera fase de filtración de los avances de la negociación y una labor de difusión de bulos y rumores contra las empresas. Confrontación que no es propia de un regulador independiente, sino de un electrón suelto y perdido con comportamientos no coherentes con su papel.

Se puede decir, por ello, que el curso que finaliza ha servido para que continúe el expolio institucional de la CNE a manos de la política y la ideología, pese al esfuerzo inane de Maite Costa en señalar la ausencia de politización del Consejo. La supresión de sus objetivos de defensa de la legalidad vigente y del mercado por el cuestionamiento generalizado del mismo, o mediante la colocación de astillas que lo hagan inútil, acaba por certificar la escasa credibilidad del organismo en su configuración actual y las funciones de su Consejo. Así, la CNE actual será responsable de su propio harakiri.

La lista de absurdos ha ido “in crescendo”: desde el informe de costes y precios complementario a las tarifas de junio del año pasado, madre de todas las batallas, Biblia inspiradora del pensamiento retroprogresivo que aboga por exterminar el mercado en pos del intervencionismo, han ido sucediéndose de manera continuada nuevos episodios en este período en los que la credibilidad del organismo ha seguido en el tobogán de bajada. Desde que fuera elaborado este informe de marras, basado en las tesis antimercado del pensamiento único retroprogresivo genuino español, sostenido por dos consejeros y la hija de uno de ellos, posteriormente aprobado de rondón, con datos erróneos, suposiciones de pizarra y ninguna información económica y contable, sucede que se ha procurado que se disolviese, de vez en cuando, a través de nuevas figuras regulatorias, realizando un esfuerzo voluntarioso de propagación distribuida gracias a algunos secuaces y a que no ha habido una renovación generacional con presencia pública en el campo regulatorio (más allá de la genética) que pudiera estar orientada hacia modelos de mercado más occidentales.

Solo así se puede entender el estrepitoso fracaso en las subastas para la colocación del déficit tarifario, asunto que abocó a que se abordara con mayor urgencia un proceso de negociación, de elaboración de un escenario temporal de transición y de excepcionalidad del que ahora la propia CNE se desentiende incomprensiblemente y del que se hace desconocedora de la trayectoria de decisiones políticas acumuladas en torno a ese déficit. Es éste el momento en el que viene a colación la crítica, en plan tendido 7, a la liberalización efectuada y al R.D. Ley 6/2009.

Luego viene el comportamiento del organismo en lo que han sido las operaciones corporativas en el sector. Primero, con el papelón en las Opas de E.ON y de Gas Natural (ésta, en el último curso), incluyendo el escondrijo temporal de los Informes, escamoteo de votos particulares y su escape de la transparencia pública, así como la publicación de los mismos a destiempo y de forma parcial. Estos hechos han afectado duramente a los principios de transparencia que deben regir la acción de un regulador independiente, tal y como hemos venido señalando y denunciando puntualmente en cada vez que esto ha sucedido.

Segundo, el informe sobre la evolución de la competencia en los mercados energéticos, que también fue publicado a destiempo (para evitar la implosión de las críticas retroprogresivas ante el avance de la competencia que, con total claridad, se está produciendo en el sector energético español). Luego, el que estos informes hayan sido cuestionados técnicamente al incluir defectos graves en el cálculo de los índices sobre la competencia en el mercado energético, cuyos efectos regulatorios provocan fuerte inestabilidad sectorial, además de consecuencias para los agentes. Y, finalmente, que la corrección de los mismos y sus críticas no hayan sido hecho públicos, sino que se hayan intentado sofocar mediante la coacción.

Otra de las constantes de la CNE ha sido la de inflamar las incidencias sectoriales hasta intentar convertirlas en escándalos que se apagaban con una rapidez proporcional al desarrollo de los acontecimientos. En su haber, está la utilización de una función inspectora con las renovables basada en la trotskista generación de terror en los medios de comunicación y en una presunción de culpabilidad, de forma que las empresas son intrínsicamente cuestionadas. Del megalómano episodio de los helicópteros para perseguir placas solares, al informe enviado en secreto y por mensajero al Ministerio sobre las conclusiones sobre la investigación de las renovables y su traducción en “irregularidades” sancionables, media un abismo. Se echa en falta responsabilidad en los dictámenes que se elaboran (¿no podrían haber dicho nada del mecanismo que preveía el R.D. 661/2007 y los riesgos retributivos en la transición de modelos?), junto a la generación de un marco de seguridad, rigor y actuación discreta y proporcionada que sería muy de agradecer.

En el plano interno, contamos, por un lado, con un Consejo demorado más de un año y un clima interno deteriorado entre los servicios técnicos, pero por otro lado, en el órgano más viajero de los reguladores españoles, que dedica un número importante de recursos a convenios internacionales de finalidad imposible, así como en un abundante programa de eventos públicos, adquisición de bienes muebles y retribución en especie impropio del momento económico del país.

Y, en el plano personal, queda la posición de los consejeros (la mitad con su período vencido y demorado) y de la presidenta del organismo. Tras el idilio regulatorio con el anterior Secretario General de Energía, Ignasi Nieto, y los puentes quebrados con este equipo energético, Maite Costa ya ha cubierto todo su camino como presidenta de la CNE, desposeída judicialmente de unos poderes deseados (en lo formal) y desprovista (de facto) de legitimidad política, económica y sectorial.

Costa abandera un organismo convertido en un “muerto viviente”, un zombi que vaga perdido sin rumbo, una institución que es eludida en los círculos oficiales, regulatorios y sectoriales energéticos, que evidencia su prescindibilidady que muestra su cuestionamiento generalizado. Desde esa perspectiva es como hay que comprender (además de por sus propias posiciones) la indiferencia hacia las decisiones que expresa el organismo en los dictámenes de su Consejo.

Por tanto encontramos a un organismo en su contradicción: abandonando las funciones supervisoras de la competencia, para criticar que exista un modelo que provoque competencia, censurando la legalidad vigente en una actitud antimercado puramente ideológica. Probablemente, detrás de todo esto subsiste un anhelo de investirse en un ente de control de rentas energéticas por instalación, que administre el intervencionismo y la discrecionalidad. Por tanto, la deriva de este organismo ya es un asunto perentorio y merece una solución para que se configure un organismo que dé confianza, estabilidad regulatoria y coherencia a la liberalización del sector energético español. Para ello, que se haga lo que se tenga que hacer, desde modificar su marco legal hasta remocionar (en la medida que sea) su composición actual. Pero esta situación empieza a ser muy urgente.

El año del taxidermista

Hay que reconocer que este curso ha sido uno de los más movidos para los que han venido siendo protagonistas del sector energético, si lo hablamos en términos de responsables o directivos. Quizá el hecho de que hayan sucedido un número importante de conjunciones astrales, ha derivado en que la nómina de los ex en el sector se haya engrosado considerablemente, cada uno con motivos diferentes. Y, dado el nivel de los mismos, en algunos casos, haya sido un ejemplo de caza mayor, por lo cual habría que llamar al taxidermista para dejar constancia del trofeo. En otros casos, la inclusión del retrato del saliente en la sala de Consejos o lugar que le sustituya según la organización de partida, dará cuenta del nivel del saliente. Juzguen en todo caso, como será el recuerdo, a la vista del trofeo cinegético o del semblante del retrato.

Quizá la salida más comentada del año ha sido la de Honorato López Isla, por su historia, por su trascendencia, por el respeto de todo el sector y porque su salida, una vez consumada la adquisición de Unión Fenosa por Gas Natural, es un síntoma de un tiempo que no volverá. Además su marcha repercutirá moralmente a Unión Fenosa, en cuyas venas ha corrido el espíritu de un modelo de crecimiento orgánico, incluso de definir un modo de hacer característico. Por otra parte, en el sector existe coincidencia en la necesidad de reforzar el equipo eléctrico de Gas Natural, como compañía resultante en lugar de prescindir de un activo tan importante.

También ha sido el año en que se ha producido la salida de Rafael Miranda de Endesa, y mucho se ha hablado en algún confidencial de que podría haber sido reclutado por Florentino Pérez de cara al asalto a Iberdrola. La salida de Miranda se ha producido tras la primera etapa de convivencia en Endesa de Acciona y Enel y tras materializarse la salida del grupo español. En esa primera etapa Rafael Miranda compartió responsabilidades ejecutivas con André Brentan hombre de Enel en España, en lo que se puede decir que es una transición de libro.

Una pérdida irreparable es la de Pedro Meroño, fallecido a principios de año, ex Presidente de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y cuya desaparición temprana concitó al mundo de la energía, especialmente tras algunos momentos amargos en su mandato. Por otra parte, su ausencia, ha recordado el adagio de que Dios nos libre del día de las alabanzas, pero su austeridad y criterio hoy son anhelados en la actual configuración de la CNE. Sobre todo por la diferencia en estos dos sentidos: criterio y austeridad que exhibe la que es su sustituta, Maite Costa. Por su parte, según se pudo comprobar en directo, por los allí presentes, en el funeral de Meroño, la actual presidenta de la CNE terminó por hacerse la encontradiza con el Ministro Miguel Sebastián.

También ha sido anunciada la salida de Jorge Sanz, hombre que ha resistido con tres administraciones la responsabilidad de ser Director General de Energía y Minas, un puesto que tiene su correlato directo en su superior (el Secretario General de Energía y Secretario de Estado, ahora), dado que éste no tiene Dirección General alguna más. La convivencia, tras provenir del gabinete de Rodrigo Rato, con Antonio Fernández Segura, primero, Ignasi Nieto, después y Pedro Marín, ahora, han perfilado a Sanz como un todoterreno en el plano político y regulatorio.

En la Comisión Nacional de Energía, además de la sentencia sin fecha de la salida de los consejeros con su período de titularidad demorado, se produjo la salida de José Manuel Revuelta, Director de Regulación y Competencia y fuertemente vinculado al anterior Secretario General de Energía. La controversia provino de su vuelta a una empresa regulada, en este caso, Endesa, lo que volvió a poner de manifiesto la necesidad de trazar ciertas líneas rojas en las fronteras, límites y cautelas del pase de la actividad de “lo público” a lo privado, sobre todo cuando la vinculación con el ámbito regulatorio ha sido tan intenso. En todo caso, no parece ni ético, ni estético.

Quizá el final ha sido la salida de María Luisa Huidobro como presidenta del Operador de Mercado Eléctrico (OMEL) y su sustitución por Pedro Mejía, anterior Secretario de Estado de Turismo. Ello empieza a evidenciar que el nuevo equipo del Ministerio de Industria empieza a tomar las riendas de los nombramientos, además de haberse producido un cierto aislamiento, sectorial e institucional, de la titular saliente.

Dejemos para el final la salida de José María Paz de Unión Fenosa, precedida de una fuerte polémica por su papel en las negociaciones para el cierre del déficit tarifario en el que se incluye algún renuncio explícito que se transparentó en todo el proceso. Por lo visto, no alcanzó los mismos honores que los históricos Miranda y López Isla en los homenajes que les dedicaron en el sector. Parece que hubo algún respiro de alivio y alguno de contrariedad, sobre todo en el colectivo retroprogresivo.

La sala de trofeos y de retratos está llena. Pasen y vean.

El petróleo vive su segunda semana consecutiva de alzas

Esta posible recuperación podría reactivar el consumo energético y petrolero que ha mantenido los precios bajos en los últimos meses, especialmente en relación con los máximos históricos de hace un año cuando alcanzaron los 147 dólares por barril.

El Petróleo Intermedio de Texas (WTI), la marca de referencia para Estados Unidos, cerró el viernes a 68,05 dólares por barril, un 7,0 por ciento más que al final de la semana anterior.

Por su parte, el Brent, la marca referente en el mercado europeo, terminó su sesión de ayer a 70,32 dólares por barril, un 7,5 por ciento más que el viernes anterior cuando cerró a 65,38 dólares.

El tercer crudo de referencia, la llamada cesta OPEP, también registró una notable subida esta semana al cotizar el jueves a 66,46 dólares por barril, un 6,2 por ciento más que la semana anterior.

El encarecimiento semanal que registraron los crudos ocurrió a pesar de conocerse el miércoles pasado que las reservas de petróleo bajaron en EEUU la pasada semana algo menos de lo que se preveía.

Pero el optimismo se debe, entre otros factores, a las noticias de que las ventas de casas de segunda mano crecieron en Estados Unidos por tercer mes consecutivo en junio.

Las operaciones en ese sector subieron en la principal economía del plantea el 3,6 por ciento, una tendencia positiva que no se observaba desde el 2004.

El alza de los mercados del petróleo refleja también la que viven las bolsas de valores, que se mantienen en terreno positivo por el optimismo sobre la economía.

El índice Dow Jones de la bolsa de Nueva York cerró el viernes a 9.093 puntos, su nivel más alto en lo que va de año.

Mientras, el dólar estadounidense sigue muy débil, en torno a las 1,42 unidades por euro, lo que también impulsa el precio del crudo, cuyos contratos se negocian en la divisa norteamericana.

No obstante, los analistas de la consultora JBC de Viena publicaron el viernes una nueva estimación, según la cual la demanda petrolera bajará este año en 1,51 millones de barriles diario, antes de crecer nuevamente en 910.000 barriles en el año 2010.

La caída de la demanda se debe sobre todo, según JBC, a las bajadas en las 30 economías industrializadas de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que según JBC consumirán este año 1,93 millones de barriles diarios menos.

Al mismo tiempo, los países emergentes, no miembros de la OCDE, esperan seguir aumentando su consumo en 420.000 barriles diarios, añaden los expertos de JBC.

A pesar de las subidas en las bolsas y en los mercado petroleros, los expertos de JBC son escépticos de que los mercados estén viviendo una recuperación.

Las recientes alzas se deben a «un sentimiento positivo temporal y no de una mejora sustancial de los fundamentos en la economía estadounidenses o en los mercados de petróleo», escribieron los analistas de la consultora esta semana.

Temporada de huracanes

Cuando llega la temporada de huracanes a regiones donde este fenómeno atmosférico se produce, todo condiciona la vida de una sociedad y de un ámbito geográfico. Todo el mundo está atento a la temperatura de las aguas, a si se forma un nuevo tornado, a su paso. Se preparan las personas para resistir sus embates y, además, se pone a prueba lo construido durante años y años. Podemos decir que la sociedad entra en una situación de excepcionalidad que, por repetida o por periódica en determinadas zonas del planeta, no deja de ser diferente para sus habitantes.

Por eso, el año de los precios bajos de la energía, la electricidad y la caída de la demanda se puede, en sí, comparar con todo este contexto huracanado. Respecto a la caída de la demanda de electricidad diremos que ha venido para quedarse y que no es, en ningún caso, momentánea. Las estimaciones más optimistas revelan que esta caída de la demanda nos lleva a que en el año 2013 podamos estar recuperando los niveles de demanda del año pasado, es decir del año 2007.

– Consecuencia directa número uno: la lucha feroz entre las tecnologías para conseguir un hueco en el mix de generación tras el achique de espacios producido por la reducción de demanda. Lucha por conseguir un hueco en el futuro, y lucha por llegar a los umbrales de rentabilidad, en el presente actual. Y todos los argumentos relativos al modelo de costes y precios, y de intervencionismo a todo trapo, echados a perder. Porque acompañado a esta caída de la demanda energética, se ha producido un desplome de los precios del mercado mayorista de electricidad, con reducciones de casi un tercio de los precios que se estaban pagando hace un año y perjudicando a unas tecnologías sobre otras. En ese mismo contexto, empiezan a parapetarse nuevos problemas para las tecnologías relacionadas con los combustibles fósiles y los mayores costes derivados de los derechos de emisión, sobre todo si se confirma la posibilidad de un escenario asíncrono entre la recuperación económica y la elevación de los precios de la energía (aunque sea a nivel de país)

– Consecuencia directa número dos: este marco ha servido como coartada falaz a los contrarios a la energía nuclear y, en concreto, en el momento que nos ubicamos a la decisión ideológica del Presidente del Gobierno de cerrar la central nuclear de Garoña, en una justificación que viene a decir algo así como “nos podemos permitir ese lujo”. Curiosa consecuencia de una situación de crisis. El lujo consiste en deteriorar el equilibrio del mix energético futuro. Coyunturalismo oportunista frente a ajuste del modelo energético en el medio plazo con visión integrada de las cuestiones de sostenibilidad ambiental, sostenibilidad económica, dependencia energética exterior y mercado.

– Consecuencia directa número tres: hay que modificar todos esos documentos y propuestas para definir el futuro energético. La inconclusa planificación energética, la participación futura de cada una de las tecnologías en el mix energético se verán lógicamente condicionadas por este freno y marcha atrás en el que ha supuesto el contexto económico y la crisis, que especialmente se ha cebado con la demanda energética de los agentes empresariales.

– Consecuencia directa número cuatro: sobre todo para las empresas, la ralentización y parada de inversiones tanto de las empresas como de los operadores de red y de transporte (primero por motivos técnicos y luego por motivos de financiación), dificultades para cumplir las previsiones del mercado interno, necesidad de contar con buenas posiciones exteriores de cara a su diversificación internacional.

Quizá la vis más positiva de esta crisis de demanda es que permitirá una transición moderada a la liberalización y nuevo modelo tarifario. Por tanto existe un cúmulo de consecuencias que suponen abocarnos a una situación prolongada de excepcionalidad, a una temporada de huracanes derivada de la caída de la demanda energética.

Pero, también han existido más huracanes. Dentro de los tornados del año, también podemos señalar como empiezan a resolverse judicialmente pleitos que habían embarrado el campo de juego del sector energético, en el campo regulatorio, procedentes de la etapa que más vale recordar, pero no repetir: Nieto y Clos como herencia envenenada. Las sentencias firmes emitidas por instancias judiciales, originados en conflicto de la época Nieto se han manifestado (subastas de capacidad, poderes de la presidente de la CNE) y eso que todavía alguno de los pleitos más importantes como el de la detracción de derechos de emisión que está en Bruselas, sigue sin resolverse.

Y, finalmente, 2009 ha sido el año en que la energía pasó a ser Secretaria de Estado, que incluyó que en el nombramiento (o en este caso se dice investidura) de Pedro Marín, se reprodujera una admonición del Ministro, al flamante Secretario de Estado, de cara a los resultados necesarios para abordar los retos que se avecinaban para el sector.

Por cierto, ¿habrá temporada de huracanes a la CNE?

Y Luis Atienza salió del cerco

Que en España no está resuelto el papel de los operadores de sistema y de transporte en los sectores eléctrico y gasista y que, incluso, se han dado pasos atrás hacia el monopolio en estas actividades de forma relativamente reciente, es algo que es conocido, público, notorio y en lo que hay consenso. Por otra parte, y como trasfondo, la tendencia, muy de largo plazo pero a nivel europeo, es la de ir avanzando hacia modelos en los que el operador de transporte y el de sistema estén separados (ISO), frente al actual modelo TSO en el que ahora aparecen integrados en nuestro país y con tendencia al monopolio único en las redes y, lo que es peor, a condicionar las decisiones regulatorias y de mercado, habiendo atesorado este tipo de empresas el perfil de “Ente” y el poder de ser reguladores en la sombra, pese a su condición de empresas privadas.

En todo ello influye decisivamente el hecho de que estas actividades estén sometidas a un modelo de costes reconocidos (es decir, se calcula cuál es el coste de un activo, en teoría necesario, para esta actividad, en función de lo que declara el propio operador) y, por otra parte, se le aplica una tasa de rentabilidad (un tipo de interés anual) que debe incluir, incluso, su retorno. Lógicamente, los operadores pueden tener varios intereses: uno, elevar los costes de cada activo y su mantenimiento. Dos, colocar tasas de interés (de beneficio) más altas. Tres, aumentar el número de activos a retribuir, como buen monopolista. Es lo que ocurre cuando en una actividad no hay mercado en el que buscar comportamientos eficientes de sus operadores.

Comenzábamos, por tanto, el año con la herencia del acuerdo con el ex Secretario General de Energía para modificar el modelo retributivo del transporte de electricidad que, entre otras cuestiones pendientes de resolución (el mecanismo de valoración de los activos), implicaba que en el mes de septiembre de cada año, REE ya habría percibido su retribución del ejercicio. La subida de retribución para este operador ascendía al 10-11%. En estos momentos, parece ser que se está en fase de intentar objetivizar el precio de esos activos a remunerar a partir de estudios comparativos especializados.

Por otra parte, la caída de la demanda que se ha producido tanto en la electricidad como en el gas, ha determinado que Industria sea favorable a reducir la inversión de los actuales operadores de sistema y transporte de electricidad y del operador técnico de sistema en el caso del gas. Especialmente clave es el efecto de la caída de la demanda la situación de Enagás, dadas las infraestructuras previstas y prometidas de regasificación y el tendido de gaseoductos previstos para el transporte de este combustible. Hay que tener en cuenta que si la retribución se establece en función de cada uno de los activos, sus distintos elementos y su mantenimiento, cada uno de los operadores la percibe, sean necesarias o no, se usen mucho o poco. Tienen por tanto “incentivos” a la bulimia. Y, lógicamente, la consecuencia directa es que esa retribución por activo tiene que repercutir sobre los precios finales de la energía: es decir, sobre la tarifa que pagan los consumidores. En el caso de Red Eléctrica, ese análisis requiere más pormenorización, dado que existen problemas de “cuellos de botella” o estrangulamientos en suministro o evacuación de energía, que obligan a acudir a los desvíos/mercado de restricciones técnicas, o tienen riesgo de suministro en ciertas zonas del país, lo que obliga a que sea necesario que se siga invirtiendo selectivamente para resolver estos problemas.

En este año escolar también tuvo presencia el conflicto en la determinación de la naturaleza de determinados tramos de la red como de transporte o distribución, partiendo de un dilema problemático: la calificación funcional o técnica de la red, algo que también ha traído verdaderos quebraderos de cabeza para resolver inversiones que estaban pendientes. La clave está en determinados tramos de 220 kV en grandes ciudades y en las redes extrapeninsulares, donde, de repente, un nuevo operador, REE, entra a estar presente por arte de birlibirloque legal en este entramado. La Comisión Nacional de Energía perforó todos los tiempos posibles en establecer unos criterios técnicos y no funcionales para la clasificación de este tipo de redes que, al final, pudimos descubrir por el método intrincado de hacerse público a través de un voto particular a la resolución de los mismos y que además no son eficientes.

Por otra parte, el cierre del acuerdo de la conexión eléctrica con Francia obtuvo un resultado menos satisfactorio del necesario (soterramiento y línea de corriente continua), que implicará la reducción de la capacidad potencial de exportación e interconexión de mercados regionales de electricidad y, por tanto, un cierto freno a sectores como el eólico que necesitarían más capacidad de transferencia para momentos punta. En todo caso, no hay avances en su construcción pese a la mediación de Mario Monti. En las cumbres Sarkozy-Zapatero, también se ha planteado en este período la interconexión gasista con Francia.

Y, finalmente, quizá lo más relevante o, mejor dicho, lo más novelesco y emocionante, es cómo Miguel Sebastián sondeó la reconfiguración e integración de los operadores de red y transporte, eléctrico y gasista, noticia que se filtró convenientemente a través de los cauces habituales de sabotaje. Con posterioridad a esta publicación, se trabajó duramente en la fortificación de Luis Atienza en el consejo de REE, además de que él mismo, ni corto, ni perezoso, se presentó en el Ministerio, montó una pajarraca, haciendo valer sus poderes para abortar cualquier operación de estas características. Hoy parece que ese proceso está momentáneamente parado y REE elevó un 17 % su dividendo.

Estrategia y táctica: el año en lo empresarial

Empezamos este resumen del año con la operación Gas Natural-Unión Fenosa, que además de sus derivaciones regulatorias y de competencia en el seno de la CNE y CNC, puede ser entendida como la gran operación militar empresarial en el sector energético del año 2008-2009. En símil táctico, incluía desde desembarcos, acumulación de fuerzas (en este caso regulatorias) utilización de medios aéreos, marítimos y terrestres… y estrategia de grandes batallones. Todo ello quedando todavía varias escaramuzas abiertas: una en Unión Fenosa Gas con ENI y otra en Eufer con Enel, las dos sometidas a la teoría del equilibrio inestable.

Volare en Endesa… y sin Doménico Modugno

Por eso, si tuviéramos que hacer un resumen en lo que se refiere a lo empresarial y pasáramos revista a los acontecimientos ocurridos el último año, siguiendo con el símil militar, podemos destacar que se ha seguido la táctica de las operaciones de los cuerpos de infantería y de zapadores. Son operaciones en las que las batallas no son tan numerosas y cruentas, pero la modificación de las posiciones relativas de cada uno de los contrincantes, conjura modificaciones en la relación de fuerzas resultante, así como en el mapa de operaciones.

En este caso, por un lado podemos señalar la salida de Acciona de Endesa, prevista en los acuerdos parasociales que dieron lugar al desenlace de la operación de compra por parte de Enel. Fruto de la salida de los Entrecanales de Endesa, Acciona se ha quedado con los activos renovables que hasta ese momento eran titularidad de Endesa, más una plusvalía muy interesante por el 25 % de su participación, que además, hasta ese momento se había traducido en el control operativo de Endesa. Nada más terminar los cambios accionariales, se produjo una profunda remodelación del Consejo de esta compañía, cuya vis política y técnica en clave interna y equilibrios es de orfebrería.

Con todo ello se completa un proceso que ha durado dos años y en el que, desde algunos medios han querido levantar nuevamente la bandera del patriotismo energético para intentar aprovechar este desenlace como evidencia de la pérdida de una joya de la corona del sector empresarial energético español por la mala cabeza y los trajines del Ejecutivo. Cuestión, que en todo caso, a la vista del propio comportamiento de Endesa en el mercado español, ha dejado claro la potencia y capacidad de este operador, hoy probablemente una de las joyas del corona del grupo Enel.

Espadas en alto en Iberdrola

El caso de Iberdrola ha estado protagonizado por un duelo de medio y largo plazo, el de Florentino Pérez con Sánchez Galán. De hecho, cada vez que una de las dos compañías (Iberdrola o ACS) comunican un hecho relevante a la CNMV parece que tendrían que enviar su traducción en lo que se refiere a efectos sobre esta supuesta partida de ajedrez. Así, la venta de Unión Fenosa a Gas Natural se ha entendido (incluso se ha traslucido por el propio interesado) como una vía para obtener liquidez de cara a conseguir mayores participaciones futuras en Ibedrola. Por su parte la batalla por la presencia en el Consejo de Iberdrola por parte de ACS continúa y ha pasado a la esfera judicial. Por su parte, Iberdrola lanzó una operación para ampliar el capital con la polémica de no articular mecanismos que otorgasen derechos preferentes para sus accionistas anteriores, lo que desató la teoría de la dilución, aunque “ma non troppo”. Parece que ya estaba descontada.

Todo ello con el trasfondo del castigo en bolsa a las eléctricas que hacía relativamente sencillo y barato el intentar dar un nuevo golpe de mano en Iberdrola, todo ello con la crisis financiera y de crédito internacional que parece ser el único freno al grupo que preside Florentino Pérez, embarcado a la vez en reconquistar el Real Madrid por la puerta grande. Nadie sabe, si después de Kaká o Cristiano Ronaldo puede venir Iberdrola, lo que realmente es la batalla más apasionante empresarialmente y con más episodios de los últimos años. Y, como dice Enric Juliana, la lonja del Bernabeu.

El caso de la liberalización liberalizadita y la CNE como bala perdida

Como se habrán podido dar cuenta en esta recopilación de temas del curso energético, la mayor parte de ellos, además de estar interrelacionados de alguna manera, en su mayor parte, no están conclusos. Quiere decirse que lo que hemos podido seguir en el curso 2008-2009 es relativamente episódico, dentro de lo importante que ha sido lo que va de 2009 para el sector energético español y, en especial, para el sector eléctrico.

La liberalización, en síntesis, ha consistido en: uno, calendarizar el final del déficit tarifario; dos, disociar lo que son los comercializadores de último recurso del conjunto de los comercializadores que pueden realizar ofertas a los consumidores; tres, fijar una tarifa máxima y única que es la tarifa de último recurso (TUR) que es la que ofrecen, precisamente, los comercializadores de último recurso (CUR); y cuatro, traspasar los consumidores a su comercializador en función de su elección.

Como consecuencia, parece que la estrategia de medio plazo, de imperar la lógica, consistirá en ir elevando la tarifa de último recurso moderadamente para dos cosas: absorber el déficit tarifario acumulado e ir dejando margen a la actividad de comercialización con el tiempo (quiere decirse que es cierta la existencia actual de dificultades para encontrar ofertas competitivas dado que todavía no existen márgenes suficientes para que las ofertas de la comercializadoras tengan márgenes razonables). En concreto, en la subida de julio, a través de la elevación de los peajes o tarifas de acceso, se ha traducido una subida del 2% en la tarifa de último recurso con respecto a las últimas tarifas integrales. El esquema ha sido: tratar de combinar subidas moderadas, transición a la liberalización y extinción del déficit tarifario, una ecuación con varias incógnitas complejas y que necesita tempo, para que el día de mañana haya, de verdad, mercado.

Lo lógico es entender y comprender que este proceso es a dos o tres años, es decir, en un horizonte de medio plazo en el que hay que aprovechar los precios bajos de la energía en el mercado de generación para que la adecuación de la tarifa de último recurso sea menos traumática. Además, para un número importante de consumidores, incluyendo los pensionistas, se ha articulado el bono social que sufragan las eléctricas para que determinados colectivos vulnerables se queden en este período hasta 2012 con una foto fija en lo que se refiere a sus tarifas. Es decir, que no suban y se queden congeladas.

Por eso, en el caso de la segunda parte de la liberalización, la correspondiente a la actividad de comercialización, se ha producido un fenómeno particularmente curioso que es el de la conversión fervorosa por la vía del exceso y la exageración. El deseo de liberalización súbito en plan purga de Benito. Podemos encontrar cómo los disconformes o contrarios a la liberalización han pasado en un movimiento pendular a una credulidad sin precedentes. A la militancia por la vía del “stacatto”. Y, así con la furia del converso, han comenzado ha criticar la liberalización por insuficiente, por no haber producido una revolución instantánea que haga olvidar el pasado de déficit tarifario, por no tener un torrente de ofertas inmediatas, en lugar de comprender el contexto general.

Convencidos de que la electricidad debe ser el último bien en el que el Estado debe intervenir para hacer redistribución, su estrategia parte de intervenir los precios a decir que la liberalización es insuficiente: que el bono social es poco (porque lo que debería hacer no es congelar la tarifa, sino regalar dinero y, a poder ser, para muchos o para todos), que hay insuficiencia de comercializadores de último recurso, insuficiencia de comercializadores e insuficiencia de ofertas masivas de comercializadores (además de aprovecharse de alguna de las precipitaciones del proceso, como el cálculo de la tarifa con discriminación horaria que ha tenido que ser modificada vía corrección de errores o la necesidad de haber facilitado que ciertas distribuidoras accediesen a la comercialización de último recurso por alguna vía).

Además este grupo se ha visto reforzado por quienes, legítimamente, piden una liberalización más rápida, es decir, una subida de tarifas mayor para que la actividad de comercialización empezase a dar frutos en menos tiempo. En conjunto se ha formado un cierto magma de intereses contrapuestos, con “móviles criminales” diferenciados, para cometer un asesinato a este modelo de liberalización dosificada razonablemente. Podemos calificar así de curiosos los fenómenos de simbiosis y parasitismo que se han dado en esta fase.

Este grupo, capitaneado en la sombra por los retroprogresivos del sector energético, también se ha ido especializando en azuzar de manera irresponsable a las asociaciones de consumidores. Proveerles de argumentos sombríos para que en el problema del déficit tarifario se puedan apreciar lo que toda la vida se ha denominado “excusas de mal pagador”. Por eso, este grupo, a parte de abjurar del déficit tarifario (tras fomentarlo), y de sus consecuencias futuras como si fuera un secreto de familia, se olvida de que se ha diseñado un procedimiento poco traumático para su extinción y pago aplazado, además de minimizar la labor redistribuidora de las tarifas a través del bono social, que además no va a cargo de los Presupuestos Generales del Estado.

Lo curioso y particularmente lacerante, es que dentro de este grupo se haya inscrito de manera poco precisa y lábil, la propia Comisión Nacional de Energía, en abstracto y con una campaña de erosión de baja intensidad. No existe artículo en el que fuentes de la CNE, o en la que extraoficialmente la CNE no introduzca, gravemente, y de forma impropia para un organismo oficial supervisor del sector eléctrico español y garante del marco regulatorio liberalizado, dudas y sombras de irregularidades sobre el sector y las empresas. Incluso se han organizado encuentros por parte del organismo a este fin, donde se difunden estos argumentos, que en una sociedad occidental y por su procedencia, deberían calificarse de “peligrosidad social”. Y todo ello, además, sin el pronunciamiento expreso del Consejo de Administración, que a lo mejor ganas tendría de mostrarse en contra de la liberalización, pero está cruzando los dedos por si se reforma la composición del mismo, se tecnifica y se despolitiza. Vamos, lo que quiere decir es que se depura.

Entramos, por ello, en que la diferencia entre un organismo independiente y un organismo “bala perdida” puede ser muy tenue llegados a este punto. Y en un concepto falaz: defender al consumidor de la realidad, de forma paternalista, a base de precios bajos vía intervención o no explicando la realidad previa de la deuda acumulada y sus consecuencias, no es defender al consumidor, es engañarlo, desorientarlo, dar señales falsas de precio, abocarlo a que consuma de manera irresponsable. Sobre todo para que éste no exija con seriedad un mix energético sostenible económica y medioambientalmente en el medio plazo.

Por eso, ¡que liberalicen la CNE y por la vía rápida!

El crudo vuelve a la senda alcista por el optimismo económico en China y EEUU

El valor del crudo terminó la semana con una subida impulsada por los buenos datos del crecimiento del PIB en China, y del sector de la construcción y de la banca de inversión en Estados Unidos.

Además, volvieron a registrarse protestas violentas en Irán, el cuarto mayor productor mundial, lo que hizo subir los precios por el miedo a que la conflictiva situación interna afecte al mercado petrolífero.

«Una caída de 2,8 millones en las reservas de crudo de EEUU, un dólar más débil y las noticias de un fuerte PIB en China han puesto las bases de un rebote en los precios internacionales del petróleo», aseguraron los analistas de la consultora de energía JBC.

Después de haber tocado el máximo anual en algo más de 73 dólares a finales de junio, los crudos de referencia internacional cayeron por debajo de los 60 dólares, y recuperaron parcialmente terreno esta semana con una subida acumulada de cuatro dólares en sólo tres sesiones.

Así, en Nueva York el precio del barril de crudo de Texas subió un 2,48% y cerró la semana a 63,56 dólares, 4,07 dólares más que hace una semana.

El barril de Brent, de referencia en Europa, terminó la semana en 65,38 dólares en Londres, 2,63 dólares más que en el cierre anterior, y el crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) lo hizo en 62,54 dólares, después de apuntarse tres jornadas de subidas consecutivas.

Los precios del crudo han vivido este año montados en una montaña rusa: primero aumentaron en torno a un 40%, hasta finales de junio, debido las perspectivas optimistas de una pronta recuperación económica, para volver a caer en las últimas cuatro semanas, y recuperar algo el terreno perdido desde el pasado miércoles.

En esta semana también se cumplió un año del máximo histórico del crudo -147 dólares, el 11 de julio de 2008-, que después se desmoronó ante una caída de la demanda sin precedentes en el último cuarto de siglo.

Las noticias que llevaron al alza el valor del crudo comenzaron el martes, cuando la OPEP pronosticó una subida de la demanda para 2010, después de dos años de contracción.

Los analistas de la OPEP apuntan que la demanda de crudo subirá el año próximo en 0,5 millones de barriles diarios (mb/d) hasta un promedio de 84,34 mb/d.

Para este año, la organización petrolera mantiene prácticamente sin cambios su estimación de demanda petrolera en los 83,84 mb/d, lo que supone un descenso de 1,6 mb/d respecto al ejercicio precedente.

Pero no fue hasta el miércoles cuándo los crudos internacionales se apuntaron importantes ganancias de más de dos dólares debido a la caída de los inventarios de crudo en EEUU.

Al día siguiente, los datos del PIB del pasado trimestre del segundo mayor consumidor de energía del planeta, China, con un avance del 7,9%, dieron nuevas alas al mercado.

El viernes también se conocieron nuevos datos de beneficios en la banca de inversión estadounidense, con Citigroup presentando unos números negros de 5.872 millones de dólares durante el primer semestre del año, frente a las pérdidas de 7.606 millones registradas en el mismo periodo de 2008.

A estos datos positivos se sumaron los temores de que las nuevas protestas de la oposición iraní en Teherán por los resultados de las elecciones presidenciales puedan escalar y afectar a las exportaciones de crudo.

Las subidas experimentadas por el crudo se han producido en paralelo al de otras materias primas, que han alzado el vuelo con la esperanza de que los datos económicos conocidos sean las primeras señales de la salida de la crisis.

Con las renovables en plan Thelma y Louise

Probablemente en un resumen de este tipo sea preciso pasar revista a la actualidad de la energía por tecnologías de generación, en la medida que ya se ha instalado un proceso cainita extra marcado por desplazarse mutuamente las distintas tecnologías en el denominado mix energético. ¿Qué quiere decir esto? Que se ha desatado un movimiento en los pasillos, en los cenáculos, en los periódicos, en los debates televisivos destinados a contraponer tecnologías, para que las decisiones de planificación de alguno de los reguladores involucrados se vean concernidos, afectados, influidos por los resultados de esta turbamulta. Así, con la decisión de los despachos y del Boletín Oficial del Estado se puede condicionar el desarrollo futuro del mix y, evidentemente, ventilar un problema por la vía de la acción gubernativa, que se debería resolver en el ámbito del mercado y de la inversión con estabilidad regulatoria prefijada.

Si no, ¿en qué clave es en la que hay que entender el akelarre forzoso creado desde Moncloa contra la energía nuclear? Polémica generada en oposición a la bucólicas y distributivas características de las energías renovables, que también han obviado quizá su mayor talón de Aquiles: en el plano técnico, la no gestionabilidad de las mismas y en el plano de la propiedad, que ha sido la constitución de redes clientelares en distintos ámbitos territoriales de difícil escapatoria a la subyugación de los poderes locales. En todo caso, para ello siempre hay soluciones normativas y económicas que no nos aboquen a lo maniqueo.

Salvando esta disquisición inicial, de la que esperemos nadie infiera una comunión o una oposición, decidida o ciega, ni por lo nuclear, ni por las renovables de este medio de comunicación, sino un llamamiento a la racionalidad del mercado y las señales que avalen un mix energético diversificado, equilibrado desde el punto de vista de dependencia energética y que prime la sostenibilidad ambiental y económica, teniendo en cuenta que las decisiones de este tipo tendrán su trascendencia en la tarifa eléctrica, en el medio ambiente y en la competitividad del país. Sobre todo, porque si alguna seña de identidad tiene Energía Diario es la defensa de la estabilidad regulatoria (la de las renovables, la de la nuclear y de las demás tecnologías), la seguridad jurídica y la liberalización en los mercados energéticos, junto con un mix diversificado porque cada tecnología tiene su función y su papel en el mercado.

Metidos en harina, en este curso se ha producido la promulgación del R.D. 1578/2008, sustitución necesaria del R.D. 661/2007 en el ámbito de la energía fotovoltaica, que venía a sustituir a una legislación con devaneos orgiásticos en lo tocante a retribución en términos de primas, lo que desembocó en un final muy abrupto para el sector. Esta normativa incorporaba, entre otras novedades, tres de especial importancia y a las que habrá que estar atentos por sus posibilidades futuras: una reducción de la retribución de partida que captura las mejoras tecnológicas, un mecanismo de cupos trimestrales, que además interactúa con la retribución reduciendo la misma en función de la cobertura de los cupos (el tercer elemento, o de síntesis de todo lo anterior, el mecanismo diabólico, el modelo alemán). El resultado ha sido un fuerte aterrizaje forzoso en el sector de la energía solar fotovoltaica y que hoy haya proyectos acumulados a cinco años vista.

Posteriormente, una vez probada la eficacia de este mecanismo de preasignación se ha producido, la extensión del mecanismo del registro de preasignación al resto de tecnologías renovables incorporado en el Real Decreto Ley 6/2009 (el que liquida el déficit tarifario). Innovación regulatoria que reduce (o mejor dicho, mete en cintura) el papel de las Comunidades Autónomas y también el de la CNE en la delimitación del período de aplicación del R.D. 661/2007. Muerto el perro, se acaba la rabia, así se cierra una espita abierta de difícil control; en el que Industria quería evitar el despropósito del cafarnaúm en que se había convertido el final del modelo retributivo en el caso de la fotovoltaica. Casi todo el mundo, interpretó que Nieto se fajó especialmente en aquilatar la retribución a la eólica y que se despistó bastante en la fijación del modelo fotovoltaico. En todo caso, esta norma, prácticamente es el cierre del modelo retributivo aprobado en el R.D. 661/2007 dado que un gran número de tecnologías han llegado a sus techos contenidos en el Plan de Energías Renovables en vigor.

En la parte negativa-ideológica, para las renovables, tuvo lugar una agria discusión promovida por la publicación de un informe del presidente del Instituto Juan de Mariana, Gabriel Calzada, cuyo contenido es de muy dudosa factura en lo que se refiere a metodología económica. Informe que ha tenido una fuerte repercusión mediática en USA, especialmente en los círculos conservadores y en un momento en que se quería ejercer una presión al propio Barack Obama y que ha degenerado en dudas sobre el modelo español, hasta ese momento referente mundial en renovables. Informe que venía a continuar las tesis negacionistas del cambio climático por un lado, y a acusar a las energías renovables de expulsar empleo e inversión, por las primas que recibe. Este quizá es el extremo opuesto de esa polarización, en una simplificación/ideologización de la discusión económica.

Y, en el plano persecutorio/disuasorio también ha estado ¡cómo no! la Comisión Nacional de Energía (CNE) que encontró como objeto de sus desvelos inspectores/inqisitoriales, las tecnologías renovables, perseguidas sólo por eso y por el hecho de que su retribución incluya una prima. Persecución en plan ‘Thelma y Louise’ y en la que incluso se cayó en la ensoñación y el delirio de la vigilancia aérea y los helicópteros. Tanto fue así, que se reprodujeron titulares catastrofistas, se diseñó un proceso inspector/investigador sin precedentes, sistemático, desmedido, sin utilizar mecanismos de preselección y muestreo y cuyos resultados, directamente, han sido ocultados (no han sido publicados por el organismo en su página web) y remitidos por conducto directo al Ministerio de Industria, sin más conocimiento público. En todo caso, parece que la percepción apocalíptica anunciada no se ha cumplido, la complejidad jurídica y administrativa ha introducido granillo en las previsiones devastadoras de que se hacían eco varios medios de comunicación, en una utilización mediática interesada de este proceso por parte del organismo en sus horas más bajas (y que ahora parece que, incluso, reniega).

En el plano de lo vaporoso, nos encontramos con los continuos devaneos de la Ley de Eficiencia Energética y Energías Renovables, postergada desde el año pasado y al parecer ya subsumida dentro de la ansiada y misteriosa Ley de Economía Sostenible que prepara el Ministerio de Economía y Hacienda para la vuelta del verano y que quiere ser uno de esos estandartes del gobierno, además de contenedora del nuevo modelo económico español. Con esas pretensiones, hay que ponerse en lo peor. En todo caso, no se sabe muy bien que es lo que hará esta norma con las energías renovables, si garantizar la estabilidad jurídica y regulatoria de sus modelos retributivos o será un puro ejercicio político de afirmación, propaganda y retórica. En todo caso, permaneceremos atentos a la pantalla.

Y finalmente, las renovables se han visto inmersas, recientemente, probablemente contra su voluntad, como decíamos al principio de este artículo, en la polémica por el cierre de Garoña, con una posición inteligente desde las distintas asociaciones y colectivos de energías renovables de no entrar en una cuestión que ha estado fuertemente ideologizada y en la que siempre hay alguien que tiene un “boomerang” preparado. Sobre todo porque hay teorías que sostienen que la energía nuclear y las renovables pueden forman un mix económicamente y medioambientalmente sostenible.

En todo caso, verán ustedes qué presencia de espíritu tendrá en el sector de la energía la tecnología termosolar en atención a los servicios prestados con Garoña.

Cuando la CNC descubrió que podía hincarle el diente a la energía

Hay que reconocer que la configuración de las relaciones entre los organismos independientes, de regulación y el gobierno es intrincada. De hecho, en cada decisión en dónde toman partido cada uno de estos agentes existen posibilidades de que se produzcan ciertos cortocircuitos. Si además entramos en el fondo de la cuestión, es decir, en las posibles vinculaciones y las relaciones peligrosas que se pueden establecer en cada momento, realmente las posibilidades de distorsión se disparan. Sobre todo porque estas relaciones gravitan entre la competitividad con otros órganos reguladores y la aquiescencia, entre el acuerdo con el gobierno o su enfrentamiento, lo que siempre incorpora un fuerte grado de politización en su ejecutoria, añadido a la naturaleza del nombramiento de sus integrantes (al menos en el momento actual pese a los rumores cada vez más insistentes de que cambie la forma de ser designados sus integrantes).

En este caso, en este último curso, se puede advertir como la Comisión Nacional de Competencia ha abierto un capítulo, un expediente al sector energético con anterioridad incluso a que se culminara de manera normativa y efectiva el proceso de liberalización del sector eléctrico y en alguna cuestión añadida que detallaremos más adelante.

Además, el propio presidente de la CNC, Luis Berenguer, abogó, en un afán anexionista, por convertirse en la “madre de todos los reguladores independientes”, incluyendo CNE y CMT, incorporadas como negociados de la competencia sectorial. Curioso o paradójico que el órgano de competencia desee “monopolizar” la acción regulatoria sectorial. Vamos, un modelo “Gran Hermano” que todo lo ve, todo lo integra y todo lo supervisa. En todo caso, para entender los comportamientos de la CNC en el sector energético hay que tener en cuenta un nombre muy importante, que es el de Pilar Sánchez (procedente de REE y del Tribunal), mano derecha del actual presidente y especialista en este sector. También ha tenido su importancia que la ponente del proceso Gas Natural-Unión Fenosa haya sido, Inmaculada Gutiérrez, quien participó desde un lado de la mesa, en la configuración del intento de adquisición entre Gas Natural y Endesa.

De este año, podemos recordar puntualmente con cierto sonrojo la competitividad entre el organismo que preside Luis Berenguer y el que preside Maite Costa por hacer públicos los datos y conclusiones sobre la distribución de carburantes, es decir, sobre el comportamiento de las gasolineras en un expediente investigador. Lo bueno de estos repasos, a posteriori de lo ocurrido en el ejercicio, es que permite situar el verdadero grado, el verdadero impacto de estos comportamientos de los agentes más allá de la generación de titulares y noticias interesadas en cada momento. Del mismo modo, el sector eléctrico ha tenido dos fuentes en el plano sectorial de relación/conflicto con la CNC: el comportamiento de las empresas en los mercados de restricciones técnicas y desvíos y el proceso de cesión de datos de las compañías distribuidoras a las comercializadoras. Dos cuestiones en las que la CNC ha tenido una especial beligerancia y un comportamiento especialmente severo en público con las empresas, con actuaciones preventivas y fuerte ruido mediático.

Todo esto tendría su cierta lógica, su cierta proporción si no hiciéramos el ejercicio, la prueba de fuego, la piedra “rosetta” del fomento de la competencia y el papel de la CNC en las operaciones empresariales y, más en concreto, en la operación de adquisición de Unión Fenosa por Gas Natural, dónde la beligerancia sectorial de la CNC se ha visto transformada en candidez y no se ha producido el ansiado rubicón. Un órgano que debe ser regulador y referente en la garantía de la competencia “se ha despistado” en la configuración de un monopolio en el aprovisionamiento del gas y ha centrado sus pellizcos de monja a la empresa resultante en las desinversiones en el sector eléctrico. Todo ello tras un proceso de consulta a los agentes, empresas, etc… que evidentemente prometía mucho más de lo que luego resultó y de la existencia de un voto particular de un consejero de la CNE que fue escamoteado en todo el proceso. En todo caso, este comportamiento, de la CNC, en esta operación es una mancha grave, que le va a costar mucho quitársela a la CNC, al igual que ya hablaremos de las manchas de la CNE (mucho más numerosas, mucho más graves y con deletéreas consecuencias para el mismo).

Por tanto, parece que la Comisión Nacional de Competencia ha encontrado un nuevo filón en el sector energético. Sobre todo en un momento en que la difusión de informaciones en torno a sus instituciones y sus empresas no es, ni ha sido, inocente, más bien todo lo contrario. Y, gracias a la debilidad que ha mostrado la Comisión Nacional de Energía en su funcionamiento, interno y externo, en su papel y procesos deliberativos ha encontrado un hueco adicional, provocando un roto importante al organismo. Lo que pasa es que cuando ha tocado actuar, en realidad, como organismo plenipotenciario en competencia, en los momentos en los que un organismo se la juega, en las distancias cortas, se ha producido una caída de brazos.

A ver si ahora el órgano de competencia se va a convertir en el órgano creador de monopolios.