El año del taxidermista

Hay que reconocer que este curso ha sido uno de los más movidos para los que han venido siendo protagonistas del sector energético, si lo hablamos en términos de responsables o directivos. Quizá el hecho de que hayan sucedido un número importante de conjunciones astrales, ha derivado en que la nómina de los ex en el sector se haya engrosado considerablemente, cada uno con motivos diferentes. Y, dado el nivel de los mismos, en algunos casos, haya sido un ejemplo de caza mayor, por lo cual habría que llamar al taxidermista para dejar constancia del trofeo. En otros casos, la inclusión del retrato del saliente en la sala de Consejos o lugar que le sustituya según la organización de partida, dará cuenta del nivel del saliente. Juzguen en todo caso, como será el recuerdo, a la vista del trofeo cinegético o del semblante del retrato.

Quizá la salida más comentada del año ha sido la de Honorato López Isla, por su historia, por su trascendencia, por el respeto de todo el sector y porque su salida, una vez consumada la adquisición de Unión Fenosa por Gas Natural, es un síntoma de un tiempo que no volverá. Además su marcha repercutirá moralmente a Unión Fenosa, en cuyas venas ha corrido el espíritu de un modelo de crecimiento orgánico, incluso de definir un modo de hacer característico. Por otra parte, en el sector existe coincidencia en la necesidad de reforzar el equipo eléctrico de Gas Natural, como compañía resultante en lugar de prescindir de un activo tan importante.

También ha sido el año en que se ha producido la salida de Rafael Miranda de Endesa, y mucho se ha hablado en algún confidencial de que podría haber sido reclutado por Florentino Pérez de cara al asalto a Iberdrola. La salida de Miranda se ha producido tras la primera etapa de convivencia en Endesa de Acciona y Enel y tras materializarse la salida del grupo español. En esa primera etapa Rafael Miranda compartió responsabilidades ejecutivas con André Brentan hombre de Enel en España, en lo que se puede decir que es una transición de libro.

Una pérdida irreparable es la de Pedro Meroño, fallecido a principios de año, ex Presidente de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y cuya desaparición temprana concitó al mundo de la energía, especialmente tras algunos momentos amargos en su mandato. Por otra parte, su ausencia, ha recordado el adagio de que Dios nos libre del día de las alabanzas, pero su austeridad y criterio hoy son anhelados en la actual configuración de la CNE. Sobre todo por la diferencia en estos dos sentidos: criterio y austeridad que exhibe la que es su sustituta, Maite Costa. Por su parte, según se pudo comprobar en directo, por los allí presentes, en el funeral de Meroño, la actual presidenta de la CNE terminó por hacerse la encontradiza con el Ministro Miguel Sebastián.

También ha sido anunciada la salida de Jorge Sanz, hombre que ha resistido con tres administraciones la responsabilidad de ser Director General de Energía y Minas, un puesto que tiene su correlato directo en su superior (el Secretario General de Energía y Secretario de Estado, ahora), dado que éste no tiene Dirección General alguna más. La convivencia, tras provenir del gabinete de Rodrigo Rato, con Antonio Fernández Segura, primero, Ignasi Nieto, después y Pedro Marín, ahora, han perfilado a Sanz como un todoterreno en el plano político y regulatorio.

En la Comisión Nacional de Energía, además de la sentencia sin fecha de la salida de los consejeros con su período de titularidad demorado, se produjo la salida de José Manuel Revuelta, Director de Regulación y Competencia y fuertemente vinculado al anterior Secretario General de Energía. La controversia provino de su vuelta a una empresa regulada, en este caso, Endesa, lo que volvió a poner de manifiesto la necesidad de trazar ciertas líneas rojas en las fronteras, límites y cautelas del pase de la actividad de “lo público” a lo privado, sobre todo cuando la vinculación con el ámbito regulatorio ha sido tan intenso. En todo caso, no parece ni ético, ni estético.

Quizá el final ha sido la salida de María Luisa Huidobro como presidenta del Operador de Mercado Eléctrico (OMEL) y su sustitución por Pedro Mejía, anterior Secretario de Estado de Turismo. Ello empieza a evidenciar que el nuevo equipo del Ministerio de Industria empieza a tomar las riendas de los nombramientos, además de haberse producido un cierto aislamiento, sectorial e institucional, de la titular saliente.

Dejemos para el final la salida de José María Paz de Unión Fenosa, precedida de una fuerte polémica por su papel en las negociaciones para el cierre del déficit tarifario en el que se incluye algún renuncio explícito que se transparentó en todo el proceso. Por lo visto, no alcanzó los mismos honores que los históricos Miranda y López Isla en los homenajes que les dedicaron en el sector. Parece que hubo algún respiro de alivio y alguno de contrariedad, sobre todo en el colectivo retroprogresivo.

La sala de trofeos y de retratos está llena. Pasen y vean.

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