Con las renovables en plan Thelma y Louise

Probablemente en un resumen de este tipo sea preciso pasar revista a la actualidad de la energía por tecnologías de generación, en la medida que ya se ha instalado un proceso cainita extra marcado por desplazarse mutuamente las distintas tecnologías en el denominado mix energético. ¿Qué quiere decir esto? Que se ha desatado un movimiento en los pasillos, en los cenáculos, en los periódicos, en los debates televisivos destinados a contraponer tecnologías, para que las decisiones de planificación de alguno de los reguladores involucrados se vean concernidos, afectados, influidos por los resultados de esta turbamulta. Así, con la decisión de los despachos y del Boletín Oficial del Estado se puede condicionar el desarrollo futuro del mix y, evidentemente, ventilar un problema por la vía de la acción gubernativa, que se debería resolver en el ámbito del mercado y de la inversión con estabilidad regulatoria prefijada.

Si no, ¿en qué clave es en la que hay que entender el akelarre forzoso creado desde Moncloa contra la energía nuclear? Polémica generada en oposición a la bucólicas y distributivas características de las energías renovables, que también han obviado quizá su mayor talón de Aquiles: en el plano técnico, la no gestionabilidad de las mismas y en el plano de la propiedad, que ha sido la constitución de redes clientelares en distintos ámbitos territoriales de difícil escapatoria a la subyugación de los poderes locales. En todo caso, para ello siempre hay soluciones normativas y económicas que no nos aboquen a lo maniqueo.

Salvando esta disquisición inicial, de la que esperemos nadie infiera una comunión o una oposición, decidida o ciega, ni por lo nuclear, ni por las renovables de este medio de comunicación, sino un llamamiento a la racionalidad del mercado y las señales que avalen un mix energético diversificado, equilibrado desde el punto de vista de dependencia energética y que prime la sostenibilidad ambiental y económica, teniendo en cuenta que las decisiones de este tipo tendrán su trascendencia en la tarifa eléctrica, en el medio ambiente y en la competitividad del país. Sobre todo, porque si alguna seña de identidad tiene Energía Diario es la defensa de la estabilidad regulatoria (la de las renovables, la de la nuclear y de las demás tecnologías), la seguridad jurídica y la liberalización en los mercados energéticos, junto con un mix diversificado porque cada tecnología tiene su función y su papel en el mercado.

Metidos en harina, en este curso se ha producido la promulgación del R.D. 1578/2008, sustitución necesaria del R.D. 661/2007 en el ámbito de la energía fotovoltaica, que venía a sustituir a una legislación con devaneos orgiásticos en lo tocante a retribución en términos de primas, lo que desembocó en un final muy abrupto para el sector. Esta normativa incorporaba, entre otras novedades, tres de especial importancia y a las que habrá que estar atentos por sus posibilidades futuras: una reducción de la retribución de partida que captura las mejoras tecnológicas, un mecanismo de cupos trimestrales, que además interactúa con la retribución reduciendo la misma en función de la cobertura de los cupos (el tercer elemento, o de síntesis de todo lo anterior, el mecanismo diabólico, el modelo alemán). El resultado ha sido un fuerte aterrizaje forzoso en el sector de la energía solar fotovoltaica y que hoy haya proyectos acumulados a cinco años vista.

Posteriormente, una vez probada la eficacia de este mecanismo de preasignación se ha producido, la extensión del mecanismo del registro de preasignación al resto de tecnologías renovables incorporado en el Real Decreto Ley 6/2009 (el que liquida el déficit tarifario). Innovación regulatoria que reduce (o mejor dicho, mete en cintura) el papel de las Comunidades Autónomas y también el de la CNE en la delimitación del período de aplicación del R.D. 661/2007. Muerto el perro, se acaba la rabia, así se cierra una espita abierta de difícil control; en el que Industria quería evitar el despropósito del cafarnaúm en que se había convertido el final del modelo retributivo en el caso de la fotovoltaica. Casi todo el mundo, interpretó que Nieto se fajó especialmente en aquilatar la retribución a la eólica y que se despistó bastante en la fijación del modelo fotovoltaico. En todo caso, esta norma, prácticamente es el cierre del modelo retributivo aprobado en el R.D. 661/2007 dado que un gran número de tecnologías han llegado a sus techos contenidos en el Plan de Energías Renovables en vigor.

En la parte negativa-ideológica, para las renovables, tuvo lugar una agria discusión promovida por la publicación de un informe del presidente del Instituto Juan de Mariana, Gabriel Calzada, cuyo contenido es de muy dudosa factura en lo que se refiere a metodología económica. Informe que ha tenido una fuerte repercusión mediática en USA, especialmente en los círculos conservadores y en un momento en que se quería ejercer una presión al propio Barack Obama y que ha degenerado en dudas sobre el modelo español, hasta ese momento referente mundial en renovables. Informe que venía a continuar las tesis negacionistas del cambio climático por un lado, y a acusar a las energías renovables de expulsar empleo e inversión, por las primas que recibe. Este quizá es el extremo opuesto de esa polarización, en una simplificación/ideologización de la discusión económica.

Y, en el plano persecutorio/disuasorio también ha estado ¡cómo no! la Comisión Nacional de Energía (CNE) que encontró como objeto de sus desvelos inspectores/inqisitoriales, las tecnologías renovables, perseguidas sólo por eso y por el hecho de que su retribución incluya una prima. Persecución en plan ‘Thelma y Louise’ y en la que incluso se cayó en la ensoñación y el delirio de la vigilancia aérea y los helicópteros. Tanto fue así, que se reprodujeron titulares catastrofistas, se diseñó un proceso inspector/investigador sin precedentes, sistemático, desmedido, sin utilizar mecanismos de preselección y muestreo y cuyos resultados, directamente, han sido ocultados (no han sido publicados por el organismo en su página web) y remitidos por conducto directo al Ministerio de Industria, sin más conocimiento público. En todo caso, parece que la percepción apocalíptica anunciada no se ha cumplido, la complejidad jurídica y administrativa ha introducido granillo en las previsiones devastadoras de que se hacían eco varios medios de comunicación, en una utilización mediática interesada de este proceso por parte del organismo en sus horas más bajas (y que ahora parece que, incluso, reniega).

En el plano de lo vaporoso, nos encontramos con los continuos devaneos de la Ley de Eficiencia Energética y Energías Renovables, postergada desde el año pasado y al parecer ya subsumida dentro de la ansiada y misteriosa Ley de Economía Sostenible que prepara el Ministerio de Economía y Hacienda para la vuelta del verano y que quiere ser uno de esos estandartes del gobierno, además de contenedora del nuevo modelo económico español. Con esas pretensiones, hay que ponerse en lo peor. En todo caso, no se sabe muy bien que es lo que hará esta norma con las energías renovables, si garantizar la estabilidad jurídica y regulatoria de sus modelos retributivos o será un puro ejercicio político de afirmación, propaganda y retórica. En todo caso, permaneceremos atentos a la pantalla.

Y finalmente, las renovables se han visto inmersas, recientemente, probablemente contra su voluntad, como decíamos al principio de este artículo, en la polémica por el cierre de Garoña, con una posición inteligente desde las distintas asociaciones y colectivos de energías renovables de no entrar en una cuestión que ha estado fuertemente ideologizada y en la que siempre hay alguien que tiene un “boomerang” preparado. Sobre todo porque hay teorías que sostienen que la energía nuclear y las renovables pueden forman un mix económicamente y medioambientalmente sostenible.

En todo caso, verán ustedes qué presencia de espíritu tendrá en el sector de la energía la tecnología termosolar en atención a los servicios prestados con Garoña.

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