Cuando la CNC descubrió que podía hincarle el diente a la energía

Hay que reconocer que la configuración de las relaciones entre los organismos independientes, de regulación y el gobierno es intrincada. De hecho, en cada decisión en dónde toman partido cada uno de estos agentes existen posibilidades de que se produzcan ciertos cortocircuitos. Si además entramos en el fondo de la cuestión, es decir, en las posibles vinculaciones y las relaciones peligrosas que se pueden establecer en cada momento, realmente las posibilidades de distorsión se disparan. Sobre todo porque estas relaciones gravitan entre la competitividad con otros órganos reguladores y la aquiescencia, entre el acuerdo con el gobierno o su enfrentamiento, lo que siempre incorpora un fuerte grado de politización en su ejecutoria, añadido a la naturaleza del nombramiento de sus integrantes (al menos en el momento actual pese a los rumores cada vez más insistentes de que cambie la forma de ser designados sus integrantes).

En este caso, en este último curso, se puede advertir como la Comisión Nacional de Competencia ha abierto un capítulo, un expediente al sector energético con anterioridad incluso a que se culminara de manera normativa y efectiva el proceso de liberalización del sector eléctrico y en alguna cuestión añadida que detallaremos más adelante.

Además, el propio presidente de la CNC, Luis Berenguer, abogó, en un afán anexionista, por convertirse en la “madre de todos los reguladores independientes”, incluyendo CNE y CMT, incorporadas como negociados de la competencia sectorial. Curioso o paradójico que el órgano de competencia desee “monopolizar” la acción regulatoria sectorial. Vamos, un modelo “Gran Hermano” que todo lo ve, todo lo integra y todo lo supervisa. En todo caso, para entender los comportamientos de la CNC en el sector energético hay que tener en cuenta un nombre muy importante, que es el de Pilar Sánchez (procedente de REE y del Tribunal), mano derecha del actual presidente y especialista en este sector. También ha tenido su importancia que la ponente del proceso Gas Natural-Unión Fenosa haya sido, Inmaculada Gutiérrez, quien participó desde un lado de la mesa, en la configuración del intento de adquisición entre Gas Natural y Endesa.

De este año, podemos recordar puntualmente con cierto sonrojo la competitividad entre el organismo que preside Luis Berenguer y el que preside Maite Costa por hacer públicos los datos y conclusiones sobre la distribución de carburantes, es decir, sobre el comportamiento de las gasolineras en un expediente investigador. Lo bueno de estos repasos, a posteriori de lo ocurrido en el ejercicio, es que permite situar el verdadero grado, el verdadero impacto de estos comportamientos de los agentes más allá de la generación de titulares y noticias interesadas en cada momento. Del mismo modo, el sector eléctrico ha tenido dos fuentes en el plano sectorial de relación/conflicto con la CNC: el comportamiento de las empresas en los mercados de restricciones técnicas y desvíos y el proceso de cesión de datos de las compañías distribuidoras a las comercializadoras. Dos cuestiones en las que la CNC ha tenido una especial beligerancia y un comportamiento especialmente severo en público con las empresas, con actuaciones preventivas y fuerte ruido mediático.

Todo esto tendría su cierta lógica, su cierta proporción si no hiciéramos el ejercicio, la prueba de fuego, la piedra “rosetta” del fomento de la competencia y el papel de la CNC en las operaciones empresariales y, más en concreto, en la operación de adquisición de Unión Fenosa por Gas Natural, dónde la beligerancia sectorial de la CNC se ha visto transformada en candidez y no se ha producido el ansiado rubicón. Un órgano que debe ser regulador y referente en la garantía de la competencia “se ha despistado” en la configuración de un monopolio en el aprovisionamiento del gas y ha centrado sus pellizcos de monja a la empresa resultante en las desinversiones en el sector eléctrico. Todo ello tras un proceso de consulta a los agentes, empresas, etc… que evidentemente prometía mucho más de lo que luego resultó y de la existencia de un voto particular de un consejero de la CNE que fue escamoteado en todo el proceso. En todo caso, este comportamiento, de la CNC, en esta operación es una mancha grave, que le va a costar mucho quitársela a la CNC, al igual que ya hablaremos de las manchas de la CNE (mucho más numerosas, mucho más graves y con deletéreas consecuencias para el mismo).

Por tanto, parece que la Comisión Nacional de Competencia ha encontrado un nuevo filón en el sector energético. Sobre todo en un momento en que la difusión de informaciones en torno a sus instituciones y sus empresas no es, ni ha sido, inocente, más bien todo lo contrario. Y, gracias a la debilidad que ha mostrado la Comisión Nacional de Energía en su funcionamiento, interno y externo, en su papel y procesos deliberativos ha encontrado un hueco adicional, provocando un roto importante al organismo. Lo que pasa es que cuando ha tocado actuar, en realidad, como organismo plenipotenciario en competencia, en los momentos en los que un organismo se la juega, en las distancias cortas, se ha producido una caída de brazos.

A ver si ahora el órgano de competencia se va a convertir en el órgano creador de monopolios.

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