Nadal asevera que la política es la que debe decidir qué térmicas o ciclos se cierran y no las empresas

Europa Press.- El ministro de Energía, Álvaro Nadal, ha revelado que algunas compañías eléctricas han solicitado no solo el cierre de centrales nucleares o de carbón, sino también de ciclos combinados de gas. En este sentido, Nadal asevera que la política es la que debe decidir qué centrales térmicas se cierran o no. «No estoy de acuerdo en que lo decidan las empresas y punto», ha asentido.

«Hay a quienes les interesa retirar las ofertas energéticas del carbón porque son más baratas que las del gas para que suba el precio», ha subrayado Nadal, tras recordarle a la senadora del grupo socialista, Rosa María Aldea, que el PSOE «se está aliando con aquellas eléctricas que quieren subir el precio y que se está posicionando en contra del consumidor por motivos ideológicos«. En esta línea, ha recriminado al Grupo Socialista que no haya mostrado su apoyo para impulsar una normativa que sería «más fuerte» si tuviese rango de ley. Además, Nadal ha recordado que está defendiendo estas centrales porque «son útiles para el consumidor» y que está haciendo «todo lo que puede» sin la ayuda de los socialistas.

«Las centrales térmicas son buenas para España», ha apostillado Nadal tras asegurar que el cierre de las térmicas es «un problema muy serio» porque va a acabar subiendo el precio si el Gobierno no gana «la batalla» a las empresas que apuestan por cerrar plantas térmicas. El Ministerio activó recientemente un decreto para regular el cierre de las centrales eléctricas en España, que tendrá carácter retroactivo, y que debe ser «compatible con los objetivos en materia de seguridad del suministro, sostenibilidad y precio de la energía». La senadora del grupo socialista, por su parte, considera que este decreto es «insuficiente» y que «no despeja las dudas sobre el futuro del sector ni responde al problema», aunque «sí que mete dudas».

Cierre de ciclos de gas

«Tenemos numerosas peticiones de cierre de centrales, no solo de carbón, también de gas», desveló Nadal, que señaló que la intención del Gobierno con el decreto de cierre de centrales es que la clausura, de llevarse finalmente a cabo, se aborde de forma ordenada y con arreglo a criterios «lógicos«. Nadal ha explicado que mediante este real decreto se pretende adoptar una serie de medidas que garanticen en todo momento la seguridad del suministro en el territorio nacional. Así, considera que la norma tiene como finalidad establecer las medidas regulatorias que aseguren que las decisiones de cierre de centrales de generación eléctrica son «coherentes» con los instrumentos de planificación energética.

«Pongamos que una compañía quiere cerrar una central argumentando que no es rentable. El decreto nos permite analizar si esa central es necesaria para mantener el suministro, si el cierre es adecuado por motivos medioambientales o de precio o bien si otro agente quiere encargarse de ella. Unos pueden tener sus estrategias empresariales, pero el Gobierno tiene que controlar que esto se hace bien», señaló.

A este respecto, ha abogado por tratar de mantener en el mix energético las tecnologías que son baratas, como la nuclear, que no genera CO2, o el carbón, y aseguró que el cierre de las centrales nucleares encarecería el precio de la tarifa eléctrica un 25%, mientras que la clausura de las centrales térmicas de carbón supondría un sobreprecio del 15% en las horas punta, es decir, en los días más fríos del invierno o en los más calurosos del verano. Nadal recordó que con condiciones meteorológicas que propicien la generación hidrológica y el viento, la electricidad es más barata.

Respecto al sector de hidrocarburos, ha explicado que el precio del barril de petróleo se ha asentado en los 60 dólares debido al acuerdo entre Rusia y Arabia Saudí, lo que se traduce en un incremento en los precios de los carburantes, si bien en España el impacto llega «escalonado», además de que el Gobierno «vigila mucho» los márgenes de comercialización que tienen las petroleras.

En gas, explicó, ocurre algo similar, al estar indexado al precio del crudo, y en los derivados como el butano, pese a la subida del 2,1% de la última revisión, el precio de la bombona se sitúa en 14,45 euros, muy por debajo de los 25 euros que cuesta en Francia o los 33 de Alemania. La actual fórmula de precios de la bombona hace que no se hayan repercutido las subidas de la materia prima con toda su intensidad.

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