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Sánchez utiliza el cierre de las nucleares y el fracking para presionar a Podemos

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, utilizó varias de las medidas que llevaba en su programa electoral en el ámbito energético para presionar a los partidos de la izquierda política, especialmente Podemos y sus confluencias, a facilitar su investidura mediante la abstención cuando les preguntó sobre su posición ante el cierre de las centrales nucleares a los 40 años de funcionamiento y la prohibición de la técnica extractiva del fracking, “cuando son medidas que podrían estar aprobadas la próxima semana”.

En su discurso de investidura en el pleno del Congreso de los Diputados, Sánchez propuso un pacto de Estado de la Energía para abordar una transición energética que combata «firmemente» el cambio climático, con el objetivo de alcanzar un sistema energético “eficiente, innovador y sostenible”. Dos fechas claves aparecen en el horizonte: 2028, año en el que culminaría el cierre progresivo de las centrales nucleares al cumplir los reactores de Trillo (Guadalajara) y Vandellós II (Tarragona) los 40 años de funcionamiento; y 2050, para el que compromete un sistema eléctrico 100% renovable, tal y como demandan las principales organizaciones ecologistas.

Asimismo, el líder socialista se ha comprometido a reducir la carga tributaria de las rentas del trabajo, hecho que compensará con otro tipo de rentas y de impuestos medioambientales, que tal y como aparecía en su programa electoral supondría, por ejemplo, incrementar la carga impositiva sobre los carburantes de automoción. Además de los aplausos de la bancada socialista, la intervención de Pedro Sánchez ha estado marcada por la absoluta indiferencia del resto de grupos. Ni siquiera los diputados de Ciudadanos han reaccionado cuando Sánchez enunciaba el cierre nuclear o la prohibición del fracking, discurso acogido con la misma frialdad que demostraron los diputados de Podemos.  

Las gasolineras aseguran que Aragón recaudará 1 millón de euros menos al implantar el impuesto autonómico de hidrocarburos

EFE.- La Asociación de Estaciones de Servicio de Aragón (Aesar) ha exigido al Gobierno autonómico que dé marcha atrás en la implantación del impuesto especial autonómico sobre los hidrocarburos, porque, según prevén, se dejarán de recaudar 965.000 euros por el llamado «efecto frontera».

De esta manera se han referido a la «huida» de usuarios que, tras esta subida impositiva, prefieren repostar en regiones vecinas, como Castilla y León y La Rioja, que no aplican esta tasa, con lo que desciende el consumo en las gasolineras y en los servicios y establecimientos próximos, explicó la presidenta de Aesar, Pilar Soto, ante la Comisión de Comparecencias y Peticiones Ciudadanas de las Cortes. En lo que va de año, según remarcó, la caída en ventas es «considerable», de un 8,6%, y en casos limítrofes con comunidades con el combustible más barato llega a superar el 30%.

Del mismo modo, las gasolineras aragonesas han apuntado que ya existen textos y estudios jurídicos que indican que estas tasas podrían ser contrarias al derecho comunitario, al igual que ocurrió con el llamado céntimo sanitario. Además del perjuicio a las estaciones de servicio, también subrayó los efectos sobre la competitividad de sectores estratégicos para Aragón, como el transporte y la logística, o de modo especial a los autónomos, pequeños transportistas y a las gasolineras rurales.

En las intervenciones de los grupos parlamentarios, el diputado popular Fernando Galve aseguró que no podrían estar «más de acuerdo» con lo defendido y tachó el «impuestazo» de «gran irresponsabilidad», porque, entre otras cosas, no afecta «a los más ricos» sino a todos los aragoneses por igual. Lo peor de todo, sin embargo, es que comportará «casi con total seguridad» una pérdida de empleo, ha lamentado, por lo que se ha dirigido al Ejecutivo PSOE-CHA diciendo que «como broma ya está bien» pero «que rectifique».

Darío Villagrasa, del PSOE, justificó la subida como «un ejercicio de prioridad política» por la necesidad de acompañar los gastos de unos ingresos, por lo que decidieron equiparar Aragón a la media española en materia de precios de hidrocarburos. Apuntó  que continúa siendo la sexta región más barata para adquirir gasóleo y la séptima en el caso de la gasolina, según datos del Ministerio de Industria, aunque admitió que sí finalmente se da un «notable perjuicio» el Gobierno «sabrá rectificar».

El diputado de Podemos Román Sierra, tras recordar que esta medida no la llevaban en su programa al no ser progresiva sino que fue presentada por los socialistas, ha reconocido que desconoce el efecto generado por este impuesto. No obstante, ha señalado que aunque Aragón ha pasado de ser de las comunidades más baratas a situarse casi en la media, también hay otras limítrofes, como Cataluña, Comunidad Valenciana o Castilla-La Mancha, cuyo tramo autonómico es el doble que el aragonés.

Lucía Guillén, del PAR, reiteró que esta medida afecta a todos los aragoneses «sin hacer distinción de ningún tipo» y ha tenido un impacto «enorme» en los casos de gasolineras limítrofes, por lo que le parece un «error garrafal». Javier Martínez (Ciudadanos) ha lamentado que «parece ser que este Gobierno no entiende o no quiere entender que muchas veces por subir los impuestos no se va a recaudar más» y criticó que no tuvieran en cuenta el impacto económico, los costes de oportunidad o el impacto psicológico cuando se decidió implantar esta subida. Por su parte, el representante de CHA, Gregorio Briz, ha defendido la necesidad de subir los impuestos para atender unas necesidades sociales que son «perentorias y urgentes».

Ciudadanos abraza las tesis socialistas y acuerda cerrar las nucleares a los 40 años y fijar una moratoria al fracking

Servimedia / Europa Press.- PSOE y Ciudadanos han llegado un acuerdo en materia de energía mantiene buena parte del programa electoral con el que Pedro Sánchez aspira a La Moncloa y que supondrá el cierre de las centrales nucleares a los 40 años de funcionamiento, restringir nuevas autorizaciones de fractura hidráulica (fracking), así como reformar el autoconsumo energético. Así consta en el Acuerdo para un Gobierno reformista y de progreso firmado por los responsables de PSOE y Ciudadanos, Pedro Sánchez y Albert Rivera, respectivamente.

En concreto, proponen establecer una moratoria durante la próxima legislatura para las prospecciones de fracking y restringir las autorizaciones de nuevas exploraciones de gas e hidrocarburos. En relación con las nucleares, la propuesta establece el cierre «progresivo» de las centrales al cumplir los 40 años “de vida útil”. Se trata de una propuesta defendida por el PSOE en la que Ciudadanos no había adoptado una postura concreta pero Albert Rivera había apuntado que no se oponía a prolongar la vida de las plantas atómicassi los informes técnicos lo avalaban.

Por otra parte, el acuerdo de investidura establece reformar el decreto 900/2015, que regula las modalidades de suministro de energía eléctrica con autoconsumo y de producción con autoconsumo. En este punto, el PSOE y Ciudadanos destacan que pretenden eliminar el denominado impuesto al sol. Así, pretenden aprobar en su lugar un marco regulatorio «estable» para el autoconsumo eléctrico y la generación a pequeña escala, en la modalidad de balance neto.

El acuerdo también establece acometer una reforma del mercado eléctrico, incluida una auditoría sobre los costes regulados integrados en la tarifa eléctrica, así como del mercado gasístico, «facilitando su progresiva adecuación al nuevo modelo energético disminuyendo los costes de la transición«. El objetivo de ambos partidos es alcanzar un sistema energético «eficiente y sostenible» que siente las bases para un sector eléctrico basado en las energías renovables en 2050 y una reducción de emisiones compatible con los compromisos de París.

Para ello, PSOE y Ciudadanos consideran necesario promover un gran Pacto de Estado de la Energía para dotar a la política energética de estabilidad en el tiempo y facilitar la transición energética. De este modo, proponen aprobar una Ley de Cambio Climático y Transición Energética que establezca objetivos de reducción de emisiones y su actualización, así como incluir en la Ley de Contratación Pública nuevos requisitos ambientales y climáticos a todos los proveedores y contratistas. Así, PSOE y Ciudadanos abogan por la creación de una Comisión para la Transición Energética, que desarrolle escenarios progresivos de reducción de emisiones que permitan identificar los retos y oportunidades del cambio de modelo, y elabore una memoria anual sobre reducción de emisiones de CO2.

Junto a ello, el pacto recoge la creación de un fondo verde para la transición energética, alimentado con parte de la nueva fiscalidad medioambiental, dedicado a impulsar la eficiencia, la movilidad sostenible y el apoyo a una transición justa. Por otro lado, el PSOE y Ciudadanos plantean desarrollar un Plan Estatal de Rehabilitación Sostenible de Viviendas y Edificios con el fin de pasar de las actuales 23.000 viviendas rehabilitadas al año a las 200.000 en 2025, lo que serviría para generar con estas actividades de rehabilitación hasta 200.000 empleos nuevos.

La Chunta Aragonesista se opone a nuevos proyectos de interconexión eléctrica con Francia

EFE.- La Chunta Aragonesista ha expresado su compromiso de oposición a que se desarrollen nuevos proyectos de interconexión eléctrica con Francia por territorio aragonés y mantiene su defensa del medio ambiente y el desarrollo sostenible. Carmen Martínez Romances, secretaria general de CHA, subrayó que «desde su fundación, CHA defiende como uno de sus principios ideológicos la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible y en coherencia con este criterio político rechazamos este tipo de infraestructuras de interconexión«, según indicó la formación nacionalista.

Además insiste en que «el impacto ambiental es «inasumible para un territorio que sigue soportando la cara servidumbre de éste y otro tipo de proyectos con enorme contestación social, ubicados además, como sería este nuevo caso, en lugares de alto valor natural como el Pirineo aragonés». Martínez Romances ha subrayado que CHA siempre ha mostrado «su oposición a todos y cada uno de los nuevos proyectos de líneas de Alta Tensión con Francia por Aragón».

Recordó que CHA apoyó y participó en «todas las manifestaciones» que se convocaron contra las interconexiones eléctricas y también presentó diferentes iniciativas políticas «en las últimas décadas» con un único objetivo: mostrar el rechazo a este tipo de proyectos como intentar recabar apoyos para su paralización». Para la responsable de la CHA se trata de «un ejercicio de coherencia», tanto en la oposición como en el Gobierno, «con los valores de nuestro proyecto político y por dignidad con el territorio».

El PSOE reclama paralizar los proyectos de fracking en Cantabria y Burgos y prohibirlos en todo el país

Europa Press / EFE.- El PSOE registró en el Congreso de los Diputados 2 proposiciones no de ley para instar al Gobierno a que paralice los proyectos de prospecciones por fractura hidráulica, el llamado fracking, autorizados en la provincia de Burgos y en Cantabria, y que promueva una modificación legislativa para prohibir el uso de esta técnica en todo el país.

Los textos, que serán debatidos en las comisiones parlamentarias de Industria y de Agricultura y Medio Ambiente, se hacen eco de la «alarma social» que estos proyectos han despertado en las zonas afectadas y cumple con el compromiso electoral del PSOE de favorecer un «modelo energético diferente» que se base en la eficiencia y las renovables, según la portavoz parlamentaria de Energía del PSOE, Pilar Lucio. Así, la propuesta relativa a los proyectos en Burgos apela al «rechazo claramente mayoritario» que a juicio del PSOE han suscitado para reclamar «como mínimo» una reflexión previa a cualquier decisión, ya que los beneficios económicos «nunca demostrados» repercutirían únicamente en las empresas mientras los efectos medioambientales «adversos, ya detectados», recaerían en el territorio.

Por ello, se exige al Ejecutivo que «suspenda cautelarmente» los permisos concedidos en la provincia, que impulse modificaciones legislativas para paralizar otros proyectos de este tipo, y que paralice y prohíba en todo el país cualquier proyecto o permiso relacionado con el fracking, incluidos los de investigación. La diputada burgalesa Esther Peña señaló que espera que esta iniciativa sea la «definitiva» para terminar con la fractura hidráulica en todo el país, y ha exigido al PP que deje de «titubear» y de «hacer el paripé» de votar en contra de esta técnica en unas instituciones y fomentarla después desde el Gobierno central. «Éste es el momento para que se retraten de manera real», ha añadido.

Ander Gil, senador socialista por Burgos, también subrayó que los proyectos que ya están autorizados en su provincia son «la punta de lanza de la industria del fracking para promover otras prospecciones» en otras regiones, por lo que si su propuesta sale adelante sentaría un «precedente necesario y muy importante para pararlos», tal y como ya han hecho otros países «también dependientes energéticamente» como Francia o Polonia. Además, ha subrayado que este tipo de prospecciones suponen una «amenaza» para zonas donde la economía y el empleo dependen de forma muy importante de sectores como la ganadería o el turismo rural.

Por su parte, la iniciativa parlamentaria que se debatirá en la Comisión de Agricultura parte de la declaración institucional que todos los partidos, incluido el PP, respaldaron la pasada legislatura en Cantabria oponiéndose a esta técnica y reclamando medidas para convertir a la región en «territorio libre de fracking«. «Hay otras técnicas, vamos a luchar por las energías limpias, que en Cantabria tiene mucho futuro porque tenemos viento y mar, y también sol. Hay mucha alarma social porque son territorios de pura naturaleza y están muy preocupados porque se van a destrozar», explicó la diputada cántabra Puerto Gallego, recordando que los dos proyectos de investigación que hay en su región ya han recibido incluso el visto bueno del Tribunal Supremo.

Así, su proposición no de ley insta al Ejecutivo a «asumir y aceptar» el acuerdo aprobado por el Gobierno de Cantabria la pasada legislatura, cuando estaba presidido por Ignacio Diego (PP); y a colaborar y apoyar el I+D de energías alternativas y limpias en la región. Igualmente, piden al Gobierno que paralice la actividad de este tipo de proyectos, suspenda autorizaciones y prohíba nuevas actividades «en tanto no se disponga de informes concluyentes que descarten la existencia de daños ambientales irreparables ligados a esta actividad».

Los socialistas pretenden que estas dos propuestas sean sólo el primer paso para una reforma de la Ley de Hidrocarburos que prohíba de forma definitiva el fracking en toda España. Según Lucio, que también es secretaria general de Cambio Climático del PSOE, la voluntad de su formación es «iniciar el camino» en los primeros 100 días de Gobierno. En este sentido, cree que sus iniciativas contarán con el respaldo de otras formaciones políticas, con las que ha constatado una gran coincidencia en el modelo energético por el que abogan. De hecho, señala que «dos tercios» del Parlamento se pondrían de acuerdo en este tipo de iniciativas, como ya hicieron con la petición de no reabrir la central nuclear de Garoña.

Actualmente, hay previstos dos proyectos en Burgos, en fase de alegación, y tres en Cantabria, con los permisos de investigación ya concedidos puesto que son dos de las regiones que potencialmente tienen más recursos de gas no convencional. La Ley de Hidrocarburos impulsada por el PP, que entró en vigor en mayo de 2015, prevé incentivos económicos para los municipios donde se desarrolle la extracción de gas no convencional mediante la rotura de las rocas del subsuelo. «Existe la voluntad política de acabar con el fracking, con las prospecciones petrolíferas y hay una apuesta por desarrollar el autoconsumo» de energía, en el marco de un nuevo modelo energético basado en las energías limpias, concluyó Lucio.

Villaseca cree que impulsar las renovables requerirá de más subvenciones, descarta fusión con Repsol y desea estabilidad política «cuanto antes»

EFE / Servimedia.- El consejero delegado de Gas Natural Fenosa, Rafael Villaseca, aseveró que lo que más interesa a las empresas es que la situación política en España se normalice y estabilice «cuanto antes». Asimismo, indicó que un nuevo fuerte incremento de energías renovables en España requerirá políticas de subvenciones públicas diferentes a las propuestas. En este sentido, Villaseca reconoció que hay proyectos eólicos en determinadas zonas que pueden ser rentables sin subvenciones, pero que éstos son la «excepción» y «no la regla».

Un despliegue más masivo de eólica o de fotovoltaica con precios sólo de mercado no se puede, va a requerir apoyos, subrayó Villaseca, que anunció que estará atento a las oportunidades que surjan en renovables. De paso, Villaseca cuestionó también los resultados de la subasta de renovables, la primera después de la moratoria aplicada por el Gobierno, y en la que ganaron proyectos con descuentos del 100% sobre la subvención, es decir, que funcionarán sólo con precios de mercado. «No entiendo lo que pasó. Si se va al concurso con un 100% de descuento, ¿por qué se va? Si uno no quiere recibir dinero público, que haga el proyecto«, criticó.

Descarta una fusión con Repsol

Villaseca también afirmó que la posibilidad de fusionar la compañía con Repsol, como apuntan algunos analistas, «no está ni siquiera en el radar». De hecho, Villaseca señaló que «no ha habido consideración formal» sobre una eventual fusión con Repsol, que es propietaria de un 30% del accionariado de la gasista.Esta operación «no entra en mi análisis, ni estudio, ni está siquiera en el radar», subrayó. También apuntó que la compañía no estudia una posible recompra de acciones ni acudir a la emisión de bonos convertibles prevista por la petrolera, aunque ha afirmado que estará «atento a cómo vaya Repsol».

La estabilidad política, «cuanto antes»

El consejero delegado de Gas Natural Fenosa también mostró su interés en que la situación política española se normalice y estabilice «cuando antes». Eso sí, evitó entrar en valoraciones o consideraciones sobre el color político del futuro Gobierno y señaló que se pondrán al servicio del que resulte. Villaseca reconoció que la interinidad de un Gobierno en funciones no es algo bueno aunque, en lo que respecta al sector, las grandes reformas ya están hechas.

«Quedan colas, pero la parte del león está hecha», subrayó en alusión a las reformas energéticas emprendidas en los últimos cuatro años y que han llevado a atajar la generación de más déficit de tarifa en el sistema eléctrico. Entre las tareas pendientes, Villaseca ha apuntado a los problemas del mercado mayorista eléctrico donde «coexisten» energías con rentabilidades reguladas, las renovables, y otras que no. «Hay que ordenarlo», ha subrayado.

En la misma línea, mostró también su confianza de que, tras la formación de un nuevo Ejecutivo, no vaya a haber nuevas medidas regulatorias que supongan un sobrecoste para el sector, algo que en las cuentas de Gas Natural tuvo un impacto de 59 millones de euros en 2015. Preguntado por la posible presencia de Podemos en el Gobierno y sus promesas de nacionalización del sector, rechazó esta posibilidad y cuestionó que pueda haber relación entre una posible nacionalización y una bajada de los precios.

Sus planes dependerán del petróleo

Respecto a su nuevo plan estratégico para los años 2016-2018, el consejero delegado de Gas Natural Fenosa explicó que la compañía está pendiente de que se clarifique la evolución del precio del petróleo para poder presentarlo, algo que está previsto, en principio, para el segundo trimestre de este año. En este sentido, Villaseca indicó que la cotización del petróleo y su efecto en otras materias primas como el gas, la electricidad o el carbón tuvo un impacto negativo de 114 millones de euros en el beneficio de explotación (Ebitda) de la compañía en el pasado ejercicio. «Esperamos cierta subida con el tiempo del Brent», afirmó Villaseca, quien, sin embargo, admitió que «con el petróleo soy incapaz de prever absolutamente nada».

2016: Inversiones de 2.000 millones

En cuanto al impacto en las cuentas de la compañía, explicó que la cotización del crudo afecta a la compraventa logística de gas, aspecto que representa el 15% de su Ebitda. Por ello, aseguró que «el plan estratégico vendrá afectado por lo que esperemos que vaya a hacer el precio del Brent», por lo que se mostró esperanzado de que «haya más claridad» en el momento en que se presente. Finalmente, adelantó que las inversiones de Gas Natural se situarán en unos 2.000 millones en 2016, en la línea de años anteriores, con partidas para redes de gas en España, proyectos eólicos en Canarias, plan de automatización de contadores eléctricos y proyectos de redes en México, Perú, Colombia y Chile.

El CSN informa favorablemente de varias actuaciones para la reapertura de Garoña, cuyo informe tendrá listo a partir de julio

Redacción / Agencias.- El pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) apreció favorablemente varias actuaciones en el marco del proceso de evaluación de la renovación de la licencia de la central nuclear de Garoña (Burgos), solicitada por Nuclenor hasta 2031, aunque el informe final sobre la cuestión se prevé para la segunda mitad del año. El informe tiene carácter preceptivo y vinculante; si es negativo obligaría al cierre de la planta y, si es positivo, dejaría la decisión última en manos de Industria.

Según comunicó el CSN, el pleno apreció favorablemente varias modificaciones que recogía la Instrucción Técnica Complementaria (ITC) emitida por el organismo regulador en 2014. Así, acordó informar favorablemente de la revisión de las especificaciones técnicas de funcionamiento que pidió mejorar a Nuclenor para renovar su licencia, así como a la modificación de diseño sobre la independencia y separación física de circuitos y sistemas eléctricos de la división eléctrica B; las mejoras del aislamiento de la contención primaria y la modificación de diseño sobre la protección de equipos relacionados con la seguridad frente a la caída de la cubierta del edificio de turbina tras un incendio.

La decisión se ha adoptado por mayoría de los consejeros del pleno, salvo el de la consejera y exministra de Medio Ambiente Cristina Narbona, que ha votado en contra de todos los puntos a excepción de uno relacionado con la modificación de los requisitos de operación del edificio de almacenamiento de Garoña de material usado en el que se realizan actividades de reacondicionamiento de residuos radiactivos de media y baja actividad. Estas actuaciones estaban previstas en la guía de evaluación por el cuerpo técnico para evaluar y emitir el informe solicitado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, de cara a que el Gobierno emita o no una autorización para que la planta de Burgos vuelva a producir electricidad.

El titular de Garoña, Nuclenor, pidió al Ministerio autorización para volver a operar hasta marzo de 2031, es decir, hasta que el reactor llegue a los 60 años de operación. Esta circunstancia es inédita en España, de modo que supondría rebasar los 40 años de actividad en un reactor, como ocurrió hasta ahora con las centrales nucleares de José Cabrera (Zorita) y Garoña, que se encuentra en situación de cese de explotación desde 2013. El regulador atómico ha informado de que está previsto que la remisión de ese informe al Ministerio «se produzca durante el segundo semestre del presente año».

Todos los grupos parlamentarios del Congreso, salvo el PP, habían registrado en el CSN una carta para pedir al presidente del organismo regulador, Fernando Martí, una moratoria en el proceso de renovación de la licencia de la central burgalesa. Los representantes de PSOE, Podemos, Ciudadanos, ERC, PNV, EH-Bildu, IU-Unidad Popular y Compromís demandaban en la misiva que se detenga el proceso de evaluación hasta la formación de un nuevo gobierno «al que corresponda la decisión final sobre el informe preceptivo que emita el organismo regulador».

«Otorgar una nueva licencia para que Garoña sea comercialmente explotada hasta 2031, aunque esté sometida a un informe condicionado por el regulador, podría permitir a las compañías propietarias la reclamación de pérdidas por lucro cesante, en caso de que el próximo gobierno decidiera mantener la actual orden ministerial de cese de explotación definitivo, causando graves problemas a la Hacienda Pública», alertan. Según subrayan, se trata de una renovación «inédita» en la historia de la seguridad nuclear de España porque permite una autorización administrativa de 17 años consecutivos, cuando «jamás en España se había dado una renovación de autorización de explotación por más de 10 años».

Por estos motivos, consideran que «es debida» una detallada explicación a la ciudadanía y a sus representantes en el Parlamento de las implicaciones técnicas, económicas y medioambientales que conllevaría esta «inédita renovación«. En este sentido, las formaciones parlamentarias firmantes recuerdan que Garoña está parada desde diciembre de 2012, «por decisión unilateral y voluntaria de su empresa propietaria», a la vez que advierten de que esta situación «no ha supuesto ningún problema» para el suministro eléctrico y «podría seguir en esta situación durante unos meses más».

La Ley 25 de Podemos en tres episodios y un ‘zasca’

Episodio 1: Cuentan que la noche del 20 de diciembre, mientras se iba conociendo el resultado electoral, el candidato a presidente del Gobierno por Podemos y sus confluencias, Pablo Iglesias, se animaba cada vez más al conocer el recuento, en la efervescencia de los 69 diputados, e incluso hablaba de electricidad gratis al día siguiente según comentan estas fuentes.

Episodio 2: Se ha presentado la primera propuesta de ley de Podemos, la denominada Ley 25. En síntesis, la ley recoge una serie de preceptos derogatorios de otras leyes sin solución de continuidad, es decir, sin contener una sustitución normativa que contenga una regulación alternativa (más o menos discutible) a aquello que deroga o al menos una forma de administrar los períodos transitorios. Esto ocurre, por ejemplo, con el autoconsumo.

Episodio 3: Según se cuenta desde el Foro de Davos, España ha recibido un importante ‘zasca’ por la dejación política ante el fenómeno populista de Podemos y la falta de pedagogía económica e institucional de nuestro país, señalándonos que no se ha comprendido la complejidad de la situación económica española, sus riesgos y el papel de las clases dirigentes en una sociedad globalizada y occidental.

En definitiva, esto es algo que se está evidenciando en los distintos espectáculos políticos que está protagonizando esta formación, con especial alarma ante la rueda de prensa de Pablo Iglesias tras su entrevista con S.M. el Rey Felipe VI, reclamando la vicepresidencia del Gobierno y varios ministerios para los allí presentes en una escenografía preparada a tal efecto. Alarma general que se extiende en las cancillerías europeas, inversores y fondos internacionales: las cosas están llegando demasiado lejos y la condescendencia para no meterse en problemas se puede convertir en letal.

Tiene que ver toda esta introducción con las propuestas en materia de electricidad que efectúa Podemos. Dicha ley, en lo que se refiere a la energía eléctrica, define una especie de tarifa social para regalar el consumo de electricidad. Dicha tarifa social, establece que sea sufragada obligatoriamente y de forma sindicada por los operadores empresariales. Para ello, la definición de tarifa social o de consumidor vulnerable no se aproxima a ningún modelo reconocible en el ordenamiento europeo o en las economías occidentales. Ni falta que hace. Tampoco la forma confiscatoria de sufragarlo que proponen se encaja en la de un modelo redistributivo socialdemócrata en términos de ortodoxia en el ámbito hacendístico, vía gasto público como consecuencia de una decisión política.

Estiremos el argumento que aparentemente lo soporta: la primera necesidad. Mayor primera necesidad que la electricidad sería el hecho de proporcionar alimentos a la población y no parece que Podemos haya formulado norma alguna que obligue a las empresas de distribución alimentaria a proporcionar de forma gratuita bolsas de alimentos en los supermercados y que se sufragasen de forma colectiva los cestos de la compra entre estos operadores. O, por ejemplo, que las operadoras de telecomunicaciones suministren gratuitamente la conexión a internet y el móvil en un momento en que las telecomunicaciones son tan necesarias para cualquier persona. O que se ordenase a las petroleras la confiscación del combustible, su distribución y se estableciera su racionamiento obligatorio para los consumidores.

Podemos parte del aprovechamiento de una realidad y de un ambiente sociológico formado durante años en torno a la energía eléctrica, sus precios, sus costes y su naturaleza, fruto de su ausencia de pedagogía y cultura económica. A la vez, se aprovecha de una ausencia de política energética; esa pedagogía deficiente incluye decisiones como las bajadas electorales de las tarifas, aceptadas con tolerancia y simpatía pero caldo de cultivo de propuestas populistas, o la forma en que se articuló la abolición de las subastas CESUR.

Asimismo, la existencia de una pulsión antiempresarial y antimercado de una sociedad, la española, de fuertes resabios colectivistas que arrancan de la visión comunista inserta en la cultura económica del falangismo, coartada del nacionalsindicalismo del que no hemos salido. El argumento confiscatorio, por demagógico, es insostenible en cualquier país de la Unión Europea. Y también trae consecuencias: el no reconocimiento de la naturaleza del suministro, de los mercados, de las empresas, de los accionistas, desde la primera generadora de electricidad al último parque fotovoltaico, pasando por las distribuidoras y comercializadoras.

Además, refleja una concepción del aparato productivo como un instrumento al servicio de un modelo político caudillista que incluso pregunta a los informadores por las ropas y abrigos que llevan. La posición de Podemos, en este sentido, tiene componentes de comisaría política comunista venezolana. Y, con independencia del devenir de esta ley en su trámite parlamentario, de producirse, lo que parece claro es que ese maniqueísmo político anticipa una legislatura, corta o larga, de barricadas y de intensidad médica con cada numerito.

La pregunta es si nos lo podemos permitir.

El PSOE propone en el Congreso derogar el decreto de autoconsumo de energía

Europa Press.- El PSOE registró en el Congreso 10 nuevas iniciativas parlamentarias, entre las que figura una proposición no de ley para derogar el decreto de autoconsumo. En este sentido, los socialistas defienden un modelo energético «de largo alcance, que asegure el acceso a la energía a precios asequibles, convierta al sector en factor de competitividad, reduzca la dependencia, impulse el autoabastecimiento, fortalezca la seguridad del suministro y luche eficazmente contra el cambio climático».

«Necesitamos un Pacto de Estado de la Energía a partir del diálogo de todas las fuerzas políticas y los representantes de la sociedad civil», insisten, criticando que tanto el decreto ley de 2012 que paralizó indefinidamente las primas a las renovables como el decreto de autoconsumo aprobado el pasado mes de octubre han supuesto un «duro golpe» y una «restricción» a estas fuentes de energía.

Por eso, piden al Gobierno que elimine las «trabas administrativas, técnicas y económicas» al autoconsumo eléctrico, incluido el llamado impuesto al sol y promueva un marco regulatorio «estable y propicio» para la generación de pequeña escala, impulsando en este sentido el desarrollo del balance neto como sistema de compensación de créditos de energía en un periodo de tiempo tasado. Además, los socialistas presentaron otra proposición no de ley sobre la gradual disminución en la producción de energía eléctrica por centrales nucleares, que aboga por fijar el cierre de las centrales nucleares a los 40 años, como máximo, desde su apertura.

Elecciones 20-D: Programa, programa, programa y programa

La lectura de los programas electorales en materia de energía y de las entrevistas a los representantes de las formaciones que compiten en este 20-D nos lleva a hacer un retrato de lo esencial del pensamiento y visión de nuestros partidos políticos en este momento y en este área. Teniendo en cuenta, por otra parte, el escenario de pactos postelectorales que se avecina, el programa y las afirmaciones públicas en materia de energía de estos momentos adquieren un peso relativo pero, en todo caso, no menor, ya que toma la temperatura de cómo el sistema político percibe la cuestión energética.

Por eso, hagamos la lectura esquemática y esencial de los mismos para comprobar la “línea política” existente en cada caso:

PSOE: Lo que va de Jorge Fabra a Jordi Sevilla.

Conocer lo que ocurre dentro del PSOE pasa por identificar la trazabilidad de determinadas figuras que acaban siendo centrales en el funcionamiento de este partido, ante una claudicación del perfil más socialdemócrata y europeísta de los socialistas y la pinza podemita. Una de ellas es Jorge Fabra, que ha conseguido auparse dentro de esta formación política en el sector energético como factótum tras la depauperación ideológica  y de pensamiento producida tras el zapaterismo, algo además general en la socialdemocracia europea.

Su égida teórica abarca desde el PSOE hasta Podemos dónde, cómo podemos comprobar, su programa es casi calcado y dónde se traslucen sus postulados. De hecho, estos dos partidos casi comparten en su integridad el programa energético, más allá de diferencias más o menos temáticas.

El PSOE promete en su programa restituir la seguridad jurídica de las renovables, que es una de los planteamientos que viene repitiendo el propio responsable económico del PSOE, Jordi Sevilla, a costa de acabar con la seguridad jurídica y de la institución del mercado eléctrico que, por otra parte, es el objetivo que viene persiguiendo Jorge Fabra, incluso a su paso por la Comisión Nacional de la Energía como consejero. Por tanto, el programa socialista consigue, milagrosamente, ese supuesto encaje, esa línea Maginot aunque sea a costa de salir de los parámetros de funcionamiento competitivo de la Unión Europea.

Touché, Sr. Sevilla. Y touché Sr. Sánchez, que en esta campaña se quejaba de que Podemos quería nacionalizar el sector eléctrico.

La influencia de Fabra se reconoce, además de por la prosodia política narrativa de los programas electorales tendentes a mantener el decoro y la ambigüedad de sus formulaciones, por la expresión argumental compleja y circular de una idea simple: la intervención del sector, la fijación administrada de rentas para las tecnologías y la abolición del mercado eléctrico. Y la expresión de una supuesta justicia redistributiva consistente en que las tecnologías nuclear e hidráulica financien las primas a las renovables, sin atisbo de autocrítica, como en el modelo de la burbuja fotovoltaica. Pasando de puntillas por el asunto del carbón nacional, uno de los graneros de votos socialistas y, por otra parte, una tecnología a retribuir con el mismo modelo administrado.

Así, en tecnologías convencionales, los socialistas proponen «volver a la regulación anterior», lo que, de facto, supone la reimplantación de un sistema de costes reconocidos basado en la retribución por costes, sin incentivos a la competencia entre tecnologías. Da igual las mismas y su eficiencia, se pagan los costes y se fija un margen administrado.

Y, en ese sentido, estas propuestas se inscriben en la fiebre derogatoria de los socialistas, que les lleva a la síntesis retroprogresiva, nostálgica del Marco Legal Estable (lo que enuncian elípticamente como “volver a la regulación anterior”). Es decir, se trataría de derogar la ley para remontarse incluso a gobiernos pasados, retrocediendo normativamente a la época anterior a Zapatero.

Podemos: el Soviet Supremo

Por su parte, Podemos también comparte el eje central de los socialistas, expresado con menor subordinación sintáctica, artificio lingüístico y de forma más reconocible. Esto es, abolición del mercado eléctrico y un modelo soviético sin incentivos competitivos entre las tecnologías. Abiertamente son partidarios de la intervención del sector. Y lo justifican, sin matices.

En definitiva, expresado muy claramente, el sistema energético en general, y el eléctrico en particular, al servicio de la política como se detrae de la afirmación de la utilización de las centrales de ciclo combinado para su uso circunstancial durante el tiempo que sea necesario, tras cerrar las nucleares, para que entre en funcionamiento la nueva potencia renovable.

No se pronuncian sobre el impacto económico en el recibo de electricidad del incremento de potencia renovable de 7.500 MW que proponen para la próxima legislatura, ni sobre el impacto económico del cierre de las centrales nucleares y el papel que juegan en el cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones. Y lo bueno es que, además, exprimiendo al máximo el clima social y la reputación del sector energético y sus tecnologías, todo el contenido de su programa podría ser objeto de un referéndum, de esos que promueven y que sacralizan el concepto de “lo que diga la gente”.

El No programa del PP: “dejadme a mi”

Por su parte, el Partido Popular sigue una línea argumental de continuidad que le ha llevado a dibujar un no programa electoral en materia de energía en el que no dibuja una política energética, no define un mix energético  y no establece un modelo de gobernanza del sector. Se mueve entre la vaguedad y el ajuste contable, con márgenes para las bajadas de precios en momentos coyunturales (como lo son los 15 días de campaña electoral).

El discurso popular se basa en el argumento de “confiad en mí” para que siga haciendo como solía, con un manejo de las bridas del sistema energético estirando y soltando, controlando e interviniendo las tarifas de acceso, con la promesa de que no exista déficit mientras espera que no aparezca un problema en la opinión pública ante una potencial alineación de elementos diversos que pueden ir desde los precios internacionales del crudo o la meteorología. Todo esto le lleva incluso a un cierto desdén en la formulación teórica, que contrasta en el pasado con las aportaciones de sus propios think tank como FAES.

NI una palabra de liberalización (actualmente el Partido Popular no es un partido liberal en el sentido europeo del término, y en energía, menos), apelaciones a la vigilancia de precios en materia de carburantes, relación utilitarista con la Unión Europea para las interconexiones (disimulo respecto a mecanismos de fijación de tarifas, funcionamiento de órganos reguladores, seguridad jurídica, etc…), nucleares, fracking y renovables, según y cómo el Gobierno lo graduará y modulará en cada momento. Y, por supuesto, ninguna alusión al problema que gravita de los conflictos internacionales derivados de las reformas legales introducidas en esta legislatura y la forma en que se pueden ir resolviendo en la legislatura que se iniciará en enero de 2016.

Ciudadanos: Todo por el pacto y en el pacto

Finalmente, Ciudadanos diseña un programa de perfil diferente. En algunas ocasiones, esquemático y con márgenes de reserva a los criterios técnicos. En estos términos, por ejemplo, se pronuncian sobre el tema de la vida útil de las centrales nucleares, conforme a lo que determine el órgano encargado de ello, el Consejo de Seguridad Nuclear. O también con la subsanación de los defectos de diseño del mercado eléctrico o del bono social.

En el tema del mercado eléctrico, propone el unbundling total, la separación de propiedad de las distintas actividades (generación, distribución y comercialización), a la vez que no lo tiene tan claro esto mismo en lo que se refiere a la separación completa de las funciones del transporte y del gestor técnico de los sistemas para llegar al modelo ISO. Tampoco se sabe si esta maximización del unbundling alcanzaría al sistema gasista.

La aproximación al problema de los precios eléctricos, precisamente, la realizan a través de atacar la estructura sectorial, sin tomar como punto de partida la realidad de un mercado de generación en sintonía con los precios europeos pero con la creencia instalada a nivel opinático respecto a los mercados en régimen de oligopolio. Así lo hacen antes que abordar la liberalización completa de la actividad y la importante carga fiscal que soporta la electricidad.

Abogan por la seguridad jurídica, lo que les distingue de las tres formaciones políticas anteriores, aunque albergan matices de confusión entre precios, costes y mercados. Paradójicamente, con el acento que ponen en materia de gobernanza en el resto de su programa, son tibios con el modelo de empresa participada por la SEPI y su gobierno de turnos existente en los dos operadores de transporte y sistema.

Esencialmente, plantean un Pacto de Estado por la Energía, con poder taumatúrgico para resolver los problemas energéticos del país. Y sus polémicas. Pacto que se atisba difícil, aunque se inscriba en la serie de pactos de estado que promueve esta formación en otras materias. Lo cierto es que, ante las diferencias programáticas expresadas y el clima político demagógico existente alrededor de la energía, casi es una propuesta de echarse a temblar.

 

Gracias, Unión Europea, por existir.