Unas tarifas lejanas a la realidad de los costes energéticos

La revisión de las tarifas eléctricas, actualmente en el trámite de la Comisión Nacional de Energía, vuelve a contar con un componente político. De hecho, y aunque su origen fue un precepto legal que ya tuvo en cuenta esta previsión, no se produjo revisión de tarifa en el primer trimestre de este año, evitando su confluencia con las elecciones municipales y autonómicas. No hay que analizar tampoco especialmente la filtración de los informes que maneja el Ministerio de Industria en que se afirma que la electricidad debe subir un 20% para absorber los costes reales, para valorar la oportunidad de los mismos.

De hecho, el propio Pedro Rivero, afirmó en la reunión del Consejo Consultivo que “España es el único país del mundo dónde existe déficit tarifario” y añadió “que si se hubieran subido las tarifas en su momento, hoy estarían bajando”, a la luz de los precios en el mercado mayorista. Declaraciones que suponen un avance en la posición de UNESA el hecho de realizar esta reclamación de elevar el coste de la energía eléctrica.

Las tarifas propuestas siguen un patrón relativamente semejante al de otras ocasiones: trámite de urgencia con la Comisión Nacional de Energía, con el Consejo Consultivo de la Electricidad. Informes a uña de caballo, para que no haya un ejercicio de reflexión suficiente y ponderado por todos los agentes. Curioso, cómo cambia el hecho de que el Ministerio de Industria le conceda a la CNE que elabore la propuesta de tarifas: según se contempla en la Orden, requiere que le envíen este documento ¡con dos meses! de anticipación. Evidentemente, la simetría no es el fuerte de Ignasi Nieto, frente a su capacidad de elaborar Disposiciones Adicionales en los proyectos legales que desarrolla.

Por otra parte, las tarifas mantienen la existencia del déficit tarifario (esta vez ex ante), algo inconcreto en su materialización y, además, tienen la virtualidad de utilizarse para liquidar el ejercicio 2006, mediante la fijación de los precios de referencia para las denominadas operaciones bilateralizadas (en las que se produce la casación de las ofertas de empresas eléctricas generadoras y distribuidoras pertenecientes a un mismo grupo empresarial).

Una pequeña guía de las principales cuestiones que serán claves a seguir en esta revisión de tarifas:

– En referencia a 2006, la fijación del precio definitivo que se reconoce a los distribuidores de la energía que fue asimilada en el marco del artículo 1 del R.D. Ley 3/2006 (casaciones de ofertas y demandas de electricidad del mismo grupo empresarial). La propuesta de revisión de tarifas fija 49,23 euros por MWh, sin que Industria haya justificado el origen de su cálculo y fuera de los referentes del mercado eléctrico.

– El cambio en los precios de alquiler de los equipos de medida con doble discriminación horaria, que puede afectar a millones de equipos y que supondrá una reducción de ingresos no cuantificada para las empresas distribuidoras.

– La incorporación de la figura del aseguramiento de la responsabilidad civil nuclear, todavía no prevista en la legislación española y que tampoco se ha implantado en ningún otro país de la Unión Europea. Este aseguramiento se traduce en una prima que encarece los costes de la energía.

– Eliminación del recargo para los consumos que sobrepasan un cierto nivel, lo que se traduce en una reducción de tarifas para estos consumidores y, además, supone una ‘señal’ que va en contra de las políticas de eficiencia energética.

Permaneceremos atentos tanto a los que dice el Consejo de Administración de la CNE y en cómo acaban finalmente estas tarifas configuradas al estilo ‘muñeca rusa’ (cada precepto encierra una modificación, cada modificación la ausencia de un cálculo encubierto, de un matiz legislativo,… y así).

La CNE no sale del armario

En términos de comunicación, vivimos tiempos de ‘outing’, de lo que se denomina salir del armario, de que la transparencia traslade al escenario público, de una forma cada vez más abierta, los comportamientos personales y empresariales. Parece que de esta nueva realidad no se ha hecho eco la Comisión Nacional de Energía, resolviendo de una forma muy triste su oposición a la reforma de la Ley del Sector Eléctrico, en la que casi no ha tomado ni arte, ni parte.

Hace quince días, todos los miembros del Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía suscribían un acuerdo contra la reforma de la Ley del Sector Eléctrico que estaba tramitando el Parlamento. El acuerdo se recogió casi como un acertijo en la nota de prensa posterior al Consejo, no haciendo mención en ningún caso a la Ley que en esos momentos volvía al Congreso procedente del Senado.

En su acuerdo los consejeros urgían a los representantes políticos tres inquietudes de particular relevancia, tras el texto acordado por el PP y el PSOE en el Senado. En primer lugar, la CNE se mostraban en contra de la supresión de la mención expresa a los “criterios de seguridad, regularidad y calidad de los suministros”, en virtud de los cuales podría justificarse la falta de capacidad como motivo suficiente para denegar el acceso a las redes, afectando a este derecho en el sistema eléctrico como garantía del uso no exclusivo de las mismas.

En segundo lugar, también se mostraba en contra de la modificación legal del régimen de acceso al tránsito de energía por redes ajenas, de forma que la Comisión entendía que el Proyecto mermaba este derecho reconocido con carácter general a los sujetos del sistema eléctrico.

Finalmente, también se mostraba contraria a que la ley atribuyese ser monopolio único a RED ELÉCTRICA DE ESPAÑA S.A (hoy empresa privada) como operador del sistema, gestor único de las redes de transporte y transportista principal, para atribuirle el derecho para ostentar la titularidad de todas las redes de transporte.

Ni en el apartado de Comunicados de Prensa, ni en el de Ultimos Informes y Publicaciones, se incorporó este posicionamiento de los Consejeros (referencia 44/2007), siendo las dos secciones en las que se puede seguir la actualidad (los informes son consecutivos) de las publicaciones y decisiones del regulador. Más tarde, concretamente el día 12 de junio, se publicaba esta declaración, que reproducimos en esta noticia, en la web del organismo. Su ubicación, el Catálogo de Publicaciones de la CNE, en la búsqueda por criterios cronológicos.

Teniendo en cuenta que la ley se iba a aprobar el día 14 de junio, es lógico pensar que una declaración realizada o conocida dos días antes y por la puerta de atrás, evidencia una actitud farisea: poco efecto público y político se puede conseguir con unos procedimientos tan silentes. De hecho, no hay medio de comunicación que se haya hecho eco de una cuestión de evidente relevancia informativa, como un posicionamiento contrario de un órgano regulador y un llamamiento a los grupos políticos.

Por tanto, poco puede hacer una posición timorata de estas características a la hora de ganar la respetabilidad que un órgano regulador se merece. Parece como si la CNE guardase muchas precauciones a la hora de mostrarse contraria a los designios políticos. La alternativa a que haya sido de forma deliberada por guardar estas precauciones sería otra muchísimo más grave para la institución y se califica por sí sola. Peor que la censura es la autocensura.

¿Se lo habrán enviado por este conducto a los representantes políticos, tal y como era su intención? Es necesario que los consejeros de la CNE hagan ‘outing’.

(Para llegar a visualizar este informe desde la web, puede Vd, seguir lo siguientes pasos. Entre en la web de la Comisión Nacional de Energía. Vaya al apartado Catálogo de Publicaciones. Pulse en Acceso Cronológico. Verá una pantalla en la que podrá elegir el año. Por defecto, está el año 2007. Pulse aceptar y le saldrán los últimos informes publicados. Ahí podrá ver este acuerdo.

También puede pulsar el siguiente link: http://www.cne.es/cne/Publicaciones?accion=0&id_nodo=111 o descargárselo de esta noticia. Podrá comprobar también la nota de prensa, difundida por este órgano.)

Cero horas, cero minutos, cero segundos

La aprobación por parte del Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía del informe sobre el proyecto de orden ministerial de gestión de la demanda ha reavivado una cuestión polémica cuyo arranque está en las propias relaciones de España y la Unión Europea en materia de regulación y ordenación de los sectores energéticos y del consumo industrial. Por su parte, el voto particular de uno de los consejeros (y que reproducíamos ayer), cuestiona la formulación aprobada por la CNE y promovida por el Ministerio de Industria. Por su parte, lógicamente, la postura de los grandes consumidores ha sido especialmente cuidadosa de no intervenir a la luz pública durante todo el proceso legislativo asociado a esta reforma, si bien había sido acordada previamente con el Ministerio de Industria.

Lo que parece evidente es la necesidad de revisar la regulación del consumo de los grandes consumidores debido a las modificaciones legales introducidas por la transposición de la Directiva 2003/54/CE, del mercado interior de la electricidad, en las que se prevé que desaparezcan las tarifas tal y como las entendemos hoy. En este sentido, el proyecto de orden ministerial parece orientado a mantener bajo una nueva definición estos servicios de gestión de la demanda que prestarían determinados consumidores empresariales (de interrumpibilidad y de gestión de energía reactiva), en el momento en que adquieran su electricidad en el mercado y sin tarifas. Hasta el momento, el servicio de interrumpibilidad y el de gestión de la energía reactiva se recogen en el Real Decreto 1634/2006 como servicios de gestión de la demanda (una formula muy parecida a la que se propuesta).

La interrumpibilidad es un instrumento del lado de la demanda energética para ganar potencia disponible ante posibles problemas de suministro, de forma que los consumidores dejarían de recibir suministro eléctrico, a cambio de una retribución que se traduce en descuentos tarifarios a favor de los mismos. Por tanto, el mecanismo de interrumpibilidad es semejante a contar con una potencia disponible, dispersa y distribuida a nivel nacional, sin los problemas e inversiones que es preciso realizar para instalar centrales de generación. En sentido contrario, un instrumento análogo por su finalidad, pero en este caso del lado de la oferta de energía, es la retribución por garantía de potencia, que es un pago que reciben los generadores y que incentiva la inversión en plantas generadoras, aumentando la potencia instalada y su disponibilidad.

En estos momentos, el servicio de interrumpibilidad prestado por los consumidores que se acogen a este complemento de la tarifa general de alta tensión y de la THP son remunerados mediante reducciones de tarifas; la retribución de la tarifa G4 está implícita en la tarifa, siendo la tarifa menor. Actualmente, la retribución del servicio de interrumpibilidad es independiente del número y de la duración de las interrupciones que finalmente ocurran. Por tanto, estos consumidores perciben de forma implícita o explícita aunque no se produzcan interrupciones, sea cual sea sea el número de las mismas y su duración. De hecho en el año 2006, no se produjo interrupción alguna,tal y como se recoge en el voto particular contrario a esta modificación legislativa, tuvo una duración total de cero horas, cero minutos y cero segundos.

Por otro lado, para dimensionar las reducciones tarifarias de estos servicios hay que tener en cuenta que los consumidores interrumpibles acogidos a la tarifa de alta tensión, pagaron en 2006 por el MWh desde 26 hasta 61 euros. Los consumidores interrumpibles de la tarifa THP pagaron entre 34 y 46 euros por MWh y los consumidores acogidos a la G4 pagaron 26 euros por cada MWh. Por su parte, los consumidores domésticos pagaron una media de 114 euros por MWh. El coste del servicio de interrumpibilidad, concebido así, es un coste para el resto de los consumidores españoles (domésticos y residenciales), según explica Luis Albentosa, consejero de la CNE, en su voto particular contrario a esta reforma legal.

Coste siete veces superior a la garantía de potencia

En conjunto, el año 2006, los consumidores industriales percibieron 421 millones de euros por la potencia ofrecida en régimen de interrumpibilidad, lo que supone una media de 140 euros por kW de potencia. Comparativamente, con la retribución por garantía de potencia, esta se cerró en un valor medio de 21 euros por kW de potencia disponible. Consuecuentemente, los consumidores industriales cobraron en 2006, 7 veces más de lo que cobraron los generadores por el concepto de garantía de potencia.

Esta es la situación desde el punto de vista económico y regulatorio. En sentido contrario, los grandes consumidores vienen reclamando un tratamiento en sus costes energéticos que les permita mantener sus costes en umbrales que no impacten sobre sus cuentas de resultados o les obligue a realizar ajustes. El hecho, es que la nueva normativa, parece mantener un esquema muy parecido al anterior (con las recomendaciones de la CNE, incluso es más restrictivo a los consumidores industriales que se podrían beneficiar de él). Queda valorar y conocer cuál es el posicionamiento de la Comisión Europea y de los consumidores domésticos al respecto, máxime si se puede traducir en que se pueda abrir un nuevo conflicto en esta esfera, ante una situación que será de difícil defensa económica y jurídica.

Desde el punto de vista de la defensa de los intereses de los consumidores, un principio básico de nuestra publicación, hay que tener en cuenta el interés que han empezado a tener sus organizaciones por conocer la composición de las tarifas y su impacto en el consumidor doméstico y residencial, desatado a partir de las estimaciones del déficit tarifario 2006 y del proceso de aprobación del crecimiento de tarifas de este mes de julio.

Seguramente, ha comenzado un nuevo formato de discusión en el plano regulatorio, más transparente, con más agentes y más escenarios.

Independencia ‘chic’

Al parecer, la operación rehabilitación de la Comisión Nacional de Energía pasa por la rehabilitación de su presidenta, oculta en los medios de información desde la salida de Manuel Conthe, para evitar exposición al fuego cruzado de la política cuando más arrecia. Por ello, esta entrevista, página completa, fotos en primeros planos o plano corto con movimiento de manos, representando acción. En la entrevista, la presidenta aparece sin el traje a rayas que tanto la caracteriza y que es tan comentado fuera y dentro del regulador. Finalizando con la crónica rosa de la entrevista, se ve un esforzado equilibrio tanto en la ropa como en los complementos, para reflejar esa perspectiva de mujer actual, profesional y sofisticada a la vez.

En general, una entrevista de guante blanco (de látex), en exceso superficial para la complejidad del sector, la situación regulatoria actual, la realidad empresarial, el conocimiento que se le supone por su condición de académica y la experiencia de los dos años al frente del organismo. Una referencia por comparación, en sentido contrario es la entrevista que hace unos días dedicó el diario El País a Reinaldo Rodríguez, presidente de la CMT, dónde si trató los temas con concreción y conocimiento necesarios de su sector, y donde si se apreciaban objetivos de comunicación claros, más allá del propio autobombo de su presidente.

La entrevista aparece el mismo día, en que el Congreso de los Diputados aprueba la reforma del sector eléctrico, dónde este órgano regulador queda como estaba, sin más funciones en materia de tarifas y con la misma subordinación al Ministerio de Industria a efectos de recursos administrativos. Además, la semana anterior el Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía aludió lacónicamente en su comunicado de prensa a su disconformidad con estas reformas, sobre todo en la medida que afecta a la liberalización, y a las limitaciones que la nueva regulación en materia de transporte y acceso a la red puede suponer. Para ello, está el premio de consolación: el anuncio de un decreto de tarifas que aumenta el papel de la CNE en la determinación de las tarifas, pero que continua otorgando a Industria la ultima palabra. Ocasiones, si tenía, siendo un diario económico el medio, para utilizar el sustantivo más que el adjetivo.

En ese contexto, Maite Costa, con poca convicción, habló de independencia en su entrevista, en una visión ‘buenista’ y casi ‘naif’ de esta palabra tan bonita, pero en la que profundizó muy poco (la mayor parte de la entrevista es estilo indirecto y, en todo caso, Costa iguala el valor de la independencia al del suministro). Teniendo en cuenta que la independencia es un valor relativo, por cuanto se ejerce frente a alguien: presiones del gobierno, empresas, grupos de presión, etc…, no señaló a nadie con el dedo y, evidentemente, no quiso molestar a nadie con sus declaraciones, eso sí.

Por otra parte, son extremadamente importantes los silencios y los temas arrinconados. Se echa de menos una mayor referencia actualidad legislativa y regulatoria, a la configuración de los mercados de la energía y los hidrocarburos, al estado de la industria, a las reformas pendientes en estos sectores y al papel del regulador en el mercado y a su relación con el Ministerio de Industria y con la Secretaria General de Energía. Subastas de energía, grandes consumidores, déficit tarifario, localización de la generación,… temas de enorme actualidad para que se pierdan en el vacío más rayano en el ‘nihilismo extremo’. En suma, se pueden identificar tres grandes carencias en la entrevista: el pasado, el presente y el futuro de la energía, con una ausencia completa del modelo energético y de los mercados.

Cuatro maldades finales: el barómetro interior que la presidenta tiene para valorar el estado del sector eléctrico, el Tiepi (un indicador que mide la disponibilidad de la red eléctrica, algo así como para valorar el funcionamiento del mercado de hidrocarburos que se mida el número de días de desabastecimiento de las gasolineras ¡en pleno siglo XXI!). La segunda maldad, como Costa reivindica su carácter profesional, en un ejercicio de provocación de la amnesia colectiva para olvidar su origen político y parlamentario. La tercera, la amenaza que realiza de realizar política energética exterior en la reunión de los reguladores latinoamericanos a cuenta de los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL). Tengan miedo, mucho miedo. Y, la ultima, la más divertida, esa admonición de que ‘será la gota malaya de los que hacen las leyes’. Que terror para Ignasi Nieto.

En suma, una entrevista ‘chic’, en la que todavía no sabemos que nos quería decir.

La rehabilitación de la CNE con control paterno

Ayer se anunciaba a bombo y platillo en distintos medios de comunicación, como la Comisión Nacional de Energía elaborará las propuestas de tarifas. De hecho, Expansión en sus titulares de portada hablaba de ‘rehabilitar’ la CNE. Se trata por tanto de acreditar la voluntad del Ministerio de ‘rehabilitar’ la Comisión Nacional de Energía, después de todo lo sucedido en este último período: displicencia ante los informes negativos en el caso de las renovables o la devolución de las tarifas gasistas de activos regulados.

En la práctica médica y clínica, los procesos de rehabilitación en un paciente se dan cuando esté ya ha pasado por un tratamiento, ya sea quirúrgico o farmocológico. Es decir, alguien que precisa para superar una dolencia, pasar por una intervención quirúrgica, posteriormente para recuperar plenamente su capacidad funcional, requiere de un proceso de rehabilitación. Por tanto, ello implica que el paciente ya ha tenido un tratamiento tendente a su curación.

El problema es que parece que esta rehabilitación de la Comisión Nacional de Energía, se realiza sin efectuar ese tratamiento previo y necesario (algunos opinan que debe ser quirúrgico y que alcanza a la propia distribución de funciones entre el Ministerio y la Comisión, así como a su funcionamiento, forma de nombrar a los miembros del Consejo de Administración, injerencia desde los ámbitos políticos, etc… ). Se realiza, por tanto esta propuesta, también con el suficiente ‘control paterno’, del Ministerio de Industria, manteniéndose como la segunda instancia decisora final también en este ámbito, conforme a las voluntades de la Secretaria General de Energía y su tendencia a tenerlo todo atado y bien atado.

De hecho, y como comentaba en la entrevista que mantuvo con este medio Xabier Albistur, la reforma de la Ley del Sector Eléctrico que se aprueba mañana, continua sin atribuir las competencias en materia de tarifas eléctricas a la CNE y manteniendo el Ministerio de Industria su potestad final en los recursos en vía administrativa. Una reforma que no ha sido tan tibia y tan selectiva en la determinación del transportista único a favor de Red Eléctrica y que en lo que refiere a la liberalización y acceso a la red, es un retroceso con respecto a 1998. Ahí si ha habido mucha más decisión, casualmente.

Por ello, esta atribución controlada a efectos de las tarifas que aparecía en los medios de comunicación ayer, se anuncia a través de los medios de comunicación y proponiendo como vía un Real Decreto, el de tarifas. Habría que preguntarse porque no se han incluido todas estas cuestiones relativas a este organismo regulador, en esta reforma selectiva, arbitrariamente parcial en la transposición de las directivas europeas pendientes de incorporación a nuestro ordenamiento jurídico y se persiste en la vía de utilización de la regulación a través de decretos y con control paterno.

Por eso, si ya se reduce deliberadamente el alcance de esta reforma y, a posteriori, por vía de un decreto se ‘otorga’ de forma capidisminuida las funciones en materia de tarifa eléctrica a la CNE, tendríamos que preguntarnos que persigue este anuncio con carácter previo a la propia aprobación de la reforma de la ley del sector eléctrico, magnífica ocasión desaprovechada para hacerlo después de los largos trabajos y los acuerdos por debajo de la mesa de los grandes partidos, evidencia del barullo, inestabilidad regulatoria e improvisación que nos inunda.

Una idea: por que no configuran la Comisión Nacional de Energía, en serio, al estilo de los reguladores sajones, con atribuciones directas para defender el funcionamiento de los mercados y los consumidores y con capacidad de actuación y de denuncia. Así, seguro que si la rehabilitan.

Si no hay tratamiento previo, será difícil que surta efecto la rehabilitación. Probablemente, será más de lo mismo.

El conflicto «abierto» con Argelia

Que las relaciones entre España y Argelia no atraviesan su mejor momento parece evidente y quizá, a estas alturas, poco noticiable. La situación atraviesa momentos complicados. Desde que el Ministerio de Industria concediera autorización a la empresa argelina Sonatrach para comercializar un único bcm en el mercado español, la situación se ha vuelto cada vez más «tensa», al considerarse una decisión discriminatoria hacia la argelina. A partir de aquel momento, desde Argelia se ha insistido con mayor énfasis -en parte como medida de presión- en la renegociación de los contratos de suministro que el país africano mantiene con Gas Natural y para los que desde hace tiempo venía proponiendo un incremento del 20 %. Sin haber llegado a una solución acerca de la renegociación de estos contratos, el particular suma y sigue en las relaciones España-Argelia ha continuado con la reciente autorización con condiciones que, para elevar hasta el 36 por ciento su participación en el consorcio Medgaz, le impuso la Comisión Nacional de la Energía. Este ha sido el penúltimo capítulo del conflicto.

La autorización con condiciones otorgada por el organismo regulador ha provocado la rápida respuesta de Sonatrach que, tras conocer el contenido de la resolución, ha presentando un recurso ante el Ministerio de Industria en el que se solicita la supresión de las condiciones fijadas, entre otros motivos, por la falta de “proporcionalidad”.

A estas alturas, Chakib Khelil, a la sazón ex-presidente de la OPEP y en la actualidad ministro de energía argelino, «perro viejo» en las artes negociadoras, no duda en lanzar un «órdago» a las autoridades españolas, acusando al Gobierno de interferencia en la autorización que se le ha otorgado en Medgaz y «amenazando» con vender su gas a otros países.

La semana pasada, en un encuentro con la prensa argelina, Khelil se despachó a gusto y dijo que “si el bloqueo persiste, Sonatrach optará por licuar su gas para venderlo en otros mercados del mundo, lo que hará que el gasoducto Medgaz sea económicamente poco rentable”. Además, en relación con la autorización de Industria a Sonatrach para comercializar solamente 1 bcm de gas natural, resaltó que la cantidad le parece “ridícula y discriminatoria”.

Para que el mensaje resultara nítido para el Gobierno español, Khelil lanzó una última advertencia indicando que “cada vez que se necesiten fondos” para construir el gasoducto, en referencia a Medgaz, “sólo contribuirá en un 26 %, lo que conlleva riesgos que pueden retrasar la terminación del proyecto”.

Proyección internacional

Desde hace tiempo el gobierno argelino, a través de su empresa estatal Sonatrach, no ha «disimulado» su intención de participar en importantes mercados como el español ampliando su proyección internacional. Por ello, las últimas decisiones han supuesto un serio revés a sus aspiraciones.

Así, mientras en España surgían estas serias discrepancias con la Administración, en otros países de nuestro entorno, como Portugal, se recibía a Sonatrach con los «brazos abiertos». Tanto ha sido así, que Sonatrach ha tomado una participación del 2 % -que podría llegar hasta el 5 %- en Energías de Portugal (EdP). El caso portugués, sin embargo, no ha sido el único. Hace unas semanas, el entonces candidato a la presidencia francesa, Nicolás Sarkozy, tendió puentes hacia una «hipotética» alianza Gaz de France (GdF) y Sonatrach que, el ahora ya presidente francés, calificó de interesante. Aunque, tras aquella declaración de intenciones de Sarkozy, en Sonatrach se mostraron escépticos acerca de cualquier alianza con GdF, las últimas declaraciones de esta semana del administrador financiero de Sonatrach, Ali Rezaiguia, explicando que están en ‘negociaciones avanzadas’ para entrar en el capital de empresas energéticas europeas ha hecho saltar todas las alarmas.

En concreto las apuestas giran, como no podía ser de otra forma, en torno a GdF. Una de las afirmaciones de Khelil esta última semana podría, inconscientemente, haberlo anticipado. El ministro argelino argumentó que no parecía proporcional que a Gaz de France, que recientemente ha solicitado también autorización para comercializar en el mercado español, no se le impongan restricciones a su entrada en el mercado español mientras a Sonatrach se le limita el máximo a comercializar.

Si como algunos sospechan, Sonatrach estuviera en negociaciones con GdF se produciría una situación como poco peculiar, pues GdF tendría autorización para vender todo el gas que Sonatrach puede hacer llegar hasta España y sin embargo Sonatrach tendría limitada esa cantidad a 1 bcm.

Solución al conflicto

Independientemente de los acuerdos a los que pueda llegar Sonatrach con otras empresas energéticas, sea GdF u otras, parece importante que el conflicto actual acabe solucionándose. El cúmulo de conflictos abiertos entre la administración española y la argelina hace pensar que la solución a los mismos tendrá el carácter de mesa de negociación global, entrando varios asuntos en un paquete negociador.

Es importante recordar que además de los conflictos reseñados, en Argelia se encuentran disgustados con los retrasos en el proyecto de gas natural licuado Gassi Touil, desarrollado por Gas Natural (32 %) y Repsol (48 %) junto a Sonatrach (20 %). La planta de Gassi Touil es el proyecto más importante realizado por un consorcio internacional en Argelia y tendrá, cuando se finalice, una capacidad superior a los 4 millones de toneladas al año, lo que dará una gran «flexibilidad» al gobierno argelino para decidir el destino del producido en esta planta al presentarse en forma de gas natural licuado (GNL) disponible para poder ser transportado por barco.

Los biocombustibles se convierten en los protagonistas de la reforma de la Ley de Hidrocarburos

Lleva días siendo una de las medidas más comentadas de cuantas incluye como novedad la reforma de la Ley de Hidrocarburos, que esta semana podría finalizar, junto con la Ley Eléctrica, su largo periplo parlamentario. La obligación de mezclar biocarburantes con la gasolina y el gasóleo que hoy se expenden en las estaciones de servicio ha centrado en las últimas horas la atención de los medios informativos.

Esta obligación de mezcla llega para la industria de los biocarburantes en un momento crítico. Tras años de investigación hasta conseguir una tecnología que comienza a estar madura, existen incertidumbres tanto a nivel nacional como internacional que mantienen sin despejar algunos nubarrones que planean en el panorama del sector a corto plazo.

El fuerte «boom» que la industria de los biocarburantes viene registrando ha hecho surgir numerosos proyectos en los últimos años, tanto a nivel nacional como internacional. A nivel nacional, algunas de las empresas más activas del sector están siendo Abengoa y Acciona.

Por otra parte, a escala internacional, el elevado número de proyectos existentes ha comenzado a «presionar» fuertemente al alza las cotizaciones de algunas de las materias primas utilizadas para la producción de biocarburantes. La fuerte demanda de estas materias primas afecta ya a la cotización de cereales como el maíz y el trigo.

Etanoinflación

La subida de precios que están registrando materias primas como el maíz y el trigo, utilizadas en la fabricación de bioetanol, ha hecho que para referirse a este fenómeno se haya acuñado un término conocido como «etanoinflación». El problema surgido por esta presión al alza de los precios comienza a ser tan evidente que el propio Fondo Monetario Internacional advertía recientemente sobre el asunto y «subrayaba» que el gran interés despertado en EEUU y la Unión Europea por estas tecnologías elevará aún más el precio de los alimentos.

De hecho la «etanoinflación» ha generado ya los primeros problemas en México, donde se teme que una de sus enseñas alimentarías y base de su cocina, la tortilla de maíz, siga sufriendo una vertiginosa subida de precios ante la pujanza demostrada por la cotización del maíz en los últimos meses.

Volviendo a la situación de los biocarburantes en España, ésta es especialmente particular. Así, aunque existe una creciente producción nacional, ésta es mayoritariamente exportada ante la falta de una legislación que apoye su uso. Hasta el momento, los operadores petrolíferos se han mostrado reacios a la venta de biocarburantes en las estaciones, alegando que su introducción plantea algunos inconvenientes, sobre todo en el caso del bioetanol y de la logística necesaria para su distribución.

El escenario actual, sin embargo, podría cambiar si este jueves sale adelante una modificación incluida en la reforma de la Ley de Hidrocarburos, tras su paso por el Senado, según la cual se deberá emplear una mezcla mínima de biocarburantes en gasolinas y gasóleos del 1,9 % en 2008, del 3,4 % en 2009 y del 5,83 % en 2010. Los porcentajes anteriores tendrán carácter de obligatorio, salvo el de 2008 que será indicativo. En todo caso la norma habilita al Gobierno para «modificar» estos objetivos establecidos, por lo que, con posterioridad a su aprobación este jueves se podrían modificar al alza o la baja estos porcentajes. Esta circunstancia daría una «segunda oportunidad» para que, tanto los productores de biocarburantes revindiquen unos objetivos más ambiciosos, como para que los operadores petrolíferos muestren su disconformidad ante la obligatoriedad de la medida, solicitando la reducción a la baja de los porcentajes.

Desequilibrado patrón de consumo

La «dieselización» del parque automovilístico en los últimos años ha provocado que exista un déficit de gasóleo en el mercado que resulta necesario ser importado. Por ello, el debate se ha centrado en determinar si los biocarburantes pueden ayudar realmente a solucionar el problema de la dependencia energética. Al demandarse más diesel que gasolina, en los últimos años se ha invertido el patrón de comercio exterior de los carburantes, importándose gasóleo y exportando gasolina.

Por ello se argumenta que, mientras la producción de biodiesel si ayudaría a solucionar el desequilibrio, pues disminuiría la cantidad de gasóleo a importar, el bioetanol, utilizado para mezclar con gasolina, aumentaría aún más el excedente de gasolina, no disminuyendo la dependencia y aumentando la cantidad a exportar.

Dependencia de materias primas

El problema es, sin embargo, que desde el punto de vista de dependencia, tanto en el caso de los carburantes tradicionales como de los biocarburantes, la materia prima empleada tanto en uno como en otro caso debe ser importada, por lo que la dependencia energética en ambos casos sigue, de uno u otro modo existiendo. La única diferencia existente se halla en que, mientras en el caso de los biocombustibles ésta podría llegar a disminuir en el largo plazo, mediante la producción de materia prima por la agricultura nacional, en el caso del petróleo será necesario, en todo caso, seguir importando el crudo.

Problemas de logística

Uno de los principales problemas que se encuentran para comenzar la distribución de biocarburantes se encuentra en la logística necesaria. Así, mientras el biodiesel puede ser incorporado directamente a la red de transporte por tubería, mezclándose directamente con el gasóleo, el bioetanol necesita ser transportado por camiones cisterna hasta las estaciones, lo que contribuiría a incrementar sus costes.

El transportista único o la selección genética modificada, adversa y arbitraria de la legislación europea

El sábado pasado se recogía en Cinco Días dentro de la noticia de la que damos cuenta en la que HC Energía vende a Red Eléctrica de España instalaciones de transporte por 17 millones de euros, un párrafo resaltado en el que se indicaba “Red Eléctrica de España, la compañía que preside Luis Atienza, continúa poco a poco acumulando activos con el objetivo único de ser el único gestor de red y transportista, tal y como marca la legislación que emana de la Unión Europea”. Se trata de una afirmación que, seguramente, persigue la gestión del convencimiento en pos de esa verdad inmutable y panteísta que es el transportista único en la redes eléctricas.

Resulta curioso el valor variable y pendular que tiene la Unión Europea en el ámbito de la energía, en nuestro país y para esta Administración (inciso número uno, es difícil conocer si una afirmación como la anterior en la que se atribuye a la Unión Europea la autoría del concepto de transportista único pertenece a la Administración o a Red Eléctrica de España). Y resulta curioso, porque la Directiva Europea que ha traspuesto de forma selectivamente arbitraria el Ministerio de Industria, lo único que reforma es la introducción del concepto de transportista único, cuestión que no se recoge en la propia Directiva, como reconocen los expertos y los propios grupos parlamentarios. Una reforma que se hace a la medida de este nuevo papel que Red Eléctrica se atribuye en el transporte y que condiciona el acceso a la red por parte de terceros, cuestionando incluso los principios de seguridad y calidad del suministro en función de los intereses del transportista, apelando a la ‘capacidad’.

Parece en este caso, que es Red Eléctrica (dado que la noticia que se recoge en el rotativo del grupo PRISA), quien interpreta estas emanaciones desde la Unión Europea. Emanaciones que fielmente se recogen desde la Secretaría General de Energía y el Ministerio de Industria, dónde las inteconexiones son cada vez más frecuentes (veáse el informe contra Iberdrola) y confirman el grado de condiciomiento en la regulación que se puede alcanzar. Y, por el mismo motivo, no se recogen con esa fidelidad (es decir no se recogen), las críticas que desde la Comisión Europea realizan a nuestro país por reforzar la independencia de la CNE o atribuir las competencias de las tarifas eléctricas.

Tampoco, conocemos en qué medida la Orden Ministerial que prepara Industria sobre gestión de la demanda (la nueva regulación de los grandes consumidores) resuelve nuestros problemas jurídicos en materia del pleito por las ayudas de estado con la Unión Europea, o como hemos llegado al enfrentamiento con la Comisión Europea por las condiciones a la OPA de E.ON. En fin, habrá que saludar que volvamos a la ortodoxia europea en nuestros planteamientos y organización regulatoria en el sector energético. Sólo que sin necesidad de tener que manipular el sentido de las directivas a los intereses de una compañía privada con sueldos de gran empresa, que pretende ser monopolio. Es decir, el mejor de los mundos posibles.

Mientras, y si seguimos con los eufemismos, lo de transportista único es un eufemismo de ‘monopolista’ de la red de transporte. ¿Por qué no se crea una Comisión Nacional de Eufemismos (CNE), como esa triste referencia en la nota de prensa del consejo del jueves sobre su preocupación por los cambios normativos que van en detrimento del libre acceso de terceros a la red?.

En esta semana analizaremos en Energía Diario tantos puntos oscuros relativos a esta reforma y que ya ponía de manifiesto en su entrevista Xabier Albistur, el presidente de la Comisión de Industria en el Senado y representante del PNV. ¿Cómo esta reforma es un retroceso legislativo y sirve para desandar parte del camino andado en el proceso de liberalización (Europa lo que pide es lo contrario)? ¿Por qué se acuerda esta reforma por debajo de la mesa? ¿Por qué el Partido Popular ha accedido a ello? ¿Por qué el Ministerio de Economía ejerce de Don Tancredo? ¿Es necesario este nivel de anestesia general para que se favorezcan intereses no explícitos o subterráneos, que van contra el desarrollo del mercado eléctrico? ¿Alguien estaría en disposición de hablar con claridad sobre estas cuestiones?.

Antes de que el próximo jueves el Congreso de los Diputados apruebe esta cuestión es necesario que se ventile el contenido de esta Ley, con la mayor claridad y la mayor transparencia, evitando que la complejidad del problema impida conocer la realidad y el alcance de esta ‘reforma a la inversa’ o lo que es peor, que permita aprobar con el acuerdo de los grandes partidos de un engendro para condicionar aún más el acceso a la red y la libertad de mercado.

El déficit que «silenciaba» al consumidor

Durante este mes se debe decidir el importe del déficit de tarifa 2006. La decisión final amenaza con dejar este año, más que nunca, algún damnificado.

La decisión, que será tomada por Industria, puede acabar en batalla. Los principales implicados en la misma son: de un lado el consumidor, que será el que deberá hacerse cargo del déficit, y del otro las empresas, que se asegurarán la percepción de los importes reconocidos.

Antes de calcular el importe total a reconocer, sin embargo, el ministerio tiene la «patata caliente» de decidir la cantidad total a descontar en concepto de derechos de emisión. Las distintas interpretaciones que en relación al descuento de este concepto se han venido haciendo provocan que la decisión final de Industria pueda afectar no sólo al volumen total de déficit a reconocer, si no también al reparto que entre empresas se realice.

En una de las propuestas en las que se trabaja, la gran perjudicada es Iberdrola, mientras que en la propuesta alternativa lo serian Endesa e Hidrocantabríco junto a Unión Fenosa.

Informe de REE

Para acabar de enredarlo todo, un informe de REE, en el que se analiza el comportamiento de las empresas en 2006, llega a la conclusión de que la actuación de Iberdrola en el pool causó 1.000 millones de euros de déficit extra, lo que incluiría en toda esta historia un elemento adicional a tener en consideración en el cálculo final del déficit.

Con toda seguridad el panorama descrito generará polémica durante las próximas semanas, ante una decisión que, en todo caso, se espera controvertida.

Silencio del consumidor

Mientras el consumidor mira para otro lado. Ajeno al cálculo del déficit -cuando precisamente será el que lo pague-, el verdadero y principal «damnificado» en toda esta batalla se mantiene en un segundo plano. Las asociaciones de consumidores mantienen «silencio» y se quedan al margen. El resultado de las reducidas subidas de tarifa que las asociaciones reclaman a finales de cada año se transforma en el déficit que ahora padecemos. De aquellos barros vienen estos lodos. Un ejercicio de irresponsabilidad que se traduce en un déficit galopante. Ahora que tan de moda está la palabra sólo podemos decir que esta situación es no «sostenible».

Ocasión de oro para Zapatero para garantizar la independencia de la CNE

El Presidente del Gobierno el pasado viernes por la noche estuvo presente en el Circulo de Empresarios en Cataluña. En sus declaraciones se pudo ver como, no con mucha convicción, casi de forma entrecortada, dijo querer avanzar en la mayor independencia de los órganos reguladores “como en el caso de Televisión Española”. Una confusión, que en todo caso, es preciso recogerla desde la experiencia de sacar al Ente Público de la lucha partidista en su control, a la par que se ha elaborado un plan para su reconversión y reforma. Una necesidad pendiente de nuestra democracia, que hay que reconocer en sus justos términos al Gobierno actual.

A su vez, el Presidente manifestó ‘según su experiencia personal’ (¿?) que estos organismos actúan más independientemente de lo que parece. Desconocemos cual es esa experiencia personal, pero razonablemente hay que entender de vez en cuando al Presidente le han dado más de un sobresalto, desde las instancias de la CNMV o de la CNE en los últimos tiempos. Esperemos que estas declaraciones tampoco las formulase impelido por la necesidad de agradar a su auditorio, el empresariado catalán presente, sino que la formulase como verdadero deseo de superar la crítica situación actual de estos organismos.

Por ello, en este artículo no vamos a cebarnos sobre la confusión del Presidente entre Televisión Española y los órganos reguladores, como la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la Comisión Nacional de Energía o la Comisión del Mercado de las Comunicaciones, dado que es evidente que no son la misma cosa. De todas formas, creemos que es positivo sacar lo provechoso de la experiencia de Televisión Española, en la que existe unanimidad en su enfoque y parece que la filosofía es correcta.

Este artículo lo que quiere hacer es poner de manifiesto la oportunidad que tiene el Gobierno, en este mismo momento, de hacer realidad sus palabras de la otra noche en Barcelona, para otorgarles la convicción de los hechos, que es lo que cuenta para la consolidación real de los mecanismos de ordenación, supervisión y regulación de los mercados y los sectores. No es por tanto, momento para hacer de esta cuestión una frivolidad, sino más bien, dado el futuro de estos mercados y sectores, tomarnos en serio el hecho de apoyar su independencia sin ambages, ni dudas.

La ocasión es puntualmente evidente. Así, y como han podido seguir por nuestras páginas, el Senado devolvió al Congreso el miércoles pasado para su aprobación definitiva de la reforma del Sector Eléctrico, que intentaba (de aquella manera) ‘transponer’ las directivas europeas. Por ello, en este mismo día, pueden nuestros lectores leer la primera parte de la entrevista realizada a Xabier Albistur, Presidente de la Comisión de Industria, Comercio y Turismo, en la que destaca como el acuerdo entre el PP y el PSOE ‘deconstruye’ las intenciones de las directivas pendientes de transposición, sin que se produzca una verdadera reforma, avance y transformación del mercado eléctrico.

En lo que se refiere a los órganos reguladores, la Comisión Nacional de Energía (CNE), en esta nueva normativa, sigue como estaba, tanto en la forma que se articulan los nombramientos, sus funciones y sólo se le reafirma en la función 14, que tal y como está configurada tiene un ‘algo de insondable’. Por tanto, puede ser momento, una vez que lo ha dicho el Presidente públicamente y que la ocasión la pintan calva (tal y como lo diría el castizo), de que, se modifique en el último trámite parlamentario esta ley de forma que se nombre en el Parlamento al presidente de este órgano regulador, se le atribuyan a la CNE las competencias en materia de determinación de las tarifas eléctricas, tal y como pide la Directiva Europea (por tanto, no las retenga el Ministerio de Industria y se establezcan anualmente de forma política) y que, además, se le reconozca como instancia única no subordinada a efectos de recursos administrativos del Ministerio de Industria.

Del mismo modo, que una vez nombrado presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero fue fulminante en su decisión sobre la retirada de las tropas de Irak, este puede ser un momento para que se aprecie que verdaderamente están cambiando las cosas, (fruto del 27 de Mayo o de lo que sea), con medidas ciertas y visibles para apuntalar la verdadera independencia de la Comisión Nacional de Energía como órgano regulador.

Evidenciaría además de esta necesaria convicción, una voluntad plena de cumplir los requerimientos de la Unión Europea y que de verdad “ha recogido el mensaje” que le mandan los mercados y los sectores, tal y como dijo uno de sus antecesores.