El déficit que «silenciaba» al consumidor

Durante este mes se debe decidir el importe del déficit de tarifa 2006. La decisión final amenaza con dejar este año, más que nunca, algún damnificado.

La decisión, que será tomada por Industria, puede acabar en batalla. Los principales implicados en la misma son: de un lado el consumidor, que será el que deberá hacerse cargo del déficit, y del otro las empresas, que se asegurarán la percepción de los importes reconocidos.

Antes de calcular el importe total a reconocer, sin embargo, el ministerio tiene la «patata caliente» de decidir la cantidad total a descontar en concepto de derechos de emisión. Las distintas interpretaciones que en relación al descuento de este concepto se han venido haciendo provocan que la decisión final de Industria pueda afectar no sólo al volumen total de déficit a reconocer, si no también al reparto que entre empresas se realice.

En una de las propuestas en las que se trabaja, la gran perjudicada es Iberdrola, mientras que en la propuesta alternativa lo serian Endesa e Hidrocantabríco junto a Unión Fenosa.

Informe de REE

Para acabar de enredarlo todo, un informe de REE, en el que se analiza el comportamiento de las empresas en 2006, llega a la conclusión de que la actuación de Iberdrola en el pool causó 1.000 millones de euros de déficit extra, lo que incluiría en toda esta historia un elemento adicional a tener en consideración en el cálculo final del déficit.

Con toda seguridad el panorama descrito generará polémica durante las próximas semanas, ante una decisión que, en todo caso, se espera controvertida.

Silencio del consumidor

Mientras el consumidor mira para otro lado. Ajeno al cálculo del déficit -cuando precisamente será el que lo pague-, el verdadero y principal «damnificado» en toda esta batalla se mantiene en un segundo plano. Las asociaciones de consumidores mantienen «silencio» y se quedan al margen. El resultado de las reducidas subidas de tarifa que las asociaciones reclaman a finales de cada año se transforma en el déficit que ahora padecemos. De aquellos barros vienen estos lodos. Un ejercicio de irresponsabilidad que se traduce en un déficit galopante. Ahora que tan de moda está la palabra sólo podemos decir que esta situación es no «sostenible».

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