Independencia ‘chic’

Al parecer, la operación rehabilitación de la Comisión Nacional de Energía pasa por la rehabilitación de su presidenta, oculta en los medios de información desde la salida de Manuel Conthe, para evitar exposición al fuego cruzado de la política cuando más arrecia. Por ello, esta entrevista, página completa, fotos en primeros planos o plano corto con movimiento de manos, representando acción. En la entrevista, la presidenta aparece sin el traje a rayas que tanto la caracteriza y que es tan comentado fuera y dentro del regulador. Finalizando con la crónica rosa de la entrevista, se ve un esforzado equilibrio tanto en la ropa como en los complementos, para reflejar esa perspectiva de mujer actual, profesional y sofisticada a la vez.

En general, una entrevista de guante blanco (de látex), en exceso superficial para la complejidad del sector, la situación regulatoria actual, la realidad empresarial, el conocimiento que se le supone por su condición de académica y la experiencia de los dos años al frente del organismo. Una referencia por comparación, en sentido contrario es la entrevista que hace unos días dedicó el diario El País a Reinaldo Rodríguez, presidente de la CMT, dónde si trató los temas con concreción y conocimiento necesarios de su sector, y donde si se apreciaban objetivos de comunicación claros, más allá del propio autobombo de su presidente.

La entrevista aparece el mismo día, en que el Congreso de los Diputados aprueba la reforma del sector eléctrico, dónde este órgano regulador queda como estaba, sin más funciones en materia de tarifas y con la misma subordinación al Ministerio de Industria a efectos de recursos administrativos. Además, la semana anterior el Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía aludió lacónicamente en su comunicado de prensa a su disconformidad con estas reformas, sobre todo en la medida que afecta a la liberalización, y a las limitaciones que la nueva regulación en materia de transporte y acceso a la red puede suponer. Para ello, está el premio de consolación: el anuncio de un decreto de tarifas que aumenta el papel de la CNE en la determinación de las tarifas, pero que continua otorgando a Industria la ultima palabra. Ocasiones, si tenía, siendo un diario económico el medio, para utilizar el sustantivo más que el adjetivo.

En ese contexto, Maite Costa, con poca convicción, habló de independencia en su entrevista, en una visión ‘buenista’ y casi ‘naif’ de esta palabra tan bonita, pero en la que profundizó muy poco (la mayor parte de la entrevista es estilo indirecto y, en todo caso, Costa iguala el valor de la independencia al del suministro). Teniendo en cuenta que la independencia es un valor relativo, por cuanto se ejerce frente a alguien: presiones del gobierno, empresas, grupos de presión, etc…, no señaló a nadie con el dedo y, evidentemente, no quiso molestar a nadie con sus declaraciones, eso sí.

Por otra parte, son extremadamente importantes los silencios y los temas arrinconados. Se echa de menos una mayor referencia actualidad legislativa y regulatoria, a la configuración de los mercados de la energía y los hidrocarburos, al estado de la industria, a las reformas pendientes en estos sectores y al papel del regulador en el mercado y a su relación con el Ministerio de Industria y con la Secretaria General de Energía. Subastas de energía, grandes consumidores, déficit tarifario, localización de la generación,… temas de enorme actualidad para que se pierdan en el vacío más rayano en el ‘nihilismo extremo’. En suma, se pueden identificar tres grandes carencias en la entrevista: el pasado, el presente y el futuro de la energía, con una ausencia completa del modelo energético y de los mercados.

Cuatro maldades finales: el barómetro interior que la presidenta tiene para valorar el estado del sector eléctrico, el Tiepi (un indicador que mide la disponibilidad de la red eléctrica, algo así como para valorar el funcionamiento del mercado de hidrocarburos que se mida el número de días de desabastecimiento de las gasolineras ¡en pleno siglo XXI!). La segunda maldad, como Costa reivindica su carácter profesional, en un ejercicio de provocación de la amnesia colectiva para olvidar su origen político y parlamentario. La tercera, la amenaza que realiza de realizar política energética exterior en la reunión de los reguladores latinoamericanos a cuenta de los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL). Tengan miedo, mucho miedo. Y, la ultima, la más divertida, esa admonición de que ‘será la gota malaya de los que hacen las leyes’. Que terror para Ignasi Nieto.

En suma, una entrevista ‘chic’, en la que todavía no sabemos que nos quería decir.

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