Falsos amigos, falsos enemigos

En el aprendizaje de una lengua se llama “falsos amigos” a aquellas construcciones lingüísticas o aquellas palabras de diferentes idiomas que son muy parecidas entre sí por su ortografía o pronunciación, pero con significados muy diferentes por lo que, como ocurre con los falsos amigos humanos, incordian, confunden y no aportan nada bueno. Por eso hay que tener cuidado con los falsos amigos, pues pueden acarrear graves equivocaciones. También hay que tener cuidado de los falsos enemigos, creados de manera artificial en contextos basados en la confrontación política e ideológica.

Por ello, quizá la única coartada que se está utilizando (además de la palabra dada, exhibida en un tono creciente de cierta arrogancia, ganado en los últimos tiempos en las declaraciones públicas, paralelo al marasmo parlamentario del partido de gobierno) es el de la “confrontación” interesada y deliberada entre energías renovables (limpias) y energía nuclear. Así figura en cada uno de los papeles, opúsculos y panfletos que salen de la factoría de Ferraz y sus derivaciones ideológicas como es la Fundación Ideas que preside Jesús Caldera. En este caso, aparecen dibujadas estas dos tecnologías (nuclear y renovables) como “enemigas”.

Tiene que venir la Administración Obama, con su racionalidad y todo un premio Nobel a la cabeza de la energía para apostar por un mix energético basado en renovables y nuclear, que no sólo no es incompatible y excluyente, sino todo lo contrario, es un mix complementario a los objetivos de una política nuclear no dependiente, barata y limpia. Y lo hace aplicando la siguiente lógica: si asumimos la lucha contra el cambio climático como principal problema medioambiental (así lo acreditan también las Naciones Unidas) y se tienen en cuenta las características de suministro y seguridad de las instalaciones renovables, junto con las consecuencias de la dependencia energética fósil, se llega a este perfil o a esta propuesta de tecnologías de generación. En todo caso, la del gobierno Obama, con tener autoridad y relevancia, no es la única posición en el mundo ecologista y medioambiental favorable a este modelo energético. Es más, esta opción sí que es una opción creciente y que va ganando posiciones intelectuales con claridad.

Lo que está claro es que aquí no ha llegado igual, porque lo primero está presidido por un cierto gregarismo hacia las posiciones derivadas de la jerarquía. Esta lógica no la adquieren ciertos responsables del Partido Socialista y de la operación antinuclear que les piden desde arriba. Quiere decirse que tanto las declaraciones de los responsables de política medioambiental del Partido Socialista, como los autores del estudio de marras, incluyendo algún miembro de Esquerra Republicana implicado en todo el proceso, uno de esos “claims” que intentan colocar es la sustitución de la energía nuclear por energías renovables en plan “estira y estiro”. Es decir, aquí y ahora, ya (y, en concreto, se dice de forma falaz que automáticamente esta sustitución se realizará con fuentes limpias, y que además ya son más baratas y mucho mejores, sobre todo electoralmente).

Por ello, la cuestión (que no el debate que, repetimos, no se ha realizado con todos sus ingredientes: dependencia, seguridad, medioambiente, residuos, precios…), se quiere situar de una forma intencionalmente maniquea y pendular, sobre todo porque desde el punto de vista del rédito electoral y de una lectura oblicua y torticera del segundo argumento, “la palabra dada”, podría ser uno de esos clavos ardiendo en los que justificar como sea la decisión ante los ciudadanos, sobre la base de la manipulación y la alteración de la realidad. Tanto es así, que ni siquiera los responsables de las asociaciones empresariales de los distintos sectores y tecnologías de energías renovables, con inteligencia, se han atrevido a salir en medio de la polémica.

Cómo incumplir el programa socialista cerrando Garoña

El hecho es que esto no será así, ni sería así. No se podrá sustituir Garoña por energías renovables, limpias y baratas en esa idílica construcción. No. Se sustituirá por gas, carbón y fuel. Tecnologías emisoras de carbono, con costes hoy mucho más elevados, por su vinculación a los combustibles fósiles. Y, se hará con una coartada medioambientalista y el apoyo de grupos radicales. Ya tenemos falsos amigos: las renovables y las tecnologías emisoras de carbono, que devengan la necesidad de adquisición de nuevos derechos de emisión a sufragar por nuestra economía.

En segundo lugar, el programa socialista apelaba al gradual cierre de las centrales nucleares una vez que se cumpliesen las siguientes premisas: finalización de su vida útil (en el caso de Garoña, el informe del CSN confirma que su vida útil es de al menos 10 años más), que existiesen alternativas limpias (en este caso, Garoña se sustituirá de facto por tecnologías emisoras de carbono), que estas tecnologías fuesen más baratas (otra cuestión falaz, dado que los precios de estas tecnologías son más caros al estar vinculados al petróleo). Por tanto, con la decisión de cierre de Garoña, se llegaría al absurdo de cómo conseguir incumplir realmente el contenido y filosofía del programa electoral socialista. Los programas electorales es lo que tienen.

Vivimos por ello, con una confusión que genera, finalmente la existencia de falsos amigos y de falsos enemigos: la supresión de la energía nuclear derivaría en España en un aumento de las emisiones y de uso de los combustibles fósiles, más dependencia energética, elevación de precios e indemnizaciones a cargo del contribuyente, de la tarifa eléctrica o de Enresa. Además de lo que quiere decir ser manirroto por cerrar algo que es útil, eficiente y seguro y que funciona bien. Alguien debe ser responsable y tendría que pagar este dispendio, este derroche para la sociedad.

Todo ello con la excusa, falaz políticamente y falsa económicamente, de que todo esto se hace favoreciendo el desarrollo de las energías renovables, opuesto intencionalmente a la energía nuclear. Burda, simplista, de comunicación política de primaria, que parte de supuestos hilarantes sobre la audiencia y la ciudadanía (por cierto, las encuestas empiezan a mostrar cambio de actitud social hacia lo nuclear y rechazo por el cierre de Garoña). Por ello, lo peor que te puede pasar es que tengas falsos amigos y que además se empeñen en cumplir la palabra dada, tal y como la interpretan ellos.

El crudo se mantiene estable en el entorno del 70 dólares a pesar de revueltas iraníes

Los precios del petróleo se han mantenido relativamente estables y terminaron a la baja, en el umbral de los 70 dólares/barril, en una semana marcada por las revueltas en Irán, segundo productor de crudo de la OPEP y cuarto del mundo. La llamada «prima de riesgo» a la que hace un año se atribuían las fuertes alzas de los precios del crudo, cuando se producía la más mínima tensión en torno a Irán, parece haber desaparecido de los mercados petroleros.

«El año pasado, unos disturbios en Irán como los actuales habrían provocado que los precios se fueran al cielo«, recordó la asesora especializada JBC Energy, con sede en Viena, en un análisis sobre el sector energético. Sin embargo, el valor del «oro negro» apenas ha reaccionado a las revueltas e incertidumbre que reinan desde la reelección de Mahmud Ahmadineyad como presidente en los comicios del 12 de junio.

Según los expertos de JBC, un importante elemento que explica el cambio en los mercados es la amplia capacidad excedentaria (es decir, la de aumentar en breve plazo sus suministros de crudo) que dispone la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Si hace un año todos los productores bombeaban al máximo de su capacidad y apenas contaban con barriles adicionales para compensar un eventual corte de suministros, hoy, después de haber retirado del mercado más de 3 millones de barriles diarios (mbd) y gracias también a una fuerte caída de la demanda, contarían con 6,6 mbd de capacidad ociosa, según los cálculos de la asesora.

Gracias a ello, y aunque la situación en Irán ha despertado recuerdos de los problemas en el suministro y exportaciones de crudo producidos tras la revolución de 1979, esta vez no se esperan ver afectadas las ventas petroleras a corto plazo. Incluso a largo plazo, no se descarta un cambio político en Irán que conlleve a una mayor apertura económica, con más inversiones extranjeras que podrían incrementar la capacidad de producción y exportación del país.

Así, lejos de dispararse por la inestabilidad iraní, el precio del Brent retrocedió un 2,4% y el del Petróleo Intermedio de Texas (WTI), un 2,5%, respecto al viernes precedente. El barril de crudo Brent inició la semana con una caída del 2 por ciento, hasta los 69,44 dólares, y también concluyó a la baja la sesión de ayer en el Intercontinental Exchange Futures (ICE), donde quedó en 69,19 dólares, después de llegar a los 71,16 dólares al cierre de la jornada anterior.

En la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), el WTI tuvo un comportamiento similar y bajó el viernes hasta los 69,55 dólares por barril, desde los 71,37 dólares del jueves. El barril referencial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) pasó de 70,87 a 70,28 dólares de jueves a jueves.

La mayor capacidad excedentaria de la OPEP parece también haber amortiguado el impacto alcista sobre los precios que en años anteriores hubiese tenido el recrudecimiento de la violencia guerrillera en el sur de Nigeria.

El Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEND) ha endurecido sus ataques y amenazas a la industria petrolera de la región en respuesta a la ofensiva del Ejército nigeriano iniciada a mediados de mayo en la región. El miércoles, la multinacional anglo-holandesa Shell anunció la suspensión «por fuerza mayor» de sus embarques de crudo en la terminal de Forcados, durante lo que queda de junio y julio.

El optimismo respecto a una recuperación financiera y el descenso de los inventarios comerciales de crudo en Estados Unidos también han sostenido el nivel del valor del «oro negro«. Pero estos factores alcistas se han visto neutralizados por la percepción de que la economía real tardará en seguir a la de los mercados financieros, y que la demanda de gasolina será débil este verano, sobre todo en EEUU y Japón.

Garoña, el festival de Woodstock y Leire Pajín

Curiosamente el cineasta taiwanés Ang Lee acaba de hacer una revisión del Taking Woodstock, uno de los hitos de la cultura ‘hippy’, que tuvo un componente antinuclear importante en su momento, un revival de aquel momento fascinante de ensoñación, una metáfora de una época y de una cultura completamente sobrepasada y vista desde la distancia y la comicidad.

El caso de la decisión sobre la continuidad de la operación de la Central de Santa María de Garoña sigue guardando, además de gran expectación, un número importante de titulares, reacciones y contrarreacciones, toda vez que la movilización entre los concernidos alrededor de este tema parece que no va a parar. Si tuviéramos que tipificar, hay dos tipos de argumentos: los que apelan a la racionalidad económica y medioambiental y los que aluden al programa, programa y programa. Al menos, no parece que haya sucedido una de esas situaciones de “pánico nuclear” artificial y “casual” de los que estábamos acostumbrados a tener cada vez que había una decisión respecto a este tipo de tecnología, sea un maletín que se pierde en un taxi o submarino nuclear que hay que reparar en Gibraltar; a falta de evidencias más contrastables, bastaba con la precipitación de las sospechas.

Ayer, y según pudimos comprobar, le tocó el turno a Leire Pajín, quien señaló que el Gobierno se centraría en defender el programa electoral Partido Socialista Obrero Español, quizá el único “argumento”, por llamarlo así, que se ha quedado en pie después de una importante turbamulta inicial. Hasta ahí pocas novedades. La palabra dada, en una redundancia por su propia repetición, en la cual ya no se trata de una decisión técnica, ni siquiera política (la política es otra cosa), sino ideológica. Probablemente, habrá que preguntar si hoy los españoles piden el cumplimiento “formal” del programa y de las promesas electorales, o están mirando a la pared con el incumplimiento filosófico del optimismo antropomórfico que nos situaba en el pleno empleo y en el mejor de los mundos posibles. Porque incluso puede resultar paradójico que, con las acusaciones de por medio de “ocultar la crisis” durante la campaña y en el programa electoral hasta después de las elecciones generales, la pieza más importante a abatir de todo el programa sea Garoña, como fijación concreta.

En todo caso, tal y como se defiende en este programa, parece más el brazo incorrupto de San Apapurcio, que debe ser defendido, en una mezcla exótica que se queda a medio camino entre Woodstock (posición antinuclear de los años 70) y el encarnizamiento a sangre y fuego contra la tecnología, contra la crisis, contra la realidad, contra los argumentos y contra la racionalidad. Eso sí, entre las adhesiones inquebrantables y las defensas numantinas siempre es bueno introducir, la atención al consejo de los asesores (y más a los de la Escuela Jaime Vera en cuestiones oratoria) con sensibilidad hacia los posibles y futuros parados, de producirse el hipotético cierre. Tampoco consiste en hacer leña del árbol debilitado por las plagas electorales y sus debilidades, pero cada vez es más complejo tomar una decisión de cierre sin argumentos, tratándose de una planta referente en el mundo, con un análisis desde el punto de vista de la seguridad exigente y que cuenta con más de 300 millones de inversión pendiente, junto con los 50 millones adicionales que requieren las condiciones del CSN. Además de los costes de sustitución y de energía alternativa. Probablemente, esta es una decisión de Estado y de Gobierno, más que de partido e ideología, en la que se requiere mayor consenso y debate, presente y futuro.

En todo caso, estas declaraciones contienen un cierto avance, un mínimo avance, en la medida que ya supone diferenciar entre partido y gobierno, programa electoral y programa y acción de gobierno, dado que el programa electoral es una propuesta de una organización política y la acción de gobierno tiene que ver con la gestión de los asuntos públicos y la acción para todos y la sociedad, más allá de la ideología. Quien cuenta con experiencia política y de gobierno lo sabe y lo diferencia.

Por eso, cabría preguntarse cómo se puede/cómo se pudo irrogar la posición del “programa” como posición del Partido Socialista, en la medida que las voces discordantes son muy numerosas y de mucho peso. ¿Es que algún grupúsculo tomó al asalto el programa en su parte energética? ¿Había consignas para favorecer un posicionamiento tan explícito o la tendencia a hacer papeles complacientes con ideas prefijadas como el de la Fundación Ideas comenzó entonces?

Otro foco de preocupación en el PSOE con respecto a esta decisión empiezan a ser los sindicatos que han hecho un análisis más ponderado que el contenido en el programa, con razones de empleo, dependencia energética, coste de energía y competitividad industrial, incluso de compromisos medioambientales, frente a una posición tan monocolor y falta de matices procedente de la Fundación Ideas. Incluso han puesto el dedo en la llaga en la ausencia de un debate y necesario consenso. De hecho, hay grupos ecologistas que apuntan al papel de la nuclear en la lucha contra el cambio climático y, en paralelo, al cambio climático como el mayor problema y de mayor urgencia a abordar en el campo medioambiental. Patrick Moore, ex fundador de Greenpeace, que visitará España el próximo mes, es uno de los defensores de esta posición. Además, parece que Obama relanzará el programa nuclear norteamericano y también Lula, representante de la izquierda moderna y pragmática latinoamericana, hará lo propio con Brasil.

¿Nos quedaremos en Woodstok en plena crisis?

Didáctica sobre la continuidad de la Central de Garoña

Si recuerdan la forma en que el humorista Gila, en uno de sus monólogos, señalaba cómo un asesinato era obra de Jack el Destripador «porque soy Sherlock Holmes, porque lo digo yo y punto», podríamos recordar la profundidad del argumento de “la palabra dada” y el “Programa” esgrimido para intentar justificar los posicionamientos favorables y dogmáticos al cierre de Garoña. Alejándonos de los modelos de pensamiento único o vertical, tan usuales en la sociedad española, es conveniente hacer didáctica para no caer en la demagogia, en la polarización o en la exposición burda de argumentos basados en la consideración de que la escucha es burda, aunque no lo sea. Por tanto, es necesario analizar los argumentos que se ciernen y se exponen respecto a la continuidad del funcionamiento de la Central de Garoña.

Garoña es pequeña (relativamente). Y, el pensamiento se cierra con una subordinada omitida “Garoña es pequeña, luego da igual que la cerremos” y “tenemos sustitución para la producción que genera en estos momentos de caída de demanda. Que se cierre”. El Gobierno señala que Garoña “sólo aporta el 0,4% de la producción energética total de España”. Sólo 466 MW (lo que produce una central de ciclo combinado, de gas) señalan, despreciando, con desparpajo, el potencial de generación de electricidad de esta instalación, ya que estos megavatios están muy bien aprovechados, dado que están disponibles el 93 % del tiempo. Garoña aporta energía base al sistema, lo que da seguridad y estabilidad al mismo, frente a otras fuentes cuya generación tiene o más costes variables o están disponibles en determinados momentos debido a la meteorología. En 10 años, la planta produciría 38.000 millones de kWh, se evitaría la emisión de 25 millones de toneladas de CO2 y la compra de derechos de 550 millones de euros, además de ahorrarse 1.600 millones de euros en gas. Lo que, para ser pequeño, es mucho.

Por otra parte, esta producción abarata sustancialmente el precio en el mercado de generación de la electricidad, y dependiendo del comportamiento del petróleo (nuevamente creciente, como se puede certificar por la evolución del mercado del crudo) puede ser sustitución de energía barata por otra cara (o mejor dicho, por una que abarata el mercado conjunto, todos los kilowatios, por otra que lo encarezca globalmente, es decir, que suba el precio de todos los kilowatios). ¿Cómo explicarán los adalides actuales antimercado que sube la electricidad en el mercado de generación (solución: con demagogia o con intervención)? ¿Hay sustitución para el mayor grado de dependencia, de la restricción de oferta, o de la seguridad de suministro a medio plazo a menor coste?

En todo caso, recordemos para los incrédulos del mercado que, la mejor forma de tener precios bajos en un mercado, es que haya abundancia de generación y un mix diversificado estratégicamente. Si reducimos la oferta (cerrar una planta de generación que puede funcionar perfectamente, según señalan los técnicos, es restringir la oferta), subirán los precios de la electricidad más o menos dependiendo de las circunstancias de mercado. Y, por otra parte, recordemos aquella frase mítica del “tacita a tacita” o el refrán de “un grano, no hace granero, pero…”

Vida útil vs. vida de diseño. Garoña ya tiene más vida útil. Como ya hemos dado cuenta en Energía Diario, uno de los “argumentos” ya repetidos es el de la palabra dada y otro el de la vida útil. Centrémonos en el de vida útil que se esgrime, con un cierto oportunismo, de ése que se acerca a nuestras conveniencias intelectuales: la vida útil que, “digamos”, ha finalizado es la del diseño inicial. Y, en este caso, lo que ha anunciado el Consejo de Seguridad Nuclear es que Garoña tiene más vida útil. ¿Por qué este intento deliberado de confundir vida de diseño, con vida útil? (Por cierto, algo que explica muy bien Felipe González). Garoña lo que realmente ha cumplido es lo que sería la vida de diseño inicial, su vida prevista en el momento de su construcción. Puede seguir operando y aumentar su vida útil, en la medida que su funcionamiento se haya realizado en condiciones menos severas y se hayan realizado programas de mantenimiento, inversiones y seguridad. ¿Correría el mismo destino cualquier factoría de cualquier empresa, le aplicarían el cierre porque llegó al final de su tiempo de diseño inicial? ¿Quién paga todo eso?

Obama ya ha autorizado, en lo que lleva de mandato, el aumento de vida útil de una nuclear semejante a Garoña (Oyster Creek el 8 de Abril de 2009) además de otras plantas. Frente al ‘buenismo’ oficial, hay que decirlo, sin que nos duelan prendas ni la utilización del nuevo inquilino de la Casa Blanca (¡ese oscuro objeto del deseo de nuestro Gobierno, cuya aprobación se requiere como por ensalmo!). En Estados Unidos, además, hay otras 52 centrales con la misma tecnología funcionando ya con vida útil hasta 60 años. Además, recordemos que Garoña es en las clasificaciones internacionales de estas instalaciones la 31ª central del mundo, aunque aquí se le tengan ganas.

La política energética y medioambiental también es política económica. El hecho de decidir cómo es el mix de generación español tiene consecuencias económicas en términos de precios de la energía; en términos de dependencia energética (exterior y de los combustibles fósiles); en términos de empleo (y por ende de destrucción de empleo, directo e indirecto); en términos de que las empresas reciban mensajes respecto a la seguridad de las inversiones futuras y en términos de emisiones de CO2 que saldrán a la atmósfera (y habrá que pagar, lógicamente) de sustituirse por combustibles fósiles, como es la propuesta de varios grupos ecologistas. Todo esto y las indemnizaciones a pagar por la decisión hacen que ésta sea completamente antieconómica y antimedioambiental.

Las decisiones no son de corto plazo en el sector energético: el debate sobre la energía nuclear y el mix energético español no ha existido. La configuración del sector energético en el plano de la generación no se hace (mejor dicho, no se debe hacer) por las urgencias parlamentarias, por coyunturas partidistas, por cábalas electorales, por oportunismo o por tacticismo político, con informes tendenciosos encargados, ni siquiera por la filiación ideológica del Presidente del Gobierno y sus allegados. Cuanto mejor sea este debate y más estabilidad futura se dé, menos costes tiene para la sociedad. No se puede hurtar el debate en términos globales, de los precios de la electricidad, la dependencia energética, la sostenibilidad y la seguridad de suministro en equilibrio. Y, para aquellos que dicen que ha habido debate nuclear, que no confundan a la parroquia, porque en el mismo momento son capaces de decir que para qué es necesario un debate nuclear. O, también, como por ejemplo, cada vez que se trataba de iniciar este debate se sacaba un expediente truculento al respecto. ¿Dónde ha estado ese debate en esos términos? ¿Cuándo comenzaremos a tratar estas cuestiones, en serio y sin ideólogos, sin que se conviertan en entretenimientos, que se guarden las conclusiones en los cajones (como la mesa que impulsó en su momento Montilla y de la que nadie sabe nada de los resultados) o que sean intentos de pastorear al personal hacia la ideología sin análisis riguroso (quiere decirse basados en los mercados y en su funcionamiento)?

En todo caso, todas estas decisiones no se deben tomar por ideología o por aplicación de la ideología del que manda, o porque determinados sectores influyentes le tengan ganas a las nucleares, o por dar o no dar alas o una concesión a un sector u a otro. Seamos serios porque es muy serio.

El crudo se apunta una nueva semana al alza en el nivel más alto del año

El barril de crudo Brent concluyó el viernes a 70,92 dólares en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres, un 1,21% menos que el jueves, pero un 3,8% por encima del viernes anterior.

El de crudo de Texas (WTI) bajó un 0,88% y terminó a 72,04 dólares en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), lo que supone un encarecimiento semanal del 5,26%, mientras que el barril referencial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) llegó el jueves hasta los 70,87 dólares.

Aunque aún dista considerablemente del valor que tenía hace un año, en torno a los 130 dólares/barril, el «oro negro» se ha fortalecido de forma sostenida en las últimas semanas y ya supera en más del cien por cien el nivel de febrero pasado.

El viernes, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) frenó un poco la tendencia alcista al revisar ligeramente a la baja su pronóstico sobre la demanda mundial de crudo, pero al mismo tiempo apoyó la percepción de una recuperación al aventurar que «lo peor» de la crisis parece haber pasado ya para el mundo petrolero.

En su informe mensual, la organización afirma esperar «una recuperación gradual en la demanda a finales de este año», debido a una coyuntura mejor de la anticipada inicialmente en China e India.

Para todo el planeta, la OPEP prevé que en 2009 el consumo petrolero retrocederá un 1,9% frente a 2008, una caída más moderada que la pronosticada un día antes por la Agencia Internacional de Energía (AIE), del 2,9%.

«El mercado petrolero parece haber entrado en un nuevo entorno», dijeron los expertos del grupo de doce países, al considerar que los precios del barril han subido pese a las claras evidencias de que la oferta aún supera a la erosionada demanda, y el exceso de suministro está acumulado en reservas almacenadas de los consumidores.

«Instituciones de inversión predijeron precios más altos, inspirando flujos hacia los contratos de futuros de energía cuando el dólar cae», destacaron.

El informe alude a la «fuerte correlación» que están mostrando las cotizaciones petroleras con las bolsas internacionales, pues suben cuando éstas muestran optimismo en base a eventuales «brotes verdes» de la coyuntura, así como con las fluctuaciones del valor del dólar, la moneda en que cotiza esta materia prima.

Especialmente la depreciación del billete verde está impulsando a los inversores a comprar contratos de futuro de crudo y derivados.

También la AIE subrayó el papel de la especulación financiera en la más reciente escalada de los precios, que «parece difícil de justificar sólo» en base a la relación entre la oferta y la demanda.

En su informe, esta agencia que defiende los intereses de las principales naciones consumidoras concluyó que expectativas sobre una mayor tensión en el mercado petrolero y la afluencia de dinero están pesando sobre los precios a corto plazo.

No obstante, la semana también aportó datos alcistas relacionados directamente a los fundamentos del mercado físico, como un descenso de las reservas almacenadas comerciales en Estados Unidos.

A ello se añaden datos oficiales de China, según los cuales las importaciones de crudo aumentaron en mayo hasta quedar «solo ligeramente por debajo del récord alcanzado en marzo de 2008», según destaca en un análisis la asesora JBC Energy.

La vida útil y la palabra dada

La comparencia en el Senado de Jose Luis Rodríguez Zapatero nos ha dejado dos términos en referencia a Garoña, palabras que, repetidas un número suficiente de veces, quieren configurar el marco, el ‘frame’ de la decisión respecto de la continuidad de la central.

En primer lugar, se trata de un concepto al que agarrarse en una comunicación política que empieza a tomarlo como argumento y que se utiliza como caja negra (“palabras de experto”) justificativa de la decisión, al entender que los ciudadanos anulan su pensamiento y análisis y todos a callar: vida útil.

La segunda idea, o mejor dicho, la primera que exhibió el Presidente del Gobierno, es la de remisión a lo que ponía el programa electoral del gobierno, es decir, el concepto que tan bien identificó en su momento Enric Juliana como “la palabra dada”, vector de actuación y criterio de funcionamiento del presidente.

Todo ello, con las formas y engolamiento de discurso, que dan a la decisión una cobertura rigorista de juramento ultramontano a la posición y un ejercicio de cierto sofisma político para meter a su partido en cintura a partir de una posición que empieza a ser personal y de la sacristía más cercanamente ideológica. Por ello, a los demás los mete en la ratonera, sobre todo dado que el presidente está cada vez más cuestionado dentro del partido en decisiones particulares y en la forma de abordar en términos de polarización de la acción política.

Empezando por lo segundo de ayer, con la alusión al programa electoral respecto a Garoña, ha querido el presidente tatuar al Partido Socialista Obrero Español una decisión en la que no hay unanimidad en su partido. Programa, programa y programa como decía Anguita quiso señalar Zapatero ahora que le conviene. Y someter al propio estalinismo de la disciplina de partido la decisión final. Porque lo que también está claro es que esta decisión, así como la salida de las tropas de Iraq o de Kosovo, son decisiones de su presidente que, con mayor o menor fortuna, y dependiendo del momento y oportunidad, articula en su discurso y comunicación política.

Pero también ha recogido el sentir de esa idea de “palabra dada” aplicada a la acción política y de gobierno, como resistencia al cambio y a la acción pragmática, algo refractario, que no permite aprender, que no permite adaptarse a la realidad de los tiempos, de los hechos, del contraste de las opiniones, que no puede ver cuestionados sus criterios porque todos son ideología pura o, como decía Carlos Herrera en este caso, el dos caballos con la pegatina de Nuclear, no gracias. Esa manera de atarse de pies y manos, ese flanco de debilidad, ya ha sido advertido por los propios grupos contrarios y por eso le piden «coherencia» con su pasado (el más antinuclear del gobierno).

La “palabra dada” nos está jugando, como país, como sociedad, malas pasadas y más si existe tendencia a establecer promesas y luego a que se cobren las facturas de las mismas. El ejemplo más reciente es el comportamiento, a modo de camarote de los hermanos Marx, que hemos dado con el anuncio de la salida rocambolesca de Kosovo y que se ha cobrado las posibilidades futuras de la ya reconocida aspirante, Carme Chacón.

La «palabra dada» tiene también un cierto ejercicio de hipocresía, puesto que nuestro país compra e importa tanta energía nuclear de nuestro vecino que por ello merece la pena la comparación política (la palabra dada siempre tiene un ejercicio de paseo por el alambre del equilibrio de la coherencia, con mucho riesgo si se llega al extremo). La palabra dada tomada así no es una virtud la de la coherencia, sino un radicalismo, un extremismo. Si nos vamos a las comparaciones políticas, comprueben cómo en Francia, con gobiernos de izquierda, derecha y de cohabitación no han cambiado su política respecto a la energía nuclear que, por cierto, nos siguen vendiendo con toda facilidad procedente de los 50 reactores que el país galo tiene a unos pocos kilómetros de nuestra frontera.

Francia es, sin duda, “modelo energético” por su intervencionismo estatal, a pesar de los intelectuales representantes del colectivo retroprogresivo, que hoy se muestran tan contrarios y tan activos en la sombra contra Garoña, la 31 del mundo en el ránking de las 50 mejores instalaciones. Desde que los españoles íbamos a ver porno a Francia, el modelo de hipocresía en la frontera ha cobrado mucha fuerza (detras de una explicación basada en el honor y en la palabra, siempre hay incoherencias y un cierto grado de hipocresía, algo oblicuo). La palabra dada.

Por tanto, la alusión al programa al ser preguntado en el Senado, es una vuelta a la ideología y al pasado, puesto que el programa electoral además de tener muchos incumplimientos, se puede cumplir por lo “bajo” en las cosas importantes o no cumplir (pleno empleo, un incumplimiento) y a cambio, cumplir nominalmente el programa con esta decisión que condiciona el modelo energético y encarece la electricidad. El problema es que esta decisión, además de cara, va contra el empleo y la competitividad del país, es decir, contra la promesa mayor del programa. Carta mayor debería ganar carta menor, en lugar de, carta en la mesa está presa.

La vida útil

¿Qué ha pasado para que una cuestión que, en teoría, era un proceso de revisión técnica y renovación de la licencia se convierta en un caballo de batalla y en controversia política? Por eso encontrarán en toda esta “comunicación política” tantas alusiones a que Garoña es la central más antigua de España y a la edad de la instalación (y no se dice que una de las más eficientes del mundo).

Dos cuestiones: la primera proviene de la manipulación del concepto de vida útil y la segunda, de la ansiedad por precipitar una solución a un debate, el nuclear, que sus detractores quieren cerrar, antes de que se abra, en un ejercicio vergonzante de control del funcionamiento de la sociedad civil y su derecho a saber más.

La coartada de todo es el concepto de vida útil, definida como el tiempo mínimo para el que esta diseñada una instalación con un uso determinado y determinadas condiciones. El concepto de “vida útil” que se esgrime contra la central de Garoña, así expresado, es un concepto muy relativo y, por ello, tramposo y ambiguo o al menos apriorístico, por lo que puede variar el funcionamiento derivado de su mantenimiento y de la inversión realizada en sus mejoras. Por tanto el concepto de “vida útil” hoy se encuentra en el centro de la manipulación de la “comunicación política” (por otro lado, bastante chapucera) aplicada esta cuestión.

No obstante, lo que parece es que las mejoras que tiene este reactor, la cultura de seguridad, las inversiones realizadas, los informes nacionales e internacionales, incluidos los del CSN, y que hay más de 50 centrales en USA de la misma edad y tecnología operando con más de 60 años de vida concedidos, avalan que puede seguir en uso. Lo que parece claro es que Garoña, por su equipo y su cuidado, “nos ha salido buena”, está en buenas condiciones y puede continuar su explotación con un programa de inversiones que los titulares de la explotación deberían aceptar y que ha enunciado en su Informe el CSN (por fin una cosa hecha por su orden en el sector energético español). Es decir, la vida útil de una instalación se prolonga por su propio uso, cuidado, seguridad e inversión.

¿Derribarían todas las viviendas, independientemente de sus mejoras, acabada la vida útil inicial para la que estaba diseñada? ¿Llevarían su coche al desguace siempre al final de la «teórica» vida útil de los «teóricos» en las mismas circunstancias? ¿Esta es la forma de ocultar una decisión ideológica, poco pragmática, destructora de capacidad instalada, competitividad y empleo, elevadora de precios y aumentadora de la dependencia energética? ¿Es una forma de tomar decisiones energéticas esta forma de entender la “vida útil” con resultados derrochadores y caros para el Estado y los ciudadanos, en medio de una crisis? ¿Es el criterio aplicar la “palabra dada” como pantalla para la ideología? ¿Se está en condiciones de ser flexibles ante las circunstancias, la realidad y los datos? ¿Se es consciente de los mensajes que se dan a la sociedad y a la economía? ¿Por qué todo nos parece tan antiguo? ¿Es útil y nos facilita la vida la decisión del cierre de Garoña, esta utilización de la palabra dada?

El crudo suma otra semana de aumentos y vale casi el doble que en febrero

Los crudos de referencia internacional casi duplican los valores que tenían en febrero después de una rally alcista que algunos analistas atribuyen, en parte, a la especulación.

Las mayores alzas se han registrado en las últimas seis semanas, con un incremento de valor del crudo de unos 20 dólares, aunque ni los datos de la demanda ni las cifras económicas acompañasen el optimismo de los inversores.

El barril de crudo de Texas, referente en EEUU, registró el viernes un leve descenso en su precio, debido en parte al fortalecimiento del dólar, pero terminó la jornada a 68,44 dólares, un 3,21% más caro que hace una semana.

En Londres el petróleo Brent del mar del Norte, de referencia en Europa, cerró la semana a 68,34 dólares por barril, 0,7 dólares menos que el jueves y 2,82 dólares más que la semana anterior, un 4% más.

El viernes los datos positivos de la economía estadounidense, con un ritmo de destrucción de empleo menor al esperado, impulsaron el precio por encima de los 70 dólares, aunque remitió al final de la jornada.

Los mercados parecen compartir el optimismo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que ve el fin de lo peor de la crisis global cerca y considera que la economía mundial ya puede permitirse un crudo más caro.

La OPEP espera que el barril cotice en 75 dólares a finales de año, mientras que las predicciones del banco estadounidense Goldman Sachs son aún más optimistas y sitúan el precio del crudo en esa fecha en 85 dólares.

Esas cifras están muy lejos del máximo histórico alcanzado en julio pasado, cuando el crudo tocó el techo de los 147 dólares para desplomarse después debido al efecto de la crisis.

Los países productores han venido asegurando que un precio por debajo de los 75 dólares hace imposible mantener el ritmo de inversión necesario para responder al incremento de la demanda en los próximos años.

Los analistas de la consultora JBC de Viena subrayan que un estudio de Ernst & Young indica que las petroleras nacionales más importantes dedicarán este año alrededor de 100.000 millones de dólares en inversiones, 22.000 millones menos que hace un año.

Ante las turbulencias económicas mundiales y sólo con signos muy leves de recuperación, el crudo, como otras materias primas, parece haberse convertido de nuevo en un refugio para los inversores.

Con esta situación, tanto la OPEP como algunos analistas han advertido que las inversiones puramente especulativas estaban volviendo a los mercados del petróleo.

El secretario general de la OPEP, Abdalá El Badri subrayó recientemente en Viena que los fundamentos del mercado no justifican de momento el actual nivel de los precios, puesto que sigue habiendo un exceso de suministros que se acumula en los inventarios tradicionales y en buques.

Cuestionado por las razones de la considerable subida que han experimentado los precios en los últimos días, reconoció que una parte corresponde a la actividad especulativa en los mercados de futuros.

«La especulación está volviendo en todas las materias primas», subrayó.

La consultora JBC destaca que aún existen unos 100 millones de barriles acumulados en grandes superpetroleros que no han conseguido ser colocados en los mercados.

JBC recalca, sin embargo, como aspecto positivo, que el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, Nobuo Tanaka, prevé que la demanda pueda empezar a recuperarse a finales de año si la OPEP mantiene su actual nivel de producción y no recorta su oferta en los próximos meses.

Garoña, demasiadas partidas de ajedrez a la vez

El proceso de renovación de la licencia del reactor nuclear de la central de Santa María de Garoña está empezando a tener ciertos tintes de culebrón «casi venezolano». Según las informaciones que podíamos seguir ayer a través de los diarios El País y Cinco Días, parece que está teniendo lugar un nuevo episodio, esta vez alrededor de la idea manoseada desde los sectores más retroprogresivos favorables a la teoría de los “beneficios llovidos del cielo” y sus consecuencias: la fijación de un impuesto a la energía nuclear. Sería esa, ¡acabáramos!, la única forma de “vender a la opinión pública la renovación de Garoña y que el Presidente pudiera “pasar el trago” de aprobar la renovación tapándose la nariz y mirando para otro lado. Parece ciertamente inaudita una explicación así, dado que lo que se está decidiendo en estos momentos no es eso.

La decisión que hay abierta es más simple, aunque mucho más trascendente e importante de lo que parece, sólo que está contaminada de motivos ideológicos y políticos. Y esta decisión es si se mantiene en funcionamiento una central nuclear (que no tiene límite legal en operación), en función de su estado, inversiones y mantenimiento. Se trata, según se ha podido saber, de una de las 50 mejores centrales del mundo. En esto hay componentes tecnológicos y de seguridad, económicos (por el impacto de su desaparición en el sistema eléctrico y aumento de tarifas en un escenario de los precios del petróleo inciertos) y medioambientales (dado que previsiblemente serían tecnologías emisoras de carbono las que tendrían que sustituir a Garoña).

En esa decisión, sus detractores apuntan a la existencia de intereses lógicos: el lobby nuclear o de las industrias auxiliares. Cuando se apela entonces a teorías conspiratorias, siempre se parte de la tendencia estatalista hacia la búsqueda y conjura de quien mantiene opiniones diferentes y disidentes a sus deseos, intentando demonizar o satanizar determinados intereses legítimos y razonables, ocultando o mostrando virginales y ‘buenistas’ a los que justifican esta decisión. Un ejemplo es la conspiración “judeomasónica” que la dictadura franquista blandía, de vez en cuando, para pedir un «prietas las filas».

En el lado contrario, hay que señalar que también hay otros lobbys, aunque no se mencionen o se beatifiquen: los que compiten por la energía que se deja de producir, con especial defensa de su sustitución por centrales de ciclo combinado (como hemos podido leer). Y, finalmente, un lobby filiforme, poco identificado, que es el ya constante grupo reconocido de los “retroprogresivos”, cuyas características identificables son: no haber pasado por una actualización hacia la creación de mercados energéticos, falta de comprensión y de “aggiornamento” sobre la liberalización y el marco europeo, estatalismo e intervencionismo a “cascoporro”, planificación y optimización matemática en versiones sofisticadas, oposición a la energía nuclear e hidráulica, vuelta a la fijación de costes por tecnologías y marco legal estable del franquismo, oposición al mercado eléctrico y determinación de criterios arbitristas en función de estas filias y fobias.

Por ello, no es aventurado apuntar que Garoña puede ser otro episodio más en la batalla particular entre el grupo de intelectuales orgánicos intervencionistas y retroprogresivos y el actual equipo del Ministerio de Industria que, una vez perdida la pugna por el déficit tarifario, están en la labor de “chafarle” o imponer sus criterios por otras vías. Lo que está claro es que estos últimos argumentos conocidos son inconfundiblemente procedentes de esta corriente, de sus relaciones mediáticas y de sus conexiones en alguna línea con el contorno de Moncloa.

Por tanto, habrá que agradecer a los próceres retroprogresivos que hayan aportado esta nueva-vieja idea (tanto como el Marco Legal Estable), que es la de que se conceda el aumento de licencia a cambio de ponerle un nuevo impuesto, un nuevo gravamen, que desincentive que se use la central para producir electricidad o reduzca las ganas de hacer nuevas inversiones y esfuerzo en la cultura de seguridad. Además, esta decisión tendría carácter “ejemplarizante”, una especie de aviso a navegantes para próximas renovaciones de las instalaciones en funcionamiento. En definitiva, nuevo elemento de confusionismo introducido en el debate político alrededor de Garoña.

Tres planos confundidos deliberadamente

Lo razonable en una sociedad moderna, democrática y con un Estado de Derecho sólido es que en cada momento se resuelva cada cuestión por separado y que no se mezclen cuestiones cuya acumulación en un “totum revolutum” completamente intencional. Lo que se tiene que dilucidar, hoy, es si la central de Garoña está en condiciones de producir energía con seguridad en el futuro. Por ejemplo, recordemos que hoy existen más de 25 instalaciones de las mismas características y edad que Garoña en USA operando sin problemas, con períodos de 60 años de vida útil reconocidos. Además, se ha conocido y se ha reconocido, que se ha hecho un conjunto de inversiones muy importantes en los últimos años en esta central, que los mecanismos de supervisión del Consejo de Seguridad Nuclear español son de los más exigentes, seguros y profesionales del mundo y que lo previsible es que no se hayan encontrado reparos significativos o que se fijen condiciones adicionales (que la planta ha ido cubriendo con creces con un modelo de trabajo pensado para la operación futura).

Otros planos que deliberadamente se entremezclan, deberían haberse producido o se deben producir en otro momento y lugar. Un segundo plano, incorporado dentro de este debate, es el de saber si en el futuro mix energético español queremos energía nuclear o no, y un tercer plano, superpuesto, y hoy contrapuesto, es si creemos en un modelo de mercado de generación competitivo en el que cada instalación y tecnología compita en igualdad de condiciones en función de sus características y su papel en el mix energético. Cada cosa determina consecuencias diferentes y su deliberada confusión desde instancias políticas sólo puede producir despropósitos desde el punto de vista económico y de gestión del sector energético español y una manipulación de la realidad. Por ello, cada una de estas cuestiones tiene un momento diferente, un debate separado y por su orden, un responsable concreto, unas consecuencias y, probablemente, en cada una de ellas hay alguien que tiene que pasar por un “Dios mío, aparta de mi este cáliz”. Haremos un comentario separado de cada uno de ellos.

En el primer caso, que es el que nos ocupa ahora, lo que hay que decidir es si sigue funcionando un reactor, es decir, si se le renueva la licencia dado su estado, situación actual, mantenimiento e inversiones. Y, de todo ello, hay suficientes testigos internacionales para que se acredite la calidad de esta supervisión. Por tanto, de lo que se trata es de si da igual que una central, que funciona bien, en condiciones de seguridad óptimas, puede ser cerrada por una decisión política, sin haber resuelto los debates anteriores en tiempo, procedimiento y forma. De lo que se trata es si de forma más o menos ideológica (que es la forma de capricho que tienen los argumentos demagógicos) se quiere tirar por la borda la inversión realizada y aumentar el grado de dependencia energética futura y su impacto sobre los precios de la electricidad. Y, finalmente, de las señales que se envían fruto de la forma o el resultado de la decisión para las inversiones y el sistema eléctrico. Todo ello, con la ayuda de que la memoria es frágil en lo que se refiere a los responsables de las decisiones políticas que desencadenan consecuencias económicas. En eso, sería bueno que cada uno asumiera su responsabilidad y que no se diera “cuartelillo” ideológico o coartadas basadas en la consideración de temas entreverada para evitar la visualización exacta del problema, de sus decisiones y sus consecuencias.

Demasiadas partidas de ajedrez a la vez y demasiados enroques.

Más tank que think

Si ayer intentábamos escudriñar los objetivos del recientemente publicado informe del Instituto Juan de Mariana, hoy nos corresponde revisar el contenido de otro documento, no menos polémico, no menos intencional, no menos parcial, no menos deliberado, como es el recientemente conocido informe («Un modelo energético para España») de la Fundación Ideas, que preside el ex Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, sobre las energías renovables. Mal comienzo, sobre todo porque, en general, las fundaciones del entorno del PSOE nos tenían acostumbrados a informes mucho más equilibrados, a trabajos menos dogmáticos y menos parciales. Parece ser que este es el signo de los tiempos, por lo que, a lo mejor, no hay que llamar a esta institución Fundación Ideas, sino Fundación Ideologías.

El informe, del mismo modo que el que analizábamos ayer tenía un propósito claro (denostar el sector renovable español en USA para favorecer otros sectores alternativos más tradicionales), este lo tiene también y no es velado. Fundamentalmente, el propósito del informe es atacar la opción nuclear colocándola en frente a la energías renovables. Cuestión que incluso es discutible porque hay expertos que sostienen que un mix equilibrado combina las energías renovables (intermitentes) con la energía de base nuclear (que requiere más inversión en principio, pero tiene menos costes en el largo plazo).

El hecho es que se asegura en los mentideros que este Informe es un “encargo” de Moncloa para conseguir un asidero “intelectual” donde presentar la defenestración de la central de Santa María de Garoña (cuyo proceso de prolongación de vida útil está hoy en curso), especialmente ansiada por el propio Presidente del Gobierno.

En todo caso, y según informaciones de toda solvencia, parece que el informe huele a apresuramiento, y según se ha podido saber, incluso ha habido bajas en los autores materiales e intelectuales de la papela. Como crítica principal y problema más grave, en este informe existe un déficit sustancial de análisis económico que hace que se caiga de las manos y se convierta puramente en ideología en dos líneas. ¿Se pueden imaginar que las estimaciones de demanda no dependan de los precios? ¿Se pueden imaginar que la palabra precios sólo aparece en términos casi históricos y no referidos a los mercados de la electricidad? ¿Se pueden imaginar que la comparación entre tecnologías no atiende a los encarecimientos relativos de las mismas? Resultado ideología y verdades absolutas provistas con poco ejercicio de contraste: el primero, el argumento manierista e intencional de enfrentar renovables contra nucleares, con justificaciones naïf y bienintencionadas. La segunda tendencia que enseña el informe es la de esgrimir propuestas y mecanismos de intervención y de “optimización” frente al desarrollo de mecanismos de mercado. Federales contra confederados.

El informe trata de concluir que en 2050 todo nuestro parque de generación puede ser renovable y que podemos tener un país sin centrales de carbón y sin plantas nucleares, tan molestas a ojos de la opinión pública. Y todo ello, al coste de medio billón de euros, que si lo distribuyen ustedes entre hoy el 2050 es menos que el Plan Prever. Por lo tanto, la planificación energética hecha fácil.

Sólo hay que comprobar cómo el informe de marras no ha sido acogido con especial entusiasmo, ni siquiera por los agentes empresariales y asociaciones del propio sector renovable. Puede ser por varios motivos: uno, porque se huelan la intencionalidad del informe (y a uno en la vida le gusta todo menos que le utilicen); dos, porque a nadie le viene bien que se identifique a un sector económico con un partido político (esté en el poder hoy o no); tres, porque pese a la colección de buenas intenciones, el Ministerio de Industria regula y gestiona el caudal de entrada de las renovables en el sistema eléctrico, en un proceso continuo de ajuste de las primas a las mejoras de competitividad.

Primera conclusión, hay que señalar que el peor camino para que una institución se presente en sociedad y comience su andadura es dar a conocer un informe cuestionado y cuestionable. Tampoco es un camino favorable para el propio sector renovable y para que exista un debate equilibrado, argumentado y fundamentado. De hecho, parece que el Informe se construye para abortar, no para provocar, un debate (el nuclear) con un posicionamiento filisteo y puramente ideológico. El informe está construido de forma que parece una caja negra, en la cual, en algún momento, se ha roto el eslabón perdido del pensamiento deductivo. Hay un eslabón perdido entre los supuestos análisis y argumentos, y la conclusión completamente espuria y traída por los pelos argumentales de cerrar Santa María de Garoña.

La Fundación Ideas, por tanto, se ha configurado como el alter ego de las FAES de Aznar (una herramienta, un think tank, neocon), sólo que al servicio del Presidente del Gobierno actual, no del Partido Socialista, donde existen varias corrientes y posiciones, y ésta apuesta por contraponer la superstición de la ideología frente a análisis riguroso y solvente de los problemas complejos.

Por tanto, lo peor que le puede suceder a las energías renovables, no es que salga un Informe contrario, tan escorado y descompensado como el de Gabriel Calzada, que ya de por sí es una desgracia. No. Lo peor es que les salga un informe presuntamente favorable, con un contenido cuya catadura económica es altamente discutible.

Señores, sería razonable que se acaben los informes por encargo, porque estos think tank pueden ser más tank que think.

El petróleo sube un 7,5% apoyado por el optimismo de la OPEP

A 66,31 dólares el barril, el nivel más alto en seis meses, terminó el viernes el mercado de Nueva York el crudo de Texas (WTI), el de referencia para América, acumulando un encarecimiento del 7,52 por ciento respecto al viernes anterior.

También prosiguió su escalada el precio del barril del crudo Brent, referente para Europa, que se revalorizó un 7,6 por ciento en la semana hasta quedar a 65,52 dólares en el mercado de Londres.

El precio del petróleo OPEP, calculado en base a doce tipos de crudo, se situó el jueves a 61,77 dólares por barril, casi un 5 por ciento más que al final de la semana anterior.

Las cotizaciones del crudo, si bien han seguido dependientes de los vaivenes de las bolsas internacionales y los altibajos del dólar respecto a otras divisas, esta semana estuvo marcada por la 153 conferencia ministerial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) celebrada en Viena.

Ya en vísperas de la reunión extraordinaria del jueves, los ministros del grupo se mostraron favorables a dejar todo como está, después de haber retirado del mercado más de 3 millones de barriles diarios (mbd), es decir, cerca del 80 por ciento del recorte de 4,2 mbd acordado el año pasado para apuntalar los desplomados precios.

El sector fue sorprendido por el optimismo de Ali I. Naimi, ministro de Petróleo de Arabia Saudí -el mayor exportador mundial de crudo, quien vaticinó una pronta recuperación de la demanda.

«La demanda está repuntando, especialmente en Asia (..) Es un buen repunte», dijo Naimi el miércoles en Viena, y aseguró que en estos momentos había clientes pidiendo más petróleo.

Consideró además que la coyuntura mundial puede soportar un precio del crudo más alto y vaticinó que el valor del barril alcanzará los 75 dólares «entre el tercer y cuarto trimestre».

Después de que el grupo que controla cerca del 40 por ciento de la producción mundial de crudo concluyera su reunión dejando sin cambios la cuota de bombeo de 28,4 mbd (sin incluir a Irak), el informe semanal del Departamento de Energía de EEUU fortaleció la percepción optimista sostenida en Viena.

El informe reflejó un descenso de 5,4 millones de barriles en las reservas almacenadas de crudo, frente a un aumento que se esperaba, así como mayor actividad en las refinerías.

Así, los inventarios petroleros bajaron por tercera semana consecutiva, restando 12,2 millones de barriles, si bien el nivel registrado, de 363,1 millones de barriles sigue siendo alto, un 17,9 por ciento más que el de hace un año.

Los ministros de la OPEP no ocultaron su preocupación en Viena por esta situación, que consideran un riesgo para los precios puesto que refleja un exceso de oferta considerable, por lo que prometieron continuar vigilando la evolución de cerca.

Naimi reconoció que el aumento de los precios del crudo, que en el último mes fue del 30%, no se debe únicamente a la relación entre la oferta y la demanda, mientras que el secretario general de la organización, Abdalá El Badri, reconoció ayer que «la especulación está volviendo en todas las materias primas».

«No estamos felices con la especulación», dijo en declaraciones a un grupo de periodistas al recordar que ya el año pasado, cuando el valor del barril se disparó a más de 140 dólares, había advertido de los riesgos que conlleva una gran especulación con el petróleo.

Sea como fuera, la reciente escalada del crudo ha hecho sonar la alarma en Washington ante el temor de que pueda ahogar los tímidos «brotes verdes» de la golpeada economía.