Más tank que think

Si ayer intentábamos escudriñar los objetivos del recientemente publicado informe del Instituto Juan de Mariana, hoy nos corresponde revisar el contenido de otro documento, no menos polémico, no menos intencional, no menos parcial, no menos deliberado, como es el recientemente conocido informe («Un modelo energético para España») de la Fundación Ideas, que preside el ex Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, sobre las energías renovables. Mal comienzo, sobre todo porque, en general, las fundaciones del entorno del PSOE nos tenían acostumbrados a informes mucho más equilibrados, a trabajos menos dogmáticos y menos parciales. Parece ser que este es el signo de los tiempos, por lo que, a lo mejor, no hay que llamar a esta institución Fundación Ideas, sino Fundación Ideologías.

El informe, del mismo modo que el que analizábamos ayer tenía un propósito claro (denostar el sector renovable español en USA para favorecer otros sectores alternativos más tradicionales), este lo tiene también y no es velado. Fundamentalmente, el propósito del informe es atacar la opción nuclear colocándola en frente a la energías renovables. Cuestión que incluso es discutible porque hay expertos que sostienen que un mix equilibrado combina las energías renovables (intermitentes) con la energía de base nuclear (que requiere más inversión en principio, pero tiene menos costes en el largo plazo).

El hecho es que se asegura en los mentideros que este Informe es un “encargo” de Moncloa para conseguir un asidero “intelectual” donde presentar la defenestración de la central de Santa María de Garoña (cuyo proceso de prolongación de vida útil está hoy en curso), especialmente ansiada por el propio Presidente del Gobierno.

En todo caso, y según informaciones de toda solvencia, parece que el informe huele a apresuramiento, y según se ha podido saber, incluso ha habido bajas en los autores materiales e intelectuales de la papela. Como crítica principal y problema más grave, en este informe existe un déficit sustancial de análisis económico que hace que se caiga de las manos y se convierta puramente en ideología en dos líneas. ¿Se pueden imaginar que las estimaciones de demanda no dependan de los precios? ¿Se pueden imaginar que la palabra precios sólo aparece en términos casi históricos y no referidos a los mercados de la electricidad? ¿Se pueden imaginar que la comparación entre tecnologías no atiende a los encarecimientos relativos de las mismas? Resultado ideología y verdades absolutas provistas con poco ejercicio de contraste: el primero, el argumento manierista e intencional de enfrentar renovables contra nucleares, con justificaciones naïf y bienintencionadas. La segunda tendencia que enseña el informe es la de esgrimir propuestas y mecanismos de intervención y de “optimización” frente al desarrollo de mecanismos de mercado. Federales contra confederados.

El informe trata de concluir que en 2050 todo nuestro parque de generación puede ser renovable y que podemos tener un país sin centrales de carbón y sin plantas nucleares, tan molestas a ojos de la opinión pública. Y todo ello, al coste de medio billón de euros, que si lo distribuyen ustedes entre hoy el 2050 es menos que el Plan Prever. Por lo tanto, la planificación energética hecha fácil.

Sólo hay que comprobar cómo el informe de marras no ha sido acogido con especial entusiasmo, ni siquiera por los agentes empresariales y asociaciones del propio sector renovable. Puede ser por varios motivos: uno, porque se huelan la intencionalidad del informe (y a uno en la vida le gusta todo menos que le utilicen); dos, porque a nadie le viene bien que se identifique a un sector económico con un partido político (esté en el poder hoy o no); tres, porque pese a la colección de buenas intenciones, el Ministerio de Industria regula y gestiona el caudal de entrada de las renovables en el sistema eléctrico, en un proceso continuo de ajuste de las primas a las mejoras de competitividad.

Primera conclusión, hay que señalar que el peor camino para que una institución se presente en sociedad y comience su andadura es dar a conocer un informe cuestionado y cuestionable. Tampoco es un camino favorable para el propio sector renovable y para que exista un debate equilibrado, argumentado y fundamentado. De hecho, parece que el Informe se construye para abortar, no para provocar, un debate (el nuclear) con un posicionamiento filisteo y puramente ideológico. El informe está construido de forma que parece una caja negra, en la cual, en algún momento, se ha roto el eslabón perdido del pensamiento deductivo. Hay un eslabón perdido entre los supuestos análisis y argumentos, y la conclusión completamente espuria y traída por los pelos argumentales de cerrar Santa María de Garoña.

La Fundación Ideas, por tanto, se ha configurado como el alter ego de las FAES de Aznar (una herramienta, un think tank, neocon), sólo que al servicio del Presidente del Gobierno actual, no del Partido Socialista, donde existen varias corrientes y posiciones, y ésta apuesta por contraponer la superstición de la ideología frente a análisis riguroso y solvente de los problemas complejos.

Por tanto, lo peor que le puede suceder a las energías renovables, no es que salga un Informe contrario, tan escorado y descompensado como el de Gabriel Calzada, que ya de por sí es una desgracia. No. Lo peor es que les salga un informe presuntamente favorable, con un contenido cuya catadura económica es altamente discutible.

Señores, sería razonable que se acaben los informes por encargo, porque estos think tank pueden ser más tank que think.

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