Con las renovables en plan Thelma y Louise

Probablemente en un resumen de este tipo sea preciso pasar revista a la actualidad de la energía por tecnologías de generación, en la medida que ya se ha instalado un proceso cainita extra marcado por desplazarse mutuamente las distintas tecnologías en el denominado mix energético. ¿Qué quiere decir esto? Que se ha desatado un movimiento en los pasillos, en los cenáculos, en los periódicos, en los debates televisivos destinados a contraponer tecnologías, para que las decisiones de planificación de alguno de los reguladores involucrados se vean concernidos, afectados, influidos por los resultados de esta turbamulta. Así, con la decisión de los despachos y del Boletín Oficial del Estado se puede condicionar el desarrollo futuro del mix y, evidentemente, ventilar un problema por la vía de la acción gubernativa, que se debería resolver en el ámbito del mercado y de la inversión con estabilidad regulatoria prefijada.

Si no, ¿en qué clave es en la que hay que entender el akelarre forzoso creado desde Moncloa contra la energía nuclear? Polémica generada en oposición a la bucólicas y distributivas características de las energías renovables, que también han obviado quizá su mayor talón de Aquiles: en el plano técnico, la no gestionabilidad de las mismas y en el plano de la propiedad, que ha sido la constitución de redes clientelares en distintos ámbitos territoriales de difícil escapatoria a la subyugación de los poderes locales. En todo caso, para ello siempre hay soluciones normativas y económicas que no nos aboquen a lo maniqueo.

Salvando esta disquisición inicial, de la que esperemos nadie infiera una comunión o una oposición, decidida o ciega, ni por lo nuclear, ni por las renovables de este medio de comunicación, sino un llamamiento a la racionalidad del mercado y las señales que avalen un mix energético diversificado, equilibrado desde el punto de vista de dependencia energética y que prime la sostenibilidad ambiental y económica, teniendo en cuenta que las decisiones de este tipo tendrán su trascendencia en la tarifa eléctrica, en el medio ambiente y en la competitividad del país. Sobre todo, porque si alguna seña de identidad tiene Energía Diario es la defensa de la estabilidad regulatoria (la de las renovables, la de la nuclear y de las demás tecnologías), la seguridad jurídica y la liberalización en los mercados energéticos, junto con un mix diversificado porque cada tecnología tiene su función y su papel en el mercado.

Metidos en harina, en este curso se ha producido la promulgación del R.D. 1578/2008, sustitución necesaria del R.D. 661/2007 en el ámbito de la energía fotovoltaica, que venía a sustituir a una legislación con devaneos orgiásticos en lo tocante a retribución en términos de primas, lo que desembocó en un final muy abrupto para el sector. Esta normativa incorporaba, entre otras novedades, tres de especial importancia y a las que habrá que estar atentos por sus posibilidades futuras: una reducción de la retribución de partida que captura las mejoras tecnológicas, un mecanismo de cupos trimestrales, que además interactúa con la retribución reduciendo la misma en función de la cobertura de los cupos (el tercer elemento, o de síntesis de todo lo anterior, el mecanismo diabólico, el modelo alemán). El resultado ha sido un fuerte aterrizaje forzoso en el sector de la energía solar fotovoltaica y que hoy haya proyectos acumulados a cinco años vista.

Posteriormente, una vez probada la eficacia de este mecanismo de preasignación se ha producido, la extensión del mecanismo del registro de preasignación al resto de tecnologías renovables incorporado en el Real Decreto Ley 6/2009 (el que liquida el déficit tarifario). Innovación regulatoria que reduce (o mejor dicho, mete en cintura) el papel de las Comunidades Autónomas y también el de la CNE en la delimitación del período de aplicación del R.D. 661/2007. Muerto el perro, se acaba la rabia, así se cierra una espita abierta de difícil control; en el que Industria quería evitar el despropósito del cafarnaúm en que se había convertido el final del modelo retributivo en el caso de la fotovoltaica. Casi todo el mundo, interpretó que Nieto se fajó especialmente en aquilatar la retribución a la eólica y que se despistó bastante en la fijación del modelo fotovoltaico. En todo caso, esta norma, prácticamente es el cierre del modelo retributivo aprobado en el R.D. 661/2007 dado que un gran número de tecnologías han llegado a sus techos contenidos en el Plan de Energías Renovables en vigor.

En la parte negativa-ideológica, para las renovables, tuvo lugar una agria discusión promovida por la publicación de un informe del presidente del Instituto Juan de Mariana, Gabriel Calzada, cuyo contenido es de muy dudosa factura en lo que se refiere a metodología económica. Informe que ha tenido una fuerte repercusión mediática en USA, especialmente en los círculos conservadores y en un momento en que se quería ejercer una presión al propio Barack Obama y que ha degenerado en dudas sobre el modelo español, hasta ese momento referente mundial en renovables. Informe que venía a continuar las tesis negacionistas del cambio climático por un lado, y a acusar a las energías renovables de expulsar empleo e inversión, por las primas que recibe. Este quizá es el extremo opuesto de esa polarización, en una simplificación/ideologización de la discusión económica.

Y, en el plano persecutorio/disuasorio también ha estado ¡cómo no! la Comisión Nacional de Energía (CNE) que encontró como objeto de sus desvelos inspectores/inqisitoriales, las tecnologías renovables, perseguidas sólo por eso y por el hecho de que su retribución incluya una prima. Persecución en plan ‘Thelma y Louise’ y en la que incluso se cayó en la ensoñación y el delirio de la vigilancia aérea y los helicópteros. Tanto fue así, que se reprodujeron titulares catastrofistas, se diseñó un proceso inspector/investigador sin precedentes, sistemático, desmedido, sin utilizar mecanismos de preselección y muestreo y cuyos resultados, directamente, han sido ocultados (no han sido publicados por el organismo en su página web) y remitidos por conducto directo al Ministerio de Industria, sin más conocimiento público. En todo caso, parece que la percepción apocalíptica anunciada no se ha cumplido, la complejidad jurídica y administrativa ha introducido granillo en las previsiones devastadoras de que se hacían eco varios medios de comunicación, en una utilización mediática interesada de este proceso por parte del organismo en sus horas más bajas (y que ahora parece que, incluso, reniega).

En el plano de lo vaporoso, nos encontramos con los continuos devaneos de la Ley de Eficiencia Energética y Energías Renovables, postergada desde el año pasado y al parecer ya subsumida dentro de la ansiada y misteriosa Ley de Economía Sostenible que prepara el Ministerio de Economía y Hacienda para la vuelta del verano y que quiere ser uno de esos estandartes del gobierno, además de contenedora del nuevo modelo económico español. Con esas pretensiones, hay que ponerse en lo peor. En todo caso, no se sabe muy bien que es lo que hará esta norma con las energías renovables, si garantizar la estabilidad jurídica y regulatoria de sus modelos retributivos o será un puro ejercicio político de afirmación, propaganda y retórica. En todo caso, permaneceremos atentos a la pantalla.

Y finalmente, las renovables se han visto inmersas, recientemente, probablemente contra su voluntad, como decíamos al principio de este artículo, en la polémica por el cierre de Garoña, con una posición inteligente desde las distintas asociaciones y colectivos de energías renovables de no entrar en una cuestión que ha estado fuertemente ideologizada y en la que siempre hay alguien que tiene un “boomerang” preparado. Sobre todo porque hay teorías que sostienen que la energía nuclear y las renovables pueden forman un mix económicamente y medioambientalmente sostenible.

En todo caso, verán ustedes qué presencia de espíritu tendrá en el sector de la energía la tecnología termosolar en atención a los servicios prestados con Garoña.

Cuando la CNC descubrió que podía hincarle el diente a la energía

Hay que reconocer que la configuración de las relaciones entre los organismos independientes, de regulación y el gobierno es intrincada. De hecho, en cada decisión en dónde toman partido cada uno de estos agentes existen posibilidades de que se produzcan ciertos cortocircuitos. Si además entramos en el fondo de la cuestión, es decir, en las posibles vinculaciones y las relaciones peligrosas que se pueden establecer en cada momento, realmente las posibilidades de distorsión se disparan. Sobre todo porque estas relaciones gravitan entre la competitividad con otros órganos reguladores y la aquiescencia, entre el acuerdo con el gobierno o su enfrentamiento, lo que siempre incorpora un fuerte grado de politización en su ejecutoria, añadido a la naturaleza del nombramiento de sus integrantes (al menos en el momento actual pese a los rumores cada vez más insistentes de que cambie la forma de ser designados sus integrantes).

En este caso, en este último curso, se puede advertir como la Comisión Nacional de Competencia ha abierto un capítulo, un expediente al sector energético con anterioridad incluso a que se culminara de manera normativa y efectiva el proceso de liberalización del sector eléctrico y en alguna cuestión añadida que detallaremos más adelante.

Además, el propio presidente de la CNC, Luis Berenguer, abogó, en un afán anexionista, por convertirse en la “madre de todos los reguladores independientes”, incluyendo CNE y CMT, incorporadas como negociados de la competencia sectorial. Curioso o paradójico que el órgano de competencia desee “monopolizar” la acción regulatoria sectorial. Vamos, un modelo “Gran Hermano” que todo lo ve, todo lo integra y todo lo supervisa. En todo caso, para entender los comportamientos de la CNC en el sector energético hay que tener en cuenta un nombre muy importante, que es el de Pilar Sánchez (procedente de REE y del Tribunal), mano derecha del actual presidente y especialista en este sector. También ha tenido su importancia que la ponente del proceso Gas Natural-Unión Fenosa haya sido, Inmaculada Gutiérrez, quien participó desde un lado de la mesa, en la configuración del intento de adquisición entre Gas Natural y Endesa.

De este año, podemos recordar puntualmente con cierto sonrojo la competitividad entre el organismo que preside Luis Berenguer y el que preside Maite Costa por hacer públicos los datos y conclusiones sobre la distribución de carburantes, es decir, sobre el comportamiento de las gasolineras en un expediente investigador. Lo bueno de estos repasos, a posteriori de lo ocurrido en el ejercicio, es que permite situar el verdadero grado, el verdadero impacto de estos comportamientos de los agentes más allá de la generación de titulares y noticias interesadas en cada momento. Del mismo modo, el sector eléctrico ha tenido dos fuentes en el plano sectorial de relación/conflicto con la CNC: el comportamiento de las empresas en los mercados de restricciones técnicas y desvíos y el proceso de cesión de datos de las compañías distribuidoras a las comercializadoras. Dos cuestiones en las que la CNC ha tenido una especial beligerancia y un comportamiento especialmente severo en público con las empresas, con actuaciones preventivas y fuerte ruido mediático.

Todo esto tendría su cierta lógica, su cierta proporción si no hiciéramos el ejercicio, la prueba de fuego, la piedra “rosetta” del fomento de la competencia y el papel de la CNC en las operaciones empresariales y, más en concreto, en la operación de adquisición de Unión Fenosa por Gas Natural, dónde la beligerancia sectorial de la CNC se ha visto transformada en candidez y no se ha producido el ansiado rubicón. Un órgano que debe ser regulador y referente en la garantía de la competencia “se ha despistado” en la configuración de un monopolio en el aprovisionamiento del gas y ha centrado sus pellizcos de monja a la empresa resultante en las desinversiones en el sector eléctrico. Todo ello tras un proceso de consulta a los agentes, empresas, etc… que evidentemente prometía mucho más de lo que luego resultó y de la existencia de un voto particular de un consejero de la CNE que fue escamoteado en todo el proceso. En todo caso, este comportamiento, de la CNC, en esta operación es una mancha grave, que le va a costar mucho quitársela a la CNC, al igual que ya hablaremos de las manchas de la CNE (mucho más numerosas, mucho más graves y con deletéreas consecuencias para el mismo).

Por tanto, parece que la Comisión Nacional de Competencia ha encontrado un nuevo filón en el sector energético. Sobre todo en un momento en que la difusión de informaciones en torno a sus instituciones y sus empresas no es, ni ha sido, inocente, más bien todo lo contrario. Y, gracias a la debilidad que ha mostrado la Comisión Nacional de Energía en su funcionamiento, interno y externo, en su papel y procesos deliberativos ha encontrado un hueco adicional, provocando un roto importante al organismo. Lo que pasa es que cuando ha tocado actuar, en realidad, como organismo plenipotenciario en competencia, en los momentos en los que un organismo se la juega, en las distancias cortas, se ha producido una caída de brazos.

A ver si ahora el órgano de competencia se va a convertir en el órgano creador de monopolios.

Historia de una negociación, memoria del déficit tarifario y paisaje con retroprogresivos al fondo

A principios del curso político-energético, la trampa del déficit tarifario había conseguido ubicarse como un elemento de fuerte desestabilización del sector, tanto de las empresas como de la actuación de los reguladores, tanto del Ministerio de Industria como de la Comisión Nacional de Energía. Se detectaban fuertes oscilaciones y turbulencias derivados de esa deuda acumulada que no paraba de crecer.

Y en qué se podía apreciar esas turbulencias. En el Ministerio de Industria, en su ultima étapa se habían instrumentado y articulado las alternativas menos pensadas para intentar reducir esta factura pendiente. Por su parte, la Comisión Nacional de Energía, con dos consejeros al frente, se echaba al monte para cuestionar el sistema de de formación de precios en el mercado eléctrico con un Informe sobre Costes y Precios. Por otra parte, este organismo ya había dado signos de agotamiento en el proceso de colocación mediante subastas de la financiación del déficit. Tres elementos se unen en este hecho que fue piedra de toque en la situación de no retorno: primero, la crisis financiera internacional (que fue el pretexto principal para dar cobertura a la CNE de este fracaso); segundo, la ausencia de reconocimiento de las carencias propias y falta de experiencia en realizar este tipo de operaciones en los mercados financieros, y tercero; la falta de respaldo de las instituciones económicas del Estado (Ministerio de Economía, Dirección General de Seguros, Banco de España…), incluyendo una rocambolesca y Taif intentona promovida desde la presidencia de la CNE de involucrar al Gobernador del Banco de España, como se supo después.

Así, por otro lado, también los usuarios con el déficit tarifario cambian o modifican sus hábitos de consumo. Los propios usuarios, no conscientes del precio de la electricidad real, podían seguir consumiendo y llevar al traste todas las políticas de eficiencia energética que se quisieran impulsar, por que para qué. En el fondo, la primera política de eficiencia energética es el precio y su ajuste a la realidad. Y, una oposición a la misma, directa o por vía intervencionista, partía de una desconfianza de que los precios sean el mecanismos de ajustes de oferta y demanda.

Entre tanto, las turbulencias en las empresas no hacían más que crecer, sobre todo en el ámbito financiero y hasta niveles preocupantes, sobre todo para compañías que precisan realizar inversiones futuras y financiarlas. La no colocación de estos déficit en los balances de las empresas lastraban las cuentas, algo que empezaba a ofrecer un cierto regusto al colectivo de retroprogresivos del sector energético, cuyas cavilaciones iban en el siguiente sentido: como el gobierno no estará dispuesto a subir el precio de la energía a su nivel real, el déficit no hay manera de colocarlo, se puede conseguir una quita importante de las empresas eléctricas, es decir, llegar a un modelo de expropiación por el procedimiento del “cuanto peor mejor” y se podrán interponer medidas más intervencionistas en el sector energético. El déficit quedaría extinguido así definitivamente por un procedimiento poco ortodoxo y bastante soviético.

Así, por tanto, el año comenzaba con una fuerte carga emocional, y el Ministerio de Industria comenzó tras el verano a tratar este problema con las empresas llegando en el proceso de negociación, de forma más o menos lógica, a posiciones más o menos cercanas. El proceso se prolongó más de lo previsto por todos, estando a punto de saltar por los aires, porque los problemas en los mercados financieros detectados por analistas y operadores se multiplicaban. Los nervios estaban a flor de piel, lo que hizo que durante varios meses se esperase el ansiado Real Decreto que no llegaba en todas las convocatorias del Consejo de Ministros.

Varios fueron los puntos críticos y amenazas de cortocircuito: en primer lugar, la entrada en liza de la Moncloa en el proceso que incluyó un frenazo al empeño que había puesto el ministro Sebastián en resolver la situación y en llegar a un acuerdo que incluía también un descuento importante a las empresas, establecía una “pax” en el sector y retomaba una senda de estabilidad regulatoria rota con la actuación del equipo energético de Clos y Nieto; en segundo lugar, las interferencias en la propia negociación derivadas de la incesante actividad del grupo de retroprogresivos ligados a la energía (que han visto esta solución como un fracaso y un revés en las posiciones antiliberalizadoras), incluyendo el sabotaje por la vía de la filtración en varias ocasiones de los términos de los acuerdos.

La solución ansiada, se materializó, finalmente, en el Real Decreto Ley 6/2009, que se dilató hasta bien entrado el año, en el mes de mayo. El Real Decreto Ley, que fue convalidado por el Parlamento (incluyendo alguna intentona de última hora de que sus opositores influyeran en grupos políticos y ciertas organizaciones afines de consumidores), establece un déficit tarifario adicional transtitorio hasta 2012, un calendario hasta entonces para su amortización, crea el bono social para los usuarios más desfavorecidos y establece los mecanismos para su negociación y colocación en el mercado, de manera análoga a lo que fue la moratoria nuclear. Y, todo ello, desbloqueando la liberalización pendiente que será y es uno de los argumentos más importantes de este curso.

Esta solución tardía ha hecho que todo se precipite para llegar a 1 de julio, pero después de tanto empantanamiento habría que colegir que más vale tarde y, sobre todo, si la dicha es buena. Y razonable.

La operación que surgió del frío o como Gas Natural se zampó a Unión Fenosa

A la tercera va la vencida. Y parece que la operación de adquisición de Unión Fenosa al grupo ACS que preside Florentino Pérez, por parte de Gas Natural fue posible después de varios intentos del grupo gasista que había enfrentado previamente operaciones de mayor envergadura para hacerse con Iberdrola y con Endesa.

Operaciones que desde el punto de vista financiero eran de complicado encaje (fuerte apalancamiento y ecuaciones de canje en las que los papelitos de la nueva compañía sufragan la operación sin poner pasta por delante) y que, en el ultimo caso, en el de Endesa, desató el proceso que dio lugar al cambio de manos de la eléctrica. Así, Endesa en ese momento empezó a estar en un escaparate internacional hasta que se completó este proceso que ha sido casi paralelo. Por eso, es particularmente llamativo como Salvador Gabarró se lamentara en «El País» en una entrevista reciente de que la compañía de sus desvelos pasados pasase a manos italianas.

Por otro lado, también hay que reconocer que, en su momento la posición de Rodrigo Rato hizo todo lo posible para desbaratar el intento de operación con Iberdrola, y en aquellos tiempos, la Comisión Nacional de Energía, también tuvo que ver, y mucho en el sorpasso, para disgusto del hoy desaparecido Pedro Meroño.

Por eso, Gas Natural a partir de ese momento, como buen gato escaldado que del agua caliente huye, y con la prevención que se tiene en Catalunya a los asuntos que dependen del poder central, había preparado exquisitamente sus operaciones en el ámbito político con todos sus flecos. La operación de Endesa tuvo su período de sacristía en la Oficina Económica del Presidente y ésta operación, la “refinitiva”, de proporciones mucho más asequibles, también ha tenido su “cocina”. Eran los tiempos en que la energía estaba en manos del PSC, con el tridente Joan Clos, Ignasi Nieto y Maite Costa, con lo cual el camino parecía más allanado, pero en eso que llegó Pizarro, E.ON y Enel, por este orden y, un nuevo repliegue fue necesario para Gabarró, Villaseca y, en el proscenio, para Antoni Brufau. La piedra de toque era tener a Rodrigo Rato en la propia órbita de La Caixa.

Por tanto, el curso para Gas Natural empezó un año antes y se ha cerrado recientemente con la aprobación por parte de las Juntas de las dos empresas de la fusión y el cierre de la OPA. Partamos del hecho de que la integración de gas y electricidad tiene un sentido estratégico claro desde el punto de vista energético. Partamos del hecho de que Gas Natural tenía un tamaño antes de la fusión que no era ni grande ni pequeño, sino todo lo contrario y partamos del hecho de que la generación de tesorería de los contratos de suministro de gas oficiados en su momento por Alfonso Guerra había permitido generar un plus en la capacidad de cierto ensoñamiento con respecto a aspirar a metas empresariales de operaciones corporativas de mayor volumen y enjundia.

Pero también podemos colegir como la nueva empresa Gas Natural+Unión Fenosa ha reconfigurado de nuevo un monopolio en el aprovisionamiento de gas en nuestro país. Si la operación parece impecable desde el punto de vista de integración del gas y la electricidad (dónde se podría constituir un operador alternativo a las dos grandes eléctricas Endesa e Iberdrola), parece que la acumulación de capacidad gasista ha sido sobreseída tanto por los analistas energéticos, económicos y de competencia de los medios de comunicación, como por la propia Comisión Nacional de Competencia (a la que dedicaremos un artículo completo de este Resumen del Curso).

Del mismo modo, la CNC determinó unas medidas suaves (“cumplibles, asumibles”, que es lo peor que puede declarar un interesado el mismo día que se conocen) tanto en generación (con desinversiones fundamentalmente en electricidad) como en el ámbito de la comercialización, dónde además se producen solapamientos en la competencia en gas y electricidad, en determinados ámbitos geográficos, dónde seguramente las dos empresas son comercializadoras de ultimo recurso, respectivamente en los dos mercados simultáneamente.

Todo ello después de que desde el punto de vista del análisis de la operación se concluyera que la venta de Unión Fenosa se había realizado a precios altos (y beneficiosos, como es obligación del vendedor) para ACS y Florentino Pérez, lo que ha generado para el comprador, un fuerte apalancamiento, poco margen para las operaciones de desinversión obligatoria, necesidad de algunas voluntarias no estratégicas (que se tendrán que ejecutar en momentos malos para la venta) y, una cierta complicación larvada, con los derechos de tanteo con ENI en el caso de Unión Fenosa Gas (la pieza que sería la joya de la corona en el engarce de la operación) y también, aunque en menor medida, con Enel, a través de Eufer y su negocio de renovables.

En el plano directivo, las mayores críticas a la operación se derivan de la salida del equipo eléctrico de Unión Fenosa, en especial dos pesos pesados, dos históricos muy respetados y reputados en el sector: Honorato López Isla y Juan Luis López Cardenete, lo que se evalúa como dos pérdidas fuertes para la nueva empresa que debe reforzar sus equipos en el sector eléctrico. Por su parte la salida de José María Paz no ha tenido la misma unanimidad sectorial, más bien al contrario. En todo caso esta depuración directiva se está haciendo a golpe de talonario, lo cuál siempre endulza el trance, después de que Florentino Pérez acordara un incremento del bonus en el tiempo de descuento (¡qué símil este, el futbolístico!)

Luego, en todo lo externo, por parte de Gas Natural, si que ha existido más miramiento en lo que se conoce de la operación de cara a garantizar durante un tiempo, un cierto decoro, la imagen compartida y la atención a varios hechos diferenciales como, por ejemplo, el gallegusimo de la empresa adquirida.

Por tanto, esta operación surgió del frío gélido del fracaso de las operaciones anteriores y de la lección bien aprendida. Hoy, la nueva empresa, se enfrenta además a la caída de la demanda gasista y a unas condiciones de mercado difíciles marcadas por la crisis. Lo que está claro es que la nueva empresa tendrá que asumir un nuevo papel en el sector eléctrico y energético. Por tanto, así se zampó Gas Natural a Unión Fenosa. Ahora toca la digestión.

Desciende casi un 10% el precio del crudo de la OPEP en una semana

En su informe anual de previsiones del consumo mundial para 2009, publicado el miércoles, la OPEP dibujaba un sombrío panorama para la demanda de crudo, que debido al impacto de la crisis económica pasará una larga etapa de capa caída, hasta 2012, cuando se prevé por primera vez un mayor consumo frente al último pico de 2007.

El jueves, el precio del barril de los doce países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) caía hasta los 60,58 dólares por barril, lejos del máximo histórico de los 140,73 dólares alcanzado justo hace un año.

Al cierre de la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex) el viernes, los contratos de Petróleo Intermedio de Texas (WTI, de referencia en EEUU), para entrega en agosto, los de vencimiento más próximo, se negociaban 79 centavos por barril más baratos que al final de la sesión anterior y cerraban así por primera vez en siete semanas a menos de 60 dólares por barril.

En Londres, el precio del barril de Brent bajó ayer un 0,94% para cerrar a 60,52 dólares en el mercado de futuros, en una semana bajista que confirmó que los inversores siguen dudando sobre la recuperación económica.

El petróleo del mar del Norte, de referencia en Europa, para entrega en agosto acabó con una bajada de 58 centavos en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) londinense, respecto al día anterior.

En cuanto a la OPEP, la caída de los precios esta semana es la mayor desde enero y obedece igualmente a los temores de que la recesión económica mundial deteriore la demanda del «oro negro» en los próximos dos o tres años.

Ante todo, el mercado energético norteamericano, el mayor del mundo, puede ser el más afectado por el anémico crecimiento económico y ello se ha percibido ya por el aumento de reservas de combustible en EEUU.

A mediados de la semana, los futuros de petróleo se desplomaron después de que los datos semanales de la Agencia Internacional de Energía (AIE) mostraran una subida de los inventarios que superaba las previsiones en 8 millones de barriles, según la consultara vienesa JBC.

Agregaba que la impresión es que el sentimiento en los mercados de crudo es bajista, por lo menos a corto plazo, y que los fundamentos débiles son los que atraen la atención.

Tanto una caída de los inventarios en EEUU como los problemas de suministro en Nigeria y unas perspectivas ligeramente mejores de la economía dadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para 2010 contribuirán a que los futuros de WTI no superen los 60 dólares por barril.

De hecho, las previsiones pesimistas de la OPEP para 2009 venían a corroborar el sentimiento negativo sobre la economía global a corto y medio plazo.

Según el informe de la OPEP, la demanda mundial de petróleo se recuperará modestamente de los 82,2 millones de barriles diarios (b/d) en 2009 a 87,9 b/d en 2013.

A más largo plazo, hasta 2030, el cartel también ha revisado a la baja los pronósticos de la demanda hasta 97,8 millones b/d, por debajo de otras previsiones más optimistas.

Sin embargo, a corto y medio plazo, la consultora JBC era más optimista para la demanda del crudo con un incremento de 960.000 b/d en 2010, mientras que la OPEP se mostraba más pesimista y situaba el aumento en 400.000 b/d.

La visión más optimista de JBC se basaba en la revisión al alza del crecimiento de la economía global hecha por el FMI para 2010 de un 2,5%, frente al 2,1% mencionado en abril por esa institución, gracias a la mejora de las condiciones financieras.

Zapatero convierte Garoña en su segundo Iraq

La comparecencia de José Luis Rodríguez Zapatero ante los jóvenes en la Escuela de Verano Jaime Vera tuvo su momento más desafiante, más vivazmente agresivo en el momento en que hizo un manifiesto por la autonomía y soberanía de sus decisiones, refiriéndose al cierre de Garoña. “Ya sabéis cómo soy”, señalando que no es la primera vez que toma una decisión controvertida, insinuando la retirada de las tropas de Iraq, tomada inmediatamente después de la toma de posesión en su primer gobierno.

También dijo: “es a mí a quién habéis encargado que tome las decisiones”. Expresado así, es una afirmación que contiene elementos coactivos no solamente hacia quien recibe las decisiones, sino también de quien las toma y en nombre de quien las adopta. Por tanto, da vértigo, una pirueta ideológica que es capaz de equiparar el conflicto en Iraq con el cierre de Garoña, con sus parados, sus emisiones contaminantes, su aumento de la dependencia energética, su incremento de los costes de generación y, por ende, de la factura de la luz, el aumento de combustibles fósiles para generar Garoña, el derroche de unas instalaciones y unos equipos en funcionamiento enviados a la picota de forma arbitatria, además de sus indemnizaciones millonarias y sus planes de empleo, seguro que millonarios, seguro que improvisados, seguro que insuficientes.

Porque, en el fondo, lo que reclama el Presidente es la capacidad de subvertir la legalidad vigente, que no es palabra dada, sino la ley escrita. Es decir, ganar “independencia” para ello. La normativa señala que la prolongación de la vida de las centrales nucleares es una cuestión de seguridad, y esta cuestión compete dilucidarla al Consejo de Seguridad Nuclear. Sólo mediante una decisión suprema y muy justificada, un gobierno puede “campar por sus respetos”, independizarse de la legalidad de los mecanismos y marco que las instituciones económicas y energéticas han fijado.

En concreto, en ese momento, quiso justificar esa “heroicidad” de cerrar la central de Garoña como un ejemplo de resistencia política (¿?) y de independencia, queriendo revestir la decisión personal, de dignidad y de resistencia contra algún tipo de presión. «No me voy a referir a los poderes de los poderosos», ha precisado antes de constatar que la autonomía en la decisión del cierre de Garoña fue absoluta (con s líquida), porque «nada ni nadie» va a interferir en el cumplimiento de un compromiso.

Y aquí es donde viene el compromiso. El programa electoral como sujeto omitido para convertirse en un cheque en blanco extendido de la cuenta de los once millones de votantes para interpretar y emitir los ucases zaristas que resulten de las posiciones ideológicas personales. Lo que nos lleva a que una política entendida así sólo da cuenta ante Dios o ante la historia.

El anclaje de la decisión del cierre de Garoña al programa electoral es forzado a un documento tan mancillado e incumplido por los cuatro costados: desde el reconocimiento de la crisis (y la sospecha de la mentira post electoral), pasando por el pleno empleo, hasta llegar a la financiación autonómica y la subida de la presión fiscal que rompe la teoría de que bajar los impuestos era de izquierdas (o reequilibrio tributario como gusta llamar al Ejecutivo).

Luego, le preguntan con sabrosa complicidad: “¡qué difícil habrá sido tener que tomar esa decisión!, ¿no Presidente?, ¿a qué ha habido presiones?” Brillo en los ojos, cierto regusto y, a partir de ahí, el desarrollo de la prosodia estuvo dirigida a “satanizar” a las empresas españolas titulares de las centrales, justificándose en que la energía nuclear es rentable “y no sabéis cuanto”. Un lenguaje fuertemente panfletario (no oído en un gobernante de Europa occidental en años) desplegado con todo lujo de detalles, que parte de un posicionamiento izquierdista, de que todo lo que suene a empresarial es intrínsicamente perverso. Ni una palabra de las inversiones que se tuvieron que realizar en su momento y de que las nucleares hoy son rentables dado que sus costes variables actuales (combustible) son bajos.

Del mismo modo, gracias a las nucleares el precio medio de la generación es menor. Tampoco contó que la rentabilidad del sector y de las empresas es media, y no es de tal o cual instalación, cogiendo uno de los argumentos que hay esparcidos de forma deliberada en esta decisión. Ni contó que es necesario una cierta rentabilidad para seguir invirtiendo. Tampoco contó que son rentables para los consumidores en el corto, en el medio y en el largo plazo. Conclusión, por eso lo mejor es abocar al país a que pague caro los combustibles fósiles para generar la electricidad sustitutiva de Garoña.

A partir de ahí constató que esta decisión es un aviso a navegantes. Subrayó que con esa decisión se había querido enviar una “señal” a las empresas, para lo cual reformará la legislación sobre energía nuclear, definiendo vida útil (con el afán, entre líneas, de que sea menos vida) en un ejercicio de utilización y abuso reglamentista de la ley (pero ese es otro tema que trataremos de manera separada). De hecho, el propio Ministro de Industria, Miguel Sebastián, había declarado en este tiempo proceloso que “la decisión de Garoña no fijaba ningún antecedente con respecto a las decisiones futuras de renovación de otras centrales en operación cuyo período de operación está próximo”. Al final, parece que sí.

Y, en conclusión, para exacerbar el componente político, volvió a exhibir esta decisión como baluarte de la acción del gobierno contra los lobbies. Y contra los empresarios, los sindicatos, trabajadores y consumidores. No hay mención de los lobbies que salen beneficiados de sus decisiones, que los hay, o en referencia al lobby subterráneo que ha soplado a favor de esta decisión, con tentáculos en determinadas asociaciones y organismos, cercanos al mundo de los consumidores y a ciertos grupos ecologistas centrados en la generación de pánico nuclear a falta de evidencias, además de negacionistas del cambio climático.

Hay que reconocer que la palabra lobby tiene gran predicamento entre las bases ideologizadas dado que catalizan las voluntades con el señalamiento de un enemigo al que batir, a falta, claro está, de no reconocer a los lobbies internos. Pero Zapatero, buscando salirse con la suya, amparándose en la personalización de cada uno de sus votantes transustanciada en su decisión, no sólo ha querido esquivar la presión de los lobbies entendidos como tal, sino también, el asesoramiento de los expertos en cambio climático, de los expertos en economía de la energía, de los órganos técnicos y reguladores, de las recomendaciones de la Unión Europea y un análisis más sosegado y menos ideologizado sobre la generación nuclear, porque ni siquiera en el mundo ecologista hay consenso sobre esta cuestión. Es una forma de interpretar interesadamente la palabra «independencia» de forma particular para conseguir actuar de forma individual.

Preguntas, con todo el respeto, al Señor Presidente: equiparar el cierre de Garoña a Iraq, ¿es esta una de sus mejores armas para defender la decisión que ha tomado sobre el cierre de Garoña? ¿Este es el argumento con el que espera contentar a los trabajadores de la planta, a los municipios de la zona? ¿Y si con su actuación “autónoma”, en lugar de independencia, lo que se consigue es mayor “dependencia” energética exterior?

La bajada del crudo perdura ante una recuperación económica lejana

A final de la semana, el crudo marcó unos precios entre un 3 y un 5 por ciento por debajo de las cotizaciones de hace siete días.

La semana no comenzó sin embargo mal para los mercados petroleros. Las sesiones del lunes en las Bolsas de Londres y Nueva York vieron como las cotizaciones del «oro negro» repuntaron un 3 por ciento.

Los continuados ataques a instalaciones petroleras en Nigeria, la mejora de la confianza de los consumidores de la Eurozona y los buenos datos de producción industrial de Japón, que subió en mayo el 5,9 por ciento respecto a abril, fueron elementos que empujaron las cotizaciones al alza.

Sin embargo, ese buen comienzo de semana no tuvo su continuación en los días siguientes.

El martes, los datos de junio sobre la caída de la confianza de los consumidores estadounidenses en la economía rompió la tendencia positiva de los dos meses anteriores.

El índice de confianza elaborado por la entidad privada The Conference Board señaló que ese indicador bajó en junio a 49,3 puntos, desde los 54,8 de mayo, mientras que los economistas esperaban que subiera a 55 puntos.

En general, el temor a que la recesión económica en Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de energía, reduzca la demanda de crudo y carburantes es una de las principales causas de que la cotización internacional del petróleo sea ahora menos de la mitad que la de hace un año.

Pese a los descensos del precio el martes, los crudos de tipo Brent y Texas terminaron el primer semestre en una posición mucho mejor que cuando comenzó 2009.

Así, por ejemplo, el Texas de referencia en Estados Unidos, cerró ese día a 69,30 dólares por barril, 25,29 dólares por encima del precio que tenía cuando comenzó el año.

Pese a esta apreciación de más del 50 por ciento en el primer semestre de 2009, el crudo aún está muy lejos del máximo histórico que alcanzó hace casi un año, cuando el 11 de julio de 2008 llegó a cambiarse a 147,27 dólares por barril.

Sin embargo, las cotizaciones del crudo siguieron perdiendo enteros, y el jueves sufrieron un nuevo desplome tras hacerse público que en EEUU se perdieron en junio 467.000 puestos de trabajo, lo que subió el índice de desempleo al 9,5 por ciento, el más alto en más de un cuarto de siglo.

La última vez que Estados Unidos tuvo un porcentaje de paro tan alto fue en agosto de 1983.

Esos datos negativos sorprendieron a los mercados y empujaron a la baja el precio del crudo, ante la constatación de que la recesión está aún lejos de superarse.

Quienes han perdido su empleo suelen utilizar menos sus automóviles e intentan reducir sus gastos lo que afecta a la demanda de muchos productos relacionados con el crudo.

Así las cosas, la semana terminó como el Brent de referencia en Europa a 65,43 dólares por barril, un 5 por ciento, ó 3,49 dólares, por debajo del precio que marcó el pasado jueves en Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres.

Por su parte, el barril de Texas WTI cotizó el jueves, último día laborable, a 66,73 dólares en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), una cotización que supone un descenso del 3,5 por ciento respecto al cierre del viernes anterior.

Por su parte, el precio de la llamada «cesta OPEP», un promedio de doce crudos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, perdió un 3 por ciento entre el lunes y el jueves, último día del que se hizo público, hasta cotizar a 67,04 dólares por barril.

Soraya y la diplomacia española energética

En Energía Diario venimos apuntando la necesidad de repensar y de actualizar la “diplomacia económica” española y más, en concreto, en el ámbito europeo que es, precisamente, el de mayor impacto para nuestra política interior y nuestros intereses. Todo ello, sin contar con las vindicaciones espurias de la Comisión Nacional de Energía y sus denodados esfuerzos para viajar a todo país del mundo donde haya un cable, o firmar convenios para el desarrollo regulatorio en las zonas más ignotas del planeta. Y, en ese empeño, los hechos relevantes recientes son más que preocupantes, sin tener en cuenta el episodio colateral del fracaso de la delegación española en el festival de Eurovisión, con motivo, señalan, de la propia acción de nuestra televisión pública, saliéndose de la disciplina de la convocatoria del festival según la Unión Europea de Radiodifusión, en la que todas las cadenas públicas difundían el festival en directo para mayor gloria, audiencia y recaudación del mismo. Como quiera que el resultado fue, ese es el que conocimos para desgracia de la cantante española, Soraya, de forma que lo que devino después fue un cierto espectáculo que pasó de renegar del festival y considerarlo caduco, pasando por las imprecaciones mutuas entre cantante y televisión pública.

Valga este ejemplo para contextualizar la situación que empieza a ser moneda común en determinados asuntos de la política europea y lo que es nuestra diplomacia económico-energética. Otro ejemplo ha sido la resolución de la interconexión eléctrica francesa, cuyo resultado también ha estado caracterizado por la frustración: una configuración simétrica que reduce la capacidad y flexibilidad de exportación de energía y una demora del proyecto que nos lleva a que todavía no esté empezado, y eso que ha sido necesario meter al ex comisario Monti por delante, pero ni por esas. Y, no es que España no tenga argumentos estratégicos de peso para una negociación bis a bis con Francia, más allá que la cesión temporal de asientos de Sarkozy a Zapatero y esa especie de amor-odio-envidia que se profesan.

Otra cuestión en que hemos podido ver el funcionamiento de nuestra diplomacia económico-energética en acción son las negociaciones con Sonatrach de cara a la participación de Gas Natural en el nuevo gaseoducto que unirá Argelia con España y donde el desconcierto por los negociados presentes en la negociación dejó perplejos a todos. O también los coqueteos de nuestro Presidente con las autoridades rusas a cuenta de la entrada de Lukoil en Repsol, teniendo a media Europa de uñas con una crisis estratégica por el suministro de gas.

Todo esto eran cosas casi inminentes, pero que habían dejado al nuevo equipo del Ministerio de Industria con asuntos de difícil gestión. Ayer pudimos conocer cómo Francia, un país enteramente nuclear, arrebató a España la presidencia de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena). Por encima de lo paradójico de que, junto con Alemania, España es el país de Europa con un mayor desarrollo en renovables y mayor capacidad tecnológica e innovadora, se vuelve a poner encima de la mesa que la situación de esta actividad requiere de una reflexión sobre nuestro papel en la escena energética internacional europea. Teníamos un buen candidato, Juan Ormazábal, ex Director del Centro Nacional de Energías Renovables (CENER), que perdió frente a la francesa Helen Pelosse. Se habían barajado más nombres, de muy alto perfil, bajo el influjo y apoyo de Cristina Narbona, actual embajadora en la OCDE.

Pero más allá de este resultado frustrante, de que clamemos al cielo, del agravio (cierto) consumado y de la afrenta de los países vecinos (sólo nos queda que nos quejemos amargamente por la leche derramada), es necesario plantearse con una cierta perspectiva, aspectos estructurales y coyunturales, el hecho de que nuestra acción en el plano exterior esté malograda y que nuestra Administración, hoy no esté a la altura de la circunstancias.

Liberalización, tarifas, memoria frágil, prozac y dudas

El establecimiento de la tarifa de último recurso que supone una subida del techo tarifario del 2% ha generado en su poco tiempo de difusión informativa (ayer a última hora de la tarde) un número importante de reacciones. La primera, dentro de la lógica de la situación de la crisis económica, es el hecho de que se produzca una subida de la electricidad en un contexto económico tan delicado. Lógicamente se trata de una reivindicación razonable que se une a otros argumentos menos justificados. Lo que parece evidente es que “cualquier cosa” que suponga una subida de precios es malo y cualquier cosa que suponga una bajada de precios “es bueno”. Sólo que aquí es importante no perder la profundidad y el ángulo de la perspectiva.

En ese mismo sentido, y abundando en el contenido de la “subida”, en algún medio se observa o apunta la consideración de que la “elevación” se produce en un momento de bajada general de precios de la energía. Enfoque en el que deliberadamente se hace abstracción del déficit tarifario, de esa deuda tarifaria acumulada, de esa diferencia con los precios de la electricidad que se venía (y se viene) registrando en los mercados mayoristas y al que se le ha puesto calendario para su extinción a tres años. Sobre todo porque en España se están situando los precios en el mercado de generación en la banda baja de la Unión Europea. Esa distorsión oculta es como esa enfermedad que se tiene pero no se conoce o no está diagnosticada. Por tanto, hay que vivir con unas subidas para compensar nuestro pasado de “dulce y total” renunciación.

Sólo tenemos que remitirnos a una de las encuestas recientes publicadas en Energía Diario, que señalaba cómo la figura del déficit tarifario no era conocida por los consumidores y por la sociedad y, por tanto, nadie tiene constancia de que tiene una deuda tarifaria contraída por las decisiones políticas de los últimos años de no elevar la tarifa (en la fase alcista del ciclo). Pero un problema añadido, además de que esta deuda tarifaria no sea conocida, es que no es asumida por sus autores materiales, por sus decidores, es decir, determinadas instancias públicas y regulatorias. Por eso resultan incomprensibles algunas posiciones contra la subida de las tarifas, contra la temporalización del déficit y su financiación, que más parecen un ejercicio de memoria frágil.

El tercer argumento al que hemos podido asistir es el unir la idea de subida a la liberalización, cuando, per sé, son dos cuestiones que, en puridad, están disociadas y que las han unido en su ejecutoria los comportamientos políticos demorados. La electricidad sube porque su coste no era real. Se une a un proceso de liberalización. Así, hoy, el propio Carlos Rodríguez Braun, como buen liberal, se defendía de esta asociación de ideas aparecida en los medios, en la identidad de subida de la luz=liberalización. Un elemento de comunicación económico-política que seguramente hace la delicia del colectivo retroprogresivo del sector energético, aprovechando la infantilización de la sociedad, la dejación y precipitación en los procesos informativos asociados a cambio de estas características y, consecuentemente, las carencias comunicacionales producidas en torno a este fenómeno desde las instancias públicas (veamos ejemplos en los que la posición ha sido más proactiva: desde la TDT y el apagón analógico o el carné por puntos).

Lo que está claro es que se puede hacer o se podría haber hecho y, con independencia de que todos, hay que entender que empresas y consumidores empresariales y residenciales tienen que pasar por la transición a la liberalización, a la comercialización y a la competencia en el sector eléctrico. En este proceso, hay por ello mucha retranca y ciertos intentos de sabotaje de presentar determinados flecos (que los hay) para justificar las críticas a la totalidad (que éstas, sí que son poco entendibles y más si provienen incluso de ámbitos regulatorios oficiales).

Pero por ello, en ese conjunto, quizá la reacción más incomprensible es la del propio Partido Popular, que en su momento inició la reforma (positiva) hacia la liberalización de los sectores energéticos. El propio Partido Popular ha ejercicio labores de gobierno y debe conocer las consecuencias de la política tarifaria no asumida en los últimos años. Y, en este caso, se echa de menos durante todo el proceso de resolución del déficit tarifario una postura menos demagógica y fácil en torno a la problemática de las tarifas eléctricas. En donde hay que centrar el tiro en el medio plazo es en conseguir un mix energético eficiente económica y medioambientalmente y, para ello, se precisaría un compromiso menos prudente y menos cálculo electoral con cuestiones como Garoña.

Finalmente, otras críticas señalaban que la subida acordada, el techo tarifario fijado eran “disuasorios”. Si entendemos por disuasorio lo que tiene que ser una tarifa de último recurso, es decir, una subida que permita la existencia de ofertas en la comercialización y la competencia, el resultado no debería entenderse como preocupante. Donde hoy hay que cursar ese esfuerzo es en conseguir en un plazo razonable (los exigentes antiliberalización lo piden de inmediato) un mercado eficiente con ofertas de suministro eficientes: para eso hay que regular, fijar tarifas suficientes y comprender nuevas las reglas de nuestro mercado (incluyendo la vieja rémora del déficit tarifario).

El mercado del petróleo vivió una semana de gran volatilidad e indecisión

El mercado internacional de petróleo vivió una semana de gran volatilidad e indecisión de los precios, primero presionados por las dudas sobre la recuperación de la economía mundial y luego impulsados por la creciente inestabilidad en Nigeria e Irán, dos importantes productores y exportadores de crudo.

El Petróleo Intermedio de Texas (WTI), la marca de referencia para EEUU, empezó la semana con una bajada del 3,7 por ciento hasta menos de 67 dólares por barril, superó a mitad de la semana los 70 dólares y la cerró finalmente a 69,16 dólares por barril.

El Brent, la marca de referencia en Europa, abrió la semana con una bajada del 3,1 por ciento a 66,98 dólares por barril para cerrar el viernes a 68,92 dólares por barril, el 1,2 por ciento menos que su máximo semanal alcanzado el jueves cuando rozó los 70 dólares.

Por su parte, el precio de la llamada «cesta OPEP», un promedio de doce crudos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, se mantuvo esta semana entre los 67,41 dólares del lunes y los 68,65 dólares del jueves, su último día de cotización. Al inicio de la semana los precios bajaron ante el pesimismo en el mercado acerca de la marcha de la economía mundial y un posible debilitamiento de la demanda energética si la crisis se alarga.

Las dudas tomaron fuerza después de que el Banco Mundial informara de que la economía global se contraerá en 2009 un 2,9 por ciento, frente al 1,7 por ciento que había pronosticado hace tan sólo tres meses. Los precios empezaron a subir tras el anuncio de la guerrilla nigeriana Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEND) de que seguirá atacando las instalaciones de la petrolera anglo-holandesa Shell.

Los rebeldes comunicaron esta acción a través de una carta abierta dirigida al presidente ruso, Dmitry Medvedev, de visita en Nigeria el miércoles, en la que afirman haber destruido tres estaciones de bombeo que alimentan una importante terminal de exportaciones petrolíferas. Otro factor que influyó esta semana sobre los precios fue la situación en Irán, aunque las tensiones parecen ceder tras las polémicas elecciones del pasado día 12.

El «oro negro» se encareció temporalmente por una nueva debilidad del dólar estadounidense, que esta semana perdió terreno ante varias monedas, sobre todo el euro.

Esa circunstancia se debe a que un dólar débil hace que se abaraten las materias primas como el petróleo -que se comercian en la moneda estadounidense- para inversores que manejan divisas más fuertes, lo que acaba por estimular la demanda de crudo y con ello impulsa los precios al alza.

Según los analistas de la consultora de petróleo JBC en Viena, el hecho que los precios del crudo siguieron subiendo en junio y se situaron por encima del mes anterior es «una señal de que el estado de la economía mundial está mejorando».

En un informe emitido el miércoles pasado agregan que «eso ha causado expectativas de que la demanda de petróleo se recupere rápidamente