El verano para las energías renovables

El verano del 2009 para el sector de las energías renovables ha tenido su “aquel”, que se dice. Podemos marcar la confluencia de varios acontecimientos que han estado en el trasfondo de este “ferragosto”. Acontecimientos de distintos grados y niveles, pero que participan como anticipo del otoño caliente sectorial, en una emulsión de muchos ingredientes e intereses, en unas ocasiones coincidentes y, en otras, contradictorios.

El primero de los acontecimientos a rememorar es la publicación de las previsiones de creación de empleo en el sector renovable que anunciaba la Unión Europea y que particularizaba por país, siendo el balance previsto para España, positivo. Algo que, en los tiempos que corren, evoca la palabra empleo, es un cierto “bálsamo de fierabrás” que tiene gran valor y que permite eludir análisis económicos más profundos. Cierto es que, en sentido contrario y con metodología económica fuertemente discutible, se difundió el Informe que dirigió Gabriel Calzada del Instituto Juan de Mariana, que configuraba al sector renovable como “destructor” de empleo, «estudio» cuyo mercado era el americano y que cumplió razonablemente sus objetivos deconstructivos a nivel internacional.

Y es que corremos el riesgo, en lo que se refiere a la creación de empleo con las energías renovables como en tantas otras cosas, de polarizar la cuestión y convertirla en un asunto de ‘hooligans’ o de, al menos, algo que no responde a la lógica de una política energética o política económica. Todo ello en el marco de una cierta ansiedad política por conseguir medidas efectistas que permitan generar pensamiento positivo (y mágico en la ciudadanía).

Por otra parte, Pedro Marín, en su entrevista amable en el diario Expansión, hacía una defensa de las energías renovables, mientras que en el horizonte también aparecen en el escenario dos corrientes/tendencias de fondo: un exceso de capacidad de generación, más una tendencia a “reajuste” a la baja de los mecanismos retributivos a las energías renovables en una negociación que esta por comenzar. De hecho, este efecto ya se ha provocado por una doble vía y por hechos consumados: la primera, la “captura” de los ahorros derivados de las nuevas condiciones tecnológicas sectoriales (lo que tendrá que ser objeto de análisis pormenorizado por tecnologías en cuanto empiece el curso). La segunda, mediante el sistema de cupos y registro de preasignación, según reza en el Real Decreto Ley 6/2009, lo que, unido al límite al déficit tarifario y a la propia tarifa ahora ya definidos, establece un marco de “miramientos” a este asunto. No nos engañemos, porque la alternativa, el carril especial, es salir de ahí para pedir que se integren estas primas en los impuestos, dado que es una especie de axioma de política económica (“keynesianismo a calzón quitado”, más bien).

Por tanto, este verano y estos primeros movimientos forman parte de un proceso de negociación, de diseño del “frame” que empieza ya, para revisar las condiciones económicas resultantes del R.D. 634/2007, decreto que muchos aventurábamos que no iba a tener mucho más de dos años de vigencia.

Todo ello ha hecho que este verano sea noticia el importante frenazo ocurrido en el sector fotovoltaico, debido al frenazo posterior a la burbuja, como una metáfora de la economía española, pero, además, ha sido consecuencia de una mala regulación, porque para conseguir algo no todo vale y hay que calibrar los efectos adversos de una mala regulación precedente. Además, las dificultades de financiación han llevado a que incluso proyectos que han entrado en el registro de preasignación, estén ahora parados. Al mismo tiempo, lo que está claro es que el sector renovable español en industria y tecnología tiene una capacidad, experiencia y potencial exportador fuera de toda duda y habrá que separar claramente del sector eléctrico como generador de energía del sector industrial renovable en su vertiente competitiva y comercial interior y exterior, sin mezclar problemas y sin mezclar soluciones.

Por otra parte, la polémica decisión de la Xunta de Galicia de anular el concurso eólico que acabó también como acabó en su primer momento, vuelve a poner en evidencia la necesidad de dar estabilidad a estos procedimientos en el ámbito de las Comunidades Autónomas, donde además los intereses particulares y las redes cercanas a los Ejecutivos autónomos intervienen con vida propia, habiendo participado en un proceso inflacionario muy dudoso. Esperemos que la resolución sea más edificante que todo el proceso.

En medio de todo esto, está la pavorosa situación de la Ley de Economía Sostenible, ubicación legal de la “no nata” ley de Eficiencia Energética y Energías Renovables, y un modelo legislativo “ómnibus” cuyas flaquezas, despistes y vacuidad han dado más de un titular y un disgusto al Ejecutivo este verano, lo que, unido a la necesidad de corregir la modificación del subsidio asistencial de 420 euros para los parados, nos lleva a reacciones que van del pánico a la risa nerviosa sobre la claridad en la orientación de la política económica. Esperábamos que la ley de eficiencia energética y energías renovables (la que pudo haber sido y no fue) permitiera conseguir seguridad jurídica y regulatoria a las renovables y, ahora, arrastrando los pies, nadie sabe qué conseguirá incorporar, promover e impulsar. Esperemos que no sea una colección de eslóganes entre la comunicación política y el márketing y nos situemos realmente en un modelo regulatorio, sólido, estable y seguro.

Con una situación así de contradictoria, a base de mensajes y realidades cruzadas, parece que eran necesarias unas vacaciones.

Nueva polémica en torno a los gastos de la CNE

Según informaba el pasado 8 de agosto el diario económico Expansión, los órganos reguladores españoles parecen vivir ajenos a la situación de crisis económica y austeridad de costes que se vive en las empresas, por los ciudadanos y las familias. En el artículo se hacía alusión al fuerte incremento de gastos que en 2008 tuvieron, en mayor o menor mediada, instituciones como la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), la Comisión Nacional de Energía (CNE) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Hay que recordar que estos reguladores se alimentan de las tasas que aplican a las empresas del sector que regulan.

En el caso de la CNE en 2008 su aumento de gastos se cifra en el 14,9 % debido fundamentalmente al fuerte aumento de capítulos como los “servicios exteriores”. Esta partida, que en 2008 aumentó un 35%, representa ya el 46% de todos los gastos, cuando en 2007 era el 37%.

Por otra parte, los gastos de la CNE entre 2008 y 2007 siguieron creciendo a una tasa del 15 %. Previamente, también durante el mandato de Maite Costa, en el año anterior, es decir entre 2007 y 2006, ya habían crecido un 25 %. Además, la CNE cada vez ahorra menos de un presupuesto cada vez más voluminoso. Mientras en 2006, era de 26,7 millones; en 2007, de 27,8 millones y en, 2008, de 29,1 millones. En 2006, este ahorro (ingresos menos gastos), fue de 8 millones; en 2007, de 3,9 millones; y en 2008, sólo de 1,7 millones.

Hay que recordar el fuerte grado de crítica a la política de gastos de la CNE durante la gestión de la actual presidenta, Maite Costa. Entre ellos, y todavía no incorporados en los resultados económicos del organismo, figura desde la adquisición de un nuevo edificio, cuyas finalidades no están definidas totalmente.

También durante este año se ha conocido la contratación de coches de empresa para todo el equipo directivo actual (incluyendo el alquiler de las plazas de garaje en el centro de Madrid) o la remodelación de la entrada incluyendo un panel electrónico que anuncia temperatura y eventos que altera la sobriedad del edificio neoclásico.

Todo ello sin contar el abundante número de eventos organizados por la CNE (publicitados convenientemente), así como la edición de publicaciones propiciadas por el organismo (con fuertes críticas a la selección de colaboradores y las retribuciones a los mismos). Y, todo ello, sin contar con su actuación exterior: los viajes del organismo, cuyas delegaciones son muy numerosas y donde se habrían contratado en algún momento hasta limusinas para el transporte de los desplazados.

¿Son muchos o pocos los españoles que tienen el bono social eléctrico?

Otro de los temas, serpientes de verano, es el hecho de que según la CNE, influida por algún medio de comunicación y alguna asociación de consumidores, existen pocos españoles que han solicitado el bono social eléctrico. Todo ello, a pesar de la aplicación automática del mismo a todos los consumidores con una potencia contratada menor de 3 kV y de la campaña personalizada que ha realizado la Seguridad Social, dirigida con buen criterio, a los pensionistas beneficiarios de este figura.

Evidentemente, lo que hay que colegir es que siempre que haya personas que tengan derecho a acogerse a esta modalidad tarifaria beneficiosa y no lo hayan hecho, existe un derecho no atendido. Bien por falta de información, por necesidad de una ayuda institucional o de las asociaciones de consumidores para hacer efectivo su derecho.

Otra de las críticas al bono social eléctrico se centran en que la rebaja que se produce en la factura es poca. Realmente el descuento para este año y hasta 2012 es la no subida de la electricidad (es decir, su congelación y no evolución, un descuento que será acorde al incremento que se produzca en las Tarifas de Ultimo Recurso). Para este año 2009, esta no subida se cifra en 70 céntimos/mes en términos medios por consumidor, lo que al parecer no compensa a los usuarios para pedirlo, según las críticas que, elípticamente, piden más descuento, dado que además, sale gratis al Presupuesto del Estado, puesto que lo pagan las compañías eléctricas según el acuerdo realizado con el Gobierno.

La tercera de las críticas es que el bono social es para pocos. Es decir que los 3,5 millones de beneficiarios actuales y los entre 4 y 5 millones potenciales, son pocos. Por otra parte y en términos globales, en los medios de comunicación se produjo en su momento, estimaciones del número de usuarios que podían haberse visto beneficiados por este bono social, que oscilaban entre los cuatro y cinco millones de consumidores. Los detractores del mismo, se apuntan a la estimación más conveniente, es decir la de los cinco millones, para señalar la gran diferencia entre los anticipados y los existentes a estas alturas de agosto.

En todo caso, nos hallamos aquí en un pensamiento “recursivo” y “paradójico”, inflamando la demagogia. Por un lado, quienes piden una subida de tarifas baja y, en segundo lugar, los mismos, que piden que el descuento en la factura eléctrica sea mayor, pese a que el bono es la “no subida de las tarifas” (por otra parte, insuficientes desde el punto de vista de sus costes). Algo no casa. En la segunda de las posiciones, nos hallamos ante un pensamiento “subterráneo” subversivo, por lo que sería mejor una subida de tarifas alta que soliviante a la ciudadanía y acabara con todo de una vez.

En suma, los contrarios a la liberalización eléctrica guardan las siguientes consignas (alentadas desde el colectivo de retroprogresivos). Síganlas. Primero: la comercialización no realiza ofertas significativas a los consumidores (y los retroprogresivos, las querían instantáneas). Segundo: hay pocos beneficiados del bono social eléctrico (una pieza que rompe la demagogia del pensamiento retroprogresivo). Tercero: la competencia libre debe ser regulada, tutelada y homogeneizada por un organismo de control de precios a la antigua usanza. Cuarto: para inducirnos a un marasmo, hagan una subida tarifas alta, en lugar de un calendario escalonado, para que sepan lo que vale un peine y los consumidores se enfurezcan de una vez contra la liberalización y la echen a perder. Quinto: puesto a la caza de los defectos, errores y problemas que se produzcan en todo el proceso, buscando amplificarlos y hacer sangre (por otra parte, lógicos, en una operativa tan compleja y generalizada). Sexto: como los militares del nazismo en su momento, que renegaban de su pasado, amnesia generalizada sobre el déficit tarifario y, por tanto, reclamación de que las consecuencias de la liberalización tengan que ser instantáneas y no progresivas.

Y dos huevos duros.

El comparador de la CNE, una herramienta útil cuyas conclusiones son prematuras

Hace unas semanas la CNE estrenaba su comparador de ofertas de gas y electricidad. Desde este medio, consideramos que una herramienta de estas características o análogas (mejorables hacia el futuro, y adaptables a como se vaya produciendo la competencia) es necesaria y útil. Lo que parece menos razonable es la interpretación difundida de sus primeros resultados, de forma que una herramienta, en fase incipiente, en manos de ideólogos, se convertirá en un juguete peligroso a efectos demagógicos. Sobre todo cuando sus resultados, se presentan de forma prematura, sin contextualizar y sin comprender esta fase del proceso de liberalización, cuya rémora (el déficit tarifario), sigue pesando.

En primer lugar, se trata de una herramienta presentada con pocos matices y escasas precauciones, con una semana de vida (la primera de julio) y que en estos momentos se está utilizando para señalar que existen “pocas ofertas” y “escasos descuentos” para los clientes del sector eléctrico. Es decir, con muy poca información y reducida experiencia, lo que unido, a la escasa cultura económica y menor espíritu crítico, se ha querido conseguir mucho desde el punto de vista del salto interpretativo.

Recordemos, las precauciones que hay que tomar con las aseveraciones que provienen de la CNE y sus simplificaciones “a la pata de la llana”. Por ejemplo, las denuncias incendiarias de este invierno formuladas sobre/contra las instalaciones renovables, eólicas y fotovoltaicas y en lo que se han quedado con posterioridad (lo que, por cierto, todavía hoy, nadie sabe). Aunque solo sea por responsabilidad institucional, este tipo de aseveraciones deberían tener mucho más cuidado, fundamento, precisión y rigor por parte de un organismo como la CNE. Porque si el “espíritu crítico”, es la electricidad a precios bajos por decreto ley, subvencionada directamente o con déficit tarifario, haciendo abstracción de la deuda tarifaria anterior, es que las bases intelectuales que sustentan estos criterios son muy endebles y la intencionalidad demagógica es muy alta.

Por otra parte, hay que recordar varios datos, interesantes desde el punto de vista contextual. Hasta el momento, la CNE ha estado poco concernida por la consecución de unos mercados eléctricos competitivos, tanto en generación como en comercialización. En el caso de la generación tuvo la ocurrencia de aprobar un informe el de costes y precios, que es lo contrario a la competencia y en el que se aboga a la vuelta al Marco Legal Estable, esto es por la retribución por tecnologías y la discrecionalidad regulatoria. Y en el caso de la comercialización, pudimos ver como para la fijación de márgenes a la comercialización, en el caso de la determinación de las primas de riesgo a los precios de la energía en las TUR, esto se resolvió reduciéndolos al máximo, lo que deja poco margen para realizar ofertas al sector de la comercialización.

Pero es que, además, la CNE está y ha estado mucho menos concernida aún en la resolución del problema del déficit tarifario, verdadero lastre para la economía, conformador de una ilusión óptica de precios y para el desarrollo del mercado de la comercialización, cuya absorción a plazo impide recortar los márgenes de las ofertas.

Por eso, en ese contexto la difusión de estos resultados se transforma en un trampantojo de la realidad energética. Con su pasado regulatorio reciente, su intencionalidad, con el déficit tarifario de cuerpo presente, obtener hoy lecturas equívocas de esta herramienta y sus primeros resultados, pueden ser frivolidades de verano.

Además de continuar con la política de colocación de bombas por debajo de la puerta a la liberalización, para hacer un flaco favor al Ministerio de Industria y sus invectivas más o menos traslúcidas.

El crudo vive una semana volátil con noticias mixtas y un cierre a la baja

Mientras que el anuncio de Alemania y Francia de que volvieron a crecer en el segundo trimestre causó sorpresa y euforia, la información sobre una nueva caída de la confianza de los consumidores en Estados Unidos y la bajada de la inflación en ese país mermaron el buen humor en los mercados.

El Petróleo Intermedio de Texas (WTI), referente para EEUU, cerró el viernes en Nueva York a 67,51 dólares por barril, un 5 por ciento más que el viernes anterior cuando cotizaba a 70,93 dólares.

En Londres, el barril de Brent, referencia para Europa, cotizó al cierre del viernes a 72,41 dólares, un 1,6 por ciento menos que la semana anterior cuando se vendía a 73,59 dólares.

Por su parte, el crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), calculado en base a doce tipos de crudos, cotizó el jueves (su último día de cotización) a 72,22 dólares por barril, un 1 por ciento menos que al final de la semana anterior.

Mientras que la OPEP mantuvo en su informe mensual de agosto, emitido el martes, sus pronósticos de demanda petrolera mundial para 2009 y 2010, la Agencia Internacional de Energía (AIE) se mostró más optimista y revisó el miércoles sus estimaciones al alza.

Esta revisión se debe principalmente al tirón de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) de la región del Pacífico y a las economías emergentes de Asia.

No obstante, los analistas de la AIE mantienen sus dudas sobre el final de la recesión económica, aunque reconocen que los indicadores muestran que «la economía global puede estabilizarse».

Según la AIE, la demanda de petróleo en el año 2010 alcanzará los 85,3 millones de barriles diarios, un 1,6 por ciento por encima de las estimaciones anteriores.

La OPEP, por su parte, mantuvo sus pronósticos para el año próximo en 84,4 millones de barriles diarios.

Eso sí, tanto los expertos de la AIE como de la OPEP estiman que el año próximo se registre un leve aumento de la demanda petrolera después de un año 2009 con una bajada superior al 2,5 por ciento.

El crecimiento de la demanda en el 2010 se debe principalmente a las economías de países emergentes como China, India, Oriente Medio y América Latina, coincide la OPEP con la AIE.

Según los analistas de la OPEP, la demanda en Estados Unidos, con diferencia el principal consumidor energético del planeta, debería mejorar tras el fuerte descenso este año pero está considerado como «el comodín» en las futuras previsiones.

«Si las expectativas del mercado sobre una recuperación económica no se cumplen plenamente, el actual nivel de los precios podría verse bajo creciente presión», aseveraron los analistas de la OPEP.

Por su parte, la consultora JBC Energy destacó el viernes que además de la vertiente económica el mercado también tuvo en cuenta las informaciones sobre la llegada de las primeras tormentas que peligran la producción petrolera ante la costa de África Occidental.

Los analistas de esta consultora vienesa mencionaron además los crecientes problemas que tiene la empresa petrolera española Repsol en Ecuador, el miembro más pequeño de la OPEP.

Debido a la falta de inversiones y el declive natural de algunos yacimientos en el país andino, la producción de Repsol está bajando en torno al 20 por ciento, destacó JBC.

Por eso, la empresa española planea invertir 120 millones de dólares el año próximo para impulsar la producción petrolífera hasta 44.000 barriles diarios.

Palabras de Miguel Sebastián sobre Garoña

Las palabras del ministro Miguel Sebastián en su comparecencia en el Parlamento a cuenta del cierre de la central de Garoña, nos han devuelto a un cierto comportamiento político equívoco y ciertamente ambiguo. Ni sí, ni no, sino todo lo contrario. De este modo, se acentúa esa tendencia del actual gobierno, y en especial de su responsable máximo, de decir una cosa y la contraria con pasmosa facilidad táctica para luego, con la misma rotundidad, remitirse a la interpretación literal de la letra impresa en el programa electoral cuando sea oportuno y con aparatosas consecuencias.

Según Sebastián, el cierre ordenado y aplazado dos años de Garoña no implica que España abandone la energía nuclear. Leído así, es una buena/mala noticia (¿quién sabe?), pero evidentemente al ministro no le apoyan las evidencias.

Primero, porque Garoña es una de las mejores instalaciones del mundo en términos de producción y seguridad (los ‘rankings’ internacionales así lo reconocen), a la vez que su cierre, una vez verificada su seguridad por el CSN, es un lujo que una economía en crisis no se puede permitir. Aquí, en estos momentos y ahora.

Segundo porque este anuncio se efectúa con carencia de credibilidad ante la necesidad de hacer un debate real, sin trampas, sin manipulaciones intelectuales, sin mentiras y argumentos falaces, sobre el futuro del mix energético español y su sostenibilidad en términos económicos, de dependencia, competitividad, seguridad y medioambiente. Sin ideologías, sin apriorismos. Pero, claro, en serio y teniendo en cuenta su efecto sobre la factura y la tarifa que tendrán que pagar los españoles. Y, una vez resuelto, es cuando se debería haber tomado una decisión coherente respecto a la central de Garoña.

Y, tercero, porque más allá del cierre de Garoña, de su pérdida de capacidad instalada, de producción y de empleo (a cambio de un supuesto Parador Nacional de Turismo), del estropicio sobre el mix energético español, ha habido un efecto sobre el funcionamiento de las instituciones de la economía española, como es el propio Consejo de Seguridad Nuclear. Todo ello, sobre la base de la ideología presidencial y la arbitrariedad gubernamental en su decisión. Un efecto de pérdida de estabilidad regulatoria y seguridad jurídica que tiene un valor intangible negativo que, con sólo efectuar estas declaraciones, no se ataja.

En todo caso, parece que desde el Ministerio de Industria se está procurando definir una política energética, tomándose en serio la definición de un mix energético futuro, con seriedad y rigor, incluyendo la nuclear y así parece que se quiere plantear el otoño. En todo caso, también hay que reconocer (y sería injusto no hacerlo), al ministro Sebastián que ha estado en una posición muy incomoda con respecto a la energía nuclear, en general, y con Garoña, en particular, a sabiendas de la posición contraria de Zapatero.

Quedan a la vista de estas declaraciones del ministro de Industria, dos preguntas: ¿Cómo hace compatible el cierre de Garoña, con la idea de que no se le pega el portazo a la energía nuclear (incluyendo nuevas declaraciones del Presidente en este sentido efectuadas con posterioridad)? ¿Va a lograr convencer al presidente?

La CNE tiene vida propia y gargantas de seda

En el Paseo de la Castellana (y sus prolongaciones al Paseo de Recoletos y del Prado) hay varios mitos y rumores sobre la existencia de fantasmas en determinados edificios históricos como es el Palacio de Linares (actual Casa de América, gobernada actualmente por el ex Secretario de Estado de Comunicación, uno de los Richelieu del actual Gobierno, Miguel Barroso). Incluso en algún momento, expertos parapsicólogos y esotéricos se dedicaron a buscar presencias de espíritus y psicofonías en este edificio, algo que ahora parece extinguido.

Por eso, lo que no está claro es si, este mismo verano, no habrá otro tipo de apariciones dentro del próximo edificio neoclásico dónde está ubicada la sede de la Comisión Nacional de Energía. ¿Habrá presencias en el marco del mortecino ambiente de agosto por parte de sus consejeros actuales o sus equipos directivos para que tenga esa fruición mediática? ¿Cómo hay que entender su febril e inusitada actividad y las psicofonías públicas que proceden del organismo, si no existen ni convocatorias de los Consejos de Administración del mismo?

En este sentido, es curioso el torrente de informaciones tumultuosas que el diario económico Cinco Días está difundiendo en torno a la comercialización, al bono social, a la liberalización y a la tarifa eléctrica que referencian estudios o propuestas que la CNE ha hecho, hace o hará al gobierno.

En términos semejantes al caso Gurtel, ¿quiénes son las “gargantas de seda” en la CNE durante este verano?

La batalla judicial por el cierre de Garoña: arbitrariedad y expropiaciones en el centro del huracán

La batalla judicial derivada de la orden de cierre aplazado de Garoña ordenado por el Gobierno no ha hecho más que empezar. Según informaba esta misma semana el diario El Mundo Endesa e Iberdrola, las dos empresas propietarias de Nuclenor, estarían preparando el recurso ante la Audiencia Nacional, cuya presentación debe realizarse antes del próximo 3 de septiembre. Al parecer el centro de la estrategia jurídica se basa en la consideración de la prórroga temporal reducida y orden de cierre a Garoña aplazada, como decisión arbitraria del Gobierno, en la medida que no sigue la normativa de la legislación nuclear y que, incluso, se han tenido que “acomodar” los mecanismos previstos del informe a esta decisión concreta.

Los argumentos referidos la posición de Endesa e Iberdrola, según la información publicada por El Mundo, serían los siguientes:

Duración de las prórrogas a las instalaciones: 10 años previo informe no vinculante del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Las prórrogas a la actividad de las centrales se conceden según el ordenamiento jurídico español por 10 años, una vez verificada por el CSN la seguridad de la instalación y la viabilidad de la prórroga, tras su informe preceptivo. Por tanto, no existe en nuestro ordenamiento jurídico la autorización por períodos inferiores o parciales de 2, 4 ó 6 años, aunque así fuese solicitado por el Gobierno al CSN en su momento.

Arbitrariedad. Las empresas consideran que la decisión fue arbitraria al no someterse a los principios, criterios y normativa que la legislación española establece en materia nuclear a la hora de fijar los plazos de prórroga de la actividad de las instalaciones, ni su sujeción exclusiva a criterios técnicos expresados en el preceptivo informe del Consejo de Seguridad Nuclear. Además, para “forzar” la existencia de plazos inferiores de prórroga, se solicitó un informe no previsto en la normativa vigente.

Informe inicial completo del Consejo de Seguridad Nuclear. Este informe, que el Gobierno no tuvo en cuenta en su decisión, es el previsto legalmente y está elaborado por el equipo técnico del organismo, conforme a criterios, principios y metodologías tanto del CSN como a escala internacional, orientados a verificar la viabilidad y seguridad de la instalación en el período a prorrogar. Consecuentemente, en puridad, el único informe que sirve es el inicial, que fue elaborado por 250 técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear, en los tres años anteriores a su valoración por el consejo del organismo.

Informe complementario, ad hoc, “justificativo de la arbitrariedad”. El informe complementario encargado con urgencia por el Ministerio de Industria no tendría validez a efectos de la prórroga y orden de cierre aprobada, dado que incluso el propio Consejo de Seguridad Nuclear, dudó en su momento de su elaboración y contenidos, por lo que no podría conocer cuáles serían los requerimientos de un informe no previsto en el ordenamiento jurídico español, con efectos legalmente no recogidos y solicitado con tanta premura por el Gobierno. Este informe, de forma contradictoria con el anterior, elaborado de acuerdo con lo previsto en la normativa, se tuvo que realizar de forma apresurada en muy pocos días, frente al que se había elaborado en los tres años anteriores por el cuerpo técnico.

Expropiación. Dado que la normativa española condiciona la concesión de las prórrogas a las instalaciones al informe no vinculante del Consejo de Seguridad Nuclear que, en este caso garantiza la seguridad de la planta en su Informe y, por otra parte, atribuye la discrecionalidad al Gobierno para la decisión definitiva, cuya decisión ha sido una prórroga mínima y cierre aplazado, se estaría ante una expropiación, sujeta a indemnizaciones, según los equipos jurídicos de las dos compañías.

Indemnizaciones: parece que las empresas pedirán una cifra por el cierre de entre 500 y 1.000 millones de euros por el cierre, incluyendo el lucro cesante de la actividad y la recuperación de las inversiones realizadas para la modernización de una planta que no aprovechará esas mejoras porque tendrá que cerrar.

¿Qué tiene que ver Leire Pajín con los órganos reguladores?

La controversia política envenenada de este verano ha traído en su guerra de guerrillas un episodio continuado que es el “caucus” que está sometiendo a la voluntariosa y juvenil Leire Pajín, responsable de la campaña electoral europea socialista, para ser investida como senadora por Valencia, planteándose el hecho de que comparezca públicamente para defender su promoción.

El hecho es que el Partido Popular parece que está haciendo de rabiar (y bien) a las huestes socialistas y, en especial, al exiguo núcleo duro director de Ferraz: Zapatero y Blanco, actual ministro de Fomento. Pajín ha sido ojito derecho de Zapatero (fue nombrada dactilarmente como Secretaria de Organización del PSOE) y Blanco (su predecesor), quien ironizó sobre la campaña electoral de su partido en los últimos comicios, se ha visto contrariado por lo correoso de la oposición efectuada a Leire Pajín. Por ello, ha tenido que salir en plan primo de Zumosol: os obviaremos/borraremos de las instituciones del Estado si nos seguís chinchando con Pajín.

El hecho es que, merced a esa fuerte renuencia, José Blanco ha amenazado con alterar el proceso previsto de renovación de determinadas instituciones del Estado donde se estaba trabajando en hallar acuerdos para su renovación, mayor independencia y despolitización, en una economía necesitada de instituciones creíbles, estabilidad regulatoria y seguridad jurídica, tras el estrepitoso fracaso de su conformación actual. Este era el caso de la Comisión Nacional de Energía (CNE). Una cuestión que es lo suficiente seria para que se estropee desde la política y se amenace con una repolitización de las instituciones por una controversia política menor.

Más contexto. Por si fuera poco, este verano está claro que no es el de las instituciones españolas y el gobierno no está especialmente fino, aunque tampoco la oposición: Fernández de la Vega, cuyos viajes son cada vez más polémicos, no puede aguantarse en Costa Rica y da un “toqueteo” transoceánico a la justicia, incluyendo la emisión de órdenes al Fiscal General del Estado. Y, para más inri, el principal partido de la oposición, el Partido Popular, se ha sumergido en un irresponsable ejercicio de agitación a cuenta de la generación de sombras de duda (y no evidencias) sobre espionaje. Y, en todo ello, ya se apunta la amenaza de la “ruptura institucional”. El cuanto peor, mejor. En medio de este fuego cruzado, se halla el funcionamiento del Estado, con una baja densidad en su calidad política y con un marco institucional envuelto en “celofán”.

Por tanto, y a quién corresponda: ¿Qué tiene que ver Leire Pajín, la “joya de la corona” del PSOE-PSPV”, y sus simplificaciones ideológicas, con los órganos e instituciones del Estado? ¿Alguien puede introducir responsabilidad en esta controversia política? ¿Qué hemos hecho los españoles para merecer esto?

El crudo se encarece tras una convulsa semana de altibajos

La ola de optimismo por el ritmo de la recuperación económica, y la esperada mejora de la demanda de crudo, que ya la semana pasada mantuvo los precios del «oro negro» al alza, siguió empujando el lunes las cotizaciones, animada por los datos de que la industria estadounidense se contrajo en junio menos de lo previsto.

Ese impulso se mantuvo incluso tras conocerse el miércoles que las reservas de crudo en Estados Unidos aumentaron 1,7 millones de barriles la semana pasada y quedaron en 349,5 millones de barriles, un 18,4 por ciento superior al de un año antes.

El aumento de los inventarios suele ser un indicativo de una débil demanda de crudo y de sus derivados.

El ritmo alcista se detuvo el jueves, en una jornada de altibajos en la que el barril de crudo Texas, de referencia en Estados Unidos llegó a marcar, con 76 dólares, su máximo del año antes de perder casi un 1 por ciento y cerrar a 74,83 dólares.

El viernes, el cambio de tendencia se confirmó y el precio del crudo volvió a caer pese a que en esa jornada se conocieron nuevas buenas noticias sobre la recuperación económica.

El descenso del desempleo en Estados Unidos, que cayó una décima en julio, hasta el 9,4 por ciento, sorprendió a la mayoría de los analistas, que habían pronosticado un repunte.

Pero ese dato no impulsó los precios del petróleo, pese a que respalda la teoría de un número creciente de economistas y responsables políticos que señalan que la recesión económica en Estados Unidos, que oficialmente comenzó en diciembre de 2007, está llegando a su fin.

Sin embargo, una nueva subida del dólar frente al euro y el fuerte impulso que la noticia del desempleo supuso para la bolsa, restó interés al mercado del crudo, al que se recurre en ocasiones como refugio inversor.

De esta forma, el crudo Texas se abarató el viernes un 1,4 por ciento en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), hasta cerrar a 70,93 dólares por barril, apenas un 2 por ciento más que la cotización marcada una semana antes.

Por su parte, en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres, el barril de Brent europeo llegó a tocar el pico de los 75,55 dólares para acabar con una cotización de 73,59 dólares, un 2,6 por ciento por encima del precio de cierre de hace siete días.

Tras cuatro semanas de tendencia alcista, los precios de los petróleo de referencia internacional se encuentran en torno a los valores más altos del año, aunque aún muy alejados aún de los máximos históricos cercanos a los 150 dólares por barril que se registraron el verano pasado.

Respecto al crudo de referencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la semana volvió a contemplar una subida tras otra, acumulando seis seguidas, y que llevó al barril del cartel a marcar un precio de 72,92 dólares el jueves, con lo que suma una apreciación de casi el 11 por ciento en una semana.