Nueva polémica en torno a los gastos de la CNE

Según informaba el pasado 8 de agosto el diario económico Expansión, los órganos reguladores españoles parecen vivir ajenos a la situación de crisis económica y austeridad de costes que se vive en las empresas, por los ciudadanos y las familias. En el artículo se hacía alusión al fuerte incremento de gastos que en 2008 tuvieron, en mayor o menor mediada, instituciones como la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), la Comisión Nacional de Energía (CNE) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Hay que recordar que estos reguladores se alimentan de las tasas que aplican a las empresas del sector que regulan.

En el caso de la CNE en 2008 su aumento de gastos se cifra en el 14,9 % debido fundamentalmente al fuerte aumento de capítulos como los “servicios exteriores”. Esta partida, que en 2008 aumentó un 35%, representa ya el 46% de todos los gastos, cuando en 2007 era el 37%.

Por otra parte, los gastos de la CNE entre 2008 y 2007 siguieron creciendo a una tasa del 15 %. Previamente, también durante el mandato de Maite Costa, en el año anterior, es decir entre 2007 y 2006, ya habían crecido un 25 %. Además, la CNE cada vez ahorra menos de un presupuesto cada vez más voluminoso. Mientras en 2006, era de 26,7 millones; en 2007, de 27,8 millones y en, 2008, de 29,1 millones. En 2006, este ahorro (ingresos menos gastos), fue de 8 millones; en 2007, de 3,9 millones; y en 2008, sólo de 1,7 millones.

Hay que recordar el fuerte grado de crítica a la política de gastos de la CNE durante la gestión de la actual presidenta, Maite Costa. Entre ellos, y todavía no incorporados en los resultados económicos del organismo, figura desde la adquisición de un nuevo edificio, cuyas finalidades no están definidas totalmente.

También durante este año se ha conocido la contratación de coches de empresa para todo el equipo directivo actual (incluyendo el alquiler de las plazas de garaje en el centro de Madrid) o la remodelación de la entrada incluyendo un panel electrónico que anuncia temperatura y eventos que altera la sobriedad del edificio neoclásico.

Todo ello sin contar el abundante número de eventos organizados por la CNE (publicitados convenientemente), así como la edición de publicaciones propiciadas por el organismo (con fuertes críticas a la selección de colaboradores y las retribuciones a los mismos). Y, todo ello, sin contar con su actuación exterior: los viajes del organismo, cuyas delegaciones son muy numerosas y donde se habrían contratado en algún momento hasta limusinas para el transporte de los desplazados.

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