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Detectan altos niveles de radiación en un colegio cercano a Fukushima

EFE.- Un centro de educación secundaria de la región japonesa de Fukushima ha registrado un nivel de radiación hasta cuatro veces superior a lo permitido debido al almacenamiento de residuos contaminados por el accidente nuclear, informó el diario Asahi.

Las instalaciones del centro en la localidad de Iizaka, ubicado a unos 68 kilómetros de la accidentada central de Fukushima Daiichi, albergan unos 20 metros cúbicos de ramas de árbol y plantas contaminadas con isótopos radiactivos, según el citado medio.

El aparcamiento de bicicletas del centro fue empleado como almacén temporal de estos residuos durante la construcción de un depósito permanente cerca de Fukushima Daiichi, pero el estancamiento de este proyecto ha provocado que los materiales contaminados continúen allí.

El Gobierno japonés es el responsable de gestionar y deshacerse del material radiactivo que supere los 8.000 becquereles por kilogramo, según la legislación nipona.

A petición de un docente del centro, laboratorios de Tokio y Fukushima detectaron entre 27.000 y 33.000 becquereles por kilogramo en las muestras analizadas, un nivel hasta cuatro veces por encima de lo que estipula la ley del país asiático.

Está previsto que los residuos actualmente dispuestos en bolsas en el citado aparcamiento se almacenen más adelante en hoyos ubicados en las inmediaciones del centro hasta que puedan ser trasladados a una localización definitiva.

Los alumnos y el personal no han recibido ninguna advertencia oficial sobre los residuos abandonados en el centro educativo, que ya fue descontaminado en agosto de 2011 tras el accidente de Fukushima Daiichi, detalló el diario nipón.

El incidente se produjo el 11 de marzo de 2011, cuando un potente terremoto y el posterior tsunami dañaron esta central del noreste de Japón y provocaron la peor crisis nuclear registrada en el mundo desde la de Chernóbil.

La gestión los residuos radiactivos recogidos en las proximidades de la central es uno de los problemas que afrontan las autoridades niponas tras el accidente, debido a su elevado volumen y a la dificultad de encontrar terrenos apropiados para depositarlos de forma segura y permanente.

Comienza una nueva fase para levantar el muro helado de Fukushima

EFE.- La construcción del muro de hielo subterráneo para proteger los reactores y evitar fugas de agua contaminada de la central nuclear de Fukushima ha entrado en una nueva fase, según comunicó la empresa operadora. Tokyo Electric Power (TEPCO) explicó que la primera de las tres etapas para levantar esta estructura ha entrado en su fase definitiva tras obtenerse la aprobación de la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA) de Japón.

El muro tiene como objetivo evitar los vertidos contaminantes al mar aislando el subsuelo alrededor de los cuatro reactores afectados por el terremoto y tsunami de 2011para evitar así que penetre en ellos el flujo de los acuíferos naturales. Estas aguas subterráneas se mezclan en los sótanos con el refrigerante radiactivo y se filtran después al océano Pacífico. La NRA ha certificado que los sistemas de bombeo empleados para bifurcar algunos acuíferos funcionan correctamente y que las porciones del muro activadas no han generado contraflujos peligrosos de aguas subterráneas.

Ahora se congelará el 95% del perímetro alrededor de los reactores, lo que reducirá en un 50% el volumen de agua que entra a diario en los sótanos, unas 150 toneladas. Si esta fase se completa con éxito la segunda consistiría en gestionar el 5% restante y la tercera en el sellado completo del perímetro de 1,5 kilómetros de largo. Dado lo experimental del proceso, la empresa no ha establecido plazos concretos para completar el proyecto de levantar el muro.

La energía fotovoltaica tiene sello español en Japón, el país del sol naciente

EFE.- En torno a una decena de empresas españolas de energía renovable han aterrizado en el último lustro en Japón, un mercado en el que gracias a su amplia experiencia y capacitación han dejado una notable impronta en el sector solar fotovoltaico. Lo sucedido en Fukushima hace poco más de cinco años está en el origen de la llegada de estas compañías, ya que el accidente nuclear obligó al país asiático a ampliar su abanico de recursos energéticos.

El accidente provocado por el terremoto y tsunami de marzo de 2011 cristalizó en un apagón nuclear que duró casi dos años y cuyos efectos son aún persistentes, ya que actualmente solo una central atómica está generando energía en todo el país. De este modo, el pistoletazo de salida para la fotovoltaica llegó con la aprobación en julio de 2012 de un sistema de feed-in tariff, como el que existe en varios países del mundo (como España), y que obliga a las eléctricas a adquirir lo que se genera en plantas renovables a precios prefijados.

Con la vista puesta en esa nueva normativa, European Clean Energies (ECC), un conglomerado de socios españoles y japoneses, aterrizó en el archipiélago un poco antes, en marzo de 2012, con el objetivo principal de desarrollar parques fotovoltaicos para ceder después los derechos de operación a empresas niponas o foráneas. En su primer año desarrolló un total de 18 proyectos y está involucrado en 150 este año, en el que estima construir alrededor de 80 megavatios de capacidad según ha indicado un portavoz de ECC.

Futuro a más largo plazo

«En Japón hay que demostrar una seriedad y una estrategia a largo plazo además de contar mayoritariamente con personal japonés», cuenta por su parte David Vallejo, director ejecutivo de Solarig en el país asiático, donde la empresa llegó en julio de 2012 y lleva desarrollados más de 200 megavatios en ocho países. «Tras dos años en Japón, la reacción de los locales cambia y todo se simplifica al poder demostrar seriedad, consistencia y profesionalidad», afirma.

Por otra parte, casi todos los grupos españoles coinciden en señalar que el futuro en Japón pasa ahora por las operaciones de EPC (Ingeniería, abastecimiento y construcción). En este terreno el mercado nipón resulta muy atractivo por el gran número de plantas levantadas, algo que atrae también a recién llegados como Grupo Ortiz, que tomó la decisión invertir aquí a finales de 2015. «El potencial que tiene este mercado para los próximos cinco años, donde se van a construir más de 30.000 megavatios de parques solares fotovoltaicos, fue una de las razones que nos trajo aquí», explican desde esta empresa.

Pero es en este terreno del EPC destinado a operación y mantenimiento donde los grupos españoles deslumbran a los clientes locales gracias al altísimo nivel de capacitación técnica, experiencia y solvencia. La vocación de internacionalidad de estas compañías fotovoltaicas, sumada a los efectos de la última reforma del sector renovable en España ha impulsado la dependencia del sector exterior, que para muchas supone ya un importante volumen de su facturación.

En el caso de MFV Solar, que llegó a Japón en 2014 realizando ya seis proyectos, el cambio legislativo hace que la compañía sea ahora «una empresa eminentemente exportadora, quedando en España únicamente los servicios centrales«, según cuenta el gerente de la entidad en el país asiático, Álvaro Estellés. «Las cifras de negocio de la empresa dependen casi exclusivamente del sector exterior», insiste Estellés, que considera que las perspectivas en el archipiélago se antojan favorables para los próximos cuatro años.

El G7 aboga por promover la inversión en el sector energético y asegurar un suministro estable

EFE.- Los ministros de Energía del G7 acordaron al término de su reunión en la localidad nipona de Kitakyushu reforzar la seguridad energética y promover la inversión para contrarrestar la inestabilidad generada por la caída del precio del crudo. El retroceso de los precios del petróleo ha sembrado dudas entre el sector privado a la hora de mantener los flujos de inversión en este terreno y el aumento de conflictos y desastres internacionales están amenazando con perturbar la contratación estable.

El objetivo planteado por los ministros de Japón, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Canadá e Italia, y también los representantes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y la Agencia Internacional de la Energía Renovable, es impulsar la inversión para aumentar la producción, considerando que se espera que la demanda energética aumente en los mercados emergentes a largo plazo. La inversión mundial en la producción de petróleo se redujo un 20% en 2015, en medio de las continuar caídas del precio del crudo, según datos de la AIE. La desaceleración del gasto para aumentar la producción podría dar lugar a una falta de capacidad de producción y provocar una subida de los precios del crudo y el gas.

En su declaración conjunta emitida tras el encuentro, los ministros resaltaron «la importancia de sostener la inversión a pesar de las adversidades, tanto la pública como la privada, para garantizar un suministro de energía sostenible a largo plazo que apoye al crecimiento económico». También hicieron hincapié en la necesidad de aumentar el gasto para construir instalaciones de energía de bajo consumo y para el desarrollo de tecnologías respetuosas con el medioambiente para reducir las emisiones.

Ante el aumento en la construcción de plantas eléctricas y otras instalaciones relacionadas con el suministro energético en países desarrollados, promover la inversión en infraestructuras más avanzadas también estuvo en la agenda del encuentro. En ese sentido, intercambiaron puntos de vista sobre la construcción de instalaciones más eficientes y con un impacto ambiental más reducido. Tras el Acuerdo de París sobre cambio climático cerrado en diciembre, el desarrollo de energías limpias ha tenido más peso en esta reunión de Kitakyushu.

Con el objetivo en mente de mejorar la seguridad del suministro de gas, el G7 abogó también por el establecimiento de un plan para garantizar una oferta suficiente de gas natural en situaciones de emergencia. La demanda de este recurso es cada vez mayor, pero carece de un marco regulatorio global similar al del crudo que garantice el suministro en estos casos. Por ello, los ministros del Grupo de los Siete acordaron tratar de establecer un sistema a través de la AIE para compartir información sobre las condiciones de la oferta y la demanda, así como sobre las rutas de transporte para evitar la escasez.

Los participantes también compartieron su punto de vista sobre el desarrollo de un mercado de gas natural licuado (GNL) para una fijación de precios basada en el mercado. Esto permitiría mejorar la flexibilización y la liquidez de las negociaciones, dado que actualmente el GNL se comercializa bajo contratos a largo plazo con precios vinculados a los del petróleo. Se prevé que las conclusiones del encuentro sean tratadas en la próxima reunión de líderes de los 7 países más industrializados, que se celebrará los próximos 26 y 27 de mayo también en Japón, que ocupa la presidencia de turno del G7.

También se abordó la seguridad nuclear, un tema muy presente en el Japón actual, donde el Gobierno apostó por reactivar las centrales pese al rechazo que muestran los japoneses en las encuestas ante el miedo a que se repita un accidente como el de Fukushima en 2011. Ésta es de hecho la primera reunión de ministros de Energía del G7 desde el accidente nuclear que tuvo lugar hace 5 años en el noreste de Japón.

Expertos de la Complutense comparan las causas de Chernóbil y Fukushima pero defienden que la energía nuclear es «imprescindible»

Europa Press.- En abril de 1986 se produjo el accidente nuclear «más grave de la historia», en el reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil (Ucrania), cerca de Kiev, y 25 años después, la segunda «catástrofe más importante de este tipo» en Fukushima (Japón) y, según dos expertos de la Universidad Complutense de Madrid, «en el fondo, lo que causó los dos accidentes fue lo mismo», pero, aunque no está completamente exenta de riesgos, defienden que la energía nuclear es aún «imprescindible».

Aseguran que el origen estuvo en las «complicaciones derivadas» de un corte de suministro eléctrico al reactor y, aunque las causas y la duración del corte fueron «completamente distintas, al final ambas condujeron a la fusión del núcleo del reactor». En un artículo firmado por los investigadores del Grupo de Física Nuclear de la Universidad Complutense de Madrid, José María Gómez y José Manuel Udías, subrayan que es «imprescindible» el suministro externo en un reactor nuclear. Sin embargo, pese a estos accidentes, apuestan por «huir de miedos irracionales» porque no se puede permitir «el lujo» de prescindir de este tipo de energía sin un debate «serio» porque en la actualidad las plantas son más seguras.

En Fukushima, el mayor terremoto registrado nunca en Japón y el cuarto más violento del mundo desde 1900, provocó la destrucción de las líneas eléctricas de la zona por lo que la planta se quedó sin alimentación eléctrica externa y los reactores se apagaron automáticamente, según el protocolo de seguridad frente a terremotos. Los generadores diésel de emergencia mantuvieron el sistema de refrigeración en marcha hasta que, una hora después del seísmo, llegó la ola de 15 metros provocada por el tsunami subsiguiente al terremoto.

Según estos investigadores, por los fallos de diseño, las zonas críticas del complejo quedaron inundadas y se perdió el control del reactor «por completo». A continuación, los generadores diésel dejaron de funcionar y la falta de refrigeración provocó la fusión parcial del núcleo de 3 de los 4 reactores, explosiones de hidrógeno y escape de radiactividad. El accidente fue clasificado de «máxima gravedad, con el nivel 7 en la Escala Internacional de accidentes Nucleares (INES).

También con un nivel 7 se clasificó el accidente de la central nuclear de Chernóbil, pero según estos expertos, las consecuencias «fueron mucho más devastadoras que las de Fukushima, porque el diseño del reactor fue diferente. El inicio del accidente no fue provocado por un desastre natural sino por «fallos humanos de extrema gravedad», entre los que destacan las deficiencias muy serias en el diseño de Chernóbil. Según estos expertos, «con los estándares europeos o americanos nunca se habría autorizado».

También recuerdan que los ingenieros de la planta ucraniana sabían que en caso de interrupción del suministro eléctrico, los generadores diésel necesitarían casi un minuto para alcanzar el pleno rendimiento tras su encendido. Desde el inicio de su actividad se preguntaban si en caso de falta de suministro eléctrico o avería, la inercia mecánica de las turbinas sería suficiente para mantener el agua de refrigeración circulando durante ese minuto. Fue durante las pruebas para comprobarlo, el 25 de abril de 1986, cuando se iba a realizar el experimento en el turno de día, pero finalmente no fue hasta por la noche cuando pudo iniciarse la prueba; los trabajadores del turno de noche no habían sido instruidos con el mismo detalle.

Esto llevó a que «nadie» en aquel momento se percató de que se había producido un envenenamiento por xenón del reactor. El xenón es un producto de fisión que se acumula, absorbe los neutrones y disminuye el ritmo de fisión en el reactor. De este modo, la potencia bajó «mucho más» de lo previsto, hasta niveles insuficientes para realizar la prueba y el reactor se volvió «extremadamente inestable» y los mecanismos habituales de control y seguridad eran «apenas efectivos». «Es más difícil controlar una bicicleta cuando vamos demasiado despacio», comentan los expertos de la UCM.

«No solo no lograron estabilizar el reactor, sino que las medidas tomadas para estabilizarlo probablemente empeoraron la situación», comentan. «En brevísimos» instantes se produjo un aumento súbito de potencia que hizo que se evaporase todo el agua de refrigeración; la presión en la vasija del núcleo se elevó «desmesuradamente» y se produjo una primera explosión de vapor que produjo grietas y grandes daños. Tres segundos después, una segunda explosión provocó una entrada de aire y el grafito se incendió. «La catástrofe era ya de enorme magnitud y totalmente incontrolable», recuerdan.

Sin embargo, añaden que aunque el primer informe de la OIEA atribuyó prácticamente toda la responsabilidad a errores humanos, un estudio más reciente, basado en simulaciones concluye que, aunque los ingenieros cometieron errores durante el ensayo deshabilitando algunos sistemas de protección, el accidente se habría producido «muy probablemente» sin estas intervenciones, debido al diseño «intrínsecamente inseguro» que lo hacía «muy inestable» a baja potencia. Fukushima alertó sobre el riesgo de subestimar la probabilidad de desastres nucleares cuando los factores económicos presionan a favor de autorizar el emplazamiento de una central.

«Si bien Fukushima y Chernóbil han servido para mejorar la seguridad en los diseños de las nuevas centrales nucleares y para reforzar las salvaguardas en las centrales existentes, el miedo a lo nuclear entre la población aumentó, frenando en seco los planes de expansión nuclear de muchos países occidentales. Gómez y Udías subrayan que los combustibles fósiles se agotarán y son la principal causa de calentamiento global mientras las energías renovables son mucho más atractivas, pero son insuficientes y lo seguirán siendo durante bastante tiempo.

Por ello, abogan por la energía nuclear como una alternativa «realista» para la producción estable de electricidad, ya que funciona las 24 horas y no depende de los vientos. En concreto, recuerdan que no produce emisión de gases de efecto invernadero y puede constituir una «gran herramienta en la lucha contra el cambio climático». «No podemos permitirnos el lujo de cerrarnos a la opción nuclear sin antes un serio debate y estudio. Las centrales nucleares son hoy más seguras que antes de Chernóbil y representan una de la formas más seguras de producir electricidad a gran escala; debemos huir de miedos irracionales y comparar seriamente los riesgos de las diferentes fuentes de energía», han defendido.

Japón opta por verter el tritio radiactivo de Fukushima al mar

EFE.- El Ministerio de Industria nipón ha concluido que verter al océano Pacífico el tritio generado por la accidentada central de Fukushima es la opción más factible de todas las propuestas para gestionar este isótopo radiactivo generado por la planta.

El comité encargado del asunto ha estimado que el vertido es la alternativa más conveniente en términos de costes y de duración de entre las cinco que se barajaban, según detalló el diario Asahi, que ha tenido acceso al contenido de una reunión celebrada en la víspera en el ministerio.

Pese a las protestas de grupos ecologistas, el vertido controlado de tritio, isótopo con una vida media de 12 años, es la opción que más se ha barajado por considerarse que tiene un impacto menor sobre el medio ambiente.

Entes como el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) consideran que es una práctica aceptable en un contexto como este.

La empresa operadora de Fukushima ha estado utilizando un sistema de filtrado para limpiar los miles de toneladas de agua radiactiva que cada día genera la planta como consecuencia del accidente ocasionado por el terremoto y tsunami de marzo de 2011. Sin embargo, el tritio es el único de los isótopos radiactivos que el sistema de filtrado es incapaz de eliminar.

El Ministerio de Economía, Comercio e Industria nipón solicitó ideas para el tratamiento de este agua con tritio y recibió propuestas de varias empresas y una universidad.

Finalmente, el comité ha determinado que el vaciado controlado de tritio al mar costará unos 3.400 millones de yenes (27,5 millones de euros) y llevará casi siete años y medio.

De momento, se desconoce en qué fechas comenzarán a realizarse los vertidos, ya que la operadora de la central ha asegurado que no los hará hasta no lograr el consentimiento de las cofradías locales de pescadores.

Japón acoge el primer foro internacional sobre el desmantelamiento de Fukushima

EFE.- Mientras siguen encontrándose sorpresas desagradables en Fukushima, dónde se ha detectado radiación inusualmente alta en un depósito de agua, estos días se celebra en Iwaki (Japón), localidad situada a 40 kilómetros al sur de la accidenta planta nuclear, el primer Foro Internacional para el Desmantelamiento de la Central Nuclear de Fukushima Daiichi, convocado por el Ministerio nipón de Economía, Comercio e Industria con el objetivo de promover avances en el largo proceso para finiquitar la crisis atómica originada por el seísmo y tsunami del 11 de marzo de 2011.

«La cita tiene un primer objetivo, eminentemente técnico, en terrenos como el desmantelamiento en sí o la gestión de residuos», explicó el vicedirector general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el español Juan Carlos Lentijo. «Se trata de poner en común experiencia y conocimientos de cara a perfeccionar y orientar las tareas para desmantelar la planta, una labor que se calcula que llevará entre tres y cuatro décadas, y las que haya que ejecutar en un futuro en otras instalaciones, ya sea en situaciones similares o distintas», añadió.

Evaluación de riesgos en Fukushima

Las sesiones tratarán la evaluación de riesgos que encaran las operaciones en la accidentada central o el análisis de posibles estrategias para la retirada del combustible fundido, la labor más compleja de todo el proceso. «En lo referente a Fukushima se trata también de entender lo sucedido y sacar lecciones de ello», opinó Lentijo, que también es director del departamento de seguridad nuclear del organismo con sede en Viena (Austria).

La cita, que también cuenta con la presencia del director general de la Agencia de la Energía Nuclear de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), William D. Magwood IV, busca además promover avances en investigación y desarrollo para poder afrontar de manera segura las labores de desmantelamiento a través del uso de maquinaria o dispositivos robóticos. En este sentido, en el foro participan representantes de empresas punteras y centros de investigación.

Lentijo destacó la importancia del que considera el otro gran objetivo del encuentro; «mejorar la comunicación» entre el sector nuclear y el resto de la sociedad. «La aceptación del público es clave. La gente quiere saber en qué se está avanzando en el caso de Fukushima o qué riesgos persisten en materia de seguridad y es importante transmitir correctamente toda esa información«, aseveró el dirigente.

Radiación inusualmente alta en agua

Por otra parte, el personal de la central nuclear de Fukushima ha detectado unos niveles inusualmente altos de radiación en un depósito de agua subterráneo en desuso e investiga el origen de estas mediciones, según confirmó la empresa operadora de la planta.El pasado 6 de abril, los técnicos de la planta midieron 8.100 becquereles por litro de agua de sustancias emisoras de rayos beta en el tanque en cuestión.La cifra es casi 100 veces superior en comparación con los 87 becquereles por litro que los aparatos registraron una semana antes.Al día siguiente, las muestras de agua del tanque arrojaron aún un nivel de radiación aún mayor, 9.300 becquereles, según detalló una portavoz de Tokyo Electric Power (TEPCO).

El tanque en cuestión fue construido hace tres años para almacenar las numerosas toneladas de agua muy contaminada que generaba la planta tras el accidente de 2011. Sin embargo, debido a diversas fugas, estos tanques pronto fueron sustituidos por otros más sólidos y permanecen desde entonces en desuso.La mayor parte de líquido radiactivo fue extraído mediante sistemas de bombeo aunque aún queda algo en su interior.Pese a que ya no son empleados para almacenar agua tóxica, los técnicos de Fukushima revisan regularmente los niveles de radiación de estos depósitos. TEPCO ha dicho que seguirá investigando el origen de este incremento ante la posibilidad de que algún tipo de agua contaminada se esté filtrando al interior de este depósito.

Activan el muro de hielo de Fukushima para frenar los vertidos radiactivos

EFE.- La operadora de la accidentada central nuclear de Fukushima activó el «muro de hielo» subterráneo construido en torno a los reactores, una medida destinada a contener los vertidos de agua contaminada al océano Pacífico. La operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), puso en marcha el sistema de tuberías subterráneas que permitirá congelar el subsuelo y crear una barrera física alrededor de las 4 unidades dañadas por el terremoto y tsunami de marzo de 2011, según confirmó una portavoz de la empresa.

La instalación del sistema ha llevado 2 años, y pese a que TEPCO presentó el proyecto en 2013 la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA) no había dado su visto bueno hasta ahora para analizar en profundidad la seguridad del proyecto, que costará unos 34.500 millones de yenes (271 millones de euros/307 millones de dólares). En la víspera, la NRA dio luz verde a una primera fase del «muro de hielo», que flanqueará la cara de Fukushima Daiichi que da al mar (oeste de la planta). Más adelante, la segunda fase de la barrera helada se extenderá a las zonas norte y sur de las instalaciones nucleares, lo que supondría completar aproximadamente el 95% de su perímetro total, detalló la portavoz.

Impedir agua entre a reactores

El primer tramo del «muro de hielo» tardará aproximadamente mes y medio en estar operativo; su fin es que el agua de los acuíferos subterráneos no penetre dentro de los edificios de los reactores, donde se mezclan con refrigerante contaminado. El objetivo es lograr reducir el volumen de agua radiactiva que se acumula en los sótanos de las unidades nucleares, donde se filtra después por efecto del rebalsamiento al Pacífico.

Una vez esté operativa la barrera helada, la cantidad de agua que se filtra diariamente en las instalaciones nucleares se reducirá desde las aproximadamente 200 toneladas actuales hasta unas 50 toneladas, según TEPCO. Esta cantidad se podría reducir aún más si se completa la tercera fase de la barrera subterránea, es decir si se sella el subsuelo del lado este de la central. La NRA aún no ha autorizado la construcción del «muro de hielo» en esta última zona, ya que teme que si el nivel de los acuíferos subterráneos en torno a los reactores es inferior al líquido radiactivo que se acumula dentro de ellos se podrían producir fugas.

Japón, Estados Unidos y Francia trabajarán juntos para desmantelar Fukushima, cuya situación todavía es complicada según la OIEA

EFE / Europa Press.- La situación actual en la central nuclear japonesa de Fukushima Daiichi «todavía es complicada«, cuando se cumplen 5 años desde que un tsunami posterior al terremoto que convulsionó el país nipón provocara un accidente sin precedentes en un reactor atómico. En este sentido, el Gobierno de Japón trabajará con Estados Unidos y Francia para desarrollar las tecnologías necesarias para retirar el combustible fundido de la accidentada planta.

El trabajo para desmantelar Fukushima se ha completado en un 10%. De este modo, el Ejecutivo nipón espera completar el desmantelamiento de la planta, propiedad de la compañía eléctrica Tokyo Electric Power (TEPCO), con la ayuda de expertos y tecnologías de Estados Unidos y Francia. El Departamento de Energía estadounidense y la Agencia Nacional de Investigación gala colaborarán con el Ministerio de Ciencia y Tecnología japonés para llevar a cabo las labores pendientes. Washington ayudará a Tokio a crear equipamiento y tecnología para hacerse cargo y deshacerse de los residuos radiactivos derivados de las labores de desmantelamiento, mientras que París cooperará con el país asiático para desarrollar tecnologías por control remoto que puedan resistir entornos con altos niveles de radiación.

Japón ya ha enviado varios robots al interior de dos de los tres reactores dañados durante el accidente, donde los niveles de radiación actuales impiden la entrada de un humano. Los dispositivos introducidos en el reactor 1, el peor parado, fueron abandonados tras resultar dañados por la radiactividad.  Por otro lado, expertos de universidades, investigadores e ingenieros investigarán en materia de robótica, procesamiento de imagen y otras tecnologías para avanzar en el proceso de desmantelamiento.

En los últimos 5 años, el Gobierno nipón y TEPCO han lidiado con las toneladas de agua contaminada empleada para enfriar los reactores cuando el seísmo y el tsunami los dejaron sin los generadores primarios y de emergencia, pero ahora tienen que seguir avanzando en los trabajos, incluida la retirada del combustible. La retirada de las barras de combustible fundido es el proceso más complejo dentro de las labores de desmantelamiento de la central, que llevarán tres o cuatro décadas.

Situación “todavía complicada” en Fukushima

Por otro lado, la situación actual en la central nuclear japonesa de Fukushima Daiichi «todavía es complicada», según el director general adjunto y responsable del Departamento de Seguridad Nuclear de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Juan Carlos Lentijo, que cree que aún «lo más difícil de controlar» un lustro después son los núcleos de los reactores fundidos. Eso sí, destacó que la situación en la planta atómica «ha mejorado mucho» respecto a cuando visitó la central en 2011. Ahora, subraya que el programa de actividades tiene el objetivo final de desmantelar la central, para lo que faltan «unos decenios». Ahora lo importante es que la estabilización de la central se garantice de forma sostenible para el futuro.

Lentijo, ingeniero vallisoletano, indica que una de las cuestiones que plantean más retos a corto plazo es la acumulación del agua contaminada y la filtración del agua subterránea que baja de la colina hacia los edificios principales. Para ello, recuerda que se diseñaron numerosos sistemas de descontaminación del agua y una barrera para prevenir que esta siga entrando. En Fukushima se implantaron numerosas medidas y sistemas para evitar que el agua contaminada salga al mar. La última novedad, que está en su fase final de implantación, es la construcción de una barrera de hielo en el suelo, cuyos sistemas ya están instalados y pronto comenzará la etapa de pruebas para llegar a «eliminar o limitar la acumulación de agua contaminada».

Sin embargo, el responsable de la OIEA estima que a largo plazo las actividades más importantes y difíciles será la retirada del combustible nuclear que quedó dañado. «Tienen buenos planes iníciales y ahora tienen que diseñar en detalle las actividades concretas para ponerlas en marcha», comentó. Con todo, apunta que el de Fukushima no será un desmantelamiento «normal», por lo que aplaudió el programa japonés de investigación muy ambicioso con el que se desarrollarán nuevas tecnologías y programas. En todo caso, considera que «lo más difícil de controlar» son los núcleos de los reactores fundidos, mientras que calificó de «experiencia extraordinaria» el proceso de retirar el combustible nuclear gastado que había en el reactor 4.

Por otro lado, el directivo de la OIEA ha destacado que los datos apuntan que en el futuro seguirá aumentando el parque nuclear mundial. Los datos hablan de una previsión de crecimiento, aunque ha puntualizado que «no está igualmente distribuida en todas las regiones del mundo» sino que la tendencia ascendiente se observa en Asia frente a la estabilización o descenso en Europa o Estados Unidos. Lentijo ha agregado que como tecnología, la nuclear tiene ventajas e inconvenientes y que es decisión de las autoridades de cada país tenerla en cuenta como uno de los posibles vectores de futuro para determinar la forma de cumplir los objetivos del cambio climático puesto que ha recordado que no contribuye a emitir CO2.

Finalmente, sobre la operación a largo plazo, ha manifestado que el tiempo en las centrales nucleares no es una cuestión de años, sino de condiciones de funcionamiento y conservación y, por ello, considera que cuando se llega a las edades para las que fueron licenciadas, se debe analizar las mejoras que se deben implantar si se quieren operar durante más tiempo. «No existe una vida determinada para las instalaciones, sino una vida condicionada por las autorizaciones que tienen. Se plantean por 40 años y después de decenios de operación y revisiones periódicas se comprueba si la instalación puede seguir operando si cumple las medidas de seguridad necesarias», ha concluido Lentijo.

Greenpeace denuncia que Japón «coacciona» a la población a volver a las zonas contaminadas alrededor de Fukushima

Europa Press.– Greenpeace acusó al Gobierno japonés de forzar a la población que hace 5 años residía en los alrededores de la central nuclear de Fukushima a volver a residir ahí o dejar de cobrar las ayudas, pese a que la zona sigue con niveles de contaminación que no se ajustan a los objetivos que se marcó el país, según asegura la organización, que ha acudido a las zonas contaminadas para realizar mediciones de radiactividad.

Según la organización, hay cerca de 100.000 personas que siguen viviendo fuera de sus casas debido a la contaminación que se extendió a los alrededores de la central nuclear. «La mayoría de las personas evacuadas se verán forzadas a volver a sus casas en 2017, aunque sus comunidades estén contaminadas», denuncia. La responsable de Energía Nuclear de Greenpeace, Raquel Montón, acusó al Gobierno nipón de «hacer trampas» y decirle a los japoneses que las personas desplazadas «están empecinadas en que no se recupere su tierra» porque «no quieren volver a sus casas«, y cree que el mensaje responde a una intención de volver a poner en marcha los 54 reactores nucleares que el país paralizó tras el desastre en Fukushima.

Al mismo tiempo, critica que se está «coaccionando» a las personas desplazadas para quitarles las ayudas y forzarles a volver a sus casas. «Para las primeras reclamaciones les mandaron un formulario de 60 páginas para rellenar y unas instrucciones para rellenarlo de 160 páginas. Ese es el panorama para pedir ayudar. Si encima te las retiran, te ves en una coacción», explicó. De hecho señaló que el relator de Derechos Humanos denunció que el tratamiento que el Gobierno japonés está dando a los desplazados «va en contra de los Derechos Humanos». «Tú no puedes coaccionar a la gente para que no elija la salud o el nivel de salubridad que necesita para su vida», reivindicó.

Montón ha explicado que la idea del proceso de descontaminación que está llevando a cabo el Gobierno consiste en tratar de retirar la contaminación de las zonas de acceso restringido (hay una zona en la que no se permite pernoctar y otra de acceso prohibido) hasta llegar a los niveles que se han marcado como objetivo. «Una vez se alcancen esos niveles sobre el papel la gente puede volver a sus casas y dejan de recibir las ayudas que ahora mismo están recibiendo», ha indicado.

Sin embargo ha criticado que los objetivos que se ha marcado el Gobierno «están muy por encima de los estándares internacionales» y que, pese al trabajo de descontaminación que se está llevando a cabo, «no se consiguen». «Hemos estado allí hace dos días y en ningún caso en las zonas ya limpiadas por el Gobierno los niveles estaban por debajo de los objetivos, estaban al doble o diez o veinte veces más». «El nivel objetivo del Gobierno japonés es 0,23 microsievert por hora. Está muy por encima de los estándares internacionales, y ese 0,23 no te lo encuentras nunca. Nunca. Te encuentras 2 o 3 microsieverts, diez o veinte veces más», ha asegurado la activista.

Según Montón, los estándares del Comité de Protección Radiológica de la ONU marcan que ningún ciudadano debe estar a más de 1 milisievert al año. «No es que más allá nos pase nada, sino que se entiende que cuanta menos radiación se reciba, mejor», señaló. En casos excepcionales, como cuando se está produciendo un accidente, la OIEA admite que el nivel de radiación se eleve a 20 milisievert anuales «por un tiempo limitado» para realizar las operaciones necesarias solucionar la situación, nivel que también se emplea como criterio del «cupo máximo» de radiación que puede recibir el trabajador de una central nuclear. Un nivel que el Gobierno japonés ha fijado como seguro mientras se pone solución al accidente de Fukushima”.

Montón explicó que el proceso de descontaminación consiste en buena parte en retirar tierra contaminada alrededor de las viviendas (20 metros a la redonda de cada casa) y de las cunetas. Hasta el momento, según indicó, se rellenaron más de 9 millones de bolsas con una capacidad de un metro cúbico cada una de ellas que se han ido apilando en un total de 114.000 lugares, muchos de ellos explanadas en zonas de monte. Además, indicó que la mayor parte de la contaminación radiactiva ha ido a parar al mar, no solamente durante los primeros días sino también en la actualidad, por el agua contaminada que se vierte al mar y las partículas radiactivas que arrastra el ciclo del agua.

En todo caso, tanto la activista como el director de Greenpeace en España, Mario Rodríguez, han hecho hincapié en que las conclusiones del accidente de Fukushima «evidencian que la energía nuclear es una energía peligrosa de la que hay que prescindir» y han señalado que en Japón «no ha habido cortes de luz» durante los últimos años, pese a la desconexión de sus reactores. «La contaminación radiactiva no tiene solución ni con accidentes ni sin accidentes. Los residuos nucleares son residuos para siempre», han insistido.