La energía fotovoltaica tiene sello español en Japón, el país del sol naciente

EFE.- En torno a una decena de empresas españolas de energía renovable han aterrizado en el último lustro en Japón, un mercado en el que gracias a su amplia experiencia y capacitación han dejado una notable impronta en el sector solar fotovoltaico. Lo sucedido en Fukushima hace poco más de cinco años está en el origen de la llegada de estas compañías, ya que el accidente nuclear obligó al país asiático a ampliar su abanico de recursos energéticos.

El accidente provocado por el terremoto y tsunami de marzo de 2011 cristalizó en un apagón nuclear que duró casi dos años y cuyos efectos son aún persistentes, ya que actualmente solo una central atómica está generando energía en todo el país. De este modo, el pistoletazo de salida para la fotovoltaica llegó con la aprobación en julio de 2012 de un sistema de feed-in tariff, como el que existe en varios países del mundo (como España), y que obliga a las eléctricas a adquirir lo que se genera en plantas renovables a precios prefijados.

Con la vista puesta en esa nueva normativa, European Clean Energies (ECC), un conglomerado de socios españoles y japoneses, aterrizó en el archipiélago un poco antes, en marzo de 2012, con el objetivo principal de desarrollar parques fotovoltaicos para ceder después los derechos de operación a empresas niponas o foráneas. En su primer año desarrolló un total de 18 proyectos y está involucrado en 150 este año, en el que estima construir alrededor de 80 megavatios de capacidad según ha indicado un portavoz de ECC.

Futuro a más largo plazo

«En Japón hay que demostrar una seriedad y una estrategia a largo plazo además de contar mayoritariamente con personal japonés», cuenta por su parte David Vallejo, director ejecutivo de Solarig en el país asiático, donde la empresa llegó en julio de 2012 y lleva desarrollados más de 200 megavatios en ocho países. «Tras dos años en Japón, la reacción de los locales cambia y todo se simplifica al poder demostrar seriedad, consistencia y profesionalidad», afirma.

Por otra parte, casi todos los grupos españoles coinciden en señalar que el futuro en Japón pasa ahora por las operaciones de EPC (Ingeniería, abastecimiento y construcción). En este terreno el mercado nipón resulta muy atractivo por el gran número de plantas levantadas, algo que atrae también a recién llegados como Grupo Ortiz, que tomó la decisión invertir aquí a finales de 2015. «El potencial que tiene este mercado para los próximos cinco años, donde se van a construir más de 30.000 megavatios de parques solares fotovoltaicos, fue una de las razones que nos trajo aquí», explican desde esta empresa.

Pero es en este terreno del EPC destinado a operación y mantenimiento donde los grupos españoles deslumbran a los clientes locales gracias al altísimo nivel de capacitación técnica, experiencia y solvencia. La vocación de internacionalidad de estas compañías fotovoltaicas, sumada a los efectos de la última reforma del sector renovable en España ha impulsado la dependencia del sector exterior, que para muchas supone ya un importante volumen de su facturación.

En el caso de MFV Solar, que llegó a Japón en 2014 realizando ya seis proyectos, el cambio legislativo hace que la compañía sea ahora «una empresa eminentemente exportadora, quedando en España únicamente los servicios centrales«, según cuenta el gerente de la entidad en el país asiático, Álvaro Estellés. «Las cifras de negocio de la empresa dependen casi exclusivamente del sector exterior», insiste Estellés, que considera que las perspectivas en el archipiélago se antojan favorables para los próximos cuatro años.

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