El Centro Tecnológico Cartif desarrolla en Laguna de Duero (Valladolid) un proyecto de eficiencia energética basado en renovables y rehabilitación

EFE.- El barrio de Torrelago, en Laguna de Duero (Valladolid) y una de las primera zonas residenciales dormitorio de Castilla y León, está demostrando en Europa cómo los hogares puede ahorrar energía combinando renovables y técnicas de rehabilitación. El Centro Tecnológico Cartif, con sede en el Parque Tecnológico de Boecillo, coordina el proyecto Cityfied, con un presupuesto global de 48,6 millones, subvencionado parcialmente por la Unión Europea, y en el que también participan dos ciudades más: Lund (Suecia) y Soma (Turquía).

El proyecto, que en Cartif coordina el ingeniero Alí Vasallo, especialista en estructuras y edificios, comenzó a desarrollarse en abril de 2014, aunque la previsión es que esté completamente finalizado en 2019. Se eligió el barrio de Torrelago por representar una tipología de vivienda muy extendida en España en la que se basaron las llamadas ciudades dormitorios y que en Valladolid tiene otros ejemplos, como el Parque Arturo León, muy cercanos al desarrollismo que se propagó en la década de 1970 y principios de 1980.

Ya se ha completado en Torrelago la transformación de 12 de los 31 bloques,unas 1.500 viviendas, algunas de las cuales ya han podido comprobar el funcionamiento del nuevo sistema de calefacción y las ventajas de un aislamiento adecuado de las viviendas. El proyecto de Torrelago, con un presupuesto de 16 millones de euros, consiste en crear una red de calefacción centralizada y alimentada por una única caldera de biomasa, completada con instrumentos precisos para una regulación de la temperatura acorde con las necesidades de cada espacio. Esta caldera estará apoyada por otra de gas natural que entrará en funcionamiento únicamente cuando la demanda alcance su punto más alto y solamente para agua caliente sanitaria.

Por otra parte, también se lleva a cabo el revestimiento de los edificios con un aislamiento exterior mediante una capa de poliestileno expandido de 8 centímetros que, según Vasallo, aunque no supone una gran novedad funciona «bien». Con la combinación de las dos técnicas, la utilización de las energías renovables, como fuente de calor y un aislamiento de la vivienda adecuado, según los cálculos de Susana Gutiérrez, investigadora de Cartif, la reducción de la demanda de energía se puede situar entre el 40% y 50%.

Según Vasallo, una calefacción sostenida con biomasa lanzará menos emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera que los combustibles fósiles mientras permite alcanzar en invierno un calor confortable. De acuerdo con los estudios previos, solamente en Torrelago se podrán reducir las emisiones de dióxido de carbono en 3.500 toneladas por año, unas 10.300 si se suman lo previsto en Lund y en Soma. Los coordinadores del proyecto en el centro tecnológico de Cartif aseguran que otras ciudades europeas ya han mostrado interés en conocer los primeros resultados, de los que se ofrecerá un avance en un encuentro internacional que se celebrará en marzo en Udine (Italia), pero los definitivos no se conocerán hasta 2019.

Aunque ya se completaron 12 bloques, los inicios contaron con la oposición de un grupo minoritario de vecinos que plantearon demandas colectivas en los juzgados, que después fueron rechazadas por los juzgados de Primera Instancia números 5 y 15 de Valladolid. Lo cierto es que los vecinos tendrán que afrontar económicamente una parte del proyecto, ya que el 50% lo financia la Unión Europea, pero sus aportaciones se pueden cubrir con el ahorro que les suponga la factura energética, según los coordinadores, quienes aseguran que el mayor riesgo lo asumen las empresas socias de la iniciativa, Veolia y 3IA Ingeniería.

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