La subida de tarifas y la demagogia

La subida del 11 % que propone la Comisión Nacional de Energía en las tarifas integrales para el tercer trimestre de 2008 y que tanto revuelo ha generado, antes, durante y después de su proceso en este organismo regulador. Revuelo ocasionado fundamentalmente por que en los ultimos años, las tarifas eléctricas han sido el ultimo reducto de un sistema económico franquista: una visión intervenida del Estado, que impidiese que los consumidores de forma progresiva y anticipada asumieran los precios reales del servicio que utilizan.

Para ser lo más didácticos posibles, hay que recordar que el precio de la energía eléctrica, está formado por el coste de generación (determinado, en términos de precios en un mercado liberalizado, mediante oferta y demanda), transporte y distribución y otros conceptos menores como la moratoria nuclear, las cuantías dirigidas al pago de los gastos de los organismos reguladores, etc… Salvo la generación (que como hemos dicho es resultado de las fuerzas del mercado), el resto de conceptos está regulado y fijado por imperativo legal, por lo que sólo puede ser variable en la evolución de la tarifa lo que nos cuesta producir la energía (es por eso por lo que nadie discute lo que ‘cobra’ Red Eléctrica de España en su actividad de transporte en régimen de monopolio). Es decir, lo único que puede variar es el coste de generación de la misma.

Se produce déficit tarifario cuando la tarifa eléctrica cobrada a los consumidores es insuficiente (en la medida que está fijada por el gobierno, está topada) para acometer todos los costes de una forma aditiva (por suma de todos los costes parciales). Y, eso ocurre por la propia evolución de los precios de la generación eléctrica. Cuándo esa diferencia se calculaba a final de año, se identificaba un déficit tarifario ex post. Ahora, que desde el primer momento del año, se sabe a conciencia que la tarifa será insuficiente, se fija una tarifa artificialmente baja, ese déficit es ex ante (es decir que pagamos en el coche la entrada y las letras). Lo que si es claro es que las empresas eléctricas perciben en todo momento, la resultante de los precios de generación eléctrica y la cobran. Por tanto, siempre cobran la energía entregada en el mercado, al precio de mercado. Esta decisión tarifaria no afecta, por tanto, a sus ingresos.

¿Y, de qué dependen los precios de la generación en una sociedad avanzada y occidental? De la evolución del mercado eléctrico en un contexto generalizado de funcionamiento, libre y no intervenido. En este sentido, nuestro mercado, plenamente homologable con los de nuestro alrededor, ha recogido la evolución general en materia de coste de generación de la electricidad, con comportamientos semajantes a lo que ha pasado en el resto de países europeos. Las causas de la evolución creciente de los precios, las encontramos en el crecimiento de la demanda y en la oferta, con la elevación de los costes de materias primas (combustibles).

En este sentido, la subida que ha propuesto en esta primera ocasión de sus recién estrenadas funciones, la CNE sirve simplemente para equilibrar la diferencia de lo que ha subido la luz en el mercado de generación eléctrica desde principios de año (ultima vez que se fijó la tarifa) hasta ahora, descontando el denominado déficit tarifario ex ante (parte de la tarifa que decidimos ya en enero no pagar en el momento en que se produce para postergarla catorce años más tarde: las “letras”). Quiere decirse que: a) el gobierno fijó una tarifa insuficiente para pagar los costes; b) esa insuficiencia era financiada; c) la evolución de los costes (como ha pasado en toda Europa ha sido mayor que la esperada; d) por tanto, esa insuficiencia era nuevametne insuficiente e) hay que subir la tarifa eléctrica para compensar esa segunda insuficiencia y dejarla nivelada con lo que ha pasado este año.

Pero, el desfase tarifario acumulado a 31 de diciembre de 2007, un montante de considerables proporciones, persiste, no hay reducción del mismo, con esta medida. Un volumen amasado concienzudamente en estos años por falta de capacidad política y de sentido económico de mercado. Y, está muy por encima de esta cuantía del 11 %. En ese sentido no se ha recortado nada. Hay estimaciones que lo cifran casi en un 40 %. Con lo cuál, esta subida del 11% (que hace poner el grito en el cielo a los consumidores, como es razonable), por una parte no es habitual en el comportamiento de nuestra Administración por su falta de tradición, pero por otra, por su cuantía, no viene a aliviar el problema de fondo. Lógicamente, hay un escenario peor, el de no hacer nada o seguir anclados en el IPC.

En paralelo, en un país con poca tradición de mercado y mucha de intervención, se ha desatado (desde no se sabe que instancias) una campaña paralela para satanizar a las empresas eléctricas con la subida de las tarifas, haciendolas culpables. Y, así lo recogen, opinadores en sus columnas, más o menos bienintencionadas (pero desinformadas) y muchos particpantes en tertulias, un oficio español puramente. Incluso hay desbocados que han dicho que se sube la tarifa para pagar las nucleares (¿?). No hay responsables de no haber dosificado a tiempo por el terror atávico a la pérdida de votos o a sacar la tarifa del debate partidista. La teoría es que las eléctricas ‘se forran’.

En todo ello, en esta campaña, ha venido hasta providencialmente para sus impulsores, la presentación de resultados de las empresas del primer trimestre a la que estamos asistiendo (obligación, por otra parte de las sociedades mercantiles). Y, esto incluso desde alguno de los prebostes del sector energético y miembros de las ‘minorias creativas’ se haga de forma intencional, sin separar si esos resultados se producen en España, o fuera, si se genera inversión o si no. Les da igual en su demagogia y en su cruzada (el peso de los resultados de las eléctricas españolas es creciente en el exterior, frente a la actividad en nuestro mercado interior, sometidas al acoso regulatorio).

Porque estamos ante dos situaciones que parecen paradójicas, pero que no lo son: primera, que las eléctricas tengan beneficios (en su mayor parte fuera de España), que inviertan, estén bien gestionadas, sean empresas que garanticen un servicio de calidad. Son empresas y se deben comportar como empresas.

Segunda cuestión: que la subida de tarifas aprobada, en realidad, no afecta a los ingresos de las empresas eléctricas, es decir no tienen más beneficios, contrariamente a las informaciones tendenciosas e interesadas. Sólo sirve para reducir la deuda tarifaria de los consumidores con el sistema eléctrico (y sus intereses futuros) que se va financiando fruto de una tarifa insuficiente. Sólo sirve para que el déficit tarifario sea menor. Y por ello, esa tarifa, cuando se eleva, sirve para que el consumidor sepa lo que gasta, conozca lo que cuesta y no decida bajo la ilusión monetaria de un regulador paternalista, de forma que no genere más consumo a las empresas eléctricas (engañado por una señal de precios falsa), sea ineficiente en su consumo (económica y medioambientalmente) y genere una carga adicional: los intereses financieros. Por tanto, la subida de tarifas iría contra los intereses de las propias eléctricas (debe incidir en la reducción del consumo, disminuiría la demanda), pero evitaría las trapisondas regulatorias y los intervencionismos trasnochados, como tentación de reguladores poco ortodoxos.

Queda por analizar el resto de conclusiones que el organismo de Maite Costa profiere en su inquietante nota de prensa. Veremos.

La semilla del diablo

La publicación la semana pasada por parte del diario económico “La gaceta de los negocios” de la candidatura de Natalia Fabra a Directora General de Energía, es una piedra de toque a un movimiento de más amplío recorrido y de mayor espectro. Para ello nos tenemos que retroceder a la película de Roman Polanski “La Semilla del Diablo”, un clásico del cine de terror que ha llegado hasta nuestros días casi intacto y que podemos señalar como metáfora de lo que está pasando en la energía.

La película narraba como una conspiración de satanistas hacía que la protagonista (en este caso Mia Farrow) tuviera un hijo engendrado por el diablo: sería el anticristo, el cumplimiento de una profecía que rompía el orden establecido y la venganza contra el orden establecido tras la llegada del mesías. La atmósfera que se cuece ante la protagonista, es de pura claustrofobia, de forma que no hay puerta a la que llame para escapar que no esté relacionada con la secta de satanistas y la red formada es tan intricada y difícil de escudriñar que la sensación de la protagonista es de desamparo. La protagonista acaba resignada por tener a su hijo en esa ceremonia de intereses que le lleva a no controlar sus actos.

Con carácter previo hay que enmarcar dos realidades, caras de la misma moneda, tan graves cada una por separado, como ejemplos de la laxitud en que han devenido las conductas de nuestra Administración. La primera es la relación entre público y privado, puesta de manifiesto con el paso del David Taguas (que fuera mentorizado en su sustitución por el actual Ministro de Industria, Miguel Sebastián al cargo de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno) a la patronal de la construcción SEOPÁN. Por otra parte, no tan conocida, pero igual de lacerante es la ‘desindependización’ operada en los órganos independientes. Y, a primera vista, no resulta tan escandalosa, porque de violarla de continuo parece que se hace más o menos normal que estas relaciones tengan un cierto grado de chalaneo o, más suavemente, de ‘informalidad’ tolerada un poco inconsciente. Elementos sobre los cuáles no cabe sólo la autorregulación (un ejemplo de autorregulación es la omertá o pacto de silencio), lo que cabe la exigencia, regulada y con el mayor cuidado y exquisito escrúpulo.

Por tanto, en el caso del hipotético nombramiento de Natalia Fabra (el periódico lo recoge como una hipótesis), la primera reflexión que hay que realizar es como una minoría (creativa) en este caso, se ha ido colocando en el puesto de control del sector, en pos de las posiciones y la provisión de ideología afirmando sus posiciones de influencia y poder. Todo ello, consecuencia trágica de la carencia de una cantera de profesionales que pueda acometer con cierta perspectiva y cierta mirada la responsabilidad gestora y regulatoria el sector energético, sin ser un ‘hooligan’, un intervencionista o tenga pretensiones de hacer su Real Decreto para pasar a la posteridad. Alguien más o menos homologable occidentalmente. La primera consecuencia de todo ello, es el permanente escándalo en que gravita la energía hace ya varias Administraciones, objetivo a superar que se debería plantear el nuevo Ministro con una cierta altura de miras, sustrayéndose al camino fácil y trillado de actuar por debajo de la mesa.

Y eso nos lleva al meollo de la cuestión, la laxitud con la que se trata la palabra independencia en nuestro país, configurando un excipiente en el que todos los gatos son pardos. Que un consejero en la Comisión Nacional de Energía pueda ir navegando en diferentes configuraciones del organismo por diferentes siglas políticas y sobrevivir con la etiqueta adscrita territorialmente, es un ejemplo. Que la esposa del Secretario General de Energía (regulador principal) tenga un puesto de relevancia dentro de la Comisión Nacional de Energía (regulador independiente) (algo que a nadie le ha causado ninguna extrañeza en todo el tiempo en que Marin estaba en la Oficina Económica, ni ha levantado la voz, por lo que nos da señales del estado del arte. ¿Habrá algún lugar en la Administración en que le perjudique menos su presencia?). Otro ejemplo, son las vinculaciones directas entre el anterior Secretario General de Energía y el actualDirector de Regulación de la CNE. O bien, que la Comisión Nacional de Energía contrate los servicios profesionales de Natalia Fabra y que figure en sus publicaciones en el mismo estadio que profesionales con más de 30 años a sus espaldas en el sector, haciendo que las coberturas de puestos se realicen de forma fuertemnte endogámica. Todo ello nos aboca en el terreno poco elegante de los capicúas, evidentemente ‘contradicción’ in términis a la palabra independencia. Lo que nos obliga a diferenciar lo legal, lo justo, lo responsable, lo estético y lo ético. ¿A esto es a lo que se le llama ‘management’ latino?

Por ello, que se alcanzara el paroxismo de que sea la hija de un Consejero, Directora General de Energía, nos introduce en un túnel que supone dar un paso más en la perversión de la palabra independencia. Separaciones nítidas, ‘murallas chinas’ entre reguladores independientes y regulador principal. Esa es la causa de que determinados modelos de supervisión, no estén contestados y sean respetados, dentro y fuera de nuestras fronteras. Porque el primer problema, el más grave es que ya se haya hecho normal y parezca normal en un contexto dónde no hay políticas, no hay asuntos públicos, hay intereses.

Y, este posicionamiento no tiene que ver con la ideología de Natalia y Jorge Fabra, ni con sus posicionamientos, dónde se pueden ver ideas e inspiraciones coincidentes, sobre el funcionamiento de mercado, con subastas de capacidad crecientes, topes de precio por tecnología y cualquiera artilugio regulatorio complementario para dibujar un mercado fuertemente intervenido, dirigido a la obtención de resultados previamente definidos o que afecten singularmente a distintos tipos de tecnologías.

Es momento de volver a la ortodoxia, a la independencia con mayúsculas y a romper esas relaciones peligrosas (Les liasons dangeroux como escribió Chaderlós de Laclós) y se evite continuar con las tragaderas de la palabra independencia en nuestro país. Para que cada uno haga lo que debe y no llegue el anticristo del mercado. Lo peor que puede pasar tras el ‘affaire’ de Taguas, es que todo se quede en un escándalo momentáneo. Además, habría mas empleo.

Cada día tiene su afán

Parece que el afán ha estado detrás de la designación de Sebastián al frente de la cartera de Industria. Como los grandes trascendentalistas y religiosos hablaban de afán para hablar de los objetivos del hombre, una predestinación así ha estado detrás de este nombramiento. Por eso, tras los primeros momentos de estupor y de ese proceso vertiginoso de nombramiento de los ministros, juramento/promesa de su cargo, elección de equipo, entre otras liturgias, ahora se van conociendo más detalles, sobre el alcance de la designación personal de Miguel Sebastián y de las circunstancias que lo rodearon.

Parece confirmarse que se trata de una decisión personal, directa del propio Presidente y que, por el propio decurso de los acontecimientos, parece miliméticamente preparada desde el mismo momento en que comenzó el proceso de quinielas para la conformación del gobierno. Por eso, toda la parafernalia de orquestar una ceremonia interesada de las filtraciones que se venían produciendo en torno a otros nombres, entre ellos el del propio David Vegara, hombre muy cercano al Vicepresidente Solbes. Varios globos sondas que atribuían la cartera de Ciencia e Innovación al ex Director de la Oficina Económica del Presidente, son considerados a la vista de los hechos posteriores como un ejercicio consciente de despiste, desvelado en el ultimo momento, toda vez que también esta nueva cartera ha ido ido a parar a personas de su círculo.

También se ha podido saber que, en Economía de esta designación no tenía noticia alguna, lo que fue una sorpresa que corrió como la pólvora. Todo apunta a una estrategia dirigida desde el centro de mando para obtener el objetivo prioritario que era el conseguir a toda costa el acomodo de Sebastián en el puesto de Ministro, sin que ninguna operación pudiera ‘quemar’ al candidato. Había dos cosas que no encajaban en la versión ‘naif’ que era colocar a Miguel Sebastián al frente de un Ministerio de Innovación: la primera, el reducido ámbito competencial que recibiría el nuevo y flamante Ministro. La segunda, el ejercicio de cobertura y defensa a ultranza que había realizado el propio presidente desde el fracaso de Madrid, era desmedido para un resultado tan modesto. En suma, una ingenuidad.

Por otra parte, Sebastián no goza de buena reputación dentro del propio partido y en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, en la medida que ha sido responsable de varios momentos difíciles de explicar al partido. Desde la campaña electoral y el resultado en el Ayuntamiento de Madrid, hasta el comportamiento conocido en las operaciones corporativas en su etapa en Moncloa, habían hecho mucho daño en su relación con el Ferraz. Eso y el hecho de provenir directamente desde la cúpula, el hecho de ser designado, impuesto, es algo que siempre provoca recelos importantes (que se lo digan si no a Manuel Pizarro). Pero, también es cierto, que el Presidente relativiza la función del partido de forma instrumental en su ejecutoria desde que es inquilino en La Moncloa, y ahora más, una vez conseguida la reelección. También relativiza, el papel de Solbes en la campaña y en la economía, creador del ‘frame’ de la confianza.

Por su parte, las empresas, digieren cada una a su manera al nuevo inquilino. Un nerviosismo que se tradujo en palabras de elogio al nuevo Ministro (mal llamado ex Asesor económico del Presidente, porque nunca ha sido ex). Por su parte, Florentino Pérez no acude a su toma de posesión. Los responsables de las empresas energéticas están todos presentes. Nadie puede estar tranquilo en su fuero interno.

A Miguel Sebastián, todo el mundo le considera capaz de componer en torno a sus trazos, cualquier complejo trasiego en la composición de la estructura empresarial y financiera de nuestro país. Y, el riesgo que todos los medios apuntan es ése, que esa puede ser su mayor dedicación y afán (cada día es un afán). Y, parece que la propia conformación del Ministerio hará que sea el propio Sebastián el que se implique más en los asuntos relacionados con las empresas de los sectores que son objeto de este Ministerio, pongámonos en el caso de la energía.

Lo que está visto es que Zapatero se ha desligado completamente de ataduras y del partido, una vez ‘utilizado instrumentalmente’ para un nuevo tipo de cesarismo en la Moncloa (y ya van tres, en formatos diferentes)’ e ‘inutilizado operativamente como partido’, al ser definido como una máquina de ganar elecciones y organizar mitines. A este presidente fuertemente táctico, ya se le llama en la prensa en su segunda legislatura, el Zapatero afianzado, frente al antiguo «Bambi».

Cada Presidente tiene su afán. Cuidado con el gobierno de los afanes.

La brecha medioambiental

Acaba de hacerse público un primer balance sobre el resultado y la evolución en el año 2007 del comportamiento de los derechos de emisión de carbono. A estos resultados se les podría aplicar esa lógica de corresponsal de guerra que afirma “un millón de muertos en una guerra, es una estadística; una historia personal es una noticia”.

Lo primero que resulta llamativo es la forma en que se hacen públicos estos resultados, sin que se puedan sacar una tendencia conjunta o general, es decir, la forma de diseccionar los resultados, parece que ofrece un juego de suma cero, o casi cero, un formato que busca escamotear el fracaso de una política que debe ir dirigida, no nos olvidemos a la reducción de emisiones. Así, se dice que en la industria, prácticamente ha quedado estable su evolución (crece un 0,3 % según los avances). En el sector energético ha crecido un 5% y en conjunto de estos sectores (industria y energía) es del 3%.

Inflación medioambiental en el sector energético

En segundo lugar, parece también particular las cifras de crecimiento que se manejan. Muy discretas, la más alta precisamente es el 5% del sector energético, con lo cual parece incluso, que la emisión de este gas efecto invernadero, podría estar controlada. Que no hay inflación medioambiental. Lo que parece, es que en las comparativas, no se señala que el objetivo que tenemos es de reducción, no de crecimiento.

Lo que también puede influir en esta forma de presentar los datos, es el hecho de que el propio Presidente del Gobierno utilizase estos datos en los debates electorales, y se haya procurado hacer un titular que no dejase en evidencia al propio Zapatero (hombre comprometido con el medio ambiente, según todos sus discursos) dado que había aireado que se habían reducido las emisiones, apoyándose en las cifras del año 2006. Un año, que climatológicamente fue muy bueno desde el punto de vista de los factores que influyen en la evolución del crecimiento o no de estos gases.

Por ello, es curioso (ahora que ya el extremeño está en Wikipedia), parece que los ‘extremeños’ se tocan. Nuestros máximos representantes justificaban los pobres resultados del año 2007 en la meteorología. Con lo cual la justificación, que parece exonerar de capacidad de acción, a los humanos y sus políticas. Y, la realidad, es que los únicos resultados de moderación, más que de reducción en estos años, los del 2006, los que exhibió Zapatero, si que son los directamente relacionados con la meteorología. El resto, dependen de la carencia de políticas coherentes de reducción de emisiones en el sector energético.

Lo que parece claro es que esta forma disociada de presentar los datos no hace justicia a la combinación de políticas seguidas en materia de gases efecto invernadero en el sector energético, cuyas señales a los agentes no han sido especialmente decididas a la hora de impulsar la reducción de emisiones, más bien todo lo contrario. Desde como se ha articulado el Plan Nacional de Asignaciones, y su desproporción entre tecnologías emisoras y tecnologías como los ciclos combinados. Cuestión que ha sido criticada por la propia Unión Europea (que incluso ha apuntado la existencia de ayudas de Estado) así como el abuso de los mecanismos de desarrollo limpio (algo que en el fondo, es una manera de evitar cambios en las tecnologías, verdadero objetivo de todo el andamiaje medioambiental y su escenificación pública).

Del mismo modo, el descuento de los derechos de emisión en la tarifa eléctrica, tampoco parece que tiene incentivos a las tecnologías no emisoras (solución verdaderamente ocurrente para el déficit tarifario, única en todo el arco de la Unión Europea, aplicada a ‘escote’ en las instalaciones –emisoras o no- y pensada para controlar las rentas de los operadores más que en la política medioambiental). Más bien, al revés, porque en su perversidad, se convierte en la peor de las soluciones posibles, dado que al distribuirse entre todos la contaminación del sector energético, el que contamina, cobra y es subvencionado por resto.

Lo que hay que tener claro es que fruto de una política farisea en materia de reducción de derechos de emisión, estamos afectando a la tan cacareada palabra competitividad, mantra de la ‘nueva-política-para tiempos de crisis’. Cuanto más crezcan nuestra demanda de derechos de emisión frente a la reducción a la que estamos comprometidos, cuanto más se amplíe nuestra brecha medioambiental, más costosa es en conjunto para toda la economía y para toda la sociedad. La táctica de mantener todo igual, nos lleva a estos resultados.

En breve, este fin de semana, probablemente se conocerá si hay nuevo gobierno. Si se crea un “Superministerio” de Medio Ambiente, o lo que sea. La pregunta es si cambiarán las políticas, la operada desde el Ministerio de Industria desde la Secretaria General de Energía y desde el propio Ministerio de Medio Ambiente colaborador necesario en esta construcción peculiar del tratamiento de las emisiones de carbono. Sobre todo, para evitar que los que conocen la misma y sus resultados, no sean llamados al escándalo cuándo nuestros políticos y responsables del Estado se columpian con las estadísticas o las utilizan torticeramente en su favor.

Para evitar que en estos cuatro años, se produzca el efecto mancha de aceite de duda sobre esta política, se precipite y cale socialmente entre los ciudadanos y votantes, bienpensantes y confiados ante tanta retórica medioambiental y vayan conociendo las verdaderas razones de esta brecha entre el discurso y la realidad (los ciudadanos cada vez tienen menos confianza en lo que escuchan y escrutan mejor lo que pasa, al estar mejor informados). Para verdaderamente actuar con sentido de futuro en materia medioambiental, pensando a la vez en clave de competitividad.

Por sus resultados les conoceréis.

Factótum

Este período previo a la constitución del nuevo gobierno es propicio tanto para las especulaciones como para los balances, con el acento en el personalismo inherente a sus protagonistas. Si la semana pasada repasábamos la ejecutoria de Ignasi Nieto, como Secretario General de Energía (que por méritos propios ha acaparado la atención informativa de los cuatro años de legislatura, pese a estar únicamente año y medio al frente de este puesto), el reparto quedaría incompleto si no habláramos de Luis Atienza Serna, presidente de Red Eléctrica, verdadero factótum del sector ante el Ministerio de Industria en este año y medio, proyección de los últimos cuatro años. A Atienza hoy se le identifica plenamente con REE, del mismo modo que se identificaba a Manuel Luque con la empresa de detergentes Camp, logrando imprimir un cierto personalismo a su vinculación a esta empresa privatizada, sin clientes y reminiscencias de su historia como organismo público.

Por tanto, se trata del segundo personaje/empresa, tanto monta, monta tanto, que tratamos en este seriado, pues el que debería haberse considerado teórico primero, Joan Clos, ha quedado en el ámbito de la energía subsumido por la pinza de estos dos, quedando para las ocasiones, inauguraciones, ceremonias y actos oficiales.De hecho, en los últimos días Atienza se ha añadido a la quiniela de la lista de sustitutos del ex Alcalde de Barcelona, al frente del Ministerio de Industria.

Atienza, ex Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en el último gobierno de la etapa socialista anterior, le precedía un prestigio personal, relacionado con su propio talante. Hombre considerado de muy buen trato, se ha visto impelido por el propio papel de Red Eléctrica de España como juez y parte en el sector eléctrico español, y su conformación de posición de superioridad relativa, lo que ha matizado ostensiblemente su tendencia a la afabilidad, aunque no su capacidad creativa, de la que hemos sido testigos en estas páginas. A ese sentirse crecidos, también ha contribuido el hecho de que REE sea la única empresa que ha recibido en dos ocasiones durante los últimos cuatro años, la visita del Presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

Reconociendo méritos, la gran habilidad de Red Eléctrica de España ha sido en este último año, percibir carencias, identificar los huecos y achicar con perspicacia los espacios que han dejado el Ministerio de Industria y la propia Comisión Nacional de Energía, en el ámbito regulatorio y de ordenación del sistema eléctrico, verdadera razón del mal. Por ello, desde Red Eléctrica de España se ha conseguido ser contemplados como auxilio necesario del Ministerio de Industria en sus funciones regulatorias. Sólo hay que ver el número de menciones que se hacen en las normativas que se elaboran a esta compañía, o como condiciona los procedimientos de acceso a la red (el sector eólico conoce mucho de ésto).

La tendencia no deseada, el efecto colateral es que esa tendencia, esa derivación, pasa a ocuparlo todo, es que se realimenta a sí misma. Y, lo que empieza por ser el auxilio regulatorio complementario, acaba siendo configurado por obra y gracia del propio Ministerio de Industria en un viraje forzado desde REE y operado desde este regulador en el ultimo tramo de tramitación en el Senado de la reforma de la Ley del Sector Eléctrico, para dibujar la definición técnica de las redes por voltaje (frente a la definición funcional, por finalidad y uso en la práctica), un monopolio de red, el transportista único, enrocado en la configuración de un TSO monolítico, con todas sus características y aditamentos: ejercicio de influencia sobre el regulador y capacidad para no ser neutral su comportamiento.

De hecho, como colofón, el final de la legislatura acaba con la implantación del modo de retribución a la actividad de transporte que ha definido e instado la propia Red Eléctrica y que fue cuestionado en su metodología por la CNE y sobreseídas sus apreciaciones por el Secretario General de Energía, Ignasi Nieto. ¿Quién regula al regulador principal? . Además, REE ha sucumbido a sus afanes expansionistas: una operación cada vez más indisimulada de integración con ENAGAS o la intervención en determinados tipos de subastas que gestiona el OMEL, diseñan la tendencia al desborde en la actividad del operador de red y transporte de electricidad en nuestro país.

Así, la legislatura acaba de forma maniquea. Un enfrentamiento abierto y generalizado entre Red Eléctrica y las empresas (réplica de la situación de enfrentamiento del sector empresarial con Industria), distribuidoras y generadoras que se ha reflejado en un profundo malestar que la propia UNESA ha tratado en más de una ocasión y con pronunciamientos explícitos, ante la inacción de los reguladores. Ejemplo de ello son los problemas de relación en las grandes ciudades o los informes paralelos sobre los comportamientos en el mercado de las empresas han enrarecido sustancialmente el ambiente.

Otra cuestión que ha puesto a prueba a Red Eléctrica de España, han sido los apagones y la evidencia de las carencias de la red de transporte para suministro y evacuación de energía. Principalmente, el apagón de Barcelona, los problemas en las redes en Vigo o el apagón de interrumpibles de final del año 2007. Sin comentar la situación permanente de Girona o la contumacía existente en Escombreras para evacuar energía de cuatro grupos de generación. Más otros problemas derivados de la falta de inversión en redes de los últimos años, que ahora promete restañar en pocos años, gracias a la nueva retribución.

Y, finalmente, REE también ha logrado concitar en rededor los opositores ideológicos al funcionamiento del mercado eléctrico, una minoría creativa influyente, mitad intervencionista (identifica problemas del mercado para magnificarlos y mantenerlo cuestionado permanentemente, promueve la determinación de los precios de la energía según costes reconocidos por las distintas tecnologías e impulsa la acción combinada para la reducción de las empresas, sin percibir como ha cambiado el sector eléctrico en diez años), mitad planificación centralizada, que necesitaba una cara positiva y bien relacionada como Atienza para manifestarse.

Lo que ven. ¿Estamos otra vez ante el factótum?

Vida imperial en la ciudad esmeralda

Es el momento de hacer un balance gestor de la energía en esta legislatura recién finalizada y también de sus postulantes a la permanencia y continuidad. Estos días previos a la configuración del nuevo gobierno es un espacio temporal propicio para ello, sin perder la perspectiva de la situación compleja y endemoniada en que acabó el período de sesiones con la aprobación del Real Decreto Ley por el Parlamento de detracción de derechos de emisión, consumando la política de hechos consumados y tierra quemada de esta Administración. Hoy podemos hablar de un sector en llamas.

A cuenta de ello, y a modo metafórico (pero menos), recientemente se ha publicado un libro, el primer relato novelado sobre la postguerra de Irak y la gestión realizada por los responsables designados por George Bush. El libro se titula ‘Vida imperial en la ciudad esmeralda” y está escrito por un periodista norteamericano, Rajiv Chandrasekaran. El libro contiene una crónica de la ‘gestión’ de la Autoridad Provisional de la Coalición (APC), que gobernó el país entre abril de 2003 y junio de 2004.

El libro narra como, un grupo, en general bastante bisoño, adolescente casi, e inexperto, dirigidos por Paul Bremer, seleccionados por el Pentágono según un criterio ideológico de la Administración ‘neocon ‘de Bush, aislados en la «zona verde», un recinto seguro y absolutamente ajeno al exterior, se pusieron al frente del país, con la arrogancia y el sentimiento de ‘empoderamiento’ corriendo por sus venas. Por sólo enumerar ejemplos de sus fechorías, que recogen en la portada y en las glosas del libro, aprobaron unas cien medidas que en su mayoría no se implantaron. En el plano económico, y con una situación de ruina, se pretendía una receta ‘a la occidental’: privatizar, eliminar aranceles, bajar los impuestos y fomentar la inversión extranjera. Resulta que les costó descubrir que era ilegal vender los bienes del país y que sólo aventureros sin escrúpulos invertirían en un país sin seguridad. Otro ejempo, como al no tener información sobre la situación financiera de las empresas iraquíes, tiraron por la calle de en medio y pusieron todo a cero: quienes tenían deudas fueron condonadas de facto y quien tenía millones ahorrados e invertidos, los perdieron. En consecuencia, las peores empresas revivieron y quebraron las mejores. Más: con el fin de “fomentar la iniciativa privada” dejaron que los conductores de autobús robaran los vehículos de forma que se destruyó el sistema de transportes.

Las primeras medidas sanitarias en los hospitales (sin medicamentos, sin agua potable, sin material) fue lanzar una campaña contra el tabaquismo y cobrar por las consultas. En lo que se refiere al tráfico, el libro narra como pasaron un año para redactar un nuevo código de circulación, que no se aplicó nunca y que incluía multas a los peatones que se desplazaran por la noche sin chaleco reflectante.

El encargado de volver a poner en marcha el sistema universitario cuando precisaba el dinero para adquirir las infraestructuras educativas, mesas y pizarras, descubrió que el dinero había sido ya gastado en las universidades estadounidenses. Por ello, el Departamento de Agricultura Tropical de la Universidad de Hawai percibió una fortuna para asesorar a la Universidad de Mosul, destruida en una ciudad con un clima extremo.

¡Cuántas similitudes entre lo que se cuenta en este libro y lo que ha pasado en la regulación del sector energético español en el ultimo año y medio!. Se ha triturado la seguridad jurídica a partir de la forma en que se ha regulado y desregulado de forma irresponsable sin informes, ni memorias económicas y quebrando los marcos que aseguraban estabilidad. Se modifica la regulación de energías renovables, incluso con intentonas a través de los mecanismos de corrección de errores en el BOE. Se siguen arbitrando las subastas de energía primaria para mitigar el poder de mercado de las dos principales eléctricas sin que se sepa cual es el modelo de mercado objetivo. En el sector es público el trato displicente en la relación y negociación con la adminsitración energética actual.

Se han detraído los derechos de emisión del carbono para reducir la tarifa vía Real Decreto Ley con nocturnidad y alevosía, y lo que es peor, con una utilización torticera del Parlamento. Cuando se detraen estos derechos, se hace a pachas, sin ningún sentido desde el punto de vista de política medioambiental. No existe capacidad política para resolver el grave problema del déficit tarifario y de la insuficiencia de tarifa, acentuada, agravada y escondida debajo de las alformbras durante catorce años encadenados. Un grupo, una minoría creativa, intervencionista e influyente, está infiltrado para erosionar el funcionamiento de los mecanismos del mercado y de la liberalización realizada. Se arbitran y se idean mecanismos para ir retrocediendo en el mercado hacia el Antiguo Régimen, el marco legal estable: modificación, intervención y precios por tecnologías Se ha organizado, fruto de las presiones políticas y de esa minoria creativa, un nuevo monopolio de transporte generado problemas en el suministro de las ciudades y de relación con las distribuidoras.

Se ha regateado durante varios meses la desaparición de la retribución de la garantía de potencia con el riesgo cierto de apagones (incluso con un apagón de interrumpibles). Hemos tenido el más grave apagón que se recuerda de la historia y las relaciones políticas y vinculaciones peligrosas, impiden un trato abierto y público de las responsabilidades y consecuencias de los mismos. En las negociacioneos con Argelia, nuestras empresas no saben si ha habido contraprestación a cuenta del castigo al sector gasista español: Gas Natural han tenido que recurrir. Hemos recibido fuertes varapalos y críticas por su acción regulatoria desde la Comisión Europea. Con respecto a la línea de MAT, crea conflicto tanto con Francia y con Girona. Se ha criticado con dureza hasta desde la propia Administración española por la Agencia de Evaluación y Calidad. Se han deteriorado las condiciones para la financiación del déficit tarifario, resultando fallidas las subastas realizadas para su financiación.

El empoderamiento del responsable de energía ha pasado, además de por estar enfrentado al sector, llevar al límite de la paciencia a todo aquel que sigue una negociación, o asustar a los propios diputados socialistae en el Senado, por escarnizar a la Comisión Nacional de Energía, de forma que cuando sus dictámenes no eran coincidentes con los intereses del Ministerio de Industria se modifican levemente y se envían al BOE. Todo el mundo reconoce la influencia del actual TSO de electricidad, Red Eléctrica, tiene en el Ministerio, hasta el punto de perfilar (se, a sí misma, quermoes decir) todo el mecanismo de retribución. La actuación regulatoria deja a las empresas españolas a los pies de los caballos, para que se compren en forma de saldos por empresas públicas exteriores. En los mercados financieros internacionales se cuestiona esta política en todos los ‘papers’.

Ese es el balance de este período, que tiene muchas similitudes al del mandato de Paul Bremen en Irak. Incluso casi hasta su duración. En ese contexto, el Secretario General de Energía, llegado a Madrid, puede tener la tentación de sentir el ejercicio del poder como elixir que envena las acciones. Con un perfil fuertemente ideológico, político y basandose en sus apoyos, está muy satisfecho de su labor como y, por ello, se autopostula por la continuidad, de forma que hace semipúblico que prolonga su mandato para esta legislatura.

Los miembros de este gobierno norteamericano en Irak fueron considerados héroes. ¿Les suena?. Piensen lo que hacen.

Mover ficha

La subida en Bolsa de las energéticas españolas tras las elecciones generales requiere un análisis específico. Por un lado, los analistas señalan las expectativas de que el nuevo Ejecutivo sea favorable a seguir con las operaciones corporativas en el sector, favoreciendo la integración o configuración de empresas más grandes que las actuales. Las configuraciones barajadas por los confidenciales, los medios de comunicación escritos, especializados y los mentideros, podrían determinar todo el arco del número de combinaciones posibles de un número concreto de elementos (empresas) tomados en paquetes de dos o de tres compañías, incluso.

Por otra parte, está el trasfondo del interés de EDF y ACS en una operación de adquisición de Iberdrola por un procedimiento semejante al de Acciona y Enel sobre Endesa. Muchas similitudes. Una empresa pública de país europeo aliada con una empresa española y unos acuerdos que incluyen el troceamiento futuro de la compañía. Una única diferencia sobre esta primera operación, la ubicación de un ‘caballo de Troya’ en Iberdrola: en este caso ACS, con derechos políticos ampliados gracias a la CNE, sobre lo que hubiera sido lo normal de seguir aplicando la Comisión Nacional de Energía sus criterios previos, hasta que ACS se puso por delante. Otra similitud, el procedimiento de adquisición por la vía de lanzar una OPA, una vez que a través de operaciones en el mercado se logra ‘secar’ la liquidez del valor. Es decir, una película sin emoción a partir de sacar ventaja y aparcar paquetes accionariales.

En este caso, parece que las espadas habían estado en alto durante toda la campaña electoral, lo que a juicio de muchos analistas era el preludio (o la continuidad) de las hostilidades, llegaría una vez finalizadas las elecciones generales. En varios confidenciales, se anuncia un precio incluso de lo que sería la OPA de EDF y, en otros, se recoge el plácet para el lanzamiento de una integración entre Gas Natural e Iberdrola.

En todo caso, la campaña electoral ha servido para poner en evidencia algo ya conocido: que con la culminación de una operación entre EDF y ACS, significaría liquidar las empresas energéticas españolas, como empresas eficientes y que operan en un mercado liberalizado (y lleno de minas por la propia política oficial de la Secretaria General de Energía, lo que en defintiiva las deteriora en su valor), en manos de empresas públicas y monopolios, con ratios de eficiencia menores y con tesorería formada a base de proteccionismo. Todo ello, en ocasiones con la aquiesciencia del Ejecutivo, con posicionamientos que impidieron operaciones entre empresas españolas (recordemos los casos de Gas Natural e Iberdrola, y la operación de Endesa e Iberdrola, durante la administración del Partido Popular) o por mera indolencia. El gobierno tiene un aprieto porque no hay plan B para sustituir a Iberdrola en la españolidad energética ganada con su propio proyecto empresarial, tras la entrega de Endesa.

Por eso, el Gobierno una vez terminadas las elecciones y con la mayor rapidez tiene que expresar(se) en lo que se refiere a esta operación en ciernes. Debe llevar la iniciativa, antes de que suceda lo que en el caso de Endesa, que todo el mundo supo como comenzó y nadie sabía como iba a terminar. Debe tener un pronunciamiento expreso, más allá de insinuaciones sobre la titularidad pública de EDF (Zapatero, ayer, lo que ya es un avance, eso sí) y del Solbes, como Ministro de Economía, durante toda la campaña. En primer lugar, porque pueden estar ya actuando esos operadores financieros, con sus ordenadores y pantallas, consolidando posiciones de cara a la batalla final. Por ello, no se puede esperar al calendario para la nueva configuración del Gobierno, y también para evitar otra situación tormentosa y de deriva como la que asistimos en el caso de Endesa, nada edificante para nuestra Administración, con costes muy severos en términos de credibilidad interna y exterior.

Por ello, el Gobierno en funciones debe mover ficha, cada minuto cuenta, con visión estratégica de sector, con visión de estado, antes de que pierda la jugada, el control de la situación y traslade su posición en torno a su posición en torno defenestrar la primera eléctrica que nos queda con relevancia internacional.

Para gobernar mejor.

Hoy empieza todo

Una lectura incorrecta de los resultados de las elecciones de ayer es que no ha cambiado nada dado que la diferencia en número de escaños es la misma. Nada es igual, ni será igual, que hace cuatro años, y todos los grupos parlamentarios resultantes deberían leer en alguna medida las señales de cambio que van quedándose como reguero. Sobre todo para que no encontrarse al final de la legislatura con una situación casi agónica para los dos partidos, tal y como se ha ido desarrollando la campaña electoral.

Por ejemplo, en el ámbito de la energía, la situación no es semejante a la de hace cuatro años. Tenemos en ciernes una posible operación de EDF y ACS con Iberdrola, sobre la que el gobierno entrante, probablemente no puede esperar y debe empezar a actuar desde hoy mismo. No puede esperar siquiera al proceso de constitución del Parlamento y formación del nuevo gobierno. El mismo Presidente del Gobierno anticipaba una posible acción de EDF con mucha prontitud en la entrevista que realizaba al diario El País. El problema es que hace cuatro años, había otra empresa energética importante de titularidad española, en este caso Endesa. Hoy ya no, en el caso de que cambiase la titularidad de Iberdrola según lo anunciado ya no quedaría una empresa energética española internacional competitiva en el entorno de las principales mundiales y europeas. El escenario las fichas han cambiado.

También hay que decir que hay otro escenario económico: una desaceleración económica a nivel internacional que, en la escala local, pone el acento en el bajo componente gestor y en la ausencia de medidas económicas de la primera legislatura de Rodríguez Zapatero. Esperemos que dentro de la alusión a la corrección de errores de estos últimos cuatro años se encuentre precisamente la componente gestora y económica fue muy débil fruto de una coyuntura de bonanza económica que actuó como una adormidera. Hay que saber gobernar en tiempos que exigen fajarse en serio. (y eso no supone sólo preparar baterías de subsidios: supone reformar). Del mismo modo, esperamos que se sepa leer los errores gestores, estratégicos y políticos en el sector energético, para que se aborden con mayor frescura.

De las elecciones sale Pedro Solbes en el área económica con mayor respaldo para afrontar esta nueva legislatura: es una noticia positiva. Sobre todo porque Zapatero ha tenido también que abandonar para ganar estas elecciones la alquimia de las medidas macroeconómicas mágicas y ha tenido que acudir al oficio de los ‘popes’ del partido. Y, eso lo debe aprender, pese a su capacidad para dar esquinazo siempre que consigue algo. Por ello, y aunque, como es lógico, debe cumplir la promesa electoral de los 400 euros para todos los contribuyentes, ¿dónde se ha quedado esta propuesta del asesor económico del Presidente al final de la campaña?. Lo que ha sido decisivo, desde el primer debate Solbes y Pizarro, es la confianza, la seguridad y la experiencia de Solbes frente a los experimentos. Ahora hay que hacerlo realidad.

Ese respaldo que obtiene Solbes debe implicar mayor coordinación a todos los niveles con la política del gobierno y del resto de departamentos ministeriales y sus sucursales. Esperemos también que sepa administrar este crédito político para evitar el marasmo de estos cuatro años. Es preciso, por lo visto en el sector energético, que se recobre la ‘centralidad’ de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, evitando actuaciones como la del actual Secretario General de Energía. Y, también por lo que ha afectado en el ámbito corporativo, reajustar la posición de la Oficina como sacristía de operaciones empresariales y suplantadora de las funciones que debe residier en el Gabinete en sus departamentos correspondientes.

En el ámbito energético, en concreto, muchos problemas de fondo: el déficit tarifario galopante, el deterioro debido a las medidas regulatorias del mercado eléctrico, la articulación de unos órganos reguladores independientes y respetados, la promoción el papel de Red Eléctrica de España como juez y parte y regulador en la sombra, la conformación de la política exterior energética solvente, la definición de una prospectiva futura energética creíble, restaurar principios básicos de estabilidad jurídica y regulatoria, unos precios del petróleo por las nubes, la política medioambiental de la energía del ‘cumplo y miento’, el señalamiento a nivel internacional en los mercados financieros del riesgo regulatorio español y la fuerte judicialización a la que se ha llegado en el sector que fruto de esta política de tierra quemada. Se necesita, por ello, capacidad y experiencia, seriedad y coordinación en la energía con las áreas económicas del gobierno, para abordar un futuro que no es sencillo y, probablemente, el incendiario no puede ser (o no debería ser) el bombero.

Nada es igual que hace cuatro años. Ni siquiera la mayoría parlamentaria aunque tenga dieciséis escaños de diferencia con el principal partido de la oposición es semejante. Hoy empieza todo, otra vez y, esperemos, que todos, hayan entendido el mensaje y que la reflexión vaya en serio.

Maite Costa en su laberinto

Puede que sea el momento de hacer buena la expresión esa de ‘la observación modifica el hecho observado’, en referencia a como cualquier ente, persona, empresa o institución si percibe que es objeto de observación modifica su comportamiento. Es decir, como la visibilidad y atención tienen efectos ‘sugestionadores’ sobre el destinatario de esa mirada.

Así, en el diario Expansión bajo un titular en el que figura la expresión ‘La CNE evita pronunciarse’, aparece (además de una foto de la entrevista que realizó Maite Costa para este periódico sin gafas y en la que hablaba de Shakespeare), como la Presidentade la Comisión Nacional de Energía eludía pronunciarse sobre la limitación de los derechos políticos de ACS en Iberdrola.

“Paradójicamente” en la misma página aparecen las declaraciones de Pedro Solbes en las que confirma una posición muy crítica con la operación anunciada de la empresa EDF sobre Iberdrola y en el que califica de pertinente la denuncia de la española contra el estado francés. Así las cosas, Solbes está saliendo a cuerpo limpio en esta cuestión, ofreciendo una posición muy razonable: el campo de juego europeo en materia energética en Europa no es simétrico y que sería ‘hacer un pan como unas tortas’ que los grupos estatales extranjeros se queden con empresas privadas españolas eficientes.

Lo que es una verdadera lástima es que el Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía, ya se había pronunciado hace una semana sobre la cuestión de los derechos políticos de ACS en Iberdrola, con una decisión en la que claramente se desestimaba las dos cuestiones que solicitaba Iberdrola: la suspensión de los derechos políticos de ACS por encima del 3 % que fueron otorgados por este organismo y por el Ministerio de Industria hace un año (haciendo la primera interpretación libre y novedosa en lo que había sido doctrina del organismo, del R.D. 6/2000 que limita la presencia de un accionista en dos operadores dominantes en un mercado), así como la autorización para que la compañía que preside Florentino Pérez pudiera adquirir hasta un porcentaje que le obligase a lanzar una OPA.

La nota de prensa del organismo publicada el pasado 28 de febrero sobre los Acuerdos de su Consejo de Administración es clara y dice así:

– “(e) Desestimar la pretensión de Iberdrola, S.A., por el que solicita, en relación con la Resolución de la CNE de fecha 15 de febrero de 2007 sobre autorización para el ejercicio de derechos de voto (artículo 34 Real Decreto-Ley 6/2000), la adopción de medidas provisionales de suspensión de los derechos de voto de ACS en IBERDROLA por encima del 3%.

– (f) Desestimar la pretensión de Iberdrola, S.A. de revocación de la Resolución de la CNE de 30 de noviembre de 2006, de autorización a ACS para incrementar su participación en el capital social en IBERDROLA hasta un porcentaje que no le obligase a lanzar una OPA según la legislación vigente en aquel momento (función 14ª).”

La votación según ha podido conocer Energía Diario fue de 8 votos en contra de la solicitud de Iberdrola, frente a un solo voto favorable. Y, en esos ocho votos, en esa mayoría está el de la propia Presidenta del organismo regulador independiente. Las expresiones que se contienen en este escrito no dan lugar a duda, como se puede ver.

Cabe ahora preguntarse, si en este remilgo repentino de la Presidenta de la Comisión Nacional de Energía, influye la propia postura del Vicepresidente Primero del Gobierno, cada vez con mayor relevancia en la escena política, fruto de su papel capital en tranquilizar el escenario económico electoral y aceptar una prolongación de su legislatura sin las distorsiones económicas de estos cuatro años de Oficinas y aviones de papel por encima de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos (incluidos los del conspicuo Ignasi Nieto, Secretario General de Energía).

Esta diferencia, este viraje entre lo que dice Maite Costa y lo que pasó hace una semana, puede llegar a pensar que la Presidenta se pueda sentir observada en mayor medida que hace tiempo, y que por ello, que modifique su actitud de hace una semana: la naturaleza del objeto observado. Servidora.

Una charnega ‘bien’

La presidenta de la Comisión Nacional de Energía, Maite Costa, “concedió” (porque estas cosas no se conceden, obviamente) hace unos días una entrevista al diario económico Expansión, que fue publicada ayer. La entrevista, como se puede ver, no tiene desperdicio, aunque tampoco tiene rastro alguno de información, es una entrevista de ‘carácter’ y ‘personalidad’ realmente. De hecho, está ubicada en una sección denominada Interiores, Buen Gobierno, Tendencias y Gentes, que parece estar destinada a la presentación del-lado-más-humano de directivos y empresarios, eso si, sin descuidar el prestigio del perfil profesional. Lo que pasa en el caso de la presidenta de la CNE es que de tanto presentar el lado humano parece que el resultado de la misma es que se han pasado de frenada, debido a su desproporción entre lo profesional y lo personal, con un efecto ‘boomerang’ imprevisible sobre la credibilidad de la entrevistada, incluso en círculos políticos.

Con un número importante y casi asfixiante de adjetivos, el artículo es una de esas entrevistas que de tanto repetir la palabra comedimiento, discreción, bruja buena, elegante, rigurosa, entre otros… se hace un plato fuertemente condimentado, indigerible para los estómagos delicados. Sabemos hoy más de ella, que nació en Madrid (es charnega, por tanto). A la vez, que es una mujer refinada: quien es su modista (Lydia Delgado), que gafas fashion utiliza (se las quita durante la entrevista), que está abonada al Liceo (y eso que no ha contado que ha cambiado dos veces el mobiliario de sus estancias en la CNE desde que fue nombrada). Lo que si es evidente, tras esta entrevista y tras estos tres años, es que hoy no sabemos nada de sus conocimientos en regulación, de los problemas presentes y de fondo en el sector energético, ni de sus convicciones sobre el papel de los reguladores independientes en este sector, ni del funcionamiento de los órganos colegiados, ni de si va a dar un paso adelante en el continuo ejercicio que realiza el Ministerio de Industria de demediar las atribuciones y decisiones regulatorias del organismo que preside, en contraprestación de la burocracia gestora que le adjudica.

Realizada a tres meses de su ‘cumpleaños como presidenta del organismo’ cualquier excusa es buena para justificar su presencia en los medios, por cosas diferentes a la realidad vigente, toda vez que Carmen Martínez Ten, presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear y la presidenta del BOE, Carmen Gomis, habían sacado ya sendas contraportadas en El País. Lo que el periodista dice de Maite Costa es que es una mujer refinada, amante de la ópera, vinculada a la burguesía catalana donde se ha anclado a pesar de sus origenes, ex-parlamentaria, catedrática de universidad (lo que ha hecho evidente dentro de la CNE y en las relaciones del organismo desde su llegada) y de costumbres aristocráticas. Parece que con esta entrevista ha querido salir a base de adjetivos de su constante cuestionamiento sobre su elegancia, algo que es muy personal y que no tiene que ver con el nombre del la modista que le viste. En términos literarios, este ejercicio está a medio camino entre Danielle Stelle y Corin Tellado: Mujer prudente, discreta, elegante, con gran minuciosa intelectual y de la que hace gala en la medida que lleva anotados sus pasajes preferidos en las obras del ‘bel canto’ a las que asiste.

Dos cuestiones particularmente preocupantes en particular de toda la entrevista. La primera, y teniendo en cuenta, los episodios corporativos pasados con Endesa y el momento actual en la operación sobre Iberdrola de EDF y ACS, la displicencia que muestra con el sector empresarial y las operaciones corporativas, como una gran representación, una obra de teatro, algo folletinesco remitiéndose a Hamlet y Macbeth (es lo que da título a la entrevista, como si quisiera emular a Manuel Conthe en lo culto y no en el conocimiento de la normativa regulatoria y de las operaciones societarias). Es algo abiertamente frívolo e inoportuno. La segunda, en un espacio editorial dedicado a los ‘recursos humanos’ y referido a la ‘gestión del talento’ el elogio hacia los equipos de la Comisión suena a excesivamente hueco, vacío, impostado (bajo su mandato han puesto torniquetes taladrando el mármol centenario del edificio de la entrada para controlar al mundo intelectual que hace posible los dictámenes e informes del organismo). Ayer, seguro, se podía intuir la conmoción en cada uno de los pasillos del organismo que preside Maite Costa, ante las declaraciones de quien les dirige.

Queda un análisis a realizar y es sobre la política de comunicación, no del organismo, sino de la propia imagen personal de Maite Costa. La presidenta de la Comisión Nacional de Energía dejó de estar en el candelero informativo hace un año, momento en que se incorporó su nuevo responsable de prensa, que inició una especie de protectorado e hizo una labor de asepsia (necesaria) en sus intervenciones públicas, que habían estado rodeadas siempre de polémica, como sus ruedas de prensa en las OPAs de Endesa. Pero, al parecer, es momento de colocarse ante lo que puede venir tras las elecciones y, por ello, el espíritu mediático revive. Desde su intervención en TV3 asustando a las compañías de distribución de hidrocarburos, a esta exhibición personal y de sus hobbys. Demasiado movimiento pendular. Un conjunto fallido y erróneo, sobre todo si el objetivo era ‘reposicionar la marca’, dado que lo que hace grande a alguien es lo que ese alguien es, no lo que intenta aparentar, lo sustantivo con respecto al adjetivo.

En toda tragedia, hay una parte de comedia, por ello, sería recomendable que lo siguiente sea intentar sacar el lado humano del Secretario General de Energía, Ignasi Nieto, pupilo de Costa como Director de Regulación en la CNE durante la primera parte de su mandato. Como seguro conoce Maite Costa en referencia a la ópera y la propia obra de teatro de Shakespeare, Falstaff, el que fuera tutor del rey Enrique V, es repudiado cuando éste llega al trono, lo que conforma una tragedia memorable. (A lo mejor lo de Nieto y Costa es lo de Falstaff).

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