Dolader i Clara, Jordi

Ingeniero Industrial por la Universitat Politècnica de Catalunya y Diplomado PDG por el IESE de la Universidad de Navarra.

Ha sido Director de Distribución y Comercialización de la Comisión Nacional del Sistema Eléctrico, CNSE, desde septiembre de 1998 hasta abril de 1999; Vicepresidente Edenor, Buenos Aires, Argentina, (1992-1998); Director de la planta CCGT Dock Sud, Buenos Aires, Argentina, (1996-1998).

Actualmente colabora con múltiples organismos: Centro de Estudios Internacionales, Asociación Eleectrotécnica Española, Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Cataluña, Universidad de Barcelona y el Círculo de Economía. Actualmente es Presidente de Mercados EMI.

Duato Beneyto, Carlos

Licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia.

Director de Desarrollo Corporativo y Planificación Estratégica y miembro del comité ejecutivo de Dolphin Telecom. España. Director de Servicios Corporativos de Teletrunk, S.A. Director Gerente de Teletrunk Valencia, S.A. (1992-1994). Consejero delegado de ATM LOGISTIC, S.L. Director General de Ibercaja Leasing, S.A.F. (1988-1991).

Director regional en Levante y miembro de los comités de dirección de Unileasing S.A.F. y Unifiban, S.A., sociedades del Grupo Hispamer, en el que desarrolla su actividad profesional desde el año 1983.

Carbajo Josa, Alberto

Ingeniero de Minas por la Universidad Politécnica de Madrid. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid. Master en Comunicaciones Europeas por la Escuela Diplomática de Madrid. Curso Superior de Negocio Energético.

Como Ingeniero ha trabajado en el Departamento de Combustibles de la Oficina de Compensaciones de la Energía Eléctrica (OFICO). Director General de Minas e Industrias de la Construcción del Ministerio de Industria y Energía. Miembro de los Consejos de Administración de Endesa y Petronor. Consejero de la Comisión del Sistema Eléctrico Nacional.

En la actualidad es Director General de Operación de Red Eléctrica de España, S.A.

Es Profesor asociado en el Departamento de Sistemas Energéticos de la E.T.S. de Ingenieros de Minas de Madrid, impartiendo la asignatura de «Economía de los Recursos Energéticos» y Profesor del Master de regulación Económica de los Sistemas Energéticos de la Universidad Pontificia de Comillas.

Albentosa Puche, Luis

Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y Economista del Estado. Pertenece al Cuerpo de Técnicos Comeciales y Economista del Estado.

Ha sido Jefe de Servicio de Estudios Sectoriales de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Economía y Comercio (1980-1983), Subdirector General de Planificación Sectorial (1983-1985), Asesor del Secretario de Estado de Economía (1985-1987) y Subdirector General de Política Macroeconómica (1987-1990) del Ministerio de Economía y Hacienda.

Desde 1990, y durante siete años, fue Director General en el Ministerio de Economía y Hacienda: de Política Económica, en primer lugar, y de Política Económica y Defensa de la Competencia, después. Ambas responsabilidades incluían el ejercicio de la Secretaría Técnica de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos.

Ha sido miembro del Consejo de Administración de diferentes sociedades privadas y públicas, del sector de servicios y de instituciones financieras.

Desde el 6 de junio 2005 ocupa el cargo de Consejero del Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía.

«Energía nuclear significa menos necesidad de materias primas»

En opinión del presidente del Foro Nuclear, Eduardo González, una parte importante del rechazo a la energía nuclear procede de su desconocimiento por parte de la población. Y el Gobierno tiene un papel importante a la hora de demostrar a la opinión pública que una gestión adecuada y con garantías de la tecnología nuclear convierte esta fuente de energía en algo muy útil para la sociedad. La energía nuclear supone un 33% de la generación total de electricidad en la UE, un 20% en España y un 16% a escala mundial.

Energía Diario. ¿Cuál es el mix energético más adecuado?

Eduardo González. En España, lo adecuado sería contar con un tercio de energía eléctrica de origen nuclear. Para ello, sería necesario instalar para el año 2030 entre 10.000 y 12.000 megavatios, que habría que distribuir en un número variable de centrales, dependiendo de si son de 1.000 o de 1.600 megavatios. Ello implicaría construir entre 6 y 10 grupos. Si se construyesen centrales como las actuales, harían falta 10, pero con centrales de 1.600 MW sólo serían necesarias 6 nuevas centrales.

Energía Diario. ¿Qué piensa del modelo eléctrico español?

Eduardo González. Tenemos un problema importante que es nuestra enorme dependencia del exterior, que es de un 85%. Esto supone un gravamen sobre nuestra balanza de pagos, y esa dependencia nos obliga a ir a unas políticas de consumo bajo de la mayor autonomía posible, es decir, que se recurra al mayor volumen posible de generación autóctona.

En el ámbito eléctrico, tenemos un mix adecuado, resultado de decisiones tomadas hace mucho tiempo. Los riesgos a medio plazo son la dependencia excesiva de las renovables, que implican inversiones muy elevadas para unas rentabilidades bajas -habría que analizar la situación de exceso de inversión en actividades que en última instancia son poco productivas, lo que incide directamente en la productividad del país. Quizá habría que plantearse invertir en otros campos.

Pero tampoco los monocultivos son positivos. En los años 90 y a principios de esta década había que incrementar el consumo de gas porque no teníamos gas a los niveles que están en otros países, pero si hubiésemos entrado en una dependencia excesiva del gas también tendríamos un problema. Lo más adecuado es seguir un mix de generación similar al que llevamos ahora, de un tercio de cada tipo.

De cara al futuro nos encontramos además con una nueva cuestión: la variable medio ambiente-cambio climático, que ha puesto más razones sobre la mesa. Con el CO2 se pone más en evidencia la necesidad de disminuir en lo posible los combustibles fósiles, que son muy difíciles de reducir en el transporte, pero donde sí se puede reducir es en el ámbito eléctrico. Hay que intentarlo en la medida en que sea posible.

A medio y largo plazo, habrá que ver si se encuentra una solución al transporte que permita evitar la emisión de CO2, lo que impulsaría las renovables, pero también las nucleares, para producir hidrógeno o electricidad. Esto exige una mentalidad abierta para implicarse más o menos en diferentes tecnologías, según cómo evolucionen, pero no se puede cerrar de antemano ninguna opción. Esto debería de tenerse en cuenta durante los próximos 25 ó 30 años. El sistema eléctrico español tiene que estar diversificado, tiene que poner énfasis en la reducción del CO2 y en la producción autóctona. Finalmente, esto no tiene por qué derivar en la tecnología nuclear de forma exclusiva, pero sí será necesario contar con ella como una de las opciones.

Energía Diario. En la mesa nuclear de 2005 se establecieron una serie de requisitos para que las centrales nucleares sean una opción de futuro. Uno de ellos, contar con un amplio consenso político y social. ¿Tienen previstas actuaciones de información a la opinión pública?

Eduardo González. Recientemente hemos publicado un documento sobre un análisis de los aspectos sociológicos y de opinión pública en España. Y lo que se observa es que el tema energético, en general, adolece de una gran falta de conocimiento y de muchas contradicciones. Es muy importante que haya un debate abierto, con todos los argumentos encima de la mesa, y sin demasiados apriorismos, porque el apriorismo alinea muchas opiniones de antemano. Hay que conocer bien los problemas a los que nos enfrentamos: capacidad de suministro, cambio climático, los problemas de tecnología, productividad, etcétera.

Si se abordan los temas sin posturas previas, se conseguirá que la población esté más informada, y la decisión que se tome tendrá que ser aceptada por la población.

Nosotros hacemos nuestra parte. Estamos preparando una serie de documentos para aportar a ese debate, sobre lo que significa la tecnología nuclear para la economía española, cómo funciona el sistema eléctrico y cómo las centrales nucleares aportan estabilidad y buen funcionamiento al sistema, cómo la nuclear permite a España estar en la vanguardia de las tecnologías… hacemos todo lo posible por contribuir y aportar datos a ese debate.

Energía Diario. ¿Creen que esa información llega eficientemente a la población?

Eduardo González. Eso siempre es una duda. Tratamos de promover al máximo su difusión. Organizamos ruedas de prensa, seminarios, distribuimos muy ampliamente documentos de información… Puede que no sea suficiente, pero no es sólo nuestra responsabilidad. Está la responsabilidad institucional, la de la industria, la de los medios de comunicación. Hacer frente al reto energético es responsabilidad de todos. Es un problema de la sociedad, de su bienestar, de su economía, de su futuro, y por tanto hay responsabilidades desde muchas partes.

Energía Diario. ¿Son optimistas con respecto a la Mesa del Gobierno para lo nuclear?

Eduardo González. La mesa de 2005 tuvo un resultado positivo. Entramos allí para ver en qué fecha se cerrarían las centrales nucleares, y salimos haciendo ver que no era realista pensar que se pudieran sustituir y que habría que estudiarlo para el futuro. En ese sentido fue totalmente positivo y marcó un punto de inflexión en el posicionamiento de las instituciones. Creo que es muy importante que ese debate se produzca. Así se conocerían los problemas asociados a cada fuente de energía, las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas, sus aplicaciones y el espacio que existe para todas ellas. La primera conclusión es que todas son necesarias y el reto que tenemos no es nada sencillo.

El debate fundamental no está en si es necesario cerrar una central o construir una nueva, sino cómo nos enfrentamos durante los próximos decenios a los problemas energéticos y de suministro de materias primas en su conjunto. La única manera de hacerlo es a través de la tecnología, ya que no podemos esperar que de repente aparezca un nuevo producto que nos permita vivir bien, como pasó en su día con el petróleo. La humanidad debe ser consciente de que crece a través de las capacidades tecnológicas aplicadas racionalmente. Y ésa es una cualidad de la energía nuclear, es fundamentalmente capacidad tecnológica aplicada a una fuente energética que nunca lo sería sin ese conocimiento. Es relativamente fácil quemar madera, biomasa, carbón o petróleo, pero utilizar la energía del núcleo de la materia para producir electricidad requiere un nivel de conocimientos muy avanzado. El conocimiento y la tecnología son capitales para ayudarnos a resolver nuestros problemas. Sin tecnología el mundo de hoy sería muy diferente, no habría 6.000 millones de personas en el planeta.

Energía nuclear significa tecnología, menos necesidad de materias primas, cierta capacidad para producir bienestar, y eso es lo que debemos apoyar. Aparte de hechos concretos como la necesidad de reducir la emisión de CO2 o la dependencia del exterior. Pero éstos son temas secundarios: desde un punto de vista existencial, lo verdaderamente importante es el compromiso de la tecnología con la sociedad.

Energía Diario. ¿Cuáles son las necesidades actuales de inversión en energía nuclear?

Eduardo González. Yo hablaría en términos de necesidad de inversión en generación. Teniendo en cuenta los incrementos de demanda previstos para los próximos 15 ó 20 años, en España habría que llegar a tener una generación en el entorno de los 450.000 a 500.000 gigavatios/hora (GWh), y actualmente estamos en unos 280. Llegar a producir casi un tercio más, o casi dos tercios más, no va a ser sencillo. Está en marcha un incremento de la población muy elevado, y con poco que mejore nuestro nivel de vida, nuestra demanda va a ser mayor. Por otro lado, el porcentaje de uso de electricidad en el consumo general de energía aumentará, ya que ahora estamos en el entorno del 19 o el 20%, y quizá en el 2025 o en el 2030 estaremos en el 24-25%.

Esto implica grandes necesidades de inversión. Además parte de nuestras instalaciones se quedan obsoletas, o lo están ya, y es necesario renovarlas, y no sólo en el ámbito nuclear, sino en todos. Eso nos puede llevar a necesitar una generación de unos 150.000 a 180.000 GWh más al año. Hay que pensar en cómo incrementar ese volumen si además, para disminuir el CO2, hay que cortar en carbón y gas.

Si se instala mucha eólica, por ejemplo, 20.000 megavatios eólicos, produciremos hasta 50.000 gigavatios hora. Por lo tanto, para llegar a 180.000 GWh, habría que instalar hasta 100.000 kilovatios de eólica, pero esa inversión es enorme. El kilovatio instalado eólico tiene un precio aproximado de 1.000 euros, frente a 2.000 euros por kilovatio instalado nuclear. Pero los 2.000 euros nucleares van a funcionar 8.000 horas, y los 1.000 euros eólicos van a funcionar 2.000 horas, con lo que la inversión específica por megavatio producido es el doble.

Energía Diario. ¿Qué le parece la tecnología nuclear flotante, como lo que va a poner en marcha Rusia?

Eduardo González. En realidad se trata de un barco que pueden desplazar de un sitio a otro, pero no es nuevo. En el ámbito nuclear, tecnológicamente hay muy pocas cosas absolutamente nuevas. Lo que ocurre es que la crisis energética que se esperaba que ocurriera a finales de los 70, en los 80, no se produjo en los términos en que se podría haber producido, pues finalmente hubo suficiente energía barata en los 80 y 90, ya que la crisis económica impidió un crecimiento del consumo como el actual. Ahora la demanda crece a un ritmo del 4, 5 o 6% a escala mundial, que hace que la crisis energética que se iba a producir en los 70, 80 se vaya a producir ahora. Y además esa crisis se ve agravada ahora por los problemas de cambio climático, mientras que antes era una cuestión solamente económica.

En los años 70 el mundo ya había pensado qué se necesitaría en el futuro, y de entonces procede la idea de las centrales nucleares flotantes. Pero es ahora cuando se pone en marcha porque es cuando se empieza a sentir esa presión. Una de las ventajas ahora es que el Ártico empezará seguramente a ser más navegable que antes y pordría resultar más fácil llevar energía eléctrica a ciudades en el norte de Siberia en barco que construir el tendido eléctrico. La puesta en marcha de centrales nucleares flotantes no es un gran avance pero demuestra una capacidad tecnológica y una flexibilidad importante.

Javier Anta, presidente de ASIF: «Lograremos los objetivos del PER con dos años de adelanto»

¿Con la política actual del Gobierno, conseguiremos cumplir los objetivos del PER?

Los fotovoltaicos vamos a llegar a los objetivos planteados para nuestro sector con dos años de adelanto. El PER (Plan de Energías Renovables) está planteado para finales de 2010 y creo que a finales de 2008 la CNE habrá avisado de que los hemos cumplido o estamos a punto de hacerlo. Para nosotros es clave acordar con el Ejecutivo, que esperamos que siga con ese espíritu de consenso y diálogo, que ha mantenido hasta ahora y que apreciamos mucho.

¿Cuál es el objetivo a largo plazo de potencia instalada en solar fotovoltaica?

No existe un objetivo concreto, aunque estoy seguro de que en el futuro habrá un gran volumen de producción a partir de la tecnología solar fotovoltaica.

¿Y el porcentaje de producción total?

Para hacerse una idea hay que tener en cuenta dos factores. El primero, el coste para el sistema. Hasta que no consigamos que el coste de nuestro kilowatio hora sea igual a la tarifa media, le estará costando dinero a alguien, y será necesario que ese coste sea asumible.

Hemos alcanzado la madurez tecnológica, porque aunque ésta no sea la tecnología definitiva, está funcionando bien. Lo que necesitamos es alcanzar la madurez económica. Eso lo conseguiremos cuando el coste de producción del kilowatio hora sea el mismo precio que nos pide la distribuidora. Mientras tanto, hemos de vigilar que no sea una carga inasumible para el sistema eléctrico.

El otro factor que tenemos que tener en cuenta es que la fotovoltaica no es una energía gestionable, es fluyente, y hay que tener cuidado de prever un sistema eléctrico estable. Es decir, y por poner un ejemplo, entre la eólica y la fotovoltaica no pueden suplir el 100%, porque puede ocurrir que no haga sol y no haya viento y que en un momento determinado no seamos capaces de inyectar energía al sistema.

Salvando esos dos factores, yo diría que el porcentaje que buscamos será el que podamos alcanzar. Pero tb es verdad que no podemos crecer siempre al ritmo actual, ya que llevamos una curva de crecimiento exponencial del 130%, y eso tendría un coste para el sistema muy alto debido a la tarifa. Nos interesa adquirir un ritmo de crecimiento en el mercado de en torno a un 10%, un 15%, o que se estabilice, es decir que todos los años hagamos 600 MW nuevos. Que se estabilice de tal forma que respetemos esos dos principios: gestionabilidad del sistema –que la red lo soporte, que haya capacidad, que sea gestionable, etc- y que el sistema eléctrico lo permita, es decir, que no se nos haga culpables del déficit de tarifa, sino que seamos un factor más a tener en cuenta en la tarifa, que sea razonable y asumible.

La fotovoltaica tiene un inconveniente, que es que parte de un coste muy alto, pero su potencialidad es absoluta. Aparte de la sencillez de la generación, que no hay una forma más sencilla de generación de electricidad.

¿Cómo afecta el Código Técnico de la Edificación al sector fotovoltaico?

Para la tecnología fotovoltaica la aportación del CTE será menos significativa que para otras tecnologías, como la termoeléctrica, de baja temperatura. Para nosotros es importante porque pone en contacto a los fabricantes y desarrolladores de módulos y tecnología fotovoltaica con un colectivo, el de los arquitectos y los promotores de edificios, que no mostraban un gran interés por estas tecnologías.

¿En qué medida se puede esperar que el precio de la fotovoltaica se alinee con el de otras formas de generación?

Estamos en ello. Tenemos curvas que, dependiendo de la evolución de la tarifa media de referencia, indican que podemos alcanzar la paridad en 15 ó 20 años si seguimos como hasta ahora, reduciendo costes a una tasa anual del 5%. No podemos pedir a la sociedad que nos dé todo este dinero para cumplir con el protocolo de Kyoto. Porque el día que alguien haga cuentas verá lo que nos cuesta ahorrar 500 millones de euros para un porcentaje muy pequeño. No estamos aquí para ayudar a cumplir el protocolo de Kyoto actual. Estamos para ayudar a cumplir el Kyoto del 2030, o del 2040… estamos aquí para lo que Clos nos pidió la semana pasada: reducir los costes.

¿Por qué Alemania, que tiene mucho menos sol que España, está por delante de nuestro país en generación fotovoltaica?

El Sol es uno de los factores que ayuda al desarrollo, pero hay otros muchos, como por ejemplo la tarifa. Argelia, con el Sáhara, tendría que ser el más desarrollado en fotovoltaica, pero no lo es, porque no dan ayudas, y tampoco tienen la misma conciencia medioambiental que nosotros. En Alemania se da una mentalidad política, una sociedad con una conciencia medioambiental, se da la circunstancia de que han empezado con el tema de una tarifa razonable mucho antes que nosotros. El Sol no es la única circunstancia que define la implantación de la energía fotovoltaica.

ASIF ha superado recientemente la barrera de los 300 socios…

Ya superamos los 340, lo que indica dos cosas. Que el sector va muy bien y que la gente confía en ASIF. La información que damos es fiable, a los socios les vale la pena estar an ASIF por lo que reciben…. Nosotros confiamos en el boca a boca, sólo hacemos publicidad en revistas sectoriales en momentos puntuales. Prácticamente la totalidad del sector empresarial está asociado en ASIF. Alrededor del 90-95% de la facturación del sector.

Javier Anta, presidente de ASIF: «Reducimos los costes alrededor de un 5% anual»

El ministro de Industria, Joan Clos, dijo la semana pasada que, en caso de no reducirse los costes de la energía fotovoltaica, esta tecnología será insostenible desde el punto de vista económico. ¿Qué opina de esta afirmación?

El ministro de Industria tiene toda la razón, pero el alto coste de la fotovoltaica no es nuevo. Los socios de ASIF saben que, en justa correspondencia al apoyo que está recibiendo la fotovoltaica por parte de la sociedad, vía tarifa, vía desgravación fiscal –que está disminuyendo-, vía subvenciones… es necesario reducir costes, y es lo que hacemos desde 1950. Los megavatios instalados gracias a esas ayudas, son un producto que debe constituir una cantidad asumible por la sociedad. El día en que ese producto no sea viable económicamente hablando, se terminarán las ayudas y por tanto el proceso de desarrollo.

Entiendo que Clos se refiere a las cotas de potencia instalada que estamos alcanzando y que, si multiplicamos esa potencia instalada por la tarifa, empiezan a sonar alarmas. Estamos de acuerdo con ello, y es algo que tenemos que hablar con el Ministerio. Después de los 371 MW instalados, que era el objetivo de la fotovoltaica en España para 2010, vendrá una nueva fase y habrá que encontrar un nuevo punto de equilibrio.

Pero es necesario que tanto Clos como la sociedad en su conjunto sean conscientes de que hemos bajado constantemente los costes. Si miramos a los costes medios de los proyectos presentados al IDAE en los últimos años, se puede apreciar una reducción de costes del 5% anual. Las ayudas del IDAE, en consonancia con esa trayectoria de costes, se han ido reduciendo. La tarifa apenas ha cambiado, pero sí otras ayudas que en 2005 han dejado de ser necesarias, y ahora trabajamos solamente con la tarifa y la desgravación fiscal, que también se irá reduciendo. Nosotros vamos absorbiendo toda esa diferencia de costes.

Si a lo que se refiere el ministro es a que reduzcamos los costes a la mitad en un año, eso es algo que no podemos hacer, pero espero que el Ejecutivo no cambie de filosofía. El gobierno sabía que iniciábamos un proceso en el cual nosotros íbamos a bajar los costes del orden del 5% al año. Y que para llegar de donde estamos a donde él quiere, que es a donde nosotros queremos, necesitaremos 15 ó 20 años. Conseguir igualar nuestro coste a la tarifa media de referencia dependerá, además, de lo que suba la tarifa. Si sube mucho, lo alcanzaremos en 10 ó 15 años, pero si sube poco, necesitaremos 25. Reduciremos los costes, somos conscientes de ello, y lo estamos haciendo año tras año.

¿Cómo afecta al sector fotovoltaico la propuesta de Industria sobre el nuevo Real Decreto de renovables?

Nosotros creemos que el Real Decreto 436/2004 es una buena medida. Las retribuciones siempre han estado muy alineadas con nuestras propuestas. En las modificaciones planteadas, entendemos que la retroactividad no hace mucho daño a nuestro sector, y apoyamos los principios que la sustentan. Sin emargo, somos la única o de las pocas tecnologías que está de acuerdo con la propuesta, frente a las quejas de otras asociaciones y tecnologías hermanas. Nuestra principal preocupación es saber, insisto, qué va a pasar con la retribución cuando alcancemos los 371 megavatios instalados, ya que es el objetivo previsto para 2010 y estamos a punto de conseguirlo, probablemente lo alcancemos antes de 2008.

¿Las primas a la producción suponen de alguna forma un freno a la I+D para abaratar los costes?

ASIF siempre ha tenido la teoría de que no se pueden bajar los costes si no hay I+D+I. Porque con un buen volumen de fabricación se pueden recortar algunos gastos, pero lo que realmente baja el coste es la I+D+I.

Podemos reunir a todos los sabios del mundo y pedierles un invento maravilloso que reduzca el coste a un tercio, de 6 a 2 euros por vatio, pero no podemos sentarnos a esperar sin hacer nada mientras tanto. Y si al cabo de 20 o 30 años no han encontrado ese invento maravilloso, nosotros habremos conseguido bajar los costes en gran medida, a través de un mayor volumen, instalaciones y producciones.

¿Hay suficientes existencias de silicio en el mercado?

Con sólo un pequeño porcentaje de producción de la fábrica de silicio metalúrgico de Galicia, la planta de Ferroatlántica, podríamos abastecer a todo el mundo si lo convertimos en silicio solar, lo que confirma la existencia de una gran cantidad de materia prima en España. La clave está en contar con la infraestructura necesaria para convertir el silicio de grado metalúrgico en silicio de grado solar.

La propia Ferroatlántica está estudiando la forma de conseguir silicio puro de grado fotovoltaico sin pasarlo a gas. Nuestro problema, y el de la industria electrónica, es que necesitamos tal pureza que es necesario gasificar el silicio y solidificarlo de nuevo. Sería un paso muy importante poder conseguir el mismo resultado sin tener que gasificar el silicio.

«La regulación no se tiene que notar. Y en España, más que notarse, vivimos de ella»

Energía Diario.- ¿Qué opina de la modificación propuesta al RD 436/2004 del Ministerio de Industria?

Centrica.- Creemos que el borrador circulado en diciembre es una aberración regulatoria, ya que provocaría que toda la energía de régimen especial, principalmente la eólica, se fuera a tarifa. El precio de tarifa y la reducción de primas obligaría a los generadores a preferir la opción de tarifa. Por lo cual, la escasa dinamización que había en el mercado de generación, la de los generadores de régimen especial, que traía diversidad y liquidez al mercado, desaparecería. Todos estos generadores, con criterio lógico, se pasarían a tarifa. Y sobre la retroactividad, ni hablemos. Es muchísimo más grave. Hacer una inversión bajo unos criterios y que llegue el día de mañana y lo que te han dicho ya no valga… tengo mis dudas sobre si eso es constitucional. Por otro lado, hay muchos temas que están todavía en debate, como la prima de referencia negativa, que en realidad es un ataque directo contra los contratos bilaterales. Alguien que hiciera un contrato bilateral, dependiendo del precio del pool, a lo mejor tendría que devolver dinero al sistema.

Energía Diario.- Sobre el tratamiento de los derechos de emisión por parte del plan nacional de asignaciones a las empresas y su consideración como coste. Y al mismo tiempo, cómo se descontaría eso de lo que cada una de ellas tendría que percibir del déficit tarifario. ¿Cuál es vuestra postura? ¿Cómo afecta a la comercialización?

Centrica.- Quien compra la electricidad es quien, en definitiva, paga el CO2, es decir, los que vamos al ‘pool’, los comercializadores independientes, entre otros. La ley que definía qué iba a ocurrir finalmente establece que el dinero que se les cobre a los generadores que al final vendan su energía en el pool por el tema del CO2, se va a distribuir sólo entre las distribuidoras. Pero si el CO2 lo hemos pagado también nosotros, lo lógico es que se nos devuelva a quienes lo hemos pagado, y no sólo a las distribuidoras.

Energía Diario.- En referencia a este tema, los derechos de CO2, en el mercado se insinúa que cuando el Gobierno se da cuenta de a quién está perjudicando, cambia la forma de aplicar estos derechos contra la tarifa, descontando las operaciones bilateralizadas. Es decir, que se está haciendo un uso discrecional de la regulación.

Centrica.- Y eso, paradójicamente, va a repercutir también a los cogeneradores, que no terminan de creérselo. La interpretación literal de la ley establece que los generadores en régimen especial, que hayan percibido créditos CO2 gratuitos, están obligados a pagarlos. Y habrá un problema cuando se les diga que tienen que pagarlo, porque el año pasado su viabilidad estaba ya en cuestión con los altos precios del gas, que apenas les permitían obtener rentabilidad.

Energía Diario.- ¿Cómo valora la posición de los órganos reguladores, como la CNE, en esta situación?

Centrica.- Un regulador tiene que ser independiente, y en España no lo es. Mientras no sea independiente, poco se puede hacer. ¿Qué confianza puede dar un regulador que está nombrado por el gobierno que está legislando? No es normal. Un regulador tiene que ser un grupo de expertos en el sector, que tengan su propio criterio económico, técnico… y no designados por el Gobierno. En nuestra opinión, estamos bastante desprotegidos.

Energía Diario.- ¿Cómo calificaría ahora mismo la situación regulatoria en España?

Centrica.- De incertidumbre, que es la peor de las posibilidades. En el ámbito de la comercialización, no sabemos qué va a ocurrir. El mercado está totalmente paralizado a expensas de que se publique este nuevo Real Decreto. No habría ocurrido casi nada si, como es lógico, el nuevo Real Decreto se aplicase a los nuevos proyectos, que es lo que tendría que ser. Pero la retroactividad de las renovables ha hecho cundir el pánico. Por el momento, el mercado de régimen especial está paralizado. Es muy difícil establecer una estrategia a tres meses, cuando esas piezas regulatorias tan importantes condicionan el futuro del negocio de una empresa. Es imposible planificar una inversión, y si no existe una mínima rentabilidad y una visión de estabilidad a medio y largo plazo, no se invierte. Vivimos lo opuesto a la estabilidad, que es la incertidumbre. La regulación tiene que ser un apoyo, un marco, no la piedra filosofal del negocio, y en España es la piedra filosofal. No se tendría que notar la regulación. Y no es que se note, es que vivimos de ella.

Energía Diario.- Hablemos de la actividad de importación de energía. ¿Cuál es la postura de Centrica sobre importación de energía y sobre la existencia de un mercado ibérico o sólo un mercado nacional?

Centrica.- O somos europeos o no lo somos. Si se pretende que lo seamos, tenemos que jugar al juego europeo, con una serie de reglas, sobre transparencia, apertura, apoyo a establecimiento de nuevos entrantes, mercado… La CE ve positivo que se cree competencia en los mercados. En un mercado donde no hay competencia -es evidente que en el mercado español la hay sobre papel, pero no real, y me limito a los números- existen instrumentos para desarrollar, incentivar, generar y aumentar la competencia. En España se ha hablado mucho del tema de operadores dominantes. Y se ha legislado bastante al respecto, por ejemplo definiendo quién puede o no puede ejercer la función de agente vendedor. Esto evitaba que empresas como Endesa, o Iberdrola, o Unión FENOSA, estuvieran en el mercado como agente vendedor y se fomentaba la entrada de nuevos operadores. Sin embargo no ha venido cumpliéndose.

Energía Diario.- A la hora de considerar la definición de operadores principales, ¿está a favor de un mercado ibérico o de uno exclusivamente nacional?

Centrica.- Preferimos que se definan en términos conjuntos de mercado ibérico.

Energía Diario.- Otro tema que incide en paralelo en la actividad de comercialización es el de la interconexión con Francia.

Centrica.- Desde el año 98, cuando empezóel mercado, hasta enero de 2005, la interconexión en España con Francia fue un problema dantesco. Tenían derechos de importación quienes los habían solicitado antes. En el 98, Iberdrola solicitó lo que se conocía como bloques, y se le asignaron muchos de 25 MW. Centrica llegó al mercado español de interconexión en 2003, cuando ya no quedaban bloques; habíamos llegado tarde. Todos los bloques los tenían Iberdrola y Endesa, que entre 1998 y 2002 funcionaron bajo un criterio totalmente arbitrario. El Gobierno reaccionó ante nuestras protestas y las de otros y se consiguió en 2005 un sistema mucho más lógico que establecía subastas de capacidad entre los operadores que podían realizar esta actividad. Nosotros participamos de este tipo de sistemas, en el cual, el que quiera capacidad, que la pague, y el que no, no.

Energía Diario.- Uno de los mecanismos que también está previsto implantar en breve son las emisiones de energía primaria. ¿Ve Vd. ahí una posibilidad de mercado para Centrica?

Centrica.- Es una buena idea. Simula mucho a las VPP’s francesas. Aunque es un concepto positivo, ha habido una reducción importante de volumen de lo previsto en el borrador inicial a lo que se plasmó en el Real Decreto de tarifas definitivo.

Las emisiones podrían resultar una herramienta muy útil como medida de cobertura para la comercialización. Para que sean útiles estas coberturas creo que serían necesarias subastas a más de un año, no cada tres meses, puesto que hoy, realizamos ventas de energía con contratos con duración mínima de un año. En definitiva, pensamos que hay que adaptar este instrumento para que pueda ser de utilidad para las comercializadoras como herramienta de cobertura a medio y largo plazo.

«Con el déficit tarifario, el Gobierno refuerza las posiciones dominantes existentes»

Energía Diario.- Abordemos las principales cuestiones vigentes en este momento en el ámbito de la regulación. ¿Cuál es su postura en relación al déficit de tarifa, que ha acuñado como déficit de generación y déficit de comercialización?

Centrica.- Centrica inició sus actividades en España en 2003, en un mercado regulado, en el que la tarifa era superior al precio de mercado, y el funcionamiento del sistema era correcto. Pero en 2005, la situación se invirtió, los precios de mercado se situaron muy por encima de los de tarifa. Esto hace que a las comercializadoras, como Centrica, nos resulte imposible ofrecer descuentos a los clientes, y por tanto, hace la comercialización no viable. Pasamos de la noche a la mañana de poder comercializar a no poder hacerlo.

Como consecuencia de la Ley del Sector Eléctrico 54/97, el Gobierno tiene la obligación de hacer que las tarifas que fije cubran los costes del sistema. Sin embargo, en 2005, mientras el precio por MWh en el mercado era de 50 euros, las tarifas fijadas por el Ejecutivo se mantuvieron durante todo el año en 35 euros. Así, quienes vamos al mercado libre incurrimos en pérdidas, por la negligencia del Gobierno de no cumplir el artículo 17 de la ley 54/97. A final de año, examinamos las cuentas y vimos que habíamos incurrido en fuertes pérdidas y acudimos al Gobierno para explicarles que se trata de una situación difícil, negativa en ese momento, pero que se perfilaba mucho peor a futuro.

Y además vemos que a las compañías distribuidoras, al contrario que con las comercializadoras, sí se les reconoce el déficit de tarifa, esa diferencia de ingresos entre mercado y tarifa. Esa falta de adecuación de las tarifas a la realidad compensada a unos sí y a otros no. Creemos que eso es discriminatorio, y consideramos que, se haga lo que se haga, el trato debe ser igual para todos. De lo contrario, nosotros no podemos competir, y el Gobierno tiene la obligación, por ley, de posibilitar la competencia, aparte de por la propia directiva europea, en cuyo Tratado de la Unión se defiende la libertad de establecimiento.

En este caso, el Gobierno reforzó la existencia de posiciones dominantes. Por mucho que intentásemos llamar la atención del Gobierno, no se nos hizo caso.

Energía Diario.- ¿Qué sucede con el déficit de tarifa en 2006?

Centrica.- Al 31 de diciembre de 2005, el precio del MWh estaba en 52 euros en el mercado, y el Gobierno fijó la tarifa para 2006 en 36 euros, volviendo a incurrir, esta vez de una forma totalmente consciente, en el mismo problema. Aquí no se trataba de una cuestión de falta de reacción, como sucedió en 2005, sino de una omisión de acción ante un problema que tenía delante y del que era consciente. Todos los operadores salieron entonces del mercado de comercialización: Gas Natural, Iberdrola, nosotros…

Ante esta situación, que consideramos injusta, emprendimos acciones legales contra el Gobierno de España en Bruselas y en España y solicitamos al Tribunal Supremo la adopción de medidas cautelares para evitar que las distribuidoras pudieran seguir compitiendo con ventaja. Seis meses después, en julio de 2006, se nos denegó la concesión de medidas cautelares, debido a que el Real Decreto recurrido no establecía el mecanismo de concesión y financiación del déficit de tarifa.

El nuevo Real Decreto, publicado en julio, legislaba sobre cómo liquidar el déficit de tarifa de 2005, así que ampliamos el recurso anterior, solicitando también la adopción de medidas cautelares. Esto fue en septiembre. A día de hoy seguimos esperando el resultado del juez sobre la concesión de medidas cautelares.

Paralelamente, el 25 de enero, la CE comenzaba una investigación contra el Gobierno de España por ayudas de Estado. Agradecemos ese pronunciamiento de Bruselas, lo que para nosotros es un éxito.

Energía Diario.- ¿Y qué puede decirse del reconocimiento del déficit ex ante en 2007…?

Centrica.- Hagamos un poco de historia. Empecemos por el tema de los CTC’s. Los Costes de Transición a la Competencia han venido actuando como un vaso comunicante entre la tarifa y el mercado. Cuando la bolsa de los CTC’s era grande, Endesa e Iberdrola mantenían una pugna constante. Entonces, en el pool, el precio no pasaba de 30 euros por MWh. En 2003, el precio era de 29 euros por MWh. En 2004, el precio en el pool era de 27,9 euros. En 2005 se terminó, o prácticamente terminó, la bolsa de CTC’s. Viesgo ya los tenía cobrados, a FENOSA y a Iberdrola les quedaba muy poco. Iberdrola, una vez cobrados la mayor parte de los CTC’s, argumentó que estos distorsionaban el mercado, siendo Endesa la mayor perjudicada. En 2005 el debate se empezó a diluir, y entonces nadie hablaba de los CTC’s. La otra cara de los CTC’s es el déficit de tarifa, y actúa de forma simétrica. Los CTC’s se podían percibir si no se llegaba a un nivel de precios en el ‘pool’. Mientras que el déficit de tarifa permite cobrar sea cual sea el nivel de precios. La otra diferencia es que el déficit de tarifa, considerado como ex ante, es titulizable, permite cobrar antes. No deja de ser otra distorsión del mercado.

En 2007, el Gobierno ha tratado de igualar el precio de la tarifa con el de mercado, fijándolo en 52,97 euros por MWh, y parece que se ha resuelto el problema. Pero para situar el precio a casi 53 euros por MWh, habría que subir las tarifas un 35%, que es lo que debería hacerse para que el precio de la electricidad refleje su valor real. Sólo se ha aumentado un 4%. Entonces, ¿cómo se cuadran las cuentas? Tocando la retribución de los “peajes”. Es decir, cuando suministramos a un cliente, tenemos que comprar la energía por un lado, y pagar los “peajes” por utilizar los cables por otro lado. Con esto hemos pasado de estar en un sistema de incertidumbre de mercado a uno de incertidumbre regulatoria (tarifa de acceso), lo que es mucho más grave. El Gobierno denomina a esa diferencia déficit ex ante, calculado a priori con un máximo de casi 3.800 millones. Y se tituliza de inmediato.

La pregunta es la siguiente. ¿Habrá una aumento integral de la tarifa o también de la tarifa de acceso? Y si el incremento es de la tarifa de acceso, ¿cómo es posible dar un precio en régimen de comercialización a un cliente? Los consumidores buscan un precio fijo y no se puede ofertar un precio fijo sin saber cuál va a ser el panorama durante los próximos tres, seis o nueve meses.

Un apagón sin muchas luces

Cuando, el pasado viernes, diversos monumentos en toda Europa y en el mundo, así como miles de hogares, apagaron la luz al unísono durante cinco minutos, entre las ocho menos cinco y las ocho de la tarde, España redujo su consumo eléctrico un 2,5%. Una cifra que no es desdeñable, pero que tampoco resulta muy significativa. De lo que no se dice nada es de los niveles de consumo del día siguiente.

Como medida para llamar la atención, apagar las luces está muy bien. El apagón fue algo especial, algo mágico, una medida extraordinaria, una iniciativa a la que se sumaron miles de personas de muchos países. Pero fue una medida extraordinaria, un apagón único, cinco minutos de gastar menos. Y es ahí donde radica el problema. Que se trata de algo extraordinario, cuando nuestra conciencia energética debería de ser una praxis cotidiana.

Bien cierto es que se trató de una llamada de atención, una llamada para concienciar al mundo, y por ello no deja de ser un hecho loable. Pero sigue siendo necesario que practiquemos nuestro apagón particular de todos los días. No se trata de apagar las luces durante cinco minutos a diario; eso no tendría el más mínimo sentido. Se trata, por el contrario, de que las luces que tengamos encendidas sean, en primer lugar, útiles. De nada sirve mantener la luz en una estancia si no hay nadie que aproveche esa iluminación. En segundo lugar, se trata de que sean eficientes. No se trata de tirar las bombillas que tenemos ya instaladas, pero en cuanto éstas se fundan, conviene sustituirlas por otras de bajo consumo. Con ello no sólo se ahorra en la factura de la luz, también se evita la emisión a la atmósfera de muchos kilos de CO2.

Pero la energía eléctrica es mucho más que luz. La electricidad sirve para cocinar, para calentar la casa, para ducharse con agua caliente, para lavar la ropa, y un largo etcétera. De lo que se trata, en definitiva, es de que convirtamos nuestras necesidades en un consumo eficiente. Los escépticos del ecologismo pretenden en ocasiones defender sus posturas argumentando que no tiene sentido vivir incómodo para cuidar del planeta. En absoluto se trata de eso. No es necesario renunciar a las comodidades que tenemos, pero es imperativo eliminar el abuso, el derroche. Algo que no sólo se da en el ámbito de la energía.

Es curioso que muchas de las personas que participaron en el apagón probablemente no hayan cambiado ninguno de sus hábitos en materia de consumo energético, y no hablemos ya de otras áreas como la separación de papel, basura orgánica y plásticos. Adoptar una postura respetuosa con el medio ambiente requiere poco más esfuerzo que pensar en nuestros hábitos perjudiciales y cambiarlos poco a poco. Lo mismo nos cuesta mantener un interruptor encendido que apagado, y sin embargo, las consecuencias cambian, tanto para nuestro bolsillo como para el aire que respiramos. Clasificar la basura y tirar cuatro bolsas con contenidos distintos nos cuesta lo mismo que no clasificarla y tirar cuatro bolsas con los mismos contenidos, todos mezclados. Porque al final el volumen de basura es el mismo. El daño que hacemos al medio ambiente, no.

El problema que tenemos los seres humanos es que hablamos de estos problemas sin entender su verdadera magnitud, sin creérnosla, o pensando que llegará muy despacio y después de que hayamos desaparecido. Todos estamos muy familiarizados con el término «cambio climático»; muchos empezarán a intercambiar en el ascensor breves conversaciones sobre el tema, acompañándolos de expresiones como «¡qué barbaridad el calor que hace!», como si el asunto no tuviese que ver con nosotros.

La falta de una conciencia real y constante (hechos aislados como el apagón no cuentan, y tampoco sirven para nada si al día siguiente el consumo vuelve a los niveles normales) hace que cobre más importancia la necesidad de adaptar los precios de la electricidad a sus precios de producción. Inevitablemente, se consume más a menor precio, y a mayor precio, menor es el derroche y el consumo evitable. Como hemos dicho más arriba, no se trata de renunciar a lo que es necesario, sino a aquello que no lo es.

Por ejemplo, no es necesario, en pleno invierno, estar en camiseta en casa, con la calefacción a todo meter y con la ventanas abiertas porque no hay quien aguante el calor. Puede parecer absurdo, pero esta escena se repite una vez y otra con demasiada frecuencia. Quien lo hace, es porque su bolsillo puede permitírselo y, ni que decir tiene, porque le falta sentido común. Con unos precios más ajustados, muchos dejarían de derrochar, y no necesariamente pagarían facturas más caras de luz a final de mes.

Y lo mismo ocurre con aires acondicionados, lavavajillas a medio llenar, grifos abiertos mientras uno se lava los dientes, y un largo etcétera. El medio ambiente no es sólo patrimonio eléctrico.

Las necesidades energéticas crecen año tras año. ¿Realmente crecen? Con electrodomésticos de clasificación energética A, pantallas de plasma (que consumen menos que un tubo de rayos catódicos) y dispositivos que gastan menos energía que un mechero, ¿no será que gastamos por gastar? ¿Se han parado alguna vez a pensar en la cantidad de energía que gastan los grandes almacenes cuando, en verano y en invierno, a puertas abiertas, el aire acondicionado o la calefacción se sienten desde la calle?

Reducir las emisiones tiene mucho que ver con fabricar coches menos contaminantes. Pero también con coger menos el coche. Con cambiar de hábitos.

Se puede decir mucho sobre este tema. Pero terminaría por ser redundante, pues todo se reduce a un par de cuestiones: el sentido común, por parte de los usuarios; y la búsqueda de una economía más limpia, por parte de las autoridades y empresas. No se engañen: el sacrificio que requiere es menor de lo que parece. Los beneficios a cambio, inmensos.

Por si a algunos de los que nos leen les falta imaginación para poner en marcha sus buenas prácticas de consumo energético, aquí les damos una serie de consejos que nos han ofrecido las jornadas sobre Energía, Municipio y Calentamiento Global que se celebran desde ayer hasta esta tarde en IFEMA, en Madrid.

10 cosas al alcance de todos para frenar el calentamiento global

Cambiar las bombillas: Reemplazar una bombilla tradicional por una de
bajo consumo ahorra más de 45 kilos de dióxido de carbono al año.

Conducir menos: Andar, montar en bicicleta, utilizar medios de transporte públicos. Se ahorra 30 gramos de CO2 por cada 4 km y medio sin conducir.

Reciclar: Se puede ahorrar más de 730 kilos de dióxido de carbono al año al reciclar únicamente la mitad de la basura que se produce en casa.

Revisar los neumáticos: Un correcto mantenimiento del inflado de los
neumáticos puede reducir el gasto de combustible en más de un 3%. El
ahorro de 4 litros de gasolina evita que 6 kilos de CO2 salgan a la
atmósfera.

No usar tanta agua caliente: Es necesaria una gran cantidad de energía para calentar agua. Instalar un regulador de caudal del agua en la ducha evita la emisión de más de 100 kilos de CO2 al año. Lavar con agua fría o tibia ahorra 150 kilos de dióxido de carbono.

Evitar comprar productos con mucho embalaje: Se puede evitar la emisión de 1.100 kilos de CO2 reduciendo la basura en un 10%.

Ajustar el termostato: La oscilación de 2 grados en invierno y en verano
ahorra más de 600 kilos de dióxido de carbono en un solo año.

Plantar un árbol: Un solo árbol absorbe una tonelada de CO2 durante toda su vida.

Apagar los dispositivos electrónicos: Sólo con apagar la televisión, el
DVD o el ordenador cuando no estén en uso evitarás que miles de kilos de CO2 salgan a la atmósfera.