«Energía nuclear significa menos necesidad de materias primas»

En opinión del presidente del Foro Nuclear, Eduardo González, una parte importante del rechazo a la energía nuclear procede de su desconocimiento por parte de la población. Y el Gobierno tiene un papel importante a la hora de demostrar a la opinión pública que una gestión adecuada y con garantías de la tecnología nuclear convierte esta fuente de energía en algo muy útil para la sociedad. La energía nuclear supone un 33% de la generación total de electricidad en la UE, un 20% en España y un 16% a escala mundial.

Energía Diario. ¿Cuál es el mix energético más adecuado?

Eduardo González. En España, lo adecuado sería contar con un tercio de energía eléctrica de origen nuclear. Para ello, sería necesario instalar para el año 2030 entre 10.000 y 12.000 megavatios, que habría que distribuir en un número variable de centrales, dependiendo de si son de 1.000 o de 1.600 megavatios. Ello implicaría construir entre 6 y 10 grupos. Si se construyesen centrales como las actuales, harían falta 10, pero con centrales de 1.600 MW sólo serían necesarias 6 nuevas centrales.

Energía Diario. ¿Qué piensa del modelo eléctrico español?

Eduardo González. Tenemos un problema importante que es nuestra enorme dependencia del exterior, que es de un 85%. Esto supone un gravamen sobre nuestra balanza de pagos, y esa dependencia nos obliga a ir a unas políticas de consumo bajo de la mayor autonomía posible, es decir, que se recurra al mayor volumen posible de generación autóctona.

En el ámbito eléctrico, tenemos un mix adecuado, resultado de decisiones tomadas hace mucho tiempo. Los riesgos a medio plazo son la dependencia excesiva de las renovables, que implican inversiones muy elevadas para unas rentabilidades bajas -habría que analizar la situación de exceso de inversión en actividades que en última instancia son poco productivas, lo que incide directamente en la productividad del país. Quizá habría que plantearse invertir en otros campos.

Pero tampoco los monocultivos son positivos. En los años 90 y a principios de esta década había que incrementar el consumo de gas porque no teníamos gas a los niveles que están en otros países, pero si hubiésemos entrado en una dependencia excesiva del gas también tendríamos un problema. Lo más adecuado es seguir un mix de generación similar al que llevamos ahora, de un tercio de cada tipo.

De cara al futuro nos encontramos además con una nueva cuestión: la variable medio ambiente-cambio climático, que ha puesto más razones sobre la mesa. Con el CO2 se pone más en evidencia la necesidad de disminuir en lo posible los combustibles fósiles, que son muy difíciles de reducir en el transporte, pero donde sí se puede reducir es en el ámbito eléctrico. Hay que intentarlo en la medida en que sea posible.

A medio y largo plazo, habrá que ver si se encuentra una solución al transporte que permita evitar la emisión de CO2, lo que impulsaría las renovables, pero también las nucleares, para producir hidrógeno o electricidad. Esto exige una mentalidad abierta para implicarse más o menos en diferentes tecnologías, según cómo evolucionen, pero no se puede cerrar de antemano ninguna opción. Esto debería de tenerse en cuenta durante los próximos 25 ó 30 años. El sistema eléctrico español tiene que estar diversificado, tiene que poner énfasis en la reducción del CO2 y en la producción autóctona. Finalmente, esto no tiene por qué derivar en la tecnología nuclear de forma exclusiva, pero sí será necesario contar con ella como una de las opciones.

Energía Diario. En la mesa nuclear de 2005 se establecieron una serie de requisitos para que las centrales nucleares sean una opción de futuro. Uno de ellos, contar con un amplio consenso político y social. ¿Tienen previstas actuaciones de información a la opinión pública?

Eduardo González. Recientemente hemos publicado un documento sobre un análisis de los aspectos sociológicos y de opinión pública en España. Y lo que se observa es que el tema energético, en general, adolece de una gran falta de conocimiento y de muchas contradicciones. Es muy importante que haya un debate abierto, con todos los argumentos encima de la mesa, y sin demasiados apriorismos, porque el apriorismo alinea muchas opiniones de antemano. Hay que conocer bien los problemas a los que nos enfrentamos: capacidad de suministro, cambio climático, los problemas de tecnología, productividad, etcétera.

Si se abordan los temas sin posturas previas, se conseguirá que la población esté más informada, y la decisión que se tome tendrá que ser aceptada por la población.

Nosotros hacemos nuestra parte. Estamos preparando una serie de documentos para aportar a ese debate, sobre lo que significa la tecnología nuclear para la economía española, cómo funciona el sistema eléctrico y cómo las centrales nucleares aportan estabilidad y buen funcionamiento al sistema, cómo la nuclear permite a España estar en la vanguardia de las tecnologías… hacemos todo lo posible por contribuir y aportar datos a ese debate.

Energía Diario. ¿Creen que esa información llega eficientemente a la población?

Eduardo González. Eso siempre es una duda. Tratamos de promover al máximo su difusión. Organizamos ruedas de prensa, seminarios, distribuimos muy ampliamente documentos de información… Puede que no sea suficiente, pero no es sólo nuestra responsabilidad. Está la responsabilidad institucional, la de la industria, la de los medios de comunicación. Hacer frente al reto energético es responsabilidad de todos. Es un problema de la sociedad, de su bienestar, de su economía, de su futuro, y por tanto hay responsabilidades desde muchas partes.

Energía Diario. ¿Son optimistas con respecto a la Mesa del Gobierno para lo nuclear?

Eduardo González. La mesa de 2005 tuvo un resultado positivo. Entramos allí para ver en qué fecha se cerrarían las centrales nucleares, y salimos haciendo ver que no era realista pensar que se pudieran sustituir y que habría que estudiarlo para el futuro. En ese sentido fue totalmente positivo y marcó un punto de inflexión en el posicionamiento de las instituciones. Creo que es muy importante que ese debate se produzca. Así se conocerían los problemas asociados a cada fuente de energía, las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas, sus aplicaciones y el espacio que existe para todas ellas. La primera conclusión es que todas son necesarias y el reto que tenemos no es nada sencillo.

El debate fundamental no está en si es necesario cerrar una central o construir una nueva, sino cómo nos enfrentamos durante los próximos decenios a los problemas energéticos y de suministro de materias primas en su conjunto. La única manera de hacerlo es a través de la tecnología, ya que no podemos esperar que de repente aparezca un nuevo producto que nos permita vivir bien, como pasó en su día con el petróleo. La humanidad debe ser consciente de que crece a través de las capacidades tecnológicas aplicadas racionalmente. Y ésa es una cualidad de la energía nuclear, es fundamentalmente capacidad tecnológica aplicada a una fuente energética que nunca lo sería sin ese conocimiento. Es relativamente fácil quemar madera, biomasa, carbón o petróleo, pero utilizar la energía del núcleo de la materia para producir electricidad requiere un nivel de conocimientos muy avanzado. El conocimiento y la tecnología son capitales para ayudarnos a resolver nuestros problemas. Sin tecnología el mundo de hoy sería muy diferente, no habría 6.000 millones de personas en el planeta.

Energía nuclear significa tecnología, menos necesidad de materias primas, cierta capacidad para producir bienestar, y eso es lo que debemos apoyar. Aparte de hechos concretos como la necesidad de reducir la emisión de CO2 o la dependencia del exterior. Pero éstos son temas secundarios: desde un punto de vista existencial, lo verdaderamente importante es el compromiso de la tecnología con la sociedad.

Energía Diario. ¿Cuáles son las necesidades actuales de inversión en energía nuclear?

Eduardo González. Yo hablaría en términos de necesidad de inversión en generación. Teniendo en cuenta los incrementos de demanda previstos para los próximos 15 ó 20 años, en España habría que llegar a tener una generación en el entorno de los 450.000 a 500.000 gigavatios/hora (GWh), y actualmente estamos en unos 280. Llegar a producir casi un tercio más, o casi dos tercios más, no va a ser sencillo. Está en marcha un incremento de la población muy elevado, y con poco que mejore nuestro nivel de vida, nuestra demanda va a ser mayor. Por otro lado, el porcentaje de uso de electricidad en el consumo general de energía aumentará, ya que ahora estamos en el entorno del 19 o el 20%, y quizá en el 2025 o en el 2030 estaremos en el 24-25%.

Esto implica grandes necesidades de inversión. Además parte de nuestras instalaciones se quedan obsoletas, o lo están ya, y es necesario renovarlas, y no sólo en el ámbito nuclear, sino en todos. Eso nos puede llevar a necesitar una generación de unos 150.000 a 180.000 GWh más al año. Hay que pensar en cómo incrementar ese volumen si además, para disminuir el CO2, hay que cortar en carbón y gas.

Si se instala mucha eólica, por ejemplo, 20.000 megavatios eólicos, produciremos hasta 50.000 gigavatios hora. Por lo tanto, para llegar a 180.000 GWh, habría que instalar hasta 100.000 kilovatios de eólica, pero esa inversión es enorme. El kilovatio instalado eólico tiene un precio aproximado de 1.000 euros, frente a 2.000 euros por kilovatio instalado nuclear. Pero los 2.000 euros nucleares van a funcionar 8.000 horas, y los 1.000 euros eólicos van a funcionar 2.000 horas, con lo que la inversión específica por megavatio producido es el doble.

Energía Diario. ¿Qué le parece la tecnología nuclear flotante, como lo que va a poner en marcha Rusia?

Eduardo González. En realidad se trata de un barco que pueden desplazar de un sitio a otro, pero no es nuevo. En el ámbito nuclear, tecnológicamente hay muy pocas cosas absolutamente nuevas. Lo que ocurre es que la crisis energética que se esperaba que ocurriera a finales de los 70, en los 80, no se produjo en los términos en que se podría haber producido, pues finalmente hubo suficiente energía barata en los 80 y 90, ya que la crisis económica impidió un crecimiento del consumo como el actual. Ahora la demanda crece a un ritmo del 4, 5 o 6% a escala mundial, que hace que la crisis energética que se iba a producir en los 70, 80 se vaya a producir ahora. Y además esa crisis se ve agravada ahora por los problemas de cambio climático, mientras que antes era una cuestión solamente económica.

En los años 70 el mundo ya había pensado qué se necesitaría en el futuro, y de entonces procede la idea de las centrales nucleares flotantes. Pero es ahora cuando se pone en marcha porque es cuando se empieza a sentir esa presión. Una de las ventajas ahora es que el Ártico empezará seguramente a ser más navegable que antes y pordría resultar más fácil llevar energía eléctrica a ciudades en el norte de Siberia en barco que construir el tendido eléctrico. La puesta en marcha de centrales nucleares flotantes no es un gran avance pero demuestra una capacidad tecnológica y una flexibilidad importante.

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