Nadal ve «incompatible» pedir precios «adecuados» y prohibir el fracking mientras Revilla le replica que “Cantabria no es el lugar”

Europa Press / EFE.- El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, reiteró y pidió respeto a la postura de la comunidad autónoma en contra del fracking y subrayó que no es el territorio adecuado para que apliquen esta técnica. Por su parte, el secretario de Estado de Energía en funciones, Alberto Nadal, reprochó que «no se puede pedir simultáneamente una industria fuerte en Europa con precios adecuados para la energía y, a la vez, prohibir cualquier tipo de exploración de hidrocarburos» como el fracking.

En este sentido, el secretario de Estado defendió que las empresas cántabras «tienen dificultades para competir en los mercados internacionales porque el precio de la energía no es suficientemente competitivo al tiempo que se impide que España conozca cuáles son sus recursos energéticos«, indicó Nadal sobre el rechazo de varias comunidades a este método de extracción de gas no convencional.

Por su parte, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, argumentó que esta comunidad autónoma «no es el lugar» para realizar prospecciones de fracking y pidió «respetar la decisión unánime» de los 35 diputados de la región, incluido el PP cántabro, que en abril del año 2013 aprobó una ley para no realizar estos proyectos y que el Tribunal Constitucional tumbó en junio del 2014, argumentando que una comunidad autónoma no tiene competencias en la materia. De esta forma, Revilla ha negado ante Nadal la posibilidad de que haya fracking en Cantabria debido a la orografía de la comunidad. «El fracking no lo queremos porque hay estudios que dicen que puede generar problemas», sentenció Revilla.

Preguntado acerca de la solicitud de Ecologistas en Acción Cantabria para conocer si el Ministerio ha prorrogado un permiso que «amparaba» la extracción de gas no convencional mediante la técnica de fractura hidráulica en la zona de Valderredible, Nadal reconoció que no conoce la «situación administrativa concreta» de ese expediente, pero que se sigue el «estricto cumplimiento de los procedimientos».

Cuestionado también sobre la posición en contra del fracking de la sociedad y el Parlamento de Cantabria, el secretario de Estado aseguró que comprende «la preocupación por proteger una comunidad autónoma como Cantabria». «Pero, simultáneamente, tenemos peticiones continuas del Gobierno de Cantabria y de los ayuntamientos de la región pidiéndonos que ayudemos a empresas cántabras que están teniendo problemas porque los costes energéticos son muy altos», expuso. En este sentido, indicó que «ambas cosas son incompatibles» porque «no podemos tener la energía más cara del mundo y luego querer que nuestras industrias permanezcan en territorio español». «Todo tiene un coste. Entonces, tenemos que evaluar en cada momento qué es lo que merece la pena», zanjó.

“Europa corre riesgo de desindustrializarse”

Asimismo, aclaró que «nadie está planteando hacer ningún tipo de actividad energética o industrial cerca de zonas protegidas o cercana a zonas donde pudiera existir el mínimo riesgo para la población» y que en la actualidad hay estudios geológicos para ver si existe o no recurso en el territorio, pero añadió que «no es menos cierto que Europa está corriendo el riesgo de desindustrializarse«. Nadal añadió que, según ha trasladado la Comisión Europea, el 80% de las inversiones europeas se están dirigiendo a Estados Unidos por el abaratamiento del precio del gas, que «tiene que ver con el fracking«. «No digo que hagamos como los Estados Unidos, y habrá que adaptar a las seguridades y garantías que exige Europa”, señaló.

A este respecto, ha incidido en que España es «el único país de Europa que no está buscando hidrocarburos, salvo Francia, pero en Francia tienen un 75% de energía nuclear», al tiempo que ha destacado que «todo el Mediterráneo está buscando hidrocarburos tanto convencionales como no convencionales», en referencia a países como Dinamarca, Chipre, Israel, Grecia o Croacia. Por ello, Nadal aboga por «lo primero, conocer cuál es nuestra riqueza en el subsuelo, saber qué es lo que tenemos; en segundo lugar, qué es lo que habría que hacer para obtenerla y si merece la pena; y, en tercer lugar, que se beneficien no solamente las empresas energéticas, sino también el conjunto de comunidades que estén próximas a la actividad».

Finalmente, ha asegurado que «pasa lo mismo con la energía nuclear», que aporta un 20% de la producción eléctrica en España. «Si desapareciera de la noche a la mañana, el coste de la energía subiría entre un 25% y un 30%. Eso quiere decir que no podemos prescindir de ella de forma inmediata, asumiendo un coste que supondría que todas las industrias electrointensivas desaparecerían de España y, al mismo tiempo, el recibo eléctrico subiría de manera importante», ha manifestado. Por ello, aunque ha comentado que la sociedad española «puede asumir» el coste de la desaparición de la energía nuclear, «pero que se sepa que existe«.

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