Los resultados de las energéticas proporcionan un balón de oxígeno al sector constructor

La necesidad de diversificación y los flujos estables que ofrecen sectores como el energético explican la entrada de lleno de las empresas constructoras en la reestructuración del mercado energético. Por ello, desde el sector constructor, se conocen las bondades de la diversificación, en un sector afectado como pocos por el ciclo económico.

Así, bajo la premisa de convertir en estables los flujos de caja recibidos, los constructores han sido protagonistas de relevantes operaciones en los más diversos sectores, y no sólo en el energético, tanto a nivel nacional como internacional. El nexo general de este tipo de operaciones suele ser que las empresas objetivo están en sectores regulados y mantienen unos ingresos recurrentes. Algo que se está comprobando en las cuentas del primer trimestre de 2008, en el que los rigores sobre el sector inmobiliario y constructor se han acentúado.

Las constructoras, en el marco de un proceso de ajuste en su actividad principal han visto deteriorarse sus cuentas en el primer trimestre, que crecen sólo gracias a estos resultados Endesa, Repsol, Fenosa y los extraordinarios. Hágamos un repaso rápido a esta relación entre empreas energéticas y constructoras, que han permitido ‘salvar’ las cuentas del primer trimestre.

Resultados conjuntos de las eléctricas en el primer trimestre

En conjunto, las principales eléctricas ganaron 2.357 millones de euros en el primer trimestre del año, un 59% más que en el mismo periodo de 2007, fruto principalmente del resultado del negocio exterior de las mismas y las renovables. El negocio eléctrico se caracterizó en el primer trimestre por el aumento de los costes de generación relacionado con el encarecimiento de los combustibles, por la subida del precio de la tonelada de CO2 y por una caída de la hidraulicidad del 63%, que contribuyó a un fuerte incremento de la producción de ciclos combinados.

Moderación de los resultado en España

En conjunto del sector eléctrico, en España, la demanda registró un crecimiento moderado, del 2,6%, lo que contribuyó a que el negocio nacional registrara una progresión modesta, que en el caso de Iberdrola fue del 4,2% en términos de Ebitda, y del 4,5% en el de Endesa. Junto a esto, la detracción de los derechos de emisión de CO2 de la retribución de las eléctricas, contemplada en el real decreto 11/2007, hizo que las compañías dejaran de ingresar 236 millones de euros, de los que 106 corresponden a Endesa, 84 a Iberdrola, 32 a Unión Fenosa y 14 a HC Energía.

Resultados por empresas

Los resultados globales del sector reflejan la fuerte progresión de Iberdrola, que multiplicó por 2,6 su beneficio. Por volúmen total, lberdrola es quien ha publicado mayores resultados, gracias a la consolidación de Scottish Power y al fuerte crecimiento, del 90%, en las cuentas de la filial de renovables. Así, el beneficio de Iberdrola se situó en 1.204 millones, mientras que Endesa, ganó 662 millones y registró una mejora en sus ganancias del 4,6%

En este sentido, Endesa ha permitido cambiar el perfil de las cuentas de Acciona que posee el 25 % de la eléctrica. En este primer trimestre, Endesa supuso el 63,7% del ebitda de la constructora de 636 millones y el 50% del beneficio antes de impuestos, gracias al aumento de sus ingresos en un 35,5% más, hasta 341 millones; mientras que la participación del 25% que tiene el grupo en Endesa se ha traducido en otros 1.292 millones. Esto en un contexto en el que Acciona ha ha visto cómo la facturación de su división de infraestructuras ha caído un 13,7%; y un 38,3% la del área inmobiliaria.

No obstante, la financiación de esta adquisición también tiene su reflejo en los gastos financieros (297 millones) y en las amortizaciones (204 millones), de forma que reduce tres cuartas partes del ebitda, hasta dejar el beneficio antes de impuestos en 209 millones. Descontando impuestos, la ganancia neta de Acciona se sitúa en 154 millones, un 9,5% más de los que ganó en el primer trimestre del pasado ejercicio.

Por su parte, Unión Fenosa también ha recogido en sus cuentas los resultados de la la mayor actividad de las centrales de gas. La compañía presidida por Pedro López Jiménez ganó 454 millones, un 39% más, junto con las plusvalías de las ventas de Meralco y France Telecom realizadas entre enero y febrero. En el caso de ACS, Fenosa inyectó 108 millones al beneficio de la constructora presidida por Florentino Pérez, el 18% del total. Hay que tener en cuenta también la participación de ACS en Iberdrola como flujo para este grupo constructor y de servicios.

En cuanto a HC Energía, la filial de EDP acusó el encarecimiento de los combustibles y los precios del CO2, y redujo un 41% el beneficio hasta 37 millones. La parada por revisión técnica de la central de Soto 3 influyó a la caída de sus ganancias.

Sacyr Vallehermoso y Repsol

En el caso de Sacyr Vallehermoso, ocurre algo similar. Su 20% en Repsol representó casi el 89% de su beneficio neto que hasta marzo, ganó 205 millones de euros, un 1% más que en 2007. Con ello se compensa la caída de ingresos por la venta de viviendas (que ha sufrido un descenso del 71,81%), lo que ha represetnado una caída de ingresos del 25,6% y un desplome del 68,7% de su ebitda hasta 23,4 millones.

En conjunto, la política de dividendos de las energéticas puede configurarse como un balón de oxígeno para las constructoras y sus participadas, proporcionando una financiación muy necesaria en momentos de ajsute y sequía de crédito al sector.

La subida de tarifas y la demagogia

La subida del 11 % que propone la Comisión Nacional de Energía en las tarifas integrales para el tercer trimestre de 2008 y que tanto revuelo ha generado, antes, durante y después de su proceso en este organismo regulador. Revuelo ocasionado fundamentalmente por que en los ultimos años, las tarifas eléctricas han sido el ultimo reducto de un sistema económico franquista: una visión intervenida del Estado, que impidiese que los consumidores de forma progresiva y anticipada asumieran los precios reales del servicio que utilizan.

Para ser lo más didácticos posibles, hay que recordar que el precio de la energía eléctrica, está formado por el coste de generación (determinado, en términos de precios en un mercado liberalizado, mediante oferta y demanda), transporte y distribución y otros conceptos menores como la moratoria nuclear, las cuantías dirigidas al pago de los gastos de los organismos reguladores, etc… Salvo la generación (que como hemos dicho es resultado de las fuerzas del mercado), el resto de conceptos está regulado y fijado por imperativo legal, por lo que sólo puede ser variable en la evolución de la tarifa lo que nos cuesta producir la energía (es por eso por lo que nadie discute lo que ‘cobra’ Red Eléctrica de España en su actividad de transporte en régimen de monopolio). Es decir, lo único que puede variar es el coste de generación de la misma.

Se produce déficit tarifario cuando la tarifa eléctrica cobrada a los consumidores es insuficiente (en la medida que está fijada por el gobierno, está topada) para acometer todos los costes de una forma aditiva (por suma de todos los costes parciales). Y, eso ocurre por la propia evolución de los precios de la generación eléctrica. Cuándo esa diferencia se calculaba a final de año, se identificaba un déficit tarifario ex post. Ahora, que desde el primer momento del año, se sabe a conciencia que la tarifa será insuficiente, se fija una tarifa artificialmente baja, ese déficit es ex ante (es decir que pagamos en el coche la entrada y las letras). Lo que si es claro es que las empresas eléctricas perciben en todo momento, la resultante de los precios de generación eléctrica y la cobran. Por tanto, siempre cobran la energía entregada en el mercado, al precio de mercado. Esta decisión tarifaria no afecta, por tanto, a sus ingresos.

¿Y, de qué dependen los precios de la generación en una sociedad avanzada y occidental? De la evolución del mercado eléctrico en un contexto generalizado de funcionamiento, libre y no intervenido. En este sentido, nuestro mercado, plenamente homologable con los de nuestro alrededor, ha recogido la evolución general en materia de coste de generación de la electricidad, con comportamientos semajantes a lo que ha pasado en el resto de países europeos. Las causas de la evolución creciente de los precios, las encontramos en el crecimiento de la demanda y en la oferta, con la elevación de los costes de materias primas (combustibles).

En este sentido, la subida que ha propuesto en esta primera ocasión de sus recién estrenadas funciones, la CNE sirve simplemente para equilibrar la diferencia de lo que ha subido la luz en el mercado de generación eléctrica desde principios de año (ultima vez que se fijó la tarifa) hasta ahora, descontando el denominado déficit tarifario ex ante (parte de la tarifa que decidimos ya en enero no pagar en el momento en que se produce para postergarla catorce años más tarde: las “letras”). Quiere decirse que: a) el gobierno fijó una tarifa insuficiente para pagar los costes; b) esa insuficiencia era financiada; c) la evolución de los costes (como ha pasado en toda Europa ha sido mayor que la esperada; d) por tanto, esa insuficiencia era nuevametne insuficiente e) hay que subir la tarifa eléctrica para compensar esa segunda insuficiencia y dejarla nivelada con lo que ha pasado este año.

Pero, el desfase tarifario acumulado a 31 de diciembre de 2007, un montante de considerables proporciones, persiste, no hay reducción del mismo, con esta medida. Un volumen amasado concienzudamente en estos años por falta de capacidad política y de sentido económico de mercado. Y, está muy por encima de esta cuantía del 11 %. En ese sentido no se ha recortado nada. Hay estimaciones que lo cifran casi en un 40 %. Con lo cuál, esta subida del 11% (que hace poner el grito en el cielo a los consumidores, como es razonable), por una parte no es habitual en el comportamiento de nuestra Administración por su falta de tradición, pero por otra, por su cuantía, no viene a aliviar el problema de fondo. Lógicamente, hay un escenario peor, el de no hacer nada o seguir anclados en el IPC.

En paralelo, en un país con poca tradición de mercado y mucha de intervención, se ha desatado (desde no se sabe que instancias) una campaña paralela para satanizar a las empresas eléctricas con la subida de las tarifas, haciendolas culpables. Y, así lo recogen, opinadores en sus columnas, más o menos bienintencionadas (pero desinformadas) y muchos particpantes en tertulias, un oficio español puramente. Incluso hay desbocados que han dicho que se sube la tarifa para pagar las nucleares (¿?). No hay responsables de no haber dosificado a tiempo por el terror atávico a la pérdida de votos o a sacar la tarifa del debate partidista. La teoría es que las eléctricas ‘se forran’.

En todo ello, en esta campaña, ha venido hasta providencialmente para sus impulsores, la presentación de resultados de las empresas del primer trimestre a la que estamos asistiendo (obligación, por otra parte de las sociedades mercantiles). Y, esto incluso desde alguno de los prebostes del sector energético y miembros de las ‘minorias creativas’ se haga de forma intencional, sin separar si esos resultados se producen en España, o fuera, si se genera inversión o si no. Les da igual en su demagogia y en su cruzada (el peso de los resultados de las eléctricas españolas es creciente en el exterior, frente a la actividad en nuestro mercado interior, sometidas al acoso regulatorio).

Porque estamos ante dos situaciones que parecen paradójicas, pero que no lo son: primera, que las eléctricas tengan beneficios (en su mayor parte fuera de España), que inviertan, estén bien gestionadas, sean empresas que garanticen un servicio de calidad. Son empresas y se deben comportar como empresas.

Segunda cuestión: que la subida de tarifas aprobada, en realidad, no afecta a los ingresos de las empresas eléctricas, es decir no tienen más beneficios, contrariamente a las informaciones tendenciosas e interesadas. Sólo sirve para reducir la deuda tarifaria de los consumidores con el sistema eléctrico (y sus intereses futuros) que se va financiando fruto de una tarifa insuficiente. Sólo sirve para que el déficit tarifario sea menor. Y por ello, esa tarifa, cuando se eleva, sirve para que el consumidor sepa lo que gasta, conozca lo que cuesta y no decida bajo la ilusión monetaria de un regulador paternalista, de forma que no genere más consumo a las empresas eléctricas (engañado por una señal de precios falsa), sea ineficiente en su consumo (económica y medioambientalmente) y genere una carga adicional: los intereses financieros. Por tanto, la subida de tarifas iría contra los intereses de las propias eléctricas (debe incidir en la reducción del consumo, disminuiría la demanda), pero evitaría las trapisondas regulatorias y los intervencionismos trasnochados, como tentación de reguladores poco ortodoxos.

Queda por analizar el resto de conclusiones que el organismo de Maite Costa profiere en su inquietante nota de prensa. Veremos.

Diagnóstico: desconexión de parque eólico

Hablábamos ayer de las desconexiones que están empezando a producirse en los parques eólicos, alcanzando un cierto volumen anticipatorio en el mes de marzo. Lo cierto es que lo que está en juego, la madre de todas las desconexiones, son los denominados ‘procedimientos de operación’. Un procedimiento de operación permite, entre otras cosas, por motivos de seguridad a Red Eléctrica conexionar (ordenar que entren en funcionamiento instalaciones de generación), desconexionar de la red (apaga centrales o corta a los parques eólicos), administrar la incorporación de energía a la red de transporte, actuar con los usuarios que tienen interrumpibilidad o cualquier otra decisión que recae en el ámbito de su actividad sobre el funcionamiento, organización y ordenación del sistema.

En este caso, los procedimientos que tienen que ver con las desconexiones de los parques eólicos son los denominados 3.2 y el 3.7. Estos procedimientos, establecen cinco causas para justificar las instrucciones de reducción (desconexión o recorte) de producción a los operadores renovables. Cuatro de ellas parecen más definidas o concretas. Hay una quinta más abierta. En todo caso, estos dos procedimientos indican únicamente las causas que obligan a cortar, pero no las cantidades a reducir. Las razones que se incluyen en estas causas son: existencia de huecos de tensión, congestión en el sistema (para garantizar la estabilidad de la red), existencia potencial de un cortocircuito, viabilidad de los balances de potencia (también denominadas, rampas). El quinto argumento, es la justificación más ambigua o, mejor dicho más opaca, es la denominada existencia de excedente de generación. Es decir que “sobra” energía en el sistema.

Según las fuentes consultadas estos procedimientos de operación adolecen de tres problemas principales: el primero es que un procedimiento de operación (un mecanismo de actuación meramente operativo) se ha convertido, en la práctica, en un procedimiento de microrregulación, lo que es una forma muy poco sólida de regular en manos de la ‘técnica operativa’ de REE. En segundo lugar, la figura de los «excedentes de generación» es de compleja (o imposible) interpretación, y en la que entran muchos factores como las predicciones, la energía de base, las tecnologías de punta, etc…. Finalmente, y aunque en una desconexión se comunica la causa desde el operador de sistema, al final no existe un protocolo intrínsecamente técnico que diga que cantidades que hay que desconectar. De facto, esto se traduce en que estas órdenes se materializan en un mandato directo desde el operador de sistema, sin muchas más explicaciones.

Una de las cuestiones que también está en juego es la aparición de ‘huecos de tensión’. Eventualidad para la que los parques eólicos deben estar preparados, algo que es un requerimiento legal desde la aprobación del R.D. 661/2007 y se está en fase de adaptación del parque eólico. Según los datos, de los 15.000 MW actualmente instalado, 2.000 están completamente adaptados a esta situación en estos momentos (los mas recientes, puesto que tecnológicamente ya es posible) y en 2009, quedarán adaptados más de 10.000 MW. Existen 3.000 MW que, por la antigüedad de los mismos o por sus tecnologías, se duda de que puedan adaptarse para cubrir estos huecos de tensión. Por tanto, las desconexiones por este motivo deben ser cada vez menores.

Fuentes del sector consultadas y de diversos operadores, entienden las desconexiones ocurridas durante el mes de marzo son más un aviso o un indicador, que permita afinar esta operación para el futuro de crecimiento de la potencia eólica. Por otra parte, no ocultan que existe diálogo con el operador de sistema en torno a esta cuestión que valoran como razonable. Su objetivo es que fruto de estas conversaciones se pueda ‘objetivizar’ la aplicación de estos procedimientos, sobre todo en las causas más ambiguas o interpretativas. Según manifiestan, la actitud en estos momentos de Red Eléctrica de España es más aperturista que la de los primeros momentos de la energía eólica, en que la desconfianza era total (algo que manifiestan como generalizado en los operadores de sistema europeos en su momento). De todas formas, siguen existiendo ciertas suspicacias ante estas tecnologías, aunque parece que las asperezas se han ido matizando en el trabajo conjunto, pero también aseguran que queda mucho por hacer y este es uno de los casos.

En resumen, parece que es necesario objetivar estos procedimientos técnicos de desconexión de la energía eólica, dado que en el futuro se podrían dar situaciones que afectarían a las inversiones realizadas, en la medida que no cuentan en sus estimaciones con las previsiones de cortes, máxime si no se puede concretar en qué situaciones se producirían los mismos, fruto de una posible y calculada ‘discrecionalidad técnica’.

Por otra parte, también se apunta a la necesidad de superar las propias limitaciones del sistema eléctrico: la necesidad de desarrollo de infraestructuras de transporte para la evacuación de la energía, capacidad de que los nodos de la red permitan la conexión por encima de los 500 MW (límite fijado por REE), de forma que que dejen ser cuellos de botella, en la medida que es casi imposible que todos operen simultáneamente, lo que daría un aprovechamiento más eficiente al sistema. Y, claro está, la transparencia en los procedimientos que permita conocer el impacto con mayor precisión de estas desconexiones y su alcance.

Una nueva realidad: las desconexiones de los parques eólicos

En el mes de marzo, ha quedado esta nueva realidad en el funcionamiento de los parques eólicos: las desconexiones no programadas. La consecuencia principal es que dejan de verter su energía a la red Si bien, mes tras mes, se están batiendo todos los récords de generación por este tipo de tecnologías, es en este momento, cuando han empezado a producirse, las desconexiones a los parques eólicos o como también se denominan “recortes de producción” a los parques eólicos. Desconexiones ordenadas desde el Red Eléctrica en su actividad como operador del sistema eléctrico. Y es que la potencia instalada eólica empieza a ser ya muy importante, por lo que los efectos a estas tecnologías de relativa reciente incorporación pueden empezar a ser relevantes a medio plazo y, por ello, se observan con cierta preocupación desde las empresas y el sector.

Por un lado, expertos consultados afirman que la energía eólica está mejorando notablemente sus niveles de predicción de cara a que sus previsiones de generación se incorporen en la energía negociada diariamente en el mercado. La existencia de series estadísticas más prolongadas de viento permite, por un lado afinar más las estimaciones de generación de energía por esta tecnología. Eso, junto al aumento parque instalado, permite que se realicen ofertas al mercado eléctrico cada vez mayores por parte de las empresas eólicas. En este sentido, el operador del sistema mantiene ciertas reservas ante esta creciente realidad, debido fundamentalmente a los niveles de variabilidad que, anteriormente, en fases más incipientes, tenían los parques eólicos en contraposición con tecnologías convencionales como la térmica o la nuclear. Se podría decir que es una especie de desajuste o crisis de crecimiento.

Por otra parte, la mayor facilidad para efectuar las desconexiones de los parques eólicos frente a otras tecnologías, hace el resto (no es lo mismo que deje de funcionar una central térmica o nuclear, cuya operación es mucho más compleja, que un parque eólico). Lo que en la práctica deja la puerta abierta a la priorización de energías, es decir que por la vía de la operativa del sistema, se pueda alterar la obligatoriedad de que el sistema absorba la totalidad de las energías renovables y de régimen especial.

Del mismo modo, la existencia o disponibilidad de centros de control de los parques eólicos facilita al operador de sistema la operativa de la desconexión de los parques. Una consecuencia perversa de contar con más y mejores mecanismos de control y de gestión desde los operadores, incide en que a éstos se les pueda ‘penalizar’ más a través de las desconexiones, teniendo en cuenta que suponen una pérdida de retribución por energía no entregada finalmente. En todo caso, la existencia de este tipo de centros, también ayuda a Red Eléctrica en su actividad de operación del sistema.

Hasta el momento, el volumen de estos cortes en términos económicos conjuntos para los parques no es alto. Pero es indicativo. Los que se produjeron en el mes de marzo, se cifraron en un total aproximado de 3 millones de euros. Lo preocupante ante la importancia de esta tecnología (presente y futura según el desarrollo del Plan de Energías Renovables) es que su impacto pueda ser creciente y lo que evidencia es la necesidad de articular adecuadamente los procedimientos de operación de los parques en el sistema eléctrico, habida cuenta de que ha cambiado la configuración de la generación y la competencia por entrar en el mercado de las distintas tecnologías existirá.

En todo caso, el hecho de que se desconecten los parques eólicos, en términos de analogía, sería como desembalsar agua sin que las turbinas de las presas generen energía o quemar el carbón por quemarlo. Es decir un desperdicio de una potencia disponible (y como su nombre indica, renovable, para el sistema).

¿Por qué se producen estas desconexiones? ¿Por qué desconecta Red Eléctrica los parques eólicos? ¿Cuáles son las causas y procedimientos técnicos? Lo sabremos en el próximo capítulo (mañana)

El petróleo retoma la tendencia alcista y roza ya los 126 dólares por barril

El precio del petróleo retomó su tendencia alcista en una semana en la que la cotización del barril de crudo llegó a marcas históricas de 126 dólares y en la que la debilidad del dólar y el temor al desabastecimiento siguieron presionando al alza.

La moderación de los precios registrada la pasada semana, apenas si ha dado un breve respiro a un mercado que no ha podido resistir la acumulaciones de tensiones geopolíticas y la depreciación de la moneda estadounidense.

Nigeria siguió siendo una fuente de preocupaciones para los mercados, ante los recortes en la producción en las instalaciones que la petrolera anglo-holandesa Shell opera en el delta del río Níger. Los ataques de fuerzas rebeldes en este país, el mayor productor africano de «oro negro», amenazan desde hace semanas el normal ritmo de bombeo.

Además, la incertidumbre generada por la negativa de Irán, cuarto productor de crudo del mundo, a aceptar los incentivos económicos ofrecidos por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania, a cambio de que suspenda su programa atómico, añade más nerviosismo al mercado.

El propio ministro de Petróleo iraní, Gholam Hosein Nozari, aseguró el jueves que no descarta que el barril de crudo supere la barrera de los 200 dólares. Nozari consideró que el debilitamiento del dólar estadounidense «es la principal causa» de la subida de los precios del crudo. Sin embargo, dijo que «las dificultades de la producción en Nigeria son también una razón más».

Lo cierto, es que la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), a la que pertenece Irán, no se plantea aumentar su oferta actual, de 32 millones de barriles por día, al entender que el precio del crudo no se explica por una escasez de «oro negro» y que los mercados están bien abastecidos.

Aún así, los países consumidores insisten en pedir al cartel petrolero que aumente el bombeo, una exigencia en la que previsiblemente insistirá el presidente George Bush durante la visita que realizará la próxima semana a Arabia Saudí, principal productor del planeta y líder natural de la OPEP.

En este ambiente de tensión, los datos positivos difundidos por el Departamento de Energía (DOE) de Estados Unidos sobre las reservas de crudo no sirvieron para templar los precios. Según el DOE, las existencias de petróleo alcanzaron 5,7 millones de barriles la semana pasada, muy por encima de lo previsto por los analistas.

El informe del DOE reflejó, por otra parte, que las refinerías de Estados Unidos utilizaron la semana pasada menos capacidad de producción que en la anterior, lo que suele suscitar inquietud acerca de si la producción de combustibles será adecuada para atender la demanda. Las refinerías operaron al 85 por ciento de capacidad, un 0,4 por ciento menos que en la semana previa, al tiempo que disminuyó la producción de gasolina, según el DOE.

Aún lejos de esa marca de 200 dólares, pero subiendo sin cesar, el barril de crudo Brent, de referencia en Europa, rompió un nuevo máximo al rozar los 126 dólares durante la sesión del viernes en el Intercontinental Exchange Futures de Londres.

Al cierre de la jornada mercantil, el Brent marcó un nivel de 124,40 dólares por barril, un 8 por ciento por encima de la cotizaciones del viernes anterior.

Por su parte, si el crudo de Texas, referente para Estados Unidos, cerró el martes por encima de los 120 dólares por primera vez en la historia, el viernes rebasaba ya en momentos puntuales los 126 dólares por barril. Al final de la semana, la cotización del Texas en la Bolsa Mercantil de Nueva York cerró a 125,96 dólares por barril, un 8 por ciento más que la marca registrada hace una semana.

El crudo de la OPEP siguió también esta tendencia alcista y alcanzó el jueves un precio de 116,93, una marca inédita en la historia del grupo petrolero con sede en Viena.

La ley de la condensación informativa y la actualidad del sector energético

La condensación informativa es la traducción casi del concepto de ‘agenda política’ en términos de comunicación política. Por ello, es momento de hacer recapitulación de los temas abiertos, desde una perspectiva. Otra forma de expresarlo son las denominadas ‘patatas calientes’, un término que se puede resumir en argumentos de picana que condensen los temas de actualidad del sector energético:

La energía nuclear, un debate interruptus. El debate sobre la energía nuclear entra en una fase de apertura y cierre, y reapertura posterior, y en lenguaje ajedrecístico, de gambitos y enroques. Cada vez que el tema se reabre, debido a las necesidades de generación futuras y a la postergación ‘sine die’ de los documentos de prospectiva (siempre insuficientemente evaluadas y desconocidas por los españoles), se desvela un incidente. Todo ello, para no abordar, de una forma serena el debate sobre la energía nuclear, sin posturas ideológicas y dogmáticas, o con las cartas marcadas permanentes. Lo que parece es que, la fruta está madura, y pese a todos los frenos, la hora está llegando.

La independencia y el papel de los órganos reguladores. El debate sobre la independencia de los órganos reguladores, y más concreto en el caso de la Comisión Nacional de Energía se reabre, junto con la fuerte ofensiva en los medios derivada de la salida de Taguas hacia SEOPAN. La reorganización del equipo ministerial y, por otra parte, el calendario de renovación del organismo, inminente, van a poner en la primera línea esta cuestión, sobre todo de cara al calendario de liberalización de las funciones de este organismo, en el marco de las sentencias de Bruselas por su actuación en las funciones 14 (y contando las posibilidades de nuevas operaciones corporativas en el sector). Ahí es nada.

El enfriamiento de la operación Gas Natural e Iberdrola. Las informaciones que han ido trasladándose a los medios de comunicación reflejan un enfriamiento en el proceso negociador. La situación financiera no permite audacias a las empresas, lo que junto a la operación abierta con la venta de British Energy, introduce un cierto sosiego en el sector. Algún día habrá que reflexionar sobre la importancia de lo financiero (la cruda realidad de los números) en estas operaciones, frente al apoyo político o mediático y los intereses nacionales, propios, patrióticos o foráneos, en un contexto internacional de asimetrías en materia de liberalización.

Los temas pendientes. La reestructuración del equipo ministerial, biocarburantes, negociaciones en torno al nuevo decreto de energía solar fotovoltaica, la liberalización de las tarifas, la nueva directiva sobre energías renovables, la Prospectiva 2030, separación de actividades, papel del transporte y la operación. Y, sobre todo, la tarifas y el déficit tarifario, que empiezan con un calendario endiablado a principios del mes de junio, para empresas y usuarios industriales. Lo que está claro es que la agenda viene cargada.

Los movimientos informativos de los agentes del sector. Por ejemplo, de Maite Costa, el diario “El Mundo” publicaba que había declarado que la salida de Ignasi Nieto había sido provocada por su enfrentamiento con las compañías eléctricas a cuenta del cambio en el R.D. 434/2004 y las negociaciones para el nuevo Real Decreto 661/2007. Es de suponer que hay explicaciones más sencillas y más cercanas a la lógica política (nuevo Ministro, reorganización de la Oficina Económica del Presidente) en la salida del anterior Secretario General de Energía. Más incluso que su gestión en vista agregada o en vista fraccionada, desde el decreto de renovables al decreto ley de detracción de derechos de emisión. Lo que si parece evidenciar, es una visión de la independencia ‘sui generis’ en estas declaraciones y, en una intepretación más larga, la destilación del enfado del mundo catalán por la reconfiguración del gobierno operada tras las elecciones o la responsabilidad del mentor sobre el ‘mentorizado’. En todo caso, no hay más atisbo de disensión o de actitud díscola.

Mientras tanto, siguen de moda las entrevistas complacientes en el sector eléctrico. En tiempos de tribulación, atentos al recoloque de las piezas, porque es mejor no hacer mudanza.

La ley y la trampa (regulatoria)

Una de las cuestiones encendidas encima de la mesa del nuevo Secretario General de Energía, Pedro Marín,es la resolución de la trampa regulatoria operada en las postrimerías de la anterior legislatura con respecto a la energía solar fotovoltaica. Asunto, en el que sin duda, el nuevo equipo se tendrá que documentar y empezar a actuar con bastante celeridad, a la vista del calendario nada fácil que ha recibido de la administración anterior. Con seguridad, ya se estarán produciendo los nuevos acercamientos entre el sector y el nuevo equipo del Ministerio de Industria para salir de la parada técnica en que se encuentra.

Está encendida la cuestión, porque si hacemos un poco de historia nos damos cuenta de cómo se articula el proceso en una sucesión poco afortunada de acontecimientos. En primer lugar, en la negociación del R.D. 661/2007 (el que sustituía al R.D. 434/2004), se produjo una concentración de los esfuerzos en la acción regulatoria en torno a las primas de energía eólica. Eso provocó que la regulación de otras tecnologías presente signos de desafinación, con desajustes en algún caso de mayor grueso calibre como es el caso en que nos ocupa. Sobre todo, porque estamos también ante una forma de ‘inversión popularizada’ cuyo modelo que ha acabado con más de 17.000 paneles instalados y ya cuenta con casi 600 MW instalados, cuadriplicando en dos años la potencia instalada.

En el caso de la energía solar fotovoltaica, esa desafinación consistió en su propia definición normativa: un sistema de cupos (1.200 MW como tope en el Plan de Energías Renovables), capaz de provocar una avalancha de proyectos e instalaciones que buscaban razonablemente acogerse a los volúmenes y plazos del decreto, de forma y modo que en pocos meses, tras la aprobación del R.D. 661/2007, saltasen todas las costuras y previsiones (que brillaban por su ausencia).

Tanto es así, que sin querer cebarse en errores del pasado, hay que recordar el episodio ominoso de la corrección de errores (que reducía el plazo a seis meses para los proyectos en función del cumplimiento de los objetivos del PER y que debía dictar la Comisión de Energía) y la corrección de la corrección de errores, un día más tarde, devolviendo al plazo que creaba la ley de un año. La torna de la torna.

Ello puso a los agentes y la Administración encima de la mesa, con un proceso negociador, del estilo del que estábamos acostumbrados en la ‘temporada pasada’. Con desfases y suspensiones temporales a prueba de las técnicas negociadoras win-win que se explican en las Escuelas de Negocios. Dicen los argentinos, que para bailar un tango son necesarios dos, y a veces, en este proceso había una manifiesta sensación de que el baile no era ‘agarrado’. Desaires, aplazamientos y acercamientos, con un componente más político que gestor han definido los meandros de ese proceso. Si a esto le añadimos el paréntesis de las elecciones, el escenario está dibujado.

Actualmente, podemos ver como los efectos de la mejora de las tecnologías en este sector y de sus eficiencias (traducidas en términos de costes o de traslación de los mismos a los proyectos), no se transmiten al mercado como deben, fruto de este procesos regulatorio actual, tan atrabiliario, que ha creado un cuello de botella en la inversión a realizar por los agentes y en los procesos de retorno previstos de las mismas. Consecuencias: movimientos pendulares que generan una sensación que circula de la euforia a la inquietud, que afecta también al posicionamiento de las entidades que financian estos proyectos. Condicionados por una regulación provisional e interina, el futuro del fatídico 30 de septiembre, genera un suspense inducido en este sector, que afecta al día después, como una sombra sobre la viabilidad de proyectos posteriores y a los que estando su ejecución en marcha puedan existir dudas por distintos motivos de su entrada en funcionamiento en el plazo señalado.

Por otra parte, el plazo de expiración de este Real Decreto está ahí, a la vuelta de la esquina, al 30 de septiembre de 2008. Un plazo que se ve profundamente recortado, si se tienen en cuenta aspectos que inciden en el mercado, desde los lógicos en todos los proyectos en que es necesario ejecución de obras, los procesos de verificación e incorporación a la red, problemas en el suministro de equipos, entra otras cuestiones. Quiere decirse que estamos de facto en el borde ya de extinguir el plazo y probablemente se deba articular un proceso transitorio a tenor de lo que es una realidad de mercado, para garantizar un proceso ordenado en las inversiones realizadas.

Según se ha podido conocer, el sector plantea una fórmula de primas decrecientes progresivas en función de volúmenes alcanzado, y que de partida supone una reducción de entre el cinco y el quince por ciento de las primas actuales. Lo que está claro es que, tras la correspondiente negociación, el resultado tiene que ser un mecanismo estable y menos emboscado y perverso que el actual, de forma que otorgue seguridad jurídica y se ‘normalice’ la dinámica de mercado.

En suma, estamos delante de una cuestión que vuelve a poner de manifiesto la importancia de la buena regulación, de la necesidad de pensar en la estabilidad regulatoria y los procesos inversores, de no incorporar mecanismos de intervención que alteren la dinámica de los mercados y del proceso inversor, de configurar un sector en el medio y largo plazo, partiendo de una visión estratégica y no dogmática. La Administración tendrá que definir, por tanto, el presente y el futuro de esta tecnología y su marco normativo, con miras a esa mayor estabilidad sectorial, con arreglo a la visión estratégica del largo plazo de esta tecnología y con respeto y conocimiento de los procesos inversores y de financiación asociados.

Hay vida después de septiembre.

Primera prueba de fuego en la liberalización de las tarifas eléctricas: las tarifas industriales

Dentro del calendario para la liberalización de la tarifa eléctrica, el próximo 1 de julio es un primer hito que cada día está más cercano y, al mismo tiempo está pendiente de su articulación definitiva. La desaparición de las tarifas comenzará por las denominadas tarifas de alta tensión, que son las que tienen las empresas y autónomos con una potencia contratada superior a 1 kilovoltio. Para ello, parece que el nuevo equipo del Ministerio de Industria tiene que trabajar a marchas forzadas para articular esta transición. Esta primera fase de la liberalización afectará a las empresas y actividades empresariales.

La eliminación de la tarifa eléctrica regulada (que supone en estos momentos el contar con unos precios de la energía que no recogen el precio en el mercado de generación) se debe traducir, si nos atenemos a esta lógica de precios, en una elevación generalizada, que variará según los usuarios y las ofertas que reciban los mismos en el proceso de comercialización de energía.

La subida de precios para las tarifas industriales afecta de forma diferente a unas empresas que a otras. Por un lado están los denominados grandes consumidores, cuyas tarifas se ven complementadas con los denominados servicios de gestión de la demanda, como es la interrumpiblidad y los servicios de gestión de energía reactiva. Elementos que han sido criticado desde distintas instancias por su cuantía, desde el punto de vista de que se puede tratar de ayudas de estado o que recogen subsidios cruzados entre consumidores.

En este sentido, los grandes consumidores con el fin de abordar este proceso han constituido su central de compras de energía, Fortia, cuyo objetivo es convertirse en comercializadora de las grandes empresas. Fortia, para comenzar a funcionar, ha chocado en los últimos tiempos con el obstáculo de la necesidad de avalar sus operaciones ante el operador de sistema para cubrir posibles desvíos en su programación de consumo. Al mismo tiempo, los expertos consultados estiman que aunque esta central de compras pueda conseguir a través de contratos bilaterales mejoras en los precios de la energía, los márgenes de negociación aunque se trate de grandes de volúmenes de electricidad no son tan elevados, y en todo caso, dependerá de la propia evolución del mercado mayorista.

Por otra parte, para el resto de las empresas sujetas a este proceso, y según se ha podido conocer, Unesa solicitó al entonces Secretario General de Energía en funciones, Ignasi Nieto, un proceso de transición semejante al del sector gasista, para lo cual han propuesto una fuerte subida de tarifas que fomente que los consumidores acudan al mercado de comercialización. Este período de transición se cifraría en un período de dos meses en el que los usuarios tendrían que elegir comercializador, y en el caso extremo de que no lo realizarán, se podrían producir cortes de suministro (en la tarifa industrial no está prevista la existencia de una “tarifa de ultimo recurso”, figura prevista para el consumo residencial).(La tarifa de ultimo recurso, está dirigida a este tipo de consumidores exclusivamente, al contrario de lo que se ha tratado de difundir, no es una tarifa ‘subsidiada’ sino una tarifa a la que acogerse en el caso de no acudir a otro suministrador (lo que quiere decir que debe ser más alta para permitir la flotación de ofertas en el mercado de comercialización).)

En todo caso, causa sorpresa el comprobar como un proceso de estas características (de un impacto tan generalizado) está tan silenciado y reviste tan poco interés en la planificación gestora hasta el momento. El hecho es que la cuenta atrás para la liberalización de las tarifas eléctricas ha comenzado y tiene larvado un proceso de alto voltaje, nunca mejor dicho. El nuevo equipo se estrena con un proceso que supone una importante transformación y que se debe producir al mismo tiempo en que el ‘gap’ entre el coste de la energía y la tarifa regulada ha llegado a sus máximos, fruto de las intervenciones políticas pretéritas para no abordar cambios en las tarifas que las hicieran acordes con la realidad.

La liberalización de las tarifas eléctricas empieza, por ello, a sufrir de las urgencias y demoras pasadas, que han evitado que los consumidores conocieran la realidad que se les estaba ocultando.

La semilla del diablo

La publicación la semana pasada por parte del diario económico “La gaceta de los negocios” de la candidatura de Natalia Fabra a Directora General de Energía, es una piedra de toque a un movimiento de más amplío recorrido y de mayor espectro. Para ello nos tenemos que retroceder a la película de Roman Polanski “La Semilla del Diablo”, un clásico del cine de terror que ha llegado hasta nuestros días casi intacto y que podemos señalar como metáfora de lo que está pasando en la energía.

La película narraba como una conspiración de satanistas hacía que la protagonista (en este caso Mia Farrow) tuviera un hijo engendrado por el diablo: sería el anticristo, el cumplimiento de una profecía que rompía el orden establecido y la venganza contra el orden establecido tras la llegada del mesías. La atmósfera que se cuece ante la protagonista, es de pura claustrofobia, de forma que no hay puerta a la que llame para escapar que no esté relacionada con la secta de satanistas y la red formada es tan intricada y difícil de escudriñar que la sensación de la protagonista es de desamparo. La protagonista acaba resignada por tener a su hijo en esa ceremonia de intereses que le lleva a no controlar sus actos.

Con carácter previo hay que enmarcar dos realidades, caras de la misma moneda, tan graves cada una por separado, como ejemplos de la laxitud en que han devenido las conductas de nuestra Administración. La primera es la relación entre público y privado, puesta de manifiesto con el paso del David Taguas (que fuera mentorizado en su sustitución por el actual Ministro de Industria, Miguel Sebastián al cargo de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno) a la patronal de la construcción SEOPÁN. Por otra parte, no tan conocida, pero igual de lacerante es la ‘desindependización’ operada en los órganos independientes. Y, a primera vista, no resulta tan escandalosa, porque de violarla de continuo parece que se hace más o menos normal que estas relaciones tengan un cierto grado de chalaneo o, más suavemente, de ‘informalidad’ tolerada un poco inconsciente. Elementos sobre los cuáles no cabe sólo la autorregulación (un ejemplo de autorregulación es la omertá o pacto de silencio), lo que cabe la exigencia, regulada y con el mayor cuidado y exquisito escrúpulo.

Por tanto, en el caso del hipotético nombramiento de Natalia Fabra (el periódico lo recoge como una hipótesis), la primera reflexión que hay que realizar es como una minoría (creativa) en este caso, se ha ido colocando en el puesto de control del sector, en pos de las posiciones y la provisión de ideología afirmando sus posiciones de influencia y poder. Todo ello, consecuencia trágica de la carencia de una cantera de profesionales que pueda acometer con cierta perspectiva y cierta mirada la responsabilidad gestora y regulatoria el sector energético, sin ser un ‘hooligan’, un intervencionista o tenga pretensiones de hacer su Real Decreto para pasar a la posteridad. Alguien más o menos homologable occidentalmente. La primera consecuencia de todo ello, es el permanente escándalo en que gravita la energía hace ya varias Administraciones, objetivo a superar que se debería plantear el nuevo Ministro con una cierta altura de miras, sustrayéndose al camino fácil y trillado de actuar por debajo de la mesa.

Y eso nos lleva al meollo de la cuestión, la laxitud con la que se trata la palabra independencia en nuestro país, configurando un excipiente en el que todos los gatos son pardos. Que un consejero en la Comisión Nacional de Energía pueda ir navegando en diferentes configuraciones del organismo por diferentes siglas políticas y sobrevivir con la etiqueta adscrita territorialmente, es un ejemplo. Que la esposa del Secretario General de Energía (regulador principal) tenga un puesto de relevancia dentro de la Comisión Nacional de Energía (regulador independiente) (algo que a nadie le ha causado ninguna extrañeza en todo el tiempo en que Marin estaba en la Oficina Económica, ni ha levantado la voz, por lo que nos da señales del estado del arte. ¿Habrá algún lugar en la Administración en que le perjudique menos su presencia?). Otro ejemplo, son las vinculaciones directas entre el anterior Secretario General de Energía y el actualDirector de Regulación de la CNE. O bien, que la Comisión Nacional de Energía contrate los servicios profesionales de Natalia Fabra y que figure en sus publicaciones en el mismo estadio que profesionales con más de 30 años a sus espaldas en el sector, haciendo que las coberturas de puestos se realicen de forma fuertemnte endogámica. Todo ello nos aboca en el terreno poco elegante de los capicúas, evidentemente ‘contradicción’ in términis a la palabra independencia. Lo que nos obliga a diferenciar lo legal, lo justo, lo responsable, lo estético y lo ético. ¿A esto es a lo que se le llama ‘management’ latino?

Por ello, que se alcanzara el paroxismo de que sea la hija de un Consejero, Directora General de Energía, nos introduce en un túnel que supone dar un paso más en la perversión de la palabra independencia. Separaciones nítidas, ‘murallas chinas’ entre reguladores independientes y regulador principal. Esa es la causa de que determinados modelos de supervisión, no estén contestados y sean respetados, dentro y fuera de nuestras fronteras. Porque el primer problema, el más grave es que ya se haya hecho normal y parezca normal en un contexto dónde no hay políticas, no hay asuntos públicos, hay intereses.

Y, este posicionamiento no tiene que ver con la ideología de Natalia y Jorge Fabra, ni con sus posicionamientos, dónde se pueden ver ideas e inspiraciones coincidentes, sobre el funcionamiento de mercado, con subastas de capacidad crecientes, topes de precio por tecnología y cualquiera artilugio regulatorio complementario para dibujar un mercado fuertemente intervenido, dirigido a la obtención de resultados previamente definidos o que afecten singularmente a distintos tipos de tecnologías.

Es momento de volver a la ortodoxia, a la independencia con mayúsculas y a romper esas relaciones peligrosas (Les liasons dangeroux como escribió Chaderlós de Laclós) y se evite continuar con las tragaderas de la palabra independencia en nuestro país. Para que cada uno haga lo que debe y no llegue el anticristo del mercado. Lo peor que puede pasar tras el ‘affaire’ de Taguas, es que todo se quede en un escándalo momentáneo. Además, habría mas empleo.

Los precios del petróleo se alejan de sus valores récords

Los precios del petróleo se han moderado esta semana, alejándose de sus valores récords, aunque quedaron por encima de los 114 dólares/barril y volviendo al alza en los mercados de futuros de Londres y Nueva York.

El barril de crudo de Texas (WTI) para entrega en junio terminó ayer a 116,32 dólares en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), lo que supone una subida de 3,80 dólares frente al jueves, pero un retroceso de 2,2 dólares respecto al viernes anterior.

De forma semejante, el Brent, crudo de referencia para Europa, bajó 1,78 dólares en la semana hasta concluir a 114,56 dólares por barril en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres.

Con ello, el WTI ha quedado a 3,05 dólares del récord de cierre batido el 22 de abril, mientras que al Brent lo separan 1,90 dólares de su máximo, unas distancias moderadas que, dada la alta volatilidad que muestran los precios actualmente, no dan pie a percibir un auténtico alivio de momento.

En las jornadas pasadas se vieron descensos pronunciados, de más de tres dólares, pero también fuertes subidas en un mercado tenso, donde las cotizaciones del «oro negro» reaccionan rápidamente a múltiples acontecimientos y noticias.

Uno de los elementos principales que ha favorecido la moderación ha sido la recuperación del dólar frente al euro y otras divisas, propiciada entre otros por la percepción de que la Reserva Federal de Estados Unidos podría hacer una pausa en los recortes de tipos de interés, tras rebajar el jueves en un cuarto de punto porcentual la tasa de interés de referencia.

El presidente en ejercicio de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y ministro argelino de Energía, Chakib Jelil, había vaticinado el lunes que, si el dólar se revalorizara un 10 por ciento, el precio del crudo en los mercados internacionales caería en torno a 40 dólares. En una declaración difundida en la prensa argelina, Jelil recordó que hay una relación de causa-efecto entre la depreciación del dólar y la subida de los precios del petróleo.

Esa materia prima, al igual que muchas otras, cotiza en la moneda estadounidense, por lo que su debilitamiento merma la capacidad adquisitiva de los ingresos que perciben los exportadores de crudo.
Además, la caída del billete verde empuja a los inversores y especuladores en los mercados financieros a refugiar su capital en el petróleo y otras materias primas.

A la bajada de los precios ha contribuido también un aumento de las reservas almacenadas de crudo en EEUU y el fin de las huelgas de los trabajadores del sector en Nigeria y Escocia, factores que aliviaron los temores a problemas de suministro.

Con todo, la semana concluyó con una jornada de extrema volatilidad, con el Brent ganando más de cuatro dólares y otros tipos de crudo recuperando asimismo con rapidez gran parte del terreno perdido, de nuevo en dirección a los 120 dólares/barril.

La noticia de que el Ejército turco volvió a bombardear posiciones del grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el norte de Irak hizo que el «oro negro» retomara la senda alcista una vez más.

Mientras, la OPEP mantiene su firme postura de no aumentar su oferta, como lo ha hecho en años anteriores para propiciar un descenso de los precios, y como lo han pedido en reiteradas ocasiones Estados Unidos y otras naciones consumidoras.

El presidente de EEUU, George W. Bush, declaró el martes que la principal razón que se esconde detrás de los elevados precios de la gasolina es que «la producción global de crudo no va a la par con una creciente demanda».

Pero Jelil, que en marzo pasado acusó a «la mala gestión de la economía estadounidense» de ser responsable de la escalada de los precios de la energía, reiteró esta semana que un aumento de la producción petrolífera no tendría efecto sobre el precio. «Es inoportuno aumentar la producción en ausencia de un mercado que demande y que sea capaz de absorber la oferta suplementaria», dijo el presidente de la OPEP.

El precio del barril de crudo de referencia de la organización se ha moderado hasta los 106,13 dólares desde su máximo histórico, de 111,66 dólares, alcanzado el lunes pasado.

En abril, el promedio mensual de ese barril -una mezcla de trece calidades de petróleo, una por cada país miembro- superó por primera vez los 100 dólares al situarse en 105,16 dólares, un 63 por ciento más que la media de abril de 2007 (64,55 dólares).