El presidente de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), José María González Vélez, mostró hoy su disconformidad con la nueva retribución de las energías renovables y acusó al Gobierno de «cambiar las reglas de juego a mitad de partido, cuando ya hay inversiones comprometidas».

En un coloquio organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), criticó que la normativa sea retroactiva y extienda el nuevo marco retributivo a todas las instalaciones, tanto las nuevas como las que ya están en funcionamiento, y avanzó que puede influir negativamente en el cumplimiento del Plan de Energías Renovables (PER) aprobado en agosto de 2005. «A veces me da la impresión de que para los políticos las renovables son como un florero, sólo sirven de adorno», dijo.

González Vélez comparó la situación de las renovables con la del carbón nacional para la producción de electricidad, que en 2006 recibió 1.400 millones de euros en primas, y aseguró que si se eliminan estos incentivos los parques eólicos y todas las renovables serían competitivas. No obstante, reconoció que «algunos» parques eólicos podrían ser rentables sin la prima.

El Ministerio de Industria ha elaborado un nuevo decreto de retribución, todavía en fase de borrador, que rebaja las primas que reciben los productores eólicos (las del resto de las tecnologías renovables suben) y establece un sistema de topes (cap and floor) para la opción de venta en el mercado mayorista.

Los generadores eólicos reciben la prima más el precio de mercado del kilovatio hora, que se ha disparado en los últimos dos años debido al alto precio del petróleo y el gas natural. Según los datos de Industria el precio medio total recibido por la eólica en 2004 fue de 63 euros por megavatio, de 97 euros en 2005 y de 93 el año pasado.

González Vélez reconoció que la eólica «ha gozado de un precio del kilovatio por encima del esperado», pero señaló que cobra en función del precio que fija el mercado. «Si el mercado no funciona no es problema de los productores de renovables», afirmó.

Según los cálculos de la APPA y de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) la producción eólica generó en 2006 un «retorno económico para la sociedad española» superior a los 2.000 millones de euros, cifra que más que duplica los 922 millones de euros que recibió en concepto de primas. Además, la eólica evitó la emisión de 15,5 millones de toneladas de CO2 durante el pasado año, lo que implica un ahorro de 233 millones de euros (15 euros por tonelada), e importaciones energéticas desde España por un importe de 1.060 millones, señalan las patronales. El ahorro fiscal de las importaciones se situó en 170 millones de euros.

Las dos patronales señalan también que la externalización de otros costes ambientales arroja un ahorro de entre 660 y 1.125 millones de euros, en función de si se compara la eólica con las tecnologías que usan gas natural o carbón. Por último, la participación de los productores eólicos en el mercado mayorista, cuya generación entra a coste cero (igual que la nuclear y la hidroeléctrica), abarató unos 6 euros por megavatio hora (MWh) el precio de casación en el mercado, lo que se traduce en un ahorro de 1.500 millones de euros en 2006, según sus datos.

La organización ecologista Greenpeace y el Consejo Europeo de Energía Renovable (EREC, en sus siglas en inglés) consideran posible llevar a cabo una «revolución energética» y lograr que en 2050 las energías renovables generen el 70% de la electricidad mundial.

En un informe conjunto las dos organizaciones también señalan que las energías renovables pueden llegar a ser la fuente energética que alimente el 65% de los sistemas de calefacción del planeta, todo ello «sin repercutir en el desarrollo de la economía mundial». Según el EREC y Greenpeace, su proyecto contiene una «hoja de ruta» sobre cómo recortar a la mitad las emisiones actuales de CO2 en los próximos 43 años y ello a pesar del aumento de la demanda energética.

Este proyecto divide al mundo en 10 regiones y explica, en un resumen global, como las existentes tecnologías de la energía «pueden utilizarse de una forma más eficiente». El plan plantea que «para que las energías renovables sean competitivas, los gobiernos deben retirar paulatinamente las subvenciones al combustible fósil y a la energía nuclear e introducir el principio general de ‘quien contamina paga'».

El informe alerta a los gobiernos de que les queda un plazo muy corto para tomar las decisiones adecuadas sobre el futuro de la energía y que deben adoptar ya iniciativas para reemplazar plantas de generación de energía que están quedando obsoletas en los países desarrollados. Al mismo tiempo, recalca, países en desarrollo como China, India y Brasil están ya apostando por la construcción de infraestructuras para satisfacer su propia demanda.

En una nota de prensa, el presidente del EREC, Arthouros Zervoos, afirmó que el mercado mundial de las energías renovables puede crecer a un ritmo superior al 10 por ciento anual hasta 2050 y sustituir progresivamente la cuota que ahora ocupan los combustibles fósiles