Lo que la superioridad esconde

La omnipresencia de las elecciones generales del 9 de marzo en el ámbito de la energía ha ido dejando también aparcados en la agenda del sector una serie de cuestiones que, por su capacidad de generar polémica en tiempos de estar en juego negocio político, parecen poco propicios. También, obviamente, por la propia posición de los agentes implicados, incluida la Secretaria General de Energía. La posición del regulador principal se expresa evidentemente en lo escrito en los proyectos normativos que presenta a la Comisión Nacional de Energía, en lo que impone directamente a través del Boletín Oficial del Estado como en el caso del Real Decreto Ley de detracción de derechos de emisión o en lo que insinúa a través de los medios de comunicación ‘del régimen’. Por eso trataremos la cuestión de lo que la superioridad esconde en dos apartados: lo conocido pero que está sin resolver y lo desconocido.

Lo que si está claro es que este parón, sobre los proyectos normativos presentados y actualmente en proceso legislativo, nos llevará al mes de mayo casi con toda seguridad. Cualquier previsión o promesa anterior obvia principios básicos de prudencia. Un mero cálculo así lo acredita: precampaña, campaña, elecciones, configuración del nuevo Gobierno (si es del mismo partido, si precisa socios, alianzas o coaliciones y si no es del mismo partido, también puede precisar socios, alianzas y coaliciones). Por tanto, un primer mensaje a enviar a todos aquellos que esperan el alumbramiento reglamentario pertinente con ansiedad es que vivimos tiempos de quietud, de mejor no ‘meneallo’, que la paciencia es una virtud y que en las alforjas de esta Administración y sus comportamientos políticos está el no provocar escándalo en estos instantes (para eso, en el sector energético, está el resto del año).

Biocarburantes

En este sentido, en días pasados varias asociaciones vinculadas al sector de producción de los biocarburantes, se quejaban de la situación de indefinición que el sector tiene, señalando los riesgos para el sector de la misma, con el posible cierre de fábricas, pendientes de que ultime su reglamentación, unido a la importación de combustibles foráneos. Actualmente, esta normativa ha sido devuelta desde la Comisión Nacional de Energía habiendo remitido su informe al Ministerio de Industria, con una propuesta alternativa a la que inicialmente había enviado la Secretaria General de Energía al organismo que preside Maite Costa. La propuesta de la Comisión Nacional de Energía es más neutral con la configuración del mercado de biocarburantes, mientras que la que había remitido Industria parece que incidía especialmente en la promoción del bioetanol, en mayor medida, frente al biodiésel. Lo que está claro, es que no parece que sea tiempo de dirimir dilemas como éste, y máxime, vislumbrando lo que se trasparenta desde el techo de cristal, de forma que se puedan empezar a establecer capicúas entre agentes muy influyentes y voluntad del regulador principal.

Negociaciones con el sector fotovoltaico

Otro tema que venimos señalando en nuestras páginas es la situación de las negociaciones con la industria fotovoltaica. Como todo el mundo conoce en el sector renovable, el año pasado tras un proceso de negociación arduo y dejando en su alambrada, hecha jirones la seguridad jurídica y la estabilidad regulatoria, se modificó el R.D. 436/2004, mediante el R.D. 661/2007. Ese Real Decreto en el ámbito de la fotovoltaica, empezó a tener modificaciones por ¡corrección de errores!, en el mes de julio. Visto que la evolución y el crecimiento de proyectos de este sector (y de nuevos entrantes) iba mucho más rápido de lo previsto (por que entre otras cosas no había previsto) se activa el mecanismo de parada por la vía más abrupta que tenía el propio Real Decreto y se abre una negociación tres meses más tarde. Negociación que las empresas señalan como estancada, derivado del bajo interés del Ministerio de Industria de continuar con ella. En suma, otro pastel en el horno o en el pudridero, que parece que deberá esperar a este calendario electoral.

Retribución de Red Eléctrica de España

Otro tema que ha sido devuelto por parte de la Comisión Nacional de Energía ha sido la retribución de los activos de transporte de Red Eléctrica de España, cuyas fórmulas y valores se habían reexpedido desde la Secretaria General de Energía al regulador independiente. Al parecer la Comisión abrirá un concurso para que una entidad independiente empiece a calcular los valores de referencia del mismo modo que ocurrió para los activos de transporte gasista. La pregunta es que hará en este caso el actual Secretario General de Energía, poco acostumbrado a que le lleven la contraria y a emplear el BOE y el procedimiento legislativo, según proceda, para llevarse el gato al agua. Por ejemplo, recientemente, en el caso de los activos de transporte gasista, sin modificar su metodología (la crítica de fondo del regulador independiente), remitió la propuesta al Consejo de Estado (la crítica de forma del regulador independiente), sin más cambios para que siguiera su camino.

En próximos días, también hablaremos de lo no conocido hasta ahora, como la Prospectiva Energética 2030, documento desaparecido del mapa y otras insinuaciones regulatorias.

El que espera, desespera.

¿Jaque a Iberdrola?

La difusión por parte del diario económico Cinco Días de la operación de adquisición de un paquete del 3% de Iberdrola por parte de EDF a dos meses de las elecciones (en este territorio mortecino que son la disolución de las Cámaras, ha desatado todas las alarmas mediáticas y políticas. Además, la propia urdimbre que plantea la operación, la vinculación o aquiescencia del gobierno francés (con foto de Sarkozy y Zapatero, siempre según los sutiles mensajes que traslada la versión de este rotativo) en las que además se involucra a Gas Natural y ACS, nos devuelve a lo más granado de las teorías conspirativas, dignas de los mejores tiempos de la Oficina.

La noticia recibió muchos desmentidos ayer incluso por parte del Presidente de la empresa francesa, pero parece claro que las aguas están muy revueltas, que esto no se va a quedar aquí y que la influencia de la actuación regulatoria española es decisiva en hacer atractivo el valor de las eléctricas. Lo que sí parece claro es que el banco francés Natixis declaró un aumento de la participación en Iberdrola hasta el 3,79 % y como ayer se produjo una considerable subida de las acciones de Iberdrola. Primero por la propia recuperación de los mercados bursátiles y segundo todavía se desconoce si hay operadores que están actuando en el mercado para tomar posiciones en la compañía en una acción coordinada. ¿Podemos estar ante movimientos orientados a ‘secar’ el mercado?

En primer lugar, el formato de la operación recuerda mucho a la operación Enel-Acciona para la adquisición de Endesa. También recuerda la teoría/práctica de comprar barato que ha presidido los negocios relacionados con las OPAS promovidas en esta legislatura. Muchos fueron los que en aquel momento ya apuntaron la posibilidad de que entrase Iberdrola en estas quinielas, como segunda parte del episódico proceso que dio lugar al cambio en el accionariado de la entonces primera eléctrica española. Por otra parte, ya circulaba la versión del interés de la alemana E.ON en Iberdrola.

Evidentemente, sin que se sepa hasta el momento que punto está detrás el Gobierno, salvo las insinuaciones a que se refiere Cinco Días, ya ha tenido un papel preparatorio: el trabajo previo hecho por Ignasi Nieto de saqueo a las eléctricas españolas para depauperarlas y ponerlas en almoneda, vía regulación. La erosión de valor a las empresas españolas energéticas, que avanzamos ayer, ha sido una constante en este breve y lacerante año y medio de titularidad al frente de la Secretaria General de Energía.

Como lo es también, a ‘sensu contrario’, la capacidad de ‘engordecer’ los ingresos de los ‘afines’, véase el caso Red Eléctrica, como no ha sufrido en Bolsa y como la regulación supone la mejor garantía del Estado. Es la vuelta a la regulación vía control de rentas, de premiar a los buenos y castigar a los malos, de usar el gobierno y los decretos con discrecionalidad, como elemento simplemente de ejercicio de poder, no de política. Así, la bolsa tiene que descontar en el caso de la energía siempre el efecto ’Secretario General’.

Puede resultar paradójico que las empresas españolas sean puestas en el escaparate simplemente por las propias acciones regulatorias que emanan del Gobierno (lo que, además no ocurre en el resto de países de nuestro entorno que se lo piensan dos veces).

Por ello, si fruto de que tenemos las tarifas más bajas de Europa, de que se toman medidas que no se toman en la Unión Europea de detraer derechos de emisión, se avanza en un modelo de subastas de capacidad crecientes sin horizonte, modelo ni límite, se ‘esquilman’ las empresas y se tienen que malvender, quiere decirse que el responsable político tiene que dar explicaciones sobre hechos de esta gravedad. Se trata de que exista libertad de mercado, de capitales, de propiedad, sin intervención, sin cartas marcadas, sin comportamientos políticos asimétricos, sin acciones regulatorias deliberadas, con estabilidad jurídica, con confianza y credibilidad, con respeto y conocimiento por los comportamientos de los mercados financieros.

No obstante, todos tenemos la obligación de avisar a posibles nuevos entrantes (E.ON, EDF,…) de cómo es el paño, aunque algunos ya lo saben. Para que no se encuentren como Enel con un Gobierno y un Secretario General de Energía que expropia ingresos y actividades, apenas recién llegados. Que entiendan la forma de administrar la discrecionalidad y la inestabilidad regulatoria. Que se den cuenta con que facilidad se utiliza para por la vía de la excepcionalidad del Real Decreto Ley, más propia de las repúblicas bananeras que de un país avanzado, occidental y europeo.

Lejos esos tiempos en que las eléctricas eran uno de esos valores estable, refugio, previsibles en su evolución dada las necesidades de inversión y las actividades que desarrollan. Desde luego, con esta forma de utilización de la regulación, no. Con este Secretario General de Energía, no. Con este gobierno, no.

Buenos propósitos para el 2008

Los principios de año siempre pretenden, tras las fiestas navideñas, tener un cierto efecto balsámico sobre la propia realidad que nos acontece. Es como si los buenos deseos de las fiestas navideñas se quisieran intercalar en la realidad vigente, pero la realidad resulta muy tozuda y, lo que hace que la realidad cambie, sus protagonistas, son los mismos. Así, se suele descubrir en breve que el efecto año nuevo, vida nueva, suele tener un contenido retórico. Por tanto, se trata de un efecto que por irrealmente mágico no quiere decir que resulte creíble, y que actuando como agoreros, suela ser más bien poco duradero.

Quizá este año pueda tiene en el plano político y económico, dos caras muy contrapuestas. La primera, el deterioro de la situación económica, cada vez más percibido por las familias (la inflación no perdona). Se ha puesto en evidencia la necesidad de volver a la ortodoxia y de la reforma. Para ello se necesitan equipos fuertes, de buenos gestores. Y ahí, es donde viene la segunda parte, las elecciones. Un fenómeno que si tendría que tener algo de vida nueva: por un lado la de impeler al partido hoy gobernante, de salir elegido a que gobierne mejor y que gestione mas (la situación le va a obligar). Por otro lado, de salir elegido el partido que actualmente está en la oposición que se produzca un cambio necesario, orientado hacia la gestión. Aunque los síntomas que ha mostrado el principal partido de la oposición con la ominosa aprobación del Real Decreto Ley de detracción de derechos, no son especialmente tranquilizadores. En todo caso, la vuelta de vacaciones de Navidad nos introduce directamente en la campaña electoral, verdadera fuente de agitación política.

Nos dejábamos el mes de diciembre con un sector eléctrico en llamas, incendiado desde el Ministerio de Industria. Un Real Decreto Ley aprobado con premeditación, nocturnidad y alevosía (y, también, un poco de recochineo al Parlamento), dejaba las Pascuas muy caldeadas. Había recuperado una visión sectorial conjunta en una cuestión básica, como es la seguridad jurídica, la estabilidad regulatoria y el modelo de mercado. Por lo tanto, se trataba de poner las cosas en su sitio y evitar la permisividad que había dejado pasar que en el año 2006 se detrayesen derechos por una vía tan torticera.

En lo que se refiere a los cambios gestores necesarios en el ámbito de la energía, evidentemente la trayectoria de estos últimos años no es muy edificante (y en especial en este 2007). Se han alcanzado al final de la legislatura 14.000 millones de euros de déficit tarifario (con la energía más barata que en los países de alrededor, aplicando medidas únicas en Europa, de dudosa legalidad y con un riesgo cierto de judicialización del sector). En realidad, el sector está en llamas, con una relación intratable entre empresas y el transportista único, fruto del papel que se ha irrogado éste. Un balance así, solo sostiene a sus responsables en un modelo de gobierno en el que se mantiene a Magdalena Alvarez.

En todo caso, puestos a hacer buenos propósitos para el año que comienza, tendríamos que empezar por la seguridad jurídica y la estabilidad regulatoria, como base y elemento clave de funcionamiento del Estado de Derecho en un sector como el energético. Que no se ataque más el mercado liberalizado. Qué aparezca la necesaria coordinación desde la administración económica del Estado (cada vez hay más voces que señalan a Solbes y a Vegara en estos momentos en los que se empiezan evidenciar problemas económicos), es decir, también que la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos no sea ‘puenteada’ o sea un coladero. Qué, se trate en serio el problema tarifario, con la perspectiva de sus efectos nocivos para la economía y para los consumidores, de forma que dejen de estar engatusados por la energía a crédito. Qué exista política exterior económica y que cada uno de los agentes institucionales ejerza de su papel: regulador principal, reguladores independientes. Que se realice una política de Estado en la que no exista suspicacia con el sector energético a partir de en una política displicente y de enfrentamiento con los agentes privados (de ellos y nosotros)

En el fondo, la pregunta es quién y cómo nos sacarán del atolladero en que se ha convertido este sector clave para la economía. Son cosas sencillas, pero la esencia del funcionamiento, pero como los regalos de Reyes: útiles, necesarios, pragmáticos, imprescindibles.

Inocentadas regulatorias

La constatación, por el casi, ya ex Presidente del Congreso, Manuel Marín, de que el Real Decreto Ley de detracción de derechos de emisión no podrá ser tramitado como proyecto de ley viene a confirmar lo que ya todos sabíamos. Que se trataba de una tomadura de pelo, en general al electorado, y a la vez una utilización torticera del Parlamento. Una ‘encerrona’ en la que el propio Partido Popular y otras formaciones políticas cayeron bajo la promesa de que este trámite permitiría suavizar esta barbarie, antes de que se corrija en los Tribunales.

Nada de eso, por tanto, una inocentada regulatoria más, que responde al ninguneo institucional al que ya estamos acostumbrados desde las instancias del Ministerio de Industria. Otro ejemplo: ayer conocíamos que las recomendaciones en materia de la retribución de los nuevos activos de transporte del gas iban a ser tenidas en cuenta formalmente. Es decir que se tramitará por Real Decreto, pero con el mismo contenido que la Orden Ministerial, a la par que se aprobaba la retribución del gas por Orden Ministerial hoy mismo. Y se manda la nota a los medios para confundir y hacer creer que se atienden los criterios de la CNE. En realidad, nada de que el Real Decreto volviera a la Comisión Nacional de Energía antes de su trámite posterior al Consejo de Estado y al Gobierno, y que atendiese al resto de criterios técnicos o metodológicos que pedía el regulador independiente: homogeneizar y sistematizar sistemas retributivos y acercarlos a los existentes en el transporte de electricidad.

En suma, se orillan estas recomendaciones y, lo que es peor, se vuelve a erosionar por la vía del ‘cumplo’ y ‘miento’ (una fórmula de caso omiso), la conformación institucional del sector energético para reforzar al Secretario General de Energía en su ejecutoria sin controles efectivos superiores y sin relación con los agentes del sector. Por ello, todo este ejercicio de trileros, evidentemente, para no modificar sus pretensiones iniciales y ‘llevarse el gato al agua’. Como en otras ocasiones, en las que, cuando la Comisión Nacional de Energía emite informes y enmiendas a la totalidad de lo que recibe de Industria, éste responde modificando ligeramente los porcentajes o ajustando los ‘puntos básicos’ de las inversiones y lo remite al BOE sin pudor. Ya pasó el año pasado con la retribución de las actividades de transporte de gas a principios de este año o con la reforma del R.D. 436/2007.

Todos estps, ejemplos en los que la Secretaria General de Energía, ejerce implacable e irremediablemente de regulador único y considera al regulador independiente como un molesto trámite que cumplir con celeridad, en una política de tierra quemada con sus posibles contrapesos. Lo que pasa es que esta consideración ya la ha extendido al Consejo de Estado, al propio Parlamento y a la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, en horas bajas dada la ausencia de una tutela efectiva del Ministerio de Economía.

Esta práctica regulatoria, basada en una concepción radical de la posesión de la verdad, de acaparar el ‘conocimiento’ de lo que hay que hacer (aunque no haya política energética), de satanizar posiciones diferentes es fuertemente abrasiva para el funcionamiento del sector. Al mismo tiempo es fuente de inseguridad jurídica y de acciones arbitrarias, en la medida de que lo que en muchos casos lo que se le reclama es mayor rigor, seguridad jurídica, estabilidad regulatoria, ajuste al modelo de liberalización de nuestro país, coherencia con las políticas medioambientales y energéticas, correlación con las directrices de la Comisión Europea, informes de impacto económico, justificación a los tratos diferenciales y a las arbitrariedades recogidas, o bien eliminación de las mismas.

Como estamos en el día de los Santos Inocentes, lo podemos calificar de inocentadas regulatorias más en el sector energético, sino fuera por su gravedad y repercusión en un sector tan importante de nuestra economía y por las consecuencias, sobre empresas, inversores y consumidores.

Como siempre, como todo el año.

La copa de Navidad de la Comisión Nacional de Energía

En el centro de Madrid, una de las ceremonias que ya son tradición es la copa de Navidad de varios organismos públicos, uno de ello es la Comisión Nacional de Energía, otro el Banco de España y otros son los numerosos ministerios y organismos oficiales del cogollo que va desde la Estación de Atocha al Ministerio de Economía, al final del Paseo de la Castellana. Incluso parece que hay una cierta competencia por lograr que la cosa quede lucida, o al menos, la había.

En este sentido, cierta sensación de desamparo y decadencia es lo que se pudo apreciar ayer en la copa de Navidad del organismo que preside Maite Costa. Uno de los termómetros es la asistencia de ex Consejeros del regulador independiente, que marco las cotas más baja de los últimos años. Escasamente, dos ex consejeros, el ex presidente Pedro Meroño y José Ignacio Pérez Arriaga. En los corrillos se hablaba especialmente también del aislamiento de Red Eléctrica por su abrazo del oso al Gobierno. Hay que reconocer que en el sector de la energía se ha puesto de moda la soledad, la de la propia CNE, la de su presidenta, la del Ministerio, la del Secretario General.

Tampoco fueron muchos los visitantes del vecino Banco de España, verdadera tierra de promisión de los responsables, o mejor dicho, ex respnsables de la CNE. No asistieron ni Miguel Angel Fernández Ordoñez, actual Gobernador del Banco de España, un habitual de esta celebración y primer presidente del organismo cuando su denominación era Comisión Nacional del Sistema Eléctrico, ni Pilar Trueba (experta en la organización de estos eventos en otras ocasiones, ¡ah, los cócteles de Pilar Trueba, todo el mundo los recuerda! y eso a pesar de la abundancia de eventos en este organismo), ni María Luisa de la Cruz, responsable de informática hasta que este mismo año voló hacia los lares de MAFO, lo que además le provocó un fuerte enfado a la Presidenta. Por si fuera poco, el negro muy presente, camareros de luto riguroso.

Inquietud entre algunos asistentes, caras de circunstancias y comentarios referidos a la situación del sector energético en el plano regulatorio. Un cierto tono desangelado y melifluo en el cocktail. Para más INRI, el día en que se convalidaba el Real Decreto Ley promovido por Ignasi Nieto, otro de los previsibles ausentes, con la emoción de la aprobación de su Real Decreto Ley, una norma que se debería emplear en las catastrófes, y que en realidad es generadora de catástrofes. Culminando un mes en que todo lo enviado desde el Ministerio de Industria ha sido devuelto con una crítica feroz y es que, todo el mundo con dos dedos de frente en el sector reconoce que lo enviado, cada vez es peor.

Lo más destacable, el arranque de una empleada, que cantó ‘a capella’ para la concurrencia con verdadero éxito de crítica y público. Cánticos celestiales en medio de una dura realidad y de los canapés.

El que no está conmigo está contra mí

Para ser rigurosos en las apreciaciones y frentes en las que se libra el efecto del decretazo que la Secretaría General de Energía ha puesto en marcha para la detracción de derechos de emisión asignados a las eléctricas, por el procedimiento del ‘escote’ entre las empresas, hay que tener en cuenta distintos aspectos. Desde el político, el jurídico, el de legalidad, el de lo mediático, hasta el de los mercados financieros.

El de la política. La primera cuestión de la intervención de Ignasi Nieto ha sido la de dar por sentado la oposición del Partido Popular (chantajeándole con la palabra consumidor), en un ejercicio de retórica política que trata además de atormentar al resto de partidos, que podrían dar al traste con la pretensión de Nieto si votasen en contra de la medida de corte demagógico, de dudosa legalidad y que va a enfangar aún más, si cabe, la regulación española. Por tanto, no caben argumentos de legalidad, caben posicionamientos políticos maniqueos de ‘el que no está conmigo, está contra mi’. Utilizar ese truco burdo de jugar a satanizar al Partido Popular, para desplazar al resto del arco parlamentario, en pos de su iniciativa y así sean cómplices de la misma. Una coacción (poco sutil, a la vista de las formas poco ‘refinadas’ utilizadas a tal efecto) procedente del ejercicio pendular de la política y que sus señorías tendrán que valorar en su justa medida y que deben inscribir en las formas que el propio Secretario General de Energía ha mantenido en público en sus intervenciones en sede parlamentaria. Un ejercicio de ‘frentismo’, para defender lo indefendible desde el punto de vista jurídico. La excusa política: el sufrido consumidor. Al que no se le consulta para que viva engañado con una tarifa por debajo de su importe real y provoque, con consumos mal indiciados cuyos efectos desconoce, la elevación del déficit tarifario. Eso con la energía más barata de toda Europa y que no se ha sabido gestionar de cara al inminente proceso de liberalización real. Consumidor al que tampoco se le consulta para subirle la retribución a Red Eléctrica con el asentimiento de la Secretaria General de Energía, tan belicosa en otras cuestiones. Incluso en el ámbito político sería razonable valorar y señalar con el dedo al Ministerio de Economía para identificar si era conocedor de esta medida y qué valoración ha hecho la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos de ella o si era una cuestión de ésas de las que se ha quejado Pedro Solbes, que conocía demasiado tarde.

El de lo jurídico, ámbito del que ineludiblemente no se va a escapar esta medida de Ignasi Nieto, aunque no sea él quien reciba el resultado de la sentencia. De forma que, aunque resultase convalidado en el Congreso el Real Decreto elaborado por Industria para la detracción de derechos de emisión, la capacidad de recurso ante los Tribunales de Justicia sigue intacta, presente y vigente en toda su capacidad y con toda su potencia. Y va a ser difícil justificar el carácter de urgencia de una cuestión de estas características. La energía más barata de Europa. La detracción de derechos para un período digamos que amplio, 2008-2012, perfectamente conocido. ¡Y es urgente! Como en su momento le fue al propio Partido Popular difícil de justificar las razones de urgencia de una reforma laboral y, así le fue, posteriormente aunque fuera testimonialmente. Porque un Real Decreto Ley supone siempre saltarse a las instituciones del Estado y violentar la acción política del Parlamento, en su conjunto. Sólo por eso, sus señorías tienen motivos para observar con lupa la propuesta de Real Decreto que envía el Ministerio de Industria y meter en cintura comportamientos tan anómalos, y al menos, introducir racionalidad.

El de la legalidad. Que no es exactamente lo mismo a lo jurídico. Legalidad que consiste en cómo al sector eléctrico se le valoran y detraen los derechos de emisión y al resto de sectores afectados por la Directiva del mercado de emisiones. Legalidad que consiste en la perversión del Plan Nacional de Asignaciones, la utilización torticera de la Directiva Marco, la defenestración de la política medioambiental, puesta en almoneda de forma oportunista para los intereses de reducción del déficit tarifario y sin ningún criterio, por una vía que supone abrasar cualquier sombra de legalidad. Y, para colmo, realizar en sus declaraciones el ejercicio de la confusión, para escaparse de la responsabilidad sobre la asignación gratuita de derechos de emisión, incluso de los criterios censurados por la Unión Europea porque podían incluso suponer ayudas de estado. Cuando hasta el Secretario General de Energía ha hecho ruedas de prensa junto con el Secretario de Estado para el Cambio Climático.

El de los mercados financieros. Que no mienten, y dejan patente el fuerte castigo a las empresas eléctricas españolas, fruto de la inseguridad jurídica y la inestabilidad regulatoria. ¿Quieren más ejemplos? El fiasco de las subasta del déficit tarifario ex ante. Por falta de seguridad jurídica, de incapacidad de gestionar una garantía institucional, dado que apelar a la crisis de los mercados financieros es algo tan manido como acusar al sol del melanoma y no de la exposición al mismo. Vean como, en sentido contrario, si han entendido muy bien las señales que ha dado la Secretaria General de Energía en torno a Enagás y Red Eléctrica. La unión de las eléctricas en torno a esta cuestión y el sorpresón para Enel en su entrada en Endesa, son evidencias de que las cosas no se pueden hacer así. Una cadena de despropósitos que se une a la eliminación de la garantía de potencia y que nos lleva a los apagones. Si este Gobierno ha decidido esquilmar a las empresas del sector energético, y ahuyentar la inversión, al menos sería razonable que lo dijera con transparencia y no utilizase dos discursos. El de seducción a los no expertos y de la realidad. Porque al final la realidad es la que prevalece sobre las intoxicaciones oficiosamente oficiales y los mercados no se creen la política energética de este equipo ministerial. Es vox populi en todos los papeles medianamente informados que circulan sobre el sector. Hoy, en el sector energético, el riesgo es su regulador.

Las falacias, una tras otra para los incautos. La primera es difundir interesadamente (intoxicar) la consideración de que el precio de la energía recoge los precios de los derechos de emisión, cuando se ha demostrado que no es cierto y depende de otras cosas. De hecho, luego afirma que el precio de la energía se reducirá cuando haya un año húmedo, es decir con hidraulicidad (se encomienda a las rogativas). Pero, ¿en qué quedamos? En segundo lugar, la pretendida defensa de los consumidores. A los que se les va encareciendo su factura futura con los correspondientes intereses derivados de la generación del déficit tarifario, concepto que no es consumo. El señor Nieto, dijo en un periódico que los consumidores no van a pagar deudas del pasado. Es que lo están pagando ya. Otra falacia. Salvo el déficit 2007, el denominado ex ante, que no han logrado colocarlo. En tercer lugar, y para los votantes más ecologistas al arco más cercano a la izquierda, que es una ‘cuestión de política medioambiental’ ¡Si esta solución penaliza hasta las tecnologías que no emiten CO2! Y, si no vean ustedes, el comportamiento y la convicción del Secretario General de Energía en sus negociaciones con el sector eólico y fotovoltaico, la “vocación ecologista” que tiene de dar seguridad a estas industrias. Otra vez los dos discursos y las falacias: el ecologista para el elector y la acción de la Secretaria General de Energía.

El de lo mediático. El encuentro selectivo con los medios de comunicación del Secretario General de Energía para defender sus posiciones regulatorias, trasluce que Nieto está en campaña (vean las fotos del ultimo mes en varios períodicos del Secretario General) y, en segundo lugar, que conoce los efectos y la gravedad de lo que ha hecho. Por eso, intenta condicionar por la vía de convencer a través de argumentos y la gravedad de las aseveraciones a través de los informadores y argumentos generalistas. Confirma, solo con sus actos, las peores hipótesis que un regulador puede evidenciar. Que se echa al monte de los teletipos de agencia, para intentar colocar su mercancía en una huida hacia delante. Pero eso es inútil en los mercados financieros, más bien provoca lo contrario.

Lo que si empieza a coger peso es la preocupación existente en amplios sectores del Partido Socialista por los comportamientos del propio Ignasi Nieto y, en general, del actual equipo en energía, que ven este deslizar vertiginoso por un tobogán sin freno. Soportando una crisis sin sentido, que ha enervado a todo el sector y lo ha puesto unánime en contra, con el papelón de tener que defender y votar algo que saben que tendrá un coste político presente y futuro. Viviendo semejante escándalo innecesario e inoportuno. ¿Ha llegado muy lejos Nieto, con este Real Decreto Ley, el riesgo de apagones y la garantía de potencia, en esta carrera sin retorno de, además, convocar a los medios selectivamente para ‘convencerles’ de una acción posiblemente ilegal? Pero, además, del coste económico, la posibilidad de desandar lo andado, queda el coste en credibilidad del sistema político, de su utilización interesada, poco meditada e inmadura. El descrédito en términos de seguridad regulatoria que es la base de un sector económico, con gobierno de un signo o de otro, es un elemento que nuevamente este Secretario General pone en almoneda. A las pruebas y a los resultados nos remitimos. Todo ello está en juego con una decisión tan grave.

Señorías, sepan que están jugando con ustedes. Con esta medida, con este Real Decreto Ley, se estafa a todo el arco parlamentario, a la izquierda y a la derecha, incluso al propio Partido Socialista. Se es cómplice de la desmesura en la actuación contra las empresas eléctricas. Por la vía del que no está conmigo está contra mí, para legitimar la comisión de un atropello, cuyos costes, van más allá de la política y de la economía. Es quebrar la confianza que necesita una sociedad para funcionar. Una burla al Parlamento en forma de comunión con ruedas de molino.

Y, si no, léanse el artículo de Xavier Albistur. No sientan la vergüenza y la gravedad que arroja que alguien, de este nivel y conocimiento, con peso, autoridad y criterio de este sector, explique con todo detalle este desastre regulatorio que no puede ser producto de complicidades políticas.

Apaga y vámonos

Las ultimas actuaciones conocidas del Ministerio de Industria en el ámbito de la energía ponen de manifiesto, un estilo de actuación sumamente peligrosa en un sector tan complejo como el energético. El conflicto abierto por la garantía de potencia, la forma en que el Secretario General de Energía se ha irrogado como defensor de Red Eléctrica ante las distribuidoras (no ahorrando advertencias a las empresas) o la publicación de madrugada y por sorpresa de su Real Decreto Ley para la detracción de derechos de emisión entre 2008 y 2012 (con la situación política de los Presupuestos Generales del Estado, qué barbaridad) , configuran una peligrosísima espiral en los comportamientos del regulador y ‘retribuidor’ principal, que debe inducir a todos a la reflexión.

En paralelo, no se intenta afrontar en serio el problema político de la tarifa, ni la política estratégica a seguir, ni los problemas de redes de transporte, ni la retribución de la distribución, ni un análisis serio de las situación del mercado actualmente y su liberalización, sin darse cuenta de que todo ha cambiado, con los agentes principales que han reducido fuertemente su peso en el mercado y con la electricidad más barata de Europa y no se sabe afrontar el entorno, nada más que con medidas intervencionistas. A cambio, se reduce el papel del mercado, se erosiona a los órganos reguladores independientes que siendo ninguneados en sus decisiones pasan a ser un mero brazo armado administrativo de la Administración Central y, a la vez, la Unión Europea señala, identifica y caza todos los desmanes regulatorios con mayor claridad.

Así, la semana pasada el día 4, en la reunión que tuvieron los más altos representantes de las distribuidoras recibieron las admoniciones de Ignasi Nieto para que se ‘comportasen bien’ con el operador de sistema eléctrico y monopolista único en transporte, Red Eléctrica de España. La contrapartida bien explícita: la retribución a la distribución, puesta como moneda de cambio y almoneda si no se alineaban ‘adecuadamente’. Se puede ver que concepción del poder y de la retribución a una actividad necesaria existe en nuestros responsables.

Con respecto a un hecho reciente, la necesidad del apagón de los grandes clientes, por ejemplo, Nieto piensa que las empresas le retan con la con la garantía de potencia, y por eso, le plantan con las indisponibilidades. Eso es lo que se detrae de la lectura de las “crónicas oficiales de la energía” sobre la necesidad de desconectar a las grandes empresas del consumo, consumidores interrumpibles el pasado 12 de noviembre. A lo mejor es que simplemente le obedecieron, haciendo cierto el adagio de ‘No desees que tendrás el doble’. Es decir, tradujeron las señales que el mismo, desde su atalaya de Secretario General de Energía, marcó al eliminar la garantía de potencia y no poner el sistema alternativo para ganar tiempo y un dinerillo en el déficit tarifario. Los operadores recogieron su orden y la acataron. Por eso, hay centrales que solo pueden funcionar si existe un mecanismo análogo a la garantía de potencia que las retribuya, dados los precios de la generación de energía (el fuel, por ejemplo).

Si el Secretario General de Energía retira este mecanismo, significa por lógica de primer grado que quiere que no funcionen. A otras, sin estos mecanismos, les puede resultar indiferente los momentos en que pasen a estar indisponibles. Si el Secretario General de Energía, lo hace, que por algo será, quiere decir que le da igual que estas centrales entren en indisponibilidad, como las nucleares o las térmicas, en el momento que sea.

En un mercado, ese es el funcionamiento de la señal de los precios que envía un regulador. Si no fuera porque es gravísimo y porque nos retrocede a campañas institucionales contra el sector empresarial energético, se podría dar pábulo a una interpretación tan egocéntrica. Porque realmente lo que hicieron las empresas es avisar por varias vías con anterioridad de esa circunstancia y, desde el punto de vista empresarial, maximizar sus decisiones conforme a lo que el mismo regula y decide, sin anticipar sus consecuencias.

Por tanto, no es nada personal, por tanto, no se puede interpretar que es algo que se decide por hormonas en las empresas (que no tienen de ‘eso’, ‘de ‘eso’ sólo tienen los individuos concretos con sus acciones, sus palabras y sus talantes), sino por neuronas (que aplican ante un marco regulatorio concreto, a una provocación regulatoria escrita y una actitud regulatoria conocida).

Cuestiones parecidas hemos podido escuchar a cuenta de las negociaciones en su momento con el sector eólico, con las empresas fotovoltaicas, que siguen recibiendo amenazas a su modelo retributivo para que no haya ninguna estabilidad jurídica. Es decir, un comportamiento displicente (por ser suaves) con el mercado, con el sector empresarial, con los elementos y componentes financieros que están detrás de cualquier actividad o con la estabilidad jurídica. En todo caso, es un comportamiento completamente asimétrico respecto de los ‘agentes publificados del sistema’ y posiblemente generador de problemas, como los apagones en las redes o en la generación, como ya se ha visto.

Evidentemente esta actuación no tiene relación ni concordancia alguna con el que desde la Secretaria General de Energía practica con Red Eléctrica, que es un monopolio, como así lo ha querido al introducir de rondón en la reforma de la Ley del Sector Eléctrico esta figura y trabajar por la sustanciosa y jugosa elevación de su retribución (incluso que se le anticipe) en tiempos de congelación de tarifas y recortes para los demás agentes. Así, se puede decir que es un comportamiento de ser ‘fuerte con los débiles’ y ‘débil con los fuertes’.

El hecho es que ya ven como está el sector en la bolsa, los correctivos desde la Unión Europea, fruto de la inestabilidad regulatoria y la inseguridad jurídica (terror regulatorio) en la que nos hemos instalado. Con riesgo cierto y severo de judicialización, lo peor que le puede suceder a un sector: que se meta en un proceso litigioso de consecuencias incalculables.

En todo caso, es preciso acabar con una forma de gestionar la política energética: mediante retos, mediante envites, mediante hormonas, mediante amenazas veladas o explícitas, mediante los comportamientos sorpresivos, que venimos conociendo en esta última etapa. Es necesario salir de este escándalo permanente, volver a la transparencia, a la confianza, al funcionamiento normalizado de las instituciones y el mercado. De todo esto, hay responsables y hay que señalarlos uno a uno. Hay que salir de esto. Hagan algo, giren al centro, pongan orden.

Vigo al borde del apagón por una avería en una línea de alta tensión

Según ha podido conocer Energía Diario, la ciudad gallega de Vigo estuvo durante más de 30 horas hace muy pocos días en situación de ‘n’ por la avería en una línea de alta tensión cuya titularidad era de Red Eléctrica de España. La situación ‘n’ significa que su suministro era posible por la existencia de otra línea alternativa que permitía mantener el suministro, a una de las ciudades industriales gallega más importante y segunda por población de esta Comunidad Autónoma que preside el socialista Emilio Pérez Touriño. En el caso de que se hubiera producido una avería en esta línea alternativa, sin remedio, se hubiera producido un ‘blackout’ en este caso por las redes de transporte que opera REE.

Según fuentes cercanas a los hechos el nerviosismo se hizo patente en la empresa distribuidora, al comprobar como iban pasando las horas y se demoraban los esfuerzos para restaurar la línea que sufría la avería.

El recambio climático

La hipocresía de la política española en materia de cambio climático, crece proporcionalmente con respecto al número de expertos, personalidades y prohombres que hablan a favor de políticas coherentes en esta materia. Tanto Jeremy Rifkin, como el propio ex presidente Felipe González jaleaban en los medios de comunicación al presidente Zapatero por sus iniciativas para luchar contra el cambio climático. Hace poco fue el propio Bill Clinton, y antes, lo fue el cuasi presidente de Estados Unidos, Al Gore, conocido por su activismo en este sentido.

Todo el orbe conoce el ‘compromiso ecologista’ (de aquella manera), con sus ‘karmas’ y sus ‘chakras’, que sostiene el Presidente, con la influencia ‘sotto vocce’ de la propia Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. Y, decimos ‘de aquella manera’ no porque él no se lo crea o no esté bien intencionado, sino por lo que por debajo de verdad le hacen desde la Administración que preside. A pesar de todo, lo que es innegable es que todos los mensajes que profiere el presidente por su boca, han calado en la opinión pública y parece que van a ser un eje que pasará a formar parte del programa político del PSOE.

Pero una cosa es predicar y otra dar trigo. Este fin de semana hemos podido conocer como los fondos que se van a dedicar al cambio climático por el Ministerio de Medio Ambiente decrecen en un 30 % para el presupuesto del año 2008, salvo los destinados finalmente a la compra de derechos derivados de la no reducción de los mismos. También hemos conocido que el Partido Socialista, a la hora de configurar su programa electoral ha preferido abandonar la idea del ‘ecocéntimo’, aterrados por las consecuencias electorales de la previsible perspectiva de que sube los impuestos. Del mismo modo, somos el país europeo que prima más que ningún otro las tecnologías emisoras en el nuevo Plan Nacional de Asignaciones, tanto que hasta la Unión Europea le ha puesto en observación por ser posiblemente ayudas de estado. Así la proporción que nuestro Plan otorga al Carbón frente al Gas, es la más alta de Europa, supera la de ¡Alemania! y a nadie se le cae la cara por ello. O como este año (con cambio climatológico, nuevamente, y sin rogativas) va a volver a aumentar la emisión de derechos de nuestro país y nos vamos a volver a alejar de los compromisos de Kioto, siendo el país de la Unión que más se aleja de sus objetivos. Pero, a la vez, es el país que más propaganda oficial ‘progre’ usa, para ciudadanos bienintencionados y bienpensantes. Paradojas de los ‘ecologistas de salón’ como editorializaba Expansión el sábado.

Y, por eso, también conocemos la dudosa fórmula magistral, ideada por el Ministerio de Industria para detraer los derechos de emisión en el sector eléctrico (algo, además, no previsto inicialmente): que paguen todos, no en función de lo que contaminan, sino de lo que se pueden haber beneficiado de los precios eléctricos, aunque sean centrales hidráulicas. (¿?). Con lo cual, las señales que los precios y los costes, tienen en un mercado liberalizado se esfuman (evidentemente para ello hay que creer en el mercado). Hagamos por tanto ‘justicia política’ (no justicia social), en lugar de hacer política medioambiental para beneficiar a una empresas y perjudicar a otras, en función de su lejanía o afinidad a las posiciones de la Administración en cada momento.
Otra consecuencia de todas estas actuaciones es que se quiere luchar contra el cambio climático, como en El Gatopardo, para que todo siga igual: sin alterar nada, sin efectuar cambios en la estructura del ‘mix’ de generación eléctrico español, sin gestionar la transición sectorial necesaria (no se ha avanzado nada), sin asumir costes (se regatean o se hacen malabarismos en las ecuaciones) para impulsar las renovables (otra cosa es que tenga que estar en la tarifa eléctrica o no y otra cosa es también a partir de qué momento, esas ayudas, en un marco de seguridad jurídica pueden desaparecer según vayan madurando los sectores), sin abordar el abandono de determinadas formas de generación. Es decir, sin hacer nada, sin enviar mensajes nítidos, salvaguardando las posiciones previas de los agentes y sin fomentar vía mercado a los agentes que han invertido en ello, al comprender las señales del mercado con anticipación.

O el estado de precariedad regulatoria al que estamos asistiendo en las energías renovables. Primero fue a cuenta del R.D. 661/2007, con la energía eólica y ahora con la energía fotovoltaica, fruto realmente de cómo se reguló mal en el primer decreto y se modificó por la tremenda. Sustituir estabilidad regulatoria por arbitrariedad regulatoria es lo que menos puede favorecer a las energías renovables. Pero es otro elemento de diferencia entre el discurso oficial, en materia de energías renovables, 20-20-20 del 2020 y la tragedia pequeñita diaria en su cotidianidad de la actual regulación energética española y su ejecutoria.

Todo esto, sin contar el hecho principal que altera cualquier política de eficiencia energética. Mantener una tarifa política estática para que los consumidores, no sean eficientes, no sepan lo que gastan, no sepan lo que les corresponde de sus emisiones e internalicen lo que contaminan. Y, mientras, que se siga disparando el consumo a troche y moche, con crecimientos de demanda intensísimos y con los efectos en los precios tipo adormidera para la ‘ciudadanía’. Para eso están los apagones institucionales inútiles de cinco minutos (obviamente mucho mejores desde la propaganda y lo que los expertos en marketing político denominan foto oportunidad), dado que, como todo el mundo ha podido comprobar, los consumidores privados siguen sin inmutarse ni en las convocatorias de apagón, lo que quiere decir que no se lo creen en sus comportamientos.

Seguramente que a todos estos expertos de Zapatero no les van a contar todos estos ‘pequeños-grandes detalles’, sobre todo la verdad de la política que sigue Industria (Energía) y Medio ambiente en torno al cambio climático. Todo suena a usado, a recambio climático, a recauchutado discursivo, insoportable y molesto para escépticos de la acción política. Por cierto, que son cuestiones cada vez más conocidas, públicas, más difíciles de esconder debajo de las alfombras y que pasan cada vez menos inadvertidas a la luz de las autoridades europeas. A lo mejor la verdad incómoda es esa. Que nos van a ver.

El día después

La difusión reciente de que Pedro Solbes seguiría como Vicepresidente Económico y Ministro de Economía y Hacienda, caso de que se produjese la victoria del Partido Socialista, nos devuelve a la realidad de los últimos estertores de la legislatura y, al mismo tiempo, debe poner el foco en la situación acumulada en el ámbito de la energía. Algo parecido a lo que ha pasado con Magdalena Alvarez, y que todo el mundo sabe, que esta amarga y pírrica victoria, no evitará que la Ministra de Fomento, no esté en el próximo gobierno, gane quien gane las elecciones. Por eso, a estos dos meses legislativos y parlamentarios, hay que aplicarle la teoría deportiva de los minutos de la basura.

En este sentido, este final de legislatura está recogiendo en el ámbito energético, los frutos de cuatro años de involución en el sector. Una situación, prácticamente insostenible en el ámbito tarifario, que además está denunciada múltiples veces por la Unión Europea. Situación de denuncia que ahora se precipita también en el ámbito de los ‘grandes consumidores’, en la medida que han señalado la posible existencia de ayudas de estado y subsidios cruzados. En términos acumulados, además el problema déficit acumulado ya es muy grave y se necesita peso político para reflotar esta situación y personas con conocimiento (y no desprecio) del mundo financiero, a la hora de que este sector no sea abandonado por estos agentes, imprescindibles en cualquier sector.

Estos cuatro años, han avanzado el desarrollo de un modelo de intervención en la energía y de regulación, basado en el diseño de medidas de ‘causa’ y ‘efecto’, pérdida de estabilidad regulatoria y seguridad jurídica, regulación por decreto ley y corrección de erroes, sin valorar las consecuencias en el mercado (véase el reciente caso de la garantía de potencia, que nos aboca al riesgo de apagones por generación). Otro ejemplo, que debe hacernos reflexionar, es el deterioro del mercado liberalizado (uno de los puntos que señalaba el propio Partido Socialista en su programa electoral hace cuatro años era que se avanzase hasta el 50%). O las propias subastas de energía primaria, diseñadas en un momento en que el poder de mercado de las grandes empresas energéticas españolas era diferente. Por no contar la política empresarial, la planificación energética, la política medioambiental, de control de rentas de los agentes frente al funcionamiento del mercado, o las relaciones internacionales, como en el caso de Argelia.

Del mismo modo, las atribuciones a Red Eléctrica de España, conforman un regulador ‘in pectore’, transportista único y trino, y brazo ejecutor de este Ministerio de Industria, que condiciona el acceso, las tecnologías y el desarrollo de un mercado con funcionamiento no intervenido y libre, como denuncian las empresas. Una situación de aislamiento general nada recomendable y que un día habrá que destacar sus responsables. Sería razonable, por tanto, que en lo que queda de legislatura no se siguiese ahondando en esta situación y, se favorecieran las veleidades expansionistas de una empresa cada ve más pública y con intereses expansionistas y anexionistas. En consecuencia, como ven, en tiempos de retirada de la garantía de potencia, se estudia el incremento de retribución de Red Eléctrica. Por tanto, lo más lógico, es que se imponga la cordura y se utilizase el Boletín Oficial del Estado para lo mínimo imprescindible en este tiempo y no se produjeran más modificaciones y alteraciones del mercado eléctrico.

Para ello, para el futuro, existen dos tendencias regulatorias: retroceder en el proceso de liberalización del sector eléctrico, introducir más mecanismos de intervención en el mercado, gestión centralizada medidas y capacidades de acción y condicionamiento a través de la regulación pública o de Red Eléctrica para el resto de agentes y empresas. O bien, gestionar el problema, con perspectiva, global, estratégica y de mercado.

Del mismo modo, sería razonable que los dos partidos políticos, PSOE y PP, recojan dentro de las prioridades de gobierno resolver y gestionar de forma eficiente y con peso político, la situación generada y agravada en el ámbito energético de estos años, evitando tentaciones electoralistas (caso de las tarifas). Por eso, al igual que Solbes pide la vuelta de la Oficina Económica del Gobierno a lo que siempre tuvo que ser, no una oficina de negocios, en el ámbito energético, la coordinación con la política económica y empresarial debe ser coherente además de ejemplar, exquisita y ortodoxa.

Esperemos que, los programas políticos vayan en esa línea y el influjo del día después sea favorable para dar la vuelta a una situación tan envenenada. La energía en un país con una dependencia energética como la nuestra, se lo merece.