El ahorro de 300 millones de euros en iluminación es el argumento más usado para justificar el cambio de hora

EFE / Servimedia.- El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) cifra en unos 300 millones de euros el ahorro energético en iluminación conseguido con el adelantamiento de los relojes en una hora para cumplir la directiva de cambio horario, alrededor del 5% del consumo eléctrico aprovechando la luz solar, de obligado cumplimiento para los miembros de la Unión Europea y que fue incorporada al ordenamiento jurídico español en 2002.

De esa cantidad, 90 millones corresponderían al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de 6 euros por hogar, mientras que los 210 millones de euros restantes se ahorrarían en los edificios del sector servicios y en la industria. El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz y consumir así menos electricidad en iluminación.

En 1981, se comenzó a aplicar como una directiva europea, que ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años. Desde la aprobación de la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con carácter indefinido. Dicha directiva establece con carácter permanente las fechas de inicio del periodo de la Hora de Verano (en el que, como ahora, se adelanta el reloj una hora) y su finalización (cuando se retrasa el reloj una hora), produciéndose el último domingo del mes de marzo y el último domingo del mes de octubre, respectivamente.

Esta medida también tiene detractores

Sin embargo, también hay detractores de esta medida que esgrimen razones de conciliación, así como de índole sociológica. El presidente de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) José Luis Casero, ha asegurado que los estudios elaborados a finales del siglo XX y sobre los cuales se basó la normativa «reflejaban una realidad distinta a la actual y además no cuantificaban todas las variables, como el gasto en aire acondicionado» por lo que «el impacto real en el consumo energético es pequeño«.

En el mismo sentido, el astrónomo del Real Observatorio de Madrid, Pere Planesas, asegura que los informes que avalaron el cambio de hora arrojaban «unas cifras de ahorro insignificantes, en torno a los 6 euros por persona«. Además, en el caso español, el debate de los últimos años se refiere a la posibilidad de recuperar el horario que le corresponde de manera natural: el mismo que tienen Portugal o Gran Bretaña, en lugar del centroeuropeo, adoptado en marzo de 1940.

El horario no se cambió pese al resultado de la segunda guerra mundial porque, como recuerda Planesas, «estamos ante una cuestión de índole política que obedece a la necesidad de armonizar nuestros horarios respecto a los países con los que tenemos mayor actividad comercial…, que son los de la Unión Europea«. A ello hay que sumar que «no existe en la opinión pública española un clamor por regresar al horario que nos corresponde» porque la sociedad «parece disfrutar de disponer de esa hora extra de luz solar destinada al ocio y el consumo» y en la que «el ahorro energético pasa a un segundo plano».

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