Miguel Sebastián: el hombre que pudiera reinar

Si tuviéramos que elegir al hombre del año dentro del sector energético, este sería, con total claridad, Miguel Sebastián, gracias a su entrada en la cartera de Industria tras las elecciones generales del nueve de marzo. Hombre de indudable prestigio, como buen economista, se enfrenta a uno de los sectores más macroeconómicos del gobierno: Industria. Y, todo ello, con la carencia trágica de que, probablemente en los últimos doce años, no ha existido una política industrial clara en nuestro país. Por tanto, reto importante para Sebastián, puesto que casi siempre se ha vivido la Industria como una “maría”, algo que llegó al paroxismo con Joan Clos.

En todo caso, y salvada la coyuntura de que vivimos en un un país sin energía con gran intensidad energética, cabe incluso la pregunta de si no sería necesario tener un Ministro de Energía. De hecho, Sebastián, hombre que entra al fondo de todos los temas, ejerce claramente de Ministro de Energía y de “hombre fuerte” del sector con el apoyo y ejecutoria de Pedro Marín, su Secretario General. Un tándem muy bien avenido y que nada tiene que ver con el anterior, formado por Ignasi Nieto y Joan Clos.

La designación de Sebastián, tenía como principal aval (sin menospreciar su respaldo académico y técnico) su relación con el Presidente del Gobierno, que en algún caso le había valido su inmolación. El “flechazo” Zapatero-Sebastián se remonta años atrás, cuando el ministro presentó su flamante propuesta del tipo único para el Impuesto Sobre la Renta de las Personas Físicas. Entre los meandros de esta relación, figura su paso por la Oficina Económica del Presidente, donde se le vincula a las operaciones que en la pasada legislatura tenían el sello inconfundible de Moncloa. Posteriormente, su asalto más que fallido a la candidatura a la Alcaldía de Madrid y que le llevó a estar un tiempo en la trastienda de la vida pública del partido.

Los mentideros más cercanos a Moncloa señalan, en las últimas semanas, un runrún según el cual, el actual Ministro de Industria habría perdido su ‘feeling’ con el presidente Zapatero. Si esto fuera así, el pronóstico ‘sotto voce’ que se hacía tras el nombramiento del gobierno de que, aproximadamente en el meridiano de la legislatura, Sebastián sería el nuevo Vicepresidente Económico, se haya desvanecido casi por completo. Se decía que Sebastián estaba permanentemente conectado por móvil con el presidente del gobierno y, no se sabe si esta desavenencia es momentánea o será permanente, pero parece que se multiplican las confirmaciones.

Por otra parte, todo el mundo reconoce que, lo que en un principio iba a ser un foco de conflictos, hasta el momento ha sido una relación correcta con Pedro Solbes, pese a que, en ocasiones, sus declaraciones recordaban a un Ministro de Economía y Hacienda en ciernes, mucho más preocupado por la macroeconomía que por la industria. En todo caso, parece que la fuerza de los hechos lo ha traído de este lado. Fundamentalmente porque parece que hubo una separación muy delimitada de las funciones y cometidos de cada área del Gobierno en el momento de la formación del mismo y sus problemas han podido venir tras comprobar que la Oficina Económica sigue funcionando como antaño y, ahora, sin él. Lo que sí le ha traído más de un problema es su oposición pública a la operación de Lukoil en Repsol.

Lo que se ha visto, de momento, en el plano energético, es que ha impreso mayor normalidad y tranquilidad regulatoria tras el anterior período convulsivo (de la era Clos-Nieto), y el mejor ejemplo ha sido el nuevo decreto para regular el exceso del RD 661/2007 en el campo de la fotovoltaica (pese al coletazo del proceso de investigación de las irregularidades en determinadas instalaciones para entrar en la retribución del decreto anterior). Algo parecido ha sido la solución a la regulación de los biocombustibles.

Por otra parte, ha percibido con toda su virulencia la gravedad del déficit tarifario y, al mismo tiempo, la premiosidad para la empresas tras el fracaso de las subastas del déficit tarifario que realizó la Comisión Nacional de Energía. Al mismo tiempo ha sido capaz de, con altibajos, dirigir un proceso de negociación en el que ha empezado jugando fuerte, aunque Moncloa ha acabado por entrar en liza y no se sabe por dónde terminará. En el plano de la liberalización, Sebastián ha apostado por la comercialización con una tarifa con un déficit tarifario acumulado en los peajes.

En el plano interno, a Miguel Sebastián se le reconoce un hombre trabajador y austero, y que se ha rodeado de un equipo de asesores técnico y muy numeroso que, a su vez, ha generado una fuerte suspicacia del aparato del Ministerio. Algo que, en todo caso, no ha evitado que le persiga una imagen frívola por algunas de sus propuestas en relación al reparto de bombillas de bajo consumo o la primera tarifa social, por lo que el flanco de la imagen y la percepción pública sigue siendo uno de sus puntos débiles.

Aseguran que su ritmo de trabajo es fuerte y, desde dentro, aseguran que sabe trasladar esa presión hacia abajo. Le desagrada enormemente el espectáculo permanente de la Comisión Nacional de Energía, un cáliz que deberá despejar pronto si no quiere que la situación pase directamente a la fase del pudridero, porque hoy ya es un pasivo para la política y acción energética del país.

Los que le conocen aseguran que es un ferviente defensor de lo que predica. El ahorro y la eficiencia energética son su sancta santorum y profesa la fe de un converso. En un sector en que sigue una cohorte de irreductibles retroprogresivos con pulsiones antimercado (y anti Unión Europea, si se tercia), las presiones para que Sebastián ejerza de intervencionista, no paran tampoco, como de vez en cuando le recuerda un grupo de consejeros de la CNE.

Lo que está claro es que 2009 no va a ser fácil para Miguel Sebastián, el hombre que pudiera ser Vicepresidente Económico, sustituto de Solbes (entonces estaría algo más bregado en responsabilidades de gobierno). Se atisban como pruebas de fuego, el final del proceso de negociación del déficit tarifario, la Prospectiva Energética, la ley de Eficiencia y Energías Renovables y el debate de la energía nuclear, entre otros.

Queda por despejar el subjuntivo del titular de este artículo, y saber si Sebastián, que hubiera podido ser Alcalde de Madrid, pudiera ser Ministro de Economía y si acabará con el déficit tarifario sin menoscabar el mercado y la credibilidad del sector energético, manteniendo la necesaria estabilidad regulatoria en el sector.

El crudo sigue por debajo de los 40 dólares en pleno invierno boreal

El reguero de datos económicos negativos que deja a su paso la crisis mantuvo esta semana el precio del crudo por debajo de los 40 dólares en pleno invierno boreal, tradicionalmente la temporada de mayor consumo mundial de petróleo

Para los analistas de la consultora JBC, ese repunte, al dispararse el consumo de combustible para calefacción, ha estado «llamativamente ausente» dadas las tormentosas circunstancias económicas de los últimos meses.

En menos de medio año el valor del petróleo ha caído a los niveles en los que cotizaba en 2004, una depreciación de más del 70 por ciento -desde los más de 147 dólares del pasado julio-, en una fecha en la que tradicionalmente se producía un pico de consumo debido al invierno boreal.

El viernes, sin embargo, se cortó una racha de cierres a la baja que en Nueva York se había prolongado por nueve jornadas, debido al compromiso de Emiratos Árabes de aplicar sus cuotas de producción, pactadas en la última reunión de la OPEP, y en la que se sancionó un recorte de 2,2 millones de barriles diarios para todo el grupo. Numerosas voces habían puesto en duda que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) sea capaz de aplicar esos recortes debido a la indisciplina de sus miembros.

Para la gran mayoría de los países del cartel que controla el 40 por ciento de las exportaciones mundiales, el crudo es la mayor fuente de ingresos en su presupuesto estatal, por lo que sería muy doloroso ajustarse el cinturón y decidir vender menos crudo cuando los precios están bajos.

Así, el barril de crudo tipo Texas terminó la semana a 37,71 dólares, tras subir 2,36 dólares con respecto a la sesión anterior. De esta forma se recuperó parte del terreno perdido en las últimas sesiones y de forma particular el miércoles, cuando cayó un 9,3 por ciento. El barril de Brent acabó en Londres a 38,37 dólares, tras repuntar 1,76 dólares.

La recesión o el crecimiento cero en los países desarrollados y la ralentización económica en los países en desarrollo han presionado a la baja los precios, con numerosos datos que reafirman que el valor del crudo seguirá bajo en los próximos meses.

En EEUU el número de trabajadores que solicitaron la ayuda por desempleo se encuentra al mayor nivel en los últimos 25 años y el consumo ha bajado de forma notable, lo que se traslada también a la demanda energética.

En China, el segundo consumidor mundial, la importación de crudo ha descendido y en Japón, el tercer mayor consumidor del planeta, la producción industrial cayó en noviembre un 8,1 por ciento, el mayor descenso en 40 años.

Algunos analistas, sin embargo, han empezado a asegurar que el efecto del crudo excesivamente barato puede ser negativo a largo plazo y que plantará las semillas de una futura subida. «A mediano plazo, los precios bajos y las limitaciones financieras van a obstaculizar nuevas inversiones» en la industria petrolera, explicó Daniel Yergin, presidente de la prestigiosa firma de investigación Cambridge Energy Research Associates (CERA), en un reciente estudio encargado por Reino Unido y Arabia Saudí.

Esa falta de inversiones se traducirán en un alza de los precios cuando llegue un periodo de crecimiento, para el que la industria no estará preparada. «El precio del petróleo es hoy el barómetro para medir el progresivo debilitamiento de la economía mundial», agregó Yergin.

Otro aspecto es que las costosas inversiones para desarrollar energías alternativas más limpias que el petróleo pueden verse desincentivadas ante un crudo más barato.

Exégesis de los lugares comunes en el sector energético

La editorial Acantilado acaba de publicar una pequeña obra maestra, de especial recomendación para estas fiestas, una joya del pensamiento romántico. Su título es «Exégesis de los lugares comunes» redactado por León Bloy, escritor francés de principios del siglo pasado, y que contiene un análisis de las frases hechas, que intentan constatar ideas inmutables, procedentes de convicciones rayanas, con afirmaciones pseudodivinas, que buscan conseguir un mutismo contrario a la renovación de la sociedad. El lenguaje es, por tanto, la expresión del pensamiento y de nuestro subsconsciente colectivo o colectivista que tanto da, y de la tendencia a los inmovilismos.

El resultado, pasado ya un siglo, todavía tiene toda su vigencia. En total son 210 frases hechas, en las que demuestra que son vacías, absurdas o estúpidas (o, como señala algún crítico, las tres cosas juntas). En todo caso, lo que tratan es de petrificar la realidad. Ejemplos de las exégesis que contiene el libro, «lo mejor es enemigo de lo bueno», o «no hay que ser más papista que el Papa», «nadie es perfecto” o «no hay más Dios que el dinero». Todas estas frases son casi lapidarias cuando se pronuncian, pero evidencian la tendencia al conservacionismo feroz.

Viene esto al caso de la última sesión parlamentaria en la que el Ministro Miguel Sebastián volvió a los lugares comunes en el sector energético, en el marco de los rifi-rafes de la lucha partidista en lo tocante a la energía. Hagamos la exégesis de las mismas. El primero, en el forcejo con el Partido Popular a cuenta de las tarifas eléctricas. La historia es sencilla. Gobierno acusado de haber subido las tarifas eléctricas por el grupo parlamentario popular. El Ministro se defiende aduciendo que los consejeros del PP en la CNE piden la subida de tarifas, mientras la refriega en el Congreso parece no ser coherente con esta posición. Es decir, les acusa, con razón, de partidismo.

Primer lugar común: ¿es que los consejeros tienen que ser de un partido u otro? ¿no debería ser un órgano independiente, integrado por consejeros independientes?. De cara a la reforma en ciernes de la CNE ¿éstas son las convicciones en las que se asienta? ¿cuál es la visión institucional de la misma, dado su deterioro en términos de prestigio y respetabilidad? (Una acusación menos evidente es cómo el propio Partido Popular reniega formalmente de la reforma energética de 1998 o, al menos, no cree en sus consecuencias, como la propia limitación de la subida de tarifas, apesar de la evolución de los precios de la energía).

Segundo lugar común en plena sesión parlamentaria. Esta vez a cuenta de que, en otro incidente parlamentario, aparece Red Eléctrica de España y el Ministro señala que se trata de una “empresa pública” que realiza actividades reguladas. Como todo el mundo sabe, Red Eléctrica no es una empresa pública, tiene sus accionistas, sus fondos de inversión y, en todo caso, una muy pequeña participación de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Además cotiza en Bolsa.

Algo que, en todo caso, no se compadece, de forma paradójica, con el nivel de influencia regulatoria alcanzado por la compañía que preside el ex Ministro Luis Atienza. Por eso, se trata de una cuestión sobre la cual tampoco es previsible un desmentido de la propia Red Eléctrica, dado que incluso no le interesa. ¿Por qué hemos llegado a un punto en el que REE no es una empresa privada y debe ser tratada en un equilibrio regulatorio común con el resto de compañías eléctricas reguladas (pese a que negocie su retribución directamente en el Ministerio de Industria)? ¿Acaso las distribuidoras no realizan actividades reguladas, tan reguladas como el transporte?. ¿No sería razonable separar el operador de transporte y el sistema para evitar que estos lapsus no se prudujeran, ni al Ministro ni a ningún otro alto cargo de la Administración?

Son las cosas que tiene el Diario de Sesiones y sus lugares comunes. Y sus exégesis.

La olla a presión

El año 2008 toca a su fin con los últimos días del mes de diciembre y el sector eléctrico se ha convertido en una olla a presión. El comienzo de las negociaciones entre el Ministerio de Industria y las empresas eléctricas para terminar, de una vez por todas, con el déficit tarifario, parecía iniciar una “luna de miel” entre ambas partes. Sin embargo, puede convertirse en una pesadilla, en la cual hay dos claves a tener en cuenta: Moncloa y el despertar de los accionistas en tiempos de crisis de liquidez, crediticia, bursátil y económica.

La primera, la irrupción de Moncloa, es decir del núcleo duro del Gobierno, en el tan anhelado acuerdo final sobre el déficit tarifario. Moncloa quiere que el acuerdo con las eléctricas se firme en la sede presidencial, por eso se han tomado cartas en el asunto desde esta institución. Algo que ha exacerbado las tendencias voraces del Ejecutivo en lo tocante a la quita que se les quiere pedir a las eléctricas de ese déficit.

Hay que decir que eran verdaderas “fruslerías” aquellas amenazas iniciales sobre el ajuste de cuentas de los Costes de Transición a la Competencia (CTC’s). De ahí se pasó a los 5.600 millones de euros, más las “gabelas” asociadas a la nueva tarifa. La tarifa social y la rebaja a los grandes consumidores de la G4. Todo, es al parecer, ir “estirando” las reclamaciones, a la vista de que la negociación fue sencilla en un primer momento y que la autoaceptación de la quita, allanaba el camino libre al Gobierno para nuevas demandas. Eso, después de conocer, varios documentos elaborados desde UNESA, con posturas muy serias al respecto y que han ido diluyéndose, por el procedimiento del azucarillo, durante todo este proceso negociador (si es que se puede llamar así).

La segunda tiene que ver con los mercados financieros y con los accionistas, como principales agentes de la empresa . De hecho, hay que ver cómo las eléctricas han sufrido en mayor medida los rigores de la caída en Bolsa. Algo que entre los analistas financieros se achaca, con claridad, a la incertidumbre regulatoria. En el caso de Iberdrola es fuertemente paradigmático, además, con la mirada acechante de Florentino Pérez (ACS) sobre la empresa que preside Ignacio Sánchez Galán, cuyo único refreno es la situación financiera y crediticia. El abaratamiento, muy pronunciado de la acción en este último año, teniendo en cuenta la naturaleza del sector de las “utilities”, negocios recurrentes, serios y seguros donde los haya, sólo es explicable por la situación regulatoria y la incertidumbre generada por la solución al déficit tarifario. Los analistas más eufemísticos califican esta solución, al menos, de “poco aséptica” para las empresas.

Por eso, es el momento en el que los accionistas empiezan a pedir cuentas de las negociaciones realizadas y del resultado final de las mismas, no vaya a ser que el peor escenario (o el ya descontado) pueda agudizarse. Por todo esto, tal y como arrecian las condiciones económicas, empiezan a temerse lo peor, en especial, que la quita de las eléctricas, efectuada y descontada de la propia creación de valor y de los resultados de las compañías (conseguidos en los últimos años con unas reglas concretas) pueda afectar a los titulares de la propiedad de estas empresas, si ahora se ven cuestionadas en virtud de esta negociación.

Estos procesos no se hacen a entes abstractos denominados empresas, sino a sus propietarios, como accionistas de las compañías en forma de minoración del valor. Sería, por tanto, otra fórmula sofisticada de un nuevo incidente económico-financiero, el hecho de considerar que alguien invierte en una empresa cuyos niveles de riesgos son medios-bajos y de la noche a la mañana crecen de forma exponencial. Y todo ello, con aparente acuerdo y buen clima, como se ha hecho llegar desde los medios de comunicación.

En todo caso, todo se ha empezado a mover. Parece que la solución al déficit tarifario se aleja, el acuerdo se desvanece. El atolladero en el sector eléctrico parece que vuelve a manifestarse con toda su crudeza. Y, en el plano interno, Iberdrola reorganiza y refuerza su dirección.

La pregunta es ¿quería ser un acuerdo o buscaba un trágala?. Papá Noel nos deja una olla a presión.

La caída del consumo prevalece sobre el recorte de la OPEP y abarata el crudo

La estrategia de la OPEP de aprobar un histórico recorte de su nivel de bombeo para detener el desplome del precio del crudo no ha tenido aún el efecto buscado, en un mercado que, ante la evidencia de la caída de la demanda, siguió perdiendo enteros durante la semana.

El miércoles, los socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) reunidos de forma extraordinaria en Orán (Argelia) aprobaron reducir su producción en 2,2 millones de barriles por día.

A ese recorte, el de más volumen de la historia del cartel, se sumaron los compromisos de otros productores, como Rusia y Azerbaiyán, para cerrar los grifos e intentar apuntalar los precios del petróleo, que han perdido un 70 por ciento desde el pasado julio.

El recorte de la OPEP, efectivo a partir del 1 de enero, no logró sin embargo inyectar calma al mercado y el precio del crudo volvió a bajar respecto a la semana anterior.

Ya el mismo miércoles, los petróleos de referencia en Estados Unidos y Europa, reaccionaron a la baja, más atentos a las pesimistas previsiones de demanda que a las medidas de urgencia de los productores.

Especialmente el Petróleo Intermedio de Texas estadounidense reaccionó con una caída del 8,7 por ciento y marcó ese día un valor de 40,06 dólares en Nueva York, lo que supuso el precio de cierre más bajo en cuatro años y medio.

Y es que la crisis económica y sus efectos de contracción del consumo de «oro negro» siguen concretándose semana tras semana. El martes, el informe de la propia OPEP sobre la situación del mercado se refirió por primera vez a una caída del consumo en 2009 respecto a los niveles del presente año.

Si el análisis del pasado mes hablaba aún de un tímido aumento del consumo de casi medio millón de barriles diarios (mbd), los nuevos datos del cartel con sede en Viena hablan ya de un descenso de la demanda de 150.000 barriles al día.

Así, la OPEP estima «que el empeoramiento de las economías en los países (industrializados) de la OCDE reducirá el consumo total de crudo en el mundo en 150.000 barriles diarios, el 0,2 por ciento, en el año 2009, hasta alcanzar una media de 85,7 millones de barriles por día». Especialmente en la primera mitad del próximo año, las naciones más industrializadas reducirán su demanda de «oro negro» en 1,3 mbd.

Eso sí, la OPEP advierte de que si la economía mundial «muestra más deterioro y el invierno resulta ser más cálido de lo esperado, la demanda de petróleo podría manifestar un mayor retroceso».

La OPEP destacó que en EEUU, el mayor consumidor energético del planeta, el año 2009 verá un descenso del uso de gasolina, debido a la nueva tendencia de comprar vehículos más pequeños, y del fuel industrial, ante la generalizada reducción de la producción.

A estos pesimistas datos se unió el anuncio de que las reservas de crudo aumentaron en EEUU en 500.000 barriles, síntoma de bajada en la demanda, así como la decisión de las autoridades chinas de rebajar los precios de la gasolina y del diesel en ese país, lo que sugiere un menor nivel de consumo.

Ante ese panorama, las cotizaciones del petróleo acabaron la semana con desigual resultado en Europa y EEUU, aunque la tendencia a la baja fue generalizada.

Así, el barril de Texas se desplomó el viernes un 6,5 por ciento hasta pagarse a 33,87 dólares, el precio más bajo desde febrero de 2004. Esa marca supone una depreciación de casi el 27 por ciento respecto al cierre de la pasada semana.

Más optimista fue la jornada en el International Exchange Futures de Londres, donde el Brent subió el viernes hasta los 44 dólares. Sin embargo, esa ganancia del 2,06 por ciento respecto a la sesión anterior no evitó que el precio de cierre estuviera aún 2,41 dólares por debajo del marcado el viernes anterior.

Los “negocios” de Fortia

La semana pasada pudimos conocer cómo el único contrato formalizado con una eléctrica que ha realizado Fortia, en este caso con EDF, se había encarecido para esta central de compras. En ese caso, se trataba de cómo Fortia participaba en una central nuclear promovida por EDF (y que la eléctrica gala estaba construyendo en Flamaville), a cambio del suministro de 350.000 MWh en 24 años.

Al parecer la empresa francesa acaba de hacer público que los costes del proyecto se elevaban un 21%, de forma que si estaba previsto que las empresas pagasen 46 Euros por MWh, con las nuevas cifras este coste se irá a 54 euros o, incluso a 60 Euros por MWh. Hay que tener en cuenta que estos serán los precios que tendrán que pagar las industrias que hayan decidido efectuar las compras de su energía a través de esta empresa. A la noticia se le añadía, incidentalmente, el caso de otra central finlandesa (que nada tiene que ver el contrato entre EDF y Fortia) cuyos costes se habían elevado sobre la previsión inicial de inversión.

También hay que valorar para contextualizar este encarecimiento, súbito y sorprendente, que los precios previstos para el mercado mayorista español y que han servido para el cálculo de las tarifas eléctricas de 2009 se sitúa en la banda de los 58-59 euros el MWh. Por otra parte, el otro lote de energía adquirido por Fortia según se ha podido saber, el que le fue adjudicado en las subastas virtuales de capacidad, las famosas VPP, cuyo precio (por encima de los 60 euros MWh) fue muy semejante al precio resultante en ese momento del mercado eléctrico español.

Lo cierto es que esta noticia, el encarecimiento de este proyecto nuclear en el que participa la central española de compras gracias a su acuerdo con EDF es claramente negativa para esta central de compras y, por ende, para las empresas que han decidido efectuar las compras de energía a través de Fortia. También habrá que buscar cómo su difusión estaba orientada al menos a cuestionar el coste de los proyectos nucleares y a difuminar las consecuencias de esta política operada desde la central de compras.

En primer lugar, se conoce que un número importante de grandes consumidores (según fuentes del propio Ministerio de Industria) han efectuado sus propios acuerdos bilaterales con las empresas eléctricas. Además, también se sabe de la intención de que Industria promueva que las eléctricas acepten rebajas en los precios a los consumidores de la G4 en la negociación tarifaria y del déficit tarifario. Algo que empieza a secar el mercado final que puede aglutinar esta central de compras. De hecho, su vinculación con AEGE se ha ido disolviéndose poco a poco.

En segundo lugar, la intención de efectuar contratos a muy largo plazo, incluso de participar en alguna central con compromisos de muy largo plazo (según ha hecho saber desde la propia compañía, Fortia desechó las propuestas de las eléctricas españolas con períodos de vigencia de 3 a 5 años) se puede volver en su contra. Por eso resulta paradójico, que el modelo francés y los contratos a 15 años como mínimo, al final se vuelven contra sus defensores. Un contrato a 24 años y a 60 euros/MWh en un modelo bilateral de costes reconocidos. En todo caso hay que preguntarse si hoy, alguien puede entender en los mercados energéticos la existencia de nuevos contratos a 25 años, sin que las coberturas por las partes sean tan elevadas que sean insostenibles.

Lo cierto es que, más allá de la intentona de hacer recaer sobre las nuevas tecnologías de la industria nuclear la causas de sus males, la experiencia de Fortia empieza a aflorar que determinados supuestos (energía barata de forma artificial o desacoplada del mercado, contratos a largo plazo o el conocido en otros países se ata a los perros con longaniza) evitan conocer puntualmente la evolución de los mercados energéticos y de paso, adaptarse a ellos (incluso en términos de beneficios empresariales según la naturaleza de los mercados de commodities), puede ser hasta suicida en el largo plazo.

La OPEP se enfrenta a un recorte récord de la oferta mundial de crudo

Un recorte récord de la oferta mundial de crudo, de al menos 2 millones de barriles diarios (mbd), se anunciará previsiblemente hoy en la ciudad argelina de Orán, donde la OPEP celebra una reunión extraordinaria en la que su principal competidor, Rusia, desempeña un papel decisivo.

«Habrá un recorte en esta reunión de cerca de 2 mbd», dijo a la prensa el ministro saudí de Petróleo, Ali I. Naimi, tras llegar a Orán para participar en la 151 conferencia ministerial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

El ministro saudí no especificó si ese volumen será la reducción de la cuota de producción conjunta de once de los diez países miembros (todos menos Irak e Indonesia), fijada en 27,3 mbd, o el resultado de un recorte menor sumado a otro de países productores ajenos a la organización, especialmente Rusia.

Si la OPEP decide retirar del mercado 2 mbd, batirá un récord al pactar el mayor recorte de su historia, pulverizando la reducción de 1,7 mbd acordada en marzo de 1999, que entró en vigor el 1 de abril de ese mismo año.

En la reunión participan como observadores Rusia, Azerbaiyán, Omán y Siria, y se espera que esos cuatro productores independientes se adhieran a los esfuerzos de la OPEP con un compromiso para rebajar también su propio bombeo.

«Nosotros siempre decimos que la OPEP sola no puede hacerlo todo, así que necesita la ayuda de los ‘no-OPEP’, dijo por su parte el ministro de Energía de Qatar, Abdulá bin Hamad Al Attiyá, quien, sin embargo, declinó pronunciarse sobre el anuncio de su colega saudí.

«Discutiremos todos estos asuntos, veremos si 2 mbd es razonable y adecuado. Venimos aquí a discutir la situación del mercado, he escuchado cifras diferentes», afirmó Al Attiyá.

Por su parte, el ministro venezolano de Petróleo, Rafael Ramírez, señaló que, como «mínimo» había que sacar 1 mbd, mientras que el delegado de Libia, Shukri Ghanem, subrayó que la reducción será «sustancial».

Según Ramírez, la medida tiene el objetivo de «detener la caída» de los precios del petróleo, que se han desplomado cerca de un 70 por ciento desde los valores récord de casi 150 dólares/barril en julio pasado, a raíz de la crisis financiera y económica que ha acarreado un retroceso de la demanda mundial de crudo por primera vez en un cuarto de siglo.

Esta es la tercera vez que la OPEP se apresta a limitar sus suministros, después de decidir en septiembre retirar del mercado 0,5 mbd que bombeaba por encima de la cuota, y luego, a partir de noviembre, reducir ese techo de producción en 1,5 mbd.

Pero los precios del petróleo hicieron caso omiso a estos intentos de controlarlos y la OPEP ha advertido de que se requiere un esfuerzo mayor, que incluya a sus principales competidores.

Rusia -con un bombeo diario de 9,8 millones de barriles diarios (mbd) hoy por hoy el primer productor mundial de crudo seguido de cerca por Arabia Saudí (8,4 mbd)- se ha convertido en la estrella de esta cita.

Moscú ha despertado una enorme expectativa en los mercados petroleros al enviar a Orán una delegación de alto nivel, encabezada por el viceprimer ministro, Igor Sechin, y el ministro de Energía, Serguéi Shmatkó.

Las expectativas van desde la firma de un memorándum de entendimiento para estrechar las relaciones entre Rusia y la OPEP; que tendría un impacto nulo sobre los precios, hasta una cooperación más concreta, que podría abrir las puertas para un eventual ingreso del gigante petrolero en la organización.

El verdadero apoyo que se espera de Rusia es que se comprometa a reducir también su bombeo, y los mercados aguardan que Moscú anuncie mañana una reducción de entre 200.000 y 300.000 bd. Además, en esta cita participan como observadores Azerbaiyán, Omán y Siria, que podrían profundizar la rebaja de la oferta.

Los productores de crudo temen que los precios sigan bajando si no hacen nada, pues prevén que la crisis mundial va a destruir en 2009 mucha demanda de energía.

Cantar la gallina

El pasado viernes, Miguel Ángel Aguilar en el rotativo económico Cinco Días volvió a reincidir en la cuestión de la subida de la luz («Sobre la subida de la luz»), como argumento opinativo continuado del periodista madrileño en su columna semanal (en la que la electricidad es ya la columna vertebral) de los viernes. Aguilar “canta la gallina” simplemente por el enunciado de sus argumentos, alineados con unos principios intervencionistas, regresivos en el desarrollo de la liberalización del sector eléctrico (que tanta inversión y mejora del funcionamiento sectorial ha traído, con independencia de lo que resta).

En primer lugar, Aguilar vuelve a exonerar a la Comisión Nacional de Energía de haber provocado un importante terremoto político, con su propuesta de subir las tarifas de un 30 % en un informe construido para dar pie al argumento de que el organismo, en su limitación y pobreza franciscana, no podía hacer otra cosa que señalar esta diferencia entre la tarifa y los costes de la energía, evidenciarla y trasladar al Ministerio una patata caliente. Si no fuera por eso, la CNE, podría dedicarse (según esta teoría) a proponer “cambios en el mercado eléctrico” más que a ejercer de regulador independiente y supervisor, evitando estudiar, gestionar y plantear un escenario tarifario razonable y razonado de cara a la liberalización, misión que es la que realmente le reconoce la legislación a la CNE. Y la que, por otra parte, le recuerda Industria por carta y que “desobedece” en ese momento sin ambages pero que defiende con la demagogia.

En esto, y con el fin nada más que didáctico de esclarecer esta disquisición, cabe destacar que el R.D. 871/2007 establece que la CNE debe enviar una propuesta de revisión de las tarifas eléctricas, junto con la memoria explicativa que detalle los supuestos, previsiones y cálculos utilizados. El propio Ministerio de Industria había requerido por escrito previamente al organismo que “las propuestas de revisión de gas y electricidad que deben plantearse concretando los cálculos para el escenario más adecuado o probable, determinando para cada tramo tarifario una cuantía única y concreta de las revisiones que proponga” (sic). La revisión que en su momento hizo la CNE era simplemente un ejercicio aritmético de determinación del desfase tarifario existente para acabar con el de golpe, con una estimación de demanda, acoplada a una previsión creciente del PIB para 2009.

¿A qué se debe este amancebamiento de intereses relativos a la justificación “non petita” y sin embargo completamente “manifiesta” sobre los poderes de la CNE en materia tarifaria? ¿A qué se debe este argumento gregario?. A la necesidad de atemorizar con la subida de precios de la electricidad (desfasada en España por circunstancias políticas de sobra conocidas y por el incremento de las materias primas energéticas) y dar pie nuevamente a exponer el sempiterno tema de los costes y precios, para proponer volver a una regulación de costes, de vuelta a la España profunda, devota de Frascuelo y de María.

El objetivo es generar una sombra de duda sobre la existencia de un mercado eléctrico en el que se negocia diariamente el precio de la energía, en función de la oferta y la demanda (por cierto, ahora con los precios del kilowatio en picado por la caída de la demanda por la crisis y manteniendo una tendencia y una referencia muy semejante a la de toda Europa). Es un nuevo ejercicio en que el colectivo de retroprogresvos aparece en su acecho constante al mercado eléctrico, dado que buscan que la “no evolución” de los precios sea fija, inmutable, establecida administrativamente por tecnología, de forma que a modo de ley del embudo, las tecnologías teóricamente más baratas (con papeles en el mercado en términos de punta o de base y aprovechamientos diferentes) se sometan a un ejercicio de justicia distributiva, sin que se sea capaz de apreciar los beneficios conjuntos de que el precio medio ajuste y mejore la eficiencia de las empresas y de contar con mayor capacidad instalada. Recordemos que, el Informe sobre Costes y Precios, blandiendo estimaciones académicas y sin contar con datos económicos en sus supuestos, en ningún caso buscaba bajar el precio de la electricidad en España, sino la redistribución de la renta en función de los tipos de instalación de generación.

El segundo es el argumento del túnel del tiempo (Enric Juliana hacía un juego muy divertido a cuenta de la novela de Mark Twain, «Un yanqui en la Corte del Rey Arturo» para ejemplificar el equívoco en la utilización de los mandos de la máquina por parte del diputado Tardá de Esquerra Republicana y sus declaraciones antiborbónicas), para situarse en la realidad tranquilizadoramente tardofranquista del MLE, sin pedir extinción del Régimen con tromboflebitis y todo. El nombrar, renombrar y recordar el Marco Legal Estable del sector eléctrico afortunadamente en el recuerdo. El Marco Legal Estable, una especie de “retorno al pasado”, una antiliberalización, un modelo antimercado siempre disponible entre ese conjunto de “intelectuales” retroprogresivos en un cajón de la mesa. Un grupo renuente a los cambios, incluso a las directrices que emanan de la Unión Europea, de las tendencias de los mercados y en los sectores energéticos. Pero, al fin y al cabo, supone obviar la existencia de los mercados como mecanismo de eficiencia e inversión, y sea la santa retribución a modo de diezmo inverso. Una cosa moderna. La cosa es sencilla, la Administración, el Ejecutivo de turno, reconoce los gastos de las industrias y pone una tasa de beneficio que fija graciosamente o por la vía de las influencias sobre el regulador. Para ello, lo mejor es ser ineficiente y que esa ineficiencia que también la retribuya el Estado con su beneficio y la paguen, españoles todos. Qué tiempos y qué anhelos.

Y, en definitiva, finalmente, queda la propuesta de lectura del Libro Blanco de la Electricidad en España, de clara factura universitaria y académica (como los supuestos del Informe de Costes y Precios), como propuesta orientativa de lo que debería ser la reforma del sector o como libro de cabecera del futuro del sector energético. Algo que, evidentemente, el propio periodista no ha hecho, sino que lo conoce por referencias (lo que, al menos en este caso, es completamente razonable). El problema es que el Libro Blanco estaba construido de espaldas a la realidad de los mercados, desde la existencia del “poder de mercado” de las empresas eléctricas y, por ello, su principal problema gravita en que realiza sus supuestos partiendo de seis años atrás en las cuotas de mercado de las empresas, lo que lleva a conclusiones desafortunadas y a las consecuencias regulatorias que dio lugar en la anterior legislatura. Probablemente, por el Libro Blanco, hoy ya ha pasado el tiempo, pero mucho tiempo.

Todo ello con un trasfondo maniqueo de las empresas que per sé son malas y pretenden tener resultados económicos de su actividad empresarial, qué osadía. En una vuelta a un cierto pijoizquierdismo, por que ya la izquierda europea y la socialdemocracia se apearon de estos mecanismos burdos de pensamiento. Es ahí donde se unen los extremos, donde el falangismo que convenció a los españoles de que mejor que los mercados, es mejor que exista una instancia superior se ocuparía de la distribución de justicia, uniendo socialismo y divinidad. El Movimiento. El Marco Legal Estable.

Vamos que cantan la gallina.

Los precios del crudo a la espera de la decisión de la OPEP

La inquietud por el desplome de la demanda mundial de crudo debido al efecto de la crisis parece pesar más en los mercados que el más que probable recorte que acuerde la OPEP el próximo miércoles en Argelia.

Aun así, las marcas de referencia del crudo internacional vivieron un repunte espectacular el pasado jueves, con subidas de hasta el 11 por ciento.

Las palabras del ministro del Petróleo de Arabia Saudí, Ali Al-Naimi, en las que anunciaba que su país, el mayor productor mundial, había aplicado los recortes de sus cuotas pactados en el seno del grupo, dispararon los precios.

El efecto se fue difuminando al conocerse los datos de la Agencia Internacional de la Energía, con un pronóstico que resultarían difícil de creer hace un año: en 2008 la demanda se contraerá por primera vez desde 1983.

De esta forma, en Nueva York, el crudo de Texas perdió el 3,54 por ciento y terminó la semana a 46,28 dólares, mientras que en Londres el Brent se abarató el 2,06 por ciento y acabó en 46,41 dólares.

La recesión económica en Occidente, con un desplome de los indicadores de producción industrial y consumo, y el menor crecimiento de India y China debido a la caída de las exportaciones, ha golpeado seriamente al mercado del crudo.

La AIE indicó que la demanda se situará en los 85,8 millones de barriles diarios, lo que representa un descenso de 350.000 barriles con respecto a la anterior previsión de la Agencia, y de 200.000 barriles diarios con respecto a 2007.

Para 2009 se espera un cambio de tendencia y un nuevo crecimiento de la demanda hasta los 86,3 millones de barriles diarios, una cifra también revisada a la baja en 260.000 barriles menos.

Aún así, con una crisis de la que no se conoce su perfil exacto y con las principales economías en recesión o a punto de entrar en ella, la AIE puede volver a revisar a la baja de nuevo la demanda de hidrocarburos para 2009.

El Departamento de Energía estadounidense ya había indicado que en 2009 el consumo podría caer en alrededor de 450.000 barriles diarios, lo que supondría que por primera vez en tres décadas la demanda cae por dos años consecutivos.

El efecto de la crisis ya ha presionado a la baja al petróleo de forma brutal, haciendo perder alrededor del 70 por ciento de lo que cotizaba en julio -147 dólares- hasta el entorno de los 40 dólares.

Esta bajada está afectando a todo los productores, tanto a los agrupados en la OPEP como a otros que hasta ahora han aplicado una política «expansiva» de producción, como Rusia.

Moscú -el segundo mayor productor de crudo del mundo- está empezando a atender las reiteradas llamadas de la OPEP para reducir su producción con el fin de ayudar a una recuperación de los precios. El presidente ruso, Dmitri Medvédev, dijo esta semana que Rusia puede atender la petición del grupo y reducir la extracción de crudo para «proteger las fuentes de nuestros ingresos: el petróleo y el gas».

Otro factor en la deriva de los precios es la difícil situación de la industria automovilística en EEUU, que podría afectar de forma directa al consumo de energía y hacer bajar más los precios.

Así las cosas, y como ha advertido el presidente de la OPEP, el ministro argelino de Energía, Chakib Jelil, el grupo se decantará por «un recorte más severo de la producción para establecer el equilibrio entre la oferta y la demanda». Ese recorte lo cifran los expertos de la consultora de análisis JBC en 1,5 o 2 millones de barriles diarios.

La OPEP ya decidió en octubre rebajar en 1,5 millones de barriles diarios su producción, pero no evitó con ello que el crudo siguiera negociándose a la baja en los mercados internacionales, debido al rápido deterioro de la economía mundial.

La crisis plantea un nuevo desafío a los países exportadores de crudo

La crisis financiera global acarreó la reinversión de la extraordinaria escalada de los precios del petróleo en los últimos cinco años y plantea ahora un nuevo desafío a los países exportadores de crudo.

En los mercados mundiales del «oro negro» el año 2008 empezó con una febril actividad especulativa, alimentada por la fuerte depreciación del dólar estadounidense a causa de la crisis de hipotecas de alto riesgo que se había desatado a partir de agosto de 2007.

En masa, los inversores pusieron su capital en el crudo y otras materias primas, impulsando aún más la ya sostenida tendencia alcista que el petróleo venía registrando desde fines de 2003, apuntalado por un fuerte crecimiento de la demanda energética mundial, problemas de suministro y conflictos geopolíticos.

Tras subir un 57 por ciento en 2007, el barril del Petróleo Intermedio de Texas (WTI) arrancó este año disparándose un 3,8% en la primera sesión de la Bolsa Mercantil de Nueva York (NYMEX), el 2 de enero, y por primera vez en su historia rompió ese día la barrera de los 100 dólares.

En esa fecha también marcó un máximo histórico el crudo de Brent, la referencia para Europa, que cerró en Londres con un máximo histórico, de 97,84 dólares por barril.

Además de la caída del dólar frente al euro y otras monedas, los brotes de violencia y tensiones geopolíticas en países como Nigeria, Kenia, Irak, Pakistán e Irán mantuvieron alta la tensión en los mercados petroleros durante la primera mitad del año.

A ellos se añadió que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se mantuvo firme en su rechazo a las fuertes presiones de los consumidores para aumentar su oferta conjunta de crudo, con el argumento de que la inusitada subida de los precios no respondía a una escasez de suministro.

En sus dos primeras reuniones del año, el 1 de febrero y el 5 de marzo, el Consejo de Ministros de la organización de trece países decidió dejar sin cambios el nivel oficial de su oferta, y no volvió a reunirse hasta septiembre.

Sin embargo, en el ínterin sí se vieron, junto a representantes de otros gobiernos y de las empresas del sector, en el Foro Internacional de la Energía celebrado en Roma en abril, donde quedó de manifiesto que el mundo seguirá dependiendo en alta medida de los hidrocarburos y necesita efectuar grandes inversiones en el sector para saciar la sed de energía.

El precio del barril continuó así batiendo récord tras récord y cuando a principios de junio rozaba ya los 140 dólares, Arabia Saudí, el mayor exportador mundial de crudo, reaccionó invitando a una cumbre de productores y consumidores en Yedda, donde anunció que abriría sus grifos de forma unilateral.

El reino wahabí, cuya cuota nacional de producción en el sistema de la OPEP era de 8,9 millones de barriles diarios (mbd), elevó su bombeo hasta los 9,7 mbd, el nivel más alto de su historia.

Unas semanas después, con el valor del «oro negro» ya instalado por encima de los 140 dólares por barril, se abrió en Madrid el XIX Congreso Mundial del Petróleo, presidido por el rey Juan Carlos, que del 30 de junio al 3 de julio congregó a los altos representantes del sector energético a nivel mundial.

Los países productores insistieron aquí, una vez más, en que detrás de la espiral de encarecimiento de la energía había una gran actividad especulativa y pidieron una mayor regulación de los mercados financieros, pero en esos momentos no se hablaba aún de la crisis que iba a desatarse pocas semanas después.

Las cotizaciones del barril de crudo subieron a principios de julio hasta rozar los 150 dólares, despertaron el temor de que se disparen hasta los 200 dólares y nadie predijo entonces que iban a caer en tan sólo cuatro meses hasta menos de 50 dólares.

El desplome era ya patente a principios de septiembre, cuando la OPEP decidió recortar su bombeo en 500.000 bd, pero los precios aceleraron su descenso y la organización convocó otra reunión de emergencia, el 24 de septiembre, donde acordó una sustancial reducción adicional de su suministro, en 1,5 mbd, sin que tampoco esta medida surtiera el efecto deseado.

En vista de ello, los ministros de los trece países de la OPEP se dieron cita el 29 de noviembre en El Cairo para evaluar la situación, después de que varios de ellos abogaran por añadir una tercera rebaja de la oferta, en al menos otro millón de bd.

Esta medida podría ser sancionada en la conferencia extraordinaria del grupo convocada para el 17 de diciembre en Orán (Argelia).