Comentarios de COGEN a la reforma energética española

La reforma energética está avanzando con evidentes dificultades y falta de seguridad en los resultados perseguidos. Entendemos que existen problemas derivados de errores importantes en el planteamiento de esta reforma que, por otro lado, consideramos totalmente necesaria, pero que difícilmente alcanzará los objetivos perseguidos de eliminar el déficit de tarifa y de mejorar la eficiencia y economía en el uso de la energía.

1. ERRORES EN QUE SE APOYA LA REFORMA ENERGÉTICA

Estamos viendo que se suceden declaraciones erróneas para justificar medidas políticas para la reforma eléctrica, cuyo objetivo es acabar con el déficit tarifario. El propio concepto de «déficit tarifario» aporta en sí mismo la solución: incrementar las tarifas que se pagan por los usuarios de electricidad. Pero como esta es una medida políticamente impopular, se emplean argumentos erróneos para justificar esta reforma.

1er. Error: El precio de la electricidad en España es de los más caros de Europa. Dicen que los usuarios españoles tienen la tarifa más elevada de la Unión Europea (sólo superada por Irlanda y Chipre). Esto es falso, si como tarifa entendemos la totalidad de lo que pagan los usuarios.

Efectivamente, en Alemania, Bélgica, Italia o Reino Unido pagan mucho más que los españoles, pues en ellos el recibo de electricidad incluye los costes que en España se consideran como déficit de tarifa. En estos países, donde el déficit no existe, el recibo de la luz incluye los mecanismos de soporte (tasas) a las energías renovables, los costes en los territorios extrapenínsulares, el soporte a la cogeneración, etc., mientras que en España estos costes forman parte de los costes del sistema y no son pagados por los usuarios de la electricidad.

A título de ejemplo, y según datos de EUROSTAT, el coste realmente pagado por los usuarios domésticos por cada MWh en 2012 (tasas incluidas, sin IVA) fue de 245 €/MWh en Chipre, 238,8 €/MWh en Dinamarca, 221,5 €/MWh en Alemania, 201,1 €/MWh en Italia y 195,8 €/MWh en Irlanda, mientras que España se paga 186,8 €/MWh. En Francia o Polonia se pagaron, respectivamente, 121,7 €/MWh y 119,8 €/MWh, precios mucho más bajos que en los otros países competidores en España.

2º Error: La industria española deja de ser competitiva por los elevados costes de la electricidad. También se dice que los usuarios industriales no pueden competir con los de otros países europeos debido al coste de la energía. El problema es el mismo que para los usuarios domésticos: si se incluyen todas las tasas excepto el IVA, el precio que pagaron en 2012 los usuarios industriales de consumo superior a los 70.000 MWh/año, fue de 202,65 €/MWh en Chipre, 117,6 €/MWh en Italia, 92,6 €/MWh en Alemania, 92,35 €/MWh en Irlanda y 85,6 €/MWh en Dinamarca, mientras que España pagó 76,4 €/MWh, Polonia 74,9 €/MWh y Francia 61,4 €/MWh. Aquí vemos que España se sitúa en la gama baja.

3er. Error: Las redes de transporte y distribución se deben pagar entre todos con independencia de su consumo. Según el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, los elevados costes de transporte y distribución y las pérdidas en las redes eléctricas deben pagarse entre todos, incluidos los que se producen su propia electricidad (autoconsumidores-cogeneradores).

Es evidente que las redes deben pagarlas los que las precisan para llevar la electricidad de plantas alejadas del centro de consumo. Los que producen in situ su electricidad no deben volver a pagar las redes, ya que si se han conectado ya han pagado su término de potencia a las empresas de transporte y distribución, así como la inversión de su conexión. Precisamente la competitividad de la cogeneración se basa en las inversiones evitadas en redes y en las pérdidas de transmisión.

Por el contrario, en países como Alemania, los autoconsumidores cobran por los costes evitados en pérdidas y costes de transporte y distribución.

4º Error: El déficit de tarifa lo produce el Régimen Especial (cogeneración y renovables). Es evidente que las energías renovables (fotovoltaica y termosolar) y la cogeneración vertida a la red reciben retribuciones más elevadas que la retribución al mercado energético («pool»). Pero esto también ocurre en otros países de Europa. En España estas energías del Régimen Especial no se pagan más caras que en el resto de Europa. La voluntad de promover energías renovables tiene un coste fijo importante, aunque el variable sea muy bajo. El problema aparece al no considerar el pago de estas energías como coste energético y pensar que sólo las energías tradicionales fijan el coste de las mismas en el mercado mayorista.

5º Error: Decir que se liberalizaba el sistema eléctrico con la Ley 54/1997. Por el contario, esta Ley inició el cambio de las grandes regulaciones que se han ido introduciendo y que han alejado el coste de las energías del precio de mercado.

Autorizó los Costes de Transición a la Competencia (CTC´s) que era una retribución encubierta para que las compañías eléctricas mantuvieran el precio del mercado mayorista por debajo de 36 €/MWh. Posteriormente, autorizó el déficit de tarifa, que garantiza el pago de producciones energéticas sin que consten como coste de mercado. Y últimamente, se ha propuesto que parte de los costes de la energía sean asumidos por los Presupuestos Generales del Estado, lo cual representa una nueva distorsión del mercado que vulnera la libre competencia.

2. LA REGULACIÓN QUE SE PROPONE ES ERRÓNEA PARA LOS FINES PERSEGUIDOS

En fin, desde COGEN creemos que todos los españoles aceptamos que es necesaria una reforma energética, ya que desde la publicación de la Ley 54/1997 se han producido múltiples efectos indeseados por regulaciones erráticas y que se espera sean corregidos por la nueva Ley del Sector Eléctrico, pero creemos que se está regulando de forma inapropiada y equivocada.

Por ejemplo: la Propuesta del RD de Regulación de Renovables y Cogeneración, sólo se refiere a la electricidad exportada a la red, y la propuesta de RD de regulación del autoconsumo prohíbe en la práctica que cada cual se produzca su propia electricidad y la autoconsuma. Esto afecta a las tecnologías fotovoltaicas de azotea y, sobre todo, a la cogeneración, que permitirían evitar pérdidas de producción en transporte y distribución, haciendo más económica la energía consumida y, sin embargo, no afecta a las grandes producciones centralizadas (parques eólicos y solares), que producen electricidad para su venta a través de las instalaciones de transporte y distribución de las grandes eléctricas.

3. LA NUEVA LEGISLACIÓN INTRODUCE UN GRAVE RETROCESO EN LA REGULACIÓN, PUES HACE UN CAMBIO RADICAL RESPECTO AL PASADO

Efectivamente, la tecnología de cogeneración era la única forma legal de producir electricidad en competencia con las empresas eléctricas y era obligatorio autoconsumir su producción y verter a la red únicamente los excedentes que estaban retribuidos prácticamente con el mismo valor que la electricidad adquirida, es decir, que prácticamente no se apoyaba esta tecnología y la electricidad autoconsumida no producía ni beneficios ni déficit al sistema, pues no formaba parte del mismo. Era otro sistema, como si uno cultiva sus propios tomates en un huerto (o en su azotea) y los autoconsume en lugar de ir al súper de la esquina.

Ahora, al autoconsumo se le pretende poner un impuesto desmotivador (peaje de respaldo), para que en lugar de autogenerarse electricidad se la compre a las empresas eléctricas. El argumento es que ellas han construido redes para llevar la electricidad de sus centrales hasta nuestros domicilios y «la red hay que pagarla entre todos».

Las redes de transporte forman parte integrante de las grandes centrales de producción alejadas de los puntos de consumo. El autoconsumo libera capacidad de transporte de las redes y las revaloriza, por lo que, en lugar de pagar, debería apoyarse económicamente, como se hace en otros países de Europa donde los cogeneradores cobran los costes evitados a las redes de transporte y distribución (inversiones y pérdidas ocasionadas).

El autoconsumo debe permitir elegir entre comprar y producir electricidad (o parte de ella) y hoy todo el mundo puede producirse su electricidad, pues existe tecnología para ello: desde 1 kW hasta 1.000 MW y permite la verdadera competencia dentro de un sistema tradicionalmente regulado e intervenido.

Este impuesto, además de ir en contra del principio de la libre competencia, va en contra de las prácticas seguidas desde los años 80, cuando muchos centros industriales, hospitales y centros comerciales instalaron sus propias cogeneraciones para disponer de electricidad más económica, más segura y redundante y menos contaminante para el medio ambiente.

Es evidente que la cogeneración y otras tecnologías, como la fotovoltaica, pueden y deben competir con el sistema eléctrico establecido para mejorar y modernizar la economía del país y si a este proceso se le imponen prohibiciones vía impuestos, estamos negando uno de los principios primordiales en economía, que es la libre competencia.

4. LA FILOSOFÍA DE LA REFORMA ELÉCTRICA SE BASA EN QUE LA ELECTRICIDAD TIENE UN COSTE «CASI NULO» Y QUE SÓLO DEBEN PAGARSE LAS INVERSIONES REALIZADAS Y ES CONTRARIA AL AHORRO ENERGÉTICO

Por este motivo, la reforma habla de «rentabilidad razonable», como si el negocio eléctrico fuese asimilable a un negocio financiero. Este concepto es válido para ciertas tecnologías: renovables de coste cero, como la gran hidráulica, eólica y nuclear de coste marginal muy bajo y también los sistemas de transporte y distribución que sólo requieren inversiones.

Pero este principio va en contra de los conceptos europeos de ahorro y eficiencia energética, pues ahorrar costes casi nulos no es preciso y lo que busca la cogeneración es el ahorro de combustibles y energía y no una rentabilidad razonable. La cogeneración persigue ahorrar costes energéticos y ser más eficiente y competitiva.

La reforma propuesta aumenta enormemente los precios fijos de transporte y distribución y rebaja los costes de la energía. Así, los peajes de acceso tienen un término fijo que se ha duplicado y un coste variable en función de la energía que prácticamente se rebaja a un 30%. Como consecuencia de ello, los grandes consumidores de electricidad verán rebajado el coste eléctrico y los consumidores de pocas horas de utilización lo verán aumentado. Parece una gran contradicción, cuando el objetivo es eliminar el déficit de tarifa.

Con los actuales principios de la reforma, este déficit se incrementará si se pretende que en lugar de pagarlo los consumidores lo paguen todos los españoles a través de los presupuestos del Estado. Se debe recordar que esta práctica está prohibida por los Tratados Europeos y no puede prosperar como en realidad tampoco pudieron prosperar los costes de transición a la competencia.

5. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS

1.º La reforma energética tiene un objetivo, eliminar el déficit de tarifa, pero producirá el efecto contrario y lo aumentará si no se corrigen sus principios, pues:

– Disminuye el precio a los grandes usuarios de energía y aumenta el coste a los que utilizan la electricidad durante menos horas.

– Aumenta los costes regulados fijos (peajes) y disminuye los costes asociados al consumo de energía (costes variables).

– Evita los sistemas de ahorro energético, como la cogeneración, prohibiendo en la práctica el autoconsumo y evita con ello la competencia en el sector.

– Basa la retribución en obtener una «rentabilidad razonable» de la inversión y no en un ahorro y eficiencia del uso de la energía, asimilando el negocio eléctrico a un negocio financiero.

2.º Se legisla en contra de los principios de la Comunidad Europea que basa su política energética en el ahorro y la eficiencia del consumo energético, según se recoge en la directiva 2012/27/UE.

– En Europa se apoya a la cogeneración en función del ahorro producido y no en la inversión realizada, o como en Alemania en alcanzar unos objetivos de participación.

– La cogeneración en Europa es la tecnología a instalar por defecto en instalaciones nuevas o en modificaciones sustanciales, si no lo desaconseja un análisis coste-beneficio. En España esta tecnología queda prohibida en la práctica, al incrementar los costes fijos del sistema y si prospera la aplicación del peaje de respaldo.

3.º Debería legislarse para promover la competencia en la producción y uso de la electricidad y al ahorro de la energía. Para ello, se deberían:

– Promover las tecnologías con menores costes para el usuario final y revisar la formación del precio de mercado para que fije un valor verdadero de la producción en cada nivel de tensión (el que deben pagar las comercializadoras a las productoras y distribuidoras).

– Incrementar los precios de la electricidad en España hasta niveles semejantes a los vigentes en Alemania o Italia para eliminar el déficit de tarifa.

– Incrementar el coste variable y disminuir los costes fijos para favorecer el ahorro energético y la economía de su consumo.

Estas propuestas son difícilmente asumibles políticamente, pero entendemos que son las únicas que pueden mejorar la situación energética en nuestro país.

———————————————————————-

José Mª Roqueta es Ingeniero Industrial e inició su vida profesional en Catalana de Gas, donde fue subdirector general de Planificación para la introducción del gas natural en nuestro país.

Posteriormente, fue director general de Servicios Energéticos (empresa de ingeniería del grupo Gas Natural). En 1982 creó la empresa AESA (Asesoría Energética) que introdujo la cogeneración en España. En 2001 promovió la creación de COGEN España, como Asociación para la promoción de la cogeneración y que es el miembro Español de COGEN Europa. Actualmente es presidente de COGEN España y de AESA.

2013 (IV): El Gobierno alumbra la CNMC y Fabra tutela al PSOE

El comienzo de 2013 fue tranquilo ante la otra gran reforma que se vislumbraba dentro del campo energético: la del órgano regulador, que mostraba en los albores del año cierta aquiescencia hacia el Gobierno ante el nuevo reparto de cargos que se avecinaba. La CNE entraba en su fase final antes de dar paso al nuevo macrorregulador: la CNMC, que terminaba el año con un papel inesperado como protagonista principal del sector con la anulación de la subasta CESUR por la subida del 26%, jugándose en sus pocos meses de vida su independencia y credibilidad. La misma subasta que en abril había registrado caídas del 15%, lo que provocaba que el recibo de la luz se redujera un 6,7% para el segundo trimestre del año después de que el Gobierno decidiera congelar la parte regulada. Entonces nadie alzó la voz, ni habló de «circunstancias atípicas» o «burdas manipulaciones».

Bajo la premisa de un supuesto ahorro, económico o en la distribución del poder, el Gobierno perpetró el final de los órganos reguladores independientes y sectoriales de España, reemplazados por una CNMC articulada con un diseño inédito a nivel occidental, vaciada de sus funciones y degradada a un mero papel de supervisor. Su autoproclamación de independencia ha aguantado dos telediarios: el de su constitución en septiembre y el del ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, pidiendo-ordenando-dictando un informe para no dar validez a la subasta CESUR en diciembre.

Toda la polémica surgida alrededor de la subasta ha dejado en anécdota el azaroso proceso con el que fueron nombrados los consejeros de la CNMC, con el PSOE negándose a participar en el reparto o en la estructura directiva del mismo y con una víctima con nombre y, especialmente, apellidos: Beatriz de Guindos. La actual subdirectora de Energía de la CNMC, que iba a ser designada como directora de Competencia del macrorregulador, renunció a su ascenso ante el revuelo generado únicamente por ser sobrina del ministro de Economía, sin prestar atención alguna a su currículum o a los méritos acumulados para acceder al cargo. Con la elección de Marín Quemada para presidir la CNMC, los últimos meses de la CNE asistieron al canto del cisne de Alberto Lafuente, en un tour de force con el Ejecutivo en varios informes. Mejor acomodo obtuvo el exsecretario de Estado de Energía, Fernando Marti Scharfhausen, que marchó al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

Relación entre Gobierno y REE

En el sector eléctrico, no se puede ignorar la simbiótica relación de intereses entre Red Eléctrica de España (REE) y el Ministerio de Industria. 2013 tampoco fue el año que asistió a la separación del operador del transporte y del operador del sistema, unidos en Red Eléctrica: una empresa, dos monopolios en su actividad. Y directivos muy bien remunerados: en medio de la pérdida de credibilidad institucional, los diferentes escándalos político-económicos, y las dificultades diarias de los ciudadanos, aparece la noticia de que Red Eléctrica de España pagó 2,3 millones de euros a Luis Atienza como indemnización por su cese como presidente del operador del sistema y operador del transporte; cifras similares a las indemnizaciones que también recibieron la directora general financiera, Esther Rituerto, y el director general de Operación, Alberto Carbajo.

Impecable desde un punto de vista técnico, lo que aún persiste en esta empresa privada dirigida por manos públicas, encargadas de dar y quitar los puestos más relevantes de su organigrama, es su capacidad para influir en la regulación, obtener la aprobación a la realización de las infraestructuras que estima necesarias y, por consiguiente, acceder a su retribución. Y la ambición por entrar en la generación eléctrica. Desde la llegada del Partido Popular al Gobierno, todas las fuentes confirman el papel de Andrés Seco en ese gozne que forman REE e Industria. Curiosamente, todas las medidas del proceso de reforma para acabar con el déficit tarifario arrojan que los ISO españoles mantienen ingresos y resultados.

Esta ascendencia sobre la Administración Pública se pudo entrever en la redacción del proyecto de Ley para los Sistemas Eléctricos Insulares y Extrapeninsulares, texto sobre el que planeaba la influencia del operador del sistema eléctrico; la Ley se aprobaría finalmente en octubre y se exige a Endesa cumplir con un calendario leonino de ejecución para las centrales hidroeléctricas de bombeo o, en caso contrario, la titularidad de estas instalaciones se traspasará a REE, culminando una de sus viejas aspiraciones. La mano de REE llegó hasta el punto, según publicó Vozpópuli, de que su expresidente Luis Atienza medió para evitar la oposición del PSOE al texto, eso sí, sin éxito: los socialistas se opusieron en la votación parlamentaria pero el proyecto fue aprobado gracias a la mayoría absoluta del Partido Popular.

Jorge Fabra en el PSOE

A nivel institucional, el mundo parlamentario no sale muy bien parado del acabado 2013. En este sentido, interesante y digno de estudio resulta el ninguneo del Gobierno a su grupo parlamentario: las enmiendas introducidas en esta Ley llegaron directamente de la negociación bilateral entre el Gobierno y su homólogo canario; nada extraño. Igual sucedió con una Ley, el crédito de 2.200 millones de euros de Hacienda a Industria para luchar contra el déficit tarifario, aprobado a mediados de octubre en las Cortes Generales y sin validez por una enmienda introducida en el Senado a finales de noviembre en la Ley del Sector Eléctrico e impuesta por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que hizo inútil de un plumazo la defensa parlamentaria del tal crédito que realizó el grupo popular con anterioridad. Y así con las demás enmiendas de calado, de autoría ajena, pero acatadas sin rechistar por sus señorías. Disciplina de voto y naturaleza obediente en el ADN del parlamentarismo español. Así son nuestras instituciones.

Sin salir de las Cortes Generales, tampoco se puede omitir la influencia que los antiguos dirigentes de REE ejercen ahora sobre el PSOE. El principal partido de la oposición celebró en noviembre su Conferencia Política, en la que buscó un giro más acusado a la izquierda para contrarrestar el terreno que le ha ganado Izquierda Unida en los últimos años. «El PSOE ha vuelto», proclamó su (de momento), líder, Alfredo Pérez Rubalcaba. Y en el ámbito energético vuelve con el expresidente de REE y exconsejero de la CNE, Jorge Fabra, a los mandos del partido de la mano del secretario de Ordenación del Territorio y Sostenibilidad, Hugo Morán. También acompañados por, entre otros, los anteriormente mencionados Luis Atienza y Alberto Carbajo.

Desde Ferraz confirmaron oficialmente a Energía Diario la responsabilidad de Jorge Fabra en la elaboración de la ponencia resultante de la Conferencia Política en los puntos relativos al campo energético. Según estos puntos, el PSOE adopta una concepción muy intervencionista del sector eléctrico, con desprecio al mercado en aras de mecanismos de retribución regulada; su propuesta propugna un sistema de costes reconocidos y un modelo de remuneración de actividades (liberalizadas o no) definido de forma discrecional por el gobierno de turno. Por tanto, nada de mercado y gran parecido razonable con el anti-institucionalismo del Gobierno actual. Todas estas ideas aparecieron previamente en un artículo de El País, «Otro diagnóstico del problema eléctrico», del propio Jorge Fabra y de Martín Gallego, que fue secretario general de Energía en tiempos de Felipe González. A lo largo de 2014 habrá que estar atentos a qué acontece en el principal partido de la oposición, y en qué posición queda Jorge Fabra después de las primarias a celebrar.

Y ahora, a por el OMIE

Así, hoy en una crónica de José Antonio Navas y por Daniel Toledo que publica el diario «El Confidencial«, anuncian una nueva línea defensiva, reactiva y obsesiva en el Ministerio de Industria, que anda buscando un nuevo culpable al que endosar la incapacidad política, gestora y económica del actual equipo energético del Gobierno, que es quien está verdaderamente en entredicho. La pregunta es si no sería más constructivo aprender de los errores y cambiar el enfoque antes de que la acción de demolición no tenga vuelta atrás, incendiando más los problemas. Todo menos repensar y aceptar los errores. Acierta mal y pensarás, que diría Risto Mejide.

Se trata de buscar justificaciones a los vaporosos conceptos que no tienen equivalencia a nivel internacional en procesos de intervención pública como el realizado recientemente en nuestro país, en relación a la escasa presión competitiva (por cierto, no tan escasa), poniendo ahora el acento en la composición accionarial del OMIE. A base de insinuaciones poco edificantes se trata de escarnecer en plan sádico el funcionamiento de una institución como son los mercados.

Describamos el proceso porque es bastante burdo y, por repetido, es como descubrir las técnicas habituales de un trilero. Ahora, de lo que se trata es de, con la misma estratagema que con las subastas, es decir, mediante la difusión de sospechas y torvos pensamientos sobre esta institución, insuflar una sombra de duda sobre el funcionamiento del mismo. Por tanto, se trata de exprimir al máximo la teoría conspiratoria, que se ve complementada con los retroprogresivos y nostálgicos del Marco Legal Estable, que opinan contra los mercados en el diario «El País«, así como invocar el ideario colectivo antiempresarial español, aprovechándose de la atmósfera de irregularidad en la que vive la política.

Primero, para justificar de alguna forma las acusaciones que José Manuel Soria expandió en varias entrevistas en los medios de comunicación más afines contra el mercado eléctrico. Segundo, para disimular la inacción de sus dos años largos como ministro sobre los ajustes menores que habían sido requeridos sobre el mercado. Tercero, para escamotear el debate sobre el precio total de la energía y sus componentes. Y, cuarto, para justificar, si fuera menester, alguna acción más salvaje en la línea que nos tiene acostumbrados ya nuestro Ministerio y que supone un factor de elevación de la prima de riesgo de la energía en nuestro país y más allá de nuestras fronteras, en este caso.

Por tanto, nuestros vecinos portugueses deben estar muy sorprendidos de que a merced de un conjunto de tributos que se han fijado en nuestro país, el precio de la energía que se transaccionaba en este mercado y que era uno de los más baratos de Europa, se eleve por la acción unilateral del Gobierno español como consecuencia de un problema que ha generado la propia política como es el déficit tarifario.

Además, en Portugal, deben estar asombrados de que en el país vecino se desate una campaña desmadrada sin cuartel, sin esclusas, contra las instituciones energéticas, operadoras y reguladoras de ambos países. Y estarán ojipláticos de ver cómo los responsables políticos de un país como España, vecino y a la vez lleno de prosopopeya y asesores, no comprendan la relación causa efecto, ni los principios básicos económicos y de los mercados.

Vamos, que deben estar alucinados de que un país como España se acerque peligrosamente al peronismo más contumaz. Y con Soria y Nadal al frente, que están dispuestos a no dejar títere sin cabeza. Sólo les falta poner sus ojos en la Monarquía.

2013 (III): Rebelión a bordo en las comunidades autónomas

Murcia, Extremadura y Navarra ya han presentado un recurso ante el Tribunal Constitucional alegando que la reforma energética azarosamente puesta en marcha por el equipo del Ministerio de Industria, Energía y Turismo vulnera principios consagrados en la Carta Magna como la seguridad jurídica, la confianza legítima o la irretroactividad de la Ley. Los productores solares han encontrado en dos barones autonómicos del PP, Ramón Luis Valcárcel y José Antonio Monago, a dos grandes baluartes en la defensa de sus intereses. A nadie se le escapa que el primero agota su poder autonómico enfilando el rumbo hacia las instituciones comunitarias europeas; el segundo, especialmente contestatario hacia el Gobierno central en reformas como la energética pero también otras como la del aborto, es el primer presidente del PP en Extremadura y gobierna gracias a la omisión de Izquierda Unida.

2013 ha sido en el sector eléctrico el año de la reforma Soria-Nadal; pero las Cortes también han aprobado la Ley de los Sistemas Insulares y Extrapeninsulares: una normativa específica para los sistemas eléctricos aislados que conforman Ceuta, Melilla, las Islas Baleares y, especialmente, Canarias. El archipiélago canario ha sido el territorio que ha estado en el punto de mira a la hora de redactar la nueva Ley: un texto sobre el que ha planeado la influencia de Red Eléctrica de España (REE). La primera redacción del Ministerio suponía un auténtico retroceso en la liberalización.

Posteriormente, a raíz de la negociación emprendida con el Ejecutivo autonómico canario, se maquillaron levemente las medidas. Se pasó de expropiar las futuras centrales hidráulicas de bombeo a su adjudicataria en concurso público, Endesa, a exigir a esta compañía un calendario leonino de ejecución para estas centrales que en caso de incumplirse daría paso al traspaso de su titularidad a REE, culminando una de las clásicas aspiraciones del actual operador del transporte y operador del sistema de entrar en una tercera actividad, la generación, contraviniendo las directivas europeas que propugnan la separación de actividades eléctricas. Además, se imponen trabas a la inversión que quieran realizar los actuales operadores (principalmente Endesa) en el sistema eléctrico canario, lo que es ajeno a las necesidades de los ciudadanos y resulta increíble para sus propias autoridades. Por su parte, Repsol sigue encontrando la oposición de las autoridades políticas canarias para llevar a cabo sus prospecciones petrolíferas en el archipiélago.

Regulación dispar en las autonomías

Una de las principales partes damnificadas dentro del sector por las nuevas medidas puestas en marcha en 2013 por José Manuel Soria son las energías renovables: todo un lastre para estas instalaciones tal y como evidencian las dificultades de la Xunta de Galicia para conseguir que se cumpla con lo adjudicado en el último concurso eólico de 2010. Lo cierto es que los promotores han ido perdiendo las ganas de invertir a medida que aumentaba la presión fiscal y disminuían sus ingresos con los cambios previstos en su remuneración. En este sentido, Alberto Núñez Feijóo se ha visto obligado a anunciar una revisión del concurso eólico para facilitar la renuncia de los promotores a sus parques al tiempo que ha ofrecido una bonificación importante del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales para los que decidan seguir adelante con sus proyectos. La Xunta también se plantea recurrir la reforma energética de Soria en defensa de los intereses de los parques eólicos gallegos.

En enero del año pasado se conocía una sentencia del Tribunal Supremo que obligaba a Castilla-La Mancha a devolver 10 millones de euros a las compañías eléctricas recaudados por la llamada «ecotasa» a la energía nuclear, creada en tiempos de José Bono; una evidencia más del mal uso de la potestad regulatoria de las Administraciones y, particularmente, de la voracidad fiscal de las autonomías, ávidas de ingresos para sus arcas y capaces de articular todo tipo de impuestos y figuras tributarias genuinamente «made in Spain». Sobre todo en lo que se refiere a energía, cuyo gravamen es ciertamente fácil.

Por las mismas fechas se produjo un nombramiento en Cataluña que puede cobrar especial realce durante 2014 en la medida en la que el movimiento secesionista continúe dando pasos hacia la independencia: Pere Palacín tomaba los mandos de la Dirección General de Energía de la Generalitat y su labor va encaminada por los designios marcados por Artur Mas. A finales de año, Palacín presentaba un informe de su departamento en el que explicaba las supuestas ventajas que la independencia traería en materia energética para Cataluña.

Oposición a la fractura hidráulica

El cambio geoestratégico que han traído al mundo las nuevas técnicas de fracturación hidráulica ha propiciado que Estados Unidos se convierta en el primer productor mundial de hidrocarburos. Mientras, Europa se resiste a la llamada «revolución del fracking«. En primer lugar, únicamente Polonia parece el país con auténticas posibilidades de albergar unas reservas notables. Pero es que, además, otros países con potencial como Francia y Alemania ya han anunciado que renuncian a esta técnica, sobre la que existen no pocas sospechas de tener un impacto negativo en el medioambiente. El premier británico David Cameron ha sido de los pocos líderes europeos que se han manifestado abiertamente a favor del fracking , encontrando gran contestación social en el condado de West Sussex.

España tampoco ha escapado a la polémica. Desde el Gobierno central, el Ministerio se ha mostrado favorable al uso de la técnica; de hecho, José Manuel Soria ha manifestado que lo que realmente le preocupa del fracking es que finalmente no se encuentren hidrocarburos en España (o que no se encuentren bajo su mandato). Y las Cortes han aprobado, únicamente con el voto del PP, la Ley de Evaluación Ambiental, que contiene la primera regulación del fracking en España. La competencia para otorgar permisos que utilicen la fractura hidráulica es de las comunidades autónomas si solamente implica a su territorio; lo cierto es que la competencia pasa al Ministerio si los permisos son para áreas que afectan a más de una autonomía, lo que facilita que se puedan burlar las diferentes prohibiciones. Este punto ha puesto en pie de guerra a las instituciones territoriales hasta llegar al absurdo. Municipios sin reservas se han declarado como «libres de fracking» aunque no tengan opciones de que en su territorio se ponga en práctica esta técnica.

Al igual que con la reforma energética, la comunidad que ha encabezado la rebelión contra el uso de la fractura hidráulica es de su mismo color político: Cantabria, presidida por el popular Ignacio Diego, fue la primera comunidad que prohibió por Ley el fracking en su territorio. Después lo hicieron la también popular La Rioja y Navarra; además, Cataluña anunció que procedería a prohibirlo en su territorio mientras en Asturias y en Andalucía han sido sus parlamentos los que han proclamado el rechazo al fracking. Complejo mapa autonómico del fracking y escenario complicado para el Gobierno, que también ha encontrado la oposición de los grupos ecologistas, organizadores de múltiples marchas y concentraciones para mostrar su rechazo. Y por si esto fuera poco, en septiembre tembló el almacén de gas Castor, sacudiendo la costa mediterránea y soliviantando especialmente a la ciudadanía y también a la Generalitat catalana y valenciana; desde entonces, los informes que José Manuel Soria emplazó para finales de octubre aún duermen el sueño de los justos.

2013 (II): Entropía energética: Auge de la judicialización del sector con la reforma Soria-Nadal

Se trata de la crítica más compartida por la oposición en la Comisión de Industria, Energía y Turismo del Congreso de los Diputados: la política energética del Gobierno «se limita» a luchar contra el déficit de tarifa. Tampoco es un planteamiento que incomode a los diputados del PP ante la magnitud del problema acumulado, cada vez mayor, y que arranca 2014 con una cifra cercana a los 30.000 millones de euros. Desde luego, los resultados en esta materia han sido escasos, discutibles y más bien polémicos ya que se han visto arruinados por la falta de coordinación política y económica del Ejecutivo. De fondo, la carencia absoluta de un modelo energético.

La llegada de Alberto Nadal a la Secretaría de Estado de Energía llevó el reconocimiento implícito de la pérdida del primer año de la legislatura: más de 5.600 millones de euros de déficit de tarifa en 2012, cuando el objetivo era de 1.500 millones de euros , mientras que la deuda acumulada sobrepasaba ya los 26.000 millones de euros. En contra de lo anunciado, tampoco el segundo año de legislatura ha puesto límite a este déficit.

A principios de febrero, sin emprender ningún tipo de diálogo, negociación ni gestión y con la justificación de que la labor del Gobierno es velar por el interés general, José Manuel Soria y Alberto Nadal ponían en marcha una estrategia «distributiva» que «de facto» fue comunicada como una especie de supuesto reparto junto a tres de los daños de la lucha contra el déficit: recorte de las actividades reguladas para los agentes del sector, subida de la luz para los consumidores y aportación por parte del Estado de 3.600 millones de euros con origen en los Presupuestos Generales del Estado. Lo cierto es que, a la hora de la verdad, el primero que se cayó de este supuesto reparto equitativo es el propio Ejecutivo que, merced a la rivalidad entre Hacienda e Industria, ha cargado la lucha contra un déficit originado por decisiones políticas a espaldas de los consumidores y de las empresas del sector.

Meses antes de la reforma, se aprobó el Real Decreto 2/2013 de medidas urgentes en el sistema eléctrico y en el sector financiero: un paquete legislativo que modificó el sistema de primas a las renovables y las colocaba en el foco central de las causas del déficit. La reacción del sector renovable fue inmediata y se ha prolongado a lo largo de 2013; pero no ha sido unitaria, aunque obviamente tengan puntos en común.

Por un lado, asociaciones como la AEE y UNEF comenzaron su estrategia defensiva de la seguridad jurídica y retributiva basándose en el respeto a los derechos que tenían reconocidos; por otro, organizaciones como APPA y Anpier pasaron a la ofensiva adoptando una estrategia que buscaba la complicidad del Gobierno al pedir que no se subiese la tarifa mientras colocaban en su punto de mira a las compañías eléctricas, defendiendo una mayor intervención del mercado para mantener las primas renovables y limitando la retribución de ciertas tecnologías. Un planteamiento que reivindica el abaratamiento que las renovables producen en el precio del mercado eléctrico a costa de disimular el incremento en el coste del suministro y otorgando gran relevancia a la autarquía energética en una economía globalizada. A pesar de todo esto, continúa abierto un enfrentamiento entre tecnologías que pierde de vista lo que realmente les perjudica: la reforma energética del Gobierno.

La judicialización de la reforma

A mediados de julio se presentaron las líneas maestras de la reforma energética del Gobierno. La nueva normativa, compuesta por la nueva Ley del Sector Eléctrico así como por diversos Reales Decretos-Ley y Órdenes Ministeriales, algunos aprobados y otros por definir aún, augura un auténtico campo de batalla jurídico que se suma al ya iniciado por los recortes a las renovables realizados con anterioridad. El concepto de rentabilidad razonable, que rige el nuevo sistema retributivo para las energías renovables y la cogeneración, deja al margen al más utilizado en los países de nuestro entorno: el WACC, junto a la retroactividad con la que se quieren aplicar las medidas constituyen sus principales focos de controversia y serán los tribunales los que dictaminen si el Gobierno consigue su propósito o se ha excedido en su labor regulatoria.

Según Pablo Dorronsoro, socio de Baker&McKenzie, el momento clave para recurrir la reforma será la publicación de las órdenes ministeriales. Mientras tanto, un amplio frente se configura frente a la reforma del Gobierno: empresas del sector renovable y sus patronales, en sus dos vertientes, anuncian recursos contra el Gobierno. Varias Comunidades Autónomas, algunas del PP como Murcia y Extremadura encabezan la rebelión contra la nueva normativa del Gobierno, a pesar del voto favorable que han emitido sus diputados y senadores, así como la oposición socialista ya han presentado recursos ante el Tribunal Constitucional en defensa de los principios de seguridad jurídica y confianza legítima. Incluso Anpier llegó a hacer tambalear el proceso de contratación de las consultoras privadas, Roland Berger y Boston Consulting, que se encargarán de concretar los estándares de empresa eficiente y bien gestionada que especifica la reforma e incluir a cada instalación en su estándar correspondiente.

A nivel internacional, se encuentran ya en marcha los arbitrajes de inversión solicitados por productores fotovoltaicos y termosolares. Son los primeros; en próximos meses llegarán más, puesto que las empresas y fondos de inversión extranjeros intentarán hacer valer sus derechos. Conocido fue el malestar que se trasladó ante la reforma energética desde diferentes embajadas, especialmente de las de Estados Unidos y Japón. Quejas del exterior sobre la inestabilidad regulatoria en España, que pone en cuestión la rentabilidad de las inversiones realizadas y dificulta la llegada de nuevos inversores. De momento, ya se ha conocido que la firma estadounidense Solar Reserve renuncia a la central termosolar que iba a construir en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) a pesar del trato de favor que iba a recibir y que desveló El País. Y el 13 de enero Barack Obama recibe a Mariano Rajoy en la Casa Blanca…

De 2014 se espera una avalancha de recursos judiciales que se precipitará sobre la reforma energética del Ejecutivo, que abocará al sector a una situación inestable dominada por la incertidumbre y la inseguridad jurídica.

2013 (I): Y la política perpetuó el déficit tarifario

Culminado el azaroso proceso que ha terminado en diciembre con la aprobación de la Ley del Sector Eléctrico, es innegable que el comienzo de 2013 brindaba importantes pistas sobre cómo sería el devenir de los acontecimientos en materia energética a lo largo del año, dejando para otra entrega lo relativo a la intervención del mercado eléctrico, que bien podría ser el canto de cisne del ministro Soria en caso de que el informe de la CNMC no sea taxativo y prescinda de aportar las pruebas que justifiquen la anulación de la subasta CESUR de diciembre.

En este sentido, si en 2012 se daba cobertura legal al déficit de tarifa mediante una disposición final incrustada en el Real Decreto Ley sobre protección a los Empleados de Hogar, una enmienda añadida a última hora en el Senado a la Ley del Sector Eléctrico dejó sin efecto en diciembre, como si nunca hubiera existido, una Ley aprobada previamente en octubre por las Cortes Generales por la que Hacienda daba a Industria 2.200 millones para contrarrestar el déficit tarifario de 2013, medida presentada el 1 de febrero por José Manuel Soria en Consejo de Ministros.

Esta medida fue recogida en el Real Decreto 2/2013 de medidas urgentes en el sistema eléctrico y en el sector financiero: un paquete legislativo que modificó el sistema de primas a las renovables. El propio Soria lo defendió en el Congreso argumentando que era la forma «más justa y equilibrada» de combatir el déficit tarifario. Un anticipo de lo que sería la reforma eléctrica impulsada fatigosamente meses después y apenas atisbada por entonces; unas medidas que colocaban, en primera instancia, a las tecnologías renovables en el foco central de las causas principales del déficit por el desorbitado crecimiento de las primas y la potencia en los últimos años.

La ausencia de tacto y de diálogo ha sido una constante a la hora de legislar; la coordinación en el Ejecutivo no es mucho mejor. Que Cristóbal Montoro haya hecho prevalecer el objetivo de déficit público sobre la lucha contra el déficit de tarifa, desautorizando y arruinando el discurso realizado durante meses por José Manuel Soria y demás equipo ministerial, sigue también la senda marcada por el comienzo del año. 2013 arrancaba con un nuevo secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, teledirigido por la Oficina Económica de Moncloa dirigida por su hermano, Álvaro Nadal. Nadal tomaba posesión de su cargo avalando la gestión de su antecesor, Fernando Marti Scharfhausen, y mostrándose optimista ante un déficit de tarifa “encauzado”. Hace un año, este problema estaba en el ojo del huracán; ahora lo están el propio Nadal y su reforma, con el secretario de Estado momentáneamente desaparecido desde la anulación de la subasta eléctrica CESUR.

Si larga fue la espera de la reforma energética hasta que en julio se concretaron las medidas, mucha fue la especulación sobre la nueva normativa que José Manuel Soria y Alberto Nadal podían alumbrar. También se produjeron algunas declaraciones que no pasaron inadvertidas; en una entrevista a Expansión, Soria se jactó de que «la nueva ley eléctrica no gustará a las empresas del sector». Toda una declaración de intenciones que fue acompañada de su correspondiente salida de tono por Alberto Nadal con las alusiones que realizó en el Senado lamentando que el diálogo con la compañía eléctrica «clave» en la quema del carbón nacional -Endesa- no era «fluido» debido a que su titularidad accionarial es italiana.

Los excesos verbales y temeridades en materia energética no cesaron a lo largo del año con continuas contradicciones alrededor del déficit de tarifa. Este déficit comunicativo terminó contagiándose al presidente Mariano Rajoy, que terminó el año celebrando como un éxito de su Ejecutivo que la luz «sólo» suba un 2,3% en el primer trimestre de 2014.

Una subida intervenida que anticipa nuevas subidas en el recibo para próximos trimestres a raíz del mecanismo automático que se ha introducido en la Ley del Sector Eléctrico y que pretende que el Gobierno no sufra ningún coste político al desentenderse de la decisión de incrementar los peajes; en próximos meses veremos cómo el recibo sube y el Gobierno se sacude de encima la responsabilidad de tal subida para pasar a referirse a desajustes del sistema eléctrico corregidos por la Ley. Si hasta ahora el déficit procedía de la parte regulada del recibo, la intervención del mercado con un precio fijado por el Gobierno generará por primera vez déficit tarifario en la parte liberalizada al situarse muy por debajo de los precios marcados por el mercado de la electricidad, que apuntaba a subidas del 7-8% en el recibo, cifras alejadas al 11,5% que finalmente marcó la subasta pero también al 2,3% que fija el Gobierno.

Estas subidas futuras, que sin duda se producirán al estar recogidas en la Ley, buscan amortiguar los efectos políticos que podía tener la subida del 11,5% con las elecciones europeas en el horizonte. En todo caso, sigue la estrategia de huida hacia adelante. En contra de lo que manifestó en su balance de mitad de legislatura, Mariano Rajoy se dará cuenta en 2014 de que el déficit de tarifa no sólo no está encauzado sino que no cesa de generarse. Y de que lejos de solucionarle un problema, José Manuel Soria le ha creado varios: más déficit tarifario, litigiosidad, arbitrajes internacionales, temores de intervención del mercado, subida de la prima de riesgo en el precio de la energía en el mercado de generación. En definitiva, cronificación del problema.

Guerra eléctrica: Soria recula y Unesa reclama transparencia y que la CNMC publique su informe

Desde Canarias, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, atendió a la Cadena Ser en el programa dirigido por Pepa Bueno, Hoy por hoy. En todo momento evitó volver a repetir las palabras que han terminado por poner en pie de guerra a las compañías eléctricas. En una entrevista publicada en ABC durante este fin de semana, José Manuel Soria se mostró contundente al afirmar que “ha habido una clara manipulación o actuaciones para modificar los precios. Está claro. Además, se ha hecho de una manera muy burda”. El ministro también aseguró que sabe que existe “mucha preocupación en los cuarteles generales de las eléctricas”. Ante la insistencia de Pepa Bueno, José Manuel Soria reculó y se remitió a lo que refleja el informe de la CNMC que el Gobierno encargó al regulador: sólo ha hablado de “indicios de manipulación”, descartando haber señalado a nadie, y descargó de responsabilidad al Gobierno apuntando que en la subasta Cesur han concurrido “circunstancias atípicas”, que es lo que expresó la CNMC.

José Manuel Soria rechazó responder a las críticas que esta decisión le ha granjeado por parte de las compañías eléctricas. “Están en su derecho de decir lo que estimen oportuno. Yo no voy a entrar en debates estériles, esa no es la misión de un Gobierno. Nosotros tenemos que clarificar las circunstancias de por qué se ha dado algo anómalo”. A juicio del ministro, es “normal” que las compañías defiendan sus intereses privados, pero el Gobierno debe defender «el interés general», y por ello considera que se debe investigar por qué el precio de la pasada subasta eléctrica Cesur fue “extraordinariamente” alto.

En lo que no hay marcha atrás es en el nuevo sistema para la fijación de los precios. Soria espera presentarlo el próximo viernes en el Consejo de Ministros y que será el que fije el precio de la electricidad en 2014. Aunque no quiso decir si el recibo de la luz va a subir a partir del próximo 1 de enero, sí que descartó que sea del 11% porque “la economía española no podría soportar una subida así”. José Manuel Soria aseguró que en 2013 el incremento medio de la luz será del 1,7%, mientras que entre 2006 y 2012 subió a un ritmo del 9% anual, con lo que considera que las medidas tomadas por el Gobierno durante esta legislatura para controlar los precios de la electricidad fueron un “éxito”.

El resto de la entrevista, a pesar de los notables esfuerzos de una atónita Pepa Bueno, Soria se limitó a defender la reforma eléctrica aprobada el jueves pasado en el Congreso de los Diputados y a realizar ejercicios malabares verbales al asegurar que los ingresos y costes del sistema en 2013 “están equilibrados por primera vez en diez años” para inmediatamente después reconocer un desfase de 3.600 millones como consecuencia de su retirada del sistema eléctrico después de ser comprometidos por el Estado y aprobados por las Cortes Generales; un déficit que Soria escudó en el cumplimiento de un “objetivo superior”, el del déficit público impuesto por la Unión Europea. Sobre la proposición de ley de la Izquierda Plural, respaldada por toda la oposición, que proponía medidas contra la llamada pobreza energética y evitar que se cortara la luz a las personas que no tienen recursos para pagarla, especialmente en los meses de invierno, dijo que esa propuesta significaría una subida de la luz para que el resto de consumidores del sistema paguen el recibo a los que no pueden hacerlo.

Soria afirma que el nuevo mecanismo para fijar la luz recogerá mejor las «señales reales» del mercado

El ministro ha señalado que su Departamento ya está trabajando en un nuevo mecanismo para establecer el precio de la luz para los próximos meses, que será más acorde a lo que están siendo las «señales reales» del mercado y no a lo que salió de la última subasta, que terminó con una subida del 11,5%.

«La mejor subida sería la que no se produciría», indicó Soria, que recordó que mientras en el periodo 2006-2012 el precio de la electricidad en España subió un 64,3%, lo que significa un 9% cada año, en 2013 habrá subido un 1,7%, lo que supone «un incremento del 400% inferior a lo que se venía produciendo».

El titular de Indusdria ha afirmado que el Gobierno no va a entrar en «ningún debate» con la patronal eléctrica y ha insistido en que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia decidió invalidar la subasta tras detectarse «indicios de manipulación».

José Manuel Soria, que se encuentra en Fuerteventura para reunirse con empresarios del sector turístico, ha dicho a los medios que considera «legítimo» que las empresas eléctricas «defiendan sus derechos», pero ha querido dejar claro que el Gobierno tiene que defender el «interés general».

Unesa reclama el informe “ya”

El presidente de la Asociación Española de la Industria Eléctrica, Eduardo Montes, lamentó el «gravísimo daño» causado a las principales compañías eléctricas por la acusación de manipulación de la subasta eléctrica lanzada por el Gobierno y pidió que se haga público cuanto antes al informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) por el que se anuló la puja. A juicio de Eduardo Montes, “desde el Ministerio se nos ha acusado de manera muy dura de haber manipulado cuando no existe nada que permita decir eso», y recordó en numerosas ocasiones que las compañías eléctricas tienen una participación reducida en las subastas de fijación de precios, el 10% según manifestó en una entrevista a El Mundo.

El presidente de Unesa se quejó de la «demonización de las eléctricas» y aseguró que «se han sentido atacados»; por ello, ha pedido como es lógico que se haga público el informe de la CNMC cuanto antes. «Transparencia, transparencia, transparencia. Que nos expliquen lo que ha pasado. No hay derecho a las acusaciones. Hay que poner encima (de la mesa) el informe», reclamó, al tiempo que se ha mostrado tranquilo ante la investigación, al igual que hizo cuando el secretario de Estado, Alberto Nadal, anunció una investigación de la CNMC al mercado eléctrico el pasado 12 de diciembre, una semana antes de la subasta Cesur.

En las subastas para el suministro de último recurso, modalidad en la que están millones de hogares, Eduardo Montes señaló que participan «cantidad de oferentes», dentro de los que las empresas de Unesa (Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, EDP y E.ON) representan aproximadamente un 10% y el resto son operadores de mercado como grupos financieros, importadores. «No podemos consentir que se nos culpe, que se nos demonice de una cosa en la que representamos el 10%», sentenció el presidente de la patronal eléctrica.

La semana pasada el Gobierno decidió anular la 25ª subasta eléctrica, que concluyó con un incremento de precios del 25,6% -lo que se traduciría en un aumento de alrededor del 11% en el recibo que paga el consumidor-, después de que la CNMC concluyera que en su desarrollo hubo elementos atípicos. Respecto al resultado de la subasta, el presidente de Unesa señaló que, si se excluyen los nuevos impuestos a la generación y el céntimo verde que se aplicará en breve, los precios habrían quedado en unos 57 euros por megavatios-hora (MWh), un precio similar al de países como Reino Unido o Francia.

Por otro lado, también señaló que ciertos elementos podrían haber influido en el alza de precios: el aumento de la demanda por el frío, la baja producción eólica por la ausencia de viento, el incremento del precio del gas y la prima de riesgo que exige el mercado sobre operaciones a futuro (en la subasta se adquieren compromisos de compra de electricidad para el trimestre siguiente). «Entiendo que la subasta no ha sido diferente a las 24 anteriores. Ha seguido el mismo procedimiento y ha sido revisada in situ por el regulador», manifestó en reiteradas ocasiones y aseguró que las subastas son «uno de los pocos sistemas» para fijar precios. Por ello, mostró su confianza en que en los próximos días se establezca un nuevo mecanismo basado en el mercado. «Entre el Gobierno y la CNMC tendrán que arbitrar un sistema que permita, sin hacer un estropicio en el libre mercado, fijar el precio», consideró.

Unesa se persona en la CNMC para pedir que aclare lo antes posible lo ocurrido en la subasta

Directivos de la Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa) se personaron en la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMV) para pedirle que aclare «todos los extremos» de lo ocurrido en la subasta del pasado jueves, según se aprecia en el escrito presentado por la patronal eléctrica.

En el escrito presentado ante el regulador, Unesa solicita que se investigue, «a la mayor brevedad», si «ha habido o no comportamientos no competitivos u otras faltas en el desarrollo de la pasada subasta Cesur».

En caso afirmativo, la patronal pide que se identifiquen «los sujetos a quienes se deban imputar tales conductas, todo ello en aras a la transparencia del marco que debe presidir el desarrollo de la actividad de los agentes en el mercado».

El encargado de entregar el escrito ha sido el secretario general de Unesa, Pascual Sala, quien recuerda que el regulador tiene dos semanas como máximo tras la subasta para elaborar un informe que detalle los motivos de su recomendación.

No obstante, «a lo largo del fin de semana pasado han aparecido en los distintos medios de comunicación social numerosas noticias sobre las causas por las cuales se ha procedido a la anulación» de la subasta, y es este aspecto el que preocupa a la asociación, que reclama conocer de forma «urgente» lo sucedido.

Unesa también deja abierta la puerta a acudir a los tribunales. Su cometido, indica, es «la defensa de los intereses del sector al que representa y es de su interés que exista la mayor transparencia en el mismo, a cuyo fin puede ejercitar todo tipo de acciones legales y judiciales».

«Es de interés para Unesa que se investigue a la mayor brevedad si ha habido o no comportamientos no competitivos u otras faltas en el desarrollo de la subasta» y, «en caso afirmativo, que se determine los sujetos a quienes se deban imputar tales conductas», señala.

Triangulaciones y transparencias

La primera y fundamental es que este desenlace se haya generado mediante un proceso de triangulación entre gobiernos (el español, el mexicano y el argentino) que han desplazado a los responsables de las empresas. Algo que da cuenta de la baja calidad del capitalismo empresarial en estos tres países y del grado de intervencionismo aceptado, en una especie de cultura político-económico-empresarial latina.

La operación dinamita la estrategia de negociación de Antonio Brufau, quien preparía su dimisión en el Consejo de Administración según adelanta Vozpópuli. A su vez, la Caixa-Fainé (principal accionista de la petrolera) desautorizan al actual presidente de Repsol con su presencia en la reunión de tres horas en la que se fraguó el «Acuerdo». Y con su aquiescencia.

Por su parte, Brufau es un ejecutivo de carácter y, en muchos momentos, muy incómodo para los propios intereses de la entidad financiera catalana, incluyendo su proximidad al PSC, por lo que la opción de su salida ya se venía manejando en círculos restringidos desde hace tiempo y sonaba de forma insistente. Otra triangulación.

Con respecto a sus términos, lo que ha trascendido del acuerdo es que la entente entre Repsol y el Ejecutivo argentino por YPF se resuelve con una indemnización de 5.000 millones de dólares que hasta el momento era considerada insuficiente por la petrolera española (sólo el yacimiento de Vaca Muerta está valorado en unos 10.000 millones de dólares, incluyendo 6.000 de lucro cesante). Evidentemente, la suscripción del mismo implica la renuncia a las acciones de arbitraje internacional que Repsol tiene abiertas en el CIADI.

En la construcción del acuerdo entra como palanca, además, la formalización de un pedido de barcos para los astilleros gallegos que Pemex ha prometido al presidente Mariano Rajoy, así como la firma de la pipa de la paz en el accionariado de Repsol, donde la mexicana tiene un 9% del capital. Así, el gallego ha enviado de urgencia a Argentina, para dejar atados y bien atados los términos del acuerdo a José Manuel Soria, ministro de Industria, como embajador económico plenipotenciario, a efectos de escenificar el allanamiento de las posiciones españolas como un Acuerdo. Una operación a su medida.

A su vez, es evidente que el Gobierno está demostrando una apuesta importante por el desarrollo de las relaciones económicas con México (un país que, por otra parte, tiene solvencia a nivel internacional, además de estar en un proceso de revisión de largo recorrido de su política energética). En sentido contrario, no está tan claro que el acuerdo futuro con Argentina sea tan fiable, de forma que existan más dudas que garantías de que se cumpla en todos sus términos, o de que se conozcan la calidad y liquidez de los activos con los que se pagará la indemnización acordada.

Atentos a todo ello. Y a la sustitución de Brufau, que será por triangulación.

El problema del Castor, a punto de reventar

Todavía no ha pasado este problema al ejercicio telúrico de invocar el pasado, es decir de pasar por un tercer grado a todos los recientes ministros de Industria concernidos por la decisión de incluir esta infraestructura en la planificación energética.

A saber: José Montilla, su sucesor, la pasión turca de Joan Clos, alcalde en búsqueda de destino exterior exótico y Miguel Sebastián, que se encontró con la obligación de estampar su plácet en el portafirmas. Finalmente, José Manuel Soria concretó la retribución a la infraestructura, para después enviar las condiciones al Tribunal Supremo por entender que eran lesivas contra los intereses del Estado.

El desenlace de esta remisión ya lo conocemos, con la sentencia desfavorable del Tribunal Supremo. Confirma que nos saldrá cara la tentación a las inversiones y faraonismo de los operadores de sistema, emboscados con los constructores de infraestructuras. Y, confirma la debilidad (responsable) de la Administración y los ejecutivos, en estos procesos ante una envolvente tan correosa.

Sobre todo, en la medida en que cada vez es más palmario que el almacenamiento gasista Castor es innecesario para uno de los sistemas gasistas más versátiles del mundo como es el español con nueve regasificadoras y varios gaseoductos procedentes del norte de África. Para constatarlo aún más, la propia Gas Natural Fenosa lo hace público, quedando en la picota su funcionalidad.

Para colmo, los informes que se han publicado sobre su estabilidad y riesgos no son nada tranquilizadores y la patata, más que caliente, abrasadora, es una crisis en toda regla del actual ministro de Industria. Y, probablemente, es la crisis de la que menos es responsable en su ejecutoria (bastante cargada de chapuzas más recientes).

Por otra parte, el enfado en el Gobierno y en el Partido Popular con Florentino Pérez es morrocotudo, ya que logró calzar la infraestructura y ahora amenaza en ejecutar hasta el último céntimo de producirse su retrocesión. La capacidad del presidente de ACS y del Real Madrid de granjearse los apoyos en los sucesivos gobiernos es más que conocida y, además, es materia reservada «constructivista». Sólo así se pueden entender algunas de las infraestructuras autorizadas por los distintos Gobiernos en los últimos años en nuestro país.

Y, finalmente, por tiernos, quedan los avisos timoratos del Partido Popular al propio Pérez a través de los medios a cuenta de la política de fichajes del Madrid y de Christian Bale, ligados a la situación económica y energética del país, y filtrados a través de los digitales y que provocan sonrojo por pueriles.

En todo caso, el Castor enfila el momento de la verdad y las consecuencias del mismo (cierre, indemnización, compensación, asunción en la deficitaria tarifa gasista), ya están a la vuelta de la esquina. Está a punto de reventar.

Aislados por el mundo

Al igual que los Sistemas Eléctricos Insulares y Extrapeninsulares (SEIE), en la mayoría de los sistemas eléctricos aislados se sigue un modelo de retribución regulada. Es la solución más razonable dadas las características propias de estos sistemas: son de un tamaño generalmente reducido, frágiles desde un punto de vista energético y con un mix de generación limitado, sin olvidar su ya citado aislamiento respecto al conjunto del territorio nacional.

En estos sistemas regulados, los ingresos de los agentes son fijados por el propio regulador o bien existen reglas de retribución basadas en el reconocimiento de los costes que suponen producir energía en estos territorios. Hay que destacar que en estos sistemas, en un porcentaje superior al 50%, la potencia instalada corresponde a energía térmica (utilizando carbón, gas), llegando este porcentaje en casos como en los propios SEIE o Creta (Grecia) a ser de más del 90%. Como los costes de producción son siempre mayores que en los territorios continentales de los países a los que pertenecen, la energía resulta más cara en estos sistemas.

Con estas peculiaridades, los mayores costes de producción y el tener que abastecer a un mercado reducido complican que en estos sistemas exista más de un operador en la generación, la distribución o el transporte. No hay mercado suficiente para más. Y puesto que la energía es más cara, es habitual que los ciudadanos de estos territorios disfruten de una compensación en los precios de la energía para que todos los habitantes de un país terminen pagando la misma tarifa: en España, la propia Constitución garantiza en su artículo 138 la solidaridad entre las distintas partes del territorio español, “velando por un equilibrio económico justo entre todos, atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular”.

La excepción a esta regla la constituye la isla de Tasmania. Considerablemente minúscula en lo que respecta al territorio nacional, inferior a un 1% del total de Australia, Tasmania es lo suficientemente grande como para reunir las condiciones propicias para haber desarrollado un mercado de energía liberalizado, en el que la entrada de agentes es libre y el precio de generación lo define el mercado a través de subastas entre generadores y comercializadores. Con una alta penetración de la energía hidráulica, mayor al 80% gracias a sus ríos de curso rápido, el medio millón de habitantes de Tasmania disfruta de una energía considerablemente más barata que en sistemas eléctricos similares.

Sistemas con compensación

De la misma manera que en Tasmania, el precio de generación en Cerdeña (Italia) se establece mediante subastas. Pero también es cierto que para evitar momentos de escasez existe un plan de compra de energía que se remunera de forma regulada: primero mediante un pago por capacidad de antemano y posteriormente a través de un pago por energía producida a un precio acordado. Además, a diferencia de Tasmania, todos los ciudadanos italianos pagan lo mismo ya que se establece un precio medio del mercado eléctrico, compensando los precios de unas regiones con los de otras: una práctica generalmente extendida en los sistemas constitucionales para evitar discriminaciones entre ciudadanos de un mismo Estado.

Hay que recordar que en España se hace coincidir la tarifa que pagan los ciudadanos de los SEIE con la tarifa que se paga en la Península aunque, como ya se ha señalado, la de los primeros resulta bastante más cara. Lo que ocurre es que las diferencias existentes por tanto entre el precio real de la generación y el pagado por el consumidor final en los SEIE no se cargan directamente en la factura de la luz de todos los ciudadanos sino que se enjugan con una partida a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. Por otra parte, el sistema de retribución a la generación es regulado: los productores tienen un reconocimiento de los costes fijos (inversión más operación y mantenimiento) y de los costes variables (combustibles).

Escenarios similares se plantean en Córcega (Francia) y Creta (Grecia). En ambas islas nos encontramos con sistemas regulados en los que hay un generador prácticamente en exclusiva al que se le hace un reconocimiento de costes; también hay que mencionar que, al margen de este agente, existe una presencia mínima de productores renovables. La tarifa de estos territorios se fija al mismo precio que el existente para todo el territorio nacional (Francia o Grecia); en estos casos, la diferencia entre esta tarifa y el precio real que tiene la generación en estos territorios es pagada por el conjunto de consumidores nacionales con un impuesto adicional incluido en su factura eléctrica.

Hay dos casos parecidos a los últimos citados pero con sus correspondientes peculiaridades: Madeira y Alaska. En el archipiélago portugués también hay un productor mayoritario cuya retribución está regulada. Sin embargo, hay otros pequeños productores que generan en su conjunto el 28% de la energía de Madeira y que, de forma libre, pueden venderle energía de manera competitiva a la compañía mayoritaria hasta un máximo anual. Eso sí, la tarifa la fija el Gobierno portugués y vuelven a darse mecanismos de compensación para que la solidaridad nacional haga frente a los extracostes que la generación implica para estos territorios. La particularidad que presenta Alaska es que esta compensación se produce únicamente entre las diferentes zonas de Alaska y no con sus compatriotas de Estados Unidos.

De Hawái a Hong Kong

Los ejemplos citados, con la excepción manifiesta de Tasmania, constituyen reflejos del escenario eléctrico que España plantea con las Islas Baleares, Islas Canarias, Ceuta y Melilla. También podemos preguntarnos qué ocurre en casos diferentes como puede ser el de archipiélagos extremadamente alejados del territorio continental o el de territorios más o menos autónomos. En las islas Hawái, a 3.000 kilómetros de la costa de América, la tarifa la definen las autoridades en función de los costes de la generación y añadiendo un margen suficiente para hacer atractiva la instalación de grupos de generación a los inversores. Al igual que en Alaska, dado que no existe solidaridad entre los diferentes estados de Estados Unidos, los consumidores de Hawái son los que cargan con los sobrecostes de estos sistemas en la tarifa establecida.

Diferente es la situación de Puerto Rico, Estado Libre Asociado a Estados Unidos. La generación de electricidad no está liberalizada, lo que hace que esta actividad la realice una empresa gestionada directamente por el gobierno de la isla, con una tarifa acorde a los costes de generación. Ahora se plantean reducir su gasto eléctrico a medio plazo. Pero si hay una situación verdaderamente incomparable en el mundo es la de Hong Kong. Con una superficie de 1.108 km2, 9 veces más reducida que la de Puerto Rico, 7 millones de personas y ser uno de los centros financieros del mundo demandan que la potencia total instalada en Hong Kong sea de 10.646 MW, más del doble que la instalada en la isla caribeña. En este caso, tal y como sucede en Hawái, la tarifa la define el gobierno local al margen de las autoridades chinas con un reconocimiento de los costes de producción más una rentabilidad ya definida.