APPA denuncia que el 80% del biodiésel vendrá de «importaciones desleales» de Argentina e Indonesia

Alfonso Ausín, presidente de Appa Biocarburantes, lamentó que el Gobierno mantenga «paralizada» la orden y no aplicara finalmente la normativa para impedir la importación biodiésel de fuera de la Unión Europea, lo que, en su opinión, prorroga la «lenta agonía» de la industria nacional, por lo que reclamó un proyecto normativo que la modifique.

En ese sentido criticó que sigan «aumentando las importaciones desleales de biodiésel procedentes de Argentina e Indonesia» y apuntó que, según los últimos datos aduaneros, en los nueve primeros meses del año se importaron 1,1 millones de toneladas de biodiésel puro, un 31% más que en el mismo periodo de 2011, una cantidad que estaría valorada en más de 1.000 millones de euros.

De estas importaciones, el 54% procedían de Argentina y el 28% de Indonesia, dos países que, según APPA, «vienen actuando en competencia desleal, incurriendo en dumping», es decir, en venta por debajo de los precios de producción.

Tras la ausencia de desarrollo normativo, el biodiésel llegado a España este año desde Argentina superará previsiblemente las 723.000 toneladas del año pasado.

APPA denunció que estos dos países realizan dumping y asegura que la Comisión Europea reconoció recientemente esta circunstancia al poner en marcha un doble procedimiento «antidumping» y antisubvención.

La asociación lamentó «la poca diligencia demostrada hasta ahora por el Ministerio de Industria para resolver la profunda crisis que viene padeciendo la industria española del biodiésel», que en el primer semestre del año situó su tasa de funcionamiento en su mínimo histórico, el 9%.

La orden del biodiésel que limita las importaciones argentinas, en la que se asignan cuotas de producción de este combustible en España, fue anunciada por el Gobierno poco después de que el Ejecutivo argentino expropiase a Repsol un 51% de YPF.

El BNG exige al Gobierno que mantenga la suspensión a la importación de biodiésel y asigne cuotas a la producción nacional

Los nacionalistas gallegos pidieron así al Ministerio de Industria que anule la orden publicada el pasado 16 de octubre mediante la cual se suspendían las restricciones a la importación de biodiésel, procedente sobre todo de Argentina, decidida el pasado mes de abril a raíz de la expropiación del 51% de YPF a Repsol por parte del Ejecutivo de Cristina Fernández de Kirchner.

Así, se fijaban cuotas de refino para las empresas españolas y europeas, limitando las exportaciones desde Argentina, que el año pasado alcanzaron las 719.473 toneladas (casi la mitad del consumo de biocombustiles) con un valor de 750 millones de euros.

Sin embargo, con la decisión de hace unos días anulando la medida anterior, Industria dejó también sin efecto la convocatoria de asignación de cuotas a la producción del biodiésel español, con lo que no podrá aplicarse la Orden ministerial para proteger la producción en la Unión Europea.

Por eso, el BNG le pidió que dé «marcha atrás en su decisión de suspender las restricciones a la importación de biodiésel» y que cumpla con el siguiente paso de convocar la asignación de cuotas a la producción del biodiésel español.

Además, recordó que el sector ya había pedido «en reiteradas ocasiones» una norma de protección a la producción nacional para poder recuperar la actividad, sobre todo a la luz de que el sistema arancelario argentino hace que su biocombustible sea más barato incluso que la soja con la que lo fabrican.

El BNG exige al Gobierno que mantenga la suspensión a la importación de biodiésel y asigne cuotas a la producción nacional

Los nacionalistas gallegos pidieron así al Ministerio de Industria que anule la orden publicada el pasado 16 de octubre mediante la cual se suspendían las restricciones a la importación de biodiésel, procedente sobre todo de Argentina, decidida el pasado mes de abril a raíz de la expropiación del 51% de YPF a Repsol por parte del Ejecutivo de Cristina Fernández de Kirchner.

Así, se fijaban cuotas de refino para las empresas españolas y europeas, limitando las exportaciones desde Argentina, que el año pasado alcanzaron las 719.473 toneladas (casi la mitad del consumo de biocombustiles) con un valor de 750 millones de euros.

Sin embargo, con la decisión de hace unos días anulando la medida anterior, Industria dejó también sin efecto la convocatoria de asignación de cuotas a la producción del biodiésel español, con lo que no podrá aplicarse la Orden ministerial para proteger la producción en la Unión Europea.

Por eso, el BNG le pidió que dé «marcha atrás en su decisión de suspender las restricciones a la importación de biodiésel» y que cumpla con el siguiente paso de convocar la asignación de cuotas a la producción del biodiésel español.

Además, recordó que el sector ya había pedido «en reiteradas ocasiones» una norma de protección a la producción nacional para poder recuperar la actividad, sobre todo a la luz de que el sistema arancelario argentino hace que su biocombustible sea más barato incluso que la soja con la que lo fabrican.

Airbus fabricará biocombustibles con Sinopec para la aviación china

El fabricante europeo aportará sus conocimientos técnicos mientras que Sinopec, que trabaja con la Aviación Civil de China en los certificados de aeronavegabilidad y ya desarrolló su propia tecnología, se encargará de producir el biocombustible, explicó Airbus.

La petrolera china fabricará el carburante a partir de biomasa y de aceite de deshecho en una refinería de nueva construcción con capacidad para producir a gran escala en la ciudad de Hangzhou, cercana a Shangai.

La colaboración entre ambos socios tiene por objetivo desarrollar una cadena de valor en China con materias primas exclusivamente locales y acelerar la comercialización del combustible alternativo resultante.

Los biocombustibles son «la clave en la hoja de ruta para lograr reducir las emisiones de CO2», señaló la presidenta de Airbus en China, Laurence Barron, mientras que el vicepresidente Senior de Sinopec, Dai Houliang, consideró que, además de «contribuir al crecimiento sostenible, (los nuevos carburantes) darán respuesta al incremento de la demanda» en el país asiático.

Airbus fabricará biocombustibles con Sinopec para la aviación china

El fabricante europeo aportará sus conocimientos técnicos mientras que Sinopec, que trabaja con la Aviación Civil de China en los certificados de aeronavegabilidad y ya desarrolló su propia tecnología, se encargará de producir el biocombustible, explicó Airbus.

La petrolera china fabricará el carburante a partir de biomasa y de aceite de deshecho en una refinería de nueva construcción con capacidad para producir a gran escala en la ciudad de Hangzhou, cercana a Shangai.

La colaboración entre ambos socios tiene por objetivo desarrollar una cadena de valor en China con materias primas exclusivamente locales y acelerar la comercialización del combustible alternativo resultante.

Los biocombustibles son «la clave en la hoja de ruta para lograr reducir las emisiones de CO2», señaló la presidenta de Airbus en China, Laurence Barron, mientras que el vicepresidente Senior de Sinopec, Dai Houliang, consideró que, además de «contribuir al crecimiento sostenible, (los nuevos carburantes) darán respuesta al incremento de la demanda» en el país asiático.

Argentina fija un impuesto móvil a sus exportaciones de biodiésel

La tasa será fijada quincenalmente por una comisión integrada por los Ministerios de Industria y de Economía.

Hasta ahora, sobre las exportaciones de biodiésel pesaba un derecho del 24 por ciento, tasa fijada hace cerca de un mes en sustitución de otra del 12 por ciento.

Fernández explicó que aquel cambio buscó mejorar la capacidad ociosa de la industria de procesamiento del poroto de soja, principal cultivo argentino, que prefería volcarse al biodiésel.

Pero desde aquella subida del impuesto a la exportación, el valor del biodiésel cayó fuertemente en un mercado expuesto a la «volatilidad y la especulación», según Fernández, por lo que el Gobierno resolvió modificar nuevamente el esquema de derechos a la exportación.

Según datos oficiales, el año pasado Argentina alcanzó exportaciones de biodiésel por importe de 2.000 millones de dólares.

En el país hay una veintena de plantas productoras de biodiésel localizadas principalmente en el sur de Santa Fe, cerca a la zona productora de aceite de soja, derivado oleaginoso utilizado para elaborar biocombustibles.

El sector ha experimentado un fuerte crecimiento en Argentina desde que en 2006 se aprobó una ley que obliga a mezclar desde 2010 los combustibles tradicionales con componentes renovables.

El acto encabezado por Fernández ha sido la primera aparición pública de la mandataria desde las multitudinarias protestas contra sus políticas el jueves últimos en varias ciudades del país, asunto sobre el que no se pronunció.

Argentina fija un impuesto móvil a sus exportaciones de biodiésel

La tasa será fijada quincenalmente por una comisión integrada por los Ministerios de Industria y de Economía.

Hasta ahora, sobre las exportaciones de biodiésel pesaba un derecho del 24 por ciento, tasa fijada hace cerca de un mes en sustitución de otra del 12 por ciento.

Fernández explicó que aquel cambio buscó mejorar la capacidad ociosa de la industria de procesamiento del poroto de soja, principal cultivo argentino, que prefería volcarse al biodiésel.

Pero desde aquella subida del impuesto a la exportación, el valor del biodiésel cayó fuertemente en un mercado expuesto a la «volatilidad y la especulación», según Fernández, por lo que el Gobierno resolvió modificar nuevamente el esquema de derechos a la exportación.

Según datos oficiales, el año pasado Argentina alcanzó exportaciones de biodiésel por importe de 2.000 millones de dólares.

En el país hay una veintena de plantas productoras de biodiésel localizadas principalmente en el sur de Santa Fe, cerca a la zona productora de aceite de soja, derivado oleaginoso utilizado para elaborar biocombustibles.

El sector ha experimentado un fuerte crecimiento en Argentina desde que en 2006 se aprobó una ley que obliga a mezclar desde 2010 los combustibles tradicionales con componentes renovables.

El acto encabezado por Fernández ha sido la primera aparición pública de la mandataria desde las multitudinarias protestas contra sus políticas el jueves últimos en varias ciudades del país, asunto sobre el que no se pronunció.

La CE está a favor de limitar el uso de biocombustibles provenientes de cultivos

En concreto, precisa que del 10% de combustibles renovables que la UE se ha fijado como objetivo utilizar en el sector transporte para 2020, sólo la mitad deberá proceder de cultivos.

El restante 5% deberá ser cubierto con biocombustibles de segunda generación, es decir, fabricados a partir de residuos, tal y como explicó la portavoz comunitaria Marlene Hozler en rueda de prensa.

Hozler confirmó que la propuesta -que aún debe recibir el visto bueno del colegio de la CE, advirtió- será en este sentido, pero negó que suponga que Bruselas retira su apoyo al uso de biocombustibles.

«No es un cambio en la política, es una señal a los Estados miembros de que queremos usar más los biocombustibles de segunda generación», indicó.

«El objetivo de la propuesta actual es comenzar una transición hacia los biocombustibles que suponen un ahorro de emisiones de gases (de efecto invernadero) significativas, también estimando el cambio que supone el uso indirecto de las tierras en las emisiones«, señala el prólogo del texto.

En esencia, la iniciativa penaliza a los biocombustibles tradicionales por su impacto medioambiental, priorizando el uso de alternativas producidas a partir de desechos o residuos agrícolas como la paja.

Una de las desventajas que presentan los biocombustibles basados en cultivos es el impacto que tienen sobre el uso del suelo, ya que se necesitan importantes superficies para su producción, con lo que se quita espacio a bosques y terrenos agrícolas.

El uso de cultivos para fabricar biocombustibles puede también repercutir negativamente en el precio de los alimentos, tal y como denuncian ONG como Oxfam.

En un reciente estudio, Oxfam afirma que con la tierra necesaria para producir biocombustibles para llenar los depósitos de los vehículos europeos durante un año, se podría producir maíz y trigo suficiente para alimentar a 127 millones de personas.

El comisario de Energía, Günther Oettinger, y la comisaria de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, también aludieron a esta cuestión, al destacar que los de los biocombustibles de segunda generación «no compiten con los alimentos, ni requieren más tierras».

«Estamos impulsando los biocombustibles que nos ayudan a rebajar de manera sustancial las emisiones de dióxido de carbono (CO2), no compiten con los alimentos y que son sostenibles y verdes al mismo tiempo», indicaron Oettinger y Hedegaard en una nota conjunta.

Por su parte, la ONG Oxfam celebró la «excelente noticia» que supone que la CE haya reconocido los problemas que, a su juicio, los biocombustibles están causando, como los «crecientes precios de los alimentos, que aumentan el hambre, y la aceleración del cambio climático», en palabras de su especialista, Marc Olivier Herman.

Oxfam también alertó de una posible contra-ofensiva de la industria y los lobbies del sector, ante la propuesta de la CE.

«Los gobiernos de la UE y la CE deben resistir la reacción de los grupos de presión de la industria y la agricultura que han engordado con los enormes subsidios y exenciones de impuestos como resultado de esta locura política de biocombustibles», apuntó Herman.

La CE está a favor de limitar el uso de biocombustibles provenientes de cultivos

En concreto, precisa que del 10% de combustibles renovables que la UE se ha fijado como objetivo utilizar en el sector transporte para 2020, sólo la mitad deberá proceder de cultivos.

El restante 5% deberá ser cubierto con biocombustibles de segunda generación, es decir, fabricados a partir de residuos, tal y como explicó la portavoz comunitaria Marlene Hozler en rueda de prensa.

Hozler confirmó que la propuesta -que aún debe recibir el visto bueno del colegio de la CE, advirtió- será en este sentido, pero negó que suponga que Bruselas retira su apoyo al uso de biocombustibles.

«No es un cambio en la política, es una señal a los Estados miembros de que queremos usar más los biocombustibles de segunda generación», indicó.

«El objetivo de la propuesta actual es comenzar una transición hacia los biocombustibles que suponen un ahorro de emisiones de gases (de efecto invernadero) significativas, también estimando el cambio que supone el uso indirecto de las tierras en las emisiones«, señala el prólogo del texto.

En esencia, la iniciativa penaliza a los biocombustibles tradicionales por su impacto medioambiental, priorizando el uso de alternativas producidas a partir de desechos o residuos agrícolas como la paja.

Una de las desventajas que presentan los biocombustibles basados en cultivos es el impacto que tienen sobre el uso del suelo, ya que se necesitan importantes superficies para su producción, con lo que se quita espacio a bosques y terrenos agrícolas.

El uso de cultivos para fabricar biocombustibles puede también repercutir negativamente en el precio de los alimentos, tal y como denuncian ONG como Oxfam.

En un reciente estudio, Oxfam afirma que con la tierra necesaria para producir biocombustibles para llenar los depósitos de los vehículos europeos durante un año, se podría producir maíz y trigo suficiente para alimentar a 127 millones de personas.

El comisario de Energía, Günther Oettinger, y la comisaria de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, también aludieron a esta cuestión, al destacar que los de los biocombustibles de segunda generación «no compiten con los alimentos, ni requieren más tierras».

«Estamos impulsando los biocombustibles que nos ayudan a rebajar de manera sustancial las emisiones de dióxido de carbono (CO2), no compiten con los alimentos y que son sostenibles y verdes al mismo tiempo», indicaron Oettinger y Hedegaard en una nota conjunta.

Por su parte, la ONG Oxfam celebró la «excelente noticia» que supone que la CE haya reconocido los problemas que, a su juicio, los biocombustibles están causando, como los «crecientes precios de los alimentos, que aumentan el hambre, y la aceleración del cambio climático», en palabras de su especialista, Marc Olivier Herman.

Oxfam también alertó de una posible contra-ofensiva de la industria y los lobbies del sector, ante la propuesta de la CE.

«Los gobiernos de la UE y la CE deben resistir la reacción de los grupos de presión de la industria y la agricultura que han engordado con los enormes subsidios y exenciones de impuestos como resultado de esta locura política de biocombustibles», apuntó Herman.

Francia solicitará un parón en el desarrollo de biocombustibles que compiten con cultivos de alimentos

Para dar ejemplo, el desarrollo de los biocarburantes quedará congelado en Francia en el objetivo de un 7%, aunque no se cuestionarán las inversiones realizadas ni los empleos del sector, explicó el titular de Agricultura, Stéphane Le Foll en una comunicación publicada al término del Consejo de Ministros.

Le Foll señaló que París «promoverá una posición colectiva» en la Unión Europea.

Detrás de esa iniciativa está el tirón del precio de los cereales y de las oleaginosas que, según su análisis, «es susceptible de poner en peligro la seguridad alimentaria de los países más pobres» y está causando efectos también en Francia al encarecer los costos de los piensos para los ganaderos, que pueden acabar afectando al bolsillo del consumidor final.

Ante esa situación, el Gobierno francés adoptó «un plan de acción» con acciones a escala internacional, europea y nacional, entre las que se incluye la de los biocarburantes.

Además, Francia tiene intención de movilizar las instancias del G20 para garantizar «una buena coordinación de las políticas de los grandes actores de los mercados agrícolas» y relanzar en la FAO (Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación) iniciativas para producir más y mejor y reforzar las reservas para situaciones de urgencia .

Las autoridades francesas abogarán por un reforzamiento de las reglas europeas sobre los mercados financieros para que «tengan mejor en cuenta las especificidades de las materias primas agrícolas».

En esa línea, pedirán a la Comisión Europea que refuerce los mecanismos de regulación y para amortiguar la volatilidad de precios en el marco de la actual reforma de la Política Agraria Común (PAC).

En el interior de Francia, el Ejecutivo indicó que facilitará la ejecución del programa para modernizar y aumentar la capacidad de almacenaje de productos agrícolas, elaborará un plan de desarrollo de producción de proteínas vegetales, ayudará a los ganaderos a responder al incremento de sus costos y aumentará en 10 millones de euros la partida para ajustar a las normas las granjas de cerdas.

El ministro indicó que los productores de cereales, por su parte, van a crear un fondo de ayuda a los ganaderos de 100 millones de euros.

También que habrá una negociación comercial entre los productores agrícolas y ganaderos con los grupos de distribución sobre la integración de las subidas de precios, y que velará para «proteger al consumidor».