La Ciudad de la Energía del Bierzo

Es verosímil que el Presidente Rodríguez Zapatero, leonés de adopción, preguntara a sus asesores en 2004, antes del Consejo de Ministros celebrado en León, «¿qué proyecto de enjundia puedo anunciar a mis paisanos?» Alguien podría haber sugerido uno basado en el uso limpio del carbón, base de la economía de la región en el pasado, para dinamizar la zona del Bierzo y para apoyar a un sector necesitado de oxígeno, -de ahí el empeño en la oxicombustión-. Es evidente que ni el generador de la idea ni los asesores que la transmitieron al Presidente analizaron que España posee solamente el 0,1 % de las reservas mundiales confirmadas de carbón -de mala calidad- cuya duración estimada al ritmo actual de producción es de 29 años.

El Sr. Azuara, Presidente de la Fundación Ciudad de la Energía, en la entrevista que Energía Diario publicó el pasado 13/11/07, afirma que “El desarrollo de tecnologías de carbón limpio es independiente de las posibilidades del carbón nacional. Si el carbón vuelve a cobrar importancia es porque las reservas son enormes, y hay países que son grandes productores y que están interesados en que su comercio se mantenga. Es una materia prima considerada estratégicamente importante.”

Su respuesta merece un análisis. La evidencia de los datos hace imposible estar en desacuerdo con la primera parte. Por otro lado, es bien sabido que las reservas mundiales confirmadas de carbón (463 Gtep) son más abundantes que las de petróleo (165 Gtep) o de gas natural (Gtep) y que la relación reservas/producción es superior a 150 años para el carbón. Por tanto, también de acuerdo parcial con su segunda frase. Se debe matizar, sin embargo, que USA (27,1 %), China (12,6 %) e India (10,2 %) acumulan el 50 % de las reservas mundiales confirmadas, mientras que Rusia (17,3 %), Australia (8,6 %) y Sudáfrica (5,4 %) poseen más del
31 % de las mismas. En un previsible horizonte de escasez de fuentes de energía primaria es altamente probable que los seis países que controlan más del 81 % del carbón mundial se decidan por su consumo doméstico; si alguno de ellos exportara parte de su producción lo haría a unos precios significativamente más altos que los actuales. También, pues, de acuerdo con el Sr. Azuara en su última frase, pero observando que ni el suministro futuro del carbón ni su bajo precio están garantizados, sino todo lo contrario.

En un riguroso informe de 2004 de la Academia de las Tecnologías de Francia sobre la Energía en el siglo XXI se puede leer “ Su desarrollo”-el de las tecnologías de separación y almacenamiento de CO2 (SAC)-“vendrá de países como los Estados Unidos o China que tienen un interés directo para continuar la explotación de sus recursos de carbón. El Norte de Europa tiene igualmente gran interés por las posibilidades de almacenamiento en acuíferos salinos del mar del Norte. Su rentabilidad económica no está asegurada en absoluto y sus riesgos exigen un análisis profundo.” Parece excluirse, por tanto, a la UE del desarrollo de las tecnologías de carbón limpio, aunque posee el 4 % de las reservas mundiales; su desarrollo tecnológico, argumentan los defensores europeos de SAC, se podría justificar, principalmente, para su exportación a los seis países carboníferos citados. En cualquier caso, y considerando que el informe mencionado sólo representa una opinión razonable , la UE debería evaluar el esfuerzo económico y la dedicación de investigadores al desarrollo y demostración de tecnologías de SAC frente a otras alternativas energéticas con bajas o nulas emisiones de CO2, como las energías renovables y la nuclear.

Si países como Alemania, Holanda, Suecia, Dinamarca, etc. con una alta capacidad tecnológica debieran examinar su dedicación intensiva a las tecnologías de SAC, ¿qué debería hacer España? Un escollo importante es que no existen empresas tecnológicas españolas relacionadas con la conversión energética del carbón. Las empresas eléctricas, usuarias de esas tecnologías, intentaron con poco éxito realizar incursiones en I+D en el Programa PIE (1979-1997). Bien es verdad que el Sector Eléctrico reconoce que el esfuerzo de ese programa se centró en la innovación y no en el desarrollo de nuevas tecnologías.

El proyecto original de la Ciudad de la Energía relativo a las tecnologías de uso limpio del carbón consistía, al parecer -porque la información pública brilla por su ausencia-, en diseñar y construir un pequeño combustor (3 a 5 Mw) operado con oxígeno, para repetir con años de retraso lo que ya se había investigado en el resto del mundo. Quizá, en parte, por las críticas que recibió ese proyecto o, quizá, por la reconsideración racional por parte de los actores- entre los cuales no aparecía ninguno de los investigadores españoles conocidos internacionalmente en el mundo de la combustión- su orientación cambió radicalmente. Aunque la información sigue siendo escasa, a mitad de octubre se ha anunciado en la prensa que el nuevo proyecto consistirá en una caldera de carbón pulverizado de 20 MW con oxicombustión, junto con una caldera de 15 MW para demostrar el método de carbonatación/calcinación para la separación del CO2. Los actores principales pasan a ser dos empresas transnacionales con interés en la separación del Oxígeno del aire y de tecnologías de combustión, en general. Con este planteamiento la probabilidad de que se construyan las dos plantas, operen durante unos años y, probablemente, vendan kWh aumenta. Pero, incluso si el proyecto tuviera un éxito total y se desarrollara una tecnología de uso limpio de carbón, un observador perspicaz se preguntaría qué obtiene España en este proceso. La tecnología, al no existir empresas españolas comercializadoras, quedaría, como es lógico, en manos de las dos empresas que la desarrollaran. La inversión de 70 o de 400 M€ para este proyecto que el Sr. Azuara, sin precisar demasiado, indica tendría que reportar más beneficios que los que pobremente se pueden atisbar. En la entrevista se dice que “Se trata de generar un proceso tecnológico que arrastre a las empresas.” Esta frase no parece tener mucho sentido y no resiste un análisis. Las empresas eléctricas españolas seguirían teniendo que comprar la tecnología de SAC a las dos transnacionales. ¿O hay acuerdos adicionales que no se mencionan? Los contribuyentes a los Presupuestos Generales del Estado deberían conocerlos, si es posible.

Reseñar, también, que las respuestas están plagadas de afirmaciones técnicamente incorrectas, lo cual es disculpable dada la experiencia del Sr. Azuara en otro campo de la energía ajeno al carbón. Una precisión adicional; España no ha de “mantener una posición de liderazgo en la lucha contra el cambio climático”; nunca la ha tenido y es muy probable que este tipo de proyectos sólo contribuyan a la visibilidad superficial sin contenido substancial de fondo. Finalmente, opinar que el carbón está asociado al pasado del Bierzo, comarca -para mí entrañable- que merece un desarrollo de envergadura, aunque centrado en temas de futuro con impacto a corto y medio plazo.

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