De Kioto a París, la cuenta atrás para salvar el clima

Servimedia.- En 2005, el mundo dio su primer gran paso en la lucha contra uno de los mayores desafíos del siglo XXI: entraba en vigor el Protocolo de Kioto, el primer tratado internacional que marcó obligaciones legales de reducción de gases de efecto invernadero para los países industrializados. Los Estados que lo ratificaron redujeron en un 22,6% sus emisiones hasta 2012 y, aunque muchos lo han tachado de insuficiente, sentó las bases para futuros acuerdos sobre cambio climático. Como el que debe salir de París el próximo mes de diciembre.

Según Naciones Unidas, entre todos los países que ratificaron el Protocolo, 37 países industrializados y la Unión Europea, redujeron en un 22,6% sus emisiones hasta 2012, respecto a los niveles de 1990, gracias a Kioto, cifra que supera con creces el 5,2% que contempla el documento. España, como tal, no figura en el Protocolo, pero la Unión Europea «estableció la cuota de cada uno de sus Estados miembro, a base de directivas», según el responsable de Cambio Climático y Energía de Greenpeace en España, José Luis García Ortega. Y, aunque España se comprometió a limitar sus emisiones en un 15%, cerró el periodo 2008-12 con una caída cercana al 24%.

Lamentablemente, el hecho de que un grupo de países haya cumplido con sus compromisos legales no significa que las emisiones globales hayan parado de crecer. Porque, además, Kioto entró en vigor sin tres de los mayores contaminantes del mundo: sin Estados Unidos, que no lo quiso ratificar, y sin China e India, porque los países emergentes estaban libres de cumplir con estas exigencias. Según José Manuel Moreno, miembro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), las emisiones de gases de efecto invernadero «ni siquiera se han estabilizado». En la actualidad, según Moreno, las emisiones mundiales siguen aumentando a un ritmo de un 2,2% anual.

Para el segundo periodo de compromiso del Protocolo, que comprende del 2013 al 2020, se adoptó la conocida como Enmienda de Doha, una batería de modificaciones que hicieron más ambicioso el texto inicial e incluían ayudas para la adaptación de los países más vulnerables. El acuerdo que habrá de sustituir a Kioto más allá de 2020 se acordará, previsiblemente, en la Cumbre sobre Cambio Climático de Naciones Unidas que se celebrará en París este diciembre.

«Por parte de la Unión Europea, el compromiso es firme», señaló recientemente Federico Ramos, por entonces secretario de Estado de Medio Ambiente. En concreto, la Unión Europea se plantea reducir «hasta» en un 40% sus emisiones respecto a las de 1990, pero la propuesta no satisface a Greenpeace, que pide al menos un 55%». «En 20 años ya no estaría a nuestro alcance, con la tecnología actual, el detener un aumento de 2 grados de la temperatura mundial», advierte Moreno.

Para este miembro del IPCC, «el plazo para actuar es corto y la intensidad de las reducciones habrá de ir mucho más allá» de Kioto. «La meta», aseguró, «igual que fijaron los Gobiernos, no puede ser otra que evitar que el planeta se caliente por encima de los 2ºC, y eso implica reducciones de entre un 40 y un 70% de aquí a mediados de siglo y alcanzar emisiones netas nulas para finales de siglo».

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