La solar fotovoltaica, en suspenso

En algún momento habría que reflexionar sobre la evolución de las noticias en torno al sector de la energía solar fotovoltaica, desde la aprobación del Real Decreto 1578/2008, escisión imperiosa del R.D. 661/2007, cuyo tratamiento regulatorio desembocó en un crecimiento bastante incontrolado del sector y sus expectativas (razonables a partir de las actuaciones del entonces regulador).

Desde el momento en que se aprueba este Real Decreto, este sector ha generado un torrente de información, en muchos casos no beneficiosa por las consecuencias derivadas del mismo. En primer lugar, la famosa presunción de culpabilidad de la ‘redada’ de la CNE contra las instalaciones acusadas de ‘fraude’ por su incorporación en los registros sin que estuvieran vertiendo energía en el sistema (unas por unas razones y por unos responsables y otras por otras razones y otros responsables, pero metidas en el mismo saco). El hecho es que hoy sabemos poco de las conclusiones de la investigación y de la clasificación o taxonomía de las faltas (si las hubiera y sus consecuencias), para identificar el volumen real de las mismas (y, eso, sin contar el derecho de recurso y el intento de aplicar interpretaciones legislativas a lagunas legales precedentes).

Con posterioridad a este Real Decreto, uno de los mecanismos que venía asociado para ordenar la evolución del sector eran las convocatorias para la adjudicación de proyectos que establecía esta norma. Esto genera, por una parte, una importante expectación y al mismo tiempo por el volumen reducido del cupo total para 2009 (500 MW) y, por otra parte, su demora (por distintos motivos y razones, que son cosas diferentes) están agravando la situación de un sector que se ha visto obligado a un ajuste en seco.

Unido a esto, los representantes del sector vienen señalando que el Ministerio de Industria está aplicando ‘un recorte en las primas para las instalaciones fotovoltaicas en suelo superior’ al máximo trimestral del 2,5% debido a que la norma establece unos máximos de potencia a instalar trimestrales para las instalaciones en suelo y en techo. Cuando en una convocatoria las peticiones superan el 75% del cupo, se aplica una rebaja progresiva de las primas. El descuento tiene un tope del 2,5% trimestral y del 10% en el año.

En este caso y, al haberse superado con creces en la primera convocatoria el cupo trimestral de suelo, Industria ha seguido aplicando la rebaja hasta alcanzar el 4%. Además, ha sumado una potencia adicional por el trasvase de potencia de tejado a suelo que podría recortar hasta el 8% las primas.

El mejor reflejo de todas estas cuestiones y de algunas más que están en ciernes y que analizaremos en próximos días se cristaliza en los procesos de financiación asociados, consecuencia de la identificación de riesgos que dificultan estas operaciones, en un momento además de menor fluidez crediticia. Por tanto, parece lógico reclamar la necesidad de consciencia y conciencia de estabilidad regulatoria para este sector y su futuro, y que todas estas incertidumbres se vayan resolviendo con sentido común y comprendiendo los mecanismos financieros y su articulación con la iniciativa empresarial. Sobre todo por gestionar eficaz y racionalmente la realidad del gestor, para evitar nuevos vaivenes maniqueos

Señoras y señores

Lo siguiente a la materialización de la crisis de un gobierno (la remoción de alguno de sus miembros en el uso de las atribuciones que tiene el Presidente) es su gestión y la toma de posiciones de cada uno de los actores, presentes, ausentes y representados en el denominado teatro de operaciones. Por ello, esta picana está dedicada a los que son y serán protagonistas en momentos sucesivos de nuestra actualidad económica relacionada con el sector energético.

Elena Salgado / Miguel Sebastián. De la relación entre Elena Salgado y Miguel Sebastián, todavía evidentemente una incógnita, se pueden derivar importantes consecuencias para el sector energético. Hay que tener en cuenta que la nueva Vicepresidenta, desprovista del prestigio internacional de Pedro Solbes, también queda despojada de la relación con los mercados financieros de David Vegara, todo de una sola tacada. Algo que vuelve a poner a Miguel Sebastián, por su bagaje intelectual y profesional, como el macroeconomista de cabecera del Gobierno, al menos en la teoría (dados los procelosos momentos políticos presentes y venideros que impiden consolidar cualquier teoría a ciencia cierta).

Miguel Sebastián / Elena Salgado. Lo cierto es que parece que la salida de Solbes y Vegara podía atisbar que está más cerca la resolución del problema del déficit tarifario y el aval del Estado a la financiación de esta deuda mediante subastas, algo en lo que el equipo anterior de Economía se las había hecho pasar mal al actual titular de Industria, tanto, que había una cierta sensación de extenuación en los últimos momentos previos a la crisis de gobierno. En todo caso, cabe la pregunta de si Fernández Ordóñez en una operación de estas características tiene algo que decir todavía o, incluso, pueden intervenir algún que otro electrón suelto, incluyendo la Moncloa. La pregunta es: ¿el fin está cerca o es sólo el principio?

– En tanto, Pedro Marín, nuevo/renovado Secretario de Estado de Energía, celebró ayer su toma de posesión, con la mirada puesta en una mesa. Empiezan a acumularse cuestiones abiertas desde hace tiempo, algunas con capacidad de poner a prueba los nervios del más templado.

– Por su parte, Luis Berenguer, presidente de la Comisión Nacional de Competencia (CNC) que, al hilo de la consabida reforma de los órganos reguladores sectoriales en el albero, promueve el abrazo del oso, el acogimiento en su seno, casi en términos de sucursalismo, de las Comisiones Nacional de Energía y del Mercado de Telecomunicaciones. Hay que recordar, al menos en la energía, que este órgano regulador tiene otras funciones añadidas complementarias muy diferentes además de la competencia (aunque a través de su acción regulatoria deba promover la competencia y el mercado, pese a sus diatribas ideológicas internas actuales). El resultado sería una competencia sin competencia, valga la redundancia, un monopolio relativo a la competencia o a los reguladores independientes. Tampoco podemos decir que este organismo se ha lucido en exceso en la primera cuestión relevante relativa a las operaciones corporativas del sector energético, la adquisición de Unión Fenosa por parte de Gas Natural, donde parece que prometía en exceso sus actos previos y el “bajonazo final” nos llevó al terreno de las condiciones inverosímiles o “mágicas”. En suma, parece que esto de la competencia, cuando las cosas se ponen serias, provoca derivas. Visto así, la pregunta es por qué la CNE o la CMT no son absorbidas por la Inspección de Hacienda.

– Ah, y para finalizar esta glosa, en su página en el suplemento Negocios, Miguel Ángel Noceda se explaya con el sector energético y su renovación generacional, en paralelo a su proceso de privatización y cambio de propiedad operado en estos últimos años. Un artículo profuso, trufado de nombres, comentarios más o menos intencionales según el propietario de sus negritas. ¿Por qué? ¿La operación sigue abierta?

Señoras y señores

Lo siguiente a la materialización de la crisis de un gobierno (la remoción de alguno de sus miembros en el uso de las atribuciones que tiene el Presidente) es su gestión y la toma de posiciones de cada uno de los actores, presentes, ausentes y representados en el denominado teatro de operaciones. Por ello, esta picana está dedicada a los que son y serán protagonistas en momentos sucesivos de nuestra actualidad económica relacionada con el sector energético.

Elena Salgado / Miguel Sebastián. De la relación entre Elena Salgado y Miguel Sebastián, todavía evidentemente una incógnita, se pueden derivar importantes consecuencias para el sector energético. Hay que tener en cuenta que la nueva Vicepresidenta, desprovista del prestigio internacional de Pedro Solbes, también queda despojada de la relación con los mercados financieros de David Vegara, todo de una sola tacada. Algo que vuelve a poner a Miguel Sebastián, por su bagaje intelectual y profesional, como el macroeconomista de cabecera del Gobierno, al menos en la teoría (dados los procelosos momentos políticos presentes y venideros que impiden consolidar cualquier teoría a ciencia cierta).

Miguel Sebastián / Elena Salgado. Lo cierto es que parece que la salida de Solbes y Vegara podía atisbar que está más cerca la resolución del problema del déficit tarifario y el aval del Estado a la financiación de esta deuda mediante subastas, algo en lo que el equipo anterior de Economía se las había hecho pasar mal al actual titular de Industria, tanto, que había una cierta sensación de extenuación en los últimos momentos previos a la crisis de gobierno. En todo caso, cabe la pregunta de si Fernández Ordóñez en una operación de estas características tiene algo que decir todavía o, incluso, pueden intervenir algún que otro electrón suelto, incluyendo la Moncloa. La pregunta es: ¿el fin está cerca o es sólo el principio?

– En tanto, Pedro Marín, nuevo/renovado Secretario de Estado de Energía, celebró ayer su toma de posesión, con la mirada puesta en una mesa. Empiezan a acumularse cuestiones abiertas desde hace tiempo, algunas con capacidad de poner a prueba los nervios del más templado.

– Por su parte, Luis Berenguer, presidente de la Comisión Nacional de Competencia (CNC) que, al hilo de la consabida reforma de los órganos reguladores sectoriales en el albero, promueve el abrazo del oso, el acogimiento en su seno, casi en términos de sucursalismo, de las Comisiones Nacional de Energía y del Mercado de Telecomunicaciones. Hay que recordar, al menos en la energía, que este órgano regulador tiene otras funciones añadidas complementarias muy diferentes además de la competencia (aunque a través de su acción regulatoria deba promover la competencia y el mercado, pese a sus diatribas ideológicas internas actuales). El resultado sería una competencia sin competencia, valga la redundancia, un monopolio relativo a la competencia o a los reguladores independientes. Tampoco podemos decir que este organismo se ha lucido en exceso en la primera cuestión relevante relativa a las operaciones corporativas del sector energético, la adquisición de Unión Fenosa por parte de Gas Natural, donde parece que prometía en exceso sus actos previos y el “bajonazo final” nos llevó al terreno de las condiciones inverosímiles o “mágicas”. En suma, parece que esto de la competencia, cuando las cosas se ponen serias, provoca derivas. Visto así, la pregunta es por qué la CNE o la CMT no son absorbidas por la Inspección de Hacienda.

– Ah, y para finalizar esta glosa, en su página en el suplemento Negocios, Miguel Ángel Noceda se explaya con el sector energético y su renovación generacional, en paralelo a su proceso de privatización y cambio de propiedad operado en estos últimos años. Un artículo profuso, trufado de nombres, comentarios más o menos intencionales según el propietario de sus negritas. ¿Por qué? ¿La operación sigue abierta?

El mercado del crudo se mantuvo estable toda la semana

El mercado del petróleo vivió una semana tranquila y sin grandes altibajos a la espera de recibir más noticias que vislumbren la salida de la crisis financiera y económica mundial.

Los precios de las principales marcas de crudo referencial, Brent, Texas y OPEP, se mantuvieron toda la semana cerca o por encima de los 50 dólares barril.

El Petróleo Intermedio de Texas (WTI), de referencia para EEUU, cerró la semana con una leve subida hasta los 50,33 dólares por barril, un 3,65 por ciento menos que al cierre de la semana anterior, debido a unas previsiones de menor demanda energética este año y a la persistente alza de las reservas en la principal economía del mundo.

A excepción del lunes, cuando el barril de petróleo WTI se abarató un 4,19 por ciento, el precio de ese tipo de crudo mostró una notable estabilidad en las sesiones siguientes.

Por su parte, el barril de Brent, referente para el mercado europeo, cerró la semana en 53,35 dólares, un 1,3 por ciento menos que al término de la semana anterior. El precio mantuvo a partir del martes una senda alcista a raíz de conocerse unos indicadores económicos positivos en EEUU que parecen indicar que se puede ver luz al final del túnel de la crisis.

El barril del crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) cerró su semana el jueves a 51,55 dólares, un 1,3 por ciento menos que el mismo día de la semana anterior.

Los operadores conocieron esta semana las previsiones de demanda más recientes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), de la OPEP y del Departamento de Energía de EEUU (DOE), que coinciden en que será sensiblemente inferior a la de 2008.

La AIE revisó a la baja sus previsiones anteriores y consideró que la demanda mundial de crudo bajará este año en 2,4 millones de barriles diarios (mb/d), en tanto que la OPEP y la DOE rebajaron sus cálculos previos hasta un retroceso de en torno a los 1,35 mb/d.

Además, la DOE informó de que de las reservas almacenadas en EEUU subieron en 5,6 mb la semana anterior, con lo que llegaron a 366,7 mb, un 16,5 por ciento superior al del pasado año en la misma época y el más alto desde 1990.

Los analistas de la consultora energética JBC de Viena hablan por eso de los «mensajes cruzados» que recibe el mercado acerca de una posible recuperación de la economía y con ello del precio del crudo.

Una noticia considerada como positiva por todos los analistas es que China, la tercera economía del planeta, creció un 6,1 por ciento en el primer trimestre del año, mientras que la producción industrial creció un 8,3 por ciento en marzo.

Esas noticias coincidieron con las declaraciones del ministro de Energía y Petróleo de Venezuela, Rafael Ramírez, quien dijo que «es posible» que la OPEP fije una «banda de precios» mínimos y máximos cuando las tarifas del crudo se estabilicen en los mercados.

Mientras tanto, el secretario general de la OPEP, el libio Abdalá El Badri, señaló el viernes en declaraciones que el cártel debe ser «realista» sobre sus expectativas en cuanto a los precios.

«Un precio de 50 dólares por barril está lejos del ideal para las economías de nuestros países miembros y no fomenta las muy necesarias inversiones en la industria de la energía», insistió. «Pero no podemos ignorar el hecho de que tenemos ahora un crecimiento negativo en la economía global y estamos recibiendo datos negativos a diario», reconoció El Badri.

El mercado del crudo se mantuvo estable toda la semana

El mercado del petróleo vivió una semana tranquila y sin grandes altibajos a la espera de recibir más noticias que vislumbren la salida de la crisis financiera y económica mundial.

Los precios de las principales marcas de crudo referencial, Brent, Texas y OPEP, se mantuvieron toda la semana cerca o por encima de los 50 dólares barril.

El Petróleo Intermedio de Texas (WTI), de referencia para EEUU, cerró la semana con una leve subida hasta los 50,33 dólares por barril, un 3,65 por ciento menos que al cierre de la semana anterior, debido a unas previsiones de menor demanda energética este año y a la persistente alza de las reservas en la principal economía del mundo.

A excepción del lunes, cuando el barril de petróleo WTI se abarató un 4,19 por ciento, el precio de ese tipo de crudo mostró una notable estabilidad en las sesiones siguientes.

Por su parte, el barril de Brent, referente para el mercado europeo, cerró la semana en 53,35 dólares, un 1,3 por ciento menos que al término de la semana anterior. El precio mantuvo a partir del martes una senda alcista a raíz de conocerse unos indicadores económicos positivos en EEUU que parecen indicar que se puede ver luz al final del túnel de la crisis.

El barril del crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) cerró su semana el jueves a 51,55 dólares, un 1,3 por ciento menos que el mismo día de la semana anterior.

Los operadores conocieron esta semana las previsiones de demanda más recientes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), de la OPEP y del Departamento de Energía de EEUU (DOE), que coinciden en que será sensiblemente inferior a la de 2008.

La AIE revisó a la baja sus previsiones anteriores y consideró que la demanda mundial de crudo bajará este año en 2,4 millones de barriles diarios (mb/d), en tanto que la OPEP y la DOE rebajaron sus cálculos previos hasta un retroceso de en torno a los 1,35 mb/d.

Además, la DOE informó de que de las reservas almacenadas en EEUU subieron en 5,6 mb la semana anterior, con lo que llegaron a 366,7 mb, un 16,5 por ciento superior al del pasado año en la misma época y el más alto desde 1990.

Los analistas de la consultora energética JBC de Viena hablan por eso de los «mensajes cruzados» que recibe el mercado acerca de una posible recuperación de la economía y con ello del precio del crudo.

Una noticia considerada como positiva por todos los analistas es que China, la tercera economía del planeta, creció un 6,1 por ciento en el primer trimestre del año, mientras que la producción industrial creció un 8,3 por ciento en marzo.

Esas noticias coincidieron con las declaraciones del ministro de Energía y Petróleo de Venezuela, Rafael Ramírez, quien dijo que «es posible» que la OPEP fije una «banda de precios» mínimos y máximos cuando las tarifas del crudo se estabilicen en los mercados.

Mientras tanto, el secretario general de la OPEP, el libio Abdalá El Badri, señaló el viernes en declaraciones que el cártel debe ser «realista» sobre sus expectativas en cuanto a los precios.

«Un precio de 50 dólares por barril está lejos del ideal para las economías de nuestros países miembros y no fomenta las muy necesarias inversiones en la industria de la energía», insistió. «Pero no podemos ignorar el hecho de que tenemos ahora un crecimiento negativo en la economía global y estamos recibiendo datos negativos a diario», reconoció El Badri.

Efectos de los precios regulados en los sectores energéticos

En el ámbito de la economía existen múltiples discusiones abiertas en relación con la efectividad de determinadas políticas económicas. Todavía no se ha demostrado si son mejores políticas de oferta o de demanda, si en determinadas ocasiones es mejor aumentar o reducir la oferta monetaria o cuál es el nivel óptimo de impuestos y gasto publico.
Sin embargo, existe un consenso generalizado que desaconseja el establecimiento de precios máximos regulados por la Administración como instrumento para lograr objetivos de crecimiento, estabilidad de la inflación, o incluso redistributivos.

A pesar de ello, en España se continúan fijando precios máximos regulados en la comercialización de electricidad, gas o GLP. En primer lugar, veamos que se trata de evitar o lograr con el establecimiento de precios regulados.

La comercialización de estos productos no se considera un monopolio natural, no existen economías de escala insalvables o grandes inversiones que hagan recomendable el funcionamiento de esta actividad en régimen de monopolio regulado. De hecho existen varias compañías privadas que comercializan estos productos y se ha trabajado profusamente en la eliminación de las barreras de entrada y existiendo una competencia efectiva.

La razón a la que más se alude para justificar la existencia de precios máximos, es la protección de un consumidor indefenso en la adquisición de servicios considerados esenciales y cuya demanda es inelástica. Sin embargo, el primer perjudicado por él establecimiento de precios máximos es el propio consumidor.

Si el precio fijado por el regulador se sitúa por debajo del equilibrio de mercado, la oferta será insuficiente para cubrir toda la demanda que se producirá a ese precio, y algunos consumidores se beneficiarán del subsidio, pero algunos otros consumidores simplemente no accederán al bien y habrá escasez. Es cierto que se podría obligar a algunas empresas nacionales a aportar la oferta que el mercado no aportaría a ese precio. Sin embargo, es un planteamiento insostenible ya que merma la competitividad y rentabilidad de esas empresas en relación con otros comercializadores que no tienen esa obligación. Si esta situación se prolongara, el capital, que es libre, saldría de estas empresas.

Si el precio regulado se sitúa por encima del equilibrio de mercado, la competencia acabaría situando el precio efectivo en el de equilibrio.

Únicamente si el precio regulado coincide con el que marcan las condiciones de mercado, la asignación de recursos y el equilibrio demanda-oferta será óptimo y eficiente. Pero en este caso, ¿Por qué molestarse en regular un precio?

La existencia de precios máximos en gas y electricidad distorsiona las elecciones de los consumidores dando lugar a una asignación pareto-inferior a la que tendría lugar en caso de que los precios fueran libres. Si el objetivo de los precios regulados es practicar una política re-distributiva, se concluye que existen otras formas menos distorsionantes de conseguir este mismo objetivo.

Pongamos el ejemplo de una unidad doméstica de renta baja, que estuviese recibiendo una subvención del 30% en el precio de la electricidad. Supongamos que su factura mensual es de 50 € y que la subvención es de 15 € al mes. Si en lugar de subvencionar su electricidad se le transfirieran directamente esos 15 €, el usuario podría decidir ahorrar en su consumo eléctrico y gastar esta transferencia en otros bienes que le proporcionen mayor utilidad (alimentación u ocio por ejemplo). Esta solución (transferencias directas de renta) siendo igualmente redistributiva produce asignaciones que maximizan el bienestar en mayor medida que la subvención del precio del producto energético. Llevando este ejemplo al extremo, podría ocurrir que un hogar pudiera utilizar el horno eléctrico, pero que la renta disponible no le permita comprar alimentos.

La subvención tiende a ser mayor cuanto mayor es el precio de mercado. Precios altos indican escasez, y la señal que se envía al consumidor es que no necesita ahorrar. Cuanto más consuma mayor valor de subvención estará recibiendo. Entre las alternativas energéticas no elegirá la más abundante sino la más escasa que también es la que mayor subvención recibe.

En las últimas décadas han ido desapareciendo este tipo de controles en la mayoría de los sectores. El caso de los carburantes es un ejemplo de los efectos desastrosos de los controles de precios. En la crisis de 1973 se optó por subvencionar el crudo con cargo a los presupuestos generales. De esta manera la carestía no alcanzó a los usuarios y no se desarrollaron inversiones en eficiencia y ahorro. Al contrario que en otros países donde sí se optó por dejar a los precios desarrollar su función, la intensidad energética aumentó, agudizando el déficit exterior y presupuestario.

Fuente: INE, DGPEYM y elaboración propia

Fuente: Energy Information Administration

En el Plan Energético Nacional de 1978 se decidió acabar con las subvenciones y aplicar precios de mercado. La ley de Hidrocarburos de 1998 liberalizó el sector y suprimió el sistema de precios máximos. No obstante las autoridades reguladoras (CNE, MITYC, CNC) supervisan e informan con todo detalle sobre los precios en este sector y vigilan atentamente la existencia de prácticas anti-competitivas. Si se compara el precio de mercado y el precio obtenido con una fórmula de precios máximos que fijaba la Administración, se observa que, en la mayoría de los casos el precio de mercado se sitúa por debajo del administrativo. De acuerdo con la información correspondiente a 2007 y 2008 proporcionada por CNE y CORES, la eliminación de precios máximos ha reportado a los consumidores un beneficio de 150 M€ en los dos últimos años (no dispone de datos de años anteriores).

Fuente: Informe supervisión macro eds: informe mensual de precios de los carburantes en España y UE de la CNE

Es posible que con la fijación del precio del gas y de la electricidad por parte del Gobierno se pretendan controlar procesos inflacionarios. Sin embargo se observa que el peso directo de estos dos productos energéticos en la cesta del IPC es muy inferior al de los carburantes y por descontado muy inferior al de productos de alimentación cuyos precios son libres.

Fuente: INE

Por último, cabe resaltar que el establecimiento de precios máximos es una barrera de entrada para la competencia. Los nuevos entrantes perciben un riesgo importante en la limitación de precios de venta finales en caso de que el coste del producto a comercializar se eleve. La liberalización de los precios promovería la entrada de nuevas empresas, mejorando una vez más el bienestar de los consumidores.

En definitiva, el control de precios puede ser utilizado por el poder público con fines electorales, sin embargo la experiencia enseña que, a medio plazo siempre se vuelven en contra de la Administración en forma de acumulación de déficits o incrementos bruscos de precios cuando la situación es insostenible.

Marta Boada Portillo, es Jefa del Departamento de Retribución de Tarifas y Peajes de Gas Natural, cargo al que ha llegado tras pasar por las direcciones de Planificación y de Desarrollo Internacional de la gasista.

Este artículo expresa opiniones a título personal que no tienen porque coincidir con las de la Compañía Gas Natural.

Efectos de los precios regulados en los sectores energéticos

En el ámbito de la economía existen múltiples discusiones abiertas en relación con la efectividad de determinadas políticas económicas. Todavía no se ha demostrado si son mejores políticas de oferta o de demanda, si en determinadas ocasiones es mejor aumentar o reducir la oferta monetaria o cuál es el nivel óptimo de impuestos y gasto publico.
Sin embargo, existe un consenso generalizado que desaconseja el establecimiento de precios máximos regulados por la Administración como instrumento para lograr objetivos de crecimiento, estabilidad de la inflación, o incluso redistributivos.

A pesar de ello, en España se continúan fijando precios máximos regulados en la comercialización de electricidad, gas o GLP. En primer lugar, veamos que se trata de evitar o lograr con el establecimiento de precios regulados.

La comercialización de estos productos no se considera un monopolio natural, no existen economías de escala insalvables o grandes inversiones que hagan recomendable el funcionamiento de esta actividad en régimen de monopolio regulado. De hecho existen varias compañías privadas que comercializan estos productos y se ha trabajado profusamente en la eliminación de las barreras de entrada y existiendo una competencia efectiva.

La razón a la que más se alude para justificar la existencia de precios máximos, es la protección de un consumidor indefenso en la adquisición de servicios considerados esenciales y cuya demanda es inelástica. Sin embargo, el primer perjudicado por él establecimiento de precios máximos es el propio consumidor.

Si el precio fijado por el regulador se sitúa por debajo del equilibrio de mercado, la oferta será insuficiente para cubrir toda la demanda que se producirá a ese precio, y algunos consumidores se beneficiarán del subsidio, pero algunos otros consumidores simplemente no accederán al bien y habrá escasez. Es cierto que se podría obligar a algunas empresas nacionales a aportar la oferta que el mercado no aportaría a ese precio. Sin embargo, es un planteamiento insostenible ya que merma la competitividad y rentabilidad de esas empresas en relación con otros comercializadores que no tienen esa obligación. Si esta situación se prolongara, el capital, que es libre, saldría de estas empresas.

Si el precio regulado se sitúa por encima del equilibrio de mercado, la competencia acabaría situando el precio efectivo en el de equilibrio.

Únicamente si el precio regulado coincide con el que marcan las condiciones de mercado, la asignación de recursos y el equilibrio demanda-oferta será óptimo y eficiente. Pero en este caso, ¿Por qué molestarse en regular un precio?

La existencia de precios máximos en gas y electricidad distorsiona las elecciones de los consumidores dando lugar a una asignación pareto-inferior a la que tendría lugar en caso de que los precios fueran libres. Si el objetivo de los precios regulados es practicar una política re-distributiva, se concluye que existen otras formas menos distorsionantes de conseguir este mismo objetivo.

Pongamos el ejemplo de una unidad doméstica de renta baja, que estuviese recibiendo una subvención del 30% en el precio de la electricidad. Supongamos que su factura mensual es de 50 € y que la subvención es de 15 € al mes. Si en lugar de subvencionar su electricidad se le transfirieran directamente esos 15 €, el usuario podría decidir ahorrar en su consumo eléctrico y gastar esta transferencia en otros bienes que le proporcionen mayor utilidad (alimentación u ocio por ejemplo). Esta solución (transferencias directas de renta) siendo igualmente redistributiva produce asignaciones que maximizan el bienestar en mayor medida que la subvención del precio del producto energético. Llevando este ejemplo al extremo, podría ocurrir que un hogar pudiera utilizar el horno eléctrico, pero que la renta disponible no le permita comprar alimentos.

La subvención tiende a ser mayor cuanto mayor es el precio de mercado. Precios altos indican escasez, y la señal que se envía al consumidor es que no necesita ahorrar. Cuanto más consuma mayor valor de subvención estará recibiendo. Entre las alternativas energéticas no elegirá la más abundante sino la más escasa que también es la que mayor subvención recibe.

En las últimas décadas han ido desapareciendo este tipo de controles en la mayoría de los sectores. El caso de los carburantes es un ejemplo de los efectos desastrosos de los controles de precios. En la crisis de 1973 se optó por subvencionar el crudo con cargo a los presupuestos generales. De esta manera la carestía no alcanzó a los usuarios y no se desarrollaron inversiones en eficiencia y ahorro. Al contrario que en otros países donde sí se optó por dejar a los precios desarrollar su función, la intensidad energética aumentó, agudizando el déficit exterior y presupuestario.

Fuente: INE, DGPEYM y elaboración propia

Fuente: Energy Information Administration

En el Plan Energético Nacional de 1978 se decidió acabar con las subvenciones y aplicar precios de mercado. La ley de Hidrocarburos de 1998 liberalizó el sector y suprimió el sistema de precios máximos. No obstante las autoridades reguladoras (CNE, MITYC, CNC) supervisan e informan con todo detalle sobre los precios en este sector y vigilan atentamente la existencia de prácticas anti-competitivas. Si se compara el precio de mercado y el precio obtenido con una fórmula de precios máximos que fijaba la Administración, se observa que, en la mayoría de los casos el precio de mercado se sitúa por debajo del administrativo. De acuerdo con la información correspondiente a 2007 y 2008 proporcionada por CNE y CORES, la eliminación de precios máximos ha reportado a los consumidores un beneficio de 150 M€ en los dos últimos años (no dispone de datos de años anteriores).

Fuente: Informe supervisión macro eds: informe mensual de precios de los carburantes en España y UE de la CNE

Es posible que con la fijación del precio del gas y de la electricidad por parte del Gobierno se pretendan controlar procesos inflacionarios. Sin embargo se observa que el peso directo de estos dos productos energéticos en la cesta del IPC es muy inferior al de los carburantes y por descontado muy inferior al de productos de alimentación cuyos precios son libres.

Fuente: INE

Por último, cabe resaltar que el establecimiento de precios máximos es una barrera de entrada para la competencia. Los nuevos entrantes perciben un riesgo importante en la limitación de precios de venta finales en caso de que el coste del producto a comercializar se eleve. La liberalización de los precios promovería la entrada de nuevas empresas, mejorando una vez más el bienestar de los consumidores.

En definitiva, el control de precios puede ser utilizado por el poder público con fines electorales, sin embargo la experiencia enseña que, a medio plazo siempre se vuelven en contra de la Administración en forma de acumulación de déficits o incrementos bruscos de precios cuando la situación es insostenible.

Marta Boada Portillo, es Jefa del Departamento de Retribución de Tarifas y Peajes de Gas Natural, cargo al que ha llegado tras pasar por las direcciones de Planificación y de Desarrollo Internacional de la gasista.

Este artículo expresa opiniones a título personal que no tienen porque coincidir con las de la Compañía Gas Natural.

Fuerte presión a la baja sobre el precio del crudo

La OPEP prevé en los próximos meses una presión a la baja sobre los precios del crudo debido a la fuerte caída del consumo mundial de petróleo, provocado por la crisis de la economía en todo el planeta.

En sintonía con la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y el Departamento de Energía de Estados Unidos, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) revisó fuertemente a la baja sus cálculos sobre la demanda petrolera.

En el informe mensual de esta organización, cuyos doce miembros controlan cerca del 40% de la producción mundial de crudo, se cifra en una media de 84,18 millones de barriles diarios (mbd) el consumo petrolero del mundo en 2009, 1,37 mbd menos que en 2008.

Esta reducción supera en 360.000 bd a la calculada hace tan sólo un mes y es atribuida a la expectativa general de deterioro de las economías, con el consiguiente empeoramiento de los mercados laborales, especialmente en los países industrializados, así como en América Latina y gran parte de Asia. «La demanda petrolera está sufriendo cada vez más por la recesión económica. Los datos recientes sobre la economía mundial revelan un retraso de la recuperación hasta 2010», recoge el informe.

Ya en el último trimestre de 2008, el consumo energético fue menor de lo esperado, lo que llevó a la OPEP a reajustar también a la baja sus cálculos de la demanda del pasado año, dejándola en una media de 85,55 mbd (cuando hace un mes la calculaba en 85,62 mbd), con una retracción anual de 350.000 bd.

De esa forma se suman dos años consecutivos de caída de la demanda petrolera, lo que resulta en un creciente exceso de la oferta, reflejado en abundantes reservas almacenadas de crudo en las principales naciones consumidoras, a un nivel no visto desde 1993.

No obstante, los datos publicados por la OPEP son menos pesimistas que los difundidos el viernes pasado por la AIE, que ve caer la demanda petrolera en 2,4 mbd este año, y casi coinciden con los cálculos del DOE (reducción de la demanda en 1,35 mbd).

Los datos de la AIE, la agencia defensora de los intereses energéticos de los países más ricos, empujaron a la baja las cotizaciones del crudo los dos últimos días: el Petróleo Intermedio de Texas (WTI) se abarató un 5,4%, hasta quedar en 49,41 dólares por barril, mientras que el Brent cayó un 3,8%, hasta los 51,96 dólares.
También retrocedió, en un 2,2%, la cotización del barril referencial de la OPEP, al situarse ayer en los 51,07 dólares.

La organización petrolera sí reconoce la aparición de «unos pocos desarrollos prometedores» que han inyectado optimismo en los mercados, como señales de una recuperación del sector inmobiliario en EEUU y sobre todo las decisiones adoptadas a principios de abril por la cumbre del G20 en Londres.

Pero advierte de que los fundamentos del mercado petrolero han continuado su deterioro, acrecentando el desequilibrio entre una oferta abundante y una demanda en retroceso, pese al esfuerzo de la OPEP de compensar el exceso de suministro cerrando sus espitas.

Once de los países miembros del grupo (todos menos Irak) se han comprometido a reducir su bombeo hasta los 24,8 mbd, lo que supone 4,2 mbd menos que la producción de septiembre pasado.

Las cifras basadas en «fuentes secundarias» que publica la OPEP muestran un cumplimiento de ese compromiso en un 83% en marzo, cuando el bombeo sumó 25,5 mbd, 170.300 bd menos que en febrero. Con Irak, la producción conjunta fue el mes pasado de 27,9 mbd, inferior a la demanda que la OPEP calcula tendrán sus países miembros.

En este cálculo se tiene en cuenta que los suministros de algunos productores de crudo ajenos a la organización, como China, México, Kazajistán, Azerbaiyán y Vietnam, serán menores de lo esperado.

Según el informe, la decisión de la última conferencia ministerial de la OPEP, el 15 de marzo en Viena, de cumplir con los recortes ya vigentes y no añadir otra reducción refleja la preocupación de la organización por la crisis económica mundial y su «compromiso a apoyar la estabilidad del mercado«.

Eso sí, «en los próximos meses, se espera que el mercado permanezca bajo presión por las incertidumbres sobre la economía, el deterioro de la demanda y el sustancial exceso del suministro«, por lo que la OPEP seguirá vigilando de cerca la evolución del sector.

La organización tiene previsto reunirse el 28 de mayo en Viena para reajustar eventualmente el nivel de su oferta petrolera.

Fuerte presión a la baja sobre el precio del crudo

La OPEP prevé en los próximos meses una presión a la baja sobre los precios del crudo debido a la fuerte caída del consumo mundial de petróleo, provocado por la crisis de la economía en todo el planeta.

En sintonía con la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y el Departamento de Energía de Estados Unidos, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) revisó fuertemente a la baja sus cálculos sobre la demanda petrolera.

En el informe mensual de esta organización, cuyos doce miembros controlan cerca del 40% de la producción mundial de crudo, se cifra en una media de 84,18 millones de barriles diarios (mbd) el consumo petrolero del mundo en 2009, 1,37 mbd menos que en 2008.

Esta reducción supera en 360.000 bd a la calculada hace tan sólo un mes y es atribuida a la expectativa general de deterioro de las economías, con el consiguiente empeoramiento de los mercados laborales, especialmente en los países industrializados, así como en América Latina y gran parte de Asia. «La demanda petrolera está sufriendo cada vez más por la recesión económica. Los datos recientes sobre la economía mundial revelan un retraso de la recuperación hasta 2010», recoge el informe.

Ya en el último trimestre de 2008, el consumo energético fue menor de lo esperado, lo que llevó a la OPEP a reajustar también a la baja sus cálculos de la demanda del pasado año, dejándola en una media de 85,55 mbd (cuando hace un mes la calculaba en 85,62 mbd), con una retracción anual de 350.000 bd.

De esa forma se suman dos años consecutivos de caída de la demanda petrolera, lo que resulta en un creciente exceso de la oferta, reflejado en abundantes reservas almacenadas de crudo en las principales naciones consumidoras, a un nivel no visto desde 1993.

No obstante, los datos publicados por la OPEP son menos pesimistas que los difundidos el viernes pasado por la AIE, que ve caer la demanda petrolera en 2,4 mbd este año, y casi coinciden con los cálculos del DOE (reducción de la demanda en 1,35 mbd).

Los datos de la AIE, la agencia defensora de los intereses energéticos de los países más ricos, empujaron a la baja las cotizaciones del crudo los dos últimos días: el Petróleo Intermedio de Texas (WTI) se abarató un 5,4%, hasta quedar en 49,41 dólares por barril, mientras que el Brent cayó un 3,8%, hasta los 51,96 dólares.
También retrocedió, en un 2,2%, la cotización del barril referencial de la OPEP, al situarse ayer en los 51,07 dólares.

La organización petrolera sí reconoce la aparición de «unos pocos desarrollos prometedores» que han inyectado optimismo en los mercados, como señales de una recuperación del sector inmobiliario en EEUU y sobre todo las decisiones adoptadas a principios de abril por la cumbre del G20 en Londres.

Pero advierte de que los fundamentos del mercado petrolero han continuado su deterioro, acrecentando el desequilibrio entre una oferta abundante y una demanda en retroceso, pese al esfuerzo de la OPEP de compensar el exceso de suministro cerrando sus espitas.

Once de los países miembros del grupo (todos menos Irak) se han comprometido a reducir su bombeo hasta los 24,8 mbd, lo que supone 4,2 mbd menos que la producción de septiembre pasado.

Las cifras basadas en «fuentes secundarias» que publica la OPEP muestran un cumplimiento de ese compromiso en un 83% en marzo, cuando el bombeo sumó 25,5 mbd, 170.300 bd menos que en febrero. Con Irak, la producción conjunta fue el mes pasado de 27,9 mbd, inferior a la demanda que la OPEP calcula tendrán sus países miembros.

En este cálculo se tiene en cuenta que los suministros de algunos productores de crudo ajenos a la organización, como China, México, Kazajistán, Azerbaiyán y Vietnam, serán menores de lo esperado.

Según el informe, la decisión de la última conferencia ministerial de la OPEP, el 15 de marzo en Viena, de cumplir con los recortes ya vigentes y no añadir otra reducción refleja la preocupación de la organización por la crisis económica mundial y su «compromiso a apoyar la estabilidad del mercado«.

Eso sí, «en los próximos meses, se espera que el mercado permanezca bajo presión por las incertidumbres sobre la economía, el deterioro de la demanda y el sustancial exceso del suministro«, por lo que la OPEP seguirá vigilando de cerca la evolución del sector.

La organización tiene previsto reunirse el 28 de mayo en Viena para reajustar eventualmente el nivel de su oferta petrolera.

El crudo terminó a más de 50 dólares, sin tiempo para reaccionar ante el reajuste a la baja de la AIE

Los precios del petróleo han cerrado una semana más por encima de los 50 dólares el barril, aún sin tiempo para reaccionar ante el nuevo y severo reajuste a la baja de las previsiones sobre el consumo mundial de crudo publicado el viernes por la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Debido al festivo del Viernes Santo estuvieron cerrados los mercados de futuros de Londres y Nueva York, donde se comercian los contratos del Petróleo Intermedio de Texas (WTI), la referencia para América, y del crudo del Mar del Norte Brent, referente en Europa.

Por eso, sus precios no reflejan aún los nuevos y pesimistas cálculos de la AIE, según los cuales la demanda mundial de petróleo mediará este año unos 83,4 millones de barriles diarios (mbd), lo que supone una caída anual de 2,4 mbd.

Las nuevas cifras implican una fuerte corrección a la baja, de 760.000 barriles, de las estimaciones publicadas tan sólo hace un mes, y se encadenan a las revisiones bajistas que la agencia encargada de velar por los intereses energéticos de los países industrializados viene efectuando desde que se desató la crisis financiera en agosto de 2008.

Sin conocer aún esas nuevas perspectivas que deberían presionar a la baja sobre el «oro negro«, los mercados petroleros terminaron la semana claramente optimistas, en consonancia con las principales bolsas internacionales y sostenidos por un incremento de las inventarios de crudo en Estados Unidos menor del que se esperaba.

El barril del Brent para entrega en mayo se situó en los 54,06 dólares al concluir la sesión del jueves en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres, subiendo un 4,7% respecto al valor del cierre de la jornada anterior, mientras que el WTI avanzó un 5,79%, hasta los 52,24 dólares, en la Bolsa de Nueva York.

En la perspectiva semanal ambos tipos de crudo mantuvieron estable el nivel de su cotización, variando sólo ligeramente: el Brent subió en un 1,1% y el WTI retrocedió en un 0,5%.

Mientras, la canasta de doce calidades de crudo que utiliza como barril referencial la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se sitúa en los 50,25 dólares, aún lejos del piso de 70-75 dólares que el grupo desea obtener para poder invertir en necesarios proyectos petrolíferos.

No obstante, el valor del barril ha recuperado algo de lo perdido desde diciembre pasado gracias a los severos recortes de la producción, por un total de 4,2 mbd, acordados por la organización para frenar el desplome de los precios.

Desde el récord de más de 140 dólares/barril alcanzado en julio del año pasado, la «canasta-OPEP» se precipitó a menos de 35 dólares en diciembre, mes que terminó con un promedio de 38,60 dólares, mientras que en todo el año 2008 su media fue de 94,45 dólares.

Según el informe de la AIE, la OPEP ha continuado cerrando sus espitas en marzo, cuando sus suministros sumaron 27,8 millones de barriles al día, 235.000 barriles diarios menos que en febrero. Pero las cifras de la agencia revelan que la reducción de la oferta de la OPEP no ha logrado frenar la construcción de los inventarios comerciales de crudo en los países industrializados.

Esas existencias en las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) subieron en febrero en 7,5 millones de barriles, hasta los 2.743 millones de barriles, y se sitúan un 7,2% por encima del nivel que tenían hace un año. Con ello, alcanzan para cubrir 61,6 días de consumo, mientras que la OPEP aspira a que su nivel se sitúe en los 52-53 días.

La organización petrolera publicará el miércoles próximo sus propios cálculos sobre la demanda petrolera y tiene previsto celebrar una conferencia extraordinaria el 28 de mayo en Viena para reajustar eventualmente el nivel de su oferta conjunta de crudo.