El sistema que determina la retribución de la distribución no fue testado por las empresas

Como en otras ocasiones y temas que preocupan al sector energético, Energía Diario se hace eco de la preocupación general en el sector por la retribución de la distribución que se incluye en las próximas tarifas, y que al parecer es resultante de la aplicación del Modelo de Red de Referencia elaborado por la Comisión Nacional de Energía (CNE). Este tema se puso de manifiesto con especial crudeza, tal y como informamos el pasado martes, en el Consejo Consultivo de la Electricidad, convocado a cuenta de las tarifas. Y, como en otros temas, parece que se impone llegar hasta el fondo de la cuestión, pese a que ha sido subsumido dentro de las tarifas, evidenciándose en el último momento sus efectos.

En este sentido, han existido numerosas llamadas a Energía Diario para ampliar y completar el contenido de la información publicada respecto del debate en la CNE sobre la fuerte polémica, irrogándose, en primer lugar, los representantes de las empresas y, como afectadas en último término, las Comunidades Autónomas. De hecho, el Modelo cuestiona las decisiones de las propias administraciones autonómicas dado que si las inversiones no se ajustan al trazado y ubicación teórica que diseñaron los técnicos de la CNE junto con sus autores, se consideran ineficientes.

En este sentido, y a partir de la información aparecida en nuestro medio, entre otras empresas y organismos representados, la Generalitat Valenciana se puso en contacto con esta publicación para aclarar la presencia de su representante, el Director General de Energía Antonio Cejalvo en la sesión, al contrario de lo recogido por Energía Diario.

Por otra parte, otros representantes que estuvieron en el Consejo Consultivo hicieron referencia a la intervención final de la Presidenta del organismo, Maite Costa en defensa del Modelo de Red de Referencia, elaborado desde la Dirección Eléctrica, con asesoramiento externo, sobre todo en respuesta a las críticas de que el Modelo no había sido contrastado con la realidad y con las empresas.

En este sentido, la propia presidenta del organismo reconoció que el sistema sólo fue comprobado por EDP Hidrocantábrico, distribuidora que sólo opera en Cantabria, Asturias y dos puntos localizados de Valencia y Elche. Al parecer, también habían requerido la comprobación del modelo empresas como Iberdrola (no habiéndose realizado) y Gas Natural-Unión Fenosa, con la que esta comprobación tampoco se habría realizado (lo que ha provocado además, según fuentes solventes una agria polémica entre este organismo regulador y esta empresa, que pone en muy difícil lugar a su Presidenta, Maite Costa).

En todo caso, parece que el problema es triple: primero, la contrastación del modelo con las empresas (el número de distribuidoras y su distribución geográfica, valga la redundancia, es escaso). Segundo, su utilización como determinador de la retribución y no como elemento de contraste, que sería lo lógico. Y, tercero, su desvinculación del modelo regulatorio de la distribución que confiere un papel clave a las Comunidades Autónomas, en la medida que autorizan los planes plurianuales para las compañías distribuidoras.

Por otra parte, las consecuencias de este «caballo de Troya», de este bajonazo, ya incorporado en las tarifas eléctricas para el próximo trimestre, no se hace esperar: cuestionamiento de las inversiones de las empresas en distribución y efecto sobre la calidad del servicio y suministro a los ciudadanos. De traca.

La OPEP mantiene su previsión de consumo en 2009 y eleva levemente la de 2010

El último informe del año de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) mantiene así para 2009 las cifras que ya manejó en su análisis del pasado mes, aunque sí eleva levemente, un 0,09 por ciento, la perspectiva de consumo para 2010, al cifrarla en los 85,13 mbd.

«El año 2009 fue uno de los peores, no sólo para la economía mundial, sino también para la demanda global de petróleo», sentencia el grupo petrolero en el informe publicado en Viena, el último antes de la reunión que la organización celebra el día 22 de diciembre en Angola y donde podría reajustar el nivel de su oferta.

La OPEP recuerda que, pese a que el consumo se ha recuperado en el último trimestre gracias a la mejora de la economía, la previsión de la demanda para 2009 refleja aún una contracción del 1,6 por ciento (ó 1,4 mbd) respecto a las cifras de 2008.

Ese hundimiento del consumo de crudo es el mayor interanual registrado desde 1982 y se ha debido principalmente a la caída en picado de la demanda en Estados Unidos, Europa occidental y los países ricos de Asia.

Sin embargo, de cara al futuro, el grupo es moderadamente optimista y anuncia que «tras dos años de pronunciados descensos, se espera que la demanda mundial de crudo vuelva a crecer en 2010, con un aumento del 0,98 por ciento (0,82 mbd)» sobre las cifras del año que ahora termina. Esa mejora del consumo, según la OPEP, se asentará en la recuperación de la actividad económica mundial, que se espera crezca casi un 3 por ciento.

Ese aumento general de uso de crudo será especialmente relevante en China y Oriente Medio, mientras que en los países más industrializados la demanda en 2010 seguirá siendo un 0,3 por ciento inferior a la del presente ejercicio.

Sin embargo, pese a esas previsiones, aún son muchas las sombras que aparecen en el camino del aumento de la demanda. Así, los expertos del grupo advierten de que «el debate se centra ahora en la fortaleza de la recuperación y en si los obstáculos fundamentales que aún existen para una recuperación suave implicarán un viaje agitado o incluso un retraso temporal en el crecimiento…».

Para la OPEP, el riesgo radica en cuál será la reacción cuando comiencen a retirarse las políticas públicas de rescate y las economías del mundo «tengan que arreglárselas con menos apoyo gubernamental».

De hecho, la OPEP reconoce que «hay un alto grado de incertidumbre sobre la previsión de demanda de petróleo en 2010».

En ese sentido, el informe advierte de que «…la posibilidad de una débil y lenta recuperación económica podría afectar adversamente al crecimiento de la demanda de crudo».

Uno de los factores de riesgo es, según la organización energética, el propio precio del crudo, que puede tener un gran impacto en el consumo de «oro negro».

La OPEP se refiere al ritmo y al momento de recuperación económica en los países industrializados como otro posible lastre, e incluso el clima puede tener un papel esencial. «Un tiempo cálido puede retirar 200.000 barriles diarios sobre el previsto consumo de fuel para calefacción», recoge el informe.

Además, la OPEP también previene sobre el efecto negativo que tendrá el aumento del uso de biocombustibles sobre el consumo de combustibles fósiles.

En concreto, la OPEP se refiere a los efectos adversos que tendría la ejecución de los planes para implantar en Estados Unidos un combustible de automoción con un 15 por ciento de etanol.

El Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de Energía se ensaña con la retribución a la distribución

El Consejo Consultivo de la CNE venía precedido por una fuerte marejada en lo que se refiere a la retribución de la distribución que, sobre todo en el caso eléctrico, ha sufrido un rejón de 200 millones de euros en la liquidación definitiva de 2009 (una vez aprobadas, también por la CNE, las cifras para 2010), tras un informe que ha dejado descolocado al sector, llevándose las manos a la cabeza dado que, en gran medida, no reconoce las inversiones realizadas en distribución. De hecho, se considera que este proceso de lacerado de la Comisión Nacional de Energía ha estado dirigido por los sectores más retroprogresivos del organismo.

Según las informaciones que hemos podido contrastar de varias empresas y de alguna Comunidad Autónoma, podemos construir un relato de lo que ha sido este Consejo Consultivo, con sus dos elementos argumentales: la evolución prevista de las primeras tarifas de 2010 y, el componente maldito, la retribución de la distribución, cuyo boomerang, y no sin escándalo, volvió a la CNE a través de esta vía: el consejo Consultivo de la Electricidad, con presencia de las Comunidades Autónomas, representantes de empresas, consumidores y organizaciones ecologistas. Entre las ausencias más significativas de las Comunidades Autónomas, Aragón, La Rioja, Comunidad Valenciana Baleares y Murcia. Estuvieron presentes por primera vez Pedro Mejía, nuevo presidente de OMEL y los representantes de Euskadi y Castilla-la Mancha.

Por tanto, ayer se produjeron en esta sesión sendos debates, uno sobre si la subida de tarifas prevista para el año 2010 es alta o baja. Incluso parecía que el cuestionamiento era, en algún caso, si es adecuada u oportuna, circunscrita a la evolución de la crisis internacional. Y, el segundo debate, tenía que ver con la utilización del Modelo de Referencia de Red, tras la aprobación por parte de la CNE de la retribución definitiva de la distribución en 2009 y la propuesta para 2010, a partir de este instrumento (modelo juan palomo-yo me lo guiso, yo me lo como, es decir, sin contar con las empresas) con evidente revuelo en todo el sector dados los anómalos resultados que ha ofrecido. Y, el problema, además del procedimiento (el fuero, un modelo matemático con determinados elementos de discrecionalidad) está en el huevo (arriesga, sin necesidad, la realización de inversiones en la actividad de distribución).

Energía barata para la industria

En primer lugar, en torno al primer debate, el de las tarifas eléctricas y su elevación, los representantes de Euskadi, Catalunya, Galicia, Andalucía y Asturias participaron en su exposición de una consideración de que la subida de tarifas prevista era alta. Del discurso industrialista y contextualizado en la crisis económica internacional del representante vasco, se sugería la idea de que la política energética debe ser sumisa de la política industrial. Sucintamente, y de forma elíptica, se venía a pedir que el déficit tarifario no se absorbiese en el calendario previsto, dado que la subida de precios de la energía (ocasionada por la no traslación de precios, herencia de nuestras clases dirigentes desde el franquismo) tendría efectos sobre la industria y la competitividad. Por su parte, el representante catalán, se postuló en la misma línea, y señaló que no deberían haberse determinado las tarifas hasta conocer los precios de las subastas que se celebrarán hoy(es decir, el planteamiento era volver a hacer que la tarifa no fuere aditiva, sino que se calculase al revés).

Esta posición fue rebatida formalmente por la representante de Castilla-La Mancha, quien realizó, desde un análisis económico ortodoxo y solvente, un alegato a favor de que los precios de la energía fuesen los reales y defendió la posición del Gobierno y del Ministerio de Industria de haber abordado el problema del déficit tarifario con un calendario para su extensión. La calificó de valiente.

Los resultados del Modelo de Red de Referencia de la CNE sobre retribución de la distribución enervan a las Comunidades Autonómas

Acerca de la retribución de la distribución y el problema planteado por el Modelo de Red de Referencia elaborado por la Comisión Nacional de Energía hubo consenso entre los representantes de las Comunidades Autónomas. Sobre todo porque son las Comunidades Autónomas las que tienen que aprobar los Planes de Inversión en Distribución y si, con posterioridad, las inversiones no son reconocidas, o son calificadas por la CNE de ineficientes, se quedarían sin la correspondiente retribución (el modelo otorga la discrecionalidad al organismo que preside Maite Costa para que en aplicación del modelo califique las inversiones de eficientes/ineficientes y así se retribuyan o no), el fantasma de la inseguridad jurídica estaría agitando de nuevo las sábanas.

Algo que finalmente redundará en el deterioro de la calidad del servicio y en la confianza para que las empresas realicen sus inversiones. Y, ese temor, lo han empezado a ver las Comunidades Autónomas que han tomado decisiones y acuerdos de planes plurianuales de los cuales la CNE se desentiende. En suma, las empresas ven autorizados unos procesos de inversión en distribución por parte de las CC.AA. y sus planes plurianuales (quizá la actividad del sector eléctrico más abandonada por sus sistemas retributivos demorados durante mucho tiempo) y la CNE, al final, dictamina que esas inversiones no cuentan y, por tanto, no se retribuyen. En suma ese es el problema que ha determinado que se produzca esa bajada en el modelo retributivo.

La distribución como Cenicienta del sector eléctrico

Alrededor de esta cuestión, las intervenciones de las Comunidades Autónomas fueron en un sentido único. Todas coincidieron en que la virtualidad del Modelo de Red de Referencia (modelo elaborado por la CNE) no podía ser la que se había dado, es decir, su conversión en un modelo determinista o determinador de la retribución (la calculadora de la CNE), además de haberse hecho a espaldas de las propias empresas y Comunidades Autónomas. Mientras que el representante de Castilla y León señaló que es difícil que se pueda calificar a un proceso de inversión en distribución como ineficiente en España, por ejemplo, el representante de la Comunidad Foral de Navarra fue más duro asegurando que «la distribución volverá a ser la Cenicienta del sector eléctrico». Por su parte, desde la Comunidad de Madrid se señaló cómo se podía aplicar este Modelo sin contar con el desarrollo de los P.O. de distribución.

Más de un 40 % de inversiones no retribuidas

Por su parte, las empresas de distribución señalaron cómo «la retribución es un 40 % inferior a lo que se corresponden las cifras de inversión ya ejecutadas», contando con el retraso histórico en la retribución de esta actividad. Del mismo modo, desde UNESA se apuntaba que “en ningún país del mundo se pone en cuestión la inversión”. Salvo aquí, claro.

Gas Natural, sus dificultades para vender los ciclos combinados y el brete de Berenguer

Conocíamos por el diario económico gratuito Negocio el interés de Gas Natural por aplazar la venta de las centrales de ciclo combinado, cuya obligación venía impuesta por las condiciones de la CNC a la operación de compra de Unión Fenosa. El diario citaba como referencias fondos de inversión internacionales. Y es que las desgracias nunca vienen solas: la caída de la demanda y la feroz lucha que existe entre las tecnologías de generación han hecho mella en el valor (precio) que hoy tienen estas instalaciones. Máxime cuando todavía en este escenario se están construyendo en nuestro país 2.000 MW adicionales más, lo que abunda en el concepto de sobrecapacidad existente. Todas ellas, construidas bajo la estimación de un funcionamiento de más de 5.000 horas anuales. Y, todas ellas, teniendo que afrontar la realidad de que este funcionamiento no llegue al 40 por ciento, es decir, que operen en el entorno de las 2.000-2.500 horas anuales, desvalorizando los activos. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿Las previsiones fueron construidas bajo expectativas o supuestos optimistas o la propia espiral de creación de capacidad ha desbordado las previsiones? No es el primer proceso que incurre en estos ciclos en la economía, eso es cierto, ni tampoco será el último.

En la situación actual española, pesa enormemente la crisis de demanda, que se puede acentuar mucho más si entran en liza otras cuestiones como el decreto para el incremento de la generación de electricidad mediante carbón nacional aumentando así la producción térmica por esta tecnología. Pero también hay cuestiones en el ámbito internacional referidas a la configuración del mercado del gas que están condicionando fundamentalmente el desabrochamiento de los precios del gas y del petróleo (que tiene signos de recuperación, por cierto) y el cambio que se está produciendo en un consumidor clave que son los Estados Unidos. El asunto es que, sobre todas estas cuestiones, no se perciben atisbos de que cambie su escenario, ya no en el corto, sino ni siquiera en el medio plazo que pudieran hacer pensar que va a cambiar este entorno contractivo.

Y, esta coyuntura es el germen e impulsor de otras campañas como el cuestionamiento frontal de las primas a las renovables que se está produciendo, lo que unido a los desfases regulatorios, en primas y en cantidades en determinadas tecnologías renovables, están inflamando el problema hasta límites insospechados (junto a la grave carencia del diseño de un modelo de generación), sobre todo porque ya ha salido de los esquemas de la integración de las energías renovables en el sector eléctrico, para convertirse en un «meta-asunto» que trasciende lo eléctrico, lo industrial y los intereses agazapados en torno a todas las decisiones que se deslizan al respecto (y sobre las decisiones que no se deslizan y las que se aparcan, claro).

Como cuestión previa a este obligatorio proceso de venta derivada de los requerimientos de las autoridades de competencia, evidentemente la venta de un bien o un activo se puede hacer casi en cualquier momento, sabiendo que siempre hay un precio al que se produce la transacción, es decir, que si se baja mucho el precio, al final el bien se enajena porque hay alguien que está dispuesto a comprar. Es una dinámica propia de todos los mercados.

Por otra parte hay que recordar que la Comisión Nacional de Competencia (CNC) centró sus condiciones a la operación Gas Natural-Unión Fenosa en los activos de generación eléctrica (pese a que el efecto clave en cuestiones de competencia se centraba en la concentración que se producía en el aprovisionamiento de gas). Ahora estas condiciones, mucho más llevaderas en su momento (como los propios implicados reconocían), pueden haberse convertido en una ratonera.

De hecho, el organismo que preside Luis Berenguer tiene una nueva demanda al respecto que también parte de la acción de las autoridades de competencia, enmarañadas nuevamente en este proceso.

Por tanto, parece que las cuestiones de este tipo se complican. Desde el momento en que Gas Natural anunció la compra de Unión Fenosa, el escenario ha cambiado enormemente y cabe preguntarse sobre el brete que se le presenta al organismo que preside Luis Berenguer en el sentido de proceder a la prórroga del plazo previsto inicial (y que tiene carácter de confidencial) en la venta de estos activos.

¿Cuánto tiempo más de margen hay para efectuar la venta (a sabiendas de que esta situación no se va resolver en breve)? ¿Y si, para entonces, no se han recuperado los precios de las centrales de ciclo combinado? Y, la segunda línea de preguntas se sitúa en la más incómoda, ¿cuál es el precio por el que al final se venderán estos activos?

El precio del petróleo cae más del 6 por ciento en su segunda semana a la baja

Además, la tendencia a la baja coincide con la celebración en Copenhague de la Cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático, donde se buscan vías para reducir el consumo de hidrocarburos y sustituir los combustibles fósiles, lo que hace aún más incierto el futuro del «oro negro».

En la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), el precio del barril del WTI, la referencia en América, concluyó la sesión de ayer a 69,87 dólares, con una caída del 0,9% respecto al día anterior y del 7,4% frente al cierre de la semana precedente (75,47 dólares).

Así, el valor de este crudo de alta calidad quedó al nivel más bajo desde principios de octubre.

El crudo del Mar del Norte -el Brent, referente para Europa-, terminó el viernes a 72,70 dólares por barril en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres, apenas 3 centavos menos que el jueves, pero con una caída del 6,2% respecto al viernes anterior (77,52 dólares).

Y el barril usado como referencia por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) perdió un 7,6% al caer de 77,32 a 71,43 dólares en siete días (entre jueves y jueves).

El secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Abdalá Salem El-Badri, pidió que en Copenhague se tengan en cuenta los intereses de los productores de crudo.

El-Badri, quien representará como observador a la OPEP en la Cumbre, recordó que el petróleo seguirá siendo por décadas muy importante para el suministro energético del planeta.

«Los países de la OPEP desempeñan un papel esencial en satisfacer las necesidades energéticas del mundo; y no estamos solos en nuestra certidumbre de que los combustibles fósiles seguirán siendo la principal fuente de energía en el futuro predecible», dijo.

No obstante, de las medidas que se adopten en Copenhague dependerá también la demanda futura de petróleo y gas, y países como Argelia han advertido de que se oponen a una eventual «tasa sobre el carbono» por las grandes pérdidas de ingresos que podrían acarrearles a los países dependientes de las ventas petroleras.

Sin duda, los precios del crudo han bajado asimismo por el debilitamiento del euro, especialmente después de que la agencia Fitch rebajara la calificación de la deuda soberana de Grecia y la de sus principales bancos, lo que fortaleció al dólar estadounidense, encareciendo y desincentivando las compras de contratos de crudo, ya que cotizan en la moneda estadounidense.

Y según subraya la asesora JBC Energy en un análisis publicado el viernes en Viena, también presionan a la baja el aflojamiento de la disciplina de los miembros de la OPEP en el cumplimiento de las acordadas limitaciones de la oferta de crudo.

En su informe mensual publicado, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) calcula que los doce países de la organización que controla cerca del 40% de la producción mundial de crudo aumentaron en noviembre su bombeo en unos 135.000 bd respecto al mes anterior.

Parece que este dato se impuso sobre la corrección al alza de la demanda petrolera mundial en 2010 que la AIE difundió en el informe, y que apenas pudo frenar la tendencia bajista de las cotizaciones.

Copenhague mon amour

La presencia de más de cien líderes mundiales en la Cumbre, la estratégica visita de Obama y las primeras señales de las tres economías más contaminantes del planeta de que se pueden producir cambios en su trayectoria en materia de medioambiente, parece que pueden invertir la tendencia al pesimismo que hasta hace un mes invadía los preparativos. Hoy, todo son esperanzas y llamamientos a la generosidad y altura de miras en las negociaciones que tienen que celebrar los distintos países entre sí, para conseguir una reducción de emisiones sustancial, de entre el 25 y el 40 %. La oferta norteamericana (reducción del 17 %), la reducción de intensidad energética prometida por China (aunque con problemas para su verificación) y también los compromisos anunciados por la India, han impulsado esta Cumbre y ha desatado una cierta ilusión colectiva que esperemos no se desabarate.

En medio de estos preparativos, le ha echado morbo la difusión del robo de unos correos electrónicos que alimentarían a los negacionistas del cambio climático, al señalar que algunos científicos han exagerado las consecuencias del mismo, en algo que se califica de nueva religión. Los ultraconservadores y los sectores más reaccionarios están intentando, sin mucho éxito, dinamitar el espíritu de protección del medio ambiente que se ha generado en torno a esta cumbre.

Por su parte, según se ha podido saber estos días, España va a anunciar las que serán sus propuestas en materia energética durante la presidencia de turno de la Unión Europea, cuyas líneas principales serán «la seguridad de suministro», la organización de una Conferencia de los Ministros de Energía y conseguir el apoyo a varios proyectos en curso (entre ellos el de captura de carbono de Ciuden). Esperemos que no sea un ejercicio de voluntarismo, de realidades demoradas futuras, y que debido a nuestras propias inconsistencias internas de “descafeine”, no se vea mermada la capacidad de nuestro país en tanto que anfitrión para comprender e impulsar directrices referidas a la política energética comunitaria (con nuestra peculiar “tercería vía autóctona”) en este caso.

Volviendo a Copenhague pero relacionado con la política energética española y como decía en días anteriores Pedro Linares en El País (en un artículo firmado junto a Gonzalo Sáenz de Miera), «cualquier acuerdo de esta naturaleza exige una decisión previa sobre el modelo energético que queremos, es decir, sobre la forma en que producimos y consumimos la energía, que es origen, en gran medida, de las emisiones de gases de efecto invernadero». Y, estas son decisiones que afectan al mix energético, a la competitividad y al precio de la electricidad. Todo ello son cuestiones de medio plazo si lo que se quiere hacer es serio y se quiere hacer de forma ortodoxa. Para ello, Linares reclamaba mayor conocimiento, mejores estudios, más análisis estratégico, para perfilar una estrategia española y recordaba la desgraciada negociación y el resultado de la misma del 15 % sobre las emisiones de 1990. En este artículo, Linares era «condescendiente» con los gobiernos y no enseñaba los trapos más sucios, además de evidenciar que volvemos a estar ante este nuevo acuerdo como estábamos respecto a estudios y estrategia: con una mano atrás y otra delante.

Por eso, y ante este escenario, hay otra manera de negar ese espíritu medioambientalista mucho peor. Y esa negación es la hipocresía. Es «ir de ello», ir de medioambientalista, sin serlo, generalmente para los comicios electorales, en los mítines, en los encuentros con los colectivos ecologistas, y luego, en virtud de razones volubles, actuar en sentido contrario de forma farisea, unos de corte distributivo por tecnología, otros de corte empresarial y otros derivados de presiones concretas. Tenemos muchos ejemplos en el caso español y Kyoto, lo que ha derivado en una visión muy pesimista de los resultados en nuestro país y de la seriedad a la hora de afrontarlo. Desde la distribución de los derechos de emisión por tecnologías hasta la detracción de derechos de emisión. Por no hablar de la pretensión de perpetrar el aumento de la generación de electricidad mediante la quema de carbón nacional bajo la excusa de la seguridad de suministro (en momentos en que más abundancia y sobrecapacidad existe en el sector energético).

Incluso, algunas decisiones, en apariencia medioambientalistas en el muy corto plazo como la «inflación» y «burbuja» de determinas tecnologías renovables, operan en sentido contrario en el largo plazo. Sobre todo, cuando las decisiones de precio de la energía chocan con la incapacidad política de asumir las consecuencias de sus actos previos en un ejercicio de improvisación con cuestiones que tienen mucho de medio plazo: inversión, modelo energético y medioambiente. Cosas que no se arreglan de la noche a la mañana con graciosas decisiones de gasto público, de ensoñación intervencionista y voluntarista.

Por tanto, la pregunta es, a la vista de la revitalización del proceso de Copenhague y México, si esta vez nos lo vamos a tomar en serio y no vamos a poner una vela a Dios y otra al diablo. Porque frente que tener una estrategia, el siguiente paso negativo es tener una estrategia equivocada. Y peor que una estrategia equivocada es no tener estrategia. Y, aún peor que no tener estrategia es no tenerla y estar sujeto a la administración de las presiones momentáneas y el coyunturalismo. Porque quien no sabe adónde va, puede aparecer en cualquier sitio.

La carencia de ese modelo global incapacita la definición de una estrategia coherente en materia de cambio climático, con señales claras a los agentes, sobre sus implicaciones, costes, sobre los precios de la energía y sus tendencias. Y, en ese río revuelto, sólo hay ganancia de pescadores (y de especuladores). Por eso, Copenhague debería ser un punto de inflexión para que empezáramos a hacer las cosas en serio.

La fortaleza del dólar hace bajar el precio del crudo

El petróleo de Texas, referente en EEUU, cerró la semana en 75,47 dólares después de encadenar tres jornadas de bajadas, y perdió 58 centavos respecto al precio del último viernes de noviembre.

El barril de Brent, referente en Europa, acabó la semana en 77,52 dólares, apenas siete centavos por encima del precio con el que cerró la semana pasada. Y el crudo de la OPEP concluyó la primera semana de diciembre en 77,32 dólares, 1,94 dólares por encima del cierre hace siete días.

La semana concluyó con una bajada causada por el fortalecimiento del «billete verde», que tuvo más peso que la buena noticia relativa al empleo en Estados Unidos, donde se perdieron en noviembre sólo 11.000 puestos de trabajo, lo que supone el menor número de empleos destruidos en el país desde que empezó la recesión económica.

En los pasados días se vivieron jornadas de gran volatilidad, marcadas por la preocupación por los problemas de la deuda de Dubái, y algunos datos positivos más de EEUU, como las cifras manufactureras de la primera economía del planeta.

A esto se contrapusieron otras cifras negativas sobre la demanda, como las anunciadas por el Departamento de Energía de EEUU, que informó sobre un aumento de las reservas de petróleo en 2,1 millones.

Los inventarios de crudo y gasolina están alrededor de un 6 por ciento por encima de los de hace un año.

Por su parte, los productores árabes participan hoy en la reunión ministerial anual de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPAEP), lo que ha permitido conocer la opinión sobre la situación del mercado del responsable del crudo de Arabia Saudí, Ali al Naimi, una de las voces más influyentes.

«Los actuales precios están bien, entre los 70 y los 80 dólares, cerca del objetivo fijado, de cerca de 75», estimó el ministro, que ha venido defendiendo ese precio de 75 dólares dentro de OPEP como un valor justo para productores y consumidores.

Sin embargo, el prestigioso «Center for Global Energy Studies» (CGES) considera en su último informe publicado esta semana que la oferta y la demanda no pueden explicar un precio del crudo cercano a los 80 dólares.

Los sucesivos recortes de la OPEP ha apuntalado los precios del «oro negro» desde los 35 dólares por barril de principios de año hasta el máximo anual de 82 dólares que se tocó a finales de octubre.

«El petróleo es también un activo financiero y es una opción atractiva actualmente debido al ‘contango’ (con precios más elevados cuanto más tarde es la entrega)», indican los analistas del CGES.

«El hecho de que hacia el final de la semana pasada el precio del petróleo claramente seguía a la bolsa, que cayó substancialmente después de las noticias de los problemas de la deuda de Dubái, también da crédito a la idea que algunos inversionistas ven los futuros del petróleo de forma similar a los valores de bolsa», agregan.

La OPEP ha mantenido sus cuotas de producción durante todo el año después de retirar de los mercados 4,2 millones de barriles diarios con respecto a la oferta de septiembre de 2008.

En pocas semanas la OPEP se reúne de nuevo en Angola para tomar el pulso al mercado del crudo y la mayoría de los socios de la organización se muestran favorables a mantener sin cambios la oferta de crudo de la organización.

Federales contra confederados en las renovables

El desenlace de determinados acontecimientos en el sector energético empieza a dar signos de que el sudoku tiene difícil encaje, o más bien que hay más piezas del puzzle que las que se pueden colocar. Estamos, por tanto, asistiendo a una ofensiva multilateral por tecnologías para ocupar un espacio, el de la generación eléctrica en estado de saturación por la caída de la demanda. Caída de la demanda que amenaza con recrudecerse en términos de volumen, prolongarse en términos de tiempo y agravarse por las decisiones administrativas asociadas desequilibrantes.

Ninguna acción ya en este contexto es inocente: el impulso a la generación de electricidad mediante la quema de carbón nacional (el Decreto de Energía Insostenible) se come tarifa, derechos de emisión, contaminación, expulsa tecnología de generación y provocará más desconexiones en los parques eólicos alterando las bases de su régimen retributivo. La semana pasada podíamos leer en El País, cómo en breve podría sobrar producción de energía renovable. Por eso, podemos comprobar cómo no hay día en el que un sector u otro levante el dedo y manifieste su papel y su contribución al sector energético español.

El hecho es que podemos comprobar cómo desde hace unos días el torrente de informaciones es incesante al respecto de las diversas tecnologías de generación eléctrica. Todas ellas, con legítimo interés, postulándose ante este escenario contractivo. Y, por ello, hemos podido comprobar, sobre todo en el ámbito del sector renovable una realidad convulsa y contradictoria. En esa realidad convulsa y contradictoria aparece dos fuerzas centrífugas: las que cuestionan las primas a las renovables y las que las defienden. Una confrontación que se libra en los medios de comunicación, en el espacio público de construcción de la opinión, casi en términos de derby, forofismo, con todo su aparataje y forma retórica. El problema es reconocer que el debate hoy está construido en unos términos en los cuales es inexistente de forma que puede llegar a establecerse una partida de damas en las que un jugador juega en las casillas blancas y otro en las negras.

Son varios los argumentos recurrentes a la hora de colocarse en la posición favorable: el primero tiene que ver con generación de empleo, actividad, tecnologías, reducción de emisiones de dióxido de carbono y del volumen derechos de emisión a adquirir. Pocos argumentos parten de su incardinación directa en el sector eléctrico. Con esa pléyade argumental, cualquier decisión sobre el futuro renovable debería tener cabida: inclusive primas y volúmenes, muy generosos cuya contribución en términos de prima, megavatios de generación sea muy descompensada (situación recientemente evidenciada en el caso de la tecnología termosolar cuya irrupción masiva por decisiones administrativas ha derivado en sus consecuencias en términos de hipoteca futura: drenaje de la capacidad de producir más energía renovable con menos incentivo económico a cargo de los consumidores).

Los más avanzados, de este primer grupo favorable a las renovables, son conscientes de que las peores decisiones son las que contravienen el desarrollo futuro del sector. Es decir, las que se pasan de frenada. Y, por tanto, mantienen un cierto escepticismo con una adhesión sin reparos al desequilibrio retributivo, sin visión global. En este entorno, se participa de la confianza del desarrollo de las tecnologías, comparten la necesidad de comprender cada una de ellas y sus características diferenciales y comprenden la necesidad de aproximarse a la rentabilidad y a los precios de mercado, bien por ganancias de eficiencia, bien por relación de precios comparativos, o por las dos cosas a la vez. Son conscientes de la necesidad de que los incentivos económicos a las renovables no sean sine die, se integren y sean sostenibles en el sistema eléctrico y la tarifa, y por tanto, los proyectos no sean fuente de especulación, sino que sirvan a la inversión en capacidad de generación eléctrica.

Segunda línea: los ligados al colectivo desfavorable a las renovables tienen que ver con la negación del cambio climático o la evolución del impacto de las renovables en la tarifa eléctrica, magnificando su efecto (sin descontar los beneficios económicos y medioambientales) y amplificando los errores de bulto del pasado. Este grupo se ve alimentado por decisiones administrativas y regulatorias que han provocado que el sector de generación eléctrica mediante tecnología renovable no participe de la conformación del sector eléctrico y del mercado en términos de relación oferta/demanda. Un buen marco regulatorio y retributivo mal acabado, digamos. Con este tratamiento, se han producido importantes burbujas que buscan apropiarse de unas plusvalías cuasi-inmobiliarias. En suma, por un cúmulo de decisiones que han sumido en un descontrol a la Administración en este camino, cuya respuesta acaba siendo una reacción de impotencia: desplegar inspecciones de dudoso resultado, una vez que se han desbordado las aguas en lo económico. En ese tráfago, además las Comunidades Autónomas y determinados sectores concretos han encontrado puntos débiles y cierta volubilidad en sus coyunturas.

¿De dónde viene esta confrontación abierta? Primero, de un hueco, de una carencia trágica generada por los responsables de la regulación y de la planificación de los sectores energéticos, al no ser capaces de proporcionar una respuesta sostenible y global y actuar de manera parcial a intereses momentáneos relacionados con cada sector de generación. Y en esto se demuestra que el orden de las decisiones no será inocuo: decisiones sobre energía nuclear, carbón y renovables no son independientes. Segundo, que el debate desde las autoridades no se construya en el espacio público en el que se deberían configurar las coordenadas del mismo, cuestión que se produce por evidente esquivamiento de la responsabilidad central. El tablero de la generación eléctrica, régimen general y especial, se tienen que centrar en el modelo de generación, de mercado y de tarifa eléctrica, como ejes fundamentales. Cuestión que requiere una respuesta global, conjunta, tanto desde el punto de vista de sostenibilidad económica, como medioambiental y de la tarifa eléctrica como resultante. Por tanto, hay que volver a la ortodoxia: colocar las piezas en el mismo tablero y en las casillas del mismo color para evitar veleidades derivadas de intereses espurios y de la cizaña que puede surgir de su abandono. Todo ello, para no hacernos los dedos huéspedes y contaminar objetivos de política energética y eléctrica con cuestiones e intereses de otra índole (legítimos, eso sí), industriales, de empleo, o de ayuda a sectores improductivos, tomando decisiones insostenibles.

El precio del crudo se estanca por las dudas sobre la recuperación económica

El comienzo de la semana estuvo dominada por el anuncio de que la economía de Estados Unidos ha vuelto a la senda alcista, aunque con un ritmo de recuperación menor de lo que se esperaba.

Así, el Gobierno de EEUU confirmó el martes que la economía del país creció un 2,8 por ciento en el tercer trimestre, una cifra inferior a la esperada debido al menor consumo y al aumento del déficit comercial.

Esa cifra confirmó las expectativas de los economistas y rebajó notablemente el dato de previsión del crecimiento para ese periodo hecho público en octubre y que hablaba de un aumento del 3,5 por ciento en el Producto Interior Bruto (PIB).

Ese dato alentó las expectativas de que el consumo de crudo descienda y, junto a la tenue revalorización del dólar frente al euro, empujó a la baja las cotizaciones de los crudos internacionales.

La tendencia se invirtió el miércoles, tras conocerse que las reservas de petróleo en EEUU aumentaron en un millón de barriles la semana pasada, una cifra por debajo de lo esperado.

Así, los inventarios de crudo en el mayor consumidor del planeta suman ahora 337,8 millones de barriles, un 6,1 por ciento más que lo acumulado hace un año.

La moderación en la acumulación de crudo es interpretada como un signo de recuperación del consumo y suele empujar al alza los precios del oro negro.

Así, en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), la cotización del Petróleo Intermedio de Texas (WTI) subió un 2,55 por ciento, hasta marcar un precio de 77,96 dólares por barril.

Paralelamente, el barril de petróleo Brent, de referencia en Europa, se revalorizó un 2,58 por ciento en las operaciones del londinense Intercontinental Exchange Futures y se pagó a 78,44 dólares.

La jornada siguiente estuvo marcada por una escasa actividad en los mercados, debido a la festividad del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, donde no abrió la Bolsa. Por su parte, en Londres, el Brent evolucionó a la baja y perdió un 1,77 por ciento de su valor ante la subida del dólar en los mercados de divisas.

Un dólar más fuerte tiende a desanimar las compras de petróleo y de otras materias primas que se negocian en la moneda estadounidense.

En la última jornada de cotizaciones de la semana, el Texas sufrió nuevas pérdidas, mientras que el Brent apenas se recuperó un 0,17 por ciento, debido a un nuevo fortalecimiento del dólar.

La divisa estadounidense se vio impulsada el viernes por la huida de los inversores a valores de cierta seguridad, como el dólar o los bonos del Tesoro, al conocerse los problemas que está teniendo Dubái para atender las obligaciones ligadas a su deuda, que podría oscilar entre 80.000 y 90.000 millones de dólares.

El Gobierno de Dubái defendió el viernes su solidez económica después de que el jueves se conociera la decisión de Dubai World, un consorcio estatal del sector financiero que ha desarrollado algunos de los proyectos inmobiliarios más extravagantes del mundo, de pedir una moratoria para su deuda hasta el 30 de mayo de 2010.

Así, el Texas estadounidense cerró la sesión del viernes a 76,05 dólares por barril, un 2,44 por ciento menos que la sesión anterior pero sólo un 0,87 por ciento por debajo del precio marcado hace una semana.

Por su parte, el barril de Brent cerró la semana a 77,2 dólares, frente a los 77,18 que marcó el viernes pasado.

En lo que va de año tanto el Texas como el Brent han conseguido recuperarse de la caída en picado de finales de 2008, aunque siguen muy lejos del máximo histórico alcanzado en julio del año pasado, cuando rozaron los 150 dólares por barril.

La falta de previsión y cooperación amenazan con una crisis energética a los países latinoamericanos

«Creo que hay una crisis eléctrica porque en varios de los países no ha habido una inversión en las últimas décadas. Esta falta de inversión se está sufriendo», aseveró el vicepresidente de Energía de Siemens para la región andina, Mario Jaramillo.

Para Luis Fernando Alarcón, gerente general de ISA, la empresa de distribución de energía más importante de Colombia, si bien todavía la región no está inmersa en una crisis considera evidente la falta de previsión política.

«No creo que haya una crisis generalizada y si uno mira los distintos sistemas hay diferencias importantes asociadas por lo general a las políticas a largo plazo», aseguró Alarcón.

Consideró, por ejemplo, que en caso de Brasil «no se puede decir que haya una crisis», pese al gran apagón del pasado 10 de noviembre. «Lo mismo se puede decir de sistemas como el peruano o el chileno», agregó.

De la misma opinión es el editor para América de la revista The Economist, Michael Reid, quien cree que por ahora solo algunos países de la región sufren una crisis energética.

Para Reid, apagones como el de Brasil no responden a fallos estructurales del sistema, pero reconoce que «hay crisis eléctrica en Venezuela porque han manejado mal el sector, lo mismo que en Ecuador».

A esta falta de previsión de los sistemas eléctricos para generar recursos se unen las medidas unilaterales por parte de algunos gobiernos para solucionar sus propios problemas en lugar de buscar alternativas y fortalecer las interconexiones regionales. Así, la falta de cooperación regional supone un agravante.

Alarcón opina que existe «un potencial enorme que no se está aprovechando suficiente, entre otras cosas por problemas de comprensión política, aunque cada vez hay conciencia entre los gobiernos de la región de la importancia de los sistemas integrados y las interconexiones».

Países como Colombia, que también pasan por situaciones de carencia eléctrica, están exportando energía a naciones vecinas como Ecuador o Venezuela, y creando interconexiones con otros como Panamá, ya que, como indica Jaramillo, en Colombia «sí que ha habido una inversión, una estructura importante sólida».

En este sentido, Reid afirmó que la crisis de Venezuela y Ecuador «da una oportunidad a Colombia. Más allá de obstáculos políticos de corto plazo, si se tiene un sector eléctrico capaz de producir excedentes se puede pensar en la exportación».

Así lo expresó también el ministro de Minas y Energía colombiano, Hernán Martínez, quien explicó durante la Feria Internacional del Sector Eléctrico de Medellín que se dispone «de un margen de la producción para la exportación de electricidad atendiendo los mercados de países vecinos».

En ese sentido coincidió Jaramillo, quien también ve claras las oportunidades de Colombia, aunque llamó la atención sobre las complicadas relaciones políticas de Colombia con sus vecinos. «No podemos abstraernos de la dinámica política (…). Hay barreras que por lo pronto se ven bien difíciles de vencer», advirtió el experto.

Pese a los problemas diplomáticos, el presidente Álvaro Uribe reiteró que no ha suspendido el envío de gas a Venezuela, ni el de energía a ese país y a Ecuador.

Colombia ha exportado a Ecuador 153 gigavatios hora de energía eléctrica en septiembre, 53 en octubre y 15,2 en los primeros diez días de noviembre.

En cuanto al gas, Colombia produce al día 1.100 millones de pies cúbicos y exporta a Venezuela 250 millones, a pesar de las medidas de restricción que Chávez ha impuesto a la exportaciones.