El precio del barril del crudo de la OPEP ha subido casi un 18 por ciento en todo un año

Así, el encarecimiento del oro negro se desmarca de la horquilla que la propia organización consideraba hasta hace unos meses como idóneo, tanto para productores como consumidores, entre los 70 y 80 dólares, y pone en peligro la frágil recuperación económica mundial.

Con esta última subida, el crudo de la OPEP superaba, por primera vez, los 90 dólares alcanzados en octubre de 2008.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) pedía esta semana a la OPEP que incremente la producción para frenar el encarecimiento del crudo, en contra de lo decidido en su última conferencia ministerial, celebrada en Quito el 11 de diciembre.

Allí los doce miembros acordaron mantener inalteradas las cuotas nacionales, tras analizar que la demanda mundial de petróleo en 2011 será probablemente inferior a la de 2010.

Adujeron para ello la delicada recuperación económica mundial, el alto nivel de desempleo en el mundo industrializado, posibles conflictos en los tipos de cambio y una nueva crisis bancaria en Europa.

La AIE recordaba en un análisis publicado en el diario «Financial Times» que en el último año los costes derivados de la importación de crudo para los países de la OCDE han pasado de 200.000 millones a 790.000 millones de dólares debido al incremento del precio del crudo.

Este aumento es equivalente a una pérdida de ingresos en torno al 0,5 % del Producto Interior Bruto (PIB) de la OCDE, según la agencia.

«Los precios del petróleo están entrando en una zona peligrosa para la economía global», manifestó a este diario Fatih Birol, el economista jefe de este organismo internacional.

Por el momento, la OPEP no ha dado muestras de querer cambiar la asignación de cuotas nacionales, cuyo cumplimiento individual ha sido siempre controvertida, ni de querer adelantar la fecha de la próxima conferencia ministerial, fijada para junio.

Es más, el ministro kuwaití de Petróleo consideraba que un precio en una horquilla entre los 80 y 100 dólares por barril es correcto.

La única esperanza para un relajamiento de los precios es un menor consumo en el segundo trimestre del año, tanto por un crecimiento rezagado como por un clima más benigno en el invierno del hemisferio norte, apuntan los expertos.

El precio del Brent, de referencia en Europa, se disparaba también a 95,50 dólares por barril el 5 de enero, el mayor nivel desde el 30 de septiembre de 2008, para cerrar el viernes a 93,3 dólares.

A su vez, el WTI, de referencia en EEUU, se colocaba a solo 3 dólares de la barrera mágina de los 100 dólares, el precio más elevado en 8 meses, y concluyó la semana también más moderado, a 88,03 dólares.

En EEUU, la demanda cayó a los niveles más bajos en tres semanas, ante una creación de empleo menor que la esperada en diciembre, con un índice de paro del 9,4 % en lugar del 9,7 % previsto por los expertos, lo que presionó los precios bursátiles y de materias primas.

Un argumento a favor de la subida de los precios del crudo ha sido que EEUU ha vivido el invierno más frío en 25 años, pero el tope de demanda de fuel de calefacción está a punto de llegar, con lo que ahora se espera que los precios se relajen ligeramente.

El mercado del gas y sus oportunidades

Pero no sólo la demanda es menor hoy, si no que la producción ha seguido creciendo a lo largo de 2010. Y éste es un sector donde es difícil adecuarse rápidamente a las condiciones de demanda –fundamentalmente por la larga duración de los proyectos (lead time)- con lo que nos encontramos ante una diferencia importante entre la capacidad de producción y la demanda de gas. Esta diferencia ha aumentado aun más, debido a los últimos desarrollos en la tecnología de extracción de gas no convencional, con avances en el conocimiento de la geología del terreno y la perforación horizontal. Como consecuencia, en EE.UU. se han duplicado las reservas de gas natural desde 2005 y se estima que se pueda llegar a una producción de gas no convencional de 200 bcm (miles de millones de metros cúbicos) al año.

Como en todos los mercados donde se produce una expansión de la capacidad de producción ante una reducción de la demanda, los precios se deprimen. Y esto no podía ser de otra manera en el mercado del gas, si bien este sector presenta ciertos matices especiales que examinaremos más adelante. Se prevé que en EE.UU. el precio del gas se mantenga en unos niveles de 6 a 7 $/mmBTU durante toda esta década. Ante este nivel de precios, el gas Natural Licuado (GNL) desplazaría su destino final de EE.UU a Asia y Europa. Es el GNL, con su arbitraje de precios entre regiones, el que contribuye a mantener unos precios relativamente homogéneos geográficamente en el mercado spot (al contado) mundial.

¿Cómo evolucionará la demanda de gas? Si buscamos la respuesta en la historia, hay dos acontecimientos que nos hacen creer que la pérdida de demanda es estructural y no volverá inmediatamente a los valores del 2008, más bien seguirá un crecimiento con niveles pre-recesión del 1-2% anual. Esos acontecimientos son, por un lado la crisis asiática de finales de los ‘90, donde la demanda se mantuvo constante hasta que la recuperación económica impulsó un crecimiento de la demanda de gas a niveles similares a antes de la crisis, sin recuperar de manera inmediata el volumen perdido. Y por otro, el conflicto árabe-israelí de 1973, que causó una fuerte reducción de la demanda en EE.UU al elevarse los precios, lo que contribuyo a la deslocalización de la industria. Se requirieron más de 20 años para volver a los niveles de demanda de inicios de los 70.

Aunque cualquier predicción de este género conlleva un riesgo, hay dos factores que pueden modificar de manera notable la evolución de la demanda: la flexibilización de los contratos y la mayor utilización de gas en la producción eléctrica.

Actualmente los contratos de gas a largo plazo, o indexados al precio del petróleo, se encuentran en clara desventaja con respecto al “mercado spot” desde el punto de vista del comprador. El precio del barril de petróleo se ha recuperado hasta unos niveles de 70-90 $, mientras que el precio del gas en el “mercado spot” se mantiene bajo. Esto supone un incentivo para el comprador a presionar para que el contrato refleje de manera más directa la situación actual de la oferta y demanda en el mercado del gas. En la medida en la que se flexibilicen los contratos, se incentivará el consumo de gas.

A un precio de 6 $/mmBTU y con la tonelada de CO2 en torno a los 15 €, el gas tiene un coste marginal similar, o ligeramente inferior, al del carbón en la producción de electricidad. Este escenario puede impulsar la mayor utilización de las centrales de ciclo combinado. Si el precio del carbón no se ve afectado de manera notable, estamos ante un escenario que a nivel mundial tenderá a perdurar, ya que las restricciones sobre el CO2 son cada vez más exigentes (a pesar de no existir un acuerdo en firme a partir de 2012).

En el caso de España en cambio, la regulación actual convierte este escenario en altamente improbable a corto-medio plazo. El impulso regulatorio al carbón nacional hasta el año 2014 para la producción de electricidad, desplazará el consumo del gas, que tras la opinión de Bruselas sobre la normativa del Gobierno, ha perdido el pago del lucro cesante que inicialmente le era reconocido. Además, el gran crecimiento de la producción en régimen especial, esencialmente de las tecnologías renovables, contribuye a desplazar la producción en régimen ordinario, en especial aquellas tecnologías que suelen marcar el precio del mercado como la de ciclos combinados.

Este panorama abre nuevos retos para las empresas del sector: los productores de gas deberán aumentar su creatividad en la flexibilización de contratos para mantener una alta utilización de su capacidad de producción y no disminuir márgenes; los importadores y mayoristas deberán reevaluar sus carteras de proveedores y su mix de contratos a largo plazo y spot; los proveedores de infraestructuras (gaseoductos, re-gasificadoras, etc…), por su parte, tendrán que reevaluar sus proyectos actuales y futuros; y las eléctricas deberán decidir sobre su mix de producción futuro y por qué tecnología apuestan.

Pablo Royo es Senior Associate de la consultora Booz & Company

Es experto en el sector eléctrico y gasista, especializado en el desarrollo de estrategia, fijación de precios y optimización de la capacidad productiva. En la actualidad desarrolla proyectos de estrategia de mercado en el sector del gas en España.

El crudo cerró 2010 al alza y por encima de los 90 dólares

Según los cálculos de la consultora JBC Energy, con sede en Viena, el precio promedio del crudo en 2010 aumentó alrededor de un 28% respecto a 2009, hasta situarse en torno a los 80 dólares, el segundo valor anual más alto de la historia, solo superado por los casi 100 dólares de media a los que cotizó en 2008.

El barril de crudo Brent concluyó la semana pasada a 94,75 dólares en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres, sumando 1,66 dólares al valor de cierre de la jornada anterior.

En la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), el Petróleo Intermedio de Texas (WTI) terminó a 91,38 dólares por barril, con una subida del 1,7% respecto a la sesión precedente.

«Durante la presente semana los precios promedios de los principales crudos marcadores cerraron al alza debido al incremento de las cotizaciones de productos refinados por la ola de frío que afecta el hemisferio norte«, explicó el ministerio venezolano de Energía y Petróleo en un comunicado.

Otro factor alcista ha sido la depreciación del dólar ante el euro y otras divisas, un elemento que ha presionado al alza durante todo el año sobre el «oro negro» y otras materias primas que se comercian en la moneda estadounidense, puesto que se abaratan y se impulsa así la especulación con ellas en los mercados de futuros.

Además, ante los temores a la persistencia de los problemas de las deudas de países de la zona euro, muchos prevén que el «billete verde» continúe débil frente a la moneda única europea, lo que podría llevar al barril hasta los 100 dólares en este año que acaba de empezar, según varios observadores.

A ello parecería apuntar también la política de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que por segundo año consecutivo ha mantenido vigente el mayor recorte de la oferta de crudo en su cincuenta años de historia, pactado en diciembre de 2008 para frenar la caída de las cotizaciones.

En su última reunión, el 11 de diciembre pasado en Quito, la OPEP ratificó la cuota de producción recortada y vigente desde el 1 de enero de 2009, y fijó para junio de 2011 su próxima reunión.

Así señalizó a los mercados que no tiene previsto modificar sus suministros durante el próximo semestre, salvo una evolución muy inusual que requiera su intervención.

De momento, Irán, país que a partir de ahora ocupa la presidencia rotativa y anual de la organización (en sucesión de Ecuador), ha descartado una reunión extraordinaria previa a la de junio.

El pasado domingo, el representante iraní ante este grupo de doce países, Mohamad Ali Jatibi, afirmó que el mercado de crudo está estable y vaticinó que el barril alcanzará los 100 dólares.

«No parece posible que la OPEP vaya a celebrar una reunión de emergencia. Existe un equilibrio entre la demanda y el suministro, y lo más plausible es que el precio del crudo llegue a los 100 dólares el barril«, afirmó el delegado en declaraciones divulgadas por la agencia local de noticias energéticas SHANA.

No obstante, los analistas de JBC alertaron de que el panorama económico está lleno de incertidumbres, y que tal como indicó Olivier Blanchard, el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2011 continuará una recuperación económica a dos velocidades, es decir, un crecimiento débil en los países avanzados y una gran fortaleza en los emergentes.

«Algunas noticias económicas positivas desde EEUU como la reducción del desempleo, no deberían ocultar la fragilidad de la recuperación económica global», insistió la asesora en un análisis del mercado energético esta semana.

Los analistas subrayan además que un alto precio del crudo podría suponer ralentizar más aún la salida de la crisis.

Una subida necesaria e insuficiente

La subida del precio de la electricidad fue el argumento recurrente en los medios de comunicación ayer. Evidentemente se apiñaron tres tipos de argumentos: el primero, el que señalaba que se trataba de la mayor subida en 28 años, al que se le podría añadir todos los argumentos del tipo, que la luz habría acumulado subidas de un 44% desde que comenzó la crisis; el segundo, la atribución de la subida al déficit tarifario acumulado (poniendo más énfasis en qué gobierno tiene más responsabilidad dependiendo del partido político emisor, es decir, quién puso más, Aznar o Zapatero, que decía la canción) y, finalmente, en tercer lugar, quienes atribuyen la misma a las primas a las renovables y su peso en el recibo de la luz. Un signo de que el debate es demagógico es que hasta Esperanza Aguirre se apunta a opinar.

Por reacciones, los consumidores están que braman y utilizan adjetivos de trazo grueso respecto a la subida: intolerable y desproporcionada, incitando a una respuesta ciudadana a través de las Asociaciones. Además en sus argumentaciones, utilizan las declaraciones unipersonales del Presidente de la Comisión Nacional de Competencia, Luis Berenguer contra el mercado eléctrico y los lamentables documentos emitidos por la CNE, el Informe de Costes y Precios y derivados, opúsculo de un sector ideológico retroprogresivo de la energía, nostálgico del franquismo y de la intervención paternal de precios, costes y retribuciones, que cuestiona el mecanismo de formación de precios a través del mercado, la liberalización del sector energético y las Directivas Europeas respecto al mercado de la energía, con argumentos teóricos, de presunta ‘justicia redistributiva intertecnológica’ (¿?) y sin información económica, financiera, contable y de los mercados y sus dinámicas.

En todo caso, es bueno recordar que los precios del mercado de generación en España hoy soy de los más bajos de Europa, mientras que las tarifas finales crecen sustancialmente y escalan posiciones en nuestro entorno gracias a los costes regulados (sobre los que estos colectivos, por cierto, no dicen ni pío, seguramente porque les molan más al ser discrecionales). Y, finalmente, para alimentar el mito de que África empieza en los Pirineos, en pocos países occidentales, cuando llegan las facturas pasadas y se ha estado mirando hacia otro sitio, aparecen cuestionamientos al mercado y enmiendas a la totalidad en los mecanismos de formación de precios por parte, primero, de algunos representantes institucionales poco responsables y, después y por extensión, de quien se apoya en sus argumentos.

Además, de forma paradójica, los medios de la derecha sociológica acuden a los criterios intervencionistas antiempresariales y antiliberales, de trazo y números gordos: las eléctricas distribuirán 4.500 millones de euros y siguen alimentado la idea de que el precio de la electricidad debe ser un precio intervenido políticamente como hizo Rodrigo Rato. En todo caso, estas cifras de dividendos se profieren de forma global, sin referencias a su volumen, margen de ingresos, rentabilidad, etc… Oportunamente se efectúa sin comparación. Y, es más, no se profundiza en si los resultados de nuestras compañías, fuertemente internacionalizadas, proceden del mercado español o son consolidados incluyendo sus filiales internacionales (a lo mejor nos podrían pagar el déficit tarifario los consumidores extranjeros). En un país con una concepción empresarial, que oscila entre el mayo del 68 y la guitarra o, en sentido contrario, modelo caciquil y en la capacidad de intervenir en su gestión o en sus nombramientos, todo alimenta a la hora de laminar los argumentos que nos recuerdan que hay que pagar las deudas pasadas y que hay que pagar el suministro energético al precio que cuesta. Por cierto, los accionistas, grandes y pequeños, ¿no son ciudadanos?

Uno a uno, de todos estos argumentos se podría decir lo siguiente:

Se trata de la mayor subida en 28 años: probablemente sea así, ¿y qué ha pasado con todas las decisiones precedentes tomadas en esos años y acumuladas de gobiernos de uno y de otro signo evitando y conteniendo artificialmente la subida para engañar a los españoles? Recordemos que nuestro país, sin tener fuentes de energía propia, se ha endeudado para pagar un suministro para evitar absorber que los consumidores asumieran ese precio. Franco hizo lo mismo, acumuló las subidas de los costes energéticos: el voluntarismo político no puede impedir que los precios al final se tengan que pagar.

El déficit. En segundo lugar, el déficit tarifario español es consecuencia de un conjunto de decisiones iniciadas por el Partido Popular y su política de ajustar los precios de la electricidad a la inflación (¿qué razón existe, si no política, para que el precio de un suministro o un bien o servicio se aleje de comportamientos de oferta y demanda, para seguir la senda administrativa de la decisión política del IPC? ¿Quedan liberales en el Partido Popular? ¿A eso se refiere en su caso Esperanza Aguirre?). Estas decisiones han ido sumándose a la política tarifaria de Zapatero, en sus seis años y medio de mandato y que, en su conjunto, han determinado un problema embalsado que había que afrontar irremediablemente. En todo caso, esta tarifa, con tener una subida considerable (para nuestras tradiciones) sigue siendo insuficiente.

El peso de las renovables en la tarifa: evidentemente nuestro país tiene que cumplir con unos criterios de eficiencia energética y generación limpia en 2020. La inversión en energías renovables y generación limpia es y ha sido necesaria, pero en su desarrollo han influido no sólo criterios económicos y medioambientales, sino intereses asociados a los mismos que han cebado la bomba y han disparado la factura desorbitadamente. Por tanto, lo primero es atajar el origen de los excesos en estas tecnologías garantizando su sostenibilidad económica y medioambiental. Se debe reflexionar sobre el coste y el volumen de determinadas tecnologías con primas muy altas, incorporando la posibilidad de una moratoria y de un frenazo en seco en la autorización de nuevas instalaciones, hasta que la demanda crezca, con sustanciales rebajas en las primas. A ello hay que incrementar los efectos de otra modalidad de subvención, el consumo obligatorio de carbón nacional para la producción de electricidad y el efecto sobre el resto de instalaciones de generación.

En todo caso, hay que volver insistir en por qué hoy que tenemos precios baratos en el mercado de generación (gracias a la abundancia, exceso de capacidad y diversificación tecnológica), siguen creciendo desbocadamente los precios para el consumidor: por la deuda, por la retribución del transporte y por las primas a las renovables. Es decir los costes regulados. Todo eso, se le debe explicar bien a los consumidores para que tengan una idea precisa y no ideológica de la razón de esta subida.

Conclusiones: La subida realizada es importante respecto a nuestra tradición de no hacerlas para no alborotar a los ciudadanos, haciendo un uso político de las mismas (tanto por parte del Partido Popular como del PSOE). La energía o cualquier suministro no sigue en su comportamiento de precios la senda del IPC. El voluntarismo político o la negación de la realidad acaba por aparecer. Los dos partidos son responsables de la situación actual: ninguno de ellos se puede desimplicar o hacer bandera política de la misma. La subida aprobada es insuficiente y seguramente se deberán producir más subidas de esta índole, lo que implica asumir con menos escándalo el problema, intentando objetivizar causas y responsables de las mismas en sus debidas proporciones. Nos hemos endeudado para no pagar la luz en su momento y hoy no caben excusas de mal pagador. El precio de la energía en el mercado mayorista en España es bajo. Los precios y tarifas a los ciudadanos empiezan a ser altos por los costes regulados (deuda, transporte y primas) y hay que ponerlos en observación en lugar de censurar el mercado. Se puede invertir en renovables pero con más ojo, más atención y menos despilfarro pensando en la factura energética global. Se debe pensar el mix energético futuro de forma que sea sostenible económica y medioambientalmente. La subida para los beneficiarios del bono social es neutra y la absorben las empresas. Un calendario creíble de subidas para la adecuación de la deuda tarifaria y el desfase existente no estaría mal. La no subida engaña a los ciudadanos, les hace consumir más y aumenta la deuda y las subidas futuras que tarde o temprano llegarán. La no subida no es una opción ya.

El Gobierno ha aguantado este primer envite y hay que confiar en que aborde el problema con determinación hasta su ajuste completo. Había preparado, en parte, el camino en la opinión pública con el decreto de Navidad contra las empresas eléctricas. Pero necesita una política energética que no tiene y, por su parte, el Partido Popular, además, de hacer bandera política y demagógica del problema, debe garantizar el mercado, la liberalización del sector y presentar sus propuestas para solucionarlo en lugar de inflamar a la opinión pública y ejercer de Don Tancredo. Es un partido de gobierno que debe ser responsable con soluciones y propuestas acordes con su capacidad de ser alternativa de gobierno.

En todo caso, hoy corresponde apoyar al Ejecutivo en una decisión que era irremediable y que, seguramente, es consecuencia de muchos errores políticos previos, inclusive de información, comunicación y concienciación.

El carbón y las renovables enfrentan al Gobierno y las compañías eléctricas

En 2010, pese a la recuperación del consumo, se recrudeció la pelea de tecnologías iniciada en 2009, cuando la demanda de electricidad cayó un 10% y el Ejecutivo comenzó a plantearse la necesidad de incentivar el uso del carbón autóctono junto al reto de lograr un pacto de Estado con el PP para dar estabilidad al sector y a las millonarias inversiones que realiza.

El Gobierno aprobó, tras más de un año de tramitación, un real decreto que establece incentivos para el uso del carbón en la generación de electricidad y cuya aplicación sacará del mercado a centrales que queman mineral importado o a ciclos combinados, plantas a las que el Ejecutivo tenía previsto compensar y sin embargo no lo hará por recomendación de Bruselas.

Iberdrola, Endesa y Gas Natural Fenosa, que consideran que la normativa distorsiona el mercado, decidieron recurrirla ante el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional, al tiempo que llevaron ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea la decisión de la Comisión Europea de dar luz verde a las ayudas.

Tanto la Audiencia Nacional como el Tribunal de Luxemburgo han paralizado cautelarmente la puesta en marcha del decreto, cuya aprobación ha puesto en pie de guerra a las centrales que queman carbón importado, como las gallegas de As Pontes y Meirama, que tienen el apoyo de la Xunta.

La otra cara de la moneda corresponde a las cuencas mineras, cuyos trabajadores revivieron el pasado con marchas «negras», huelgas de hambre y encierros para exigir la aprobación del real decreto y el pago de sus salarios.

En paralelo, la Unión Europea ha decidido prorrogar hasta 2018 las ayudas públicas al carbón a las minas deficitarias, a las que, inicialmente, quería poner fin en 2014.

Por otra parte, las renovables, principalmente la eólica, se hacen poco a poco con un mayor trozo de la tarta energética, lo que desplaza a las tecnologías fósiles, más caras y más contaminantes, y afecta, sobre todo, a los ciclos combinados, que este año han trabajado al 30% de su capacidad.

Esto ha llevado a las grandes eléctricas a clamar contra las primas que reciben las energías verdes, sobre todo la fotovoltaica, que se estima que en 2010 superarán los 6.000 millones de euros. En este sentido, el Ejecutivo ha llevado a cabo una rebaja de las primas eólicas y solares.

Las eléctricas culpan a las renovables del crecimiento del déficit de tarifa eléctrico, una deuda que ahora soportan sus balances y que este año podría acumular los 20.000 millones de euros tras superar en unos dos mil millones el límite de generación de déficit marcado para 2010.

Para aliviar el endeudamiento que las eléctricas soportan por este concepto, el Ejecutivo acordó dar a esta deuda el aval del Estado para lograr colocarla en los mercados, un proceso que se esperaba que este año quedara finiquitado y que, finalmente, podría ni tan siquiera iniciarse debido a las turbulencias financieras.

En este contexto, en 2009, se constituyó una subcomisión en el Congreso para consensuar la estrategia energética de España para los próximos 25 años y cuyos trabajos finalizaron en noviembre con un acuerdo que contó el rechazo de ICV-IU y la abstención del PP.

La subcomisión ha propuesto repartir entre todos los usuarios el coste en primas de las energías renovables, que ahora se pagan sólo vía recibo de la luz -lo que no gusta a petroleras ni gasistas-.

Los diputados debían pronunciarse sobre el futuro de la nuclear, una cuestión que consideraron conveniente aplazar a mediados de la próxima década y que, al parecer, enfrenta al PP y al Gobierno en sus negociaciones para el pacto energético.

Los contactos entre populares y socialistas se intensificaron a mediados de año y llevaron a la congelación de la tarifa de la luz en julio, una sorpresiva decisión que llevó de nuevo a las compañías ante la justicia. No obstante, en enero la luz subió el 2,64% y en octubre el 4,8% de media.

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, y el coordinador de Economía del PP, Cristóbal Montoro, explicaron que antes de tocar los ingresos (tarifas) habían acordado revisar todos los costes que soporta el sistema (como primas, transporte o distribución) en aras a alcanzar un pacto de Estado que sigue sin alcanzarse.

Los ingresos que se obtienen por el recibo de la luz no son suficientes para cubrir todos los costes que se quieren retribuir con ellos, lo que desde hace una década genera el déficit de tarifa, una deuda con las eléctricas que los usuarios deberán devolver en 15 años.

Ana Tuñas Matilla, es redactora de energía de EFE

Bocados de realidad (energética)

Signos de deshielo entre las eléctricas y el Gobierno por el decreto del carbón.

Parece que las aguas vuelven a su cauce, tras el importante sofoco que tanto Industria como Moncloa se pillaron a cuenta de las decisiones judiciales de los tribunales europeos y de la Audiencia Nacional en relación al decreto del carbón.

Para hacer de la necesidad virtud, como una supuesta posición de fuerza, el aparato gubernamental transparentó su gran enfado, poniendo en un plato de la balanza la reclamación legítima de derechos frente a los perjuicios y la legalidad cuestionada de la norma, y en el otro plato, los compromisos políticos personales del Presidente del Gobierno y la paz de las zonas mineras.

Parece que han empezado los acercamientos y, el proceso de negociación al que Industria apeló cuando se produjeron las casi simultáneas medidas judiciales, se ha puesto en marcha y ya han existido contactos directos entre la Administración y el sector. Por otra parte, las eléctricas han empezado a cursar opciones de compra a las empresas mineras, como señal de buena voluntad y compromiso para abordar de manera global los problemas actuales y acentuados en el mercado de generación, fruto de esta decisión política.

Pedro Marín ronronea con su salida del Ministerio

La verdad es que ya no se sabe si es un cese, una dimisión, una salida o una fuga. Si bien parece que el Secretario de Estado está buscando apoyos entre las empresas españolas para su candidatura en el IRENA, no es menos cierto que su designación es complicada en la medida que ya hay un «algo» ejecutivo español en este organismo, Hugo Lucas.

Por otra parte, empieza a ser también un tema recurrente de forma que en las ruedas de prensa, los medios informativos ya preguntamos abiertamente al Secretario de Estado por su salida de Industria, su candidatura al IRENA y la búsqueda de sustituto en sus responsabilidades actuales, una tarea que se torna cada vez más difícil.

Por otro lado, la debilidad de un Secretario de Estado en posición de transferible, parece que es un fuerte lastre para abordar con peso político los problemas del sector energético. Permanezcan atentos a las pantallas.

Prepárense señores consejeros: se aprueba de la Ley de Economía Sostenible

Parece que la aprobación de la Ley de Economía Sostenible entra en su recta final y en pocas semanas se producirá la nueva reconfiguración de los órganos reguladores, entre ellos, de la Comisión Nacional de Energía. Una reconfiguración sobre la que penden dos cuestiones: la reducción del número de miembros y los propios acuerdos parlamentarios del Gobierno con otras fuerzas políticas (sobre todo con el Partido Nacionalista Vasco a efectos presupuestarios) desvelados en semanas pasadas.

Así, los consejeros de la CNE, mitad con la duración de su nombramiento vencida desde hace año y medio, la otra mitad con el mandato en puertas de vencimiento, empiezan a intranquilizarse ante una eventual salida masiva y expeditiva. Cabe la sugerencia de que los nuevos nombramientos sean coherentes y menos «hooligans» con la vuelta del marco legal estable, contra el proceso de liberalización y mercado, para el que fueron nombrados. En todo caso empieza el baile y la toma de posiciones.

En todo caso, empieza el momento de la «real politik» y el realismo.

Se busca Secretario de Estado de Energía

En todo caso, las condiciones, razones y motivos de fondo, y el contexto de este rumor, noticia o anticipo sigue siendo completamente vigente y es preciso abundar en la posibilidad (o en el hecho) más que plausible, de que se esté preparando la sustitución de Marín y que ya se esté en la tarea activa de su selección. Además, parece complicado que en este estado de cosas, Marín pueda mantenerse en su puesto hasta marzo del año que viene y las informaciones que se vienen conociendo inciden en que se está ya buscando un sustituto.

El hecho es que desde el pasado miércoles, una vez distribuida la noticia de la dimisión desde distintos medios en la semana anterior, ya se hacían análisis y se enunciaban los nombres de un número importante de candidatos a su sustitución como Secretario de Estado de Energía. El número de posibles secretariables va creciendo según las fuentes que se consultan, pero quizá es un buen momento para hacer un repaso, en el que seguramente están todos los que son, pero no son todos los que están, a partir de lo leído en los medios económicos y de las fuentes consultadas por este medio.

Sería razonable, en todo caso, repasar las características que debería tener el eventual nombrado y que, a saber, enunciábamos el pasado miércoles: que el elegido tenga oficio, capacidad intelectual y de diálogo, formación, experiencia en la Administración. Otras salvaguardas básicas es que no tuviera cercanía ni afinidad por el movimiento retroprogresivo de la energía, ni persistiera en esa contumacia ideológica.

Parece en todo caso, que en este nombramiento, existirán dos tensiones: por una parte, una lucha ideológica subterránea (retroprogresivos vs. favorables al modelo de liberalización) y por otra, el tradicional pulso entre el Ministerio de Economía y el Ministerio de Industria en este nombramiento, dado el fiasco que viene resultando el área energética en el Gobierno desde hace más de seis años, su impacto sobre la economía española y las repercusiones actuales sobre la financiación de la deuda pública.

Por eso, es el momento de elaborar una lista comentada de nominados, en la que tendríamos que empezar por la curiosidad de la difusión del nombre de Carlos Ocaña, con el morbo añadido de los tocayos como escenificación del «tour de force» Industria-Economía. En primer lugar, se hablaba de Carlos Ocaña Pérez de Tudela, actual secretario de Estado de Hacienda, hoy expuesto con el cartel de transferible, a partir de unas supuestas desavenencias con el Vicepresidente Primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. En todo caso, se considera que Ocaña Pérez de Tudela sería un hombre de Economía, y no parece que el Ministro de Industria pueda aceptar un nombramiento tan marcado desde la Vicepresidenta Económica.

Por el contrario, en el seno del Ministerio de Industria se apunta como vivero de candidatos a sustituir al dimisionario, al equipo de asesores del Ministro y, en concreto, a otro Carlos Ocaña. En este caso, Carlos Ocaña Orbis, jefe de gabinete de Miguel Sebastián, lo que supondría, de facto, poner al frente de este departamento a un hombre de total confianza del Ministro. Su principal hándicap es su inexperiencia.

En la misma línea, también se apunta el nombre de Jorge Blázquez, otro de los asesores del ministro. Finalmente y dentro de los hombres de confianza para Miguel Sebastián también cabría apuntar los nombres de Pedro Mejía, ex Secretario de Estado de Comercio y, en la actualidad, presidente de OMEL (probablemente la solución más solvente a mano para el Ministro) y el de Maurici Lucena, director del CDTI (en su momento, su nombre, ya sonó para esta responsabilidad en el primer gobierno Zapatero).

Un nombre siempre en la nómina es el de Miguel Angel Lasheras, del que siempre se ha dicho que no quiso aceptar esta responsabilidad porque el máximo responsable de energía no tenía rango de Secretario de Estado (cuestión que cambió con la decisión del actual Ministro y el nombramiento de Marín). Lasheras tiene relación con Miguel Sebastián a través de Intermoney y buenas relaciones con la actual presidenta de la CNE, Maite Costa, sobre la que ha ejercido indudable influencia.

Otro de los candidatos en la lista es Ramón Pérez Simarro, vinculado directamente con el ex ministro de Industria, Claudio Aranzadi. Pérez Simarro ya tuvo esta responsabilidad en anteriores gobiernos socialistas, siendo máxima autoridad energética. Previamente, había desempeñado el cargo director general de Energía con el entonces Secretario General de Energía, Víctor Pérez Pita, al que sustituyó, y Secretario General Técnico del Ministerio de Industria. En ese el período en que Pérez Simarro fue secretario general de energía, se aprobó la LOSEN. (Ley de Ordenación del Sistema Eléctrico Nacional), embrión del proceso de liberalización posterior. En la actualidad está en la Fundación Repsol.

También se ha enunciado el nombre de Alberto Lafuente, quien también fuera Secretario General de Energía, pero se encuentra recién nombrado Presidente de la Comisión Nacional de Servicios Postales, lo cual hace prácticamente improbable su nombramiento como SEE. Y, finalmente, con un perfil muy académico y considerado un «pope», se apunta a Juan Ignacio Pérez Arriaga, hombre con un perfil internacional, y que en la actualidad es presidente del órgano regulador eléctrico de Irlanda e Irlanda del Norte. Arriaga es autor del Libro Blanco de la Electricidad por encargo del entonces Ministro de Industria José Montilla y responsable de una cátedra en la Universidad Pontificia de Comillas, institución que se ha convertido en un verdadero «think tank» dentro del sector. Parece que hay pocas posibilidades de que el actual Director General de Energía, Antonio Hernández, tenga algún chance al respecto.

Por otra parte, el hecho del corto plazo de duración del nombramiento (prácticamente un año y medio) refuerza la idea de que el sustituto de Marín se tenga que buscar entre los más afines ideológicamente, con militancia y carné del PSOE. Así, entraría en juego el plano ideológico y relacionados con los colectivos retroprogresivos, contrarios al proceso de liberalización y partidarios de los postulados que se defienden en el Informe de Costes y Precios. En esta órbita, se deslizan dos nombres procedentes de este vivero, como propuestas de nuevo Secretario de Estado: Mariano Bacigalupo y Alberto Carbajo.

Mariano Bacigalupo Saggese, actual Vicesecretario del Consejo y Director de la Asesoría Jurídica de la Comisión Nacional de Energía, está unido intelectualmente a través de su mentor intelectual, el jurista Luciano Parejo, al consejero de la CNE Jorge Fabra (autor del Informe de Costes y Precios contrario al modelo de liberalización). Bacigalupo es, además, esposo de Teresa Ribera, actual Secretaria de Estado de Medio Ambiente. Su nombramiento produciría por primera vez que en los segundos niveles del gobierno hubiese un matrimonio a todos los efectos, más allá de pareja de hecho y de lecho.

El segundo nombre cercano a estas posiciones retroprogresivas es el del Director de Operador de Sistema radicado en Red Eléctrica de España, Alberto Carbajo. A Carbajo, ingeniero de minas y Director General de Minas, se le considera el instrumentador de medidas de corte fuertemente intervencionista desde REE. De hecho, se le atribuye haber pergeñado el engendro del modelo que además lo han censurado las autoridades judiciales española y comunitaria de incorporación del carbón como restricción técnica, una propuesta cuyo formato solo podría partir del operador de sistema. Si bien, se cuestiona su papel al frente del Operador de Sistema, el hecho de proporcionar mayor responsabilidad podría ser considerado una debacle. En todo caso, el nombramiento de Carbajo, sería un signo de una sumisión plena del Ministerio de Industria, a los designios de REE y de su presidente Luis Atienza. Próximo a este colectivo, también se habla de Enrique Giménez Larrea, que fue Director General del IDEA.

En todo caso, que lo sepan, es posible que encuentren un anuncio buscando Secretario de Estado de Energía.

El precio del crudo acaba al alza otra semana volátil a la espera de decisiones del G20

La volatilidad en el mercado del petróleo ha ido a la par de la fluctuación del dólar con respecto a otras divisas, que ha sido el principal resorte de los cambios en el valor del «oro negro» en las últimas semanas.

El debate sobre la «guerra de divisas» y sus potenciales peligros para la recuperación económica ha llevado la preocupación a los mercados, que esperan al respecto alguna señal de la cumbre del G20 que se celebra en Corea del Sur.

Los ministros de Finanzas del grupo que reúne a las economías industrializadas y emergentes acordaron ya rechazar «la devaluación competitiva de las divisas», una acusación que EEUU y la UE han lanzado repetidamente contra China, que mantiene de forma artificialmente bajo el yuan para favorecer sus exportaciones.

Así las cosas, en Nueva York el crudo de Texas cerró el viernes la semana con un ascenso del 1,4% y terminó a 81,69 dólares por barril (159 litros), apuntándose 44 centavos respecto al precio de cierre de la semana anterior.

El Brent, en Londres, siguió una estela parecida, al aumentar su precio el viernes un 1,3% en el mercado de futuros de Londres y cerrar a 82,96 dólares, apuntándose una subida semanal de 51 centavos.

Por su parte, el crudo de la OPEP cerró la semana en 79,26 dólares por barril, su precio del jueves, una bajada de 1,69 dólares respecto a la semana anterior.

La semana ha estado marcada por una gran volatilidad, con jornadas de grandes pérdidas seguidas por otras de abultadas ganancias, que en conjunto, han dejado las cosas prácticamente como estaban.

Con todo, el precio del crudo ha seguido dentro de la banda de fluctuación situada entre los 75 y los 85 dólares por barril, terreno en el que se ha movido casi todo el tiempo en los últimos 18 meses.

Precisamente los analistas de Goldman Sachs, que predijeron correctamente que el petróleo se establecería sobre los 85 dólares desde diciembre de 2009, han previsto que el año que viene el crudo tenga un valor promedio de 100 dólares.

La previsión del mayor banco de inversiones del mundo a inicios de la semana se basa en el crecimiento de la demanda debido a la recuperación económica.

En la última reunión de los ministros de la OPEP la semana pasada, varios socios expresaron su preocupación por la debilidad del dólar, lo que les resta capacidad de compra, e insinuaron que estarían a favor de unos precios algo más elevados.

Sin embargo, Arabia Saudí, el mayor productor mundial de petróleo y el socio con más peso en la OPEP, se ha mostrado satisfecho con el rango de precios de 75 a 85 dólares, inferior a los 90 a 100 dólares al que aspiran otros productores, como Venezuela, Irán y Argelia, para el año próximo.

Por otra parte, el mercado también está siguiendo la situación de la tormenta tropical «Richard», que se intensificado en las últimas horas y se dirige a la península de Yucatán, por si pudiera afectar a la industria petrolera.

Otro punto de atención es la situación de Francia, donde las huelgas contra la reforma del sistema de pensiones están afectando a las refinerías y a puertos de entrada del petróleo.

La semana entrante los inversores estarán también atentos a posibles decisiones no convencionales de la Reserva Federal estadounidense para estimular la economía, una vez que los tipos se encuentran por debajo del 0,25%.

Al avanzar esta decisión la Reserva Federal también ha contribuido a debilitar el dólar, que a su vez ha encarecido el petróleo.

El precio del crudo acaba al alza otra semana volátil a la espera de decisiones del G20

La volatilidad en el mercado del petróleo ha ido a la par de la fluctuación del dólar con respecto a otras divisas, que ha sido el principal resorte de los cambios en el valor del «oro negro» en las últimas semanas.

El debate sobre la «guerra de divisas» y sus potenciales peligros para la recuperación económica ha llevado la preocupación a los mercados, que esperan al respecto alguna señal de la cumbre del G20 que se celebra en Corea del Sur.

Los ministros de Finanzas del grupo que reúne a las economías industrializadas y emergentes acordaron ya rechazar «la devaluación competitiva de las divisas», una acusación que EEUU y la UE han lanzado repetidamente contra China, que mantiene de forma artificialmente bajo el yuan para favorecer sus exportaciones.

Así las cosas, en Nueva York el crudo de Texas cerró el viernes la semana con un ascenso del 1,4% y terminó a 81,69 dólares por barril (159 litros), apuntándose 44 centavos respecto al precio de cierre de la semana anterior.

El Brent, en Londres, siguió una estela parecida, al aumentar su precio el viernes un 1,3% en el mercado de futuros de Londres y cerrar a 82,96 dólares, apuntándose una subida semanal de 51 centavos.

Por su parte, el crudo de la OPEP cerró la semana en 79,26 dólares por barril, su precio del jueves, una bajada de 1,69 dólares respecto a la semana anterior.

La semana ha estado marcada por una gran volatilidad, con jornadas de grandes pérdidas seguidas por otras de abultadas ganancias, que en conjunto, han dejado las cosas prácticamente como estaban.

Con todo, el precio del crudo ha seguido dentro de la banda de fluctuación situada entre los 75 y los 85 dólares por barril, terreno en el que se ha movido casi todo el tiempo en los últimos 18 meses.

Precisamente los analistas de Goldman Sachs, que predijeron correctamente que el petróleo se establecería sobre los 85 dólares desde diciembre de 2009, han previsto que el año que viene el crudo tenga un valor promedio de 100 dólares.

La previsión del mayor banco de inversiones del mundo a inicios de la semana se basa en el crecimiento de la demanda debido a la recuperación económica.

En la última reunión de los ministros de la OPEP la semana pasada, varios socios expresaron su preocupación por la debilidad del dólar, lo que les resta capacidad de compra, e insinuaron que estarían a favor de unos precios algo más elevados.

Sin embargo, Arabia Saudí, el mayor productor mundial de petróleo y el socio con más peso en la OPEP, se ha mostrado satisfecho con el rango de precios de 75 a 85 dólares, inferior a los 90 a 100 dólares al que aspiran otros productores, como Venezuela, Irán y Argelia, para el año próximo.

Por otra parte, el mercado también está siguiendo la situación de la tormenta tropical «Richard», que se intensificado en las últimas horas y se dirige a la península de Yucatán, por si pudiera afectar a la industria petrolera.

Otro punto de atención es la situación de Francia, donde las huelgas contra la reforma del sistema de pensiones están afectando a las refinerías y a puertos de entrada del petróleo.

La semana entrante los inversores estarán también atentos a posibles decisiones no convencionales de la Reserva Federal estadounidense para estimular la economía, una vez que los tipos se encuentran por debajo del 0,25%.

Al avanzar esta decisión la Reserva Federal también ha contribuido a debilitar el dólar, que a su vez ha encarecido el petróleo.

El precio del crudo acaba al alza otra semana volátil a la espera de decisiones del G20

La volatilidad en el mercado del petróleo ha ido a la par de la fluctuación del dólar con respecto a otras divisas, que ha sido el principal resorte de los cambios en el valor del «oro negro» en las últimas semanas.

El debate sobre la «guerra de divisas» y sus potenciales peligros para la recuperación económica ha llevado la preocupación a los mercados, que esperan al respecto alguna señal de la cumbre del G20 que se celebra en Corea del Sur.

Los ministros de Finanzas del grupo que reúne a las economías industrializadas y emergentes acordaron ya rechazar «la devaluación competitiva de las divisas», una acusación que EEUU y la UE han lanzado repetidamente contra China, que mantiene de forma artificialmente bajo el yuan para favorecer sus exportaciones.

Así las cosas, en Nueva York el crudo de Texas cerró el viernes la semana con un ascenso del 1,4% y terminó a 81,69 dólares por barril (159 litros), apuntándose 44 centavos respecto al precio de cierre de la semana anterior.

El Brent, en Londres, siguió una estela parecida, al aumentar su precio el viernes un 1,3% en el mercado de futuros de Londres y cerrar a 82,96 dólares, apuntándose una subida semanal de 51 centavos.

Por su parte, el crudo de la OPEP cerró la semana en 79,26 dólares por barril, su precio del jueves, una bajada de 1,69 dólares respecto a la semana anterior.

La semana ha estado marcada por una gran volatilidad, con jornadas de grandes pérdidas seguidas por otras de abultadas ganancias, que en conjunto, han dejado las cosas prácticamente como estaban.

Con todo, el precio del crudo ha seguido dentro de la banda de fluctuación situada entre los 75 y los 85 dólares por barril, terreno en el que se ha movido casi todo el tiempo en los últimos 18 meses.

Precisamente los analistas de Goldman Sachs, que predijeron correctamente que el petróleo se establecería sobre los 85 dólares desde diciembre de 2009, han previsto que el año que viene el crudo tenga un valor promedio de 100 dólares.

La previsión del mayor banco de inversiones del mundo a inicios de la semana se basa en el crecimiento de la demanda debido a la recuperación económica.

En la última reunión de los ministros de la OPEP la semana pasada, varios socios expresaron su preocupación por la debilidad del dólar, lo que les resta capacidad de compra, e insinuaron que estarían a favor de unos precios algo más elevados.

Sin embargo, Arabia Saudí, el mayor productor mundial de petróleo y el socio con más peso en la OPEP, se ha mostrado satisfecho con el rango de precios de 75 a 85 dólares, inferior a los 90 a 100 dólares al que aspiran otros productores, como Venezuela, Irán y Argelia, para el año próximo.

Por otra parte, el mercado también está siguiendo la situación de la tormenta tropical «Richard», que se intensificado en las últimas horas y se dirige a la península de Yucatán, por si pudiera afectar a la industria petrolera.

Otro punto de atención es la situación de Francia, donde las huelgas contra la reforma del sistema de pensiones están afectando a las refinerías y a puertos de entrada del petróleo.

La semana entrante los inversores estarán también atentos a posibles decisiones no convencionales de la Reserva Federal estadounidense para estimular la economía, una vez que los tipos se encuentran por debajo del 0,25%.

Al avanzar esta decisión la Reserva Federal también ha contribuido a debilitar el dólar, que a su vez ha encarecido el petróleo.