Calma, tensión y calditos

La calma puede ser la resultante de los conflictos subterráneos y la anulación de fuerzas obligada por las circunstancias. Lo que está claro es que las palabra tensión está en las últimas horas en la boca de todos, al mismo tiempo que los calditos, lo que nos devuelve a la diplomacia de los manteles, que tanto nos es propia y de la que nadie es ajeno. En muchos casos, estamos hablando de sopa muy caliente y en otros la sopa se ha quedado fría.

La operación sobre Iberdrola en el tejado. Modelo sopa ardiendo. La operación anunciada de EDF sobre Iberdrola sigue concitando un número importante de declaraciones y de posiciones desde el punto de vista de los gobiernos autónomos y de los accionistas principales. Parece que ha para de concitar reacciones encontradas y, de todas formas, ya nada será como se tenía previsto en su momento inicial, cuando se formó el imaginario de la operación y sus adalides. Seguramente en estas dos semanas de campaña electoral entrará en período de mayor latencia, pero lo que es claro es que ha logrado poner a todo el mundo de uñas, ante la posibilidad de que Iberdrola se fragmente o entre en manos de una empresa pública, curiosa paradoja de la asimetría comunitaria y liberalizadora. Bien es cierto que la Unión Europea ha cuestionado la ley Rato, pero también es cierto que de ahí a que sea entendible y exista legitimidad para acabar con un sector energético triturado regulatoriamente (frente al proteccionismo de otros países), que es lo que se ha puesto de manifiesto tanto a nivel general, accionarial y por Comunidades Autónomas media un abismo.

Los proyectos regulatorios y la planificación energética siguen en ciernes. Modelo sopa fría. El documento de Planificación Energética 2030 desapareció de la agenda política y de la actividad de la Secretaria General de Energía. Ahora se le menciona tangencialmente en las intervenciones que tienen que ver con la próxima legislatura. En todo caso, no se hacen públicas las previsiones de la planificación energética para 2030, ni de los primeros estudios redactados, así como de importantes proyectos regulatorios que habitan en los cajones. Inclusive, el teórico retorno al Parlamento del Real Decreto Ley de devolución de los derechos de emisión, el futuro de la configuración de los operadores de sistema y transporte bajo el modelo ISO.

Las estrategias personales de los protagonistas en el ámbito energético. Modelo toma tres tazas. También es momento de estrategias personales, la nueva legislatura será el momento en el que se renueven cuatro puestos del Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía, esto es en el regulador independiente. Nadie es ajeno que estas elecciones que se decidirán por foto-finish, y por ello, los actuales “responsables” de la administración energética, Clos y Nieto (y también la propia Maite Costa, a su manera, sin olvidar a Luis Atienza) calibrarán cual es el futuro que les depara tras estas elecciones. Desde que, el Ministerio de Economía adquiera un papel más firme y central en la administración económica, a que se produzca el cambio de los responsables, que aunque procedan también de la esfera cercana a Catalunya, puede incluir con toda probabilidad un relevo dados los resultados de este grupo. También, en función de los resultados electorales, podrían devenir a una mayor presencia del PNV y de Convergencia y Unió, lo que podría alterar el régimen de fuerzas y las expectativas futuras. Y, no digamos nada de la debacle para todas estas previsiones, si la victoria finalmente es para el Partido Popular, aunque precise también de acuerdos parlamentarios. Todo esto es produce de forma paralela a las esas oscilaciones importantes de presencia en medios de los protagonistas de esta película: unos aparecen, mientras otros se ponen de perfil.

La industria fotovoltaica y su proceso de negociación. Modelo caldo gordo. Hay que ser consciente del mal momento para iniciar (o para proseguir) unas negociaciones con esta Secretaria General de Energía, cuyo carácter rocoso en las negociaciones es conocido el sector (al menos con las empresas y sectores de nuestro país). Un momento preelectoral, en el que ‘no se mueve un papel’ entraña enormes dificultades para la secuencia que exige una negociación, con lo que parece claro que todo se traslada a la próxima legislatura. Quiere decirse que no se abren cuestiones de relieve a la espera del día después. Pero el hecho es que, con una técnica muy parecida a la que pudimos seguir en el caso de la negociación con la industria eólica, la negociación con la industria fotovoltaica sigue a su manera: patadas al balón hacia delante, empujón para calmar las aguas, ausencia de calendarios en la negociación, y mucha inconcreción.

Para cuando hay tensión, lo mejor son las sopas y caldos.

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