Bruselas estudia reforzar sus normas de seguridad nuclear ante la alerta vivida en Japón

El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, convocó el encuentro con carácter preventivo para revisar los niveles de seguridad de las centrales europeas y extraer lecciones de lo ocurrido en Japón, indicó una portavoz comunitaria.

En principio, estaba previsto que asistieran a la reunión sólo los directores de las plantas nucleares europeas, las compañías que las gestionan, las autoridades nacionales en materia de seguridad y expertos de los Veintisiete, pero Oettinger decidió posteriormente extender la invitación a los ministros de Energía de la UE, según confirmó su portavoz, Marlene Holzner.

Esto no convierte a la reunión en un Consejo de Ministros de Energía, puesto que la iniciativa de la convocatoria ha partido de la Comisión Europea y no de la Presidencia de turno de la Unión Europea. La asistencia del ministro español de Industria y Energía, Miguel Sebastián, no ha sido confirmada de momento.

La Comisión no pudo confirmar si las políticas adoptadas por países como España, Alemania o Bélgica de alargar la vida de las centrales nucleares vayan a ser motivo de discusión mañana y se limitó a decir que ese tipo de decisiones no competen a Bruselas sino a los gobiernos nacionales.

La Unión Europea dispone en la actualidad de una directiva en materia de seguridad nuclear que se limita a reflejar los estándares internacionales y confía a sus Veintisiete estados miembros la labor de tomar medidas en este sentido, de manera que los Veintisiete son los responsables de conceder licencias y revisar si se cumplen los requisitos mínimos.

España y la mayoría de los 27, «muy favorables» a realizar pruebas de estrés a las centrales nucleares

En paralelo, la situación en Japón fue discutida de manera informal
por los ministros europeos de Medio Ambiente, que acogieron de manera «muy favorable» la propuesta del titular austríaco, Nikolaus Berlakovich, de someter a todas las centrales nucleares europeas a pruebas de resistencia para evaluar su seguridad ante catástrofes como la ocurrida en Japón, según indicó la secretaria de Estado de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), Teresa Ribera.

«Voy a solicitar que se organicen test de resistencia de las centrales nucleares. Esto debe hacerse rápido», señaló Berlakovich.

Austria, un país tradicionalmente contrario a la energía nuclear y especialmente crítico con las decisiones de países como Alemania y España de alargar la vida de las centrales, cuestionó el grado de preparación de las plantas europeas para resistir terremotos, así como el funcionamiento del sistema de refrigeración de los reactores.

«En general, la reacción ha sido muy favorable porque hemos observado que han coincidido en valorar que es importante siempre ultimar, apurar, cualquier oportunidad de mejora», declaró a los medios en rueda de prensa en Bruselas. Ribera reiteró que «ha sido una iniciativa bien acogida, bienvenida por parte de todos los Estados miembros», si bien ha matizado que «lógicamente» han de ser los «responsables sectoriales los que lo hagan».

Asimismo, el grupo socialista en la Eurocámara pidió que las 143 centrales nucleares de la Unión Europea se sometan a test de estrés para verificar si podrían resistir a un terremoto como el que afectó a Japón, o a un atentado terrorista.

«A la luz de lo ocurrido en Japón, necesitamos revisar de nuevo los estándares de seguridad de los reactores nucleares de Europa«, dijo el presidente de la comisión de Medio Ambiente de la Eurocámara, Jo Leinen.

Los reactores europeos «no se verán afectados por un tsunami, por supuesto, pero hay otros riesgos, incluyendo un atentado terrorista», que tendrían un grave impacto «en el muy poblado continente europeo», alertó el parlamentario socialista.

En cualquier caso, la comisaria de Acción Climática, Connie Hedegaard, admitió que el accidente de la central de Fukushima es «grave» pero ha pedido «mantener la calma».

«Tenemos 143 centrales nucleares en Europa. Así que, pase lo que pase, la energía nuclear estará aquí durante algún tiempo. Lo realmente importante es hacer frente a los problemas de seguridad», dijo.

Además, recordó que los Estados miembros tienen de plazo hasta el verano para introducir en sus respectivas legislaciones nacionales la directiva comunitaria sobre seguridad nuclear.

Por su parte, Teresa Ribera recalcó que «los umbrales de seguridad» en Europa son «muy altos» y que los riesgos y las causas de la alarma en Japón está «muy lejos» de la situación en la Unión Europea.

«Las condiciones tan particulares que están en el origen de los riesgos que está atravesando Japón no son condiciones propias ni generalizadas en el nivel europeo, pero conviene siempre analizar, ver y mejorar en la medida en que sea posible mejorar», añadió.

Sin embargo, Ribera defendió «eliminar» de manera progresiva la energía fósil y nuclear para avanzar hacia las energías renovables, al tiempo que lamenta que la Unión Europea «hace poco» por transformar la producción energética.

Merkel suspende tres meses la prórroga de las nuevas nucleares y paraliza las plantas más antiguas

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, confirmó la suspensión, durante un plazo de tres meses, de la reciente ley que permite la prórroga del funcionamiento de las centrales nucleares del país, en respuesta al debate generado sobre esta industria tras el terremoto de Japón.

«Suspenderemos la extensión de la vida de las plantas nucleares de Alemania, decidida recientemente. La moratoria durará tres meses», afirmó la canciller, quien advirtió de que las pruebas de seguridad que se realizarán próximamente se harán «sin tabúes».

Los acontecimientos en Japón suponen «un corte en la historia del mundo tecnificado» y las fugas radiactivas como consecuencia del terremoto y posterior tsunami han mostrado que «la energía atómica no está preparada para hacer frente a la violencia natural».

Además, anunció la paralización de las siete plantas atómicas mas antiguas del país (Unterweser, Biblis A y B, Philipsburg I, Isar I, Neckarwestheim I y Brunsbüttel) mientras dure la moratoria de tres meses para verificar la seguridad de las centrales nucleares del país teutón. La desconexión afecta a «aquellas plantas que fueron construidas antes de 1980», mientras que las de construcción posterior podrán continuar funcionando con normalidad mientras dure la moratoria de tres meses, dijo Merkel.

Asimismo no retornará a la red en los próximos tres meses la planta nuclear de Krümmel, construida en 1983, pero que actualmente se encuentra paralizada, tras sufrir varias averías.

Alemania cuenta con 17 plantas atómicas –la más antigua tiene 34 años– operadas por E.ON, RWE, EnBW y Vattenfall. La prórroga aprobada en septiembre implicaba el alargamiento de la vida de estos reactores una media de docena años.

A corto plazo, la medida significará el cumplimiento del calendario de cierre de centrales previsto antes de la prórroga aprobada en septiembre. Así, dijo Merkel, las plantas que debían cerrar durante los próximos tres meses cumplirán el calendario fijado inicialmente y los afectados, según fuentes de su coalición serán los dos reactores más antiguos: el de Neckarwestheim 1, operada por EnBW, y el de Biblis A, bajo control de RWE.

El ministro de Medio Ambiente, Norbert Roettgen, confirmó que una de las plantas de próximo cierre debería ser la de Neckarwestheim 1 y ya adelantó que las instalaciones que cesen su actividad en estos tres meses previsiblemente no la retomarán.

Suiza, Finlandia, Suecia, Polonia, Francia e Italia también reaccionan

Asimismo, las autoridades suizas anunciaron la suspensión de las licencias para la construcción de tres centrales nucleares para revisar las normas de seguridad a raíz del incidente nuclear ocurrido en Japón. «La seguridad es nuestra principal prioridad», declaró la ministra de Energía, Doris Leuthard, máxima responsable de cuestiones de seguridad y energía nuclear.

Suiza cuenta con cinco reactores nucleares en funcionamiento que generan aproximadamente el 40 por ciento de la electricidad que consume el país. Sin embargo, varias de las centrales acaban su vida útil en los próximos años, por lo que el Gobierno había aprobado la construcción de tres nuevas plantas que entrarían en funcionamiento a mediados de 2012.

También las autoridades finlandesas anunciaron una revisión de las medidas de seguridad de los reactores nucleares. «Hemos acordado con la STUK una revisión de los riesgos de seguridad y del suministro eléctrico y su funcionamiento en todas las situaciones», señaló el ministro de Asuntos Económicos, Mauri Pekkarinen en referencia a la autoridad nuclear finesa.

Sin embargo, el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, reafirmó su intención de continuar con su actual política nuclear. En 2009 el Gobierno, de centro-derecha, anunció la anulación de la eliminación de las centrales nucleares aprobada en 1980 en referéndum.

«La decisión sigue en pie», afirmó Reinfeldt. «Tenemos que hacer todo lo que podamos para situar la seguridad en primer plano e intentar hallar una vía para producir energía con el menor impacto posible sobre el medio ambiente, con la menor utilización de combustibles fósiles y de recursos naturales finitos», dijo. Suecia cuenta con diez reactores nucleares en funcionamiento que suministran aproximadamente el 50 por ciento de la electricidad del país.

Por su parte, el primer ministro polaco, Donald Tusk, aseguró que Polonia mantiene sus planes de contar con dos centrales nucleares para el año 2030, a pesar de que la crisis provocada por el terremoto en Japón ha elevado el número de opositores a este tipo de energía.

«Las plantes nucleares serán seguras y no retiraremos nuestros planes», explicó Tusk y recordó que el país centroeuropeo no es una zona donde exista riesgo de seísmos de elevada intensidad

Se prevé que la construcción de la primera planta polaca de energía nuclear comience en 2016, con el objetivo de que para el año 2030 Polonia cuente con dos centrales de este tipo con una capacidad total de 6.000 megavatios.

Francia, que cuenta con 58 reactores nucleares en su territorio, sacará «conclusiones útiles de los acontecimientos» en Japón, declaró el primer ministro galo, François Fillon.

«Francia, implicada en el desarrollo de la energía nuclear desde hace numerosos años, siempre ha privilegiado al máximo la seguridad en la construcción y explotación de sus instalaciones«, declaró Fillon.

Finalmente, la ministra de Medioambiente de Italia, Stefania Prestigiacomo, dijo que, pese a la alerta en Japón por el riesgo de catástrofe nuclear tras el terremoto, el Gobierno italiano no ha cambiado de idea con respecto a su decisión de volver a producir este tipo de energía, tras más de 30 años sin hacerlo.

Prestigiacomo recordó que el Ejecutivo decidió establecer una agencia de seguridad sobre la energía nuclear y que se fijaron criterios muy precisos sobre la actividad sísmica en el territorio para establecer la ubicación de las centrales.

La titular de Medio Ambiente comentó que la decisión de «salir del nuclear» adoptada por Italia, después del accidente de Chernóbil, penalizó al país transalpino en los últimos años. En Italia no se produce energía nuclear desde que en 1987, un año después del accidente de Chernobil, los italianos se expresaron en referendo contra las centrales de ese tipo en el país y las cuatro que existían fueran cerradas.

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