Argentina impulsa una ley para eximir de impuestos la producción del biodiésel de forma temporal

«El proyecto va a ser enviado a la Cámara de Diputados para dar respuesta al sector de biodiésel argentino», dijo Fernández de Kirchner en un acto en la sede del Ejecutivo. La iniciativa busca eximir al biodiésel, que sea destinado a la generación eléctrica, de la alícuota del 22% que pesa sobre el gasóleo y de la tasa del 19% del impuesto a los combustibles líquidos.

«Las maniobras de dumping de Europa» responden a que «somos muy competitivos», defendió la presidenta argentina. «Si no bajamos los impuestos al biodiésel aumentaría (el precio de) este producto y lo hacemos para que el costo no lo pague el consumidor», explicó.

La mandataria indicó que la exención impositiva será provisional, «mientras dure la restricción de ingreso del biodiésel argentino en Europa». Según Fernández, esa iniciativa se impulsa «para contrarrestar esta verdadera medida contra el libre comercio» adoptada por la Unión Europea.

En noviembre de 2013, la Unión Europea oficializó un aumento de los aranceles a las importaciones de biodiésel producido en Argentina e Indonesia, lo que afectó una de las fuentes de ingresos del país suramericano que sufre actualmente una falta de divisas extranjeras.

La medida «antidumping» europea, por la que en diciembre último Argentina planteó una reclamación formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), impone un derecho de importación de entre 216,6 y 245,6 euros por tonelada, canon que para el país suramericano genera el cierre del mercado europeo para su biodiésel.

Argentina, uno de los mayores productores y exportadores mundiales de este producto, y que tenía a la Unión Europea como su principal comprador, calculó que la medida, que rige desde el 27 de noviembre de 2013 y por un plazo de cinco años, afecta a exportaciones anuales por 1.500 millones de dólares.

Al imponer la tasa, que es en promedio de un 25% sobre el precio del producto importado, Bruselas alegó que el carburante argentino competía de manera desleal con el biodiésel europeo, pues los productores argentinos se beneficiaban de una ventaja injusta al tener acceso a materias primas a precios «artificialmente bajos». Buenos Aires, en tanto, sostiene que la industria europea, en contraposición a la argentina, está «sobredimensionada» y carece de la disponibilidad de materia prima.

«Son medidas para-arancelarias para que no entre el biodiésel argentino, que es realmente muy competitivo. No fue por casualidad que nos convertimos en el primer exportador mundial, sino por una decisión del Estado argentino, a través de leyes y promociones fiscales que favorecieron la inversión en plantas que ascienden en la actualidad a 33, con 1.600 trabajadores», destacó Fernández de Kirchner.

«Estamos ante una verdadera guerra comercial y nuestra obligación institucional es proteger y ayudar a aquellos que están con dificultades», añadió la mandataria.

En diciembre pasado, el Gobierno ya subió el porcentaje de componentes renovables que deben estar presentes en la mezcla obligatoria del gasóleo tradicional, que pasó del 8% al 10%, para hacer frente a los efectos adversos en el sector del biodiésel a partir de la medida adoptada por la Unión Europea.

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