Truco o trato en las políticas españolas respecto al cambio climático

La ex Ministra de Medio Ambiente y embajadora ante la OCDE, Cristina Narbona, afirmaba en una entrevista en La Vanguardia publicada ayer, con motivo de la reunión preparatoria (o minicumbre) en Barcelona de la Cumbre de Copenhague que tendrá lugar los próximos cinco días, la necesidad de eliminar las ayudas y subsidios a los combustibles fósiles, incluido el carbón (Cristina Narbona: «Hay que dejar de dar subsidios al carbón»). La ex Ministra, fue inquirida nuevamente por la periodista apelando al problema social de la minería (problema hoy magnificado interesadamente por la incapacidad política de gestión, de regeneración y de reforma: la gran reconversión se hizo en los años 80).

Malos tiempos para realizar unas afirmaciones de ese calado, o buenos, según se vea. El tema del cambio climático está en todos los medios de comunicación con una vigencia enorme. Y, en cambio, nuestro país, en medio de ese “frame” informativo, se halla en el trámite en el que la CNE estudia la viabilidad de implantar un mecanismo que ‘priorice’ el carbón nacional en la generación eléctrica mediante un Real Decreto. Una noticia que puede aguarle perfectamente al presidente Zapatero la Cumbre de Copenhague, donde teóricamente íbamos de lideres de cambio climático y energías renovables, en una política de apariencias, así como la propia Presidencia de turno de la Unión Europea.

En tal caso, y por oposición, miren lo bien que se porta la nueva Ministra de Medio Ambiente, Rural y Marino que no ha dicho esta boca es mía con respecto al tema del carbón. Y, desde la responsable de la Secretaría de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, se ha apuntado nuevamente la expresión de “la palabra dada” para justificar el estropicio del incremento del apoyo al carbón nacional. Nuestro medioambiente está en buenas manos. Sobre todo, porque cuando a uno sólo le queda el argumento de la palabra dada, es que no le queda ninguno más. Y todo un país tendrá que “pencar” con las consecuencias de mantener a sangre y fuego la palabra dada. Lo que pasa es que con la palabra dada (y dada por otro) no se gestiona, no se gobierna y, como propuesta, el reconocimiento de errores públicos o de promesas nefastas, tampoco estaría nada mal, toda vez que parecemos condenados a sufrir un ultramontanismo del programa que parece de «La venganza de Don Mendo». En todo caso, había otras formas de abordar las promesas, menos costosas y más pensadas.

Cristina Narbona, por tanto, engrosa la nómina de ex Ministros que directamente o de facto, contrarían las indicaciones del Presidente: personas ‘non gratas’ con las políticas presidenciales. Sobre todo para un presidente que no puede soportar bien la existencia de una cierta disidencia y dialéctica política. Miren ustedes el resquemor que a veces se ha disipado por los intersticios de las declaraciones respecto a Miguel Ángel Fernández Ordóñez. O el enfado sordo que guardan con el Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia. Eso sin contar el procedimiento del portazo del ex Vicepresidente Económico, Pedro Solbes, y de los ex Ministros, Jordi Sevilla, Cesar Antonio Molina y Bernat Soria. En el fondo es la lucha de la inteligentsia contra Leire Pajín.

Lo único bueno (y evidentemente, no es que sea bueno para el país, para el sector energético o para el medioambiente), es que el gobierno no da el espectáculo de otras ocasiones y de descoordinación al que ya nos tiene acostumbrados y que le han hecho característico. Han funcionado los guiños y las pleitesías en todo caso y nadie se ha salido del guión, ni de la foto.

Por que lo único que se ha ido de madre es precisamente eso, el marco, el ‘frame’. El que ahora, la realidad hasta diciembre en la Cumbre de Copenhague, nos tenga un día sí y otro también el problema del cambio climático encima de la mesa. Es todo lo que gira alrededor lo que se ha descontrolado. Aquí la incoherencia sólo está en las políticas, casi nada. En lo mollar. En pretender aparecer como los líderes de la lucha contra el cambio climático y tener en el cajón una política medioambiental y energética contradictoria y contraproducente por orden directa del Presidente, mediante el procedimiento del bisagrazo.

La pena del telediario para el Real Decreto de aumento de la producción eléctrica mediante carbón nacional

Por otra parte, a la cuestión del Real Decreto ideado para impulsar la generación de electricidad mediante carbón nacional le está llegando la pena del Telediario, es decir, empieza a extenderse como una mancha de aceite su difusión en los medios más generalistas. Y todo con un tono bastante crítico, por cierto. Sin ir más lejos, el diario El País, le dedica su editorial de hoy Parches y Retrocesos, algo de lo que se han hecho eco todas las emisoras de radio (incluyendo comentarios acerados) y resúmenes en los medios digitales. Hoy, además, los activistas de Greenpeace despliegan pancartas desde la Sagrada Familia para llamar la atención sobre las políticas para evitar el cambio climático. Además, desde el exterior damos fe del seguimiento que se está efectuando desde distintos organismos, expertos y analistas. Nuestra política en el terreno del cambio climático se pasea ahora en el exterior con grilletes imaginarios, en medio de la polémica sobre los esposas reales utilizadas con los presuntos corruptos en nuestro país.

Y lo que ha quedado en entredicho, es la política energética, la construcción del mercado eléctrico y la política medioambiental cada vez más difuminada en el marco del Ministerio que surgió del frío de una reordenación e integración endógena temática “a la francesa”. La utilización de los argumentos ecologistas y la manifestación filistea e hipócrita de la ejecutoria de la política ambiental. Pasada la noche de Halloween en la que los infantes acuden de casa en casa con una pregunta y un dilema a la espera de conseguir la golosina, la pregunta que precede al engaño respecto a la política española en materia de cambio climático es, ¿truco o trato?

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