Teoría del marco

Teléfono rojo. Volamos hacia Moscú. Sucede que, en medio de toda la actividad incesante desatada a raíz de la operación de adquisición del casi 30 % de Repsol por parte de Lukoil, se ha publicado el libro de memorias de Juan Negrín, en las que se asocia uno de esos mitos, que es el del “oro de Moscu”. Evidentemente la asociación de ideas no es especialmente positiva con la pretensión de la petrolera rusa, con la forma en que se ha producido su aparición en el tablero energético sectorial español, con una fuerte reacción contraria y con el trasfondo de las consecuencias y repercusiones de la operación para Sacyr Vallehermoso, ya sea para bien o para mal. Sobre todo porque la arborescencia de los implicados y cercanos en la operación da vértigo, desde la perspectiva de los propios intereses de los mismos, y el número de nombres se multiplica por momentos.

Además habría que reflexionar que una operación así, de producirse en el marco intraeuropeo intervendrían múltples instancias, desde los órganos de regulación nacionales al Tribunal de Justicia, pasando por la Comisión Europea. En cambio, en esta operación con una empresa extracomunitaria, con límites difusos en comportamientos públicos y privados, se puede entrar hasta la cocina y colocarse en el mismo punto de penalty con una facilidad pasmosa. Algo, evidentemente, no cuadra y no es simétrico, mientras que, aparentemente, se desvanecen las opciones de la operación.

Duelo al sol. Otro de los “marcos” en que nos hemos situado es la existencia de situaciones anómalas o irregulares en el caso de las instalaciones de energía solar fotovoltaica y el programa de inspecciones desplegado por la Comisión Nacional de Energía. Difundido con poco “mimo”, parece que un número importante de las instalaciones investigadas, cuya situación administrativa presenta algún tipo de irregularidad (inclusive, en algún caso extremo, que se encuentra en fases muy iniciales de su instalación). El hecho es que su difusión mediática, previa a la aprobación del informe del organismo y al propio trámite de audiciencia parece que empieza a desatar dudas procesales importantes (difusión pública antes del trámite de audiencia a los interesados). Sobre todo, porque además de que los problemas aparecidos tienen que ver, en gran medida, con la tramitación en las Comunidades Autóomas.

Segundo, porque gran parte de los problemas están causados por lo que es la regulación de la economía de incentivos generada por el modelo apocalíptico del R.D. 661/2007 que puso a todos los agentes contra las cuerdas y, seguramente, las incidencias se concentraran en aquellas instalaciones urgidas en cada momento por sus respectivos cambios regulatorios y retributivos. En todo caso, sería sano para todos que estos temas se tratasen en un modelo de inspección seria, garantista, dedicada a aplicar el ordenamiento jurídico de forma rigurosa y menos dedicada a los focos y a la exclusiva, señalando además el papel de las administraciones intervinientes en cada una de sus posibles incidencias. ¿Puede ser que la inspección de 30 huertos solares, puestos en funcionamiento al borde de la nueva regulación, tenga el mismo poder mediático que Bretton Woods -3?

El agotamiento del marco. Quizá podríamos señalar que un ejemplo paradigmático de lo contrario, en materia de marco informativo, ha sido el de la energía nuclear. Habiendo asistido durante este verano a un importante conjunto de informaciones tratadas en forma de escándalo sobre la energía nuclear, y extenuados todos con la contínua pérdida de maletines con material radiactivo, cada vez que se intentaba reabrir el debate nuclear, la propuesta de llevar la vida útil de las centrales nucleares a 2030 y la repotenciación con nuevas tecnologías de generación nuclear, ha pillado sin munición y sin argumentos sólidos a los contrarios a esta tecnología. Parece que en este sentido también ha habido una repotenciación argumental, que podríamos decir muy inteligente.

La deuda interna o el déficit tarifario en la trastienda. Una parte que tiene que ver con el denso contexto que tiene lugar en el sector energético, es la necesidad de resolver el problema del déficit tarifario (cuestión que hoy ya, después de mucho tiempo, no necesita explicación didáctica, pero si solución). Tuvimos noticia de las reuniones del Ministro de Industria con los responsables de las empresas eléctricas, alguna escaramuza (infructuosa) para ‘drenar’ las primas de las renovables al Presupuesto y algún globo sonda sobre las pretensiones de renuncia que se conocían en las inmediaciones oficiales. Lo que está claro es que el déficit es el trasfondo de toda la realidad energética española actual, argumento y trama que pone a los personajes en situación. Sigue la espera y la tensión.

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