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Pedro Sánchez afirma que el «impuesto al sol» que amenaza al autoconsumo «no tiene ninguna justificación»

Europa Press / EFE.- El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, aseguró que el «impuesto al sol» con el que «amenaza» el Gobierno al autoconsumo «no tiene ninguna justificación económica, social o medioambiental«, después de visitar la instalación de autoconsumo donada por la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) al albergue Santa María de la Paz, donde señaló que «el derecho a la energía también incluye el derecho a autoproducirla».

«El autoconsumo energético es un derecho civil de todos los ciudadanos, que ayuda a ahorrar costes, a hacer a las instituciones y empresas más competitivas y a tener un mundo más limpio y sostenible desde donde construir una sociedad mejor para todas las personas», añadió al respecto el líder del PSOE. Asimismo, Sánchez subrayó que es preciso «eliminar» barreras, cargas o peajes que «frenen» la expansión del autoconsumo y promover su incorporación al sistema energético.

El Gobierno ha elaborado un borrador de normativa para el autoconsumo que fija una serie de cargas económicas para los usuarios conectados a la red con el objetivo de que contribuyan a sufragar los costes del sistema eléctrico. Para el líder del PSOE, la tramitación de esta normativa, que prevé aprobarse este mes, aunque podría retrasarse a septiembre, demuestra que «el Gobierno del PP sigue legislando sin aceptar ninguna de las aportaciones que ha recibido».

La instalación de autoconsumo donada por UNEF al albergue ha supuesto al centro «un ahorro anual de más de 5.000 euros, un 14% sobre el gasto del centro, equivalentes a las dietas anuales de 400 personas», según UNEF. Al beneficio social de la instalación, se une el hecho de que sea una energía «limpia», lo que permitirá evitar la emisión de 200 toneladas de CO2 durante los 25 próximos años.

Pedro Sánchez denuncia el «frenazo» dado por el PP a las energías renovables

Europa Press / Servimedia.- El secretario general del PSOE y candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, criticó desde el Foro de Sostenibilidad organizado por su propio partido que la respuesta del Gobierno del PP al calentamiento global y a los «desafíos medioambientales» haya sido «desoladora». Por ello lamentó el «frenazo» dado a las energías renovables, con la imposición de «reglas y cargas al autoconsumo»; además de la sustitución del principio de quien contamina, paga por el de el que pueda pagar, que contamine.

Sánchez indicó que las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse para no exponer a las generaciones futuras a «un riesgo desmedido e inaceptable». De hecho, se trata de una cuestión que «va a afectar a todo el sistema productivo del país y que va a condicionar hacia el futuro el patrón de vida de toda la sociedad». En este sentido propuso una transición energética que sitúe a España en la hoja de ruta de la Unión Europea para el 2050 en los plazos fijados, promoviendo el autoconsumo y un modelo energético basado en la electricidad «limpia» donde las ciudades sean protagonistas y estén «a la vanguardia» en la lucha contra el calentamiento global.

También incidió en que hay que «caminar hacia una energía limpia» y volvió a expresar su rechazo a las prospecciones petrolíferas en el Mediterráneo y en las Islas Canarias. Sánchez advirtió de un «riesgo de colapso económico» si se continúa con un modelo energético basado en los combustibles fósiles «, de ahí la necesidad de impulsar un cambio que tenga como prioridad la eliminación de la pobreza energética, la rehabilitación a viviendas «eficaces y renovables» y una movilidad más sostenible.

En definitiva, «se acabó el tiempo en el que las políticas ambientales eran secundarias, unas marías. Son el núcleo central de riqueza». Precisamente, Sánchez se comprometió a cambiar el enfoque tradicional de la normativa ecológica para que la sostenibilidad sea «el principio rector» del conjunto de políticas públicas. Tras criticar que se hayan «desprestigiado» los espacios de mayor valor ambiental y el hecho de que no se considere a la seguridad ambiental como un asunto de Estado, ha reiterado que los efectos del cambio climático «irán golpeando con más fuerza a futuras generaciones». Por ello, reclamó que se invierta hoy en reducir emisiones y en adaptarse para «no gastar mañana».

El PSOE en su laberinto negacionista renovable

La política renovable está causando estragos importantes en las formaciones políticas españolas. Por una parte, el PP está siendo hostigado  por parte de los afectados por la reducción de la retribución de las instalaciones renovables, operada en el marco de la reforma eléctrica. Su consecuencia principal está siendo que en las capas intermedias del denominado capitalismo popular de propietarios de huertos solares se ha desatado una formidable campaña contra los populares en varias regiones del país, afectando a parte de su electorado “natural”.

Por otra parte, la actual dirección del PSOE está azuzando el fuego con el tema renovable; en parte por la búsqueda de réditos electorales, en parte por el propio zarandeo y desmembración de sus posiciones en materia de energía que sufre internamente: ora antinuclear, ora renovables con retribución a todo trapo, ora procarbón. De hecho, recientemente Cristina Narbona afirmaba que el Gobierno de Zapatero se había equivocado en su segunda legislatura con el recorte de las primas a las renovables. Omitía, en esa misma intervención, cualquier referencia al descontrol y a los sistemas de incentivos que empujaron la burbuja renovable mientras ella ocupaba su puesto en el Consejo de Ministros.

Hace seis meses el propio Pedro Sánchez se conminaba, en esa especie de rueda de promesas electorales devastadoras en las que se enreda quién está en la oposición, a reimplantar las primas a las energías renovables, concretamente en un encuentro con productores fotovoltaicos en el feudo popular de la Región de Murcia, estableciendo así un puente emocional entre el pasado y el presente, incidiendo en el modelo de generación de burbujas, ilusión monetaria y fiebre del oro. Política de decir a cada uno lo que quiere escuchar en cada mitin.

En todo caso, con estos titulares se produce la entrada en el charco del PSOE, haciéndole el juego al PP respecto a sus críticas sobre la gestión de las renovables llevada a cabo por los socialistas, de despilfarro y burbuja renovable. Todo ello agravado por la inanidad de la propuesta realizada porque en el fondo todo el mundo sabe que ya nada será igual en el desarrollo renovable español futuro.

Quizá, bajo un atisbo de responsabilidad, lo que se tenga que plantear quien aspira a formar Gobierno no es tanto la reinstauración de un sistema retributivo endiablado, generador de burbujas, sino cómo acometer los reveses judiciales que se van a derivar de los cambios regulatorios realizados en la retribución de las mismas, operadas por cierto con altas dosis de riesgo regulatorio, inseguridad jurídica y poco diálogo con los agentes económicos de todos los sectores concernidos.

Por eso no es de extrañar cuando Felipe González se remueve actualmente desde sus posiciones de retaguardia del partido, cuando advierte del negacionismo socialista del pasado en su ejercicio de acción de Gobierno así como del adanismo de la actual dirección del partido y su desconexión con una visión de Gobierno, de Estado y de país. Algo que en energía empieza a ser altamente inquietante.

El PSOE y Podemos hablan del suministro eléctrico como un «derecho» y un «servicio social»

Servimedia / Europa Press.- El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se comprometió a establecer, cuando los socialistas lleguen al Gobierno, un «derecho mínimo» de electricidad y de gas a los que destinen más del 10% de su sueldo al recibo de la luz. Asimismo, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, aseguró que la luz y el agua «tienen que ser servicios sociales». En Castilla-La Mancha, la actual presidenta autonómica y candidata, María Dolores de Cospedal, promete una bajada del 25% en el impuesto autonómico de los carburantes.

En este sentido, el líder socialista afirmó que la lucha contra la pobreza va a ser «el centro de su política social y económica» y en ella estará combatir la llamada pobreza energética. Por ello, Sánchez propone la creación de unos consumidores vulnerables, a los que definió, «como pasa en todos los países de la Unión Europea», como aquellas personas que tengan que destinar más de un 10% de su sueldo al recibo de la luz, que tendrán unos «derechos mínimos» de energía y gas.

«Para todos ellos el PSOE, en cuanto llegue al Gobierno, definirá un derecho mínimo energético de suministro de luz, de gas y de electricidad porque se necesita para poder vivir con dignidad», explicó Sánchez. Esta propuesta la planteó tras criticar la medida del Gobierno que ha hecho subir en esta legislatura en un 60% la parte fija del recibo de la luz. «Consumáis luz o no, tendréis que pagar un 60% más, eso es, sobre todo para las personas con pocos recursos, demoledor», aseguró Sánchez.

Podemos carga contra las compañías

Por su parte, entre las medidas que propone Podemos, Pablo Iglesias ha citado la «desprivatización» de algunos servicios públicos. El secretario general de Podemos reivindica que la luz o el agua no sean mercancías. «Tienen que ser servicios sociales, no puede ser que esas compañías energéticas que se beneficiaron de una falsa liberalización en 1997 tengan el doble de beneficios que en Europa, que sean un oligopolio de capital extranjero, al tiempo que a los ciudadanos de este país se les corta la luz, se les corta el agua o se les corta el gas».

«Un Gobierno patriota no necesita envolverse en banderas, y entiende que la patria es la gente. Y un patriota no consiente que corten la luz, el agua o el gas, porque los ciudadanos no puedan pagar la factura«, subrayó. La ley, indicó, está para cumplirse, «y aquellas compañías que apliquen cláusulas abusivas tendrán que ser sancionadas porque ya está bien de que se sancione a los de abajo», dijo Iglesias.

Rebaja manchega de los carburantes

Como promesa de corte autonómico, la candidata del PP a la Junta de Castilla-La Mancha y actual presidenta, María Dolores de Cospedal, anunció que se pondrá en marcha una bajada en un 25% del Impuesto sobre las Ventas Minoristas de Determinados Hidrocarburos (IVMDH) y un plan para su paulatina desaparición. Así lo anunció la candidata del PP en un encuentro ante más de 250 empresarios, añadiendo que será al comienzo de esta legislatura cuando comience a funcionar esta nueva medida.

La rebaja del 25% supondrá pasar de pagar 4,8 céntimos por litro de combustible a 3,6 céntimos por litro de combustible una vez que se ponga en marcha esta medida, que se materializará en forma de ley. Una vez se aplique esta reducción y según la marcha de la economía y del precio del petróleo, el Gobierno regional trabajará para que este impuesto desaparezca paulatinamente. Además, se consensuará con todo el sector, según explicó Cospedal.

¿A dónde va el PSOE en energía?

Si unimos a esto la desconfianza del ciudadano español en el capitalismo y en los mercados, explotada políticamente cuando conviene, así como la pervivencia del modelo TSO, que une al operador de transporte y del sistema, con sus disfunciones e incentivos inversores y el clima social económico del país, se acrisola un magma pro intervencionista de primer orden en lo que se refiere al sector energético. Otra cuestión que influye decisivamente es la escasez de perfiles de profesionales y responsables políticos y de gobierno de un perfil liberal/gestor en el sector energético. En suma, esta realidad conforma un monopolio de interpretación energética en clave estatalista.

El hecho es que desde entonces, la política española, por muchos motivos, no es capaz de separarse de esta forma de acercamiento a la energía. Las propias intervenciones y actuaciones de la última Administración, del último inquilino del Ministerio de Industria también han seguido dando cuenta del papel de los precios de la energía en el debate político como elemento politizado. Véase, la suspensión de la liberalización completa pendiente en el sector eléctrico, o las revisiones metodológicas del butano, el episodio de abolición de las subastas, entre otras cuestiones relacionadas.

Puestos en estas coyunturas electorales, la evolución del PSOE en energía requiere atención en la medida de que los socialistas forman un partido que ocupó responsabilidades de gobierno. En definitiva, es preciso reconocer que el PSOE es un partido cuya naturaleza no se inscribe en el magma outsider que ha descolocado la reciente evolución de la política de nuestro país.

De ahí que la irrupción de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE, con la entrega de su discurso y de su programa en materia de energía a los postulados ideológicos retroprogresivos, apuntan en la dirección de la interconexión política con Podemos, con el gozne necesario de Jorge Fabra y de Economistas frente a la crisis en esta materia, con el terreno abierto y entregado sin resistencias en el partido del puño y la rosa.

Sobre todo porque la partida en el proscenio socialista tiene muchos protagonistas más o menos ocultos que o bien tienen la cuestión energética en un segundo lugar, como el caso de Felipe González, o bien se acercan a Zapatero y su inoportunidad, materializada en su actitud hooligan con el almacén Castor sin reconocer el pecado original del mismo, que era lo innecesaria de tal infraestructura.

Consumada, en la práctica, la desaparición de los liberales del PSOE como Carlos Solchaga o Claudio Aranzadi, el mutis del ex ministro Miguel Sebastián, cuya última etapa se empleó en enmendar parcialmente lo hecho en los años anteriores, y los escarceos del grupo parlamentario por tener una posición digna, formada y de equilibrio entre todas las partes, hoy los socialistas son una incógnita en manos de un solo pensamiento fuerte: el intervencionismo en la energía.

Los pasos, declaraciones y programas conocidos desde Ferraz, eso sí, trazan un puente entre socialistas y Podemos en su perfil electoral. Y es que va a ser cierta la parodia de José Mota respecto a la influencia de la coleta de Pablo Iglesias en el Comité Federal de los socialistas. Eso es, energía con coleta.