¿Puede esperar más la Comisión Nacional de Energía?

La respuesta es no, rotundamente no. Ayer conocíamos, por declaraciones del Ministro de Industria, Miguel Sebastián, que la situación de interinidad de los actuales consejeros podría demorarse hasta el mes de abril, responsabilizando de esta cuestión al Partido Popular por su falta de interlocución (no ha habido desmentido, por otra parte). Es una mala noticia, en primer lugar, porque la prolongación artificial de la actual configuración del Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía (por motivos políticos o por ausencia de acuerdo), deteriora el funcionamiento de las instituciones económicas del país, mantiendo una situación de provisionalidad y coyunturalidad rayana en situaciones de teatro del absurdo. Es una forma de languidecer que va más allá del tiempo, que tiene que ver con su “limbo” institucional, que tiene su repercusión sobre las empresas, sobre el sector y sobre la visión del sector financiero del mismo.

En este sentido, si uno sigue la última ejecutoria, los últimos estertores de la Comisión Nacional de Energía van perfilando convocatorias de sus consejos, cuyas reuniones resultan cada vez más descafeinadas y de trámite. Desde la aprobación de los informes, boletines, expedientes de solicitud de acceso, etc… Y no es, evidentemente, porque el sector energético no siga teniendo cuestiones de máximo interés y máxima prioridad que resolver en el presente más inmediato y en el futuro. Vean Vds. además la página de la CNE: desde el 26 de diciembre no hay nada publicado de ‘nuevo cuño’ y algún informe que ha sido aprobado, según reza en las notas de prensa como el de la evolución de la competencia en los mercados energéticos, sigue sin publicación.

Desde el déficit tarifario, el proceso de liberalización pendiente, los cambios en la estructura empresarial del sector energético y su estructura competitiva, varios ‘schoks’ que es preciso tener previsto y a los que ofrecer respuestas, como son las cuestiones derivadas del aprovisionamiento gasístico que se avecina, las cuestiones derivadas de las redes y la distribución, el acceso de las energías renovables, la coordinación con las Comunidades Autónomas… En fín, hay un número importante de cuestiones abiertas “de corto plazo” a las que hay que añadir la Prospectiva 2030 o la Ley de Eficiencia Energética y Energías Renovables.

En segundo lugar, hay que poner el foco o la lupa en la coyuntura política que deriva de esta demora. La justificación ofrecida por el Ministro Miguel Sebastián a esta prolongación, la ausencia de interlocutores válidos en el Partido Popular, viene a dejar al desnudo la situación del principal partido de la oposición, sumido en la guerra del espionaje y en la que Cristóbal Montoro ha sido fuertemente criticado por su gestión al frente de este área. Evidentemente, si el Partido Popular no reacciona, no podrá luego quejarse de su baja presencia en los organismos de regulación sectorial.

¿Se puede esperar más a resolver lo de la CNE? Hay otra respuesta. Bueno, poder, lo que se dice poder, se puede. Ahora, puede ser que en el afán inspector tenga que intervenir la Brigada Especial de Emergencias del Ejército en la investigación de los huertos solares y los parques eólicos. En todo caso, es mejor que este Consejo, en su interinato, siga aprobando cuestiones de puro trámite a que se centre en cuestionar la legislación vigente y, de paso, hacer ideología. Así que, ya lo saben, como esperemos más, aténganse a las consecuencias.

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